No podía creer la fantástica suerte que había tenido, ya que, aunque me resultase difícil de asimilar, estaba acostado junto a la despampanante figura desnuda de Lynn; luego de haber unido nuestros agitados cuerpos en uno solo. Y aunque en ese instante todo era felicidad, mi suerte pronto empezó a cambiar, una vez que mi adormilada pareja comenzó a sumergirse cada vez más en el glorificante mundo de los sueños.
Durante un buen rato permanecí con los ojos abiertos, disfrutando de la incuestionable dulzura que transmitía Lynn mientras dormía; y lo continue haciendo hasta prácticamente quedarme dormido. Pero luego de un par de placenteros minutos, un agónico alarido comenzó a truncar mis intenciones de descansar.
Al despertar, no podían dar fe de lo que estaba presenciando. Y es que Lynn, quien parecía un hermoso ángel mientras dormía, estaba emitiendo justo a la altura de mi oreja, un sonido tan molesto y desgarrador; que me impedía conciliar el sueño con tranquilidad.
Era increíble ver como una boca tan bonita, podía ser capaz de reproducir sonidos tan altamente desagradables. Y no sólo eso, ya que mientras roncaba, una enorme gota de su más espesa baba se estremecía entre sus finos labios; al marcado ritmo de su tersa respiración. ¡Esto no podía estar pasando!
A pesar de estar de lo más agotado, era incapaz de conciliar el sueño junto a ella; ya que sus ronquidos eran tan altamente penetrantes, como una cortadora de césped vieja.
Al ver que Lynn continuaba roncando plácidamente, decidí ir a algún otro lugar, en donde pudiese descansar con calma.
Al salir del cuarto, en lo primero en que pensé fue en visitar a Rita; pero descarté esa idea rápidamente, ya que si lo hacía, de seguro me iba a exprimir en lo que quedaba de noche. Así que, sin muchas más opciones en el horizonte; decidí ir al único lugar en el que podría tener algo de paz. "La bañera".
Una vez que estuve dentro, me bastó con cerrar mis cansados ojos levemente, para quedar profundamente adormilado.
Durante un breve lapso de mi callada estancia, todo era paz y tranquilidad. Hasta que, de manera casi repentina, sentí como la llave de la ducha comenzó a arrojarme agua en gran parte de mi atontado cuerpo; acabando de manera inmediata con lo que me quedaba de somnolencia.
Al abrir los ojos con enojo conseguí notar con algo de sorpresa, como alguien entreabría levemente la cortina de la ducha; hasta revelar su marcada silueta, junto a los primeros rayos de luz del amanecer. ¡¿Pero que rayos?!
La persona que me había despertado a tan escasas horas de la madrugada, no era otra sino Luan; quien al parecer venia dispuesta, a tomar un baño calmadamente.
Lleno de una inmensa rabia en el pecho, levanté la cabeza de la bañera; y tras cruzar las miradas brevemente, le reclamé a Luan con bastante ofuscación:
—¡Pero qué rayos Luan! ¡¿Qué haces despierta tan temprano?!
—¡Ahh! Hola Linky... ¡Pensé que el baño estaba solo! ¡Mmm! Es que me quedé a encontrar con las chicas a las 9 de la mañana en el centro, para poder ir a una barata.
—¿A las 9 de la mañana? ¡¿Y entonces porque te levantaste tan temprano?!
—Es que como siempre llego tarde a todos lados, decidí salir un poco antes, por si me vuelvo a equivocar de ruta.
A pesar del corto tiempo que había pasado en esta dimensión, no lograba acostumbrarme al cambio tan marcado de personalidades, que habían sufrido la mayoría de mis hermanas. Y es que Luan, quien desde siempre había sido una chica de lo más inteligente y digna de cuidado, ahora se había convertido en un remedo triste de mi hermana Leni.
Ya con las revoluciones un poco más calmadas, conseguí apreciar con mucho más detalle, la maravillosa silueta que tenía en frente mío.
Luan traía puesta una aclarada bata corta de color amarillo, que estaba adornada con un par de conejitos blancos a la altura de su vientre; los cuales la hacían lucir absolutamente adorable.
Al ver la manera tan fija con la que en ese instante la miraba, Luan me dice a la cara con bastante ingenuidad:
—Linky, ¿Y por qué no estás durmiendo en tu alcoba?
En ese momento no podía decirle la verdadera razón por la que había amanecido en ese lugar. De manera que, con la mente aun somnolienta, le dije lo primero que se vino a la cabeza.
—Es que como el baño siempre está ocupado, decidí dormir aquí para que no se me adelantaran; y poder ir a visitar a Ronnie Anne apenas saliera el sol.
—¡Ahh, ya veo! Mmm... ¡¿Y quién es esa?!
—Pues Ronnie Anne... ¡La hermana menor de Bobby!
—¡¿Ehh?! ¡Que yo sepa Bobby es hijo único!
¡¿Pero que rayos?! ¿Es que acaso Ronnie Anne no existía en esta dimensión? ¡Eso no podía ser real!
—¡Deja de burlarte de mí! —exclamó Luan con indignación— De seguro vas a visitar a Maggie. Tú sabes muy bien que a mamá le molesta que veas a esa chica…
Espera... ¡¿Qué?! ¿El Lincoln de estas tierras tenía algún tipo de relación con la sexy y sombría Maggie? Que Ace Savvy se hiciera a un lado, ya que tenía a un nuevo héroe.
—Pero descuida Linky... ¡Tu secreto está a salvo conmigo! —Susurró muy calmadamente Luan, mientras me sonreía con complicidad.
Como habrá hecho mi singular contraparte para lograr conquistar a semejante mujer, ya que hasta donde recordaba, lo que tenía de bella lo tenía de loca. ¡Me pregunto si aún tendrán alguna especie de relación afectiva!
—Me alegra saber que sigues buscando a la chica que te gusta, a pesar de que mamá la deteste con todas sus fuerzas. ¡Emm! Aunque nunca he logrado comprender, porque es que la odia tanto.
Definitivamente Luan era otra persona. Y en ese instante en particular, me tenía cautivado su sorpresiva inocencia.
—Linky, báñate rápido para que yo también pueda tener tiempo de hacerlo.
Esta tonta versión de Luan me estaba comenzando a provocar una inmensa excitación en el cuerpo, que me tenía cada vez más caliente; y con el pulso totalmente acelerado. ¡Rayos!
Fue así como a manera de broma, y para intentar ocultar mi marcada erección, le susurré a mi hermana con bastante seriedad:
—¡Sabes Luan! Ya que ambos tenemos prisa por salir, podemos hacer algo que haga rendir nuestra mañana; y que de paso contribuya a salvar al planeta al mismo tiempo.
—¡¿En serio, Linky?! —replicó rápidamente Luan, con enorme fascinación.
—¡Te lo aseguro! Y lo único que debemos hacer es bañarnos juntos.
Tan pronto dije esas cortas palabras, la mirada de Luan se perdió sigilosamente en el horizonte; dándome a entender con total claridad, el inmenso grado de confusión que tenía en ese instante.
¡¿Pero que rayos?! Me resultaba alucinante ver como un par de frases jocosas con doble sentido, habían confundido tanto a mi hermana mayor. Es por ello que decidí tratar de aprovecharme de tan extraña situación, para intentar darle un giro a mi favor.
—Todos saben que bañarse juntos es la moda que se está imponiendo para lograr economizar agua. Tanto, que hasta las grandes celebridades del mundo lo están haciendo.
—¡Pero que tonta soy! —exclamó Luan con indignación—. No sabía que estaba de moda bañarse en pareja para ahorrar agua. ¡Gracias Linky! Por poco y lo arruinó.
¡No lo podía creer lo que estaba escuchando! Luan estaba abierta a bañarse conmigo.
En ese preciso instante el corazón se me quería salir del pecho, y no podía ocultar la enorme sonrisa que se me dibujaba en el rostro; ni la terrible erección que tenía bajo mi ropa. Esto no podía ser cierto... ¡De seguro seguía soñando!
Mientras continuaba debatiendo en mi cabeza si era real lo que estaba pasando, Luan pone su toalla en un costado, y como en cámara super lenta, comienza a quitarse la pequeña bata que cubría su delgada existencia. ¡¿Es en serio?!
A medida que Luan se deshacía de su apretada prenda, podía sentir como mi polla había comenzado a latir a un ritmo mucho más acelerado, que el de mi propio corazón.
Tan pronto se quitó su ajustada bata, una fuerte descarga eléctrica sacudió todo mi cuerpo; logrando verla con las tetas al aire, y sin ninguna clase de pudor en su inocente rostro.
Jamás podre olvidar sus llamativas tetas, las cuales estaban adornadas pon unos diminutos picos de color café; que se alzaban tímidamente hacia mi sorprendida dirección.
Luego de deleitarme un buen rato con sus inigualables senos, mi vista se centró de manera automática en ajustada ropa interior.
Luan llevaba consigo una sencilla tanga blanca un tanto transparentada, que resaltaba en gran medida el imponente bulto entre sus piernas.
De un instante al otro, y tras realizar un rápido movimiento con sus manos, Luan se quita esa cautivadora prenda con total serenidad; hasta quedar con su deslumbrante figura, sin ninguna clase de obstáculo que la cubriera. ¡Santo cielo!
A pesar de haber vista a la mayoría de mis hermanas completamente desnudas, no dejaba de emocionarme cada vez que se quitaban la ropa frente a mí.
Luan tenía una cinturita absolutamente esbelta, y unas piernas largas que remataban en una apretada vagina de lo más sobresaliente; la cual estaba cubierta por una fina mata de vellos de color castaño, que se veían recortados a la perfección. ¡Wow! ¡Pero qué gran vista!
Mientras continuaba embobado admirando el resplandeciente cuerpo desnudo de mi hermana, ella se me acerca; y tras darme una pequeña palmadita en el hombro, me dice con suavidad:
—¡Vamos Linky! Desnúdate ya que se nos hace tarde.
Las hipnotizantes palabras de Luan, no tardaron en provocarme una tensionante comezón en todo el cuerpo, que me tenía cada vez más adolorido; y sin fuerzas ni para caminar.
Con el corazón acelerado, no tardé en quitarme la poca ropa que aún cubría mi cuerpo. Y al momento de desprenderme de mis ajustados calzoncillos de Ace Savvy, mi brillante pene salió disparado con tanta velocidad; que tardó un buen rato oscilando de un lado para el otro.
Al ver la manera en la que mi agitado garrote se movía con total libertad, los ojos de Luan permanecieron atónitos y llenos de sorpresa; demostrando en gran medida, que era la primera vez que veía una polla en ese estado.
El rostro de Luan no tardó en ponerse colorado, luego de presenciar la manera en la que mi exaltada herramienta, continuaba meciéndose sin ningún tipo de restricción.
Sin salir de su asombro, mi agitada hermana dio media vuelta, y entró en la ducha sin ninguna clase de prisa; dejándole ver su paradito trasero en el proceso.
El terso cuerpo de Luan me tenía completamente embobado, pero a pesar de ello, bastaron unas simples palabras de su parte, para sacarme del prolongado letargo en el que en ese instante me encontraba:
—Vamos Linky… ¡Que esperas para entrar! ¿O es que acaso ya cambiaste de idea?
Luego de escuchar sus despreocupadas palabras, entré en la ducha como un rayo; quedando pegado detrás de ella.
Una vez que estuvimos juntos, mis ojos permanecieron como congelados viendo su sensacional trasero; el cual tenía una redondez tan destacable, que estaba dificultando mis intenciones de ocultar mi polla.
De un momento al otro, Luan abre la ducha y comenzamos a ser bañados por una prolongada ráfaga de agua fría; que se deslizaba con sensualidad por nuestros ansiosos cuerpos.
De repente, Luan agarra el jabón junto con la esponja, y empieza a enjabonarse sus diminutos senos con firmeza; realizando recortados movimientos circulares, que estaban haciendo que se me saliera la baba.
Ver la forma como se estrujaba sus pequeñas tetas, me estaba haciendo palpitar la polla violentamente; y reafirmando mis enormes ganas de hacerla mía.
Al ver que tenía el jabón en sus manos, le pedí sutilmente que me ayudase enjabonándome la espalda; a lo que, con una mirada repleta de inocencia, aceptó sin protestar.
En el instante en que sentí el frio contacto de su delicada mano sobre mi espalda, mi cuerpo entero se estremeció de manera automática; haciendo palpitar mi miembro con fastuosa intensidad, hasta prácticamente incrementar mis ganas. Ya no había vuelta atrás… ¡Tenía que hacerla mía!
Fue así como aprovechando el envión del momento, le pedí a Luan que me dejase devolverle el favor, permitiéndome enjabonarle la suya. Pero antes de que lograse darme una respuesta, la sujeté por sus brazos y le di media vuelta con enorme propiedad; hasta volver a dejar su empinado trasero ante mi vista.
En este momento mi pulso entero estaba desatado, por lo que empecé a enjabonarle con delicadeza la parte más alta de su alargado cuello; provocando que liberase si querer un sensual gemido de inusual complacencia, que me hizo oscilar la polla a escasas pulgadas de su trasero.
A medida que continuaba masajeando su delgado cuello con suavidad, Luan permanecía en absoluto silencio; y con los ojos bastante apretados. En ese momento mi atontada hermana mayor estaba siendo víctima de un excepcional conflicto en su cabeza, que la tenía completamente paralizada; y con la mirada repleta de confusión.
Aprovechando el torrencial mar de dudas que prevalecía en su mente, comencé a deslizar mis manos por todo lo largo de su aterciopelada espalda; para ir estimulando hasta la última pulgada de su delicada piel.
Mientras continuaba deslizando mis alegres manos por la parte más baja de su encrespada retaguardia, deje escapar una de ellas hacia su achicado pecho; en donde no tardó en apoderarse de una de sus llamativas tetas.
Una vez que se percató de mi notorio atrevimiento, Luan empezó a protestar con increíble suavidad:
—Pe-Pero, ¡¿qué estás haciendo?! Detente, Lincoln... ¡Esa parte no te corresponde!
Al sentir mi vibrante mano alojada sobre una de sus puntiagudos senos, Luan no demoró en apartarla de su lado; lo cual aproveché para recorrer gran parte de su espalda, hasta llegar a su trasero.
Una vez que tuve mi mano en posición, y aprovechado que aún tenía espuma entre mis dedos, me abrí paso entre sus apretados glúteos; hasta hacerla rechistar con agobiante imprecisión.
—¡Mmm! E-Espera, Linky… ¡Uhm! ¡Nghh! Estas yendo demasiado lejos.
Con mi mano cada vez más próxima de su resguardada abertura, fui finalmente capaz de sentir la extraordinaria calidez que brotaba de entre sus delgadas piernas.
Completamente extasiado, pegué mi aplanado pecho sobre su temblorosa espalda, y estiré mis blandengues brazos hasta lograr rodear su abdomen; y una vez ahí, me dispuse a enjabonar con dedicación y fortaleza, cada uno de sus reducidos pechos.
En ese punto Luan ya no trataba de zafarse como en un principio, permaneciendo sorpresivamente quieta, ante las múltiples caricias de las que era presa.
Mientras mi bella hermana continuaba petrificada, aproveché su leve momento de absoluta confusión, para poder jugar con sus rugosos picos a mi gusto.
En un parpadeo tenía ambas manos sujetando con firmeza las diminutas peras que tenía por senos, lo cual me generaba toda una ráfaga de extraordinarios corrientazos de placer; que me incitaban a penetrarla de una vez por todas.
De manera casi repentina, empecé notar como sus pequeños pezones se iban alzando uno a uno entre mis ansiosos dedos; hasta quedar completamente duros y desafiantes.
Era evidente que mis más descaradas caricias, la estaban afectando profundamente; por lo que tan sólo era cuestión tiempo para que llegase a sucumbir, ante cada uno de mis prolongados caprichos.
En un instante en particular Luan comenzó a respirar de una manera tan alterada, que llegué a pensar que estaba próxima a sufrir alguna especie de ataque de pánico.
Con el paso de los segundos mis caricias comenzaron a hacerse cada vez más evidentes, tanto, que ya no hacía ni el más mínimo intento por tratar de aparentar que le esta enjabonando las tetas; sino que se las magreaba y estrujaba a mi completa voluntad, hasta hacerla retorcerse del infinito gusto.
En un momento de debilidad, Luan estremeció su delgado cuerpo con violencia; provocando se me cayera el jabón de las manos. Esta situación no me afectó en lo más mínimo, dado que desde hacía ya un largo rato, tan solo estaba jugando con sus empinadas tetas.
Al ver que se me había caído el jabón, Luan aprovechó el momento para tratar de escabullirse; por lo que meneando su cuerpo con algo de inocencia, inclinó su torso para tratar de recogerlo. ¡Grave error!
¡No podía creer que fuese tan ingenua!
Ciertamente pensé que solo se hacía la tonta para hacer lo que se le diera la gana, —justo como lo hacía la Leni de mi mundo—; pero al ver la manera tan inocente con la que intentaba recoger el reducido pedazo de jabón, decidí no dejar pasar esta oportunidad, y disfrutar de una vez por todas de su magnífica figura.
Tan pronto como Luan se inclinó para recoger el jabón, la sujeté por sus delgadas caderas. Y aprovechando la resplandeciente espuma que aún permanecía en nuestros cuerpos, dirigí mi polla hacia la delicada entrada de su rozagante sexo; y se la empecé a introducir de manera acelerada.
—¡Ay, Aayy! ¡Linky! ¡¿Pero que me estás haciendo?! —protestó mi indefensa hermana con desesperación.
En ese punto la única voz que escuchaba, era la que provenía de mi desafiante pene; la cual me decía sin ninguna clase de recato, que le diera con todo a tan resguardada gruta.
Al sentir como poco a poco la iba empalando con mi polla, Luan trató de ponerse de pie… ¡Pero no estaba dispuesto a permitírselo!
Fue así como colocando una de mis ansiosas manos en su espalda, comencé a ejercerle presión para evitar que se levantara; y la terminé de someter, penetrándola con todas las ganas que le tenía.
—No Lincoln, noooo... ¡Su-Suéltame ya! ¡Ohh! ¡Oohh! ¡Mmmh!
Los intentos de Luan por zafarse de mi lado, eran completamente inútiles; por lo que al cabo de unos cuantos segundos más, su coño era todo mío.
Una vez que mi polla se consiguió apoderar de su preciada virginidad, continuó abriéndose paso por tan inhóspita abertura; llegado hasta lo más profundo de su ardiente cavidad. Y en ese punto, por nada del mundo se la iba a sacar.
—Que me… ¡Mmm! ¡¿Que me estás haciendo, Lincoln?! Sueltame… ¡Nghh! ¡Suéltame yaaa!
A pesar de mis sistemáticos movimientos, Luan era incapaz de levantar su voz. Es por ello que me dispuse a penetrarla cada vez más rápido, hasta hacer que nuestros tensionados cuerpos sucumbieran a la innegable fricción que nos manteníamos desatando.
Afortunadamente para nosotros, el amplio chorro proveniente de la refrescante ducha, nos ayudaba a apaciguar el inclemente calor que emanaba de nuestros sexos.
Con mucha precisión, deslicé una mano hasta la altura de su raja, en donde rápidamente comencé a estimular su endurecido clítoris con las yemas de mis dedos; hasta hacerle temblar sus alargadas piernas con desesperación.
Luan permanecía completamente callada, y de lo más reacia a entregarse al evidente placer, que de seguro estaba sintiendo. Y así se mantuvo durante un largo rato más, hasta que finalmente no pudo continuar soportando las prolongadas descargas que la atormentaban; y comenzó a dar muestras de su sofocante deseo.
—¡Mmm, Mmmh! ¡Ahh! ¡Jaahhh!
Cada vez iba incrementando más, el vertiginoso ritmo de mis reiteradas embestidas; al punto en que Luan se agarró como pudo de la delgada cortina del baño, para evitar desplomar su fatigada figura sobre la ducha.
—¡Oohh! ¡Ohhh! ¡Mmmh! —Jadeaba incesantemente mi temblorosa hermana paralela, mientras penetraba una y otra vez su humedecida intimidad.
Sus piernas temblaban cada vez más, debido a todas las intensas estocadas que hasta ese entonces, se mantenía recibiendo en su ya muy sensible vagina; por lo que tan solo era cuestión de tiempo para que llegase a su primer orgasmo.
A medida que la iba penetrando, su cuerpo se iba entregando cada vez más, al irremediable placer del momento; tanto, que podía sentir el modo en el que su escuálida figura, se adhería efusivamente sobre mi tenso instrumento.
El interior de Luan se sentía tan cálido y acogedor, que me incitaba a enterrársela mucho más profundo; y en un momento en particular, le estaba dando con tanta efusividad, que se podía escuchar el intenso chapoteo del agua, cada vez que mi animada polla chocaba contra su mojada cueva.
Estaba a punto de correrme, así que la sujeté fuertemente por su delgada cintura; y comencé a darle cada vez más fuerte, hasta hacerla desvariar.
—¡Ay, Ay! ¡Nnhh, Nghh... Ghff!
De un momento al otro nuestros cuerpos comenzaron a estremecerse a un ritmo tan salvaje y vertiginoso; que la hicieron desplomarse violentamente hacia un costado.
Por fortuna alcancé a meter el brazo contra un lado del muro, lo cual me ayudo a disminuir el enorme impacto contra la bañera.
Luego de tan inesperado susto, ambos quedamos de rodillas sobre el frío piso de la ducha. Así que, aprovechando su desconcierto, me puse detrás de ella, y la penetré de una sola estocada; hasta hacerla arquear su esbelto cuerpo con sorpresiva efusividad.
Desde esa nueva posición, podía penetrarla con mucha más comodidad; y por momentos, hasta llegue a pensar que podía rozar su alejado útero.
Luego de recobrar levemente sus esquivas energías, Luan dio inicio a toda una serie de prolongados movimientos desesperados; para lograr apartarse de manera definitiva de mi lado. Pero entre más sacudía su estresado cuerpo, más lejos la penetraba.
A pesar de que el agua de la ducha continuaba cayendo sobre nuestros extasiados cuerpos, lo único que hacía era calentarme más y más.
Fue así que sin perder el impulso, estiré mi mano derecha hasta lograr posarla a escasas pulgadas de su temblorosa raja; tan solo para comprobar, que no era capaz de articular palabra.
Al parecer Luan aún no había podido asimilar, todas las emociones incesantes a las que había sido sometida.
Poco a poco mi mano derecha comenzó a deslizarse por la cara más interna de su colorada pierna izquierda, hasta lograr llegar a su humedecida cavidad; y una vez ahí, aproveché para deleitarme con toda la suavidad y el innegable el calor, que provenían de tan cerrada abertura.
Luego de estar acomodado, desplegué mi otra mano levemente por su aclarado abdomen; hasta lograr rodear su reducido busto. Cuando Luan se percató de lo que yo estaba haciendo, arqueó su espalda de manera involuntaria; lo cual aproveché para lamer su cuello con descaro.
A medida que continuaba palpando su delgada figura, pude darme cuenta del evidente estado de sumisión en el que se encontraba sumergida; ya que sin importar lo que le hiciera, era incapaz de renegar.
Luego de acariciar sus pequeños senos con una mano, empecé a bajar muy lentamente por el costado de su torso; hasta lograr llegar a su resplandeciente coño. Una vez ahí, estiré uno de mis dedos entre sus aceitados pliegues vaginales, y comencé a deslizarlo por todo lo largo de su peluqueada abertura; hasta lograr arrancarle diferentes suspiros en el proceso.
Con el pasar de los minutos, nuestros lujuriosos sexos comenzaron a acoplarse con mayor intensidad; y fue ahí cuando mi resollante compañera, empezó a temblar con mayor exaltación.
Al cabo de unos cuantos segundos más, y tras realizar un inusual contorneo de cintura; Luan inclina su cabeza para un costado, y me susurra con bastante agitación:
—¡De-Detente Lincoln! Tengo ganas de hacer pipí… ¡Tengo ganas de hacer pipiií!
Sus palabras en lugar de contenerme, me estimulaban para embestirla con mayor profundidad.
—Se me sale Lincoln... ¡Se me saleeé!
Bastaron un par de estocadas más bajo el sensual rocío de la ducha, para que mi semen comenzara a abrirse paso dentro del ajustado interior de Luan. Quien tan pronto sintió cómo mi espesa semilla fluía dentro de ella, no pudo seguir aguantando más su tensada vejiga, y comenzó a orinarse a una gran celeridad; mientras retorcía su afiebrado cuerpo, como su estuviese siendo exorcizada.
—¡Ay! ¡Ay! ¡Mmmh! ¡Aahhh, Aaghh! ¡Nghhh!
Al terminar de correrse, Luan se desplomo directamente sobre el suelo de la ducha; mientras mi blanca lefa comenzaba a brotar a borbotones, de la alargada comisura de sus estrechos labios vaginales.
Con mis ultimas energías, me puse de pie en frente de mi alterada hermana mayor; y tras frotar mi polla con indescriptible ligereza, le lancé los últimos restos de mi viscosa semilla, por gran parte de su desprotegida humanidad.
Una vez que la dejé totalmente bañada por mi pegajosa esencia, incliné mi cansado torso hacia su lado; y tras mirar su jadeante rostro apagado, le susurré con bastante complacencia:
—¡Date prisa Luan! O llegaras tarde a tu cita.
Diciendo esas cortas palabras, me puse la poca ropa que me había quitado, y salí disparado con rumbo al corredor; dejando a mi querida hermana sobre el frio suelo de la ducha, con los ojos claramente llorosos, y tratando de aspirar aire con dificultad. ¡Qué gran despedida!
Al llegar a mi habitación, me doy cuenta de que Lynn ya no se encontraba más sobre mi cama. Lo cual aproveché para recostarme un rato, y tratar de recuperar el sueño perdido.
En ese punto, no sé cuánto tiempo permanecí tendido sobre la dura cama, pero había sido una sensación bastante vigorizante; ya que me levanté sumamente renovado, y listo para culminar con mi aventura en este mundo.
Con el pasar de los minutos, cada vez faltaba menos tiempo para poder volver a casa. Es por ello que rápidamente extiendo mi corto brazo, para saber con cuantos minutos contaba antes de que el reloj llegase a cero.
Al mirar la hora en el reloj, todo lo que había en mi mundo se vino a pique.
Y es que mi reloj, ese complejo aparato que me había permitido disfrutar de esta inigualable y mágica aventura interdimensional, estaba completamente averiado. ¿Pero cómo podía ser eso posible?
Tratando de recordar cómo pudo haber sucedido esto, se vino a mi mente el instante en el que Luan perdió el control sobre su cuerpo; y tuve que meter la mano decididamente contra la pared, para tratar de amortiguar el golpe. ¡Rayos! De seguro ahí fue que se dañó el dispositivo.
Estaba sumamente conmocionado por lo que había sucedido, ya que en pocas horas debía de activar el mecanismo del reloj, para poder volver a casa; pero por lo dañado que en este instante estaba, y lo complejo que era hacerlo funcionar, no tendría la más remota posibilidad de regresar a tiempo.
En ese preciso instante no sabía qué hacer. Ya que si no tenía idea ni de cómo encenderlo, ¿como rayos iba a hacer para que volviera a funcionar?
Además, ni siquiera tenía cerca a Lisa, quien era la persona que lo construyó, y por ende la única que podía arreglarlo. ¡Hmm! Aunque pensándolo bien… ¡Quizás había alguien más que podría ayudarme!
Estaba en serios problemas, y la única persona que era capaz de ayudarme en este instante, era Leni. ¡Rayos! Ahora sí que estaba frito.
Sin tiempo que perder, me quité la humedecida pijama que traía puesta, y me puse el pantalón que permanecía tirado a un lado de la cama; y una vez que estuve listo, me fui en busca de mi singular hermana Leni.
Al llegar a su habitación, el corazón me comenzó a palpitar con mayor intensidad, una vez que me di cuenta de que Leni estaba presente.
No sabía que hacer, y mucho menos que decirle; por lo que decidí que lo mejor en ese caso, era contarle toda la verdad, y cruzar los dedos para que estuviese dispuesta a ayudarme.
Leni estaba sola en la habitación, escribiendo quien sabe que cosas sobre una libreta de color negro. Así que… Tomando aire con nerviosismo, entré a su cuarto casi casi de puntitas; hasta lograr situarme a su lado.
Una vez que me ve, Leni arruga la cara, y me dice con total apatía:
—A ver tu… ¡Que se te ofrece!
No sé si estaba de mal humor por haberla interrumpido, o si era solo por mi presencia; en cualquier caso, respiré profundo, y le dije rápidamente:
—¡Leni! ¡Tengo algo muy importante que decirte! Y aunque sé que puede sonar algo loco… ¡Te aseguro que es la verdad!
—¡¿Que te pasa Lincoln?! —respondió Leni con indiferencia.
—Es que… ¡Mmm! A ver… No sé cómo decírlo...
—Decirme que... ¡¿Que vienes de otra dimensión?!
—Espera... ¡¿Qué? ¡¿Como sabes eso?!
—¡Por favor Lincoln! Yo no soy como las tontas de mis hermanas. Desde el primer instante en que te vi, supe que eras un impostor.
¡No lo podía creer lo que estaba escuchando! Leni sabía la verdad sobre mi procedencia. ¿Pe-Pero como era eso posible? Y si en verdad lo sabía… ¿porque no me había dicho nada antes?
—En retrospectiva, ¡era mucho más que obvio! —afirmó Leni—. Verás... Eres muy parecido al Lincoln de esta tierra, pero hay ciertas ¡Uhm! "diferencias", que te delatan de inmediato.
—¡¿Diferencias?! —pregunté horrorizado.
—Sí, ¡Diferencias! Por ejemplo, mi hermano menor tiene una leve fisura en su molar superior principal, de la cual tu careces. Su manera de moverse a diferencia de la tuya, no es tan encorvada; sin mencionar que él es media pulgada más alto.
—¡¿En serio te diste cuenta por esos detalles?!
—Por esos detalles, y por las diversas cámaras que tengo instaladas en toda la casa; las cuales que se activaron tan pronto llegaste a nuestra dimensión.
¡¿Pero que rayos?! Al parecer Leni tenía claro desde el primer minuto, que no era para nada su hermano. Pero entonces… ¡¿Porqué no me delató?!
Aunque ahora que lo pienso, ayer había dicho que estaba pasado una tarde de lo más aburrida; hasta que se entretuvo viendo unos videos sumamente interesantes, que le llegaron al celular. ¡La muy infeliz siempre supo la verdad!
Lleno de dudas, no tardé en hacérselas saber, para ver si de ese modo, conseguía algunas respuestas.
—Leni, No… ¡N-No comprendo! Si sabías que no era el verdadero Lincoln, entonces...
—¡¿Porque no dije nada?!
—¡Exacto!
—¡Es sencillo en realidad! La razón por la que no te delaté es porque independientemente de que no seas el Lincoln de esta dimensión, sigues siendo un Loud; y no sería para nada correcto, el darte la espalda a la familia…
Mientras Leni continuaba hablando, no podía apartar la mirada en sus exorbitantes tetas; las cuales, sin duda alguna, eran mucho más abultadas que las tetas de mi hermana.
—Además, existe otra razón por la que decidí mantener tu identidad en secreto.
—¿Pero de que estaría hablando Leni? ¡¿Que otra razón podría tener para mantenerse en silencio frente a toda la familia?!
—¡Veras Lincoln! Aunque usualmente no me dejo llevar por los impulsos físicos que sacuden mi cuerpo, ver la manera tan salvaje y primitiva con la que tenías sexo junto a madre y varias de mis hermanas, me empezó a afectar con fastuosa notoriedad.
—Espera... ¡¿Qué?!
—Pese al severo control que generalmente tiene mi mente sobre mi cuerpo, esta vez estoy, ¡Mmm! cuál es la palabra... "Caliente". Y necesito de tu ayuda para poder solucionarlo.
¡¿Habré escuchando bien?! ¡¿Leni estaba insinuando que quería tener sexo conmigo?!
No podía entender la extraña manera de comportarse, que tenía esta reservada copia de mi hermana. Pero en cualquier caso, no podía quejarme; si es que quería volver a casa.
Fue así como cargado de una extraordinaria felicidad, y tratando de ocultar la incomparable sonrisa que tenía en el rostro, asentí con la cabeza muy lentamente; en una clara señal de aprobación.
Al ver mi respuesta afirmativa, Leni se puso de pie, y sin siquiera pestañear me dice:
—Siendo así... ¡Que esperas, Lincoln! Necesito tener tu masculum membrum, dentro de mi conducto vaginal cuanto antes.
Tras decir eso, Leni empieza a despojarse del holgado vestido que llevaba puesto, quedando tan solo cubierta por un vistoso sujetador, y por una ensanchada tanga blanca un tanto transparentada; que dejaba ver perfectamente, la gloriosa zanja que tenía entre sus piernas.
Tal parece que muy en el fondo, ella conservaba toda la feminidad y el buen gusto por la moda, que eran característicos en la Leni de mi dimensión.
De un momento a otro y sin siquiera pestañear, Leni comienza a desprenderse de sus últimas dos prendas que cubrían su lindo cuerpo; haciéndolo de manera tan gradual y mezquina, como si estuviese a punto de tomar un baño en la ducha.
Fue ahí cuando finalmente pude contemplar en toda su magnitud, la sensacional figura de mi hermana desnuda. La cual, para mi sorpresa, no tenía ni un solo pelo sobre su lindo coño. ¡Como era de hermosa!
Visiblemente ansiosa, Leni me toma con fuerza del brazo, y me lanza sobre su cama. Una vez ahí, se sienta sobre un costado; permitiéndome contemplar con mayor detalle, la firmeza y redondez de sus grandiosas tetas.
Tan pronto estuvo junto a mí, no tardó en quitarme la ropa con evidente desesperación; hasta dejarme completamente desnudo.
Era evidente de que estaba más que deseosa por sentir mi dilatada polla dentro de ella; por lo que sin perder ni un solo segundo, Leni agarra con muchas ganas mi firme y palpitante miembro; para luego empezar a masajearlo.
La manera como sujetaba mi falo me tenía completamente extasiado, ya que lo hacía con tanta seguridad, que daba la sensación de que ya lo hubiese hecho antes.
Sus sistemáticos movimientos de vaivén estaban provocando que mi agitada humanidad, comenzase a sudar con alterada exaltación. Leni tenía un completo control sobre la situación, por lo que no tardó en intensificar el efusivo ritmo sobre mi polla; dejándola completamente animada, y a punto de colapsar.
Estaba sorprendido por la gran habilidad manual que ejercía Leni sobre mi cuerpo, así como por la abrumadora mezcla de sensaciones que me estaba generando.
Con mucha tranquilidad y sin siquiera mirarme, Leni escupió sobre su mano derecha, y se la comenzó a restregar de manera pausada sobre sus fenomenales labios. Luego de lo cual, extiende sus brillantes piernas sobre mi afanado cuerpo, hasta posarse con toda la calma del mundo sobre mi adolorida intimidad.
Una vez que estuvo situada, sujeta mi polla con firmeza, la apunta decididamente hacia su raja. Y sin siquiera pestañear, fue dejándose caer de manera lenta sobre mi estaca; hasta hacerla desaparecer de un solo movimiento.
Podía sentir con mucha facilidad, todo el calor que emanaba de su apretado conducto. Así como un sinfín de portentosas cosquillas penetrantes; que lo único que ocasionaban, era aumentar mis tormentosas ganas de correrme en su interior.
Al final Leni se sentó por completo sobre mí miembro. Y sin decir ni una sola palabra, o expresar algún gesto de alegría, empieza a cabalgarme con autentica convicción; sin sacar mi ensanchada polla de su sexo.
Su rojizo clítoris se rozaba una y otra vez con los diminutos pelos que tenía en mi pubis, produciéndonos a ambos un placer incomparable.
En un instante de debilidad, Leni inclinó su cabeza levemente hacia un lado, a la vez que respiraba con mayor profundidad; en un intento claro por recuperar el sentido. Aprovechando su leve descuido, acerqué mis manos a sus bamboleantes tetas, y se las sujeté con desenfreno y ganas.
Leni continuaba respirando agitadamente, por lo que no le prestó demasiada atención, a las caricias que le estaba dando. Así que, al ver que no decía nada, comencé a degustar sus rugosos pezones con ferocidad.
A medida que me introducía sus lindas tetas en la boca, pude notar como Leni había comenzado a dejar escapar de su raja, una infinidad de prolongados flujos cristalinos; que generaban un feroz chapoteo ante el más mínimo contacto de nuestros sexos, hasta hacer inocultable su evidente excitación.
De ese modo apreté con un poco más de fuerza, a una de sus llamativas tetas; mientras continuaba chupando con vehemencia, su oscurecido pezón contrario. Una vez que sintió mis fuertes caricias, el cuerpo de Leni se inclinó decididamente para atrás; obligándome a separarme de su lado.
En ese momento su suave cabello rubio le cayó por toda la cara, tapándole su delicado rostro blanco con delicadeza. ¡Que sexy se veía!
Leni estaba completamente sudada, y muy acelerada. Tanto, que no tardó en comenzar a cabalgarme cada vez con mayor velocidad; sin importarle en lo absoluto si me hacía daño en el proceso.
En un momento dado, Leni dejó escapar un par de tenues sonidos de lo más cautivantes; que aumentaron mis candentes ganas, de atiborrar su cálido interior.
—¡Aahhh! ¡Aaghh! ¡Uhmm! ¡Mmhhh!
Ver a Leni como endemoniada, mientras lanzaba toda una serie de acelerados quejidos de placer, me estaba acercando cada vez más a mi punto crítico; por lo que de seguir así, no tardaría en correrme.
Cuando faltaba cada vez más poco para lograr inundar su sofocante intimidad, Leni comienza a arquear su cuerpo, con alucinante ligereza. Y tras enterrarme sus uñas en la parte central de mi aclarado pecho, comienza a correrse de una manera tan vertiginosa y brutal; que me daba miedo de que se hiciera daño.
El agitado cuerpo de Leni no paraba de temblar, mientras exprimía mi polla con perturbación.
A medida que se corría, comenzó a llenar toda mi entrepierna y gran parte de la desarreglada cama, con los abundantes líquidos que le salían, de su ajustado agujero.
—¡Aahhh, Aaahh! ¡Siiií, S-Siiiiií! ¡Mmmhh! ¡Esto era lo que necesitaba!
Mirar a Leni retorcerse de placer, era el impulso que necesitaba para poder correrme. Por lo que sumamente animado, la sujeté con firmeza de su ovalado trasero; dispuesto a continuar, con nuestro extraordinario contorneo.
Pero al parecer Leni tenía otro tipo de planes en mente. Ya que una vez que estuvo relajada, se apartó velozmente de mi lado; dejándome cargado de un inusual asombro, y con la polla mucho más que engarrotada.
—Leni… ¡¿Pe-Pero qué haces?! —Le dije mientras trataba de aguantar el fuerte dolor que tenía en mi falo.
—¡Es sencillo! —respondió la rubia con frialdad—. ¡Ya he terminado!
Su respuesta me dejó con los pelos de punta. No podía entender porque Leni me había dejado los huevos hinchados, y a punto de correrme. ¡Esas cosas no se hacen!
—Leni, ya te corriste. ¡Pe-Pero yo aún no lo he terminado!
—Pues Lincoln, ¡ese no es mi problema!
—¡¿De verdad me vas a dejar así?!
—Ya te lo dije, ¡es tu problema no el mío!
—Por favor, Leni... ¡Me duele!
—¡No me interesa!
—¡Anda Leni! No seas tan mala.
—¡Ya basta Lincoln! Ves a hacerte una paja o algo, ¡pero deja ya de molestar!
No podía creer lo fría y desconsiderada que había sido conmigo. Y es que Leni me había utilizado tan solo para satisfacer sus necesidades físicas. Por lo que luego de terminar, me desechó como si no valiese nada.
Tal parece que el karma si existe, y me estaba castigando por haberme aprovechado de algunas de sus hermanas. ¡Hmm! Aunque no me arrepiento de haberlo hecho.
Luego de haberse corrido, Leni recogió su tanga y el resto de su ropa, y se las colocó sin ninguna clase de prisa; hasta quedar como si nada hubiese pasado.
Una vez que estuvo arreglada, se paró calmadamente a mi lado; y tras colocar una mirada distante, me dice con indescriptible lentitud:
—Ya que hemos terminado, y si no tienes nada más por agregar... ¡Sal ya de mi cuarto!
¡Esta versión de Leni era toda una perra! Pero a pesar de lo humillado, e infinitamente adolorido que en ese instante me encontraba; no podía irme sin que arreglase mi reloj.
De modo que, tragándome mi orgullo, tomé mi ropa con discreción; y una vez que estuve vestido, le entregué mi reloj en sus lindas manos.
—¡¿Y para que me das esto?!
—¡Leni! La razón por la que entré en tu cuarto, no sólo era para decirte la verdad de mi procedencia, sino para que me ayudases a arreglar mi dispositivo de desplazamiento interdimensional; ya que hace poco me dejó de funcionar, y no me queda mucho tiempo para poder regresar a casa.
En el instante en el que se percató de lo que era, su inexpresivo rostro se transformó drásticamente; dejándome ver con agobiante claridad, toda la fascinación que sentía por dentro.
—¡Por el amor de Aristóteles! Esta pequeña obra de ingeniería es sencillamente alucinante.
En ese momento Leni estaba tan increíblemente exaltada, que no tardó en llevarse el reloj hacia su mesa, para empezar a revisarlo.
—¡¿Puedes decirme quien fabricó tan singular artefacto?!
—Seguro... ¡Lo hizo mi hermana Lisa!
—Me cuesta trabajo creer que esta máquina tan extraordinaria y compleja, hubiese sido fabricada por una versión paralela de "Lisa"; ya que la Lisa que yo conozco, en lo único en lo que se destaca es en aparecer de la nada, y en hacer poemas escalofriantes.
—¡Pero es cierto Leni! La Lisa de donde yo vengo es la chica más inteligente y capaz que he conocido.
—¡Hasta ahora! —afirmó arrogantemente.
Esta versión perspicaz de Leni tenía varias cosas que no había visto nunca en Lisa. Era molesta, creída e insoportable; y solo podía desear con todas mis fuerzas, que Lisa jamás llegase a comportarse de esa manera.
—Leni, ¡¿Crees que puedas arreglarlo?!
—¡Por favor Lincoln! No puede ser tan difícil de arreglar, si fue hecho por la Lisa de tu mundo. Además, no existe nadie más lista que yo.
Diciendo esas palabras, Leni se sienta en su escritorio, destapa el reloj y empieza a revisarlo parte por parte; para tratar de entender su correcto funcionamiento.
Así pasaron varios minutos en los cuales Leni trabajaba sumamente concentrada, y en absoluto silencio; al tiempo en que me moría del prolongado nerviosismo, por saber si podría arreglarlo.
Mientras la veía trabajar, no pude evitar pensar en que sería de mi vida si me quedase atrapado en este universo; y aunque de seguro no me faltaría el "afecto" en ningún momento, estaría corriendo peligro de ser descubierto.
En ese punto comencé a divagar, sobre qué fue lo que realmente le había ocurrido al Lincoln de esta tierra, como para que hubiese decidido abandonar la casa de un momento al otro; y fue ahí cuando una idea se me vino a la cabeza.
—Leni, ya que tienes cámaras en toda la casa, ¿sabes que fue lo que le pasó al Lincoln de esta dimensión?
—¡Por supuesto que lo sé! Para eso es que cuento con un gran número de cámaras de alta tecnología escondidas a lo largo de todo el perímetro.
—¡¿Y me podrías mostrar los videos de ese día?! Siento mucha curiosidad por saber que le pasó.
De muy mala gana Leni abre una gaveta que tenía varios cerrojos y mecanismos de defensa, y saca una especie de tablet; y luego de activarla con su iris, extiende el brazo hacia mí lado, y me la entrega con suavidad.
—¡Aquí la tienes! Y espero que me dejes de molestar, si es que quieres irte de este lugar.
Leni continuaba con su actitud distante, pero al menos me había brindado una manera de poder conocer, que era lo que realmente había pasado en esta casa.
Llevado por la inquietud, me acomodé en un rincón del cuarto; y me dispuse a ver con ilimitada atención, el video que me había pasado.
El archivo que comencé a ver era de una cámara oculta que estaba ubicada estratégicamente y sin ningún tipo de pudor, en el cuarto de sus padres; y en él, se podía ver como Brita estaba "cabalgando" con mucho entusiasmo, a su pequeño retoño. ¡Quién se lo hubiera imaginado!
Brita arremetía continuamente sus enormes caderas sobre el delgado cuerpo de su hijo, y mientras lo hacía, el joven Lincoln permanecía adherido a una de sus enormes tetas; casi de la misma manera en la que yo lo había hecho horas antes. ¡Definitivamente no éramos tan diferentes después de todo!
Mientras Brita exprimía con todas sus fuerzas la delgada humanidad de su joven amante, Lincoln permanecía completamente rojo, y por demás temblando; por la cercanía de su inminente orgasmo.
Esta maravillosa escena de intenso amor entre madre e hijo, era digna de ser galardonada en alguna premiación de la industria del porno. ¡Y cada vez se ponía mejor! Ya que en plena efervescencia, y ante la completa incredulidad de todos, aparece Lynn padre para complicar la trama.
Ver la cara de desconsuelo presente en el ensombrecido rostro de papá, me comenzó a generar un gran remordimiento, por haber disfrutado de su lasciva mujer a sus espaldas. Y es que si era igual de agradable y fraternal como lo era mi padre, no merecía presenciar tan inquietante espectáculo.
El video era muy revelador, y tras verlo con un poco más de detenimiento, pude observar cómo Lincoln comenzó a pelear verbalmente con su padre; para luego recibir una fuerte cachetada del mismo, que lo mandó a volar hasta caer de espaldas sobre el suelo.
Lo que más me impactó del archivo, fue escuchar como Lynn le decía a su hijo, que se olvidara que tenía padre; y que se largará de su casa antes de que fuese a cometer una locura. Luego de lo cual, se esfumó casi al instante. Tal parece que el Lincoln de estas tierras, no se caracterizaba por su excesiva valentía.
La parte final del video mostraba a una Brita completamente ofuscada, lanzándole toda clase de cosas a su entristecido marido. Y que al ver la forma en la que su pequeño amante había sido desterrado, no dudó en revelar su última y más importante carta.
Brita, quien estaba fuera de sí, no dudó en gritarle al supuesto padre de sus 11 hijos, que la última de sus retoños, no era en realidad suya sino de Lincoln. Luego de esto, lo echó de la casa gritándole que si volvía, sería lo último que haría en su vida.
Ahora entiendo por qué Leni me había dicho que me alejará de mamá. ¡De verdad que estaba loca!
Leni siempre supo lo que había pasado con su padre y con su hermano. ¡Umm! Aunque quizás por eso, era tan fría con los demás.
Ver el video me dejó sumamente impactado, y lleno de innumerables sensaciones. Y mientras comenzaba a pensar en lo mal que la debía estar pasando mi contraparte de esta dimensión; siento como una singular voz me saca de mi trance, y me devuelve de un solo tirón a la realidad.
—A ver Lincoln, espabílate de una buena vez, y acércate para poder explicarte cuales fueron las modificaciones que le realicé a tu dispositivo de desplazamiento interdimensional.
Aunque lucía extremadamente sexy con sus gafas formuladas, y con la bata blanca que se había puesto; Leni continuaba siendo muy molesta.
—Lincoln, este dispositivo tiene tres capacitores integrados enlazados con las luces del reloj; los cuales, determinan el proceso cuántico que está ejecutándose en su interfaz interna.
¡¿Pero de que rayos me estaría hablando Leni?!
Estaba tan confundido con la mayoría de las cosas que me decía, que no tardé mucho en empezar a divagar. Y pronto mi vista,—que hasta ese instante se encontraba atenta a las palabras de Leni—, encontró una mejor cosa en que fijarse.
—Cuando la luz esté en Amarillo, quiere decir que el dispositivo está en proceso de sincronización. Y cuando eso pase, viajarás a otros tiempos y realidades que no habrás pensado tan siquiera que existían; en cuyo caso deberás tener mucho cuidado, ya que no sabrás que te puedas encontrar en esos mundos.
Mientras Leni continuaba explicándome el funcionamiento de ese complejo aparato, mis ojos permanecían muy atentos, pero al ajustado escote que traía puesto; perdiéndose en la inmensidad de sus firmes tetas.
—Lincoln, Lincoln... ¡¿Aún me sigues?!
—Ehh... ¡Por supuesto!
—Como te venía diciendo, la interfaz Azul quiere decir que el dispositivo ya se sincronizó con tu "espacio-tiempo", pero continúa buscando la fuente de origen; es decir, tu mundo. ¡¿Me estás entendiendo hasta ahora?!
No tenía la menor idea de lo que me estaba hablando, por lo que asentí de manera afirmativa para evitar que se enojara conmigo.
—Y finalmente, cuando la luz se torne Roja, quiere decir que ya identificó y aisló las coordenadas de tu universo en su espacio cronológico, por lo que el siguiente viaje te llevará a casa.
A pesar de que no comprendía ni una sola palabra de lo que me había estado explicando, tan pronto escuché la palabra "casa", mis ojos dejaron de ver las bamboleantes tetas de Leni; para enfocarse nuevamente en su poco expresivo rostro.
Luego de su agotador discurso, Leni se dio cuenta de mi precario predicamento; por lo que mirándome a los ojos con indiferencia, me dice efusivamente:
—Por la mirada de confusión grado Luan que tienes en este momento, me doy cuenta de que no has entendido ni una sola de mis palabras.
Leni era bastante cruda y cortante, pero no estaba lejos de la realidad; así que asentí una vez más de manera afirmativa, para lograr validar su espontánea aseveración.
—¡Presta atención Lincoln! ¡Esto es muy sencillo! Cuando la luz del reloj sea Amarilla, deberás estar muy atento a tus alrededores. Cuando sea Azul, estarás cada vez más cerca del final; y cuando sea Roja, significa que el siguiente viaje te llevará a casa.
—Es cierto... ¡Es bastante sencillo! Pero tengo una pregunta... ¿Cuánto tiempo durará cada viaje?
—¡Eso depende del lugar a donde llegues! Puede ser desde un par de minutos, hasta incluso días.
"¿Días?". ¡Como así que varios días! ¡¿Y si llego a un universo plagado de dinosaurios, Zombies, o de algo mucho peor?!¿Cómo rayos iba a sobrevivir?
A pesar de mis múltiples preocupaciones, no tenía otra alternativa. Debía encomendarme a todos los entes sagrados posibles, y esperar a que el dispositivo que arregló Leni me llevase de vuelta a casa.
Fue así como repleto de un profundo pánico en todo el cuerpo, y de un sinfín de innumerables dudas en la cabeza; presioné el botón de inicio.
Al activar el reloj, apareció ante nosotros un vórtice de luz plateada, similar al que me había traído a esta dimensión. Y a pesar de que conocía toda la parte teórica del asunto, Leni no pudo evitar sorprenderse al momento de verlo.
—¡Cielos! ¡Es ciertamente fascinante!
Finalmente podía salir de este mundo tan extraño, pero a pesar de ello... ¡No era capaz de mover ni solo un músculo!
Al ver que me mantenía petrificado, Leni no tardó en indagar al respecto:
—¡Que te pasa, eh! ¡Que esperas para marcharte!
—Es que... ¡No me puedo ir sin despedirme de las chicas! ¡E-En especial de Lynn!
—¡No seas tonto, Lincoln! El portal solo puede permanecer abierto un minuto, una vez que ha sido activado. Así que, decídete de una buena vez... ¡Te quedas o te vas!
—¡¿Porque no me dijiste eso antes?!
—¡Pensé que ya lo sabías! Entonces, eh… ¡¿Que decidiste?!
No tenía otra alternativa, tenía que marcharme sin despedirme de las demás. Aunque eso no era del todo malo, ya que era pésimo para las despedidas.
Antes de irme de tan inolvidable dimensión, no pude evitar abalanzarme firmemente sobre el cuerpo de Leni, para darle un fuerte abrazo de despedida; y mientras lo hacía con ligereza, no dude en apretar sus lindas nalgas por última vez.
Luego de abrazar a Leni, y de sentir como por un breve instante me envolvía entre sus brazos; me aparté poco a poco de ella, y le dije con profunda tristeza:
—Por favor Leni, despídeme de todas… Y explícale a Lynn, por qué no pude llevarla conmigo.
—¡Cuenta con eso!
—Leni… ¡¿Será que volveremos a vernos?!
—¡Uno nunca sabe lo que le deparará el futuro! Vete ya pequeño hermano.
Luego de escuchar tan alentadoras palabras, y dando un último vistazo a mi alrededor, atravesé el brillante portal que se demarcaba en frente.
Al momento de cruzarlo, lo único que alcancé a vislumbrar fue un fuerte destello plateado que me segó temporalmente; haciendo que se me erizarán, cada uno de mis aclarados vellos.
Tan pronto atravesé el potente vórtice, me pude percatar con inigualable rapidez, como había llegado a un lugar diferente.
Al parecer las diversas modificaciones que había implementado Leni estaban ejecutándose a la perfección, ya que tal y como había dicho, el cronómetro no paraba de emitir una intermitente luz Amarilla; la cual, según recuerdo de sus indicaciones, significaba que el proceso de calibración geoespacial estaba ejecutándose.
No me quedaba otra más que verificar a donde me había traído esta vez, la máquina de Lisa y Leni.
¡El nuevo mundo al que llegué estaba lejos de parecerse al mío!
Los paisajes y plantas se veían mucho más coloridos y caricaturescos, lo cual me llevo a preguntarme con gran aflicción… ¡¿En dónde rayos me encontraba ahora?!
Estuve caminando por la ciudad durante un largo rato, tiempo en el cual me pude percatar de que era un sitio bastante tranquilo. Ese nuevo lugar pese a ser bastante raro, me parecía absolutamente acogedor.
Luego de un efusivo rato caminando sin parar, finalmente encontré junto a la parada de un bus a una linda niña de cabello rubio bastante claro, quien estaba acompañada de un niño dientón; que tenía una gorra rosa, y dos globos con ojos y boca. ¡¿Pero que rayos?!
Lleno de intriga, decidí acercarme a ellos para tratar de investigar más sobre tan extraña ubicación. Pero una vez que estuve a un par de pasos de su lado, mi reloj comienza poco a poco a vibrar; indicándome con total recelo, que había llegado el momento de abandonar este lugar.
Lleno de incertidumbre, me fui corriendo detrás de unos frondosos arbustos, para poder activar el portal tranquilamente; y sin llegar a alertar a nadie.
Tan pronto crucé el nuevo vórtice, una extraña sensación de miedo comenzó a rondar por todo mi cuerpo; ya que esta vez estaba completamente solo, y no tenía a ninguna de mis hermanas para socorrerme.
Esta vez llegue a un frondoso bosque, que lucía bastante turbio y plagado de oscuridad. Y tras caminar por varios minutos, y mirar con esmero cada detalle de un lado al otro, conseguí divisar a un par de personas que se aproximaban.
A lo lejos podía ver a una linda chica morenita de cabello negro, quien tenía una pequeña capucha azul en forma de gato. La cual, caminaba de la mano junto a otra chica de cabello más corto y lila; que para mi sorpresa, tenía orejas extremadamente puntiagudas como la de los elfos de navidad.
Ver a ambas chicas agarradas de la mano, me empezó a generar una singular sensación de calma; que disminuyo en gran medida, todo el horror que sentía por dentro.
Luego de varios segundos de acalorados besos y prolongadas caricias, conseguí notar la manera en la que la chica con la capucha de gato, comenzó a deslizar su mano por debajo de la ropa de su extasiada compañera; hasta lograr llegar a su imperceptible pecho.
Una vez que la de cabello lila sintió los dulces roces de su animada pareja, comenzó a arquear su cuerpo con una gran ferocidad; hasta ponerse roja como un tomate. No tenía idea de quienes rayos podían ser esas personas, pero al ver la manera en la que se compenetraban, y lo felices que se veían; estaba más que claro que se gustaban mutuamente.
Después de varios toqueteos intensos, y de profundos jadeos de excitación, comenzaron a quitarse muy lentamente la ropa; hasta quedar en ropa interior.
Ambas chicas estaban deslumbrantemente bellas, y se tocaban desesperadamente la una a la otra. Aunque al parecer la de cabello negro era la que mandaba, ya que en un rápido movimiento tumbó a la otra sobre una pila de hojas secas; para luego acomodar su cuerpo en medio de sus temblorosas piernas.
Una vez que estuvieron acomodadas, la chica gato no tardó en deslizar sus labios justo por encima de los muslos de su compañera; y fue ascendiendo con total tranquilidad, hasta lograr llegar a su delicada entrepierna.
Al ver la manera en la que estas se movían, y apreciar lo bien que sin duda se acoplaban, estaba más que seguro de que no era la primera vez que lo hacían. ¡Que envidia!
Poco a poco mi excitación se fue elevando, generándome un doloroso corrientazo en gran parte de mi aturdido ser; que me resultaba difícil de controlar. De un momento al otro, la chica de la capucha hizo a un lado las humedecidas bragas de su compañera; y sacando su pequeña lengua con habilidad, se dispuso a recorrer sus lampiños labios, hasta hacerla rechistar de la felicidad.
Luego de unos animados gemidos más, la otra chica tomó a su agitada amante por el cabello, y la atrajo insistentemente hacia ella; para que le pudiera comerle el coño con mayor profundidad.
Fue en ese momento cuando vi una cosa de lo más rara e impresionante, que se llevó completamente mi atención. Y es que cuando ambas chicas estaban absolutamente enloquecidas, la que estaba en el suelo hizo un extraño circulo con uno de sus dedos, que hizo aparecer a un enorme sujeto con apariencia de barro; que se acomodó sin pedir permiso detrás de la distraída morenita, para enseguida disponerse a acercarle su polla.
¡¿Pero que rayos fue lo que acabo de ver?! ¿Acaso en este mudo existía la magia?
Lleno de preguntas, mantuve la vista puesta sobre tan insólita situación; quedando a la espera de que esa cosa grande y fea —sea lo que sea—, penetrase violentamente a la indefensa chica.
Pero justo cuando esa viscosa mole le había comenzado a acomodar su gigantesca polla entre las piernas, el temporizador de mi reloj comenzó nuevamente a zumbar; señalándome sin ninguna clase de pena, que había llegado el momento de volver a viajar. ¡Rayos!
Una vez que llegué a mi siguiente destino, inevitablemente comencé a sentir que entre más me desplazaba de un lugar al otro, mayor era la distancia que me alejaba de mi casa.
La nueva tierra a la que llegué, era bastante hermosa pero extraña; ya que de un instante al otro apareció una montaña rusa en medio de la ciudad, que en cuestión de minutos volvió a desaparecer.
No tenía idea de lo que podía estar pasando, pero tenía la certeza de que por mi propia seguridad, no debía permanecer mucho más tiempo en este sitio.
Luego de casi dos horas de una interminable agonía, finalmente mi reloj cambió su desesperante luz amarilla, por un tono mucho más azulado; lo cual indicaba que mi reloj estaba parcialmente calibrado, y cada vez más cerca de devolverme a mi continuidad espacial.
Cruzando los dedos para que mi tortura terminase pronto, presioné con algo de nerviosismo el centelleante botón azul; hasta que apareció una vez más ante mis cansados ojos, el ovalado portal interdimensional.
Justo cuando lo iba a cruzar, gire mi cabeza con gran incredulidad, tan solo para contemplar como una especie de castor verde con pico de pato y sombrero de aventurero, luchaba ferozmente contra un tipo bastante alto con bata de farmacéutico. ¡¿Es en serio?!
La pelea se veía de lo más bizarra e interesante, pero una vez más, tenía que continuar con mi camino.
Habían pasado varias horas desde el instante en que partí de la tierra de mis singulares hermanas paralelas, y en ese punto, ya me había empezado a desesperar. Pero para mí fortuna, tan pronto como atravesé ese último portal, llegué una vez más al pasillo de mi casa. ¡¿Será acaso que lo había logrado?!
Todo el sitio parecía estar a solas, y de manera idéntica a como lo había dejado; por lo que rápidamente me dirigí hacia mi alcoba, para tratar de verificar en donde estaba.
Al abrir la puerta de mi cuarto, todo mi alegre mundo se vio al piso. Y es que todo el lugar estaba pintado con un suave color rosa, y decorado con un sinfín de peluches de distintos tamaños; que daba la sensación de estar habitado por alguna chica de 5 años. ¡Rayos! ¡Esta no era mi dimensión!
Al ver ese lugar, mi corazón se aceleró de inmediato; y comencé a sentir una fuerte migraña tensionante, que amenazaba con reventarme la cabeza. ¡Ya no podía más!
Estaba cada vez más desesperado y solo, ya que mi viaje parecía absolutamente interminable; y sin señales claras de querer terminar.
Para colmo de males, comencé a sentir como varias personas estaban llegando a la casa; y como habían empezado a subir las escaleras con indescriptible rapidez, hasta acercarse cada vez más hacia mi reducida ubicación. ¿Acaso ese sería mi triste final?
No sabía cómo debería de actuar, ni tan siquiera si lograría volver a casa. Es por ello que respiré profundo durante unos breves segundos, e hice la primera cosa que se me vino a la mente, "meterme debajo de la cama para tratar de ganar tiempo, mientras pensaba en un plan mucho mejor".
En ese instante comencé a sudar de manera prolongada, sobre todo al percibir las diferentes pisadas que se acercaban a mi lado. Y así estuve durante unos cortos segundos más, hasta que, de manera silenciosa, la puerta se abrió sin ninguna clase de afán.
Aprovechando que la sabana de la cama llegaba al suelo, me asomé discretamente por uno de sus costados, logrando observar como aparecía ante mis ojos una linda niña bastante delgada; que tenía el cabello largo y de color blanco. ¡¿Me pregunto quien rayos será?!
Como si las múltiples sorpresas que había sufrido en ese viaje hubieran sido pocas, al parecer aún tenía tiempo para una más… ¡Y vaya si era una grande!
Desde mi posición estuve mirando todo lo posible a mis alrededores, logrando observar como esa pequeña chica permanecía acompañada por al menos 5 tipos de lo más escalofriantes; quienes permanecían de lo más atentos, en la entrada de la habitación.
Luego de una larga secuencia afectiva, la linda chica se despide del último de sus acompañantes; y fue ahí cuando mis dudas finalmente fueron despejadas.
"¡Que descanses hermanito!"
"Igualmente... ¡Dulces sueños Linka!"
Espera... ¡¿Qué?! ¿Acaso habré escuchado bien? Ese sujeto dijo... ¡¿Linka?!
¡¿Pero en que loco y retorcido universo había aterrizado?!
Por más que lo intentaba asimilar, no lograba salir de mi ineludible asombro. ¡¿E-Esa escuálida personita, era mi versión femenina en esta dimensión?!
Estaba muy asombrado, y sin saber que pensar. Hasta que de un momento al otro la delgada niña cierra la puerta de su habitación con dulzura, y con toda la serenidad del mundo comienza a desvestirse.
Linka se había comenzado a desprender la ropa muy lentamente, y en cuestión de segundos dejó caer su pequeña falda al suelo, quedando tan solo cubierta por unas espaciosas bragas de color naranja; que le marcaban con total claridad la increíble zanja de su sexo.
Tan pronto me percaté de la manera en la que su holgada ropa interior, le deja ver sus definidos labios vaginales, mi insaciable polla comenzó a vibrar con desmedida desesperación; poniéndose dura de manera inmediata.
No salía de mi completo asombro por haber conocido a mi versión femenina, y para terminar de complicar el asunto, estaba super excitado viendo su delicada silueta desde las sombras.
De un momento a otro, me resultaba casi imposible poder soportar el fuerte dolor que tenía acumulado en los huevos; el cual se había incrementado de manera incesante, desde la corrida fallida ocasionada por Leni.
Una vez que estuvo tan solo cubierta por sus lindos pantys, Linka comenzó a caminar por el cuarto de un lado al otro. Hasta que de manera casual cubrió su cuerpo con una bata corta del mismo color, quedando lista para dormir.
Tan pronto estuvo lista, Linka dio un par de vueltas más en la habitación, antes de acurrucarse sobre su colorida cama.
En ese instante, la única imagen que se repetía una y otra vez en mi acelerada cabeza, era la asombrosa visión de la soberbia pata de camello, que se le marcaba en su fabulosa ropa interior. Linka me había dejado súper excitado, y lleno de un inconfundible frenesi. ¡Rayos!
Luego de que se apagaran las luces, me mantuve quiero durante un par de minutos más; esperando con ansias a que el mezquino temporizador de mi reloj, se volviera a activar. Tristemente, ¡eso era lo único que podía hacer!
Al cabo de un poco más de una hora, en donde permanecí oculto bajo la oscuridad que me brindaba mi refugio, la luz de mi reloj finalmente cambió del color azul al rojo; lo cual significaba que el reloj estaba totalmente restablecido, y que el siguiente viaje me llevaría de vuelta a casa.
En ese momento solo debía oprimir el pulsador del reloj para lograr abandonar ese lugar, y poder volver a mi hogar de una vez por todas. Pero a pesar de tenerlo claro, no me decidía a hacerlo, ya que en lo único en lo que podía pensar en ese momento, era en el atractivo cuerpo de mi contraparte femenina.
Aprovechando que la alcoba se encontraba sumergida en una perturbadora oscuridad, decidí abandonar mi escondite para tratar de observar por una última vez, su adorable figura antes de lograr marcharme.
Me acerqué a ella con mucho sigilo, en un intento claro por no ser descubierto. Y cuando finalmente estuve a escasas pulgadas de su lado, traté de concentrarme todo lo que pude para poder contemplar su hermosa visión.
Mi única intención era quedarme un rato más, contemplando su sensual silueta; pero debido a la enorme oscuridad que se mantenía en el cuarto, no podía morbosear sus atrayentes rasgos. ¡Rayos!
Debido al colosal grado de excitación que tenía en ese momento, decidí jugarme el todo por el todo, y prender una luz para lograr mi cometido. Si Linka en verdad era parecida a mí, debería tener el sueño igual de pesado; por lo que una simple luz no la despertaría.
Con cada tramo de mi gloriosa figura completamente electrizada, encendí la luz de la mesita de noche, no sin antes tapar la rendija que quedaba debajo de la puerta, y de colocarle el seguro a la misma; para evitar que sus hermanos se alertasen por la claridad.
Al encender la luz con nerviosismo, pude contemplar a Linka arropada muy tiernamente hasta la cintura; y para mi fortuna, no parecía dar indicios de despertarse.
Ya que Linka estaba dormida, decidí tirar de su sábana muy súbitamente, para lograr dejar ante mi vista su grandiosa intimidad.
Mientras tiraba de su cobertor con mucho cuidado, no pude evitar contener el aliento, para no temblar por el enorme pánico que sentía.
Me costó un trabajo increíble, pero luego de unos cuantos segundos más, ¡lo había conseguido!
Linka estaba completamente desprotegida de la cintura para abajo. Por lo que llevado por la inusual adrenalina que corría por mis venas, subí su bata hasta por encima de su diminuto ombligo; dejando su maravillosa abertura, de lo más expuesta ante mis perplejos ojos.
Tan pronto volví a contemplar la espectacular zanja que se le pintaba entre las piernas, mi punzante polla comenzó a vibrar con elevada emoción.
¡No lo podía evitar! Y es que poder apreciar su fabulosa intimidad tan de cerca, me estaba provocando un singular cosquilleo en el tronco mismo de mi oscilante polla; que amenazaba con hacerme perder la razón.
En esa posición podía sentir el embriagante olor proveniente de su apretada entrepierna, así como todo el calor que emanaba de su inexplorada intimidad.
Esa niña era muy bella. Es por ello que pensé en no dejar pasar tan magnífica oportunidad, y llegar un poco más lejos. Fue así como extendiendo poco a poco mis manos —las cuales ya estaban temblando debido a tanta agitación—, procedí a quitarle con mucho cuidado su ajustada pantaleta.
A medida que se la iba retirando, no podía dar fe del impresionante cuerpo que tenía frente a mis conmovidos ojos. Sus labios vaginales eran blancos como la leche, y estaban sin un solo pelo que los cubriese; por lo que una vez que le quité sus adorables bragas, tuve que tomar aire para no enloquecer.
Entre más la contemplaba, mayor era la excitación que se apoderaba de mi tenso cuerpo. Es por ello que no me pude resistirme más a tan deslumbrante situación, y de manera casi involuntaria comencé a bajar mi pantalón, con todo y calzoncillos; hasta dejar mi afilado miembro listo para masturbarme con celeridad.
Una vez que comencé a jalármela por Linka, me llevé uno de mis dedos decididamente a la boca, para luego pasárselo con absoluta delicadeza, por la apretada abertura que se le dibujaba entre las piernas.
En el instante en que la suave yema de mis dedos hizo contacto con el tibio inicio de su raja, comencé a sentir una fuerte punzada en mi pecho, seguida de una indescriptible descarga de placer; que me dejó con el cuerpo alterado.
No sé si era el morbo por estar parado junto a mi versión femenina interdimensional, pero el grado de excitación que me envolvía en ese momento, era incomparable.
El sexo de Linka estaba comenzando a hacer estragos no solo en mi cuerpo, sino en mi cabeza; por lo que tenía que tratar de controlarme para no cometer una locura.
Continúe deslizando mi dedo una y otra vez, de arriba hacia abajo sobre su suave rajita; y cada vez que lo hacía, podría sentir como Linka comenzaba a dar pequeñas muestras de agitación.
Una cosa que me llamó mucho la atención, fue que a pesar de no tener ningún vello púbico "visible", podía sentir la manera en la que estos me puyaban cada vez que deslizaba mis delgados dedos por sus labios. Era evidente que Linka estaba cerca de alcanzar la tan anhelada pubertad, por lo que pronto su aplanado cuerpo se comenzaría a transformar.
A los pocos minutos de haber empezado a estimular su delicada vaginita, pude sentir como de a poco, esta había comenzado a humedecerse. Es por ello que aprovechando su inusual viscosidad, me dispuse a deslizar mis dedos un poco más dentro de sus esponjosos labios, para disfrutar su estrechez.
Tan pronto como mis hábiles dedos comenzaron a rozar el interior de su apretada intimidad, Linka liberó un suave gemido de calentura, que erizó todos los vellos de mi cuerpo; y puso mi punzante polla a latir con intensidad.
—¡Jaaahhh!
Ya que mis dedos estaban explorando un poco más a fondo la sensible abertura de Linka, extendí vigorosamente los animados dedos de mi otra mano, para comenzar a buscar su escondido clítoris.
En el instante en el que acaricié su lubricado botoncito, Linka comenzó a lanzar un alargado suspiro de placer; casi al tiempo en que despegaba su pequeña espalda de la cama.
Tocar su entibiecido clítoris había sido mucho para ella, por lo que no tardó en abrir sus somnolientos ojos con prolongada lentitud. ¡Rayos!
Mi peor pesadilla se había vuelto realidad, ¡Linka había despertado!
Una vez que abrió los ojos, Linka dirigió la mirada directamente hacia mi lado; y casi de manera instantánea, transformó su lindo y relajado rostro en uno lleno de absoluto pánico.
Al verme desnudo junto a ella, y al sentir lo que mis esbeltos dedos le estaban haciendo entre las piernas, Linka intentó lanzar un desesperado grito pidiendo ayuda; para que sus hermanos vinieran a socorrerla.
Afortunadamente para mí, tan pronto me percaté de sus claras intenciones, tapé su boca con una mano; para evitar que aletase a alguien.
Linka estaba completamente aterrada y llena de inconfundible pánico. Es por ello que no tardó en comenzar a sacudir su pequeño cuerpecito con una gran exaltación, para intentar apartarse de mi lado.
Sin saber que hacer, me subí de manera inmediata sobre su delgada figura; para tratar de mantenerla controlada. Aunque eso no la detuvo de continuar sacudiendo su frágil cuerpecito, de un lado para el otro. ¡Esta chica si que era determinada!
Algo con lo que jamás contó, fue con el hecho de que su constante forcejeo, había comenzado a calentarme inmisericordemente.
En ese punto Linka había comenzado a sacudir sus estilizadas caderitas velozmente bajo la mías, consiguiendo que rozasen de manera involuntaria, contra mí ya excitando miembro.
Ya completamente sumergido en la tormentosa calentura del momento, agarré su pequeña pantaleta con mi mano en libertad, y se la metí de un solo tirón muy dentro en su boca; para silenciarla de manera definitiva.
Una vez que Linka estuvo callada, sujeté sus delgados brazos con una mano, y los ubiqué por encima de su aclarada cabellera; para evitar que me siguiese lanzando golpes por todos lados.
Ver a Linka completamente aterrada, y con su pequeño panty introducido muy por dentro de su temblorosa boca, me empezó a generar una clara sensación de intranquilidad; que me hizo pensar que lo mejor que podía hacer en ese instante, era marcharme mientras aun tuviese la oportunidad.
Pero de un momento a otro, la agitada albina volvió a sacudir sus estresadas caderas con soltura, haciendo que mi verga se chocase contra su entrepierna. ¡Ya no podía más!
Luego de sentí todo el calor y la excesiva humedad provenientes de su ajustada vagina, mis caderas se acomodaron instintivamente sobre su inocente abertura; para luego comenzar a puntearla de manera sistemática. La pequeña albina había despertado toda la lujuria que había en mí, y ya no había vuelta atrás.
Tan pronto Linka sintió la forma en la que mi vigoroso pene se adentraba poco a poco entre sus regordetes labios, soltó un par de tenues gemidos de dolor, que retumbaron por toda la habitación.
—¡Mmmh! ¡Mmm… Mmmhh!
¡Había sido todo! Ya no quedaban rastros de cordura en mi cabeza.
Es por ello que recordando a Leni, no tardé en escupir sobre mi mano libre, para luego esparcirla a lo largo de su apretada rajita; con el único fin de darle un poco más de lubricación.
Linka estaba completamente roja, y no dejaba de temblar. Así que comencé a besar su cuello con una gran determinación, para ver si lograba tranquilizar.
Después de varios segundos más y al ver que no se relajaba, comencé a introducirle mi polla con mayor ferocidad; para tratar de abrirme paso dentro de su resguardada barrera. Aunque a pesar de mis limitados esfuerzos, Linka no paraba de apretar su ceñida abertura. ¡Rayos!
Mis intentos por tratar de penetrarla habían sido repelidos. ¡Pero no iba a claudicar tan fácilmente!
Es por ello que continúe punteándola con mucha más intensidad, aplicándole cada vez más fuerza dentro de su ajustada almejita; para intentar socavar su extraordinaria resistencia.
—¡Mmm! ¡Mmmh! ¡Mmhhh! —gemía cada vez más la aterrada chica albina, a medida le que introducía mi afiebrado garrote entre las piernas.
Yo también estaba bastante empeñado a hacerla mía. Es por eso que agarré sus piernas en contra de su voluntad, y me las puse directamente por encima de mis hombros; dejándola con la concha mucho más abierta, y vulnerable a mis desquiciadas embestidas. ¡Era todo o nada!
En esa nueva posición, podía sentir como mi polla se iba adueñando cada vez más de su cálido interior; hasta hacerle respirar con inconfundible malestar.
Linka estaba claramente en su límite, por lo que luego de un par de inquietantes sollozos de dolor, acompañado de innumerables lágrimas de impotencia, le enterré medio pene de una sola estocada; hasta lograr cruzar su última defensa.
Luego de una larga e inquebrantable lucha… ¡Su virginidad era toda mía!
El interior de Linka era extremadamente cálido, y de los más apretados que había podido disfrutar. Haciéndome vibrar con absoluta ligereza, cada vez que estrangulaba mi magullado herramienta.
Con más de la mitad de mi polla alojada en su interior, no tardé en dar inicio a un intenso y vivaz bamboleo de cintura; con el único fin de tratar de apaciguar, los pocos aires que le quedaban de resistencia.
Linka había comenzado a llorar con una gran pertubacion, derramando numerosas lágrimas sobre su cama.
Verla llorar me conmovió de increíble sobremanera. Pero luego de sentir el constante resorteo de mi dura estaca sobre su almeja, sus lamentos me tenían sin cuidado. En lo único en lo que podía pensar, era en sexo.
En un instante en particular, comencé a penetrarla con mucha más velocidad; provocando que su pequeño cuerpecito, se moviera al vertiginoso ritmo de mis embestidas.
—¡Aahh, Aaghh! ¡Linka, Linka! Estás ¡Mmm! Estás muy apretadita. —le susurré al oído.
Al oír mis palabras, Linka comenzó a sacudir nuevamente sus maltratadas caderitas; con el único fin, de alejarse de mi lado. Pero sus intentos eran en vano, y para lo único que servían, eran para aumentar mucho más la velocidad de mis arremetidas.
Aprovechando que tenía una mano libre, comencé a subirle la bata con fastuosa moderación; hasta lograr dejar sus pequeñas tetas sueltas.
Sin siquiera dudarlo, comencé a retorcer sus minúsculos pechitos con la punta de mis dedos; hasta hacerla retorcer con elevada desazón.
—¡Mmm, Mmmh… Mmhhh!—jadeaba insistentemente Linka, mientras giraba su colorado rostro de un lado para el otro.
El prolongado éxtasis del momento, me tenía cada vez más trastornado. Es por ello que volví a meterle nuevamente la puntica, para disfrutar de su inigualable calidez.
Finalmente estaba perforando su dulce coño con soltura… ¡Y eso me encantaba!
De un instante al otro me dejé llevar por las placenteras sensaciones que sentía, al punto en que comencé a bombearla cada vez con mayor fortaleza; mientras agarraba sus diminutas tetas con una mano, y chupeteaba su reducido cuello con mis labios.
Me la estaba follando con todo lo que tenía, y eso me hacía sentir cada vez más vivo.
Segado por el placer, comencé a tocar todo su cuerpo con desenfreno. Fue en ese momento cuando rápidamente la tomo por el cabello, y empiezo a bombear justo en medio de sus transpiradas piernas; hasta lograr comprobar con beligerancia, la manera en la que se estremecían sus minúsculas tetas. ¡La silueta de Linka me tenía cada vez más desenfrenado!
Estaba totalmente embriagado tanto por su aroma, como por su deslumbrante tacto. De modo que comencé a embestirla cada vez con mayor afán, casi al tiempo que me deleitaba engullendo sus pequeños senos entre mis labios.
Linka estaba mucho más enrojecida que en un principio. Por lo que después de todas las múltiples estocadas que me animaba a darle; ya no se estremecía ante ninguna de mis caricias. Al parecer, había comenzado a aceptar a su extraño invasor.
Mucho más que relajado, abrí sus delgadas piernas como pude, y le metí la polla de una sola estocada; hasta hacerla girar su rostro hacia las nubes.
¡¿Me pregunto si tirarme a mi versión femenina, era sexo o masturbación?!
De ese modo continúe embistiéndola sin contemplación alguna, sintiendo la fabulosa humedad de su sexo, y el prolongado calor de su piel; cada vez que me acercaba a su fondo.
A medida que la perforaba, comencé a sentir un fuerte calambre en la punta de mis pies, que anunciaba con recelo, que mi orgasmo estaba cerca.¡Rayos!
Podía sentir las continuas contracciones ejercidas por su apretada vagina, y la manera en la que sus escuálidas extremidades, se sacudían tímidamente ante cada uno de mis implacables movimientos.
Aquello fue demasiado para mí. Por lo que a pesar de mis desesperados intentos por tratar de prolongar este fabuloso encuentro el mayor tiempo posible, no tardé en explorar en una brutal y entrañable corrida; que estuvo a punto de hacerme perder el sentido.
—¡Ohh, Linka! ¡Ohh, Linka! ¡Ohh, Siiií! ¡Li-Liinkaaaa!
Fue así como empecé a venirme sin control alguno, llenando su estrechado interior, con los desaforados chorros de mi más espesa semilla.
Una vez que la agitada Linka se percató de lo que estaba pasando, no pudo evitar batir su sonrojado cuerpo con apabullante velocidad; aunque no se si de la rabia, o del entrecortado placer
—¡Mmm, Mmhh… Nghhhhh! ¡Mmmhh!
Eran irreales las sensaciones tan agudas que me estaba regalando tan pequeña criatura, haciéndome estremecer de la cabeza a los pies.
Luego de tan copiosa corrida, no pude evitar desplomarme sobre el sudado cuerpo de mi impensada amante; quien en ese punto permanecía en un completo trance, respirando alteradamente por la nariz.
Estaba exhausto y sin ánimos de moverme, así que permanecí tendido sobre su suave cuerpecito; mientras recuperaba una breve pizca, de mis desvanecidas energías.
Mientras continuaba disfrutando del maravilloso cosquilleo que me brindaba su acalorada entrepierna, siento como alguien se acerca a la puerta; y luego de tocar un par de veces en ella, trata de abrirla sin éxito alguno.
¡Rayos! ¡¿Pero quién podría ser a estas horas?!
Al percatarse de que había alguien en la puerta, Linka trató de hacer ruido para pedir ayuda; por lo que no me quedó de otra más que morderle uno de sus diminutos pezones con recelo, para que acabase con su afán de intentarlo.
—¡Mmmh, Mmhhh! —jadeaba insistentemente la temblorosa niña, a medida que sus entristecidos ojos se volvían a llenar de lágrimas.
Por fortuna Linka era una chica bastante lista, así que rápidamente entendió el mensaje; y se quedó quieta para no sufrir más daño.
Mientras el cuarto permanecía en silencio, la persona que estaba en la puerta no tardó en identificarse; con el único fin de que la dejasen pasar.
"Linka, Linka, soy Lars, ¡ábreme la puerta!".
¡¿Pero quién rayos era ese tal Lars?! ¡¿Y porque quería entrar al cuarto con tanta insistencia?!
—Linka, ¡abre ya! Necesito el libro de poemas que te presté la semana pasada. Anda… ¡Date prisa!
Al pasar los segundos y no escuchar respuesta alguna, el chico rápidamente comenzó a impacientarse; por lo que siguió tocando con elevada insistencia, para que le abriesen la puerta cuanto antes.
—Linka, vamos… ¡Realmente necesito ese libro! ¡Ehh! Y a todas estas… ¿Porqué estás con candado? ¡¿Está todo bien?!
Al ver que nadie le contestaba, el tal Lars comenzó a empujar la puerta para tratar de abrirla.
No podía creer lo persistente que era ese sujeto. De modo que, dándole las últimas estocadas al interior de Linka, y con una elevada tristeza en el corazón; llegue a la conclusión de que lo más sensato y seguro, era huir de ese lugar cuanto antes.
Así que, mientras continuaba sobre Linka, utilicé mi mano libre para comenzar a vestirme lo más rápido que pudiera; ya que si le soltaba los brazos, de seguro se quitaría el panty que tenía en su boca, y empezaría a gritar con total locura.
Una vez que estuve vestido, escuché como "Lars" comenzó a llamar a sus otros hermanos, para que le ayudasen a abrir la atrancada puerta. ¡Rayos! Tenía que darme prisa en salir de ese lugar.
En un parpadeo, escucho como dos personas más se acercan a la entrada, y luego de tratar de abrir la cerradura; empiezan a empujarla con una gran decisión, para lograr entrar cuanto antes.
Mi primera alternativa era activar el reloj dentro de la propia habitación, pero para ello necesitaba de mis dos brazos; y en ese momento solo tenía uno disponible, ya que con el otro continuaba sujetando a Linka, para que no me volviera a golpear. ¡El tiempo continuaba avanzando, y no sabía que hacer!
No tenía más lapsos para pensar, así que rápidamente solté a la chica para liberar mi mano; y poder huir de ese lugar. Pero tan pronto me dispongo a estirar el brazo para activar el dispositivo, Linka se abalanza velozmente sobre mí lado; impidiéndome el poder hacerlo.
Al escuchar los gritos de la albina, sus hermanos se dispusieron a tumbar la puerta con enojo. En ese momento, mi cuerpo estaba completamente cargado de adrenalina, y mucho más que listo para lo que se viniese.
Así que, tan pronto los hermanos lograron derribar la puerta, lancé a Linka con todas mis fuerzas hacia su dirección; y aprovechando la terrible oscuridad del momento, me deslicé con rapidez por un costado, hasta salir de la habitación.
Con el corazón a punto de estallar, me fui corriendo por el pasillo con rumbo hacia las escaleras; no sin antes escuchar como una estrepitosa estampida se formaba detrás de mí.
"Un intruso... ¡No lo dejen escapar!".
Al llegar a las escaleras, empecé a bajarlas como un rayo; y mientras lo hacía, no tardé en apuntar mi brazo hacia el inicio de la misma, con el único fin de activar el mecanismo del reloj.
¡Estaba cerca de lograrlo! Pero justo en el instante en el que presioné el interruptor, siento un potente golpe que me impacta contra la cabeza, haciéndome caer inevitablemente por las escaleras. ¡Rayos! ¡Era mi fin!
En las milésimas de segundo en las que iba cayendo, pude ver en la parte alta de las escaleras, a un chico con un traje deportivo similar al que usaba Lynn; quien al parecer me había lanzado con bastante puntería, una bola de béisbol que me impactó contra mi cráneo. Después de eso… ¡Todo era oscuridad!
Así permanecí en completa agonía, sintiendo intercalados corrientazos en todo mi cuerpo. Hasta que después de no sé cuantos minutos, una voz a lo lejos empezó a repetir mi nombre.
"!Lincoln! ¡Lincoln!".
Al abrir los ojos recelo, pude ver a Lisa, con su mirada inexpresiva y su traje anti radiación; llamándome con insistencia.
—Lincoln, Lincoln… ¡Deshpierta de una buena vez!
¡¿Pero que rayos?! Me sentía aturdido y con un fuerte dolor de cabeza, por las distintas cosas que estaban pasando; así que lleno de innumerables preguntas, le dije con suavidad:
—¡¿E-En donde estoy?!
—¡¿Como que en donde eshtas?! Es obvio que eshtás en tu alcoba.
Comencé a mirar para todas partes, tratando de comprobar que realmente estuviese en casa; pero por más que lo intentaba, no lograba enfocar con claridad.
Luego de un par de prolongados segundos, mi extenuado cuerpo se tranquilizó poco a poco; y fue ahí cuando finalmente pude darme cuenta, de tan maravillosa realidad. ¡Había vuelto a casa! ¡¿Pe-Pero cómo?!
Lleno de alegría, dirigí la mirada hacia el redondeado rostro de mi hermana; dispuesto a resumirle las inigualables aventuras que había realizado. Pero por algún motivo Lisa se veía bastante llena de preocupación, y no dejaba de caminar de un lado al otro; mientras renegaba en voz alta.
—No entiendo porque mi artefacto no funcionó, si mis cálculos eshtaban correctos. —repetía una y otra vez mi confundida hermana pequeña, mientras empuñaba las manos con total aflicción.
Su singular comentario me llamó mucho la atención, al no saber a qué se debía tan particular preocupación. Es por ello que no tardé en intervenir, para hacerle saber lo equivocada que se encontraba:
—De qué hablas Lisa, ¡si tu artefacto realmente funciona! Gracias a él estuve en diferentes dimensiones inimaginables.
Al decirle esto, Lisa se me acerca y comienza a alumbrar mis ojos con una pequeña linterna; Luego de lo cual, me dice con seriedad:
—Lincoln, al parecer el elevado campo magnético del vórtice te eshtá haciendo desvariar. ¡¿Te sientes bien?!
—¡¿De qué rayos estás hablando?! —protesté con desencanto.
—Es sencillo hermano... ¡Tú nunca salishte de esta habitación!
—Espera… ¡¿Qué?! Como dices esas cosas, si me pasé las últimas 24 horas tratando de regresar a casa.
Luego de que dijera esto, Lisa agarra la pequeña cámara que estaba puesta sobre el escritorio; y sin siquiera inmutarse, me muestra el video del experimento.
En ella se aprecia el momento exacto en el que entraba al portal, y la forma como instantáneamente caía del otro lado. ¡¿Es en serio?!
Era increíble lo que acababa de observar, pero según la secuencia del video, no abandoné la habitación en ningún momento. ¿Como rayos podía ser eso posible?
Me encontraba más confundido y estresado que nunca. Y en ese instante en particular, no podía dejar de rascarme la cabeza con las manos; así que Lisa, al ver mi aterrado rostro de confusión, no tarda en decirme:
—Déjame revisarte Lincoln, ya que de acuerdo a tus síntomas, lo másh seguro es que tengash algún tipo de trauma por la caída.
—N-No… ¡No gracias, Lis! Estoy bien. Lo único que necesito es descansar un rato.
Luego de decir esas cortas palabras, acompañé a Lisa decididamente hacia la puerta; para no darle el menor chance de que experimentase con mi cabeza.
Una vez más tranquilo, y en la soledad de mi habitación; me recosté poco a poco sobre mi cama, para tratar de descansar.
Sumamente confundido, y con la frente bañada en sudor, estiro la mano hacia mi resguardado bolsillo trasero, para tomar el pañuelo que ahí tenía guardado.
Aunque justo en el instante en el que conseguí hacerlo, me quedé de lo más atónito y acongojado, al ver nerviosamente lo que en realidad había sacado.
Eran las diminutas bragas blancas con rayas rojas horizontales que había estado usando Lynn, la pasada noche que estuvimos juntos.
¡Lo sabía! Toda esa maravillosa aventura, no había sido solo un simple sueño.
Seguramente Lynn me la guardó en el bolsillo trasero, a manera de recuerdo.
Esta adorable prenda me había devuelto nuevamente la felicidad perdida. Aunque para mi desgracia, no iba a ser prueba suficiente para que la testaruda de Lisa me llegase a creer. ¡Rayos!
Luego de tan deslumbrante hazaña vivida, y de que seguramente nunca nadie llegue a creer mi historia; estaba seguro de que en algún instante no muy lejano, me volvería a encontrar con mi querida familia paralela.
