15. Bromas y Juegos

Dentro de la habitación de Pirika, las chicas nos reunimos para rumiar la indignación que compartíamos todas. La más enfadada era Pirika, que parecía que echara humo de las orejas en cualquier momento.

-Apenas puedo creer que esos tarados pensarán que era buena idea estar espiando -se quejó molesta levantando la voz hasta alcanzar una nota aguda que demostraba su indignación.

Permanecía recostada sobre el futón y abrazada de un cojín grande con forma de un lobo.

-Creo que más bien pensaron que era divertido -se encogió de hombros Tamao quien estaba sentada en la modesta silla junto al escritorio de Pirika. - Una cosa de chicos, quizás

- no le veo lo divertido - se quejó de nuevo la Ainu. -¿Que puede tener de divertido? Infantil, querrás decir.

- Como yo lo veo, fue una aventura, travesura si lo quieres llamar así - Jun, sonreía tranquilamente, con una expresión tierna en los labios. Ella estaba sentada en la mullida alfombra violeta, con los brazos apoyados en una pequeña mesita de té, sosteniendo una lata de té helado en la mano. - mi hermano Ren nunca hizo cosas así cuando era más joven. Nunca tuvo la oportunidad. Conociéndolo, fingió estar en desacuerdo mientras estaba emocionado de hacer algo así.

- Más pruebas de lo estúpido que es mi hermano ¡Pervirtiendo a un chico decente! - Pirika rodó en la cama hasta que quedó boca arriba - Lamento que mi hermano pervertido corrompe al tuyo

Jun sonrió, de esa manera en que sus ojos verdes se entrecierran y con una seña de mano, dio a entender que no había nada de que disculparse.

- ósea que … ¿tu hermano ya había hecho esas cosas antes? - interviene al fin. Volví la mirada hacia la joven, solo para encontrarme con un furioso carmín en las mejillas, que trataba de ocultar (o asfixiar) con el peluche sostenía entre los brazos. Me fue imposible reprimir la sonrisa. Tamao y Jun no tardaron en hacer una bulla alrededor de Pirika. La ainu se sonrojaba cada vez más, pero después cedió y se carcajeó junto con las otras. Luego de algunos minutos, la broma fue decayendo y se instaló un apacible silencio en la habitación. Estire mis piernas y sacudí mi cabello con los dedos ya que aún estaba húmedo después del baño en el onsen.

- En serio ¿Ustedes nunca han hecho nada así? - Preguntó Tamao, en voz baja.

- ¿Espiar chicas?- le dije con sarcasmo.

- ¡No! ¡Quiero decir una travesura! - me corrigió - o algo… por el estilo…

- ¿Por qué? ¿Quieres hacer algo así? - le preguntó Jun terminando la bebida que tenía en las mano.

- Bueno… Quizás

Pirika se levantó y acercándose demasiado a Tamao, le ordenó:

- ¿Quieres espiar a los chicos? - por alguna razón, el brillo en los ojos de la chica era febril - ¡Habla!

- Si, no, ¡No lo sé Pirika! ¡Suéltame! - dijo Tamao

- ¿Y si les hacemos una travesura a ellos? - Soltó Tao Jun ladinamente.

Jun giró su rostro y me observó, en su expresión comenzó a asomarse la insinuación de hacer algo más que solo charlar esa noche. Se acomodó en su lugar, acomodándose su pijama. La trenza que utilizaba cayendo por uno de sus hombros le daba un aspecto inocente del cual yo sospechaba.

Los chicos estaban en la estancia, arrellanados todos juntos. Su reunión bordaba en el escándalo, pues incluso desde el piso superior pudimos escuchar como hablaban, reían y peleaban a gritos. Pero cerca de la media noche, los gritos disminuyeron y poco a poco notamos como el alboroto decayó hasta llegar al silencio, señal de que pronto se quedarían dormidos. Era nuestra oportunidad; así que bajamos las escaleras silenciosamente, cargando varias cosas entre los brazos, algunos objetos de metal que Tamao utilizaba para sus clases de arte y un gong que por alguna razón Jun guardaba. Nos deslizamos por el pasillo principal, una detrás de la otra, a hurtadillas y caminando de puntillas. Íbamos con calcetines para evitar hacer ruido. Poco a poco nos acercamos y vimos cómo, aunque la luz seguía encendida, ninguno de los chicos estaba despierto. Horokeu estaba tirado en el piso, recostado de cierta manera que parecía un sapo aplastado en la carretera; Chocolove hecho bolita en el piso como un gato, Ren dormía sentado apoyado junto a la pared, e Yoh estaba debajo de la mesa. El único al que no pude encontrar fue a Hao, pero, lo más seguro es que él se había retirado una vez que se había fastidiado lo suficiente del alboroto.

-De acuerdo, estén listas - susurró Jun - Buscaré la caja de fusibles y cortaré la luz. Tamao cierra la otra puerta para que no tengan a donde ir.

- Voy contigo - dijo Pirika y echó a andar detrás de Jun.

Me quedé en el pasillo, sosteniendo lo que sea que habían traído en los brazos. El corazón me latía rápidamente, revoloteando como un pajarillo que trata de escapar de una jaula, emocionado por ser libre. Por un momento, me sentí como una chiquilla, con ganas de reírme como tonta y juguetear.

Nunca antes había tenido amigas que quisieran pasar la noche conmigo en una fiesta, mucho menos que me propusieran hacer alguna broma a otra persona. No es que nunca tuviera amigas, pero jamás me había interesado el realizar estas cosas y tampoco me había sentido a gusto compartiendo con ellas. Simplemente no ocurrió. Y ahora, desde que había llegado a Tokio la historia era otra. Las chicas y yo congeniamos: teníamos intereses similares, sueños que seguir, y una vida en común. Poco a poco, en estos meses transcurridos, me había sentido acogida y había anidado. Me sentía como en casa, en un hogar formado como un mosaico, con piezas que no eran nada semejantes entre sí, pero que embonan perfectamente. Secretamente, me sentía agradecida de haber llegado a la pensión y haber conocido a todas estas personas.

La Luz se fue. Me quedé inmóvil, esperando a escuchar algún ruido o queja, por si alguno de los chicos despertaba ante el cambio repentino de iluminación. Nada. Todo en orden. Aguarde un momento más, esperando a las chicas.

- ¿Qué es lo que están tramando? - una voz taciturna, aterciopelada me susurro en el oído, al tiempo sentí como un par de brazos me rodeaba para sostener los objetos que tenía en la mano.

Me giré rápidamente, solo para encontrarme con el rostro de Hao, junto al mío. En la penumbra podía adivinar la expresión de su rostro, de satisfacción al haberme sorprendido. Sentía su aliento en mi rostro.

-No te preocupes, no te voy a delatar - dijo con una risita suave, casi imperceptible - Pero quiero ver qué es lo que van a hacer

- ¿Cómo sabes…?

- Las vi bajando por las escaleras - Me soltó las manos y se alejó; dejando en mis manos una sensación cálida, ahí donde él había posado las suyas. - No son las chicas más discretas del mundo, saben.

- Ja - le dije con sarcasmo. Evite mirarlo.

Pensé en la paliza que las chicas y yo les habíamos acomodado hacía un par de horas y como él podría tener motivos para arruinarnos nuestra diversión; pero parecía que más bien quería formar parte de esta.

Se escucharon algunos pasos acercándose. Y fue como si él se hubiera desvanecido en el aire. Las chicas llegaron y me rodearon, sujetándome las cosas y dejándome con las manos vacías. Jun chasqueo los dedos, la cual era la señal y entramos las cuatro, haciendo sonar todo lo que teníamos en las manos haciendo a mayor cantidad de ruido posible. Los chicos, espantados, gritaron y se pusieron de pie, pero en la oscuridad, comenzaron a tropezar con las cosas que estaban por el lugar. Escuche como la mesa se había volcado, y algunos vasos se habían caído, los chicos gritaban;

- ¿Qué ocurre? ¡Qué pasa! - escuche una voz que no pude reconocer

- Nos están atacando, Mayday, Mayday. Es el día D - gritaba Chocolove con su fuerte acento americano.

-¡Auch! ¡Mi cabeza! ¡Mi cabeza!

la luz regresó justo a tiempo. Solo para mostrar como Yoh se había levantado, tirando la mesita sobre él cuerpo de Horokeu, Chocolove sostenía un zapato como arma mirando desconfiado a todas parte y Ren parecía que iba aplicarle una llave a la primera persona que se le fuera a cercar. Todas nos reímos con ganas ante lo ridículo de la situación.

Busqué a Hao con la mirada y no lo encontré.

- ¿Qué? - Dijo Yoh, parecía un cachorrito desamparado, mientras se seguía frotando la cabeza ahí donde se había golpeado al tirar la mesa- ¿Porque se ríen?

Debo admitir, que también me reí de ellos.

La más contenta con esto era Tamao, encantada de hacer jugarretas como una chiquilla. Pirika por otro lado, no podía creer que su hermano apenas se inmutó con el alboroto.

-debieron ver sus caras - afirmó Jun, mientras se sostenía el estómago de lo fuerte que había reído - no tiene precio

- no le veo lo divertido - le dijo su hermano, sonrojado y fingiendo entereza.

- si lo piensas un poco, creo que nos lo merecemos - Yoh sonreía y se reía con nosotras, tratando de convencer a Ren de la ligereza de la situación.

- bueno, y ahora que despertamos y ahora hay más personas, ¿qué debemos hacer ? - pregunto Yoh, mirándonos a todos con ojos brillantes. Estaba contento de estar con sus amigos, de las risas y de dejarse llevar por el momento.

Me pareció admirable, la forma que se dejaba llevar; como aceptaba lo que venía y podía simplemente ser un poco idiota y payaso, disfrutando del momento presente. Considerándolo más a fondo, era verdad que él siempre estaba ahí, en cuerpo y mente en todo lo que hacía; aunque se veía distraído o desinteresado, en realidad era porque estaba viviendo ese momento. Aprovechándolo. A decir verdad, aprender a hacer eso, me vendría bien. Sería agradable pasar más tiempo con él, quizás.

-Ya se - saltó Pirika - veamos películas de terror

- noo- grito Tamao en un instante - me aterran esas cosas

- entonces contemos historias de miedo y fantasmas

- no - repitió Tamao

- salgamos a beber - insistió Pirika

-ya es muy tarde para eso - puntualizó Jun

- entonces… - Pirika parecía estarse quedando sin ideas

- juguemos "yo nunca he …" - propuso Hao, mientras abría la puerta de la sala de estar, y mostraba una bolsa de plástico, llena de bebidas y golosinas.

- ¡si! - saltaron Pirika y HoroHoro.

- pero no aquí, dejaremos un desastre. Yoh, ¿Deberíamos tomar la habitación 5? Es la más grande

- sí, porque no - el menor de los gemelos se puso en pie. - vamos escaleras arriba.

Nos dirigimos al segundo piso e Yoh sacó la llave que tenía escondida en su cartera para abrir la puerta. El cuarto vacío era amplio y tenía un gran ventanal. Abrió el armario y extendió algunas mantas y almohadas para que nos pudiéramos acomodar. Tamao trajo consigo dos peluches, uno de un tanuki y otro de un kitsune, para abrazar. Hao fue el último en entrar. Nos sentamos en círculo, y me acomode entre Pirika y Yoh. Hao se sentó justo frente a mí, en el círculo, entre Chocolove y Jun.

-bueno supongo que conocen las reglas del juego - dijo de modo arrogante, arqueando una ceja y mirándonos a todos - pero las diré de todas formas. Cada quien tomará una de sus bebidas. A la persona que le toque el turno confesara algo que nunca haya hecho en su vida, iniciando con la frase "yo nunca he…". Todos aquellos que sí lo hayan hecho, darán un trago, y aquellos que no se abstendrán. Y dependiendo de la confesión podemos ver qué hacer para remediar la situación.

La sonrisa ladina de Hao me dio mala espina. Conociéndolo, tenía mis razones para sospechar. El mayor de los gemelos, dejo la bolsa que trajo del konbini al centro del círculo y espero, expectante, a qué cada quien tomara algo. Fue HoroHoro quien se acercó primero, dispuesto a ver qué era lo que había dentro. Su gran sonrisa se quedó congelada, cuando vio que en su mayoría, había cervezas frías y algunas frituras. ¿En qué momento las había conseguido?

Los chicos intercambiaron miradas cómplices y felizmente tomaron una cada quien, pasando otras a las chicas que habían aceptado, mostrando risitas nerviosas. Hao me extendió una botella abierta. La acepte, restándole importancia al hecho.

-yo empiezo - dijo Chocolove - yo nunca he dicho un chiste malo en mi vida

Ren le dio un coscorrón.

-se supone que digas cosas ciertas, no mentiras. Por eso dijo que eran confesiones

- hay si, pues si eres tan listo di una tu - dijo Chocolove poniendo las manos en el sitio dónde lo habían golpeado.

- ¡ya verás como se hace!.. eh- Ren pareció dudar, mirando a todos - hum.. yo… - se sonrojó involuntariamente, y parecía ofuscado - aaaggg! Esto es estúpido - se volvió para reclamarle a Hao, que se mantenía impasible.

- yo nunca he… reprobado una materia - dijo con aire de autosuficiencia, mirando con ternura a su hermano, para luego añadir: - no debe ser una gran confesión, el punto es divertirse y, cuando hay suficiente alcohol, emborracharse. Así que, beban

- kampai - exclamó HoroHoro y dio un trago. Lo imitaron Yoh, Chocolove y Pirika.

- supongo que sigo yo - Yoh dijo, con el rostro iluminado - yo nunca he… quemado un orfanato - soltó risueño.

El cuarto se quedó en silencio, mientras los jugadores permanecían pasmados ante la extraña aseveración que se le había ocurrido. Pero fue peor aun cuando Hao, en un movimiento deliberadamente lento, levantó la botella de cerveza y dio un pequeño sorbo.

-¿qué diablos está mal contigo? - exclamó Ren

- ¿que ? - dijo Hao, poniendo los ojos en blanco- solo tengo sed. ¡Está claro que es una broma! ¡Ni que fuera pirómano!

Yoh se río y me codeo ligeramente indicándome que era mi turno. Agarré la cerveza en mis manos, y tras pensarlo un rato, se me ocurrió decir

-yo nunca me he saltado alguna clase - me encogí de hombros. Algunos de los presentes tomaron un trago, pero en realidad, yo me había fijado solamente en los gemelos, quienes se abstuvieron de tomar algo.

Pirika continuó afirmando que nunca había salido con un hombre casado. Hubo algunas risas luego de eso, pero solo Chocolove y Jun bebieron, escandalizando a algunos en el proceso. Tamao se aclaró la garganta.

-bueno, yo nunca me he emborrachado - confesó, sin mirar a nadie en particular.

Todos dimos un trago.

-¡qué es esto Tamao! Eres mayor que nosotros - dijo Pirika

- es solo que no lo he hecho, mi mejor amiga y yo salimos a tomar café y pasteles, no a tomar cervezas o salir a clubs nocturnos - se excusó.

Jun hizo una nota imaginaria en el aire, diciendo entre dientes " pendiente, salir de fiesta con las chicas". Los chicos se rieron, provocando que se sonrojara.

-es tu turno, HoroHoro

-bueno, yo -se ruborizó mientras se rascaba la sien - yo nunca he tenido una novia, o dormido con alguna chica.

Varios se rieron, pero no le dijeron nada. Ren, Tamao y Horo, dejaron su bebida como estaba. Observé que Hao dio un gran trago, igual que Jun. Pero Yoh, levantó la botella y se la llevó a los labios, aunque, luego se río fuertemente de algo que dijo Chocolove, pero en realidad no lo vi beber nada. ¿acaso eso significaba que…?

-en este caso debemos tomar un trago por cada chica con la que hemos dormido - preguntó Chocolove, codeando a Hao.

- solo si quieres que me termine todo - afirmó Hao, arrogantemente.

- ¡Si que un engreído! Ja, Ja, Ja - la chica Ainu se levantó, con un cojín y le trató de molestar a Hao con él. - ¡No creo que te lleves tantas chicas a la cama!

- Es que aún no me lo he propuesto - le respondió, defendiéndose.

- Ya me aburrí de este juego - declaró Ren, haciéndose a un lado, se sentó junto a mí, en el espacio que Pirika había dejado vació - y ya es bastante tarde.

- ¿Que dices? Si todavía no hemos jugado 7 minutos en el cielo - interrumpió Chocolove

- Tampoco hemos girado la botella - agregó Yoh

-¿Que dicen? - Ren se veía nervioso, aun y cuando trataba de disimularlo lo mejor que podía.

Ellos continuaron con la discusión un rato, pero en realidad yo no podía concentrarme. El cansancio, el sueño y los extraños eventos, me tenían exhausta. Sentía el efecto del alcohol que me hacía sentir soñolienta y relajada. Alcancé uno de los cojines que estaban al centro y me acomode junto a la pared, apoyando la espalda y observando la divertida escena. Era como si hubiéramos sido amigos de toda la vida. Me di cuenta de cómo Tamao se había acomodado con Horokeu y hablaban un poco, como el resto de los chicos discutía y se insultaban en esa forma que tienen los hombres de ser amistosos, Hao repartía las bebidas y ponía música con su teléfono.

Y yo, yo no pelee más contra el sueño, dejando mis ojos cerrados.

Una calidez acogedora me envolvió, suave y agradable. Apacible. Así que, naturalmente, me deje llevar.

Hola! Mucho tiempo ya, ¿verdad?

El trabajo y la vida de adulto hacen sus estragos. Si te has tomado el tiempo de leer todo esto, espero lo hayas disfrutado. Sinceramente, he estado muy contenta escribiendo mis cosas locas. Francamente, me había estado preocupando por cómo hacer la historia interesante o emocionante, y que fuera atractiva. Pero, solamente hacía que me bloqueara más y más. Buscando inspiración, leí una frase que decía que hay que escribir todas esas locuras divertidas que te emocionan, porque seguramente hay alguien que también desea leerlas. así que me salió esto.

Seguiré trabajando, y tratare de escribir capítulos un poco más seguido, pero no prometo nada.

Si te ha gustado este capítulo, házmelo saber.

Y si te gusta el drama, no te preocupes, en el siguiente capitulo veremos si Yoh por fin, puede tomar la delantera en esto, je je.