¡Hola a todos! Yo soy Ronalda Anne Santiago, o "Ronnie Anne" para los más cercanos. Y me imagino que se estarán preguntando, ¿en dónde estará ese patético perdedor de cabello blanco llamado Lincoln Loud?

Pues debido a la gran cantidad de cambios que he estado experimentando recientemente en mi agobiante vida, me cedió su espacio para poder contarles una pequeña parte de mi increíble historia.

Como todos sabrán soy oriunda de un pueblito llamado Royal Woods (Michigan), que es en donde viví gran parte de mi vida, y en donde conocí a muchos de mis mejores amigos y seres queridos; entre los que se destaca ese flacucho, insípido y dientón de Lincoln.

Aunque resulte difícil de creer, a mis escasos 11 años de edad, mi vida no ha sido para nada color de rosa. Ya que desde muy chica he tenido que aprender a valerme por mí misma, y a cuidarme prácticamente sola; a pesar de ser la chica más integrante de esta rama de la familia.Y si se preguntan, ¿Como es eso posible? ¡La respuesta es muy sencilla!

Todo comenzó el día en que mi padre salió de nuestro hogar, dispuesto a cumplir con su gran sueño de trabajar como doctor voluntario por toda Sudamérica; dejándonos al cuidado de nuestra valiente y abnegada madre.

Y aunque inicialmente vivíamos en calma y las deudas estaban controladas, poco a poco estas fueron incrementándose. Lo que obligó a que mi madre, e incluso a mi hermano mayor Bobby, tuviesen que trabajar prácticamente día y noche; dejándome a mi merced gran parte del tiempo.

Estar sola no era para nada divertido, ya que mientras mamá y Bobby no estaban, tenía que colaborar arreglando la casa, lavando la ropa, preparando la cena; y en mis pocos ratos libres, hacer mis deberes escolares. ¡En fin! ¡Mi vida era monótona y aburrida!

Cierto día, en el que me encontraba haciendo un aseo exhaustivo de la pocilga que tiene Bobby como alcoba, encontré muy escondido en un rincón del closet, una caja con una serie de cosas viejas. Y aunque no era la primera vez que la veía ahí, nunca me había atrevido a mirar en su interior; pero a estas alturas mi curiosidad y aburrimiento eran mayores, por lo que rápidamente la saqué de su escondite, para comenzar a revisarla.

Al abrir esa vieja caja, pude ver como en su interior solo había ropa vieja, libros, varios CDs gastados y mucha, pero mucha basura. En pocas palabras... Nada que sirviese para sacarme de mi letargo diario.

Sin nada más que revisar, dejé casi todo como lo encontré, y me llevé los CDs a mi habitación, con la esperanza de que al menos tuviesen alguna buena película que me ayudase a distraerme un rato. Pero tan pronto puse el CD en el reproductor, mi rostro se transformó de inmediato, al comprobar que no eran precisamente películas aptas para todos los públicos.

Aunque ocasionalmente había visto escenas bastante subiditas de tono en alguna que otra película nocturna, era la primera vez que tenía frente a mí una cinta de esa clase; y pese a que mi primer impulso fue devolverlas a su caja, decidí echarles un breve vistazo para salir del aburrimiento. ¡Igual! Nadie se iba a dar cuenta de lo que estaba pasando.

La primera película que coloqué trataba de una chica rubia bastante joven —y muy bien dotada—, quien al parecer no tenía como pagar la renta o algo así; hasta que de un momento al otro aparece el administrador del edificio, dispuesto a cobrarle la deuda a como diera lugar.

En ese instante la cinta me estaba causando mucha gracia, ya que para nada esperaba que tuviese una historia tan simple y predecible; aunque en esa clase de filmes, me imagino que eso era lo que menos importaba.

Cuando finalmente llega el momento en el que los protagonistas comienzan a desvestirse, mis risas se detuvieron, y mi corazón no tardó en acelerarse.

Y es que, por alguna extraña razón, en ese instante en particular me sentía sumamente exaltada, no sé si por el hecho de estar viendo a escondidas una cinta que no era apta para mi edad; o por estar presenciando la manera en la que el musculoso protagonista, sacudía su enorme polla frente a mis inocentes ojos.

Mientras la película avanzaba y los personajes resolvían sus diferencias con sexo rudo y desenfrenado, no tardé en comenzar a sentir una extraña comezón a lo largo de toda mi delicada rajita; que con el paso de las escenas, se hacía cada vez más fuerte y desenfrenada.

Ver esa escena me tenía sumamente consternada, y no pasó mucho tiempo para que mi inocente mano descendiera casi de manera instintiva hasta apoderarse de mi exaltada entrepierna; en un claro intento por tratar de controlar, la sofocante picazón que se estaba formando bajo mi pequeña pantaleta blanca.

Tan pronto mis dedos comenzaron a rozar los diminutos pliegues que se formaban sin obstáculo alguno sobre la delgada tela que cubría mi abultada intimidad, mi cuerpo entero se sacudió, y un estremecedor corrientazo envolvió toda mi frágil figura; hasta hacerme vibrar del intenso gusto. ¡Uff! ¡Que deliciosa sensación!

Era la primera vez que sentía esa clase de punzadas en mi entrepierna, y a decir verdad, ¡Me había encantado!

Por primera vez en mucho tiempo me sentía ansiosa, viva y llena de energía. Así que seguí viendo muy atenta la película, mientras continuaba acariciando con destreza mi sensible y cada vez más humedecida rajita; con la esperanza de poder continuar disfrutando de esas estremecedoras sensaciones, que me impulsaban a querer saber más sobre mi propia intimidad.

Al terminar de ver la primera parte de tan apasionante película, mi ajustada pantaleta estaba completamente adherida a mi estresado cuerpo; debido a las múltiples ráfagas de caricias, a las que se había visto sometida mi indefensa vagina.

En ese punto me sentía más acalorada que nunca, y me moría de ganas de ver el resto de cintas de un solo tirón. Pero lastimosamente eso no iba a ser posible, ya que mi excitante sesión de cine clandestino se había tardado más de lo esperado, y cada vez faltaba menos para que volviese mamá de su turno de la tarde; por lo que debía continuar en algún otro momento.

Visiblemente nerviosa, agarré las películas y las devolví hacia su sitio de origen; con la esperanza de que el despistado de mi hermano no notase que las había agarrado.

Luego de un par de tortuosos minutos apareció mamá, totalmente agotada como era su costumbre, y al poco tiempo llegó Bobby; quien tan pronto entró a la casa, se encerró en su cuarto con total velocidad, ya que al parecer tenía una cita con su novia Lori.

Una vez que terminó de cambiarse de ropa, salió volando del lugar; sin siquiera darse cuenta de los cambios que había hecho en su alcoba. ¡Definitivamente Bobby nunca iba a dejar de ser despistado!

Esa noche mientras estaba en mi cuarto, no podía dejar de recordar el montón de nuevas sensaciones que había experimentado en tan inolvidable tarde; las cuales que me habían hecho disfrutar de mi feminidad como nunca en la vida. Y por primera vez en mucho tiempo me sentía renovada, y estaba más que deseosa de volver a quedarme sola en casa.

Al día siguiente, luego de una interminable mañana en el colegio, estaba otras vez de vuelta en mi silencioso hogar; totalmente dispuesta a ver con completa libertad, el resto de películas que mi hermano guardaba en su closet.

Cuando por fin tuve la casa para mi solita, le puse doble seguro a la puerta de la calle, agarré las películas del cuarto de Bobby, y me encerré nuevamente en mi habitación; a la espera de volver a pasar una tarde única e inolvidable.

En ese momento me sentía absolutamente nerviosa, y mi frágil cuerpo no dejaba de temblar; de tan solo pensar en lo que estaba a punto de hacer. ¡¿Pero que era lo que me estaba pasando?!

Una vez que estuve más calmada, agarre con cuidado uno de esos viejos CDs, y lo puse rápidamente dentro del pequeño reproductor; para no perder ni un solo segundo de mi preciada tarde.

Luego, envalentonada por el naciente cosquilleo que se sacudía en mis entrañas, procedí a quitarme lo que traía puesto, hasta tan solo quedar en ropa interior. Y una vez que estuve más cómoda, me senté sobre la cama, le di play a la película; y comencé a disfrutar de la cinta, con bastante expectación.

Mientras veía pasar las candentes escenas que tenía frente a mí, empecé a recorrer toda mi exaltada silueta con la suave punta de mis dedos; hasta arrancarme varios suspiros en el proceso.

Me sentía sumamente confundida debido a las extrañas sensaciones, que de a poco comenzaban a acumularse en mi conmovido interior; las cuales, no tardaron en generarme un agudo pero intenso corrientazo en todo mi cuerpo, que me hacía sacudir las caderas de manera descontrolada.

Pronto, estiré una de mis intranquilas manos con total delicadeza, hasta empezar a frotar mis oscurecidos pezones, con la tenue punta de mis dedos; mientras que con la otra recorría cada pulgada de mi firme figura, logrando experimentar un incesante cosquilleo en gran parte de el, que me tenía cada vez mas intranquila.

Sentir las intermitentes caricias que le estaba propinado a mi inexperta figura, me hizo comenzar a liberar un par de desgarradores jadeos contenidos; que no tardaron en entremezclarse con los prolongados gemidos provenientes de la televisión.

Cuando finalmente mis escurridizos dedos llegaron a mi temblorosa vagina, bastaron un par de suaves caricias sobre la comisura de mis labios; para que mi gastada ropa interior se humedeciera casi por completo. Al comprobar lo terriblemente acalorada que en ese instante me encontraba, comencé a quitarme mi pantaleta con una gran agilidad; hasta quedar desnuda sobre mi cama.

Era la primera vez que estimulaba mis partes con tanta libertad, y para serles sincera, ¡se sentía extraordinario!

Podía apreciar como mi cuerpo se bañaba cada vez más en sudor, a medida que rozaba mis abultados pliegues con soltura; y mientras lo hacía, no dejaba de sacudirme de manera altamente descontrolada, debido a las incesantes ráfagas de placer que arremetían contra mi tierno sexo. ¡Me estaba volviendo loca!

Mis pequeños pezones estaban tan duros como una piedra, por lo que continué tocándolos muy suavemente con las yemas de mis dedos, para poder disfrutar de esas nuevas sensaciones; que de a poco se apoderaban de mi mente.

Mientras continuaba frotando los sensibles piquitos de mis tetas, mi cuerpo entero se empezó a retorcer al compás iracundo de los fulminantes impulsos que arremetían contra mis indefensos labios; por lo que instintivamente cerré con fuerza mis frágiles piernas, para tratar de controlar las enloquecedoras descargas de placer, que recorrían mi enrojecida silueta. ¡Mi sexo estaba sumamente estimulado, y eso me tenía a punto de desfallecer!

En ese momento tan solo quería continuar experimentado de aquella gloriosa sensación, que de a poco se había comenzado a acumular, en lo más profundo de mi vientre.

De esta manera, no tardé en soltar uno de mis diminutos pechos para llevar mi mano izquierda hasta mi apretado coño; en donde aproveché para entreabrir mis esbeltos labios con delicadeza, hasta dejar completamente expuesto mi apretado interior.

Luego, con mi mano derecha, empecé a deslizar muy suavemente la delgada punta de mi dedo índice por todo el contorno de mi lubricada vagina; hasta hacer que mis caderas comenzasen a elevarse por sí solas.

Mis caricias me estaban arrastrando a un universo único de sensaciones inimaginables, del cual era muy difícil que quisiera escapar.

Una vez que tuve mis dos manos en posición, comencé a deslizar con lentitud uno de mis ansiosos dedos dentro de mi resguardada abertura, para tratar de abrirme paso y adueñarme de su inexplorado interior. ¡Jaaahhh!

Este intento inicial por tratar de autopenetrarme, me hizo arquear violentamente la espalda, y me obligó a cerrar las piernas de manera involuntaria; como tratando de retener aquella sublime sensación en mi interior, tanto como fuese posible.

Ya un poco más relajada, volví a abrir las piernas muy lentamente. Y pese a que continuaba respirando con indescriptible dificultad, no tardé en retomar las satisfactorias caricias que ejercía con sobre mi punzante coño; hasta comenzar a jadear de manera descontrolada.

Mientras tocaba mi rajita, no perdía detalle alguno de lo que estaba pasando en la película. Y fue así como en un momento en particular, una de las rubias protagonistas empezó a succionar la lampiña vagina de su preciada acompañante; hasta hacerla sacudirse del prolongado gusto.

La escena me tenía absolutamente excitada, y de lo más deseosa de que esa habilidosa chica rubia, estuviese jugando con mis ceñidos labios vaginales; en lugar que con esa otra chica con cara de zorra.

Y mientras me acariciaba mis cosquilleantes partes con soltura, abrí las piernas todo lo que pude, y cerré los ojos con gran indecisión; para poder disfrutar al máximo de tan extraordinario placer, a medida que transcurría la tarde.

Escuchar los prolongados gemidos de felicidad, provenientes de la voraz boca de la protagonista, poco a poco me estaban acelerando el corazón; hasta prácticamente hacer que mi pequeño cuerpo se tensara.

Al estar con las piernas abiertas y el coño completamente expuesto, podía sentir la manera en la que los intrépidos dedos de mi mano, se adentraba con mayor facilidad dentro de mi hambrienta hendidura. ¡Mmmh! La intensa comezón que sentía en mi rajita, se hacía cada vez más insoportable.

Estaba disfrutando al máximo de tan estremecedor momento. Y mientras lo hacía, continuaba frotando cada vez con mayor desesperación mis escurridizos dedos; hasta hacerlos desaparecer una y otra vez, justo en medio de mis palpitantes labios.

Así me mantuve durante varios minutos más, hasta que mi exaltado cuerpo no pudo continuar soportando la terrible excitación; y estalló en júbilo tras escuchar la seductora manera en la que la enloquecida rubia de la película, comenzó a gemir de manera entrecortada.

Mientras estaba completamente entregada a darme placer con mis inquietos dedos, mi extenuada figura no tardó en retorcerse con total ferocidad; cada vez que mis diminutas falanges se adentraban un poco más, dentro de su virginal interior.

En medio de mi interminable calentura, no tardé en empezar a juguetear con mi mano izquierda, deshojando mis mojados labios con mucha calidez; hasta que de repente encontré un punto justo en los pliegues superiores de los mismos, en donde mis mimos y roces me daban una sensación mucho más placentera, de lo que había experimentado anteriormente.

De un momento al otro metí la punta de mis dedos en los bordes de mi lubricada conchita, y los empecé a desplazar muy suavemente de forma ascendente; hasta lograr encontrar la diminuta bolita de color rosado, que tanto placer le provocaba a la chica de la película.

Envalentonada por la gran cantidad de sensaciones que estaba experimentando, moví uno de mis dedos en círculos sobre el hinchado capullito que tenía entre las piernas; para comenzar a delirar con el increíble voltaje que este me producía.

—¡Aahh, Aaahh! ¡Mmghh!

Se sentía tan rico y agradable, que no demoré en comenzar a gemir con una gran desesperación; cada vez que mi electrificado cuerpecito, sufría espasmos en su interior.

¡Ya no le prestaba atención al video! Mi mente estaba completamente sumergida en las sobrecogedoras descargas de placer, que sacudían a cada rato mi alterada existencia; mismas que me estaban provocando una extraña picazón en mis pezones, que me tenían cada vez más perturbada.

Con la punta de mis dedos dibujaba una y otra vez sobre el abultado contorno de mis labios vaginales, recorriéndolos con absoluta lentitud; hasta que mi cuerpo se contorsionaba, con desbordante angustia y furor.

De repente, la creciente tensión muscular empezó a saturar cada vez más mi sensitiva entrepierna, haciéndome experimentar una aguda sensación de escalofrío por gran parte de mi transpirada silueta; que hizo estremecer mi alterado útero, bajo el deslumbrante placer del momento.

—¡Aahh, Ahh, Ahhh! ¡Umghh!

Casi sin pestañear, empecé a batir mis estrechas caderas con elevada persistencia; y entre más lo hacía, más rápido se estremecían.

En un momento en particular, me encontraba prácticamente con las caderas al aire; mientras frotaba mis dedos con gran impaciencia, por todo el centro de mi acalorada conchita. ¡Ohh! ¡Que increíble sensación!

Sentía prolongadas oleadas de escalofríos por todo mi cuerpo, cada vez que intensificaba los movimientos de mis envalentonados dedos sobre mi pubis.

Mi brillante rajita emanaba fluidos por doquier, empapando mis delgados dedos casi por completo. Sentía una enorme llama en el interior de mi vientre, que me incitaba a seguir explorando hasta el último rincón de mi acelerada figura; casi al tiempo en que me movía de un lado a otro, flexionando mis piernas con desesperación.

Puse mi otra mano en mi entrepierna, abriéndome paso entre los labios mayores de mi aceitada vagina; alcanzando a meter la punta de mi travieso dedo dentro de esta.

Rápidamente pude sentir como algo caliente me hacía vibrar de infinito placer, mientras los delgados dedos de mi otra mano, no cesaban sus las caricias sobre mi inflamado clítoris.

Mis diminutos senos estaban cada vez más duros, y me picaban con muchas más ganas que en un principio; haciendo que mis frecuentes jadeos fuesen cada vez más evidentes.

No me atreví a penetrarme por completo, pero al sentir a una de mis pequeñas falanges abriéndose paso dentro de mi extenuada abertura, perdí el control sobre el resto de mis extremidades.

Sentir mis labios abiertos y las profundas contracciones que mis caricias me generaban, me empezaron a formar un singular revoltijo en todo el vientre; que me hizo estremecer con gran intensidad.

—¡Ahh, Ahhh… Mmmm!¡Pe-Pero que deliciaaa!

Mis manos me temblaban, y mi cuerpo cada vez estaba más susceptible y caliente. Los intensos mimos que a cada rato me provocaba en mi agitada raja, estaban a punto de hacerme perder la razón; y eso era algo que jamás pensé que fuese posible de experimentar.

Podía sentir como una inigualable descarga eléctrica se abría paso por toda mi espina dorsal, hasta hacer que mi endeble figura, se comenzase a arquear de manera involuntaria. A cada minuto que pasaba mis jadeos eran mucho más intensos y prolongados; haciéndolos cada vez más difíciles de controlar.

—¡Ahh, Aaahh! ¡Mmmh, Aghhh!

Aunque no era la primera vez que toqueteaba mi sexo, si era la primera vez que lo hacía estando tan caliente. Mi corazón latía cada vez más rápido, y mi delicada piel lucia completamente colorada; dando la sensación de que en el instante menos pensado, podía sucumbir ante tanto placer.

Las piernas me temblaban fuertemente, y mi cuerpo se retorcía más de lo que podía soportar. Por lo que sin llegar a darme cuenta, estaba cada vez más fuera de mí.

De un momento al otro, mis portentosos gemidos resultaban tan evidentes, que tuve que sumergir mi rostro en una almohada, para evitar llamar la atención de los vecinos.

—¡Aahh, Ahh... Aaghh! ¡Uff, Uff! ¡Aaghhh!

Mientras me entregaba al placer del momento, pude ver como mis caderas comenzaron a vibrar con emoción; hasta hacerme sentir una inmensa descarga de inacabable energía, que de a poco se fue condensando en mis colorados labios vaginales. ¡mi cálido coño estaba hecho agua!

En ese punto me ardía cada vez más la piel, me costaba trabajo respirar, y mis ojos habían empezado a llenarse de innumerables lágrimas; haciendo que mi acalorada existencia, fuese un auténtico desastre.

Casi de manera inesperada, comienzo a sentir como algo dentro de mi, estaba a punto de estallar. Y esta vez no era como en otras ocasiones, ya que podía palpar como una repentina ráfaga de nuevos placeres, me forzaban a mantener las piernas cada vez más abiertas; al tiempo que un nuevo y más potente corrientazo recorría gran parte de mi alterada figura, mientras trataba de controlar mi agitado pecho para no gritar.

—¡Uhhh! ¡Uughh, Ahhm! ¡Mmmh!

¡No podía más! Mi frágil silueta estaba completamente paralizada. Y a cada segundo que pasaba, las fuertes descargas eléctricas que arremetían contra mi tierno sexo, se fueron condensando poco a poco en mi tensionado vientre; hasta hacerme retorcer por lo que estaba experimentado.

—¡Ughh, Uhhm! ¡Mmmh! ¡Ahh! ¡Aaaghh!

Estaba contorsionando mis caderas, bajo el intenso ritmo que me infringía en mi rajita. Hasta que de repente mi joven cuerpo no pudo continuar soportando los acelerados embates que producía con mis nerviosas manos; haciéndome estallar en un multitudinario mar de locura y ferocidad, que recorría con libertad por el interior de mis temblorosas entrañas.

Fue ahí cuando pude ver como un violento chorro de un caliente líquido semitransparente, era expulsado de mi emotiva rajita con total velocidad; hasta impactar con rabia contra la pantalla del televisor.

—¡Uughh! ¡Mmm! ¡Jaahhhh!

Luego de esto mi visión se nubló, y me desplomé rápidamente sobre mi alborotada cama; sin fuerzas ni para respirar. Había sido la primera vez que me corría, ¡y no podía haber sido más placentera!

Mis piernas rápidamente cedieron al feroz impulso del momento, y de forma brusca se estiraron por todos lados; haciéndome sentir un estimulante cosquilleo en mis extremidades, que me hizo entumecer una pequeña parte de mi vientre.

Luego de mi sorprendente corrida, mis dedos se mantuvieron frotando mi inflamado clítoris con desesperación; casi al tiempo en que mi lubricada vaginita, continuaba expulsando los últimos restos de sus viscosos fluidos.

Entretanto, podía sentir la forma en la que mi confundida cabeza, me daba vueltas con intensidad; haciendo que todo mi cuerpo se entregase irremediablemente a la locura, hasta comenzar a girar sobre mi achicada cama.

Mis piernas parecían estar hechas de gelatina, y mi respiración se me hacía cada vez más entrecortada. Hasta que finalmente la tensión fue cediendo, y me fui tranquilizando poco a poco.

Estando más calmada, empecé a esbozar una pequeña sonrisa de felicidad; luego de haber vivido con absoluto delirio, mi primer orgasmo.

En ese instante, aunque me sentía sumamente confundida; estaba más que deseosa de volver a experimentar, tan inigualable sensación.

Al mirar el reloj, pude darme cuenta de que aún faltaban un par de horas para que regresase mamá; por lo que aún tenía tiempo para terminar de ver la película.

Fue así como permanecí tendida sobre el centro de mi cama, resoplando con dificultad y completamente bañada en sudor. Hasta que el cansancio fue más fuerte que mi voluntad, y me quedé dormida sin darme cuenta.

Luego de esa maravillosa tarde, se me hizo casi una costumbre el "estimular" mi lampiño sexo casi a diario. Y desde entonces, no perdía oportunidad alguna de acariciar mi cuerpo; mientras contemplaba las diferentes películas que escondía Bobby.

Un par de semanas después, en una linda y solitaria noche de viernes, empiezo a escuchar una serie de ruidos secos provenientes de la entrada principal; que me espantaron el sueño de manera automática.

Eran poco más de la 1:20 am, y antes de salir, ni mamá ni Bobby mencionaron que iban a regresar temprano; por lo que no tenía idea de quién podía estar a esas horas en la terraza. Llena de pánico, agarro el bate que tenía junto a mi cama, y me acerco sigilosamente a la puerta de la calle, para ver de quien se trataba.

Al llegar a la entrada y asomarme con cuidado, pude ver como Bobby estaba medio en pie, tratando de abrir la puerta con muy poco éxito; y junto a él estaba Lori, quien lucía bastante risueña y visiblemente mareada.

Era más que obvio que ambos estaban hasta el copete por tanto alcohol, y venían a pasar la borrachera en casa; y ya que era peligroso dejar al par de tortolitos en la calle, quité el seguro y les abrí la puerta para que lograsen entrar.

Afortunadamente para ambos, mamá tenía turno en el hospital esa noche, porque de lo contrario el regaño que les hubiese dado sería tremendo.

Tan pronto entraron a la casa, Bobby y su novia comenzaron a besarse y a manosearse con absoluto descaro; sin siquiera importarles que estuviese presente.

Así que, después de asegurar nuevamente la puerta, y de darle un puñetazo a Bobby en el brazo por haberme despertado; me fui directo a mi cuarto para tratar de recuperar el sueño, que ese par de tontos me habían espantado.

Una vez en mi cama, podía escuchar innumerables risitas y quejidos que se escapaban de la boca de ambos; mientras intentaban llegar a la alcoba de Bobby. Y teniendo en cuenta la borrachera tan tremenda que llevaban en ese momento, iba a ser una verdadera proeza que llegasen a su destino antes del amanecer.

Luego de un rato cargado de multitudinarios sonidos, la casa volvió a estar nuevamente en silencio; por lo que me dispuse a dormir con tranquilidad.

Pasados los minutos, y por más que lo intentaba, no lograba conciliar el sueño; así que me levanté para tomar un vaso de jugo o algo, para ver si así podía volver a pegar los ojos.

Cuando abrí la puerta de mi cuarto, lo primero que noté fue que la luz proveniente de la habitación de Bobby seguía encendida, y la puerta estaba entreabierta. Seguramente ese par estaban tan ebrios, que no fueron capaces de apagarla; de modo que me acerqué a la puerta para ver si podía hacerlo desde ahí.

Al mirar por la pequeña rendija que se formaba en la puerta, pude presenciar una impactante escena, que permanecerá grabada por siempre en mis retinas. Y es que tan pronto mis ojos se asomaron por esa reducida abertura, logré ver la manera en la que Lori, cabalgaba con total entusiasmo, sobre el cuerpo desnudo de su agitado novio. ¡Cielos!

A pesar de que había visto varias escenas candentes de sexo en la televisión, no eran para nada comparables con verlo en vivo y en directo; sobre todo si uno de los protagonistas era tu torpe y distraído hermano mayor.

Podía apreciar con gran claridad la forma en la que Lori saltaba sobre la entrepierna de su novio, y a medida que lo hacía, batía su cabeza y arqueaba completamente su espalda; como si estuviese siendo víctima de feroces convulsiones. ¡Uff! Que espectáculo más ardiente.

Desde mi posición podía ver la manera en la que las vistosas tetas de Lori se tambaleaban con soltura, mientras cabalgaba con frenesí sobre el pasivo cuerpo de mi hermano.

Aunque sabía que estaba mal quedarme ahí viéndolos follar, me era imposible moverme de mi sitio; ya que mi cuerpo había comenzado a experimentar toda una serie de espasmos de lo más desenfrenados; que me tenían completamente paralizada.

A medida que Lori se retorcía sobre el dilatado miembro de su novio, empecé a sentir una inesperada humedad que se estaba formando poco a poco en mi entrepierna; y que me dificultaba pensar con claridad.

Lori no tardó mucho en comenzar a resoplar con evidente desesperación, y mientras lo hacía, pude ver como de a poco había empezado a enterrarle las uñas de sus manos sobre el pecho de su acompañante; como tratando de aferrarse a él con todas sus fuerzas.

A medida que Lori hacía desaparecer entre sus piernas, la inquietante polla de mi hermano, su respiración se tornaba cada vez más entrecortada; y su esbelta figura se veía mucho más enrojecida que de costumbre.

Mientras ella continuaba jadeando y batiendo con fuerza sus ensanchadas caderas sobre Bobby, comencé a experimentar un repentino pero acogedor cosquilleo en la parte baja de mi abdomen; que me tenía con los vellos de punta, y a la expectativa de cada uno de los acelerados movimientos que realizaban ambos.

Fue ahí cuando casi sin dudarlo, llevé mi pequeña mano a mi ansiosa vagina, y comencé a frotar mis hinchados labios sobre mi pantaleta; casi a la par de los acertados movimientos de cadera ejercidos por Lori.

Tan pronto mis dedos se apoderaron de mi animada intimidad, mi corazón comenzó a latir con mucha más velocidad; hasta casi dejarme al borde de una taquicardia. A ese paso no iba a tener ningún inconveniente para lograr correrme.

De un momento al otro, comencé a morderme los labios con lujuria, como tratando de ahogar el fuerte grito que se estaba formando en mi interior; y que luchaba por escaparse de mi acongojada garganta. Y mientras lo hacía, apreté los muslos con desesperación, atrapando mi mano justo en el medio; al tiempo en que mis dedos jugueteaban como podían, sobre todo mi tierno sexo.

Mi otra mano—sin ser apenas consciente de ello—, se había aferrado a mis pequeños pechos con ahincó, apretándolos con rudeza bajo la suave tela de mi pijama; hasta hacerme gemir con evidente placer.

Me sentía demasiado caliente y sobre estimulada. Por lo que cuando quise darme cuenta, tenía un mar de entibiecidos flujos entre las piernas; que amenazaban con hacerme desplomar en cualquier instante.

Mis delgados dedos chapoteaban con auténtica facilidad debido a tantos jugos, logrando deslizarse por la cara interna de mis acalorados muslos; hasta hacerme delirar con inconcebible rudeza.

Mientras continuaba restregando mis dedos entre mis extasiados labios vaginales, no lograba apartar la mirada del intranquilo rostro de mi hermano Bobby.

Lori se batía con soltura sobre el endurecido miembro de mi hermano, retorciendo su agitada pelvis a una gran velocidad; hasta que al cabo de un corto rato, su exaltado cuerpecito no pudo más, y terminó cayendo sin contemplación alguna sobre el firme piso de la habitación. ¡¿Pero que rayos?!

Por un instante me asusté copiosamente, ya que el golpe que se había dado Lori había sonado demasiado fuerte. De ese modo permanecí quieta durante unos breves segundos, esperando a que esta repusiera. Pero al notar que no se levantaba, y de que Bobby continuaba con los ojos cerrados; decidí entrar para ver, qué era lo que le había pasado.

Llena de angustia entré en la habitación, y una vez que lo hice, busqué rápidamente a Lori para ver qué era lo que le había ocurrido. Pero por suerte mis miedos pasaron a un segundo plano, tan pronto la vi tirada en el suelo, con los ojos cerrados; roncando plácidamente.

Una vez que se me pasó el susto, mi corazón se volvió a acelerar, tan pronto mis ojos se posaron sobre la erguida polla que tenía Bobby; la cual se tambaleaba de un lado al otro, con enorme convicción. ¡Wow!

Por más que lo intentaba, no podía salir de mi asombro; ya que tenía completamente ante mis expectantes ojos, el inmenso pito de mi hermano mayor.

Aunque no era el primer pene que veía en mi vida, si era el más grande que había tenido la oportunidad de apreciar tan de cerca. ¡Y vaya si era grande!

Su palpitante polla lucia absolutamente descomunal, pero a la vez encantadora; y a decir verdad me moría de ganas por tocarla.

Casi de manera automática me acerqué todo lo que pude a ese maravilloso pedazo de carne que se alzaba entre sus piernas, y fue ahí cuando un intenso cosquilleo comenzó a recorrerme por gran parte de mi abdomen, hasta llegar a mi rajita; haciéndome ver estrellitas de felicidad.

Fascinada por la inusual belleza que tenía ante mis ojos, me quedé un par de minutos contemplándola en silencio; casi al tiempo en que luchaba por reponerme, de su embrujante atracción.

Al ver que Bobby continuaba dormido, y la manera en la que Lori había comenzado a babearse en el suelo, no tardé en comenzar a acariciar mi exaltada rajita; con el fin de darle rienda suelta al enorme placer que me carcomía entre las piernas.

Mientras continuaba hipnotizada viendo la inigualable estaca de mi hermano mayor, empecé a deslizar mis dedos debajo de mi humedecida pantaleta; hasta que nuevamente se perdieron dentro de ella.

Una vez que los tuve en posición, comencé a frotarlos sobre mi lubricada abertura, de arriba hacia abajo, una y otra vez; hasta que a la tercera pasada, la yema de mis dedos se adentró con facilidad en medio de estos. ¡Uff! ¡Estaba en la gloria!

Jamás pensé que sería capaz de hacer algo como eso, y es que, sin proponérmelo, me estaba masturbando con impaciencia y rabia; mientras me recreaba viendo la impactante polla de mi somnoliento hermano.

Mi cuerpo estaba sumergido en un desenfrenado éxtasis de infinita locura, que me calentaba más y más a cada minuto que pasaba; y al parecer… ¡No podía hacer nada para evitarlo!

Por desgracia, luego de un rato, la formidable polla que tenía frente a mí, poco a poco comenzó a achicarse. Y aunque en cualquier otra circunstancia hubiese tomado eso como una señal inequívoca para marcharme, esta vez era diferente, ya que por primera vez en la vida veía a Bobby como mucho más que un hermano mayor; y quería aprovechar al máximo de ese irrepetible momento.

Mis caderas se movían prácticamente solas, a medida que frotaba de manera descarada, mis abultados labios vaginales una y otra vez.

Me sentía cada vez más caliente, y no estaba dispuesta a irme sin disfrutar al máximo de esa inigualable ocasión. Y a medida que frotaba mi rajita, sentía como una incesante punzada se adueñaba poco a poco de mi voluntad; acelerando en gran medida toda mi respiración.

En ese instante, el único sonido que se podía escuchar en toda la alcoba, era el continuo chapoteo que realizaba con mis traviesos dedos, en medio de mi lubricado coño. Oohh… ¡Pero que rico se sentía!

Mi cuerpo y mi mente eran un completo desastre, y antes de que me pudiera dar cuenta de algo más, tenía la semierecta polla de Bobby sujeta en una de mis manos.

¡No podía creer lo que estaba pasando! Tenía la gruesa estaca de mi hermano aprisionada justo en mi mano derecha, mientras continuaba estimulando mi susceptible chochito con la otra.

Al sujetarla, pude darme cuenta de lo temblorosa que tenía la polla Bobby. Lo cual aumentó casi al instante el intenso ardor que tenía en mi sexo, incitándome a acariciarla.

En el instante en que empecé a deslizar torpemente mi pequeña mano sobre su reducido nabo, pude palpar con total claridad, toda la suavidad y el extraordinario calor que emanaban de su interior. Casi al tiempo en que mi despistado hermano mayor, continuaba profundamente dormido sin saber lo que sucedía.

La sensación de tener sujeta la enorme polla de Bobby era realmente apabullante. Así que, envalentonada por el creciente fulgor que sentía en mi cuerpo, comencé a estimular su flácida verga una y otra vez; deleitándome en el proceso con su inigualable textura, forma y color.

En ese instante fueron suficientes un par de hábiles frotadas con mi pequeña mano, para que la vistosa barra de Bobby regresase a su esplendor original.

Sentir su erguida polla agrandándose en mi mano, me estaba haciendo delirar del placer; casi al tiempo en que las pequeñas venas de su vistoso miembro, palpitaban con fortaleza en medio de mis inocentes dedos.

Llevada por la creciente calentura del momento, me dejé caer justo en medio de sus alargadas extremidades; y aproveché la cercanía de nuestros acelerados cuerpos, para comenzar a desplazar su extraordinaria polla, sobrelos reducidos picos de mis pequeñas tetas.

—¡Oohh! ¡Ohhh! ¡Mmmh!

Tan pronto la punta de su inflamada cosa rozó levemente mis extasiados pezones, pude sentir como un sinfín de ráfagas de energía comenzaron a recorrer por gran parte de mi ser; hasta hacerme babear del gusto.

Tenía el cuerpo electrificado, el corazón acelerado, y mi rajita completamente rebosante de mi aclarado néctar; así que, de manera casi instintiva, comencé a deslizar mi frágil mano sobre el endurecido falo de mi hermano mayor, hasta hacerlo arrugar la frente.

Mientras continuaba masturbándolo con entusiasmo y dedicación, empecé a pasarle mi lengua por todo su pecho; y desde ahí comencé a descender tramo a tramo, hasta llegar a su entrepierna.

Al ver como mi hermano se mantenía realmente profundo, no tardé en utilizar mi lengua para comenzar a hacerle sensuales círculos sobre su glande; con el único fin de poder palpar al máximo de toda la suavidad, y del extraordinario sabor que de este desprendía.

La cosota de Bobby tenía un sabor entre medio amargo y medio salado, que me resultaba bastante interesante. Era la primera vez que probaba un pene, pero no me defraudó para nada, ya que su sabor era tan exótico y adictivo; que no tendría problema alguno en chupársela diariamente.

A pesar de que continuaba pasándole mi lengua con mucha insistencia por todo lo largo de su irritada polla, Bobby continuaba rendido y con los ojos cerrados; pero esta vez tenía una inconfundible mueca de placer, que le resultaba imposible de poder ocultar

Me sentía muy excitada, por lo que no perdía oportunidad de deslizar mi babeante lengua por cada uno de los pliegues de su robusta polla; y mientras lo miraba con deseo, comencé a acariciar con ternura y algo de temor, sus rugosas bolas.

Al ver que mi hermano no parecía tener intensión alguna de levantarse pronto, agarré con firmeza su brillante estaca. Y luego de contemplarla con lujuria por un largo rato, y de sentir la manera como esta se estremecía en mis ansiosas manos, entreabrí mis labios con soltura, y poco a poco me fui acercando a ella; hasta que no pude más, y me la metí en la boca.

—¡Mmm, Mmmh!

Tan pronto introduje su inflamada punta por dentro de mi boca, pude sentir como un sinfín de impetuosas descargas de placer, comenzaron a recorrer sin piedad alguna por gran parte de mi entumecida rajita; hasta hacerme retorcer con inigualable resquemor.

Tener la majestuosa polla de mi hermano atorada muy dentro de mi boca, me tenía con la mente cada vez más en blanco, y con el coño palpitando de ansiedad. ¡Estaba fuera de mi!

Empecé a deslizar muy lentamente la punta de mi lengua por todo el contorno de su robusto glande, como grabándome en la memoria toda su textura, forma y vigor.

De un momento al otro, mi respiración se tornó cada vez más entrecortada, y la comezón que sentía en mi dilatada vagina se hizo prácticamente insoportable. Es por ello que decidí dejarme de tantos juegos, y comenzar a mamarle su pene con soltura.

Mientras hacía desaparecer su inflamada polla una y otra vez en medio de mis atrevidos labios, estiré una de mis temblorosas manos con absoluta convicción; hasta lograr posarla sobre sus endurecidas bolas.

Mi respiración estaba más que acelerada, y mi vagina emanaba numerosos fluidos por doquier. Por lo que llevada completamente por el deseo, me introduje de una sola estocada gran parte de su punzante polla; hasta comenzar a sentir que no había más espacio en mi pequeña boca.

Pese a que su pene era demasiado grande para mi estrecha cavidad, continué devorándola sin ninguna clase de arrepentimiento; hasta comenzar a sentir, que tenía problemas para respirar.

La gruesa polla de mi hermano ocupaba completamente cada rincón de mi ajustada boca, y su inmensa punta no tardó en provocarme aterradoras arcadas de desbordante pánico; que me llenaron de escalofríos, y casi hacen que me ahogue. Aun así… ¡Estaba valiendo completamente la pena!

Por momentos tenía que apartar mi boca hacia un costado para poder respirar. Pero cuando finalmente me acostumbré a su tamaño, di inicio a una deliciosa mamada con suavidad; que me tenía con el cuerpo acelerado.

Al principio podía sentir como mis dientes rozaban frecuentemente la cabeza de su voluminoso nabo, lo cual, no pasaba desapercibido en el tensionado rostro de Bobby; ya que cada vez que eso sucedía, realizaba varias muecas de inconfundible incomodidad.

Llevada por el deseo, posé mi lengua sobre un costado de su tronco, para luego comenzar a realizar pequeños círculos sobre su glande; y a medida que lo hacía, empecé a dejar caer diversos hilos de saliva sobre su punta, para facilitar mis maniobras.

Tan pronto comencé a agarrarle el ritmo a la vertiginosa mamada que le estaba dando, pude lograr desaparecer gran parte de su deliciosa verga muy dentro de mi boca; lo cual provocó que mi cuerpo entero se arquease con absoluta efusividad, hasta comenzar a toquetear mi coño con desesperación.

Podía sentir con facilidad la manera en la que su rígida polla palpitaba entre mis labios. Y mientras lo hacía, aprovechaba para acariciar su glande con la punta de mi lengua; serpenteando rápidamente los abultados bordes de su cabeza.

Tener la enorme polla de mi hermano mayor inmovilizada dentro de mi boca, me estaba haciendo perder el sentido. Al punto en que no tardé en restregar cada vez más rápido mi enrojecido coño con la punta de mis dedos; hasta escuchar la manera en la que esta chapoteaba por mis interminables flujos.

¡Estaba cada vez más excitada e intranquila! Y es que al comenzar ese día jamás pensé que tendría la colosal cosa de mi hermano, atrapada firmemente entre mis sensitivos labios; y eso me hacía calentar.

Finalmente podía entender porque las actrices de esas películas no perdían la oportunidad de llevarse a la boca los fabulosos miembros de sus parejas; ya que después de haberme atragantado con el duro pene de mi hermano, me resultaba realmente difícil tener que separarme de él.

En un momento de absoluto desenfreno, comencé a restregar mi saliva por todo el tronco de su encendida polla; dibujando con mi lengua cada una de sus sobresalientes venas. Y mientras lo hacía, le daba pequeños mordisquitos a la punta de su dilatado capullo, hasta dejarle mis dientes marcados sobre su delicada piel.

A medida que pasaban los minutos, aumentaba más el tímido cosquilleo que sentía en mis labios; haciendo que mi prolongada temperatura, se incrementase constantemente hasta hacerme delirar.

De repente, saqué su miembro de mi boca y bajé mis labios hasta sus corrugados huevos, en donde, sin siquiera pensarlo; me dispuse a lamerlos con indiscutible afán. En ese instante me sentía tan increíblemente excitada, que habría sido capaz de hacer gárgaras con sus bolas.

Luego, sujeté con firmeza su tambaleante miembro con mis manos, y comencé a masturbarlo a una gran velocidad; mientras que mi aturdido acompañante, tan solo se limitaba a gemir con timidez.

No pasó mucho tiempo antes de que decidiese volver a degustar, de ese maravilloso manjar que tenía mi hermano entre las piernas. Fue así como volví a devorar gustosamente gran parte de su inflamada verga; hasta lograr atragantarme con ella en mi interior.

Me hubiese encantado que Bobby despertase en ese momento, y me sujetase firmemente de mi alterada cabeza; para luego introducirme con rapidez y rabia, su enorme pene entre los dientes. Pero bueno... ¡No siempre se tiene lo que se quiere!

A medida que succionaba con increíbles ganas, el sobresaliente pito de mi temblorosa pareja, podía sentir como mi boca estaba hecha cada vez más agua; debido a la gran cantidad de saliva que esta producía.

—¡Mmm! ¡Mmmh… Mmmhh!

Continúe devorando con ímpetu y agrado, gran parte de su agigantada hombría; hasta que empecé a notar con gran exaltación, la manera en la que el cuerpo de Bobby se ponía cada vez más colorado.

Luego de eso, empecé a sentir como su iracundo pene empezó a latir terriblemente rápido. Hasta que no pudo continuar soportando su brutal excitación, y explotó en un torrencial mar de abundantes quejidos; que le hicieron descargar sus bolas con total desesperación.

De ahí en adelante todo fue rápido, que aún me cuesta trabajo entender lo que pasó.

El primer chorro me agarró completamente desprevenida, impactándome violentamente en toda la garganta; lo cual me provocó un par de implacables arcadas, que me hicieron alejarme de su polla para no vomitar.

En el instante en el que me separé ligeramente de su agresivo pito, pude sentir como un segundo y más consistente chorro salió disparado con mucha más potencia que el anterior; impactándome de frente, hasta salpicar mi indefenso rostro con descaro.

En ese momento la viscosa leche de Bobby se escurría con lentitud por gran parte de mi aterrado rostro, impregnándome enteramente con su singular textura; hasta hacerme temblar por tan penetrante olor.

¡Así que esto era el famoso semen que tantas veces había visto en las películas!

La leche de Bobby era espesa, algo amarillenta, y bastante amarga. Pero lo que más me llamó la atención, era su fuerte olor; ya que tenía una peculiar fragancia tan altamente penetrante, que era muy similar al aroma del blanqueador.

Me había encantado chupar cada pulgada de su vigorosa intimidad, y hasta me había excitado sentir, la manera en la que se logró correr en mi boca. ¡Hmm! Y aunque su sabor estaba lejos de parecerme rico… ¡Me moría de ganas por volverla a probar!

Al notar como su inquietante polla continuaba vibrando con demencia, la giré con rapidez hacia el apacible cuerpo de Lori; hasta verla lanzar el último par de sus potentes chorros, justo a la altura de sus perfectas tetas.

En el instante en el que el duro pene de mi hermano, liberó el ultimo chorro de su espesa esencia, me la volví a introducir muy rápidamente en el interior de mi cosquilleante boca; para continuar exprimiéndola hasta que le quedase limpia.

En ese momento mantenía mis labios muy bien aferrados a su venoso pito, para no dejar escapar ni una sola de sus amargas gotas.

—¡Mmm, Mmmh! ¡Mmghh!

De esa manera, pude sentir como de a poco el duro y lubricado instrumento de mi hermano, se comenzó a encoger entre mis labios; hasta tan solo quedar ante mis conmocionados ojos, su arrugada cabecita.

Mientras Bobby permanecía resoplando eufóricamente, no pude evitar voltear mi mirada hacia su hermosísima pareja; quien continuaba rendida en el frio piso de la alcoba, producto de su majestuosa borrachera.

No sé porque, pero en ese instante comencé a recorrer su sensacional silueta con la mirada; manteniéndome maravillada con la enorme sensualidad que mantenía presente, en cada una de sus imponentes curvas.

Mi hermano tenía muchísima suerte de poder tirarse a una mujer tan hermosa como Lori.

Desde mi posición podía ver con facilidad sus perfectamente redondeadas tetas, las cuales estaban decoradas con un par de lindos pezones de color rosado; que a pesar del tiempo que llevaba en el suelo, continuaban mucho más que desafiantes.

No paraba de recorrer su impactante silueta con la mirada, contemplando desde su pequeña cinturita, pasando por sus inigualables caderas, hasta llegar a sus largas y estilizadas piernas; las cuales terminaban en un fino matorral de vellos rubios bastante brillantes, que la hacían lucir sumamente provocativa. ¡Wow! ¡Si que era hermosa!

Me llamó mucho la atención ver su poblada entrepierna, ya que era la primera vez que veía tan de cerca, vello púbico de ese color; y eso solo aumentaba mi curiosidad por conocer más acerca de su grandiosa figura.

A mis poco más de 11 años había explorado frecuentemente cada centímetro de mi joven silueta, y a medida que me iba acercando más a la pubertad, mi atención se veía enfocada súbitamente en mi misteriosa vagina; llenándome de muchas dudas e interés.

Aunque me había tocado muchas veces mi suave rajita, y había explorado gran parte de su achicado interior, sabía que frente a mi tenía a una de las mujeres más hermosas que seguramente llegue a conocer; por lo que no estaría de más echarle un pequeño vistazo a su atractiva existencia, para ver que otros misterios escondía en su interior.

A medida que me acercaba a Lori, mi corazón latía cada vez más rápido. Y es que a pesar de que tenía bastante claro, mi naciente preferencia por el sexo masculino, no podía dejar pasar la oportunidad de conocer mucho más a fondo; la anatomía sin igual de una verdadera mujer. Y a decir verdad, no creo que existiese nadie mejor que ella para llegar a hacerlo.

Lori estaba completamente desnuda, y más dopada de lo que alguna vez hubiese visto a alguna otra mujer. Así que era la oportunidad perfecta para recorrer con tranquilidad, su inigualable silueta.

Decidida, y con la entrepierna cada vez más encharcada, me acomodé rápidamente en el suelo; hasta quedar al lado de Lori. Desde ahí, no tardé en dirigir una de mis temblorosas manos hacia su aterciopelado abdomen; hasta posarla con cautela sobre su empalidecido vientre.

Una vez que pude contemplar la increíble tersura de su cálida piel, comencé a subir con nerviosismo mi mano derecha; hasta sujetar con delicadeza una de sus redondeadas tetas.

Tan pronto atrapé uno de sus vistosos senos en mi mano, pude sentir un inigualable corrientazo que se empezaba a condensar por encima de mi abdomen; hasta hacerme tiritar nerviosamente.

Las tetas de Lori eran un auténtico deleite para el tacto, ya que se sentían bastante suaves y firmes. Y sus pezones, a pesar de continuar bastante erguidos, se estiraron mucho más de lo que ya se encontraban; tan pronto sintieron el dulce contacto de mis dedos sobre ellos.

En ese momento, sentía el enorme deseo de llevarme uno de sus pezones a la boca, pero no sabía si debía hacerlo. Aunque la incesante comezón que para ese entonces se había formado en mi agitada rajita, me decía que esa noche podía experimentar todo lo que quisiese; ya que una vez más… ¡Tan solo yo lo sabría!

Esa noche estaba siendo realmente única e irrepetible, así que, ¡¿porqué no satisfacer todos los impulsos que recorrían por mi cuerpo?!

Sin pensarlo, llevé uno de sus endurecidos pezones hacia mi boca; y tan pronto lo hice, Lori entreabrió sus brillantes labios, y sacudió levemente sus ensanchadas caderas.

¡Uff! Sus pezones se sentían tan absolutamente ricos, que no pude evitar soltar un portentoso gemido de placer; que de seguro retumbó por toda la casa. Era la primera vez que degustaba un par de tetas diferentes a las de mamá, y siendo completamente honesta, me sentía mucho más que extasiada.

Mientras continuaba succionando sus endurecidos pezones con encanto, estiré mi mano izquierda hacia su reducido ombliguito; en donde comencé a acariciárselo con muchísima cautela, hasta lograr verla estremecer.

En un momento dado, comencé a alternar mi boca entre ambos pezones; para comprobar cuál de los dos era el más delicioso.

Estaba tan contenta chupándole los pechos a Lori, que poco me importó que estuviesen cubiertas por los restos de la leche de mi hermano. Fue así como sin siquiera dudarlo, retiré cada una de las gotas que aún persistían sobre estas, hasta dejarlas relucientes.

Mi rajita permanecía a la expectativa de las diversas caricias que aplicaba sobre los senos de Lori, y no dejaba de chorrear ligeros líquidos con soltura; como si tuviese una fuga dentro de mí.

A medida que continuaba chupándole las tetas, Lori se veía cada vez más intranquila; y eso me alegró muy gratamente, ya que de seguro no lo estaba haciendo tan mal después de todo.

Luego de un rato, separé mi boca de la parte alta de su cuerpo; y me fui directamente a la zona, que más le deseaba observar. "Su sexo".

Una vez en posición, le aparté muy levemente las piernas, para facilitar mis labores de explotación. Por suerte mi muñeca de pruebas se dejaba mover de un lado al otro, sin tener la más mínima intensión de querer protestar.

Ya sin mayores obstáculos sobre el horizonte, acerqué mi rostro al abultante triángulo que tenía Lori entre las piernas; y sin más, comencé a deslizar mi dedo pulgar en medio de su empapada abertura.

Si mi chochito estaba húmedecido, el de Lori parecía una cascada. Era increíble ver la gran cantidad de flujos que dejaba escapar de su fogosa abertura, sin un solo ápice de resistencia; pero eso en lugar de detenerme, me impulsó a querer continuar con mi ardua labor de investigación.

Mientras deslizaba mis dedos con mucho cuidado sobre su humedecida intimidad, pude notar como Lori giraba con impaciencia la cabeza de un lado al otro; demostrando con gran claridad, lo altamente perturbada que se encontraba en ese instante.

Completamente envalentonada, no tardé en apartar la fina capa de vellos dorados que poblaban su voluptuosa hendidura. Y una vez que lo hice, aproveché para separar sus gruesos labios vaginales con mis temblorosas falanges; hasta dejar su interior, mucho más que expuesto ante mis ojos. ¡Ohh, cielos! Su coño era más hermoso de lo que imaginé.

Era la primera vez que veía una vagina tan de cerca. Y aunque me costaba trabajo admitirlo, mi rajita no estaba ni cerca de lucir como la suya.

Los labios de Lori eran gruesos, y brillantes; y tenían un tono rosa tan increíblemente provocativo, que me daban ganas de meterle mi lengua de manera desenfrenada.

Podía ver con claridad los abultados pliegues de sus bordes vaginales, y como estos conducían hacia una pálida bolita que se situaba misteriosamente erguida; en la parte más alta de su brillante intimidad.

Mientras contemplaba con ansiedad su espectacular vagina, llevé una de mis exaltadas manos hacia mis cosquilleantes labios; y no tardé en entreabrir mi apretada rajita, para poder compararla levemente con la de Lori.

Por más que confrontaba con sorpresa mis estimulados labios con los de la jadeante rubia, no lograba encontrar demasiadas similitudes.

Claramente Lori era más grande, y estaba mucho más desarrollada que yo, por lo que tampoco era posible que mi cuerpo estuviese igual al suyo. Pero al ver su sexo y toda su figura en general, en lo único en lo que podía pensar, era si en algún momento de mi vida; llegaría a estar tan buena como lo estaba ella.

Comparar nuestros sexos para lo único que sirvió, fue para bajar más mi moral; y hacerme sentir insegura. Aunque al admirar el cuerpazo que se gastaba Lori, finalmente pude entender porque Bobby botaba la baba por ella; y porqué hacía todo lo que ella le pidiese sin siquiera rechistar.

Me sentía muy rara, y mi mente estaba cada vez más distraída; tanto, que no lograba pensar con detenimiento.

El fabuloso cuerpo de Lori me estaba haciendo temblar, y el embriagante aroma que desprendía de su sexo, me estaba volviendo loca. Así que, de manera casi instintiva, llevé mi boca hacia su jugosa vagina; y apartando sus gruesos labios con cuidado, me lancé con delirio a degustar, el glorioso sabor de su intimidad.

—¡Uhhm, Uhmm! ¡Mmghh!

A medida que me deleitaba succionado el entibiecido interior de Lori, comencé a introducirle uno de mis afanosos dedos con desfachatez; para poder explorar con mayor libertad, todo su cautivante conducto.

Tan pronto tuve mi dedo sobre su lubricada rajita, comencé a rozarle sus labios muy suavemente; lo cual, no tardó en provocarle a Lori un par de deliciosos jadeos de inigualable deleite, que me incitaban a continuar penetrándola hasta el mismísimo final.

Solo bastó con hacerle un poco de presión sobre sus humedecidos labios, para que mi dedo se perdiese en su cálido interior en cuestión de segundos. La concha de Lori había devorado mis escuálidas falanges, ¡tragándoselas sin inconveniente alguno!

Ya con mi dedo dentro de ella, empecé a penetrarla con deslumbrante lentitud; hasta contemplar la manera en la que sus ensanchadas cadaras, empezaron a moverse por cuenta propia.

—¡Ooghh! ¡Mmmh, Mmhh! —sollozó muy suavemente Lori, mientras batía su acalorado cuerpo con exaltación.

Viendo que mi dedo le entraba con mucha facilidad, le metí un segundo dedo velozmente en su interior; tan solo para comprobar, la manera tan acalorada con la que esta se estremecía. Lori cada vez estaba más alterada, y eso me tenía demasiado caliente.

Llevada por la humedeciente emoción que carcomía mi cuerpo, no dudé en estirar mi mano libre hasta volver a capturar entre mis dedos; una de sus sobresalientes tetas.

Ya no podía aguantar más los intensos corrientazos que sacudían mi tierno cuerpo. En ese momento mi respiración era un desastre, y mi raja emanaba cada vez más calor de su interior.

Mientras masajeaba firmemente las tetas de Lori con una mano, extendí mi lengua para lamer su clítoris con fogosidad.

Pronto, mi lengua repicaba rápidamente sobre tan sutil protuberancia; mientras recorría sus labios menores en su totalidad.

La concha de Lori tenía un sabor algo amargo, bastante similar al que había percibido al chuparle la polla de Bobby. Aunque pensando bien, de seguro ella misma fue quién se lo transmitió, mientras follaban salvajemente minutos antes.

Lori comenzó a resoplar con fuerza, mientras batía levemente sus sensuales caderas al ritmo de mis lamidas. Y en ese punto estaba segura de que era incapaz de identificar, si se trataba de un sueño o de algo real.

Continué dándole lentos lametones en sus convulsionados labios, y poco a poco fui variando su frecuencia y recorrido; hasta dar inicio a caricias cada vez más centradas, en la parte superior de su encharcada abertura.

Mis osados estímulos no demoraron en surtir efecto, ya que pronto la suave respiración de Lori se fue acelerando considerablemente; hasta hacerla jadear con indudable descontrol:

—¡Ohhh, Oohh! ¡Mmmh! ¡Nghhh!

Con la punta de mis dedos separe con cuidado sus labios menores, y mi lengua pudo por fin degustar con claridad, el placentero sabor de su encendido coño.

Lentamente fui acariciando los gruesos labios de su hinchado botoncito, los cuales ya había comenzado a inflamarse; y pude escuchar como Lori aún entre sueños, había comenzado a murmurar un par de palabras indescifrables.

—¡Umhh, Mghhh! ¡Jasghhh!

Entre mi saliva y sus espesos jugos, Lori estaba lo suficientemente estimulada, como para recibir gustosa a varios de mis dedos dentro de su rozagante abertura.

Los certeros lametones que ejercía con intensidad sobre su dilatada vagina, ocasionaron que Lori comenzara a arrugar su bello rostro con malestar; a medida que se iba entregando más y más al profundo goce que estaba sintiendo.

Pronto, volví a introducirle otro par de mis esbeltos dedos en su aceitada vagina; el cual curvé ligeramente, para lograr estimular sus paredes interiores.

Podía ver la manera en la que Lori se derretía de puro gozo, frente a cada una de mis incesantes atenciones; y aunque ella sólo jadeaba y se retorcía con esmero, podía sentir como su cuerpo me pedía a gritos, que no me atreviera a detenerme.

En un momento dado había comenzado a mover en conjunto mi mano, mis labios y mi lengua, tan rápido como podía; al punto que mi brazo y mi mandíbula, me estaban empezando a doler.

El delicado coño de Lori rezumaba cada vez más de sus espesos flujos por todos lados, los cuales, invadían sin ninguna clase de freno mi paladar; y me incitaban a seguir degustando, las bondades de su cálido interior.

Ya que mis pequeños dedos se perdían con relativa rapidez en la humeante entrepierna de mi querida acompañante, no tardé en introducirle un tercer dedo en el coño; tan solo para comprobar si su cuerpo lo aceptaba.

De un momento al otro, Lori cerró sus piernas bruscamente sobre mi cabeza, atrapándome entre ellas. Y en el instante en que lo hizo, mi corazón se aceleró, y mi cuerpo se paralizó; de tan solo pensar que se hubiese despertado.

Una vez que logré cerciorarme de que continuaba dormida, saqué mi cabeza de su ajustada entrepierna; para continuar toqueteándola, mientras recorría su bello cuerpo.

Al ver lo desencajada que en ese instante se encontraba, comencé a sentir nuevamente un feroz cosquilleo en los labios de mi vagina; que me impulsaba a toquetearme con mucha más intensidad.

Mi cuerpo estaba cada vez más caliente y deseoso de acción, y el desbordante ardor que sentía en mis entrañas, en lugar de disminuir, se hacía cada vez más incontrolable. El impresionante sexo de Lori estaba calentando todo mi cuerpo, y eso me mantenía de lo más acelerada.

Tan pronto Lori empezó a relajarse, volví a deslizar un par de mis dedos dentro de su suave abertura, para ver cómo se retorcía con suavidad.

Estimular su lindo cuerpo había comenzado a pasarme factura, ya que de a poco podía sentir como me temblaban las piernas; y como mi chochito se comenzaba a entumecer por tanta excitación.

Completamente desencajada, podía apreciar la manera en la que mis dedos se adentraban y salían cada vez más rápido de su resbaladizo interior; provocándole feroces espasmos por gran parte de su aterciopelada figura, que la acercaron de manera violenta a su tan anhelado orgasmo.

Decidida a acabar con esta impensada locura cuanto antes, acerqué mi boca al coño de Lori; y mientras volvía a penetrarla frenéticamente con mis dedos, comencé a deslizarle la lengua por todo el contorno de sus aceitados pliegues vaginales.

Luego, entreabría sus brillantes labios con mis dedos, y le introducía completamente la lengua; imitando lo que muchas veces había visto en las películas, que había sacado a escondidas del cuarto de Bobby.

Poco a poco Lori se veía cada vez más agitada, así que, mientras la penetraba hábilmente con mi delgada lengua, comencé a recorrer el contorno de sus peludos labios con mis dedos; hasta volver a apoderarme de su estresado clítoris.

En ese punto, bastó con acariciarle levemente la pequeña protuberancia que tenía en la parte superior de sus alargados labios, para que Lori arquease su espalda con increíble vistosidad; y se entregase de lleno a las inquietantes emociones que sacudían su cuerpo.

—¡Uhhm, Mmmh! ¡Ohh, Oohh!—jadeaba incesantemente Lori, a medida que estimulaba sus mojadas partes con intensidad.

¡Vaya! Jamás pensé que Lori pudiese reaccionar tan salvajemente. Y es que mientras gemía de manera desbocada, podía ver como los dedos de sus manos, así como los de sus pies, se recogían completamente; y como su sudado rostro permanecía completamente tensionado, por culpa de mis certeros lametazos.

Ya no tenía ningún tipo de dudas… ¡Lori estaba a punto de correrse!

Al ver el modo en el que la ansiosa rubia, se retorcía gustosamente sobre el suelo, estiré mi mano libre, e instintivamente comencé a frotar mi propia rajita; para tratar de alivianar la inigualable calentura, que sentía en ese momento.

Ahí estaba yo, devorando con pericia la maravillosa concha de mi sonrojada acompañante; mientras me daba placer de manera brusca en mi propio sexo.

Mi respiración era un desastre, la sangre me ardía, y mi cuerpo estaba a punto de desplomarse. Pero afortunadamente para mí, Lori no aguantó por mucho más tiempo el tener a mis tenaces dedos y a mi hábil boca hurgando en su interior; por lo que arqueando ferozmente su sensual espalda, y apretando los dientes con apabullante desesperación, se corrió con deslumbrante arrebato.

—¡Mmghh! ¡Aahhh, Aaahh! ¡Aagmhh!

Jamás pensé que Lori fuese capaz de venirse con tantas ganas, impregnando mi boca y gran parte del frio suelo, con sus abundantes líquidos. ¡Que mujer tan excepcional!

Mientras esta se contorsionaba en el piso, incliné mi cuerpo sobre el suyo, y le di un rápido beso en la boca; para saber que era lo que se sentía. Y debo decirles que fue una experiencia sumamente vigorizante.

Ver a Lori correrse con tanta agitación, para lo único que sirvió, fue para hacerme estremecer; y para ponerme aún más caliente de lo que ya me encontraba.

Me sentía tan aturdida, que rápidamente agarré uno de los dedos de la mano izquierda de Lori, y me lo empecé a introducir con gran desesperación en mi almejita.

—¡Ahh! ¡Ahh… Ahhh! ¡Mmmh!—jadeaba incesantemente, mientras me punteaba mi chochito con rapidez.

No sabía con claridad que era lo que estaba haciendo. Pero no tenía la fuerza… Ni la voluntad para detenerme.

Mientras me masturbaba desesperadamente, utilizando los delgados dedos de la alterada Lori, el creciente ardor que sentía en mi vientre se comenzó a hacer cada vez más insoportable; al punto que me resultaba casi imposible, respirar sin sentir dolor.

No podía más… ¡Necesitaba tener sexo con urgencia!

De ese modo, y tras sacarme sus deliciosos dedos de mi interior, me puse de pie y fui en busca de la única persona que podía satisfacerme en ese momento, ¡mi torpe hermano mayor, Bobby!

Al sentarme a su lado, pude ver la manera tan pacífica con la que Bobby dormía sobre su cama. Y al estar tan cerca de él, no pude evitar sonreír, al ver la pequeña cabecita que se escondía tímidamente en medio de sus sudadas piernas.

¡¿Como era posible que una polla tan enorme, pudiera convertirse en una cosa tan minúscula?!

Intrigada por lo que veía, no tardé en llevar mi mano hacia su diminuto gusanito; para tratar de reanimarlo cuanto antes.

Estaba como hipnotizada contemplando su reducida cosita, sin intensiones aparentes dequerer apartarme de su lado.

Así estuve durante unos confusos minutos más, hasta que finalmente comencé a estimularla de manera acelerada; logrando así que en cuestión de segundos, su pequeña pollita comenzase a recuperar su tamaño descomunal.

Su miembro se sentía bastante tibio y suave, y expedía un aroma tan ampliamente embriagador; que me estaba haciendo perder la calma.

De repente, llevada completamente por el ardor que sentía en mi vientre, dejé caer un grueso hilo de saliva sobre la irreverente verga de mi hermano mayor, el cual extendí sin ningún tipo de apuro con una de mis manos; hasta lograr lubricar su vigoroso tronco por completo.

Sin dejar de contemplar el perturbado rostro que tenía Bobby, humedecí mis labios poco a poco con mi fina lengua; y lentamente incliné mi cabeza hacia adelante, para lamer con soltura su abultado glande.

Aquello era mucho más que increíble, y más bien parecía como si estuviese sumergida en un impactante sueño, que en la mismísima realidad.

A medida que le chupaba la polla a Bobby, este comenzó a liberar toda una serie de inquietantes jadeos de placer; que me hicieron estremecer el cuerpo, con una gran vistosidad.

Podía sentir la manera en la que su animado miembro se perdía una y otra vez entre mis lascivos labios, hasta hacerme serpentear muy suavemente mi oscilante lengua, sobre su palpitante verga.

Decidida, solté con rapidez la vibrante cosa de mi hermano, y me comencé a desvestir con gran cuidado; hasta quedar completamente desnuda.

Me sentía atrapada en una inesperada mezcla de sensaciones, que jamás había experimentado antes. Y en ese preciso momento lo único claro que tenía en mi cabeza, era que quería tener ese magnífico trozo de carne justo en medio de mis aturdidas piernas, para poder retorcer mis angostas caderas sobre él; hasta caer derrumbada como lo había hecho Lori minutos antes.

Animada y con las manos cada vez más temblorosas, subí mi cuerpo sobre el de mi hermano; hasta lograr posar mis caderas sobre las suyas. E inmediatamente después, sujeté su polla con firmeza, y la dirigí con total descaro hacia mi encharcada cavidad; hasta lograr rozar su suave punta entre mis labios. ¡Había llegado el momento de la verdad!

En ese instante me sentía muy nerviosa, y tenía miedo de que su inmenso pito me llegase a lastimar. Pero a pesar de lo asustada que me encontraba, mi excitación era mucho más grande; y me impulsaba a continuar, hasta haber logrado mi objetivo.

Poco a poco comencé a apuntar su enrojecida cabeza entre mis piernas, consiguiendo entreabrir mis mojados labios por instantes.

La sensación de tener su esponjosa cabeza, rozando incesantemente mi infantil abertura; me hizo temblar de manera descontrolada. ¡Jaahhh!

Sin perder ni un solo instante, empiezo a empujar su palpitante miembro justo en medio de mis extasiados labios; hasta conseguir alojarlo en mi irritado sexo. En ese momento mi exaltada rajita, y la totalidad de mi tenso cuerpo, estaban a la expectativa de lo que iba a suceder.

Decidida, comienzo a batir muy mis hormigueantes caderas sobre mi inusual invitado; completamente dispuesta a palpar con claridad, toda su gruesa textura. ¡Ooghh!

Muy despacio, empiezo a dejar caer mi pesado cuerpo sobre su polla; hasta que pude sentir con inaudito desenfreno, la manera en la que su robusto glande, intentaba abrirse paso entre mis piernas.

A medida que intentaba introducir la cabeza de su pene en mi interior, pude sentir una incomparable descarga de apoteósica energía, que me paralizó completamente el cuerpo.

Me sentía agitada y más nerviosa de lo que jamás hubiese estado en toda mi vida; pero aun así, no estaba dispuesta a dejar pasar tan fabulosa oportunidad.

Sin más preámbulos, empecé a ejercer presión sobre el firme pito de mi hermano, para tratar de abrirle paso cuanto antes entre mis labios; pero por más que lo intentaba, no lograba conseguirlo. Y fue ahí cuando comencé a sentir una gran desesperación en todo el cuerpo, seguida de un prolongado ardor en mi rajita; que me llevó a estremecerme sin recato alguno.

—¡Vamos, vamos! ¡Entra, entraaa!

La polla de Bobby era mucho más grande de lo que jamás hubiese imaginado, y me dificultaba la tarea de introducírmela entre las piernas. Al parecer, perder la virginidad con una polla tan grande… ¡No iba a ser para nada sencillo!

No me importaba el dolor que estaba sintiendo. Deseaba poder cabalgar cuanto antes sobre el reluciente pene que tenía entre mis labios, para poder disfrutar al máximo de toda su calidez; y majestuosa hombría.

Aprovechando lo excesivamente lubricada que en ese instante me encontraba, y la enorme flexibilidad que había ganado debido a tantos toqueteos; relajé mis caderas por un minuto. Y ejerciendo una prolongada presión hacia abajo, finalmente pude sentir como el enorme pito de mi hermano, se iba apoderando de la última barrera que se interponía en su camino. ¡Oogghh!

Sin siquiera pensarlo, me dejé caer con fuerza sobre el endurecido fierro que tenía bajo mi cuerpo; hasta que pude sentir como de a poco su hinchada cabeza se iba perdiendo entre mis piernas.

Esta nueva sensación me llevó a liberar un desgarrador gemido de dolor entremezclado, que por suerte conseguí ahogar con una de las pocas almohadas que yacían sobre la cama.

—¡Mmm, Mmmh! ¡Mmghh!—resollaba con gran liberación, mientras retorcía mi cuerpo con arrebato.

Cuando la punta de su polla comenzó a abrirse paso dentro de mi apretada almejita, no pude evitar poner una enorme sonrisa de satisfacción en mi rostro; mientras dejaba escapar un par de inconfundibles jadeos animosos.

Después de varios intentos por devorar su pene, ¡Finalmente me había convertido en toda una mujer!

Casi de manera inesperada, sentí un enorme escalofrío que recorría por todo mi cuerpo; mientras su polla se abría paso entre mis apretadas paredes vaginales, hasta hacerme alucinar por tan grandiosa sensación.

—¡Ay Bobby! ¡Ay Bobby! ¡Ay Bobby!... ¡Mmmh, Ughhh! ¡Boobbyyyy!

Aunque sentía algo de dolor, el cosquilleo y los continuos corrientazos que sacudían en mis entrañas, me hicieron olvidarlo rápidamente.

Podía apreciar cómo mi apretado interior recibía ansiosamente su exaltado pene, y la forma en la que mi frágil cuerpo acogía poco a poco a tan vigoroso invasor.

Podía notar cómo la humedad de mi coño corría libremente por toda mi entrepierna, mientras mi agobiada silueta se tomaba un breve respiro, para tratar de acostumbrarse a lo que se me adentraba entre las piernas.

Luego de un par de angustiantes minutos, di inicio a un cadencioso movimiento de caderas; que me hacía temblar con descontrol.

Poco a poco mi cuerpo se fue entregando, al sofocante deseo del momento, incrementando el ritmo de mis brutales sacudidas; hasta hacerme rebotar sin temor alguno, sobre el grueso nabo que se alzaba bajo mi sexo.

Mi cuerpo comenzó a moverse rítmicamente, haciendo que las fuertes penetraciones fuesen cada vez más profundas.

En ese punto mi vagina se contraía, y producía un placentero efecto como de succión; que me hacía sacudir el vientre con intermitencia.

Sin darse cuenta, Bobby me estaba partiendo a la mitad; y eso me estaba volviendo loca.

A medida que la polla de mi hermano se adentraba una y otra vez en mi magullada abertura, mi acalambrada figura se retorcía con absoluta velocidad, tratando de mantener el ritmo.

La polla de Bobby rozaba continuamente mi apretado conducto vaginal, arrancándome diversos suspiros del más puro deleite; que me tenían con la mente, cada vez más en blanco.

Completamente pérdida, continúe aumentando mis vertiginosos movimientos; hasta que el perturbante dolor que envolvía mi cuerpo, se empezó a transformar en absoluto deleite.

—¡Oohh, Bobby! ¡Ohh, Bobby! ¡Mmmh! ¡Si, Siiií! ¡Bobbyyyyyy!

¡Estaba completamente fuera de mi! Las continuas sensaciones que envolvían mi exaltado cuerpo, eran cada vez más adictivas, y difíciles de controlar.

A medida que intentaba cabalgar sobre la maciza verga de mi hermano, podía sentir como de a poco se me habían comenzado a salir, un par de láminas de los ojos. ¡La descomunal polla de Bobby, me tenía muy sensible!

Para no perder el equilibrio me agarré con ambas manos de los hombros de Bobby, y al estar tan cerca de sus labios, aproveché para besarlo muy lentamente; tal y como había hecho con su novia minutos antes.

Tan pronto estuve más acomodada, dejé caer todo el peso de mi alterado cuerpo sobre el de mi hermano, para que su trastornada polla se abriera paso con mayor facilidad; y lograse llegar mucho más profundo.

—¡Ooohh, siiiií! ¡Aaahhh, Aaagghh!

Me retorcía cada vez más del gusto, mientras acariciaba el conmocionado pecho de mi frenético acompañante.

En ese momento no me importaba otra cosa más que cabalgar con todas mis fuerzas, sobre la venosa polla de mi hermano mayor; ya que deseaba poder experimentar a toda costa, la forma en la que su empinado garrote, raspaba con intensidad mi humedecido interior. ¡Ummhh!

La sensación de tener el enorme pito de mi hermano adentrándose una y otra vez dentro de mi adolorida rajita, me estaba haciendo vibrar con fabulosa intensidad.

Completamente perturbada por la creciente confusión que se apoderaba de mi cuerpo, empecé a mover mi pelvis a un ritmo tan descompensado, que no tardé en sacudir mi cabeza de un lado para el otro; mientras sentía la manera en la que mi ansiosa hendidura, devoraba con gusto el endurecido miembro de mi hermano.

Cada una de las estocadas que recibía en mi interior, me estaba haciendo hervir la sangre; y por un breve instante de la noche, llegué a sentir como se me nublaba la vista.

—¡Uuyyy! ¡Así, así! ¡Más duro… M-Más duro! ¡Vamos, vamos hermanito! ¡Reviéntame por dentro! ¡Oohh, Ooghh! ¡Si… S-Siiiií!

Mi cuerpo estaba cada vez más acalorado. Y en ese punto, levantaba poco a poco la pelvis y sacaba su verga casi en su totalidad, hasta dejar solamente su cabeza dentro de mi ajustado conducto; para luego dejarme caer con entusiasmo y decisión, solo para sentir la manera en la que mi sobresaltada vagina, devoraba casi por completo la imponente masculinidad de mi hermano.

La increíble polla de Bobby finalmente me estaba follando con brutalidad, y no podía estar más contenta de ello.

Podía sentir la manera en la que su intranquilo mástil se iba adentrando cada vez más rápido en mi aceitada rajita; hasta prácticamente arañar el fondo de mi perturbada existencia. ¡Mmmh!

Sentir como su pene entraba y salía de mis acaloradas entrañas, era sin lugar a dudas la mejor de las sensaciones que había podido disfrutar esa noche; y sin saberlo, me estaba haciendo adicta a su inigualable firmeza.

En la habitación solo se escuchaba el sonido producido por el choque de nuestros descompensados sexos, así como los ahogados gemidos, que escapaban de mi boca sin querer.

Por momentos, detenía los continuos movimientos que realizaba sobre mi hermano; y completamente rendida, dejaba caer mi cabeza sobre su transpirado pecho, para escuchar los latidos de su apresurado corazón.

¡No podía soportarlo más, estaba a punto de reventar!

Los continuos corrientazos que en ese instante estaba experimentando, eran mucho más fuertes que mi aplacada resistencia. De manera que no tardé en gritar con ahogo, ni de sacudir violentamente cada una de mis extremidades; mientras continuaba introduciéndome ese delicioso miembro, dentro de mi exaltada y tersa intimidad.

A medida que continuaba estrujando el rígido nabo de mi hermano, no perdía la oportunidad de acariciarme el contorno de mis tetas; ni de pellizcar con locura mis irritados pezoncitos.

Ya no tenía más fuerza en las piernas. Las feroces embestidas que me estaba propinando Bobby, habían acabado completamente con mi resistencia; y me tenían a punto de correrme de manera enajenada.

Bastaron un par de firmes estocadas más en mi interior, para poder sentir la manera en la que Bobby empezaba a resoplar con impaciencia.

Y mientras batía mis caderas con arrojo, no tardé en sentir como una inesperada punzada se abría paso entre mis piernas; fluyendo decididamente entre ellas, hasta lograr impregnar mi útero en su totalidad. ¡Bobby se había corrido!

—¡Uuhh, Uughh! ¡Mmmh! ¡Aahhh!

Podía sentir la manera en la que la espesa leche de mi hermano, se adueñaba poco a poco de mis asfixiantes entrañas; y eso me estaba haciendo enloquecer de la felicidad.

—¡Ohh, Bobby! ¡Sii, siiií! ¡Mmghh!

El cuerpo me temblaba, la vista me pesaba; y mis labios no dejaban de picarme. Me sentía completa aturdida y desenfocada, y no dejaba de jadear a medida que los últimos chorros de su viscosa leche, impactaban uno a uno contra mi lubricada cavidad.

Sin poder continuar soportando el prolongado voltaje de nuestros sexos, mi mente se puso completamente en blanco, y mi cuerpo cayó desplomado sobre el sudado pecho de mi hermano; hasta dejarme mucho más que acelerada, y respirando con la boca abierta.

Me acababan de llenar por primera vez el coño, ¡y se sentía extremadamente fabuloso!

Sumamente agotada, permanecí recostada sobre el cálido cuerpo de mi hermano; hasta que de a poco, empecé a sentir como su robusta y larga polla, comenzó a achicarse en mi interior.

Luego de eso, empecé a notar como de mi coño empezaban a brotar un par de gotas de su más espesa semilla, que me indicaban con absoluta certeza; que nuestro incestuoso encuentro clandestino, tristemente había llegado a su final.

Con mis latidos por las nubes, recogí mi ropa como pude, y me fui caminando lentamente hasta mi propia habitación; dejando una estela de brillantes gotas de flujos y semen, a lo largo de todo el trayecto.

Cansada y sumamente adolorida, le puse seguro a la puerta de mi alcoba; y caí rendida sobre mi arrugada cama.

A la mañana siguiente, ninguno de los dos recordó lo sucedido. Lo cual me generó una enorme sonrisa en el rostro, y una inmensa excitación en todo el cuerpo; que me hizo toquetearme durante días.

Ahora que finalmente había probado la polla de mi hermano, no creo que pueda vivir sin tenerla dentro.

Luego de esa maravillosa noche, no podía dejar de ver a Bobby con otros ojos que no fueran de deseo. Y fue a partir de ese momento, que no perdía oportunidad alguna de abrazarlo, de sentarme sobre sus piernas; o de andar en la casa en ropa interior haciéndome la distraída, tan solo para provocarlo.

Esa escena se repitió muchas veces, logrando experimentar la grandiosa incomodidad latente, que sentía mi hermano cada vez que me veía.

Quién lo iba a decir, a pesar de que mi cuerpo no era para nada voluptuoso como el de Lori, tal parece que si tenía los atractivos necesarios como para hacerlo alterar.

Sin lugar a dudas, provocar a Bobby, iba a resultar muy excitante y divertido.

Pero cuando había hecho muchísimos avances, y sentía que poco a poco nos íbamos acercando a donde quería, mamá nos sorprende a los dos diciendo que debíamos mudarnos a la gran ciudad; para poder estar con los abuelos, y nunca más volver a estar solos. ¡Rayos!

Desde ese momento mis planes se vinieron al suelo, y mi vida dio un giro inimaginable, ya que dejamos de vivir en Royal Woods para establecernos junto a mis abuelos, primos y tíos, en la gran ciudad.

¡Bueno! Las cosas definitivamente serán diferentes de ahora en adelante.

Mi familia se acaba de cuadruplicar, mi patio trasero es una escalera de incendios, y ahora tendré que cerrar la puerta del baño.

Mi nueva vida va a ser toda una aventura, ¡Pero quiero vivirla!

Y uno nunca sabe, quizás algún día pueda volver a tener la oportunidad de estar con Bobby. Aunque por ahora creo que me voy a plantear muy seriamente bajar mi creciente calentura con el tontolón de Lincoln.

Después de todo, se ha estado portando muy atento conmigo, y siempre está ahí cuando lo necesito; además, con lo rarito que es, si no le hago el favor, capaz y muera siendo virgen.

¡Uff! ¡Quién lo diría! Lincoln tenía razón... ¡Si me ayudó hablar con ustedes!

Espero que lleguen a entender todas las cosas por las que he estado pasando últimamente en mi vida, y que me apoyen para continuar y nunca rendirme.

Y si todo sale bien, quizás en otra ocasión les cuente todos los cambios, aventuras, y nuevas experiencias; que me ocurran junto a mi singular familia en la gran ciudad. ¡Hasta entonces!