Capítulo 13
POV de Reika
Después de que Eugene se fuera a la fiesta de Izmal, mi hermana decidió hacer algo, pero Toranosuke y yo la retuvimos, que sólo hay que esperar hasta que regrese Eugene y nos diga el resultado.
No pasó más de 1 hora cuando dijo:
- Hay que hacerlo, sólo en el caso de que le pase algo a Eugene, hay que hacerle saber al embajador americano lo que está pasando.
Esa niña nunca sabe cuando esperar más tiempo, lo que hizo que suspirara.
- Para ese momento la embajada estará cerrada.
Cosa que tenía razón.
- Será mejor que esperemos al día siguiente, ya que pronto oscurecerá.
Ella se levanta.
- Vamos a ir directamente a la casa del embajador.
Y se dirige a la puerta.
- ¿S-su casa? ¿Aunque no tengamos cita?
Esa niña.
- Oye, tendrías que haber pedido una cita antes. No hagas estas cosas irracionalmente.
Ella se voltea.
- No puedo simplemente estar aquí sentada. Debemos hacer lo que podamos para ayudar.
Toranosuke se para.
- ¡Esperemos hasta la mañana! Estoy seguro de que no se apresuran a causa de un incidente internacional. Un aristócrata francés con amigos importantes no pueden ponerle una mano encima.
- Entonces espera aquí, Toranosuke. Iré yo.
Dijo ella.
- Tú no irás sola. Ni siquiera conoces parte de Raginei. Además que muy pronto va a oscurecer. Sólo asegúrate de no olvidar nada.
Le dije, pero creo que no me hizo caso. No caminamos mucho cuando Toranosuke nos siguió.
POV en Tercera Persona
Nueva York
Alguien tocó la puerta y Sezun fue a ver quien era.
- Teniente Noei.
- ¿Se encuentra aquí su alteza Rumati?
Preguntó el hombre vestido de negro.
- Aún está en su habitación descansando.
Respondió el sirviente.
POV de Reika
Estábamos afuera del hotel, dirigiéndonos a ver al embajador, que conocemos debido a nuestro padre.
- Ay, no.
Ella reacciona.
- ¿Qué pasa?
Preguntó el joven guardaespaldas.
- Olvidé la tarjeta de presentación de papá.
Entonces me encaré a ella, con las manos en mi cadera.
- Por eso te pregunté si no olvidabas nada y tú no escuchaste.
Entonces suspiré y dije:
- Ustedes se quedan aquí. Iré por esa tarjeta.
Les dije apresurándome.
Sin embargo, al estar casi cerca del elevador, los ví acercarse.
- "Juro que le digo de verdad que pondré más seguridad en que se quede en un lugar."
Pensé al querer apretar el botón, pero vi que una mano se me adelantó y mi dedo estaba a unos centímetros de tocarlo. Entonces me hice a un lado.
- Lo siento. Me sorprendió de repente.
Di una reverencia y me puse derecha, teniendo mejor vista de la persona: un hombre de pelo rubio, su piel era similar al mío y de Kajika, ojos azul cielo; vestido con traje gris, una camisa azul claro y corbata azul oscura.
- No importa.
Me subí al elevador, pero antes de que cerrara la puerta...
- ¡Ah, esperen!
Me puse una de mis manos en la frente.
- ¿Cuándo aprenderá a quedarse quieta?
El joven preguntó:
- ¿La conoces?
Lo miré de lado.
- Ah, bueno. Es mi hermana menor. Ella luego no escucha cuando le digo que se quede quieta en un lugar. La próxima vez tendré una conversación con ella.
Dije en cuanto ella entra y él cierra las puertas al apretar un botón.
- ¿En qué piso?
- Disculpe...
- Al 29, por favor.
Concluí.
Nos quedamos callados, pero había algo que no me dejaba tranquila. La cara de él se me hacía familiar en algún lugar.
- Discúlpenme, pero ustedes no son de Raginei, ¿cierto?
- No, acabamos de llegar.
Respondió mi hermana.
- ¿Pudieron entrar sin problemas? Es muy difícil ingresar al país en estos momentos.
Nos dijo.
Mi hermana iba a responder, pero la volví a interrumpir.
- Tenemos negocios aquí.
De pronto, las luces se apagaron.
- Ay no.
Traté de no entrar en pánico, pero escuché que una respiración se cortaba. Se trataba del joven que estaba con nosotras en el elevador.
- ¿Te encuentras bien? Es un hotel, pronto enviarán ayuda.
Le preguntó mi hermana, él se puso una mano sobre su cuello.
- No... puedo... respirar...
Dijo entrecortadamente.
Una parte de mí quería ayudarlo, pero me contuve.
- Onee-chan, ayúdame a levantarlo por favor.
Me pidió.
- ¿Por qué hacerlo?
Le pregunté seriamente.
- Por favor, Onee-chan.
Y de nuevo me mira con ojos de perrito.
- No lo hagas.
Aunque desviara mi vista, podía seguir sintiendo su mirada en mí. No pasaron más de 5 minutos cuando no aguantaba su mirada.
- ¡Ya! Está bien, pero deja de hacer esa mirada.
Mi hermana asintió. Aunque siento que no va a parar.
No puedo recordar lo que pasó, pero ahora nos encontrábamos en nuestra habitación del hotel y el hombre estaba en la cama, inconsciente.
Pasó un rato y vimos que él se mueve.
- Ya despertó ¿te encuentras bien?
Preguntó ella.
Al principio no respondió, y después con sus ojos mira a los lados.
- ¿Dónde estoy?
Él dice.
- Es la habitación de mi hermana.
Dije, teniendo los brazos cruzados.
- Se desmayó en el elevador.
- Disculpen por los problemas que les cause.
Dijo él al sentarse y Kajika le dice que aún no se mueva. Él dirige una de sus manos a la cabeza.
- Toranosuke fue a llamar a un doctor, así que tómelo con calma.
Avisó ella.
- Quiso decir guardaespaldas que nos acompaña.
Agregue.
En eso noté que su mano estaba temblando.
- ¿Sientes frío? ¿Tienes fiebre?
Preguntó.
- No es una enfermedad lo que tiene.
Dije viendo hacia el piso e inclinada en la pared.
- Estoy bien. Ella tiene razón. Es vergonzoso, pero... soy claustrofóbico.
Admitió él.
- Así que quiere decir, ¿No te gustan los espacios cerrados?
Al menos entiende un poco lo que es. El joven asiente.
- Una vez cuando tenía 6 años, me caí en un pozo. Mi cuerpo no me va a dejar olvidar el terror que sentí.
Su mano izquierda sostenía a la derecha para que dejara de temblar.
- Es patético, pero aún ahora, no es nada bueno. En lugares cerrados, sobre todo si esta oscuro o algo por el estilo, tengo problemas para respirar, empiezo a sudar frío. Y el temblor no parará en un buen tiempo.
Tomó un breve momento de silencio.
- No hay nada que alguien pueda hacer.
Entonces ella interviene.
- No es para nada patético. Sólo fue porque te pasó algo aterrador y no pudo evitarse.
Luego él dice:
- Pensé que había mejorado, pero si no puedo arreglarlo yo mismo, seguirán este tipo de ataques.
En eso mi hermana sostuvo la temblorosa mano de él con las suyas.
- Esta bien si aún no deja de temblar. Deja que tu cuerpo haga lo que quiera. No hay nada de que avergonzarse, sólo relájate.
Él no apartó su mirada ella.
- Está bien. Podemos prender todas las luces para que tu mente esté tranquila.
No podía creer que funcionara. Pensé que era una ilusión.
- ¿Lo ves? Se detuvo.
Y alejó sus manos. Él se veía sorprendido.
- Es raro. Fue rápido.
Ella sonríe.
- ¿Tiene sed? Le traeré un poco de agua.
Y ella se dirige al tocador que tenía una tetera encima, pero después ella dice que es mejor un té y él estuvo de acuerdo. (Él tuvo curiosidad de si hizo algo mientras estaba inconsciente, la respuesta fue positiva y ella le agarró la mano)
- ¿Podrías decirme tu nombre? Yo soy Carl Rosenthal.
Reaccioné por lo que dijo. No… No podía creer lo que oía.
- Así que, un Rosenthal ¿eh?
Me puse de pie, con la cabeza baja y los puños cerrados.
- Tenía un leve presentimiento de que estuvieras aquí por las órdenes de tu padre.
Él me mira confundido.
- ¿Acaso me conoces?
Preguntó él.
- ¿Se te hace conocido el apellido "Burnsworth"?
A Carl se le abrieron los ojos por lo que escuchó.
- Onee-chan, ¿qué pasa?
Ella vuelve al cuarto.
- Para tu información, estás ayudando al enemigo de papá, Kajika. Los Rosenthal.
Ella hizo un gesto de confusión.
- Quieren arrebatar los negocios que ha logrado papá en Raginei.
Ella se pone en medio.
- Tranquila, Onee-chan.
Él mira a una y después otra.
- Entonces ustedes son...
Y le respondí:
- Sí, somos las hijas de Harry Burnsworth. Reika y Kajika.
Entonces él se levanta de la cama y se pone los zapatos.
- Debe descansar.
Le indica ella.
- No. Ya estoy bien. Gracias por su ayuda.
Aparté mi mirada.
- Yo ni siquiera iba a ayudarte, a quien deberías agradecerle es a mi hermana menor, quien no conoce la vida fuera de una isla.
Carl se dirige a la puerta sin antes decir esto:
- Algún día verán mi gratitud.
- Ahórrate tu agradecimiento. Sólo vete.
Sin pensarlo dos veces, se va al ver mi frialdad.
Pasaron unos minutos de silencio y la niña se volteó hacía mí.
- ¿Por qué te pusiste así con Carl? No hizo nada malo.
Yo me puse sarcástica.
- Ah claro, siendo tan cortes con cualquiera y sin tener una leve sospecha de que sea alguien con quien es el enemigo de papá y le quiere arrebatar todo en lo que ha trabajado, incluso en Raginei para dejarnos en la ruina.
Dije dándole la espalda a la niña.
- ¿En la ruina?
Claro, ella no sabe.
- Para dejarlo claro. Ellos en el pasado eran la empresa más conocida en el mundo. Los Burnsworth no eran tan conocidos y eran una empresa pequeña. Al ver esto, una empresa muy conocida, su director, Nelson, quiso darles una mano para que ellos pudieran incrementar más su poder. Sin embargo, mi padre pudo conseguir éxito por su cuenta y agrandar la empresa. Y una de las cosas que marcó a los Burnsworth es que desde hace 25 años que monopolizaron el mercado de petróleo en Raginei. Claro que este hombre comenzó a sentir rencor y tiene el objetivo de desacreditar a nuestro padre y destronar su imperio.
Después de explicar eso, hice una breve pausa.
- Sabes a quien me refiero, ¿verdad?
Ella niega con la cabeza.
- Aún no estoy al tanto de la empresa familiar.
Me respondió.
- Tienen el apellido Rosenthal. Y el nombre del heredero es Carl. No sólo eso: también hay tres hijas en la familia, mayores que él y tienen esa actitud de su padre, además de ser caprichosas, unas niñas malcriadas atrapadas en cuerpo de mujer adulta. Así que todo cae en los hombros del único varón de aquel hombre.
Le expliqué con gran molestia.
POV en Tercera Persona
En el palacio del príncipe Izmal.
- ¡Hola, Gregory!
El hombre con poco bigote alza su cabeza y ve quien le hablaba, aunque no tan contento.
- ¿De nuevo aquí, Eddie Roberts? Los reporteros seguramente tienen mucho tiempo libre.
Eddie Roberts era un hombre joven de piel negra, con cabello café corto y ojos oscuros del mismo color; vestido con un traje elegante con corbatín amarillo y en el bolsillo del saco, un pañuelo a juego.
- Como sea. Si el Príncipe Izmal dice que puedo entrar aquí, puedo estar aquí. De todas maneras, hay muchos problemas en Raginei ahora. Como periodista, no puedo alejar mis ojos.
Comentó Eddie al bajar las escaleras.
- Es más como si no pudieras alejar tu estómago, pues lo único que haces todo el día es comer mientras dices que estás reuniendo hechos.
El hombre con poco bigote le recordó lo que hace como trabajo.
- El sólo hecho de tratar de caminar en los zapatos de la gente de otro país, mejor aún, ¿Te importaría decirme de quién eres compañero?
Le dio curiosidad a Eddie.
- El Príncipe Izmal tiene muy mal gusto. Él debió haber pensado en un reportero decente.
Gregory se burló.
- ¿Y eso qué fue?
Eddie preguntó molesto, mientras que Eugene pasó al lado de ellos y detuvieron su discusión. Eddie quedó fascinado por la belleza de aquel hombre, hasta Gregory lo reconoció.
- Oye… ¡Oye tú, espera!
El hombre de piel oscura llamó, y el hombre de cabello rubio platino se detuvo.
- Tú eres Eugene de Volkan.
Dijo Eddie.
- Si, ¿por qué?
Preguntó Eugene.
- ¡Qué sorpresa conocerlo en un lugar como este! Soy Eddie Roberts.
Se presentó como reportero independiente del Lumiere de París.
- Ah, ¿ese periodicucho de tercera?
El hombre de piel negra se rio.
- Es bastante rudo. Me pone en una situación difícil.
Eugene no entendió a que se refería de lo último. Eddie se le acerca y dice:
- Así es. Usted no es como el típico hombre bien parecido. Lo he estado siguiendo. Cuando mueren las chicas con las que sale, le es más difícil limpiar eso que a un chico con amoríos normales, ¿no cree? Llegado a ese punto, había presión de arriba para ponerle un alto. Nunca llegue a conocerlo en persona.
En eso, Eugene le interrumpe.
- Me cansé de esta conversación.
Y sigue subiendo las escaleras, pero el hombre afroamericano lo sigue.
- Oye espera, ¿Vino a espiar al Príncipe Izmal? No sé que le estarán dando los Burnsworth, pero no es suficiente.
El hombre de cabello rubio platino se detuvo mientras seguía escuchando al periodista.
- Su relación con los Burnsworth es de conocimiento público.
Entonces Eddie se pone en frente de él.
- ¿Lo entiende? Este es el cuartel general de los Rosenthal.
Eso llamó la atención a Eugene. Claro que él sabía sobre la enemistad entre esas familias.
- Por medio año he estado siguiendo la historia de la discordia de la familia real de Raginei. Gracias a usted, el Lumiere de París me echó. Así que mi vida periodística depende de este material.
Entonces Eddie se acerca un poco más y le susurra.
- Si está interesado, puedo ofrecerle una parte...
Eugene le pregunta sobre la parte que tiene.
- Le diré quién manda en realidad en esta casa.
Pero le dió una condición, porque no todo podía ser gratis. Eddie pidió tener una entrevista con el Príncipe Rumati.
- Eddie, no soy prejuicioso, pero... Sí discrimino, ignoro a los hombres excesivamente amables que tienen un feo esmoquin.
El periodista se molestó, y lo último que le dijo Eugene fue que era un grosero y continua con su camino, ignorando las protestas del hombre afroamericano. Lo que ninguno sabía es que Gregory los siguió y estaba oculto en uno de los pilares.
En una de las habitaciones se encontraban muchos invitados y claro que el mismísimo príncipe Izmal, quien lo estaba disfrutando; pero fue interrumpido por murmullos que se oían alrededor.
- Su Alteza. Mi nombre es Eugene de Volkan. Fue un honor recibir una invitación para esta noche, muchas gracias.
Dijo el joven Volkan.
Izmal al ver su rostro, quedo encantado y le pidió a la mujer que estaba en un lado del sofá que se moviera, ella al principio no entendió, hasta que Izmal le exigió que le diera su lugar al invitado: lo cual la mujer terminó cediendo, sólo para no hacer enojar al anfitrión.
- ¡Que alegría que haya podido venir desde tan lejos! ¡Siéntese aquí! Tiene mi permiso.
El príncipe dió unos golpecitos en el asiento vacío.
- Será un honor.
Eugene accedió y se acomodó en el asiento. En eso, Izmal comenzó a alabarlo.
- Que cabello rubio platinado tan excelente...
Lo que hizo que Eugene le preguntara que si le gustaría tocarlo, y era más que bienvenido en hacerlo, cosa que el príncipe Izmal no pudo resistir.
No tan lejos de ellos, Gregory hablaba con otro invitado: ya que si hay alguna persona que sea única, el no pierde la oportunidad de quedar fascinado, como si los mismos dioses hubieran creado al individuo.
- ¿Qué hay de Carl?
Preguntó Gregory.
- Aún no sabemos de él.
Respondió el hombre de lentes, lo cuál Gregory le pidió que a cierta persona le preguntara por las instrucciones.
Cuando ese hombre se fue, notó la presencia de Eddie, que estaba viendo a Eugene conviviendo con el Príncipe Izmal.
Pov de Reika
El silencio fue interrumpido por la voz de Toranosuke.
- ¡Hola, ya regresé! Tuve problemas en encontrar un doctor... ¿Eh? ¿Y el paciente?
Suspiré pesadamente y respondí:
- Ya se encontraba mejor. Se fue hace rato.
Traté de estar lo más calmada que podía, ya que aún estaba molesta de que ayudamos a alguien que es hijo de alguien que odiamos.
- Lamentamos mucho que haya venido aquí. Disculpe las molestias.
Me excuse con el doctor.
- No se preocupe, señorita. Estoy feliz de escuchar que se siente mejor.
Y con eso, el doctor se fue. Hubo un momento de silencio, hasta que mi hermana habló.
- Bueno, ya se hizo un poco tarde. Vayamos a la casa del Embajador.
En serio que está niña no sabe cuando detenerse a tomar aire.
- ¿Qué? ¿Ahora?
Hasta que finalmente ella le mostró a nuestro guardaespaldas la tarjeta se presentación de nuestro padre.
- Yo iré con ella si ya te cuesta trabajo, Toranosuke. Ya tengo más que suficiente con un problema.
Le dije.
- Iré, que si iré!
El chico claro que no quería quedarse sólo. Pero mi mente se encontraba sumergida en un pensamiento: ¿Qué es lo que estará haciendo ahora Eugene?
Pov en Tercera Persona
- Hoy fue la noche más divertida que he tenido en mucho tiempo. Puedes quedarte está noche, Eugene.
Izmal le hizo la invitación y el joven Volkan le agradeció la oferta, pero tenía que marcharse ahora.
- Quiero contarle a mi padre de inmediato que tuve el honor de conocer a su alteza. Aunque nuestro grupo Volkan quiere avanzar en los acuerdos con Raginei, hay serias dificultades. Justo cuando estábamos preparando los avances, hubo este asunto del Golpe de estado. Mi padre también se preocupa sobre qué tan lejos debería ir con los Burnsworth.
Explicó Eugene. Izmal le pregunta si le tiene rencor a los Burnsworth.
- Sí. Un gran acuerdo.
Mintió Eugene.
- Ese es un punto que me gustaría discutir contigo más adelante ¿Qué tal mañana?
Dijo el muchacho.
- Lo visitaré mañana.
Acordó Eugene, estrechando su mano e Izmal hizo lo mismo.
- ¡Asegúrate de venir!
Ya después de despedirse del príncipe, iba bajando las escaleras hacía la entrada principal, sumergido en sus pensamientos.
- "Si no lo estuviera haciendo por mi Reika, mi pequeño pétalo, preferiría morir antes que hacer este papel."
De pronto, oyó una voz.
- ¿Ya se va a casa, Volkan-kun?
Eugene abre los ojos y voltea la cabeza a donde se oía la voz. Era Gregory.
- Aún no conoce a la persona más importante.
Entonces se acerca más al joven.
- ¿Qué piensa? ¿Le muestro el camino?
El hombre de pelo castaño beige se ofreció para llevarlo con esa persona.
- ¿La persona más importante?
Preguntó Eugene.
- El príncipe Izmal hace cualquier cosa que esta persona le diga. De hecho, son los líderes de este estado.
Aclaró Gregory.
- "¿Es la persona sobre la que me contó Eddie?"
Esa duda invadió la mente del joven peli rubio platino.
- Podría decir que no quiero conocerlo, pero... no importaría, ¿cierto?
Se dio cuenta de que había otros tres hombres rodeándolo.
- Lo entiende entonces. Y no nos hará pasar ningún problema.
Gregory sonrió gustosamente, aunque con algo malicia.
- Aún más importante: esa persona odia esperar.
Eugene estaba molesto, pero sabe que no tiene opción. Caminaron por un rato hasta que se detuvieron en cierta puerta.
- Aquí estamos. Entre.
Al ver que la expresión de Eugene no cambia, lo tranquilizó diciéndole que al conocer y hablar un poco con esta persona, podrá irse a casa, mientras no la haga enojar. Lo último confundió a Eugene: ¿entonces la persona que tenía que conocer era una mujer?
Sin nada que decir, abrió la puerta y en el balcón pudo ver la silueta de ella.
- Tú, acércate.
- "Una voz aguda. La voz de una chica joven."
En eso, Eugene camina algo cauteloso, como tratando de analizar a la chica.
- Vendrías a un lugar como este por una de las chicas Burnsworth. En un verdadero tonto, ¿verdad, Eugene?
Y ella puso su mano izquierda en la mejilla del muchacho.
- ¿Tú quién eres?
Las nubes que cubrían la luna, poco a poco comenzaron a moverse por el el viento.
- Soy la cuarta en línea para el trono de Raginei.
Y la luz de la luna alumbró a la joven completamente: de piel en tono medio, los ojos escarlata, con vestido blanco y una tela que cubría parte de su cabeza, pero que se podía ver todo el rostro.
- Najayra.
Hola lectores. Lamento muchísimo la demora. Como estoy igual trabajando con mis otros fanfics y los crossover que ya tienen especial y les invito a qué los lean. No olviden seguirme para estar atentos a cuando suban nuevo capitulo.
¡Que hayan tenido una feliz Navidad (aunque lo diga ahora) y que tengan un feliz año nuevo.
