Capítulo 14: Con el Maestro Karateka

Ciudad Carmín, Kanto, 3 de noviembre de 2008.

Red se hallaba en una habitación del centro pokémon de la ciudad portuaria, tras perder ante el líder Surge.

Sentía un sabor agridulce en la boca, recordando las palabras que le dijo a su madre y a su padre en el memorial.

-Prometo no defraudarlos esta vez –

Luego de decir esas palabras perdió brutalmente contra Surge.

Se sentía como un completo idiota, ya habiendo superado ese temor de ser un entrenador pokémon y darlo todo en una pelea, fracaso en el mismo día.

Sus pokémon no eran el problema. Charmeleon era un pokémon fuerte, siendo variable con los ataques físicos y los especiales. Paras igual rendía en batallas, aprovechando los cambios de estado de sus ataques y de su habilidad.

De Mankey no tenía nada que decir que ya no sabía. Era el más fuerte de su equipo actual, siendo el único que le dio una pelea reñida al Electabuzz del Rayo azul de Unova.

El punto de su fracaso radicaba en él como entrenador. Estaba listo para aceptar ser un entrenador pokémon, sin miedos e inseguridades sobre su decisión, pero aún le faltaba algo para estar a la altura.

-el tuyo debe saber canalizar ese enojo que tiene, por eso no aprovecha todo su potencial.

Perdió porque era débil. Green fácilmente y ya habiendo detectado lo que tenía Mankey, habría intervenido y entrenado junto a él para superar el obstáculo juntos.

Él, por el contrario, estuvo escapando de esa responsabilidad. Sabía que tenía que entrenar junto a Mankey, pero buscaba excusas para evitar ese camino, viendo como había quedado su brazo tras su ataque en el Monte Luna.

Pese a su derrota, el líder fue bastante amable, dándole el nombre y la dirección de alguien que podía ayudarlo a entrenar, tanto él como Mankey.

El Maestro Karateka Koichi, un viejo conocido suyo que peleó junto a él, lado a lado en la guerra de 1984, además de haber sido el antiguo líder de gimnasio de Ciudad Azafrán, hasta que Sabrina, una misteriosa joven con unos supuestos poderes y experta en los pokémon tipo psíquico, le arrebato el puesto, volviendo su gimnasio en el Dojo Karate, que ya no funcionaba como gimnasio, pero sí como un lugar para entrenar, tanto entrenadores como pokémon.

Acepto la ayuda del teniente, pero no iba a ir inmediatamente, quería reposar y reflexionar un poco tras perder.

Pensaba en las palabras que Green y Blue le dirían en esa situación.

El chico de ojos verdes le diría algo como "¿Perdiste?, sólo tienes que entrenar más para la próxima".

Mientras que la chica de ojos azules le diría algo como "Para la revancha será él quien pierda, ¡Tú puedes hacerlo!".

Comenzó a reírse tras pensar en las palabras de los gemelos Oak, teniendo cuidado de no despertar a Charmeleon ni a Paras, que dormían al lado suyo. Mankey otra vez estaba en su pokéball, volviendo a cuando perdió contra el Onix de Brock.

Ahora se sentía un idiota, pero por los pensamientos pesimistas que estaba teniendo.

Tuvo una derrota, pero no podía lamentarse por siempre, el futuro entrenador más fuerte no podía limitarse a hacer eso, no cuando también Green y Blue se estaban esforzando en sus respectivos objetivos, y sentía el apoyo que le daban a la distancia.

Mañana muy temprano iría al Dojo Karate para de una vez por todas, entrenar con Mankey. Sin excusas o retrasos, era su responsabilidad como entrenador pokémon.

Agradeció haberse dormido temprano para poder ingresar a Ciudad Azafrán.

Las calles estaban casi vacías, pareciéndose a una ciudad fantasma, pese a que en realidad era la capital de la región.

Aun así, pudo ver a algunos trabajadores yendo a sus respectivos oficios, pues la ciudad contaba con varias empresas, entre ellas la famosa Silph. S. A. dirigida por su presidente, el señor Archer.

Llegó a su destino, el Dojo Karate, ubicado justo al lado del gimnasio liderado por Sabrina.

Conservaba la apariencia de un gimnasio pokémon, pero se veía pequeño en comparación al gimnasio de tipo psíquico junto a él, además de tener una estética muy de la región de Johto.

Al ingresar fue recibido por un hombre casi del mismo tamaño que Surge. Este tenía una mirada seria, cabello café corto y ojos negros. Estaba usando un karategi, un uniforme completamente blanco de entrenamiento empleado en las artes marciales, y que estaba inspirado en el pokémon de tipo lucha y originario de Unova, Sawk, del cual se desprendió la práctica del karate. Además, tenía una cinta roja un tanto vieja amarrada en su frente.

-Tú debes ser Red - dijo el hombre, permaneciendo con su mirada seria - Surge me comentó que vendrías. Por aquí.

Red no respondió y simplemente siguió al hombre. El claramente era Koichi, el Maestro Karateka y conocido de Surge, aunque pensó que tendría una personalidad más relajada y simpática, considerando que el líder de Ciudad Carmín le contó que luchó junto a él codo a codo.

Al avanzar por el dojo logró divisar algunos pokémon de tipo lucha, como la línea evolutiva completa de Machop y las diferentes evoluciones de Tyrogue, Hitmonlee, Hitmonchan y Hitmontop, entrenando junto a otros karatekas, vestidos de igual forma que Koichi.

-Entonces… ¿Usted y Blue Marker se conocieron en la guerra? - preguntó Red, intentando romper el hielo.

- ¿Blue Marker? - dijo Koichi - ¿También eres de esos admiradores de ese concepto tan extraño del extranjero?

-La verdad nunca había escuchado de él - dijo Red - Las guerras nunca fueron de mi interés a la hora de estudiar.

-No sé si sentirme bien o mal con tu comentario - dijo Koichi, saliendo del dojo para ir al patio trasero, donde había distintos tipos de materiales de entrenamiento, como tablas, pilares, pesas y colchonetas.

Red no sabía que responder ante la respuesta del Maestro Karateka.

-Todos admiran mucho a Surge como un símbolo que trajo paz a esta región, ignorando todo lo que hubo detrás - dijo Koichi - Sin saber, todo lo que vivimos e hicimos en la guerra.

Koichi se detuvo en medio del patio trasero, para voltearse a ver a Red y dar un profundo respiro.

-En fin, no es por eso por lo que estás aquí - dijo el karateka - Surge me contó sobre un Mankey, me gustaría verlo directamente.

Red sacó la pokéball, dudoso al principio, pero sabía que era lo que se tenía que hacer.

Mankey salió, estando como en el gimnasio de Ciudad Carmín, con los ojos cerrados y los brazos y piernas cruzados. El chico mantuvo cierta distancia, para prevenir cualquier incidente.

Koichi imitó la postura de Mankey, sentándose frente a él.

-Dime como lo capturaste - mientras cerraba los ojos.

-Fue en Ciudad Verde, al parecer estuvo allí por varios días, buscando oponentes para querer pelear - dijo Red, recordando su primer día de viaje por Kanto.

-Ya veo - se limitó a decir Koichi, aun en la postura de meditación y con los ojos cerrados.

- ¿Eso le dice algo? - preguntó Red, sin saber muy bien lo que estaba diciendo Koichi.

-Bastante la verdad - dijo el artista marcial, abriendo los ojos y levantándose - Ven aquí.

Koichi condujo a Red hasta un pilar de madera cilíndrico que estaba cerca de donde Mankey estaba reposando. Se veía de una madera bastante dura, así como también estaba inmaculado. Al lado derecho de ese pilar había uno similar del mismo material, y del lado izquierdo uno similar en forma, solo que este era de un acero bastante duro.

-Golpéalo - dijo el sujeto.

- ¿Qué? - sin entender lo que Koichi quería que hiciera.

-Golpéalo - dijo Koichi, posicionándose en frente del poste derecho, separando las piernas, con la derecha enfrente doblada y la izquierda completamente estirada, espalda recta, con el brazo izquierdo recogido y el derecho listo para golpear.

De un movimiento, Koichi golpeó el pilar de madera con su puño derecho, dejando una prominente marca de su ataque.

-Ahora tú - dijo Koichi, colocándose al lado de Red para indicarle la postura que debía tomar - ¿Tienes otros pokémon verdad? - a lo que Red asintió - Puedes sacarlos también, para que entrenen de forma libre por el patio.

Red obedeció y sacó a Charmeleon de su pokéball, y sacó a Paras que reposaba encima de su cabeza, dejándolo en el suelo.

El pequeño pokémon hongo estaba un poco nervioso, pero se le pasó cuando Charmeleon lo tomó entre sus patas delanteras y lo dejó encima de su cabeza, imitando a su entrenador. Paras estaba más tranquilo, ya que tenía una buena relación con su compañero de fuego.

Ambos pokémon fueron a entrenar cerca de unos sacos para golpear.

-Muy bien, pierna derecha adelante, izquierda atrás, dejando la derecha flexionada y la izquierda estirada, formando un ángulo agudo con el suelo - dijo Koichi a lo cual Red obedeció - Un poco más adelante, te va a costar un poco… eso es. Ahora la espalda recta, puños cerrado.

- ¿Qué conseguiré con esto exactamente? - preguntó Red.

-Tienes que golpear el pilar utilizando únicamente tu puño derecho - explicó Koichi, sin responder la pregunta del chico - Tienes que dejar una marca de al menos 0.2 centímetros de profundidad.

- ¡¿0.2 centímetros?! - se sorprendió Red, viendo que la marca que Koichi había dejado era de alrededor de 2 centímetros, y al parecer no había utilizado toda su fuerza.

Mankey abrió por un momento el ojo derecho para ver lo que estaba haciendo su entrenador.

-Puedes golpearlo más de una vez, solo que tienes que usar exclusivamente el puño derecho - dijo Koichi - Anda, golpea.

Red por inercia golpeó el pilar de madera, manteniendo las piernas quietas y la espalda recta. Sintió mucho dolor en los nudillos, pues no estaba acostumbrado a esta clase de prácticas.

Vio el pilar, y no tenía ni un solo rasguño.

- ¡Otra vez! - dijo Koichi - ¡Y la espalda recta! - viendo que la espalda del muchacho se estaba encorvando un poco.

Acató la orden y volvió a golpear el pilar de madera, volviendo a sentir dolor luego de la acción.

No estaba muy seguro de porqué estaba haciendo eso, cuál era el objetivo de estar golpeando ese pilar.

-Dime Red, ¿Cuándo fue la primera vez que tu Mankey te desobedeció? - dijo Koichi - Sigue golpeando, no te distraigas.

-En el Bosque Verde, en una pelea con un Pinsir, aunque Mankey esa vez salió solo de la pokéball - contesto Red mientras acento otros dos golpes al pilar.

-Entiendo, ¿Algo más? - preguntó el artista marcial.

Estaba pensando en la pelea que tuvo con Bugsy e intentando centrarse también en golpear en el mismo punto del pilar, costándole un poco el realizar ambas acciones.

-Le dije que usara malicioso - encestando un golpe - pero uso arañazo - dando otro golpe al objeto de madera.

Sus golpes no parecía que estuvieran deformando la estructura de madera sólida.

- ¡Concéntrate, da todo lo que puedas en cada golpe! - dijo Koichi, caminando alrededor de Red - ¿En qué otras ocasiones Mankey te desobedeció?

-En mi pelea de gimnasio con Brock - dijo mientras daba otro golpe, esta vez más fuerte que los anteriores - Le pedí que retrocediera cuando el Onix de Brock usó Venganza, ya que iba a devolvernos el ataque con más poder.

Red recordaba perfectamente esa batalla y cada detalle, pues fue su primera batalla de gimnasio, en la que Mankey también no obedeció esa vez cuando le había ordenado usar malicioso.

Koichi no contestó, se quedó pensando y mirando como Red seguía golpeando el pilar de madera.

Ya habían pasado 7 horas y Red estaba muy cansado. No ayudaba que el sol comenzara a golpear más fuerte, y que también estaba sintiendo mucha hambre. Estaba agradecido de que al menos pudo desayunar antes de llegar a este sitio.

Charmeleon y Paras miraban preocupados a su entrenador, que ya tenía su puño derecho enrojecido de tanto aplicar fuerza sobre el objeto sólido, temblándole un poco el brazo y las piernas, sin embargo, ya estaba deformando el pilar, aunque sea un poco, unos aproximadamente 0.15 centímetros.

Mankey seguía en su posición de descanso, abriendo de vez en cuando sus ojos para ver el desempeño de su entrenador.

Desde que fue atrapado en la ruta 2 por ese muchacho, jamás pensó en verlo entrenar de esa forma, no parecía la clase de humano que entrenara.

Desde que dejó a su manada en la ruta 22, con el afán de encontrar oponentes más fuertes con los que poder pelear para poder llegar a evolucionar, jamás se le vino a la mente que algún entrenador tuviera la valía de atraparlo y hacerlo su compañero.

No estaba acostumbrado a tener uno, se le hacía extraño, ya que toda su vida se había valido únicamente por su instinto de pelea. El recibir órdenes que no calzaban con lo que él estaba acostumbrado le resultaba chocante, aun viendo como Red tenía las mejores intenciones durante los combates.

Koichi permaneció al lado de Red, sin inmutarse por el hambre o la alta temperatura, simplemente estaba observando al chico, pero también al pokémon.

- ¿Qué sucedió en esa batalla de gimnasio Red? - preguntó de pronto - ¿Cuál fue el resultado final?

-Mankey… perdió contra Onix - dijo cansado, dando dos golpes al pilar - luego saque a Charmander… y ganamos el combate.

- ¿No ocurrió nada después de eso? - preguntó Koichi.

Al instante a Red se le vino a la mente la situación del Monte Luna.

-Si - dijo simplemente - Me encontré a un entrenador… en el Monte Luna, luego de ganar… mi primera medalla - golpeando el pilar.

- ¡No pierdas la concentración! - dijo Koichi al ver que sus golpes iban disminuyendo su potencia - ¿Qué más?

-Saque a Mankey para que peleara contra un Voltorb… pero se rehusó a pelear - recordando aquella vez - me acerque a él…. y me atacó.

Jamás se había imaginado eso, que alguno de sus pokémon lo atacara. En principio no sabía el porqué del ataque de Mankey, teniendo como única respuesta, que se sentía frustrado por haber perdido una pelea.

Lo que sintió aquella vez lo estaba volviendo a sentir, mas debía estar centrado para terminar con lo que el Maestro Karateka le había dicho que hiciera.

Estaba cerca, era malo calculando simplemente con los ojos, pero podía intuir que se hallaba cerca de los 0.2 centímetros que Koichi le había dicho.

-Da todo lo que puedas con cada golpe –

Recordaba las palabras del karateka experto. Le dolía mucho la mano y el resto del cuerpo, pero tenía que dar todo de sí en cada puñetazo.

Su mirada seguía fija en el lugar en cada golpe, nunca se imaginó estando haciendo eso.

- ¡Suficiente! - dijo Koichi, lo cual de inmediato obedeció Red.

El chico se desplomó en el suelo, agarrando su mano derecha mientras se retorcía en el suelo de dolor.

- ¡Bien hecho! - dijo el karateka, viendo la marca que había dejado Red en el pilar de madera, siendo de los 0.2 centímetros de profundidad - Dime algo Red, en la batalla contra Brock y Onix, ¿Por qué querías que Mankey usará malicioso?

Red hizo una señal en el suelo, haciéndole saber a Koichi que espere un poco, pues necesitaba reposar un poco, como mínimo recuperar el aliento.

- ¿Por qué? - dijo Red, un poco más descansado - Onix ya había usado venganza, si recibía otro ataque, su poder iba a ser devastador.

-Tiene lógica, bastante. Pero los combates pokémon no se basan únicamente en lógica - dijo Koichi - Hay lógica detrás, no hay duda - señalando su frente - pero radica en esto también - señalando esta vez su corazón - la confianza entre un entrenador y su pokémon.

- ¿Cree que debí haber hecho que Mankey atacara? - preguntó Red, intrigado por lo que Koichi le había dicho.

-Tal vez, quizás la batalla habría terminado igual, Onix aguanta el golpe y debilita a Mankey - dijo el artista marcial - o tal vez, Mankey habría acatado esa orden, porque va con su naturaleza, y habría golpeado con más fuerza.

Lo que el Maestro Karateka le decía tenía razón, en especial con un punto muy importante, la naturaleza. Todas las veces que Mankey le desobedeció, fueron cuando le ordenó esquivar o utilizar un ataque de estado, siendo este malicioso.

- ¿Crees que es necesario decirle a tu pokémon que esquive un ataque? - preguntó Koichi - Siendo algo que deberían hacer ellos mismos por naturaleza.

-Mmm… siento que uno como entrenador si debiese decirlo, ya que es parte de nuestra función - contestó Red.

-Algo así. Nuestro rol como entrenadores es guiar a nuestro compañeros pokémon, pero tampoco podemos ignorar su naturaleza - dijo Koichi - al ignorarla, no estamos aumentando el potencial de nuestros pokémon, sino limitando su potencial.

Otra verdad, e iba bastante a la par con el tema de Mankey. Él era un pokémon que gustaba de los combates, pero le gustaba hacerlo únicamente atacando, yendo a lo ofensivo.

Sabía que el problema no era Mankey, sino él como entrenador, tal vez no confiaba del todo en Mankey como confiaba en Charmeleon o Paras, y esa desconfianza se reflejaba en los combates, incrementada también con el ataque que sufrió en el Monte Luna.

Miró a Charmeleon y a Paras. Ambos lo estaban observando a él, ya no tan preocupados como antes, pero de igual forma atentos por si a él le pasaba algo, como un desmayo repentino o un golpe de calor.

Luego contempló a Mankey, tan sereno y relajado, no parecía que en el fondo tuviera una naturaleza tan agresiva y ofensiva.

-Ahora lo entiendo - dijo Red levantándose del suelo - pero aun no comprendo la conexión de esa lección con el ejercicio que me hizo hacer - mostrando su mano con los nudillos rojos.

-Es bastante simple, cada golpe que dabas tenías que darle con todo para llegar a tu objetivo - explicó Koichi - Como debes hacer con Mankey, tienes que hacer relucir tal y como es, aprovechar su agresividad. Es lo mejor si vas a entrenar a un pokémon de tipo lucha.

-Entiendo - dijo mirando su mano enrojecida.

-Pero el entrenamiento aún no termina, todavía queda algo por hacer - dijo el maestro para soltar un fuerte silbido.

De pronto, del techo del dojo saltó un pokémon, aterrizando justo en medio de Red y Koichi con bastante elegancia, pero imponencia. Se trataba de un Hitmonlee, un pokémon de tipo lucha especializado en atacar con patadas.

-Tu siguiente y último desafío, será derrotarme en un combate pokémon - dijo Koichi, tomando una posición de pelea - Tu Mankey contra mi Hitmonlee.

El pokémon patada se quedó observando a Mankey, quien abrió los ojos para también ver a su oponente. El pokémon de Red de inmediato se levantó, colocándose en posición de pelea. No necesitó de ningún gruñido o sonido por parte del Hitmonlee de Koichi para saber que lo estaba desafiando.

Tanto Red como Koichi tomaron distancia para iniciar la pelea. El pokémon del artista marcial calentaba dando múltiples patadas sucesivas al aire, sorprendiendo con su velocidad.

Mankey por su lado daba golpes al aire, mientras no apartaba su mirada seria de Hitmonlee.

Red estaba asombrado, ya que la vez anterior que había sacado a Mankey a pelear no se veía tan entusiasmado.

Varios de los alumnos del Maestro Karateka pausaron sus entrenamientos para apreciar la batalla entre su sensei y el joven de Pueblo Paleta, siendo Takeo, alumno e hijo único de Koichi quien se ofreció para ser el referí de ese encuentro.

- ¡Solo recuerda lo que aprendiste! - dijo el Maestro Karateka mientras crujía sus nudillos - ¡Comenzaremos nosotros, no tendremos piedad!, ¡Hitmonlee usa patada giro!

El pokémon patada comenzó a girar, dirigiéndose hacia Mankey para atacar.

- ¡Bloquea con golpe de karate! - ordenó Red.

Los ataques de ambos pokémon de tipo lucha colisionaron, haciéndolos retroceder.

- ¡Ahora usa patada ígnea! - ordenó el artista marcial.

Hitmonlee comenzó a golpear rápidamente el suelo del patio con su pie, avivando llamas, listo para atacar.

- ¡Usa patada baja! - ordenó Red.

Esta vez chocaron las patadas, siendo el ataque de Hitmonlee quien tuvo la ventaja, pasando a golpear la mejilla derecha de Mankey con su patada en llamas.

- ¿Estás bien Mankey? - preguntó preocupado Red, de sí Mankey se había quemado con el ataque.

El pokémon mono cerdo estaba bien, limpiándose el golpe en su mejilla para volver a una posición de combate.

- ¡Esa es la actitud! - dijo Koichi bastante entusiasmado.

Fuera de la actitud seria y algo malhumorada que presentó en un inicio, el entrenar y el combatir realmente le gustaba, le apasionaba casi de igual manera que a Surge.

- ¡Usa golpe karate! - ordenó Red.

Mankey corrió en dirección a Hitmonlee, preparando su brazo derecho para atacar.

- ¡Protección! - ordenó el Maestro Karateka mientras sonreía.

Hitmonlee creó con sus manos un escudo de energía que se interponía entre él y el pokémon de Red.

- ¡De…! - Red le iba a ordenar a Mankey que se detenga, que no ataque, pero al instante recordó lo que Koichi le había dicho.

Su pokémon era agresivo y ofensivo, y no iban a ganar si limitaba esa naturaleza que tenía.

El ataque de Mankey golpeó el campo de energía de Hitmonlee, sin hacerle ni un rasguño.

- ¡Golpe karate otra vez! - ordenó el joven entrenador.

Al momento de que la protección del pokémon de Koichi desapareció, Mankey aprovechó para golpearlo con su brazo izquierdo, asentando el impacto en la frente de Hitmonlee.

- ¡Doble patada! - ordenó Koichi.

- ¡Golpes furia! - ordenó Red.

Las dos patadas realizadas por Hitmonlee fueron bloqueadas por los golpes de Mankey, quien continuó atacando, golpeando el abdomen del pokémon patada.

- ¡Patada baja! - ordenó Red.

- ¡Protección! - ordenó de vuelta Koichi.

Otra vez el pokémon del Maestro Karate bloqueó el ataque de Mankey, sin embargo, Red de nuevo esperaba la oportunidad para atacar.

- ¡Golpes furia! –

Tras desvanecerse el campo de fuerza de Hitmonlee, Mankey lo atacó con una serie de golpes directos en su rostro, haciéndolo retroceder hacia su entrenador.

Mankey sentía la adrenalina recorrer todo su pequeño cuerpo. Sus puños y pies los sentía raros, como si le hormigueaban, pues cada ataque que hizo usó más poder del que estaba acostumbrado.

- ¡Veo que estás dirigiendo bien la naturaleza de tu pokémon! - comentó Koichi - ¡Atacar, seguir atacando y dar todo en cada golpe!, ¡Ahora Hitmonlee, vuelve a usar patada giro!

- ¡Usa golpe karate! - ordenó Red.

Ambos pokémon tipo lucha corrieron para atacar a su oponente. No había estrategia ni nada de por medio, únicamente atacar con todo.

Los ataques impactaron, volviendo a empatar y a hacer retroceder a los pokémon en combate.

Red se sentía algo extraño. No estaba acostumbrado a pelear de esa forma, ofensiva total al igual que Misty, la líder del gimnasio de Ciudad Celeste. Sin embargo, con Paras y Charmeleon también variaba en cuanto a los combates, con el primero aprovechando su habilidad y ataques, y con su inicial utilizando su ataque físico y especial.

Sentía un fuerte ardor en su puño derecho cada vez que le ordenaba atacar a Mankey, recordando la tarea que tuvo que realizar y lo que ahora sabía. Sentía como si cada golpe de Mankey, fuera un ataque suyo.

Ambos pokémon se hallaban bastante cansados.

- ¡Creo que este combate está llegando a su fin! - dijo Koichi, apretando más la cinta roja de su cabeza - ¡Ataca con todo!

- ¡Mankey, golpe karate! –

- ¡Protección! - ordenó Koichi.

El pokémon de Red corrió rumbo a Hitmonlee, golpeando su campo de fuerza con todo, a sabiendas de que su ataque no iba a funcionar, pero con el entusiasmo de dar todo en cada golpe.

- ¡Golpe karate otra vez! - ordenó Red.

- ¡Patada giro! - ordenó el artista marcial.

Aprovechando la cercanía, ambos pokémon se prepararon para atacar de inmediato a su oponente, siendo Hitmonlee quien atacó primero, pateando el estómago de Mankey. No obstante, el pokémon mono cerdo soportó el golpe, manteniéndose cerca del pokémon patada para efectuar su ataque.

El ataque de Mankey golpeó de lleno la cabeza de Hitmonlee, haciéndolo caer al suelo.

Red encontró raro el ataque, ya que fue más rápido y potente que un golpe karate normal.

Takeo acompañado por su Tyrogue, fue a inspeccionar el estado del Hitmonlee de su padre, que estaba tirado en el piso sin moverse.

Hizo un movimiento con su mano, que fue imitado por su pokémon, dándole la victoria a Red y a Mankey, pues el ataque de este último había noqueado al pokémon patada.

Mankey contemplaba a su oponente tirado mientras alzaba su brazo derecho, en señal de victoria. Se sentía realmente bien, considerando que su última victoria fue con el Pinsir de Bugsy. Seguía sintiendo ese hormigueo en sus extremidades, como si hubiese superado el límite de fuerza que tenía antes.

De pronto comenzó a brillar, sorprendiendo a Red y a algunos presentes, haciéndose más grande, perdiendo su cola, pero ganando unos brazos y piernas más fornidas, además de ganar unos grilletes negros en sus tobillos y muñecas. Ese cuerpo ahora era capaz de liberar la fuerza que ahora dominaba.

Red sacó su pokédex para conseguir información de su ahora Primeape, mientras que este admiraba su nuevo cuerpo.

"Primeape, pokémon mono cerdo, tipo lucha. Se molesta si le miras a los ojos. Se enfada si corres. Se enfada si le golpeas."

Primeape se volteó para ver a su entrenador, mirándolo directamente a los ojos. Red tembló por la acción de su pokémon, más el hecho de que ahora iba corriendo así él, esperando una golpiza.

Una golpiza que jamás llegó, en cambio, Primeape lo estaba abrazando, aunque un poco fuerte, no tanto como para romperle la columna vertebral.

Todos los oponentes que había derrotado antes de conocer a Red. Todos los Mankey de su manada que derrotó, algunos más fuertes que él y aun así los derrotó, los oponentes que venció en su camino a Ciudad Verde y los que encontró y derrotó en ese lugar.

Aun con todas esas victorias y experiencias ganadas, no pudo evolucionar. Tuvo que perder y volver a perder para lograrlo, todo gracias a Red, su entrenador.

Se separaron, y Primeape pudo apreciar mejor la marca de su arañazo que tenía en chico en su brazo, además de la herida que se generó al estar golpeando el pilar de madera por más de 7 horas. Acarició con cuidado la herida en su brazo, con una mirada de pena en su rostro.

-No te sientas mal Primeape - dijo Red mientras le acariciaba la cabeza - Me alegra mucho que hayas evolucionado. Ese último golpe karate fue increíble.

-Demolición - dijo Koichi, acercándose a donde estaba el chico y su pokémon, ya habiendo devuelto a Hitmonlee a su pokéball - Ese último ataque fue demolición, más fuerte y rápido que golpe karate.

Charmeleon junto a Paras fueron donde su entrenador y Primeape, felicitando a este último por haber evolucionado, haciéndose un poco más grande que el pokémon de tipo fuego.

-Como Mankey tenía mucha experiencia ganada - dijo Koichi - pero la experiencia no solo se gana con victorias, también perdiendo, y sobre todo confiando en tus compañeros. Ahora acompáñame al dojo, debes tener mucha hambre.

Red rió por el comentario del artista marcial, quien relajo un poco su personalidad, siendo como Blue Marker en cuanto a esa faceta más relajada y buena onda.

Lo siguió al interior del lugar junto a sus pokémon. No iba a pedirle la revancha a Surge ese mismo día, quería comer y descansar un poco junto a su equipo.

Mañana sería el día en que Primeape y él se lleven la victoria y esa medalla.

Continuará.