Últimamente he tenido montones de ideas para esta historia, tristemente con mi mala salud no he podido escribir más que en papel (me dio una infección en los bronquios y llevo casi 3 semanas encamada T_T todavía tengo tos y dificultad para respirar... pero bueno, espero ya ahora sí pueda aliviarme como Dios manda e iré subiendo como pueda en lo mientras.
Disclaimer: You know the drill.
"Promesa"
El cielo estalló en flores de colores. O lo más correcto sería decir que el cielo se iluminó con fuegos artificiales, pero personalmente para Kaoru la primera descripción sonaba mucho mejor.
"¿Cuánto tiempo más tendré que seguir esperando?" Se cuestionó la niña.
Por fin tras meses de debate entre la nobleza y la aristocracia, se había decidido el camino a trazar para la empresa de recuperar y levantar el Norte. No había sido fácil, después de todo los miembros del anterior clan Himura habían quedado dispersos a través de todo el imperio tras la caída del clan, por lo que había sido difícil el conseguir reunir a las familias principales que habían servido a éste. Por otro lado, estaba la cuestión del escuadrón de caballeros que se integrarían a las filas del ejército del Norte, un grupo por demás erradicado; y aunque el General Himura contaba con su propio batallón tras la guerra, no era ni de cerca suficiente para el número requerido de un clan noble.
-Quiero ir a casa... -Susurró la pequeña.
Durante tanto jaleo Kaoru había quedado presa - como ave en una jaula - en el medio de todo, y al mismo tiempo, olvidada como una muñeca vieja. Y aunque aquello era hasta cierto punto un alivio para su hermana, Megumi - quien no paraba en su intento de ocultarla del que sería su futuro esposo - Kaoru sabía que era sólo cuestión de tiempo para que su padre hiciese llamar a Kenshin para la firma del acuerdo nupcial. Si bien el pelirrojo había intentado concertar una reunión desde antes, no era secreto para la menor que su padre había estado negando dicha audiencia.
"Todo es parte del plan." Le había dicho su padre.
Ella, sin embargo, le había mirado sin entender ni pío. Si ya se había decidido, y si él mismo había mandado la propuesta, ¿por qué retrasarla ahora? Mas al descubrir todos los cambios y arreglos en respecto al clan Himura que vinieron después terminaron de aclarar parte de las dudas de la menor. Supuso que después de todo, su padre no la entregaría a nadie menos que un duque. Pero era molesto el tener que permanecer en la capital durante el tiempo de las festividades y después durante la temporada de presentaciones.
Seis meses habían transcurrido desde entonces, y el tiempo para la empresa de recuperación del Norte se había fijado en dos años. El General Himura junto con su guardia y compañía partirían dentro de dos semanas más, pero ella aún no había tenido su encuentro...
...
Fuegos artificiales volvieron a elevarse y a estallar en lo alto del cielo. Kenshin, sin embargo, mantenía su atención lejos del firmamento. Por delante de sí, la menor de los Kamiya permanecía sentada al borde del jardín de la reina, donde actualmente se llevaba aquella fiesta; el cierre conmemorativo de una exitosa temporada de presentaciones en la capital. Ya no llevaba prendas ceremoniales, aunque sus ropas seguían siendo elegantes y hasta cierto punto regias, eran mucho más sencillas en comparación, y era fácil, por tanto, notar lo pequeña que era.
El pelirrojo se armó de valor entonces y avanzó hasta donde la pequeña descansaba.
-Sin duda es un bello espectáculo. -Soltó de pronto sobresaltando a su compañera.
-¡Ah!
Kaoru le miró sorprendida, sintió hasta cierto punto el haberlo conjurado con su anterior línea de pensamiento. El General Himura, que apenas y era un muchacho, estaba de nuevo vestido en ropas de descanso, pero con sus característicos colores rojo y dorado. La menor se recordó tarde de las reglas de etiqueta y casi cae en su intento de levantarse con prisa de la banca donde descansaba.
-No te levantes, descuida... -Le dijo Kenshin con prisa, un tanto avergonzado.
Kaoru apenas y alcanzó a escucharle antes de resbalar de la banca. Volvió a acomodarse entonces, sintiéndose abochornada, sus mejillas se colorearon de rojo.
Kenshin carraspeó para intentar atraer su atención.
-Es la segunda vez que nos vemos, formalmente quiero decir, y me gustaría poder intercambiar palabras contigo de ser posible -le dijo con evidente consideración.
La morena por su parte no sabía realmente qué decir, mas podía concluir una verdad en su cercanía.
-¿Ha hablado con mi padre? -Inquirió.
Él asintió.
-Lo hice.
Kaoru desvió la mirada, nuevamente abochornada.
-Ya veo. -Murmuró.
-Aunque aún, no hemos consentido a nada. -Se apresuró a completar él.
Aquello llamó la atención de la menor, quien sabía la espera que su padre había puesto en aquella propuesta nupcial.
-¿Es por mi edad? -Cuestionó, temiendo el que quizá él fuese a rechazarla.
El muchacho por su parte sonrió comprensivo.
-No. No realmente. -Le dijo. -Independientemente de tu edad, habría buscado primero tu aprobación.
-¿Aprobación? -Cuestionó ella confusa. -Pero es mi deber.
La sonrisa del joven se deshizo entonces, Kaoru no perdió detalle de la gama de emociones que se marcaban en el rostro del pelirrojo.
-Desearía que no fuera así. -Confesó.
Más flores de fuego estallaron entonces en el cielo, los vitores y la música comenzaron a subir en volumen y pronto una muchedumbre se juntó en el área de baile dispuesta en el patio para comenzar la danza.
En el silencio que los envolvió a ambos, Kaoru aprovechó para observarlo. A pesar de los rumores no parecía alguien sanguinario ni mucho menos cruel. Si el recuerdo de su interacción de poderes le había dejado un memento sin duda había sido una especie de calidez, un sentimiento cómodo que la hacía sentir paz. Sin importar lo mucho que Megumi siguiese debatiendo, Kaoru estaba cada vez más convencida de que aquella unión debía hacerse, incluso si no la entendía del todo.
-Es una transacción -dijo ella al fin, atrayendo la atención de Kenshin nuevamente, quien la miró con cierta sorpresa. -Un arreglo que nos salvará a ambos. O al menos eso dice mi padre.
Kenshin pasó saliva con dificultad, incapaz de decir nada para refutar aquello. Ése era el mundo en el que vivían después de todo, soñar conseguir algo más, y sobre todo de alguien tan pequeña, era básicamente un imposible.
Pero...
-Pero... -Kaoru hizo eco a su pensamiento entonces, volviéndolo a sorprender -si hablaste con mi padre sé que lo sabes -le dijo- e incluso si no, tras la interacción de nuestros poderes sé que lo entiendes. Para mí, ahora, no hay un mejor compañero. Y si no me aceptas ahora, alguien más lo hará... sólo que no será tan bueno como tú.
Un latido.
-¿Cómo sabes que seré bueno? -Cuestionó él, el corazón en un hilo.
Ella le sonrió.
Los ojos del general se abrieron en asombro, aquella sonrisa resplandecía. Kaoru le ofreció su mano y Kenshin la tomó al instante. En una segunda sorpresa su poder y el de ella resurgieron en una especie de pequeña burbuja. Su poder de oscuridad era una especie de luz negra, mientras que el poder de luz de ella se había vuelto una luz aperlada. Danzaron una alrededor de la otra y luego estallaron en motas negras y blancas.
-Entonces era cierto -murmuró Kenshin- eres una usuaria de la luz.
-¿Me aceptarás entonces? -Cuestionó ella.
Kenshin la miró. Realmente la miró. Desde la forma de su rostro, el contorno de su nariz, sus mejillas, sus labios, y el tono azul oscuro de sus ojos; y en ella reconoció algo de sí mismo.
-Es una promesa -contestó sonriendo.
Ella sonrió hasta enseñar los dientes.
-Entonces abrázame -pidió, mientras le rodeaba el cuello con los brazos y se avalanzaba a él.
Kenshin la abrazó y levantó en tiempo, cargándola en brazos antes de que ella pudiese caer. Aquella escena sin duda seguía siendo tierna y demasiado lejos de aspirar a ser algo más, pero de momento estaría bien, se dijo. El destino había querido que dos usuarios originales se encontrasen, y aunque aún caminaban a cierta distancia, sin duda pronto se encontrarían.
"Por ahora, sólo puedo protegerte." Pensó él para sí. -¿Deberemos bailar ahora, princesa? -le preguntó sonriendo.
Kaoru tuvo a bien sonrojarse.
-Sólo no vayas a tirarme -amenazó.
Él rió con ganas, ajustando después su agarre en ella.
-Haré mi mejor esfuerzo.
...
La música los envolvió tan pronto se sumergieron con el resto de la gente en el baile. Ante tal cuadro nadie podía sospechar nada aún, era una escena tierna que daba la pinta de ser dos familiares disfrutando de un juego.
De momento, estaba bien.
Kaoru se despidió con un beso en la mejilla cuando el baile terminó. Aquel gesto enterneció a su compañero quien la dejó ir con una sonrisa. El caballero de la pequeña había ido por ella para escortarla de regreso al padre de ésta.
-Aoshi -Llamó el general.
El aludido pareció materializarse desde las sombras.
-Manda mi respuesta al líder Kamiya. En dos años firmaré el acuerdo nupcial.
-Entendido.
...
De regreso en sus aposentos, sentado a su escritorio, el pelirrojo se dedicó a revivir el recuerdo de su poder combinado con el de la joven Kamiya, mirando la mano en donde aún quedaba el trazo de aquella luz. Kenshin entendía la gravedad de que una usuaria de la luz hubiese nacido, porque incluso si el mismo emperador no quería admitirlo, la sola existencia de esta luz podía llevar a una guerra.
-De momento sólo puedo protegerla -Declaró en medio de la oscuridad.
A/N: ¿Algún comentario?
