3) Gatita Salvaje:

La hábil guerrera bloqueó el sable que venía hacia ella con un movimiento propio. A Darth Maela, una cathara Lady Sith que manejaba la Esfera de Misterios del Imperio, no le encantaba nada más que un buen spar para hacer que su sangre bombeara. Y a los ojos de aquellos que no estaban al tanto, su compañero de entrenamiento era alguien que no se destacaría entre la multitud. Sin embargo, para sus ojos, encontró un desafío no distraerse con Cephorus, que le hacía bombear su sangre en más de una manera.

-Estás mejorando- dijo el Sith Purasangre.

-Siempre tengo que mejorar para seguir tu ritmo- dijo Maela -Un día, te tendré boca arriba-

Maela y Cephorus continuaron su entrenamiento durante los siguientes minutos. Demostró ser bastante hábil con el sable de luz, y ciertamente Cephorus tuvo que reprimirse menos que ella. Cada vez que se tocaban, Maela lo agarraba físicamente e intentaba tirarlo al suelo. A pesar de la armadura que llevaba puesta, su cuerpo todavía se sentía muy bien.

-Creo que este duelo no se decidirá con el sable- dijo Cephorus.

-Opino igual- dijo Maela y le puso la mano en los pantalones a Cephorus. A pesar de que no estaba completamente duro, Maela podía sentir lo grande que era -Me has visto con un sable, pero no sabes lo bueno que soy con una lanza de luz- dijo de pie, en topless, con la verga del Sith en la mano.

De hecho, ambas manos de Maela lo estaban acariciándolo de arriba a abajo. Cephorus se quitó el resto de la ropa contra ella y Maela se montó en su polla. Ella frotó sus firmes muslos por todo su grueso y carnoso rompe-perras. Los dos se inclinaron y se besaron. El sith puso su mano en la parte de atrás de la cabeza de la cathara y deslizó su lengua en su boca besándola profundamente.

Lo siguiente que supo Maela fue que su Señor Oscuro estaba completamente desnudo. Ella podía adorar su cuerpo, aunque especies diferentes un depredador sabe cuando doblegarse al alfa y una hembra sabe quien le dará la mejor descendencia. Una breve sonrisa envió a Maela al límite, arrastrando su lengua a lo largo de su longitud. Ella lo saboreó, girando su lengua alrededor de su verga y permitiendo que creciera dentro de su boca.

Marla lo miró con los ojos muy abiertos, sus pupilas dilatadas y una gran sonrisa gatuna. Se inclinó más cerca de ella, introduciendo su verga gruesa en su boca y que abría paso a su garganta. Maela lo chupó agresivamente, complaciendo su largo y duro miembro con su garganta.

Tocó las bolas del Sith. Una probada de lo que tendría en la boca y en toda la cara. Parecían crecer tanto como su polla. La hembra catharo se preguntó cuántas hembras habia tomado y criado hasta ahora. El pensamiento la hizo derretirse de placer, sus muslos frotándose contra el suelo.

Cephorus aceleró el paso y empujó su dura verga profundamente en la boca de Maela. Follo su cara, dejando la huella de sus bolas golpeándola con fuerza en barbilla. Maela aceleró, chupando a su hombre lo más profundo posible. Sus bolas gruesas, en la palma de su mano, se movieron.

-¡Mmmph!- ella gimió, mientras él le folló la boca como si fuera un coño y Maela se reclinó para disfrutarlo.

Como una guerrera catharo y lady sith era muy exigente con las cosas que le interesaban, para seleccionar un socio adecuado este tenía que ser un poderoso guerrero, de ser posible mejor que ella, ser atractivo y bueno en la cama... una cosa que le gustaba después de una buena pelea era una buena cogida y Darth Cephorus podía ofrecerle ambas cosas. Su cuerpo entero se agrandó y, a pesar de que él tenía las manos en la parte posterior de su cabeza, Maela aún podía sentir que sus cavidades se ajustaban casi tanto como él estaba dentro de ella.

El regalo del Sith, el regalo que muchas mujeres ansiaban, se derramó por la garganta de Maela. Ella se echó hacia atrás y tomó las ráfagas explosivas hasta el fondo de su garganta. Ella aspiró, chupando con avidez su semilla hasta el fondo, al menos tanto como pudo.

Una larga cuerda de semen se desprendió e hizo una mancha sobre su mejilla. Maela los tomó con el dorso de la mano y lo lamió como una gata aseándose. En el momento en que se levantó, Cephorus la agarró por las caderas y la levantó en el aire. Maela se excito más al notar que el no había usado la Fuerza para levantarla en el aire y su coño goteo sus jugos sobre la punta de su verga.

-Haz descuidado tus defensas mentales- dijo el sith -No imaginé que significara tanto para ti-

-Mi lord... te deseo- le dijo Maela, la intensidad ardiendo a través de sus ojos -Te quiero más que cualquier cosa que haya deseado. Eres el único que puede apagar el fuego... solo tu eres digno-

Ahora sostenida en el aire por la Fuerza, puso sus manos sobre las tetas de Maela y les dio un ligero apretón. Sus pupilas se contrajeron al sentir el empuje del Sith dentro de ella. Los primeros centímetros de su longitud, deslizándose dentro de su apretado coño, hicieron que Maela gritara por él.

-¡Si!- gimio la catharo- Por favor, por favor, llenarme hasta que pierda la conciencia!-

Cephorus la acercó un poco más y puso su verga en su entrada húmeda. Maela se abrió a el en la sumisión, tomando los primeros centímetros de su miembro dentro de su cuerpo. Una vez estando todo dentro de ella, sus paredes mojadas se cerrándose a su alrededor, demostrando que los órganos reproductivos catharo-sith eran muy compatibles.

Finalmente, Maela lo tenía completamente dentro de ella y se sintió realizada de alguna manera, como si el interminable hambre de poder hubiera amainado, pero ahora solo deseaba una cosa; su semilla. Cada duelo, cada entrenamiento especialmente fogoso la había llevado a este momento especial. Cephorus acunó su cuerpo en sus brazos y la montó como un pistón neumático.

-¡Más rápido, mas duro!- gruño por él -¡Cogeme hasta que no pueda soportarlo más y luego fertiliza mis óvulos!-

Su coño codicioso agarró a Cephorus y lo chupó dentro de ella. El sith producía este efecto en ella, de una fiera guerrera a una ninfómana descarada. Una carga sexual estalló a través de su coño y se cerró sobre él, antes de soltarlo, persuadiendo su simiente fértil en sus profundidades.

Cephorus balanceó las piernas de Maela sobre sus hombros. Empujó hacia ella y los sonidos de su carne.

-Eres una maestra con la lanza de luz-

-Y tus garras son tan letales como las mías- ronroneo Maela en su oído y lamió su mejilla, sintiéndose más juguetona conforme su euforia crecía.

Cephorus, solo jalo su cabello, forzando la a dejarle via libre a sus tetas rebotantes. Presionó uno de sus pezones y chupó otro con fuerza. Maela solo le clavó el dedo en la nuca y le incitó a que abusara más de ella. Cephorus entendió la indirecta, presionándola contra la pared de piedra y follándola sin descanso.

-¡Nyaaaa!-

Ella mordió más de lo que podían masticar. La estaba llevando a una interminable montaña rusa de emociones. Emociones, todas ellas extendiéndose sobre ella y ella, en respuesta, le arañó la espalda como el animal hambriento que era. Cualquiera podría venir aquí y aún verlos en su acoplamiento. No tenían idea de que el Señor de los Sith estaba jodiendo los sesos de esta encantadora y hábil miembro del Consejo... que vinieran, si era un hombre vería que incluso en este aspecto su señor era infinitamente superior a él y si era mujer... grrrn se sentia lo suficientemente voluble como para permitirle probar la "leche sith" que escurrira por sus piernas en breve.

Ese pensamiento hizo que el coño de Maela doliera, estaba produciendo óvulos que exigían ser fertilizados. Ella lo miró a los ojos y pidió su semen con el apretón de sus poderosas piernas en su cintura, y él la montó bien y duro en respuesta.

—Más cerca, más cerca, mi señor —gimio Maela con vehemencia en su oído inusual en ella —Usa esa enorme verga dentro de mí, derrama toda su deliciosa escencia en mi vientre dispuesto—

—Estás hablando demasiado— dijo Cephorus —Debo corregir ese error—

Con eso, el Lord de los Sith agarró el cabello de Maela para apalancar y golpeó implacablemente su coño hambriento. El sith disfrutó de su coño y lo perforó con fuerza. Maela lo miró, arañándolo y agarrándolo por la espalda para permitirle empujar dentro de ella.

Después de la próxima vez que ella llegó, Cephorus también lo hizo. Él se estrelló contra ella, drenando sus bolas dentro de ella. Cada embestida enviaba a Maela, ella más y más se aferraba a él para permitir que terminara de verter las últimas gotas de su carga útil dentro de ella.

Darth Maela se frotó el vientre, lleno y caliente. Mientras que lamia su verga, sin importarle que se sentara en la tierra para hacerlo. Maela lo miró y ronroneo.

-Muchas gracias mi señor, por permitirme ser la madre de los guerreros más temibles de la galaxia-

-La lealtad da recompensa- dijo el Sith.

Maela se puso de pie y frotó sus muslos una vez más contra su longitud antes de que los dos se separaran con un beso final.

Si tienen alguna sugerencia pueden hacerla en los comentarios.