Prólogo:

Después de una década desaparecida, he regresado con toda la energía para escribir más fics. Mis habilidades para escribir están un poco oxidadas, así que me disculpo de antemano.

Hace tiempo que quería regresar a escribir fics, y qué mejor manera de hacerlo que comenzando con unos de los hombres más sensuales del ánime. La idea es valerme de sus malas características (como que no le gusta trabajar) y ponerlas en un contexto menos severo. Es una historia para reírse un rato.

La idea del nombre ''Sub'' para el OC es que ustedes se imaginen a sí mismas/os como el personaje, por lo tanto, no describo sus características físicas ni le doy ni nombre ni apellido. Eso queda a su imaginación :)

Le puse como nombre completo Tojiro porque quería que sonara más serio en el ambiente laboral.

¡Disfruten la lectura!

Otro día en la oficina

-Sub, necesito que tengas los documentos listos para el martes.

-Sí, ya sólo me falta que me entregue el departamento de Estrategias. Estoy esperando a que me contesten el correo que les mandé la semana pasada.

Los primeros meses del verano habían sido los más ocupados para la compañía TecLET, sus ventas aumentaron un 70% a comparación del primer cuatrimestre del año. Todo se debía al incremento en la demanda de lentillas inteligentes.

Desde la última década la población ha crecido excesivamente y, sin un planeamiento urbano con buena estructuración vial, frecuentemente ocurren problemas de atascos y tráfico en las avenidas y calles. Esto se traduce en que la gente necesita despertarse más temprano, duerme menos, dispone de poco tiempo para relajarse después de la jornada laboral, y pierden hasta tres horas desplazándose a su trabajo. Las lentillas inteligentes le permiten al usuario organizar sus citas, revisar correos pendientes, redactar documentos (auxiliándose de la asistente virtual en sus teléfonos), acceder a grabaciones de vigilancia e incluso presenciar reuniones de trabajo (si tiene la función de micrófono integrado en molares y una cámara externa). Con la llegada del verano, muchos padres y madres de familia deben de quedarse en casa cuidando a sus hijos recién salidos de la escuela, por lo tanto, estas lentillas les permiten mantener un ojo en el trabajo y otro en sus hijos sin descuidar alguno de los dos.

Sub, por su parte, tenía ocho meses laborando en TecLET. Ya se había familiarizado con la mayoría de protocolos, se llevaba bien con sus compañeros de trabajo y se destacaba por su organización, su diligencia, y su pulcritud en su área de trabajo y con su persona. Tenía una actitud excelente ante el trabajo, sabía trabajar en grupo y también cuándo tomar el mando de la situación. Se había instalado en el departamento de Administración por lo que estaba encargada de recolectar los reportes de otros departamentos que responden al suyo y adjuntarlos y organizarlos para enviarlos a su superior, Sterling Monti. La historia de Monti no es de importancia, pero se sabe que hasta ahora ha sido el jefe de Administración más destacado en la historia de TecLET.

Regresando con Sub. Había pasado una semana desde que envió un correo al departamento de Estrategias solicitando sus reportes de actividades bimestrales, era el único departamento que hacía falta de enviarlos. Ya le habían entregado el departamento de Marketing, de Atención al Cliente, de Finanzas y de Producción.

Sub era una chica paciente, así que antes de terminar su día, le envió otro correo con copia adjunta a su jefe, Sterling, solicitando los reportes. Tras terminar sus tareas pendientes, apagó la computadora, recogió su bolso, su vaso de café vacío y su sudadera y se dirigió al lobby. Salió por las puertas principales siendo recibida por el aire húmedo de la tarde, un gran contraste con el del aire acondicionado que le congelaba las puntas de los dedos y ponía a su amiga, Valessa, a estornudar como poseída. Se sobó los hombros y estiró su nuca antes de tomar el bús de regreso a casa. Un bús, dos estaciones de metro y cinco cuadras después arribó a su apartamento en un doceavo piso, no era muy lujoso pero desde ahí arriba los ruidos de la ciudad no podían alcanzarle y con eso se daba por bien satisfecha. Se metió a bañar en lo que se calentaba la sopa de champiñones de hace tres días, lo acompañaría con un par de rebanadas de pan y un vino blanco. Esta parte de ser adulto valía la pena.

Le gustaba su trabajo, era buena en lo que hacía y la gente por lo general era amable y educada, no tenía que lidiar con clientes ni contestar llamadas todo el día. Su trabajo se limitaba a escribir correos, hacer tablas de Excel infinitas, juntar y organizar los reportes bimestrales de otros departamentos, y de vez en cuando atender junto a su jefe a las juntas de trabajo donde se reunían todos los jefes de departamento y sus asistentes. Aún no les ubicaba bien a la mayoría, a excepción del departamento de Producción. La jefa, Maera Engman, era una mujer con una corteza dura a quien no le gustaba perder el tiempo pero era precisamente esto lo que le gustaba a Sub, no tenía que perseguirla para que mandara sus reportes y cuando los entregaba éstos siempre estaban perfectamente bien organizados, con una firma legible y fechas en todas las páginas, de hecho, Sub había adoptado su método de organización reconociendo su clara superioridad en el área. Engman apreciaba a la organizada chica y de vez en cuando le traía un café a su escritorio, se apiada de ella pues bien sabía que la cantidad de trabajo que hacía no iba acorde a su sueldo mediocre.

El martes se acercaba a paso acelerado y ambos correos, con destino al departamento de Estrategias, habían sido rotundamente ignorados. Sin respuesta y sin reportes necesitaba apurarse si no quería enfrentarse a la mirada severa de su jefe.

-Valessa, - Sub se acercó al escritorio de su compañera, ésta se pintaba los labios cuidadosa de no salirse ni un micro milímetro de su delineado- ¿Sabes de casualidad quién es el encargado del departamento de Estrategias?

-Mhmm, no estoy segura. ¿Por qué?

-No me contestan los correos en su departamento y me urgen los reportes, ¿será buena idea ir al jefe directamente?

-Yo opino que sí, si no entregas esos informes va a ser tu cabeza la que corten.

-No seas tan tétrica.

Valessa le miró con una ceja elevada, ¿no iba así el dicho? Se encogió de hombros regresando a la tarea que requería de tanto cuidado.

-¿Por qué no le preguntas a Maera? De seguro que sabe, ella conoce a todos.

Su amiga tenía la razón, tal vez si visitaba el departamento de Maera Engman ésta podría ayudarle a localizar al jefe del departamento. No recordaba haberlo visto en las juntas de departamentos, ni siquiera sabía distinguir su nombre del de su asistente, y tampoco sabía cuál era el piso en el que estaba el departamento de Estrategias, abreviado ''S'' por su siglas en inglés. Bajó hasta el área del lobby para dirigirse al departamento de Producción, en la parte trasera del edificio, cruzó el patio cuyo suelo de concreto le quemaba los pies, y se resguardó bajo la sombra de los árboles antes de continuar por su camino. El Sol de mediodía era fiero y quemaba todo a su paso sin piedad, pero para cuando caía la tarde éste perdía toda su fuerza limitándose a dar besos desganados sobre la piel de sus ciudadanos. Caminó directamente hacia la oficina de Maera, saludaba cordialmente a los trabajadores que la reconocían y continuaba hacia su destino. Tocó suavemente la puerta entreabierta.

-Buen día, Ingeniera Engman.

-Sub, te he dicho que sólo me llames Maera- una bella mujer de cabellos castaños le sonreía sincera.

-Imposible, ¿qué dirán sus subordinados si le llamo así? - Sub rió tímida e incómoda.

-No accederé a lo que me pidas a menos que me llames por mi nombre- fingió sentirse ofendida ladeando un poco su cabeza y entrecerrando los ojos.

-¿Cómo sabe que voy a pedirle algo?

-Porque nunca vienes por estos rumbos, siempre soy yo quien viene hacia ti. Y si te sacrificaste cruzando por el patio infernal para venir hacia aquí, debe ser porque necesitas algo. Ahora dime, ¿qué pasa?

Sub asintió con la cabeza, reconociendo el tortuoso trecho hacia el departamento de Producción que jamás tomaría a menos de que necesitara algo de urgencia de ellos. Se sentó en una de las sillas de la oficina.

-Necesitaba un descanso de la oficina, y saber quién es el encargado del departamento de Estrategias.

-¿Para qué necesitas a ese desobligado?- Maera le miró disgustada sabiendo claramente por quién preguntaba Sub.

-No me ha entregado los reportes bimestrales y tengo como fecha límite el martes para entregar el conjunto. Ya le envié dos correos, y llamé a su departamento pero me dan vueltas de agente a agente hasta terminar por colgarme. No entiendo qué sucede- Sub admitió derrotada.

-No es culpa tuya, es culpa de ese tío irresponsable que nunca se hace cargo de sus obligaciones. Tiene a todos los de su departamento cubriéndole las espaldas y haciendo su trabajo sucio. No te preocupes, yo misma te escoltaré a la oficina de ese idiota.

Sub abrió los ojos de par en par, sorprendida por el léxico utilizado por su superior. Claramente le desagradaba aquel tipo, y por cómo lo había descrito no se sorprendía demasiado. En una empresa, alguien que se rehúsa a hacer su trabajo es como un palo en un engranaje, atora la maquinaria causando que el motor se desgaste hasta atrofiarse por completo. Pone demasiada tensión en otras partes de la máquina impidiéndoles llevar a cabo sus propias tareas de manera óptima. Y, tratándose de una pieza tan importante como el jefe de todo un departamento, no cumplir con su tarea es un grave problema para toda la empresa. Se lo imaginaba perfectamente bien, llegando tarde al trabajo con un café de esos que son súper caros en la mano, gafas de Sol oscuras dentro de la oficina, los pies sobre el escritorio, la camisa arrugada y la corbata floja, y oliendo a humedad; malversando fondos, gastando recursos de la empresa, tomándose vacaciones larguísimas mientras sus subordinados se parten la espalda compensando el trabajo que el viejo cerdo no hace. Frunció el ceño irritada.

Cruzaron una vez más el patio caliente, entraron por el lobby, y subieron en el ascensor hacia el quinto piso. Las recibió el logotipo de TecLET que brillaba en grande destacándose de la pared contraria al elevador. Se adentraron en un pasillo ahogado por el ruido de un aire acondicionado necesitado de mantenimiento y cruzaron las puertas de cristal hacia el cúmulo de escritorios donde varios agentes trabajaban frente a sus ordenadores sin pestañear.

-¡Ellery!- llamó Maera hacia el fondo.

Una cabeza rubia se movió entre los escritorios hasta alcanzar una oficina previamente cerrada. Maera rechistó los dientes molesta. -Ellery, te vi escabulléndote a su oficina.

La jefa de Producción dio pisotones hasta llegar a donde se había escondido el asistente del jefe de Estrategias. Sub le siguió en silencio, sintiéndose completamente fuera de lugar. Al entrar a la oficina se sorprendió de encontrarse con un muchacho delgado y rubio que les miraba con unos grandes ojos verdes, se veía demasiado jóven para estar laborando en una empresa de ese calibre y más aún para ser el jefe de todo un departamento.

-¿Dónde está? - la mujer castaña frunció el ceño- y no me digas que tuvo que salir a atender unos pendientes porque no me voy a tragar esa historia otra vez.

Ah, entonces no es el jefe.

-Toji salió a comer y no se llevó el teléfono. No sé cuándo volverá.

-¿Y para eso te escondiste en su oficina?- Maera enfureció, caminó hacia el otro lado de la oficina donde estaba parado Ellery y pateó el costado del escritorio.

-Vale, vale estoy saliendo -una voz masculina emergió de debajo del escritorio.

Lentamente un hombre se levantó de su escondite, no tenía la camisa arrugada y ni siquiera llevaba corbata, estaba bien rasurado de la cara y su cabello no se veía despeinado pero tampoco peinado a la perfección. No destacaba demasiado de cualquier otro empleado de la empresa, bueno, más allá de su increíble físico que se revelaba de entre sus ropas y la curiosa cicatriz a un costado de su labio. Su aspecto no era acorde a la imagen de un hombre desaliñado y deshonesto, pero Sub no era de las que se dejaba llevar por apariencias (en realidad sí lo era pero se obligaba a creer que no).

-Eres un irresponsable, ¿lo sabías?- Maera alzó su voz- tienes a mi chica correteando a tus agentes por todo el edificio, caminando bajo el rayo del Sol, sufriendo la ira de sus superiores y llorando cuando llega a casa, y todo sólo porque no quieres entregar unos míseros reportes. Sub viene del departamento de Administración y necesita esos reportes para antes del lunes.

- No estaba llorando - Sub intentó hablar sin que su voz se quebrase.

-Vas a entregar los informes que necesita ANTES de que termine el día, ¿estamos claros?

Dicho esto, la mayor se retiró dando un portazo no sin antes guiñarle un ojo a Sub. Sub se quedó parada frente al jefe y a su subordinado, no sabía qué decir pues se encontraba estupefacta ante los eventos recién ocurridos entre ambos jefes de departamento. ¿Qué tipo de relación tenían para tratarse de esa manera? ¿Dónde había quedado el respeto? El hombre de la cicatriz se sentó en la silla de su escritorio portando un semblante despreocupado.

-Ellery, tráeme los reportes bimestrales para que la chica no siga sufriendo.

-Pero jefe…

-Anda, ve- el mayor le indicó impaciente. Ellery salió de la oficina despavorido.

El jefe comenzó a teclear algo en su computadora sin decir nada, revisaba su correo en busca de alguna evidencia sobre el pedido de la chica con cara de estarle juzgando sentada frente a su escritorio.

-Así que tú eres la de los correos.

-Así que sí le llegaron los correos- respondió molesta- mire, no quiero faltarle al respeto. Sin embargo, no puedo hacer mi trabajo si usted no hace el suyo. Esos reportes los llevo solicitando desde hace casi dos semanas y si no los entrego a tiempo la bola me cae a mí. Por ende, le suplico de la manera más atenta que revise su correo más seguido y que de menos me confirme de haberlos recibido.

-Verás… no me gusta trabajar- el hombre sonrió cínicamente. Ladeó su cabeza hacia un lado y entrelazó los dedos de sus manos sobre su escritorio- No es mi problema si tú no entregas los reportes a tiempo. ¿Dos semanas de anticipación? Debiste haberlo pedido desde hace un mes.

Este hijo de p…

Sub quería írsele a la yugular, el descaro con el que admitía que no quería trabajar, su egoísmo al permitir que otros se llevaran las consecuencias de SUS malas acciones. ¡Qué tremendo pedazo de alimaña!

-Discúlpeme, pero son reportes bimestrales, ¿cómo puedo pedir algo que no está ni siquiera terminado? Es responsabilidad de cada departamento tener sus reportes listos antes de la fecha límite. Una vez más, le suplico que los tenga listos en tiempo y forma.

-No lo sé, tendré que consultarlo con mi asistente. Verás, Ellery es un chico muy ocupado y no puede cargar con tantas responsabilidades- subió sus pies al escritorio- ¿por qué no los haces tú? Haré que alguno de mis muchachos te mande la información, tú la organizas y la adjuntas a los demás reportes.

-¿Sus muchachos que no pueden ni siquiera contestar una llamada?- a Sub le ardía el estómago de rabia, se levantó de su silla indignada. -Espero los reportes en mi escritorio a más tardar el lunes antes de las 6 pm. Me puede encontrar en el departamento de Administración, cubículo 812, o enviármelo al correo que tiene en pantalla. Sin más por el momento, me retiro.

Salió de aquella oficina con la frente en alto, caminaba a paso recto con los puños cerrados suprimiendo una rabieta. Quería abalanzarse sobre de él y tomarlo de las solapas de la camisa y estrellarlo contra la pared, zarandearlo hasta hacerle vomitar todos los reportes pendientes que tenía y escupirle en el zapato. ¿Cómo es que le hacía tanto problema con este reporte cuando antes había enviado los demás sin problemas? ¡Incluso subió los pies al escritorio! De seguro que es un malversador de fondos, y esclaviza a su personal.

Regresó a su oficina aún furiosa, un café caliente le esperaba sobre su mesa y Maera le sonreía sentada a un lado de esta.

-No te tomes personal la actitud de Toji, ese tipo es un huevón. La única razón por la que ha podido mantener su trabajo es porque tiene a otros haciéndolo por él. Ahora que su último lacayo renunció tiene que aprender a hacer las cosas por sí mismo, y al parecer no le está gustando. Déjalo, si continua así yo misma lo reportaré al departamento de recursos humanos y podremos decirle bye bye a ese tío.

El viernes llegó a su final sin rastro de los informes que Sub desesperadamente necesitaba. Se decidió a volver a visitar al jefe de Estrategias, bajó al piso cinco y se dirigió directamente a la oficina del fondo. Ahí estaba el tal Toji jugando con unos cabellos que descansaban sobre su frente mientras escuchaba Summer Salt, era evidente que no sentía urgencia alguna por mandar los informes bimestrales.

-Hey, eres tú otra vez. ¿En qué puedo ayudarte? - regresó los cabellos con los que jugaba al resto de su cabellera negra.

-Los reportes, por favor.

-¿No dijiste que a más tardar el lunes? - Toji le sonrió satisfecho.

-¿Los tendrá para el lunes? Vamos, por lo menos dígame que ha adelantado algo.

El apuesto hombre se encogió de hombros y regresó a su posición anterior, jugando con su cabellos y enrollándolos en torno a su dedo. Sub le lanzó una mirada de desconcierto, cuestionandose a sí misma por qué le tenía tanta paciencia a ese repudiable hombre.

-Bien, tendré que hablar con mi jefe y usted se hará responsable por no entregar los reportes a tiempo.

Dicho esto se dio la media vuelta lista para irse. Sin embargo, la voz del mayor la sobresaltó.

-Aunque me amenaces no lo haré, es más, lo haré menos.

Sub salió de la oficina al son de la risa del jefe de Estrategias, traía la cara colorada y una vez más los puños cerrados aguantándose la rabia que le subía por el esófago. Se topó a Ellery de camino y le fulminó con la mirada por encubrir a su jefe, el joven rubio apresuró el paso evitando el enfrentamiento.

Ellery caminó directamente a la oficina de su jefe.

-¿Por qué no simplemente hace los reportes en lugar de torturar a la chica? Tarde o temprano tendrá que entregarlos - Ellery cuestionó al hombre que tenía enfrente.

-Porque puedo. Todos estos tipos se toman tan en serio el trabajo, cuando hay más en esta vida que vivirla encerrado en un cubículo lamiendo las botas de sus superiores. Esa chica no es diferente al resto de asalariados, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, su vida entera gira en torno a un empleo mediocre por una paga mediocre. Cree que si trabaja más duro será reconocida pero, tú y yo sabemos que a lo mucho será ascendida a algún puesto medianamente bien pagado con una carga de responsabilidades mucho peor.

-¿Y por eso tiene que sufrir?

-Mira, Ellery. Me gusta el control, hacer las cosas a mi manera, y parte de mi resistencia a este modelo laboral es impedirle a los demás hacer su trabajo. No se cumplirán los plazos que ellos quieren, no se entregarán las cosas en los ''formatos estipulados'', ¡que se jodan! ¡Ja!- Toji subió sus pies al escritorio y cruzó sus brazos detrás de su nuca, subió el volumen de la música y cerró los ojos para cantar a todo pulmón.

El fin de semana transcurría rápidamente, en un abrir y cerrar de ojos ya era la noche del domingo. Sub estaba pendiente de su celular esperando el ansiado correo del jefe de Estrategias, necesitaba revisar los reportes antes de poder entregarlos con el resto, y no sabía si dispondría de suficiente tiempo como para tener todo listo el día estipulado. El estrés se la comía viva, y en consecuencia ella se comía todo lo que encontraba en su refrigerador. No entendía por qué no simplemente le reportaba a R. H.

Se recostó sobre su sillón rosa pastel, puso una serie cualquiera en el televisor y continuó leyendo la historia cochambrosa que su mejor amiga le recomendó hacía unos meses. Se quedó dormida con el teléfono en la mano, rendida ante el agotamiento de la semana laboral pasada y la que le esperaba peleando con el jefe de departamento, Toji.

A veces los sueños son reflejos de los deseos del subconsciente, o recopilaciones de las acciones y pensamientos del día, a veces son representaciones de miedos irracionales y en ocasiones son un conjunto de absolutamente todo y nada al mismo tiempo. Aquella noche, el sueño de Sub había sido un fragmento de la historia que había estado leyendo antes de dormir combinada con los eventos y pensamientos de la semana. Más específicamente, de Toji y la mesa de escritorio en su oficina. Nunca fue del tipo de chicas que gustaran de la violencia en el sexo, pero aquel sueño le había dejado con las mejillas sonrosadas y deseosa de que alguien le jalara del cabello mientras le dominaba.

Sin embargo, soñar con Toji era como soñar con un compañero de clase al que acabas de conocer y no se te hace particularmente atractivo ni nada, te deja un regusto ácido en la boca y te limitas a reír por la extraña situación en que lo soñaste. Sub se decidió, ya no iría a su oficina, tenía miedo de enfrentarlo y que éste adivinara sus pensamientos enseguida. Tenía ese tipo de mirada que deja al descubierto hasta los secretos más profundos del alma, de esas miradas que analizan la postura, el tono de las palabras, y las micro expresiones. Y que obviamente saben cuando te le has quedado viendo a los pechos, y los de Tojiro, bueno la camisa le quedaba estriada de tanto intentar contenerlos.

El temido día había llegado, un martes sin informes del departamento de Estrategias. Cuando Sterling le solicitó los informes, Sub llegó con las manos vacías. Intentó explicar su situación y ofrecer 3/4 de los reportes bimestrales.

-Sub, esto no es aceptable. Sin embargo, jamás me has quedado mal y por eso te daré un plazo de dos días para entregarme los reportes faltantes. Si para el viernes no quedan listos, no tendré la misma paciencia que el día de hoy. Entiéndeme, si tú te retrasas en entregarlos yo no los llevo a mi jefe a tiempo, y se desencadena una serie de desfases perjudiciales para la empresa. Tenemos que trabajar como un equipo, así que tú pon de tu parte y yo me encargaré de cumplir.

Sub bajó la cabeza, intentaba no culparse a sí misma pero sabía que debía responsabilizarse ante esta falla. ¿Cómo pudo confiar en la palabra de ese tipo? Tenía que obtener esos informes así fuera arrancándolos de su pecho. Se disculpó con su jefe por enésima vez antes de retirarse de la oficina. Se salió al pasillo para marcar el número del departamento de Estrategias, no marcaba desde el teléfono de su cubículo porque tenía planeado gritar y gritar no es considerado un comportamiento profesional. Su celular pitó un par de veces antes de que alguien contestara su llamada.

-Departamento de Estrategias, está hablando con el representante Grigori Snyder. ¿En qué puedo ayudarle el día de hoy?

-Departamento de Administración. Comunícame con tu jefe en este instante.

-Ehm, permítame un momento.

-¡NO! No te atrevas a ponerme en espera, hablo en serio. Si no me comunicas con él me obligarás a reportarte con R. H. Tengo tu nombre, tu departamento y un montón de llamadas colgadas como evidencia.

El otro lado de la línea permaneció en silencio, en su lugar sólo se escuchaba el respirar pesado del representante.

-Bien, le transferiré directamente a su línea- dicho esto, hizo la transferencia antes de colgar.

-Tojiro al teléfono, ¿quién habla?

-Escúcheme bien. Su falta de responsabilidad me está afectando directamente a mi, afecta a mi trabajo y mi relación con mis superiores. No me interesa lo que usted quiera hacer con su tiempo de trabajo, pero espero como mínimo que tenga el reporte para mañana si no quiere que le reporte con Recursos Humanos. Lo que está haciendo es abuso laboral y no pienso dejarme.

Acto seguido colgó la llama enfurecida. Si no funcionaba por medio de súplicas, por correos, o por formalidades tendría que ser por las malas, por medio de amenazas.

Valessa le vio entrar a la oficina cabizbaja, el celular aún en su mano. Le ofreció unas palmadas en la espalda y una mirada de consuelo.

-Ánimo, ya falta menos para que acabe la semana.

-No es eso Valessa, son los mentados reportes bimestrales. Uno de los departamentos se está rehusando a entregarlos a tiempo y si yo no los entrego a tiempo me la van a hacer ver.

El resto de la semana pasó con la misma dinámica de rogar y amenazar al jefe de Estrategias para que entregara los informes, después sincerarse con su jefe Sterling y acusar a Tojiro de no trabajar en equipo sólo para que éste se desentendiera de la situación.

''Mira Sub, si quieres llegar a ser un gran líder algún día tienes que aprender a lidiar con los empleados más testarudos. Esta es una buena actividad para que tomes el liderazgo de la situación.''

Sub hizo todo lo que pudo, pero si ni siquiera Sterling pensaba intervenir entonces ella no se desharía a pedazos intentando recibir esos reportes. Toda esta situación le estaba enfermando, incluso consideraba regresar a terapia pues le costaba establecer límites con sus superiores. El viernes por la mañana se dio una vuelta por el departamento de Estrategias en busca de Tojiro, sin embargo, su oficina se encontraba cerrada con llave y Ellery tampoco estaba por los alrededores. Le preguntó a un par de trabajadores de la oficina si habían visto ya fuera a Toshi o a Ellery, pero nadie conocía su actual paradero. Incluso se enfrentó al fiero Sol de verano para preguntarle a Maera si sabía dónde encontrarlos. Su superior sólo atinó a vociferar iracunda quejándose de la incompetencia de aquel hombre; que si por eso su esposa le abandonó, que por eso era al que menos le pagaban de entre los demás jefes de departamento, que le reportaría a R. H., etcétera etcétera. Finalmente, Sub regresó a su propio departamento avergonzada de su propia inutilidad.

Sterling llegó a la oficina rojo como un tomate, le indicó a Sub que le acompañara a su oficina privada y que cerrara la puerta detrás de sí.

-¡Me estás dejando en ridículo! Aquí estoy yo pidiendo plazos para entregar los reportes bimestrales y tú me tienes esperando hasta el último día de la semana. ¿Qué te crees tú que puedes ser jefa de tus propios tiempos? ¿Decidir qué entregar y qué no? ¡No lo eres! Tu respondes a mí! ¡YO soy el jefe! Y no puedes dejarme en ridículo de esta manera.

-Entiéndame por favor, he hecho todo en mi poder para obtener los reportes del jefe de departamento de Estrategias pero-

-¡Nada de peros! Es claro que careces de liderazgo. ¡Jamás lograrás avanzar en esta empresa con esa actitud individualista! Y, a menos que estés buscando un despido y entrar en la lista negra de empleados, espero que los informes estén listos antes de que termine el día. Así tengas que quedarte hasta las seis de la mañana, no te irás hasta que me entregues esos reportes. ¡Y he dicho!

Los gritos del jefe de Administración Sterling se escuchaban por todo el piso de la división, los oyentes disimulaban mirando a sus monitores sin pestañear o pretendían platicar de otros temas con sus compañeros en voz baja. Valessa miraba horrorizada hacia la oficina cerrada de su superior, su corazón dolía por su amiga que aún después de todos esos gritos tendría que salir y enfrentar las caras estupefactas de sus compañeros de trabajo.

-Disculpa, ¿este es el escritorio de la encargada de los informes de departamentos?- Un hombre maduro le estaba mirando, su alta estatura proyectaba una sombra sobre de ella. Su físico fornido le intimidaba un poco, y el exquisito olor de sus ropas le embriagaba.

-Sí, aquí es- Valessa salió de su estupor, o más bien lo gritos que emanaban de la oficina de Sterling le sacaron de sus delirios.

-¿Dónde está la chica?- preguntó el mayor. Valessa sólo atinó a apuntar en dirección de la oficina con pena.

La expresión en el rostro del hombre cambió a una de ponderación, la sonrisa en sus labios se desvaneció deformando la cicatriz de su labio, permaneció ahí unos segundos más, agradeció la servicialidad de Valessa y se retiró sin más. Unos minutos después, Sub salió de la oficina caminando lentamente de regreso a su cubículo, tenía los ojos un poco rojos como si se hubiese estado aguantando las lágrimas.

-¿Qué es esto?- tomó el fólder de documentos en su mano.

-¿Estás bien?- preguntó Valessa, preocupada.

-No es nada, ¿quién trajo esto?- insistió Sub.

-Un hombre tetonsísimo.

-¿Disculpa?- al fin se volvió Sub para mirarle.

-Sí, lo juro. Los botones de su camisa estaban a nada de reventarse- Valessa describió detalladamente con sus manos- ¡ah! Y tiene una cicatriz en el labio. Preguntó por ti.

Abrió el fólder percatándose de que se trataba de los reportes bimestrales que tanto había estado esperando. Seguramente los había traído Tojiro en el transcurso del día, mientras que ella lo buscaba por todo el edificio de TecLET.

Bien, de menos ahora podría dedicarse a la tarea y después disfrutar de su fin de semana comiéndose un bote de helado y llorando tras el colosal regaño que había recibido por parte de su jefe.

Trabajó toda la tarde sin interrupciones, tomando taza de café tras taza de café hasta sentir náuseas, transcribió las 75 páginas para adjuntarlas al documento final del reporte bimestral de actividades de cada departamento. Lo imprimió dos veces cuidando de no desordenar las páginas, selló y firmó los reportes y por último los colocó en el escritorio del jefe Sterling, listos para ser entregados el lunes a primera hora. Admitía que todo ese trabajo le había ayudado a olvidarse de las hirientes palabras de su superior, del cinismo de ese tal Tojiro quien se esforzaba en hacerle la vida más difícil, y sobre todo, de la impotencia que le envenenaba en estos momentos. Las últimas dos semanas había reprimido demasiado sus emociones, cada que se recordaba a sí misma de actuar profesional le invadían las lágrimas, se sentía impotente e inútil. Se había decidido, reportaría al jefe de Estrategias a Recursos Humanos. Y si la situación continuaba igual para la próxima entrega de reportes, renunciaría. Se tomaría estos dos meses para buscar un trabajo mejor pagado, con mayores prospectos de crecimiento. Un ambiente laboral donde fuera respetada y no explotada por los demás.

Por fin llegó el fin de semana, Sub se cambió de su típica ropa de oficina a sus cómodos pijamas de verano. Prendió el ventilador y se sentó en su sofá a ver la televisión. Venía preparada con palomitas recién hechas, un litro de helado de chocomenta y una temporada nueva de su serie favorita. Se sirvió una copa de vino blanco y se desconectó del mundo real, inmersa en este nuevo mundo de criaturas fantásticas que exploraban mundos mágicos, de líderes corruptos subyugando a su pueblo con el poder de su magia oscura, y de jóvenes aventureros más interesados en tener relaciones sexuales con todos sus amigos que en liberar al mundo de los malos. Entretenimiento de calidad. Alrededor de las 2 am, su celular comenzó a vibrar. ¿Quién rayos llama a estas horas de la madrugada?

-¿Aló?- pausó su serie para contestar.

-¿Estás feliz?

-¿Disculpa? ¿Quién rayos es?

-Pensé que por fin estarías feliz, ya que tuve que sacrificar mi preciado tiempo para entregarte los reportes.

Tojiro, ese hijo de…

-Oh sí, estoy extasiada. Los entregó justo a tiempo. Mi jefe estaba taaan agradecido que me gritó durante QUINCE minutos sin parar. Toda la oficina se enteró de mi hazaña. - Hizo una pausa- Sin embargo, no quisiese que esto se repitiera así que le aviso de una vez que lo reportaré a R. H. el lunes.

-No será necesario. Para cumplir con tus imposibles estándares contraté una interna, ella se encargará de hacer los reportes y entregarlos a tiempo.

-Vaya, qué sorpresa. Explotando a sus trabajadores en lugar de encargarse del trabajo usted mismo.

-Vale vale, despediré a mi interna.

-¡¿Qué?! No, no puede ir contratando y despidiendo personas nada más así.

La risa de Tojiro llenaba el silencio, al parecer sólo le había llamado para molestarla y así satisfacerse a sí mismo. El por qué tenía su número y le llamaba a las dos de la madrugada, no lo sabía, pero no se quedaría en la línea para seguir siendo abusada por su superior.

-Voy a colgar, no estoy de humor para sus tonterías.

-Espera,- Toshi calló por un momento- cuando vine a entregar los informes escuché a Sterling gritándote en la oficina.

-Ah, ¿entonces fuiste testigo de mi humillación?

-Mira, una cosa es que yo me rehuse a trabajar y otra es que ese imbécil te responsabilice por su propia falta de liderazgo. ¿Crees que perseguirme para entregarte unos cuantos papeles es realmente tu responsabilidad? Él debió de haberse encargado de eso en el momento en que no cumplí con el plazo establecido, él es tu jefe y como tal debe de resolver los problemas que se encuentran fuera de tu poder.

-No tiene que apiadarse de mí sólo porque el señor Sterling me haya acribillado a gritos. Si usted hubiera hecho su trabajo, nada de esto hubiera sucedido.

-Tal vez, pero esta no es la única instancia en la que los trabajadores al fondo de la pirámide sufren por la ineptitud de sus superiores. Y Sterling sólo es un pobre idiota que sobrevive a base de lo que lame de las botas de nuestros jefes, busca quedarse con el crédito y las recompensas para sí solo pero no duda en desquitar sus fallas con ustedes, aún si claramente es culpa de él.

-Como sea, por favor no explote a sus subordinados… y entregue los reportes a tiempo.

-¿Cómo te llamas?

-Sub.

-Sub, lo siento.

-¿Qué?

-No iba a decir nada, pero te vi llorando mientras esperabas el autobús. Siento mucho haber presenciado tus mocos y tus berridos. A decir verdad, siento vergüenza ajena.

-Cállate pedazo de-!

Colgó la llamada.

Epílogo:

Espero hayan disfrutado del primer capítulo, ya estoy trabajando en el segundo. No creo que sea muy largo el fic en total, pero poco a poco lo averiguaremos.

La personalidad de Maera (Maira) está fuertemente influenciada por la de Yuki Tsukumo.

Me decidí a poner personajes inventados para concentrarme de lleno en Toji. Espero que les guste el concepto.

Y no olviden dejar reviews con sus opiniones o críticas constructivas. Chao!