Convenio de Noviazgo.
Intentando huir de sus realidades, quedaron atrapados en un romance mediante un acuerdo.
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Convenio de Noviazgo.
Sinopsis.
La empresa familiar Kinomoto está a nada de caer en quiebra, y para salvarla, Sakura, hija menor del dueño de la compañía, decide hacer un préstamo a la empresa de la familia Li, cuya sucursal está en Japón, dirigida por el hijo menor de los Li. No obstante, el joven presidente de la compañía, le hace una propuesta a Sakura a cambio de salvar la empresa. Sintiendo que no tiene otra opción, Sakura acepta y firma un convenio de noviazgo con Shaoran Li, sólo para no perder su casa ni la empresa de su familia. El trato es estrictamente de negocios, pero con el avance del tiempo, ambos se verán envueltos en un romance que no esperaron vivir.
P.N: Los personajes de Card Captor Sakura no me pertenecen. Sólo los he añadido para protagonizar esta historia que es de mi invención. Sus derechos están reservados por sus respectivos creadores: el grupo CLAMP.
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02. El pasado y un reencuentro.
Sakura se hallaba en su oficina, con el celular al oído, mientras escribía algo en una libreta. Su computadora encendida, con un programa de procesamiento de textos, abierto, demostraba su trabajo en un documento. Estaba muy atareada, tratando de terminar con sus últimos deberes, antes de renunciar al día siguiente. En cuanto salió de su corta reunión con Shaoran Li, esa misma tarde, se dirigió a su oficina para dar los últimos detalles de su renuncia. Hizo una llamada, asignando su puesto a una amiga, la misma con quien conversaba en esos instantes por teléfono.
—Tengo todo listo, y si estás de acuerdo, entonces, puedes comenzar mañana en la tarde —dijo —Yo estoy preparando mi renuncia en estos momentos, tratando de resolver todo lo que me corresponde para luego dejártelo a ti —esperó un momento —No, para nada, confío en ti, Chiharu, por eso es que te llamé, porque sé que lo harás bien, además, necesitas este empleo, y yo te lo doy —unos segundos de silencio —Mi padre no se opondrá, por mucho que le desagrade la idea, y mi decisión ya está tomada, no te preocupes, conseguiré otro empleo muy pronto —esperó otro momento —No me preguntes los motivos de mi renuncia, no quiero hablar de eso, sólo ven mañana antes de las siete, así podrás firmar el contrato de trabajo —un breve silencio —Fantástico, nos vemos mañana entonces.
Sakura cortó la llamada, dejando su celular de lado. Terminó los últimos detalles del documento que tenía abierto en la computadora, mismo que imprimió después. Firmó las hojas impresas, en cuanto las revisó. Apagó la máquina, y juntó sus cosas en una caja, dando una mirada a todo el lugar. Sin duda, extrañaría estar allí, pero era su deber cumplir con el acuerdo hecho con el nuevo accionista de la empresa. Tal vez, si todo iba bien, un día, regresaría a trabajar allí, con su amada familia.
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Shaoran Li avanzaba a paso seguro por los silenciosos pasillos de la empresa Kinomoto. Llevaba en su mano derecha un maletín negro, mientras en su mano izquierda sostenía unas gafas oscuras, misma que se quitó al ingresar a ese edificio. Su mirada buscaba por todos lados, la figura que anhelaba volver a hallar —y eso que no llevaba más de tres horas sin verla—, no obstante, estaba deseoso por encontrarla. ¿Qué situación era esa para tener esa desesperación tan extraña? Debía recordar que se trataba de un asunto de negocios, y no una cita romántica. Pero, a pesar de sus intentos por recordárselo a sí mismo, no podía evitar sentir aquel anhelo de ser algo más que un socio o un amigo para aquella castaña de nombre Sakura.
—Como las flores de primavera —pensó con ensoñación.
Su amigo Eriol le advirtió que sus acciones eran peligrosas, y si se descuidaba, terminaría involucrando sus sentimientos. Aunque, a esas alturas, todo era mejor que el insufrible acoso de su prima Meiling, y la tortuosa imposición de su madre. Sacudió la cabeza, llegando a la oficina de gerencia. Había notificado por llamada su urgencia por hablar con el presidente de la empresa Kinomoto, y allí estaba, tan puntual como nunca. O quizás fuera su anhelo de ver a Sakura lo que lo llevó hasta allí más rápido. Iba a llamar, cuando la puerta se abrió, dando paso a la imagen que esperaba ver. Llámenlo casualidad, destino, locura, lo que fuera, pero Shaoran Li no pudo contra la sonrisa de alegría que se formó en sus labios al verla. Incluso podía jurar que estaba más bonita que al mediodía, cuando se reunieron.
—Li... —murmuró ella, sorprendida
—También me da gusto verla, Sakura —comentó —Vine a hablar con Fujitaka Kinomoto, y sinceramente, no esperaba encontrarte aquí, aunque lo anhelaba
—Entiendo —asintió, saliendo de la oficina —Ya presenté mi renuncia, y a partir de mañana, habrá una nueva secretaria
—Es una excelente noticia
—Con su permiso, debo retirarme
—Nos vemos pronto —dijo Shaoran en un murmullo, no muy lejos de ella, para que lo escuchara.
Sakura se tensó al oírlo, pero simplemente asintió, imponiendo distancia. Esa situación se había vuelto muy extraña, y ella, pues aunque pensara en huir, se sentía atrapada, no porque Shaoran Li la obligase a estar de novia con él por el acuerdo firmado, sino por el hecho de que en el fondo, por muy repentino y loco que le pareciere, algo de él, la atraía. Esa sensación desconocida la llevaba a él, y esperaba sólo fuese su imaginación, o estaría en problemas.
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Sakura caminaba por las calles del centro de Tomoeda, buscando la tienda que el licenciado Shaoran Li mencionó. Aún no estaba del todo convencida sobre todo lo ocurrido, aunque a estas alturas, no podía retractarse de su decisión. Quizás fuese una actuación, no obstante, la situación se salió de su control, y sólo de pensar que ahora estaba de novia con un empresario importante, se le erizaba la piel. Soltó un largo suspiro, deteniéndose frente a una tienda, leyendo en el letrero "Moda Mágica". Finalmente, había dado con el local que buscaba. Ingresó al lugar, percibiendo en el ambiente la tendencia y la elegancia. Un sitio en el cual las damas de alta categoría acudían sin dudar.
—¿Puedo ayudarla, señorita? —preguntó una joven de larga cabellera negra azulada, y ojos amatistas, Sakura le dirigió la atención
—Hola... —saludó tímidamente con una sonrisa nerviosa —Bueno, yo... estoy buscando un vestido para una ocasión especial, y me recomendaron venir aquí
—Oh, entiendo —la joven de larga cabellera sonrió con alegría —¿Para qué tipo de ocasión necesita el vestido?
—Es... bueno... una cita con... —no pudo continuar, porque aún le costaba trabajo asimilar su nueva relación con Shaoran Li, no importaba que fuera de negocios, seguía siendo difícil de aceptarlo con facilidad
—Oh, no se preocupe —sonrió comprensivamente —Entiendo a la perfección, y creo que es normal que las mujeres querramos impresionar a nuestros novios, así que tengo el vestido ideal, por favor, venga conmigo —básicamente, la joven pelinegra, arrastró a Sakura hacia dentro de la tienda, sin darle cabida a la réplica.
La castaña sólo pensaba en el lío en el que se había metido por haber aceptado un trato tan macabro como el que Shaoran Li, le ofreció. Definitivamente, estaba en un aprieto más serio, que el de vivir a la intemperie, y no lo decía por el momento actual, sino por los que venían de la mano de aquel joven empresario.
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Sakura miró su reflejo a través del espejo, pensando en la situación que se le salió de las manos. ¿Cómo y por qué había llegado a eso? La respuesta era sencilla: simplemente, por haberse dado a la desesperación. Aunque también era debido a su orgullo y terquedad. Si bien, su padre estuvo dispuesto a buscar auxilio de la mano de las Corporaciones Clow, no quería que eso sucediera, porque no deseaba ver de nuevo al presidente de dicha compañía. Para ella, era preferible morir en la miseria, o trabajar de sol a sol, todos los días de su vida, que tener la desagradable oportunidad de encontrarse con Eriol Hiraguizawa. Sólo de pensar en ello, se le oprimía el corazón de dolor.
—Esto es mejor que verlo a él —quiso convencerse, con una triste sonrisa de pena.
No veía a ese muchacho desde que finalizaron la preparatoria. Había oído mucho después, que al culminar aquel año, regresó a Inglaterra, donde probablemente finalizó la universidad. No era para menos, pues la información más reciente que recibió de él, fue que había asumido la presidencia de las Corporaciones Clow, estableciendo una sede de la compañía en Japón, hacía poco más de dos años. No imaginaba el porqué de su regreso, y no era como si quisiera saber al respecto ahora. Todo su pasado, acabó ese segundo año de preparatoria, y es allí donde pensaba dejarlo.
—Es mejor así —se convenció, mirando su reloj.
Ya casi era hora de que Shaoran Li viniera a recogerla para ir a la tan mencionada "cena de negocios", a la que se le ocurrió invitarla. No tenía muchas opciones, así que lo mejor era aceptar su destino. Sólo serían dos años, por lo que estaba segura, podría soportarlo. El timbre de la puerta sonó, anunciando la llegada de su "tormento", como decidió nombrarlo.
—¡Sakura, te buscan! —anunció su madre desde abajo
—¡Voy! —contestó, agarrando su celular y su bolso, saliendo a toda prisa de su habitación.
En el recibidor estaban su padre, su madre y su hermano Toya. Nadeshiko mostró una sonrisa maravillada en cuanto la vio.
—¡Te ves bellísima, hija! —exclamó la mujer, acercándose a ella —Pareces una modelo
—Es verdad, se parece a ti, cuando trabajabas de modelo —aceptó Fujitaka
—A mí se me hace que no ven bien —murmuró Toya con el ceño fruncido —¿En verdad piensan eso de un monstruo?
—Hermano —Sakura empuñó su mano derecha con deseos de golpearlo.
Pudieron pasar los años, pero Toya no dejaba de ser tan infantil.
—Mejor apúrate, hija, porque ya te están esperando —sugirió Fujitaka
—Oh, es verdad —aceptó Sakura
—Qué te diviertas
—Nos vemos luego —se despidió al salir de la puerta.
La sonrisa alegre de Fujitaka, se transformó en una sonrisa de pesar. Él ya estaba al tanto del trato que su hija hizo con Shaoran Li, aunque Toya ni Nadeshiko tenían idea al respecto. Sólo esperaba no tuviera que ver el sufrimiento de Sakura por sus propios errores.
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Shaoran Li estaba ansioso. Nunca pensó que sus ocupaciones se tardaran una eternidad en terminar. No obstante, ese día resultó ser el más largo y desesperante de todos. ¿Por qué? Sencillo: deseaba que la hora de su encuentro con aquella castaña de ojos verdes, llegara ya. Le pareció muy curioso aquello, pues no esperaba sentirse de esa manera. Es más, jamás se le cruzó por la mente que aquel deseo de tener cerca a una mujer, se haría presente. Eso lo atribuyó a esa belleza sencilla. Esa flor de primavera, llamada Sakura Kinomoto, tenía un encanto que lo atraía en demasía, lo cual era peligroso, dada la situación. Sin embargo, no podía evitarlo. Se sentía atrapado en esas joyas color esmeralda, en aquella sonrisa de agradecimiento que le había dedicado el día del trato, y ni qué decir de la tonalidad de su piel y su figura femenina. Estaba más que seguro, de haber otra circunstancia, le habría rogado ser su novia para una relación real. Aunque nada podía impedir que sucediera, no importaba el acuerdo.
Soltó un largo suspiro, después de estacionar frente a la residencia Kinomoto. Aún faltaban como veinte minutos para la hora fijada de su encuentro, pero él llegó mucho antes, principalmente por su impulso. En su reunión con Fujitaka Kinomoto, le había manifestado el pacto al que llegó con Sakura, pero que deseaba de todo corazón, acercarse como buen amigo, para que ella no se sintiera incómoda con la situación. Fujitaka dudó un poco, al principio, hasta que lo observó fijamente, tratando de analizar sus intenciones, aceptando al final con una sonrisa tranquila. Lo último que escuchó de él, antes de marcharse, era que no huyera de su destino, ni de su propio corazón. No lo entendió muy bien, así que lo dejó así, convencido de que no era de mucha importancia, en ese instante.
Sacudió la cabeza, mirando la hora en su reloj. Había llegado el momento. Bajó de su vehículo, dirigiéndose a la puerta de entrada. Primero, en un andar lento y seguro, más tarde, a medida que se acercaba, con los nervios a punto de traicionarlo. Nadie creería que el licenciado Shaoran Li, estaría en esa posición de adolescente ansioso. Respiró profundamente al llegar, y presionó el botón de timbre. Pronto apareció tras la puerta abierta, una mujer de larga cabellera ondulada, y unos destellantes ojos verdes, similares a los que se filtraron en sus sueños desde que los vio por primera vez. Parpadeó, asimilando que tal vez era la madre de la bella castaña.
—Buenas noches, ¿puedo ayudarlo? —preguntó la dama con amabilidad, despertándolo de su asombro
—Buenas noches —saludó —Mi nombre es Shaoran Li, y busco a la señorita Sakura Kinomoto —respondió con una sonrisa nerviosa —Habíamos quedado en ir a cenar hoy
—Oh, sí, Sakura me lo dijo —dijo con una amplia sonrisa de satisfacción —Espere un segundo, joven, la llamaré.
La mujer se adentró un poco, llamando a Sakura, de quien oyó que ya venía. Su corazón se aceleró al oír la lejana voz de aquella joven. No sabía muy bien en qué se estaba metiendo con esto, pero estaba muy seguro de que no querría salir más de allí.
—No se preocupe, ella pronto vendrá —anunció la mujer al asomarse nuevamente a la puerta.
Shaoran sintió un poco de alivio al verla adentrarse de nuevo a la casa. Respiró profundo mientras oía una conversación lejana a la que no prestó atención. Estaba abstraído en sus pensamientos, divagando sobre los asuntos que debía comentar con Sakura, hasta que la exclamación de la mujer de hacía un momento, llamó su atención por completo. Lo que más llamativo fue, la observación que esa mujer le había hecho a la castaña. No podía verla desde allí fuera, pese a tener la puerta abierta, pero la descripción le daba una idea de cómo se veía esa flor de primavera. Tragó pesado, esperando que su amiga, la dueña de aquella tienda que le recomendó a Sakura, no se haya excedido en las sugerencias, o no podría desviar la mirada de la castaña en toda la noche. Unos minutos más, y luego oyó que Sakura saldría a su encuentro. La ansiedad volvió a golpear la mente de Shaoran, no pudiendo contener su deseo de verla salir. Hasta que finalmente apareció ante sus ojos.
Decir que Shaoran estaba sorprendido, no alcanzaba a describir realmente cómo se sentía en esos momentos. La belleza de Sakura lo había dejado sin palabras, y no estaba de más decir que incluso creyó estar soñando. No podía negar que en esos pocos días, de tanto pensar en ella y desear verla a cada instante, la encontró incluso en sus sueños. Por eso ese debate interno entre aceptar la realidad o creer en una probable fantasía. Se mantuvo tan abstraído por minutos enteros, sin siquiera notarlo, hasta que la confusión de la castaña y esa voz suave, lo devolvieron a la realidad.
—Buenas noches, licenciado Li —saludó Sakura, intentando sonar lo más natural posible
—Oh, buenas noches —respondió, sintiéndose un tonto por su inusual actitud —Se ve usted hermosa, señorita Sakura
—Muchas... gracias... —se sonrojó ante el elogio que sólo acostumbraba recibir de sus familiares y amigos cercanos.
Ella misma tenía consciencia de lo bella que era, y en su adolescencia, llegó a recibir varios halagos provenientes del género masculino. No obstante, al culminar la universidad, esos elogios fueron disminuyendo a tal punto que sólo sus amigas y familiares cercanos se lo decían. Incluso su hermano mayor lo hacía sinceramente, aunque luego, como acostumbraba, solía molestarla agregando una que otra broma. Bajó la mirada con un poco de vergüenza, dejando lo suficiente como para que la mano del joven licenciado quedara en su radio de visión al verla extenderse hacia ella. Levantó la vista de nuevo, hallando una pequeña sonrisa amable en el rostro de aquel joven, percibiendo la sinceridad en ese simple gesto.
—¿Nos vamos? —preguntó Shaoran sin borrar la sonrisa de su rostro —Puede que se haga tarde, y quiero comentarte algunas cosas antes de reunirnos con mi amigo
—Oh... claro... —asintió Sakura, aceptando con un poco de vacilación la mano del licenciado.
Se había sentido reacia a darle su mano a un joven que casi desconocía, pero al hacerlo, tuvo un ligero cambio de opinión. Le pareció muy extraña la sensación de calidez que le recorrió ese pequeño roce, aunque decidió ignorarlo de momento. Sabía a la perfección que aquello no era más que parte de un negocio. Shaoran la soltó para abrirle la puerta, ocasión que ella aprovechó para soltar un suspiro de abatimiento. Subió al vehículo con calma, y él cerró la puerta, dirigiéndose con prisa hacia el lado de conductor, abordándolo con igual apuro. Shaoran dio la marcha, y se encaminaron al restaurante en el que había hecho la reserva. La ansiedad seguía perturbándole la mente, pero trató de calmarse para aclarar los asuntos que tenían pendiente. Su mirada permaneció fija en su camino, mientras carraspeó un poco, llamando la atención de la castaña que lo acompañaba.
—Antes de llegar al restaurante y reunirnos con el socio de la Corporación Li, debo explicarte algunos asuntos —se atrevió a decir, suprimiendo su deseo de mirar la reacción de Sakura —No quiero que te sientas obligada a nuestro acuerdo, más bien, quiero que seas mi aliada y mi amiga
—¿A... amiga? —Sakura parpadeó, confusa —Yo... no entiendo... Me has dicho que...
—En efecto, lo que firmaste es un contrato, pero eso no significa que estás obligada a ser mi novia cuando estamos solos —interrumpió —Mi intención real es huir del acoso de mi prima Meiling que hasta ahora, sigue en Hong Kong, y de un posible matrimonio arreglado por parte de mi madre —declaró con cierto fastidio en su voz, sorprendiéndola —Encontrar a alguien que se preste para una farsa, es muy difícil, y entonces, tú apareciste en mi oficina con el problema de la empresa Kinomoto —una fugaz sonrisa se asomó en sus labios —Lo tomé como una oportunidad de encontrar una aliada, eras la hija de un empresario, además de una bella mujer, una candidata ideal... Esa fue la razón por la que te hice tal propuesta, y claro, me preparé con anticipación para tu posible rechazo, el que, afortunadamente, no sucedió.
Sakura no tuvo palabras para decir ante lo que acababa de oír. Le parecía increíble que un hombre tan serio, tuviera tal problema, que hasta decidió liberarse de la carga, corriendo el riesgo de tener una novia que básicamente, le era desconocida. Miró al frente, viendo que llegaban a un estacionamiento, donde Shaoran condujo su vehículo, aparcando en una zona cercana a la entrada del lujoso restaurante. Se mantuvo en completo silencio, pensando en lo que podría responderle al joven, pero lo cierto era que no sabía qué decirle.
—Presta atención, Sakura —continuó Shaoran, ella le dirigió la vista, hallando su mirada que la escudriñaba —Más que una aliada, quiero que aceptes ser mi amiga y compartir opiniones, y conocernos mutuamente, para así ser capaces de actuar en público con más facilidad, ¿entiendes?
—Entiendo eso, y sinceramente, pensaba que estaba claro en el contrato
—El contrato es otro asunto —expresó sin reservas —Estoy hablando de mí, como Shaoran, y no como el licenciado y presidente de la Corporación Li; y de ti, como Sakura, y no como la hija de un empresario que necesitaba ayuda
—¿Y qué hay del contrato?
—Olvídate del contrato por un momento, y piensa en lo que te estoy pidiendo fuera de ello —respondió, con la mirada fija en ella —¿Aceptas ser mi amiga? Eso es lo que quiero saber.
Sakura no dijo nada, simplemente se quedó analizando todas aquellas palabras. Shaoran Li no la obligaba a ser su novia, ni a actuar como parte de un contrato firmado, sino que le ofrecía ser buenos amigos. Le estaba brindando confianza, algo que pocas personas de su nivel le darían a una simple secretaria de oficina. Se perdió en los ojos del castaño, percibiendo un anhelo nunca antes visto, y mucha sinceridad. En cuanto comprendió todo, no tuvo motivos para negarse, así que, cerró los ojos por unos segundos, volviendo a abrirlos con mucha decisión.
—Está bien, acepto —respondió —Ser amigos es mejor que ser partes de un simple acuerdo forzado, además —le dio una sonrisa divertida, que desconcertó al castaño —pienso que es desagradable ser acosado o forzado a hacer algo que no se quiere hacer
—¿Te estás burlando? —Shaoran hizo una mueca de asombro, viéndola negar
—Sólo trato de ponerme en el lugar de los demás —se encogió de hombros, con aparente desinterés —Imagino que no es nada agradable estar en una situación como esa
—Pues no. No lo es —desvió la mirada al restaurante, antes de volver a mirarla —Por cierto, si vamos a ser novios frente a otros, hay algo que debemos ensayar —dijo con voz traviesa, logrando que Sakura borre su sonrisa divertida.
Ese tono sonaba peligroso, como si hubiera un intento oculto de venganza detrás de él. No le agradaba el rumbo que tomaba aquello, y se preguntaba qué estaría tramando. Se le dificultó tragar su saliva, al pensar que Shaoran tenía ciertas armas desconocidas que utilizaría en su contra, si pisaba terreno equivocado.
—Y... ¿de qué se trata? —la voz le falló un poco, consiguiendo que Shaoran ampliara su sonrisa, y se acercara peligrosamente a ella.
Contuvo la respiración al verlo tan cerca de su rostro, para luego oír un claro, pero suave susurro que le erizó la piel. Se quedó paralizada ante las palabras que él soltó en ese momento.
—El beso, querida Sakura.
No sabía si era imaginación suya, o si realmente estaba sucediendo, lo que sí, era que un extraño calor recorrió todo su cuerpo ante esas simples palabras, haciéndola estremecer. Puede que sea verdad, y Shaoran tenía buenas armas de ataque que la harían doblegarse a su voluntad. Fue entonces que comprendió que ya empezaba a caer prisionera de ese hombre con sólo usar alguna palabra clave en contra de ella, y si sus suposiciones eran las correctas, no tardaría nada en dejarse llevar por esas sensaciones que le causaba, aunque no era como si le desagradara del todo esa idea. Sus manos temblaron en cuanto ese pensamiento cruzó por su mente, e inconscientemente, fijó su mirada en los labios del joven frente a ella. La oferta de antes, de pronto, se había vuelto bastante tentadora. Se mordió el labio, desviando su atención a otro sitio, para ignorar el hecho. No podía ser tan débil para dejarse llevar de esa manera por una frase.
—No... no creo que sea el momento para eso —dijo en un tono dudoso.
Shaoran sintió que todo su ser estaba a un paso de sucumbir ante su repentino deseo de besar a Sakura. Verla morderse el labio de esa manera, sólo despertaba un instinto que trataba de controlar con todas sus fuerzas. Una situación muy arriesgada. Ya hasta se convenció desde el día anterior, que le gustaba esa bella flor de primavera. El convenio y esa cena habían sido la excusa perfecta para volver a tenerla cerca, aunque ahora, anhelaba sentir su cercanía un poco más. Cerró los ojos, respirando profundo, intentando calmar su ansiedad. Lo mejor era esperar un momento adecuado para "ensayar" ese beso. Volvió a mirarla, ya un poco más tranquilo, brindándole una sonrisa de confianza.
—Tienes razón, Sakura, vamos a dejar ese asunto de lado —se apartó de ella, recuperando todo su autocontrol —Es mejor que entremos —sugirió —No será nada agradable, dejar esperando a un amigo, con la poca paciencia que me tiene —rió un poco —y más estando a solas con su novia, con quien sería bueno, te lleves bien en un futuro
—Claro... —Sakura parpadeó, despertando de su ensoñación.
Se había mantenido algo abstraída por unos instantes, que al oír el repentino comentario del castaño, se sintió algo perdida. Nunca imaginó que Shaoran cambiaría su actitud de manera rápida, sin darle mayor interés a lo que acababan de hablar. Lo vio bajarse del vehículo, caminando hacia la puerta de copiloto, segundos que Sakura aprovechó para suspirar con algo de descontento. Por un instante, sintió decepción al ver que Shaoran no insistió en el tema del beso. Abrió los ojos con sorpresa, reprendiéndose ante tal pensamiento. Sin duda eso ya era demasiada locura para tan pocas horas de conocerse.
En cuanto Shaoran le abrió la puerta, bajó del vehículo, prestando atención al edificio al que habían llegado hacía ya varios minutos atrás. Aunque era ya de noche, se podía apreciar gracias a las luminarias, que el lugar era muy distinguido. No había vuelto a pisar un sitio como ese desde sus años de preparatoria, cuando su novio la había traído allí para almorzar un par de veces, antes de separarse. Shaoran le extendió su brazo, dispuesto a escoltarla hasta dentro del edificio. El corazón se lo oprimió a medida que se acercaban al recibidor del restaurante, y la sensación fue mucho mayor, cuando cruzaron las puertas. Un extraño presentimiento se apoderó de su ser, mientras Shaoran anunciaba al camarero, la mesa que tenía reservada con anticipación. El camarero indicó el sitio, y ambos se dirigieron al lugar señalado, viendo a una pareja allí, ya sentados, dándoles la espalda. No podía ver aún de quienes se trataba, pero tenía la impresión de que algo estaba fuera de lugar. Justo antes de llegar junto a la pareja, fue que Sakura pudo reconocer a la joven, no así a su acompañante. La mujer era la misma que la atendió en aquella boutique "Moda Mágica". Vaya coincidencia, fue lo que pensó Sakura, llegando ya junto a ellos.
—Buenas noches, disculpen el retraso —saludó Shaoran, llamando la atención de ambos
—Como siempre, llegas tarde a otra reunión conmigo, Shaoran —reclamó el muchacho que estaba junto a la joven de ojos amatistas.
Shaoran soltó una suave risa, mientras el de cabellos oscuros se puso de pie, dándose vuelta para enfrentar a su amigo castaño. Obviamente, iba a seguir reprochando la tardanza de su amigo, por lo que tenía el ceño fruncido y una expresión seria en el rostro, misma que desapareció por completo, en cuanto vio a la joven que acompañaba a Shaoran. Sus ojos se abrieron en total asombro, entre tanto Sakura palideció en señal de reconocimiento.
—Sa... Sakura —logró mencionar el nombre de la castaña, lo que sorprendió al joven chino y a la pelinegra
—Eriol... tú... —se cubrió la boca para ahogar un grito de desesperación —No puede ser... ¿Tú eres amigo de Shaoran Li? —terminó con la pregunta que se formó en cuanto se vieron
—Soy su primo —reveló, y Sakura sintió el dolor escalando por su garganta
—Su... primo... —ahora entendía el presentimiento que tuvo momentos antes
—No me digas que has sido tú quien aceptó esa locura que Shaoran me comentó, Sakura —continuó el de lentes
—Si lo fuera, ¿qué? —rebatió ella con indignación.
Había tratado de evitar ese encuentro, pero todo indicaba que el mundo era demasiado pequeño como para que eso sucediera. Se reprendió a sí misma por no haber cuestionado alguna cosa sobre el amigo de Shaoran, de ese modo se habría librado un poco más de aquel inevitable encuentro. Pero no había vuelta atrás, y la realidad era que ya se volvieron a ver, a pesar de los intentos que hizo para huir de ese pasado.
—Disculpen, ustedes dos, ¿se conocen? —intervino Shaoran con intriga, sintiendo la tensión en el aire
—Nos conocemos desde la secundaria —respondió Eriol, Sakura frunció el ceño
—Nos conocíamos, Hiraguizawa —dijo tajante, sorprendiéndolo —La verdad es que no nos conocíamos nada
—Sakura, por favor, escucha —intentó acercarse —Todo fue un malentendido
—¿Malentendido dices? —soltó una risa irónica —¿Decir que no estábamos al mismo nivel para estar juntos te parece un malentendido, Hiraguizawa? ¿Eso valió el supuesto amor que decías tenerme? —Eriol quedó paralizado al oír esas palabras llenas de resentimiento —No eres más que el hijo de un adinerado, tan superficial como cualquier otro, dispuesto a juzgar a aquellos que deben sacrificarse día tras día para darle un futuro digno a sus hijos, como lo hacían mis padres
—Eso no es así, Sakura, y lo sabes, te lo expliqué —respondió con desesperación
—No quiero oír nada más —Sakura soltó el brazo de Shaoran —Lo siento, Shaoran, pero no puedo seguir aquí por más tiempo —retrocedió, alejándose para finalmente abandonar el restaurante
—Espera, Sakura, ¿qué...? —Shaoran no pudo alcanzar a detenerla, por lo que antes de ir a buscarla, se dirigió a su amigo con mirada sería, para recibir una rápida explicación —¿Quieres decirme lo que está sucediendo?
—Sakura y yo, fuimos novios cuando estábamos en preparatoria —respondió Eriol, luego de un largo suspiro, asombrando a Shaoran y a la joven de ojos amatistas —Sin embargo, durante el último año, mis padres intervinieron en mi relación, pidiéndome que terminara con ella, o de lo contrario, iban a desheredarme, quitándome incluso la oportunidad de ir a la universidad; fue así que tomé una decisión, por el bien de Sakura, no queriendo arrastrarla a una vida miserable conmigo, aunque sabía lo difícil que sería para los dos
—¿Por qué nunca me hablaste de esto? —cuestionó, pasando su mano por su cabello en señal de exasperación
—No lo vi necesario —se encogió de hombros —Pensé que de algún modo, ella lo había olvidado, después de todo, me dijo que no quería volver a saber de mí, y veo que sigue siendo así
—Ahora entiendo porqué estuvo tan desesperada por conseguir ayuda de mi empresa, siendo que la tuya es mucho más prestigiosa que la Corporación Li
—Una cosa te advierto, Shaoran, ahora que sé que es Sakura a quien le hiciste tal propuesta —mencionó el de lentes —No te aproveches de ella, porque no es como cualquier mujer que ha dormido en tu cama antes
—¿Crees que no lo sé? —inquirió con molestia —Además, tú menos que nadie puede pedir tal cosa, siendo que su dolor fue causado por tu decisión pasada
—Eso es otro asunto
—Mejor explícale todo a Tomoyo, o tendrás otro malentendido
—Mi relación con Sakura terminó hace tiempo, y Tomoyo es a quien amo pero no quiero que una persona tan amable como ella, siga sufriendo por el pasado
—Descuida —dijo Shaoran con tranquilidad —me haré cargo de esta situación, por lo que dejaremos nuestros negocios para otra ocasión
—Bien —asintió Eriol.
Shaoran se apresuró a irse del lugar, en busca de la castaña. Dejarla andar sola por las calles a esa hora de la noche, era bastante peligroso. Decidió que lo mejor era encontrarla cuanto antes, o algo malo podría pasarle. Mientras tanto, Eriol se quedó en el restaurante con Tomoyo, relatándole aquel pasado que lo involucraba con Sakura. Un noviazgo sincero e inocente que él había guardado como un recuerdo hermoso, que no quería olvidar, mismo que decidió atesorar como una etapa de crecimiento. Tomoyo lo comprendió a la perfección, ya que en su familia, la prima de su madre vivió una situación parecida. No obstante, su tía tuvo la fortuna de ser feliz con el hombre que eligió, a pesar de haber sido desheredada por su abuelo. Eriol al saber aquello, se quedó asombrado, pero al menos se sintió mejor. Esperaba de todo corazón, que Sakura lo perdonara algún día, y se volvieran buenos amigos, dejando de lado los resentimientos.
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Sakura avanzaba en medio de la noche, sin rumbo fijo, por las calles de la ciudad de Tokio. Su hogar estaba del otro lado, por lo que para llegar, debía ir a la estación y abordar un tren. No obstante, con la hora que era, probablemente no alcanzaría ninguno que pudiera llevarla. Soltó un profundo suspiro de abatimiento, sentándose en una banca, no muy lejos de la torre de Tokio. Había poco tráfico, y eran pocas las personas que caminaban hasta esas horas. La soledad le pareció abrumadora, y no pudo reprimir más el llanto que a duras penas había intentado guardarse. Las lágrimas salieron libres, mojando su rostro pálido, dejando frío a su paso. Su dolor era insoportable, bien lo sabía, pero no podía evitarlo. Estuvo llorando por segundos que parecían eternos, hasta que distinguió un pañuelo azul siéndole extendido ante sus ojos. Levantó la mirada, hallando al licenciado Shaoran Li de pie, junto a ella. Él le sonrió cálidamente, dándole a entender que estaba allí por ella. Aceptó el pañuelo, poniéndose de pie, para luego acercarse a él y aferrarse contra su pecho, sorprendiéndolo un poco. Siguió llorando por unos minutos más, hasta que pudo calmarse. Se sentaron en la banca, mirando hacia la calle. Quizás la cena fue suspendida, pero eso no impedía que pudieran tener una conversación larga, como una cita de negocios, o algo similar.
—Muchas gracias por venir a buscarme hasta aquí —dijo Sakura de pronto, sin dirigirle la mirada
—Soy yo quien debe agradecerte por acompañarme esta noche Sakura, aunque todo salió contrario a lo esperado, y también te pido disculpas por lo sucedido —mencionó Shaoran, con pedadez —Todo esto ocurrió por mi descuido
—No, no es culpa tuya, Shaoran —negó, dirigiéndole la mirada —Ninguno de los dos sabía lo que iba a suceder, así que, no te disculpes
—Escuché una parte del pasado —dijo Shaoran
—Ya... veo...
—¿Quieres contarme tu versión? Quizás así, puedas liberarte de esa carga
—Es una historia aburrida
—Nada que tenga que ver con mi amiga, podría ser aburrido —resolvió, asombrándola
—Bueno, luego, no me culpes —se encogió de hombros, mirando a la calle, recordando el pasado —Eriol llegó de intercambio desde Inglaterra, a nuestro salón cuando íbamos en segundo de secundaria —relató —Caía bien a todos, le gustaba a la mayoría de las chicas, pero él no se interesaba en ninguna de ellas, particularmente —sonrió con nostalgia —Desde el primer día de su llegada, me pidió ser amigos y llamarnos por nuestros nombres, lo que acepté en buen término, ya que no veía nada malo en eso —bajó la mirada —Nos llevábamos bien, y siempre compartíamos en grupo con otros amigos; hablábamos de nuestras familias, lo que nos gustaba, lo que no, de nuestros sueños y aspiraciones, todo iba bien, hasta que una tarde, cuando ya estábamos en preparatoria, me dijo que yo le gustaba y quería que fuera su novia —cerró los ojos, apoyándose en el respaldo de la banca —Acepté, porque yo sentía lo mismo, todo parecía perfecto, hasta que llegamos a mitad de nuestro último año de preparatoria —sus labios hicieron una mueca de dolor —Una tarde, me invitó a pasear por el parque del centro, porque quería decirme algo importante... Yo estaba feliz porque iba a verlo, pero para mí sorpresa, él no mostraba nada de alegría, más bien se veía preocupado y hasta triste —presionó la falda de su vestido con sus manos —Me dijo que ya no podíamos seguir con nuestro noviazgo, que no estábamos al mismo nivel, que prefería alejarse para que yo sea libre y encontrar alguien mejor para compartir mi vida —el llanto volvió a asomarse en sus ojos, y Shaoran no resistió el impulso de atraerla a sus brazos para que se desahogara de nuevo —No entendí muy bien, pero me explicó que sus padres no me aprobaban, que iban a desheredarlo si no renunciaba a mí, y que incluso perdería la oportunidad de ir a la universidad... yo sólo... no pude más con eso, y le dije que entonces lo mejor es que no volviéramos a vernos nunca... fue así que al terminar la preparatoria, él regresó a Inglaterra, y yo... yo decidí dejar atrás aquello, aunque esperaba que al volver, me buscara —ocultó su rostro en el pecho de Shaoran —pero hoy lo vi con una mujer... y sé que ella es su novia porque tú lo mencionaste... eso me dolió otra vez... me duele mucho
—No te preocupes, Sakura —dijo de pronto Shaoran, con una ligera molestia en el alma —A Eriol voy a molerlo a golpes mañana mismo, si quieres
—Es tu amigo
—Es mi primo, y de vez en cuando me saca de mis casillas —mencionó —Ya necesitaba una excusa para golpearlo
—Creo que ya no vale la pena —se aferró a las ropas de él, aspirando aquel dulce aroma a menta que hasta entonces no había percibido —Es mejor que eso acabe aquí de una vez, después de todo, ahora tengo mejores cosas en qué pensar —se apartó un poco para mirarlo
—¿Nuestro acuerdo? —preguntó con una media sonrisa, devolviéndole la mirada
—Nuestra amistad —le sonrió —En eso habíamos quedado
—Siento que es un peligro tenerte cerca, Sakura —confesó aturdido, siendo preso de las emociones que despertaban con su cercanía
—¿Por qué lo dices? —preguntó inocentemente
—Por nada —carraspeó incómodo, desviando la vista a otro lado —Ya hablaremos más adelante de ello.
Sakura no comprendió lo que quiso decir, pero decidió no darle importancia. Se apoyó en el pecho de Shaoran de nuevo, soltando un largo suspiro. En verdad, él tuvo mucha razón al decirle que le haría bien desahogarse.
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¡Hola!
¿Cómo han estado, mis queridos lectores?
Aquí les traje el ansiado segundo capítulo. Les pido disculpas por dejarlos en espera, pero me costó un poco de trabajo, ordenar las ideas que ya tenía en mente.
¿Qué les ha parecido el capítulo?
En la entrega anterior se pudo apreciar que Sakura y Eriol se conocieron de jóvenes y tuvieron un pasado. Aquí ya tenemos revelado lo que sucedió para que ella no quisiera verlo de nuevo, junto a la causa de su separación, que detallaré un poco más en el siguiente capítulo, en una larga conversación que los primos tendrán.
También la aparición de Tomoyo, y un relato que fue descrito a grandes rasgos sobre su tía, lo cual será detallado más adelante. Vimos que ya hay un poco de química entre los protagonistas, siendo Shaoran quien cayó con rapidez ante el encanto natural de la flor de cerezo que lo tiene atraído. Y el nacimiento de una mutua confianza que va más allá del acuerdo que habían hecho. Esto a penas comienza y ya está poniéndose interesante, con decir que hay un beso que debe ensayarse. ;)
Por favor, no me odien por dejarlos con la intriga sobre lo que sucederá. Me tomaré el tiempo necesario para escribir el siguiente capítulo, y no pondré fecha de publicación, para no mentirles. Además, estoy trabajando en un fanfic "Takari" para la franquicia Digimon, que publicaré muy pronto, del mismo modo que estoy comenzando con el sexto capítulo de "Alianza del Destino". Les daré detalles de las próximas publicaciones en la página de facebook "Mundo Fanfics".
Espero sus comentarios, y también sugerencias.
¡Saludos! :)
LadySigh.
