Disclaimer: La historia original de Ranma ½, sus personajes y sus derechos pertenecen a la grandiosa Rumiko Takahashi, quien nunca nos complació con un beso real entre nuestros protagonistas, por lo que todos nos hemos visto obligados a hacer catarsis y canalizar nuestros deseos frustrados a través de estas historias. No pretendo hacerme millonaria ni lucrar de esto, simplemente entretener a los lectores y homenajear a la gran —aunque cruel— Rumiko.
Desierto Salvaje
Capítulo I:
"La víspera"
En un avión que sobrevolaba China, sentado junto a la ventana en uno de los asientos de primera clase, Ranma Saotome se encontraba inmerso en una lectura en su iPad, mientras los colores del atardecer se colaban a través de la ventanilla del avión.
Se dirigía a Tokio para la lectura de guion de Días de Sombra, la tercera película de la exitosa saga Desierto Salvaje, dirigida por el aclamado Tatsuyuki Kuno.
A Ranma las lecturas de guion lo ponían un poco nervioso. Era el momento donde se definía si el texto cambiaba o evolucionaba, si había fallas en la continuidad del guion, si había cambios de último momento en cuanto a la trama o a los personajes. Además, era el momento en la preproducción de toda película o serie en el que el elenco y el equipo de producción se conocía por primera vez (si nunca habían trabajado juntos). Todos esos elementos lo emocionaban, pero también lo inquietaban ya que era el primer paso antes de sumergirse en el rodaje.
En esta ocasión en particular la emoción era mucho mayor, pues se trataba de una película que Ranma llevaba más de un año deseando filmar.
Aproximadamente dos años y medio atrás, cuando el reconocido director Tatsuyuki Kuno lo llamó para decirle que deseaba trabajar con él en el que era el proyecto más ambicioso y creativo de su carrera, Ranma ni siquiera se lo pensó dos veces antes de decirle que sí. Kuno era, probablemente, el mejor guionista en la historia del cine japonés, así que Ranma tenía la certeza de que la historia sería buena; pero, si además el tipo le decía que era un proyecto ambicioso y creativo a nivel de dirección, no tenía nada qué pensar. Una hora después, el actor recibió el contrato de confidencialidad en su correo; y dos horas más tarde, el guion de la película. Y vaya que la historia era buena.
Ambientada en el viejo oeste en 1900, Desierto Salvaje contaba la historia de Grant, un joven huérfano que creció en el seno de una pandilla de naturaleza nómada, que lo rescató y lo crio. Al crecer rodeado de un grupo de criminales que vivía como una especie de clan o gran familia que se buscaba la vida a través de actos delictivos, Grant aprendió de ellos los conceptos de supervivencia, lealtad, honor y valentía. A medida que fue creciendo, la moralidad empezó a jugar un papel importante en su vida y en sus decisiones, por lo que le propuso a Archie, su mentor y líder de la pandilla, que debían encontrar la redención de sus vidas pecaminosas robando únicamente a los ricos para dar a los pobres. Grant sabía que Archie tenía una visión anarquista y soñaba con una utopía salvaje libre de las presiones y nuevas normas sociales, así que no fue difícil convencerlo.
Durante varios años, aquella fue la filosofía de la pandilla, o eso creyó Grant, hasta que poco a poco fue dándose cuenta de que su líder no era más que un hombre ruin, cruel e hipócrita, que se escudaba de sus discursos de Robin Hood para ocultar su naturaleza ambiciosa y megalómana. Y cuando se enteró de que la pandilla pensaba asaltar e invadir el rancho de una familia inocente para quedarse con su propiedad, Grant supo que su tiempo con la única familia que había conocido en su vida había llegado a su fin. Pero ¿cómo se le dice adiós a la única familia que has tenido? ¿Cómo se le da la espalda a la gente que te salvó y te dio todo lo que tienes? Y lo más difícil todavía ¿cómo se deja atrás algo de lo que formaste parte durante toda una vida?
Tras leer el guion completo, a Ranma le surgió una duda: ¿la película tendría continuación? El final era, más que inconcluso, abierto y desesperante.
Fue entonces cuando el director Kuno le informó que la película no tenía una sola continuación, sino tres películas más que completaban la historia, pues era una saga de cuatro filmes; no obstante, Ranma no tenía un papel en la segunda entrega, pues ésta era protagonizada por una mujer.
Tormenta de Arena, el segundo largometraje de la saga recibió todavía mejores críticas que su predecesora, siendo aclamada internacionalmente en numerosas premiaciones y festivales. Tal y como Kuno le había informado a la mayoría de los actores de Desierto Salvaje, en esta segunda entrega no aparecían los mismos personajes de la primera (salvo por una excepción); de hecho, a priori la historia de Tormenta de Arena parecía no tener nada que ver con Desierto Salvaje, más allá de estar ambientadas en la misma época. Tormenta de Arena contaba con la actuación estelar de Akane Tendo en el papel de Kika, un personaje que se robó el corazón de todos los japoneses. Kika era una joven mujer muy adelantada a su tiempo, pues a pesar de estar felizmente casada era independiente y poseía un temple casi inquebrantable, hasta que un evento hace que su vida dé un trágico giro de ciento ochenta grados.
El director Kuno había escrito una saga de cuatro películas que contaba una historia tan poderosa como desgarradora, pero que además tenía una modalidad poco utilizada en el cine: las historias de las dos primeras películas parecían no tener nada que ver la una con la otra, hasta que el final de la segunda develaba el punto de no retorno donde ambas historias se conectaban. Y ahora se rodaría la tercera entrega de la saga, en la cual Ranma Saotome y Akane Tendo compartirían pantalla, pues los destinos de sus dos magníficos personajes se unen de forma inevitable.
Hasta ese momento, Ranma no había tenido la oportunidad de trabajar con Akane Tendo en ninguna serie o película, y aunque habían coincidido en alfombras rojas, premiaciones y eventos del gremio artístico, realmente no habían intercambiado palabra más allá de un hola o una sonrisa en la distancia.
Él siempre la había admirado como profesional, ya que era una actriz muy talentosa y multifacética, capaz de dar vida a los personajes más complejos e interesantes. Deseaba conocerla y trabajar con ella, pues estaba seguro de que había muchas cosas que podía aprender de su compañera. Ranma se consideraba un buen actor, y los críticos coincidían con él, pero lo cierto es que Akane estaba en otra categoría: ella había nacido para ser una estrella de cine.
En aquel momento, se encontraba leyendo algunas de las críticas y reseñas sobre Akane de expertos en cine. Era difícil encontrar alguna que fuera negativa o que pusiera en tela de duda su talento. Y cuando decía difícil, quería decir imposible. Akane tenía un don al alcance de pocos actores, y no había papel que le quedara corto; de hecho, en ocasiones ocurría lo opuesto. Por ejemplo, alrededor de cuatro años atrás, actuó en un blockbuster de esos que cuya trama es bastante pobre, pero que la gente va a ver por la cantidad de efectos, escenas de acción y todo el marketing alrededor. Y aunque las críticas destrozaron la película, todas coincidían en lo mismo: Akane Tendo era lo único bueno y rescatable del filme. A Ranma le llamaron la atención dos reseñas en particular:
«La película se hace tolerable únicamente por la gran actuación de Tendo, a quien ni el guion ni el trabajo de sus compañeros le hacen justicia».
«Ni siquiera una actriz tan polifacética y talentosa como Akane Tendo puede salvar un guion tan pésimamente escrito, aunque no puede decirse que no lo intentó».
Él mismo había visto la película y le había parecido bastante sosa, excepto por aquellas escenas en las que Akane era el centro de atención. La chica tenía un campo magnético que trascendía la pantalla, haciendo que los espectadores conectaran rápidamente con los personajes que interpretaba. Era… similar al encanto de actrices como Marilyn Monroe o Audrey Hepburn, un carisma que envolvía al espectador de tal manera que era imposible no enamorarse un poco de ella al verla actuar.
Luego estaban las críticas a su papel como Kika, la protagonista de Tormenta de Arena. Los comentarios de los expertos eran reverencias a Akane:
«La actuación de Tendo te dejará sin aliento».
«Es probable que estemos ante la mejor actriz de su generación».
«No se había visto una interpretación tan magistral y cruda desde Hilary Swank en Million Dollar Baby».
«...no se trata de una competencia, pero en el podio solo hay tres puestos, y, de momento, Akane Tendo ocupa los tres».
Ranma había visto Tormenta de Arena y lo cierto es que había sido difícil despegar los ojos Akane. El personaje de Kika se había robado el corazón del país entero, incluido el suyo. Recordaba haber sonreído en varias escenas, pero también haber derramado algunas lágrimas viendo a Kika arrodillada en medio de un charco de sangre y barro rojo, mientras una suave y triste llovizna caía sobre su cuerpo delgado y trémulo.
Y luego estaba aquella reseña en la que Ranma no podía dejar de pensar, pues se planteaba el mismo problema que aquel crítico de cine que no solo alababa el trabajo de Akane en Tormenta de Arena, sino que se rendía ante su carrera entera:
«...el único problema que tiene la joven Tendo, su único defecto, es que sus contrapartes masculinas se enfrentan siempre al mayor reto de sus carreras: hacerle justicia a la grandeza de su compañera. Y la mayoría fracasa en el intento».
Ranma sabía que él era un buen actor, pero también era consciente de que el rango de interpretación de Akane era mucho más amplio que el suyo. Akane y él eran como Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, en cuya analogía Ranma era el futbolista portugués y Akane el argentino. Él era como Cristiano, un tipo que tenía talento, sí, pero cuyo éxito estaba basado en su esfuerzo y trabajo duro, en horas de entrenamiento y sacrificio, en el compromiso profesional de ser siempre el mejor y dar lo mejor de sí mismo para ganar; y todo ese esfuerzo, todas esas horas dedicadas a entrenarse, a aprender, a mejorar, se traducen en una grandeza al alcance de pocos. Akane, en cambio, era como Messi: había nacido con un don con el que muy poca gente llegaba al mundo; su talento era innato, por lo que con tan solo un poco de aprendizaje y entrenamiento era capaz de lograr cosas que otros no podrían ni aunque dedicaran su vida entera a ello. Akane era un delfín en el agua; Ranma, un buzo con el mejor entrenamiento y equipo del mundo. Y debía reconocer que aquello lo asustaba a veces, pues temía no ser capaz de estar a su altura cuando compartieran pantalla.
—¿Fan de Akane Tendo?
Ranma salió de su estado de concentración al escuchar la voz del hombre que estaba sentado junto a él. De pronto, volvía a estar en el avión que lo llevaba a Tokio. El pelinegro se giró para mirarlo y se fijó en que el tipo tenía los ojos puestos en la pantalla del iPad de Ranma, probablemente leyendo aquel artículo sobre los múltiples talentos de Akane Tendo.
—Algo así —contestó discreto, no estando seguro de si quería entablar una conversación con un extraño en aquel momento—, ¿tú?
El tipo asintió con la cabeza.
—No sé si fan, pero definitivamente admirador. —Contestó tranquilo—. Es muy talentosa y además es una mujer hermosísima. Me topé con ella hace un par de años en el estacionamiento de un restaurante... me impresionó que fuera más guapa en persona de lo que se ve las películas. —Esbozó una sonrisa de adolescente enamorado—. Fue difícil dejar de pensar en ella durante el resto del día.
Ranma sonrió con complicidad, entendiendo perfectamente aquel sentimiento. Sí, a él también le había ocurrido aquello más de una vez con mujeres a las que consideraba preciosas. Pero, en aquel caso particular, el joven actor podía darle la razón a su vecino de asiento. Akane Tendo era una de esas mujeres que cuando aparecía, no daba tiempo a pensar. Él recordaba perfectamente la primera vez que la había visto, cinco años atrás, en el backstage de una premiación juvenil en el que ambos fueron elegidos actores del año. El equipo de relaciones públicas del evento los juntó para que la prensa les tomara algunas fotos, tomando en cuenta que ambos habían ganado el mismo premio, y Ranma recordaba haberse quedado sin habla cuando se saludaron antes de posar para las fotos.
Eso había sido años atrás, y él podía jurar que ella solo había embellecido aún más. Tenía un precioso pelo negro que le llegaba por debajo de los hombros y unos enormes ojazos cuyo color pululaba entre el café claro y el ámbar. Esos ojos parecían no ser capaces de ocultar ninguna emoción, eran muy expresivos y estaban enmarcados por unas pestañas que bien podían ser las de una princesa persa.
Al ver que el hombre junto a él no decía nada más, sino que miraba por el pasillo, Ranma desbloqueó su iPad y terminó de leer el artículo. Luego fue 'atrás' y leyó un poco más acerca de ella en Google. De su vida personal no había demasiada información en línea, pues Akane era una de esas actrices que hacían todo lo posible por mantener su vida privada en la intimidad. Solo había un punto que había sido cubierto en gran parte por la prensa rosa japonesa: su mediática y larga relación con el vocalista de Sea of Dragons, una de las bandas favoritas de Ranma.
—Estimados pasajeros, les informamos que estaremos atravesando algunas turbulencias. Por favor, guardar sus equipos electrónicos, enderezar sus asientos y…
Ante aquel anuncio, Ranma suspiró y apagó su iPad y lo guardó en su estuche. Se ajustó el cinturón de seguridad mientras pensaba en que muy pronto estaría grabando una nueva película.
Akane salió de la consulta de la doctora Miyakoji sintiéndose todavía menos tensa que antes de entrar, pero no por ello de mejor humor.
Ve a terapia, le dijeron sus hermanas. Te ayudará a sentirte mejor.
Hasta ahora no se sentía mejor. ¿Se sentía menos confundida? Sí. ¿Estaba menos nerviosa ante algunas situaciones? También. ¿Se estaba volviendo consciente de ciertos patrones de conducta y pensamiento que tenía y que no siempre eran buenos? Claro. Pero ¿podía decir que se sentía mejor? Sí y no. Sí, se sentía mejor en cuanto a ciertas inquietudes, pero no en cuanto a un tema específico. El tema.
Quizás porque no has sido del todo honesta con la doctora Miyakoji.
Bien, tal vez no le había contado todo, pero necesitaba tiempo. Había que construir una relación de confianza. Además, Akane no estaba del todo segura de cómo poner en palabras ciertas cosas que ni siquiera ella misma entendía. Por eso había aprovechado las primeras sesiones para hablarle a su psicóloga, a quien no le gustaba que le dijeran doctora porque técnicamente no lo era, sobre otros temas como su familia, la relación con sus padres y todas esas cosas que los psicólogos preguntaban en las primeras sesiones para conocer mejor al paciente y entender de dónde venían todas sus… sus… ¿sus qué? Sus inquietudes, por llamarlo de alguna forma.
Así era como Akane dividía sus malestares: las inquietudes, de las que podía hablar (aunque evitaba hacerlo) y El Tema, el cual no era pronunciado jamás y ella evadía a toda costa.
Tras subirse a su coche, chequeó su móvil. Tenía dos llamadas perdidas de su hermana Nabiki y también varios mensajes de WhatsApp. Uno era de Akari, una amiga, y los demás de Nabiki. Su hermana le decía que la llamara en cuanto se desocupara porque tenía algo importante que decirle —una buena noticia— y quería hablar con ella pronto. También le había enviado un audio de cinco —¡cinco!— minutos.
Akane no entendía por qué Nabiki insistía en mandar notas de voz tan largas cuando ella sabía que su hermana menor no solía escucharlas completas. Decidió ignorarla por el momento, ya la llamaría luego. A Akari, en cambio, le contestó para preguntarle qué tal había ido su concierto en París.
Le gustaba pasar tiempo con sus seres queridos y su familia antes del inicio de un rodaje. Y esta vez era todavía más importante, pues la última parte de la filmación de la película sería fuera de Japón, en Estados Unidos, más específicamente en el sudoeste del país norteamericano. Akane debía admitir que estaba muy emocionada ante la oportunidad de volver a aquella parte de la geografía estadounidense, pues le parecía una maravilla de la naturaleza. Pero… también debía reconocer que estaba algo nerviosa, porque el sudoeste de Estados Unidos estaba muy cerca de…
No, no es momento de pensar en eso.
Rápidamente, ahuyentó los pensamientos que amenazaban con instalarse en su cabeza —esos de los que no le había hablado a Miyakoji— y decidió escuchar el mensaje de voz de su hermana mientras conducía.
—Te estuve llamando, pero no contestas, así que te dejo un mensaje, ¡y más vale que lo escuches completo! Me parece una desfachatez que una persona se tome el tiempo de enviarle un audio a otra y esa no tenga la amabilidad de escucharlo, ¡por pura cortesía! Además, tú sabes que siempre que yo te envíe un audio, es porque tengo algo importante que decir… ¡y porque no me coges el teléfono! Que ya sabes que yo siempre llamo antes de enviar audios.
Akane rodó los ojos y sonrió. ¿Por qué no iba al grano y ya? Nabiki siempre se quejaba de la gente que la hacía perder el tiempo y, sin embargo…
—… y además llamé porque mañana tienes la lectura de guion de Días de Sombra a las dos de la tarde, pero también la sesión de fotos con Harper's Bazaar a las diez y media. Sí, ya sé, el tiempo te va a quedar muy justo, ¡pero esta entrevista era muy importante y las fotos van a quedar preciosas! Jamás hubiera perdido la oportunidad de ver a mi hermana fotografiada por Zhang Jingna...
¡Las fotos! Akane lo había olvidado por completo. La lectura de guion no, pues era una de las cosas que más disfrutaba de la producción de una película, pero se había olvidado de la sesión...
—…ya sabes que ellos son un encanto, no como los ridículos de los hermanos Brontë, a esa gentuza no la soporto. El caso es que he coordinado con Sayuri Hiramatsu, ¡qué chica encantadora! La adoro, deberías invitarla a cenar, Akane. Bueno, he coordinado con ella para que vaya a buscarte personalmente a la sesión de fotos...
Sayuri Hiramatsu era la productora de las películas de la saga Desierto Salvaje. Era sólo dos años mayor que Akane y ya tenía una gran reputación en el mundo del cine. A Akane le agradaba porque era una persona muy humana y cercana sin ser invasiva o inapropiada. Era accesible y al mismo tiempo sabía guardar las formas. No pudo evitar sonreír ante el hecho de que su hermana la hubiera convencido de pasarla a buscar para llegar juntas a la lectura del guion.
—Eres una excelente representante, Nabiki Tendo —se dijo a sí misma.
Cuando Akane comenzó a hacerse famosa —verdaderamente famosa— los grandes contratos y propuestas no tardaron en llegar, haciendo que la joven actriz se sintiera un tanto abrumada por la cantidad de decisiones importantes que debía tomar. Así fue cómo acudió a la persona que más sabía de negocios y dinero que ella conocía: su hermana Nabiki.
—...también debes revisar tu correo. Te he enviado algunas cosas que creo deberías ver antes de conocer a tu co-prota mañana. "El caballo salvaje". —Su hermana soltó una carcajada ante aquel apodo y Akane también sonrió ante el sobrenombre que la prensa nipona le había puesto al actor desde muy joven—. Ya sabes que para mí es importante que te informes un poco de quiénes son tus compañeros antes de cada rodaje. He escuchado cosas muy buenas acerca de Saotome, así que no tienes nada de qué preocuparte, solo te pido que no te quedes con lo que te envío, ¡debes conocerlo más a fondo! Es bueno que te lleves bien con él porque eso hará que sus escenas juntos sean mejores. En fin, eso es todo… ¡pero igual me llamas cuando oigas el audio! Adiós hermanita, ¡te quiero!
Akane terminó de escuchar el audio con una sonrisa en el rostro, mientras entraba al estacionamiento de su edificio, en una de las zonas más exclusivas de Tokio. Aparcó su BMW X1 en su estacionamiento asignado y se bajó del coche cogiendo su bolso de deporte, pues había ido al gimnasio antes de su cita con Miyakoji. Cuerpo sano, mente sana.
Se dirigió al elevador, marcó su piso y acercó su llave al lector. Una de las cosas que más le gustaba de su edificio era que el elevador se abría directamente en cada apartamento, por lo que solo había uno por planta. Eso garantizaba mayor privacidad, algo muy importante para una famosa actriz como ella. Akane valoraba la intimidad porque sabía que, cuando la perdías, el precio a pagar era muy alto. Por eso se había esforzado siempre por mantener su vida privada alejada del escrutinio público, y aunque sabía que no siempre era posible, evitaba a toda costa revelar de forma innecesaria detalles demasiado íntimos sobre sus relaciones y su vida.
El ascensor se detuvo en el piso catorce y Akane abrió la puerta de su apartamento. Se quitó las zapatillas que llevaba puestas, dejó las llaves y las gafas de sol en la mesa junto a la entrada y se dirigió a su habitación para deshacer la bolsa de deporte. Mientras lo hacía, recordó la última parte del audio de su hermana, así que abrió el email que Nabiki le envió: consistía en una serie de capturas de pantalla e hipervínculos de artículos de prensa rosa y farándula en los que Ranma Saotome era el protagonista. Akane alzó las cejas con interés al ver la primera captura.
«El caballo salvaje suelta sus riendas».
Era un mugshot de Ranma a los veinticuatro años, tras ser arrestado por ir a exceso de velocidad y por resistirse al arresto en el momento de su detención.
«Saotome: el alma de la fiesta».
La segunda captura se trataba de una imagen de Ranma en claro estado de ebriedad y euforia saliendo de una discoteca abrazando a Shampoo Sakuma, una famosa cantante japonesa, y a Mousse Seki, un actor que había sido compañero de elenco de Ranma en una exitosa serie juvenil de hace varios años.
«Ranma Saotome llama 'boomer retrógrada' a Yoshiro Ito».
Akane no pudo evitar reírse ante ese último, pues recordaba haber leído los titulares de prensa cuando el hecho ocurrió, cinco años atrás.
Yoshiro Ito era un director de la ola clásica del cine japonés. Todas sus películas tenían la misma fórmula: eran protagonizadas por hombres y las actrices que solían aparecer eran jóvenes y guapas, con pocos diálogos en los que normalmente hablaban de hombres. Ito era conocido por criticar el feminismo y cualquier movimiento, idea o proyecto que le diera demasiadas libertades o poderes a las mujeres. De hecho, había dicho públicamente en una entrevista que le parecía bien que Japón fuera uno de esos países en donde las mujeres aún no se atrevían a exigir mayor representación en el mundo del cine. «¿Para qué queremos directoras mujeres si hemos vivido bien durante décadas con directores hombres?» Las reacciones no tardaron en aparecer, pero la más destacada fue la de un joven y talentoso actor de veintitrés años que alegó que nadie debía hacer caso a esas declaraciones porque Yoshiro Ito era «un viejo casi decrépito al que le aterroriza que una mujer pueda hacer una película porque sabe que será mejor que la suya, y su frágil masculinidad jamás lo soportaría». Ito le respondió diciéndole que era un muchacho malcriado y altanero, y aseguró que jamás le daría un papel en ninguna de sus películas. Ranma, por supuesto, no se cortó al responderle: «No me interesa trabajar en ninguna película rancia escrita por un boomer retrógrada».
Saotome era conocido por sus posturas directas, pero también porque no le importaba guardar las formas con tal de expresar lo que pensaba, en especial si estaba en contra de algo o alguien. Opiniones controversiales, enfrentamientos con otras personas famosas, arrestos por exceso de velocidad, borracheras públicas, nudismo parcial, relaciones sonadas. A pesar de su lado controversial, el público adoraba a Ranma Saotome por dos motivos: (1) era una persona cercana y con un gran don de gentes, (2) era un hombre auténtico y transparente que no pretendía ser alguien más para agradar a nadie: lo que ves es lo que hay.
Por si fuera poco, el tipo era un completo bombón. Un metro noventa, cuerpo musculoso y bien definido, pelazo negro a la altura de los hombros, rostro que era la mezcla perfecta entre masculinidad y belleza: mandíbula y mentón de acero, gruesas cejas negras, ojos azules como el mar, pestañas larguísimas y oscuras, labios atractivos y carnosos. Akane algunas veces tenía dudas entre qué era lo que a la gente —y a la prensa— más le gustaba de Ranma: su físico imponente o esa personalidad que llamaba la atención de cualquier persona.
Ranma era una especie de enfant terrible, talentoso y precoz, que parecía haber vivido más de siete vidas en una sola. Su imagen y reputación contrastaba con la de Akane, quien era una figura pública cuya vida fuera de la gran pantalla estaba alejada de escándalos. Y no porque no los hubiera, pero ella se había encargado de que no salieran a la luz.
Akane estaba de acuerdo con Nabiki, era importante llevarse bien con su compañero para hacer que el rodaje fuera ameno y además para que su buen trato pudiera traducirse en una buena química en la pantalla. Solo esperaba que no fuera un completo patán, ni tampoco un pervertido o un aprovechado…. aunque de eso no había nada. Normalmente, cuando un actor era muy machista, acosador o mano suelta, siempre se escuchaban rumores y comentarios entre las actrices. Pero Akane jamás había escuchado algo así de Ranma, lo cual era indicador de que era un tipo decente.
Se metió al baño para darse una ducha y salió justo a tiempo para contestar su móvil.
—¡Ryoga! —Dijo animada—. ¿Cómo estás? ¿Listo para mañana?
—Hola, Akane, ¿muy bien y tú? —Su voz también sonaba de buen humor—. Sí, estoy listo, ¡emocionado, de hecho! Estoy seguro de que esta película será un éxito.
El único actor que aparecía tanto en Desierto Salvaje como en Tormenta de Arena era Ryoga Hibiki. Era precisamente en la escena donde su personaje aparecía en la segunda película, casi al final, cuando los espectadores podían hacer la conexión entre las dos historias. Akane y él se habían conocido en el rodaje de un blockbuster que fue destrozado por la crítica, pero que mucha gente fue a ver por el reparto y el marketing. Los dos actores congeniaron durante el rodaje y pronto se hicieron muy buenos amigos.
—Ojalá que sí, Ryoga —comentó ella con una sonrisa—, yo también estoy emocionada por el inicio del rodaje, ya sabes que me encanta trabajar con Kuno.
—¡Kuno es un dios! —Akane casi podía escuchar su sonrisa—. Y para que sepas, he estado estudiando el mapa de Estados Unidos. Así, cuando lleguemos, me sentiré muy bien ubicado.
Akane se rio. Ryoga podía memorizar un guion entero en muy poco tiempo, era excelente siguiendo las indicaciones de los directores y además era bueno improvisando, pero el pobre no era capaz de ubicarse en un espacio de más de cuatrocientos metros cuadrados.
—Pero, en realidad no te llamaba por eso, sino para preguntarte si quieres cenar esta noche conmigo y Ranma.
Ella entró a su vestier y abrió el cajón donde guardaba su ropa interior.
—Ranma… ¿Saotome? —Preguntó sacando un conjunto de braga y sujetador.
Akane sabía que Ryoga era amigo de Ranma Saotome desde que ambos actuaron juntos en una serie policial muy exitosa.
—Sí, claro, ¿qué otro Ranma conoces? —Ryoga se rio—. Sé que es de último minuto, pero justo hablé con él que acaba de llegar de China y quedamos. O si te viene mejor, podemos quedar para beber algo más tarde.
—No estoy segura si puedo, Ry. —Miró la pantalla de su móvil—. Quedé de ir a ver a mis padres y a veces las cenas con ellos se extienden, pero ¿te parece si te voy avisando?
—Claro, no hay problema. Disfruta de tu familia hoy, un beso.
Akane se despidió de su amigo y cerró la llamada, pensando en que sí tenía ganas de cenar con él, pero también le hacía mucha ilusión compartir con su familia. Ya tendría tiempo de estar con Ryoga durante el rodaje de la película.
Ranma salió del aeropuerto acompañado de su mejor amigo, Mousse Seki, quien había ido a recogerlo.
Los dos actores se conocieron cuando tenían diecisiete y dieciocho años, respectivamente, en la grabación de Chica Curiosa,una exitosa serie juvenil en la que Ranma tuvo su primer papel como actor. Al principio pensó que la fama llegaría con el tiempo, de forma paulatina y sin demasiado brillo, pero el joven actor no contaba con que la serie sería un éxito internacional, siendo vista por millones de personas en toda Asia.
De la noche a la mañana, Ranma Saotome pasó de ser un completo desconocido a uno de los adolescentes más famosos de Japón. Como a la mayoría de las personas que no buscan la fama —sino que ésta llega a ellos por casualidad—se sintió totalmente abrumado ante tanta atención; su vida había dado un vuelco, ya no podía salir de su casa sin que alguien lo reconociera, le pidiera una foto, un autógrafo, una cita. Él, que ni siquiera era un chico de ciudad y que de hecho había crecido lejos de la tecnología y la urbanidad, tuvo problemas para manejar toda la presión que de pronto cayó sobre él. Fue ahí cuando Mousse Seki, quien era actor desde los siete años, lo acogió en su círculo cero y lo convirtió en su protegido, guiándolo por aquel intempestivo mundo que él no había buscado, sino que había llamado a su puerta casi por casualidad.
—¿Cómo sigue tu tobillo? —Le preguntó Ranma cuando se subieron al coche de Mousse.
—Mejor, mejor —comentó y se miró el pie izquierdo—, el ortopeda dice que me curo rápido porque los músculos y tendones están bien desarrollados y son fuertes y resistentes, pero he de reconocer que la fisioterapia ha ayudado muchísimo. —Puso el coche en marcha para salir del estacionamiento del aeropuerto—. También he evitado usar el coche manual, para no forzar el pie.
Eso explicaba que su amigo no lo hubiera ido a buscar en su habitual deportivo.
—Pero ya sabes que igual no cambiaría mi forma de trabajar por nada —dijo guiñándole un ojo.
—Ni yo —comentó Ranma correspondiendo al gesto.
Tanto Ranma como Mousse pertenecían a la casta de actores que disfrutaban de hacer sus propias escenas de acción, incluso con todos los riesgos que eso conllevaba. Un par de meses atrás, mientras Mousse se encontraban filmando las últimas escenas de un thriller psicológico, sufrió un accidente cuando cruzaba del balcón de un segundo piso a otro, cayendo al jardín y doblándose el tobillo.
Los dos amigos continuaron conversando sobre diversos temas, hasta que Mousse recordó que Ranma pronto empezaría la filmación de la tercera película de Desierto salvaje.
—¿Cuándo te vas a Arizona? —Frunció el ceño—. ¿Vas a Arizona o Nuevo México?
—Arizona, sí —respondió Ranma mientras leía sus mensajes—, eh, ¿dos meses? Algo así, no estoy seguro, tal vez menos. —Miró a Mousse de reojo—. Las primeras escenas las vamos a grabar en Japón, en el set.
—Las de exteriores son casi todas allá, ¿no?
—Sí, exacto. —Miró su móvil—. ¿Qué harás esta noche? Ryoga me está diciendo que vayamos a cenar.
Mousse negó con la cabeza.
—La última vez que salí a cenar contigo y Ryoga llegué a mi casa a las seis de la mañana, así que paso. —Miró a Ranma con gesto compungido—. Mi tobillo no aguantaría tantas horas…
Ranma se rio y negó con la cabeza.
—No, no, es solo a cenar. Tal vez a tomar algo después y ya. —Miró su pantalla—. Me dijo que va a invitar a Akane, Akane Tendo.
Los ojos de Mousse, de un color azul verdoso, se abrieron detrás de sus gafas. El actor alzó las cejas acompañando el gesto.
—Adoro a esa mujer —dijo con emoción y seriedad, como si estuviera hablando de un tema solemne—, no creo que haya una mejor actriz que ella en todo el país, ¡en todo el continente! —Se giró para mirar a Ranma, corriendo el riesgo de chocar—. Vas a conseguirme su autógrafo, ¿verdad? Tengo el póster de Tormenta de Arena, te lo daré para que ella lo firme y…
—¡Mira al frente, idiota! —Exclamó Ranma intentando disimular la risa que le causaba ver a su amigo actuando como todo un fan—. Nos vas a matar y no podré darte tu autógrafo.
Mousse dejó de mirar a su amigo y posó sus ojos en la carretera. Ranma suspiró aliviado y negó con la cabeza. A pesar de tener toda una vida actuando, Mousse era una persona como cualquier otra, que también se emocionaba ante la posibilidad de conocer a sus actores favoritos.
—Te puedo conseguir un autógrafo, pero no será hoy… aún no conozco a Akane y no sería apropiado que se lo pidiera. Ni tampoco mañana en la lectura del guion.
—Está bien. —Contestó resignado—. Igual, si la conoces y ves que es muy seria o antipática, no se lo pidas, así te evitas una situación incómoda.
Ranma asintió con la cabeza y le escribió una breve respuesta a Ryoga, diciéndole que le confirmaba para la cena de esa noche.
—Ryoga dice que Akane es un poco seria al principio, pero que es muy amable y una persona fantástica —explicó Ranma—, así que seguro nos llevamos bien rápido y le pido el autógrafo para su mayor fan. —Batió sus pestañas en un gesto coqueto y burlón, haciendo que Mousse se riera.
—Es fan de Shampoo —dijo Mousse—, tal vez podrías romper el hielo hablándole de ella.
—¿En serio? —Frunció el ceño—. ¿Cómo lo sabes?
Mousse le explicó que había visto una entrevista donde varios artistas decían cuáles eran los cantantes o bandas que más escuchaban, y Akane había respondido adoraba la música de Shampoo, sobre todo al hacer ejercicio porque la motivaba.
—Okay, podría hablarle de eso.
Shampoo Sakuma era un año menor que Ranma y también había actuado con él en Chica Curiosa, la serie juvenil en la que él y Mousse se conocieron. De hecho, el personaje de Shampoo había sido el interés amoroso del de Ranma, formando una pareja que el público japonés consideraba una verdadera OTP. Tras el final de la serie, alrededor de cuatro años después de su estreno, Shampoo puso en pausa su carrera de actriz y se dedicó a la música. Hoy día era una gran estrella pop.
Poco después, Ranma notó que su amigo no tomaba la ruta habitual hacia su casa.
—¿A dónde vamos? —Preguntó frunciendo el ceño.
—A ver a tu madre —dijo Mousse de forma casual.
Ranma acentuó su ceño fruncido y miró a su amigo sorprendido y extrañado.
—¿Perdón?
Mousse suspiró.
—Mientras estuviste en China terminando de grabar, hablé con Nodoka y me dijo que te echaba mucho de menos y que...
—Lo sé, lo sé. —Ranma se sintió culpable por haber descuidado la relación con su madre en los últimos meses. Ella era su única familia, una mujer amorosa y comprensiva y nada demandante, simplemente disfrutaba de pasar tiempo con su hijo—. Es que… le prometí que nos iríamos de viaje este año y hasta ahora no he podido. Y ella no me lo dice, pero sé que a veces piensa que me olvido de ella. Y antes de verla quería tener la certeza de que sí podremos irnos, aunque sea unos días a algún lugar para darle la sorpresa.
—Por eso yo le prometí que te llevaría directo a sus brazos tras buscarte en el aeropuerto, y estoy cumpliendo mi promesa. —Le guiñó un ojo y Ranma no pudo evitar sonreír.
Pero detrás de la sonrisa de Ranma, había otra cosa. En realidad, la razón por la que había estado posponiendo la visita a su madre no era solo porque quería llegar con buenas noticias acerca de sus vacaciones juntos, sino por otro motivo. En los últimos meses, el nombre de Genma Saotome, que durante años se mantuvo sumergido y olvidado en el más profundo de los océanos, había resurgido de forma inesperada, creando cierta tensión entre él y su madre. Ranma era consciente de que la tensión venía de él y no de ella, pero le era inevitable levantar sus barreras y ponerse a la defensiva con todo lo que tuviera que ver con su padre. Solo esperaba que, estando Mousse presente, Nodoka no pensara siquiera en mencionar a ese tipo.
Suspiró.
Algunas veces, volver a casa todavía dolía.
Akane aparcó su coche justo frente a la casa de sus padres. Se bajó del vehículo no sin antes asegurarse de que no hubiera ninguna persona indiscreta en los alrededores.
Ella todavía tenía llaves de la casa, aunque había dejado de usarlas luego de mudarse porque no le parecía correcto entrar como Pedro por su casa cuando ya no vivía ahí, incluso a pesar de la insistencia de sus padres de que la conservara; sin embargo, seguía utilizando la llave de la puerta al exterior, ya que evitaba quedarse mucho tiempo afuera por si acaso la veía a algún paparazzi. Akane podía lidiar con la prensa rosa y los fotógrafos indiscretos, pero no quería que su familia se viera involucrada en esos asuntos tan engorrosos.
Una vez dentro de la propiedad, caminó hasta la puerta de la casa y tocó el timbre. Mientras esperaba que le abrieran, se fijó en que los coches de sus hermanas estaban allí. La puerta no tardó en abrirse.
—¡Akane, mi vida! ¿Por qué no me dijiste que ya estabas llegando? —Su madre la envolvió en un cariñoso abrazo—. Así te abríamos la puerta para que te estacionaras dentro, como tus hermanas.
Ella correspondió al abrazo y estrechó a su madre contra su cuerpo, aspirando ese perfume que la hacía sentir tan segura y amada.
—No quería molestar —respondió tras darle un beso en la mejilla a su madre—, además, cuando llego sin llamar antes, me abrazas con más ganas. —Le guiñó un ojo a su madre.
Naoko Tendo acarició el rostro de su hija menor con sus dos manos y le besó las dos mejillas, mientras la dejaba pasar a la casa.
—¡Hija mía! —Soun Tendo, el padre de Akane, la saludó en cuanto ella y su madre entraron al salón familiar—. ¡Oh, me alegro tanto de que hayas hecho un espacio para vernos!
Al igual que su mujer, el patriarca estrechó a su hija en un abrazo amoroso, mientras algunas lágrimas se acumulaban en sus ojos al pensar en la ajetreada agenda de su hija.
—No seas exagerado, papá.
La voz de Nabiki hizo que Akane se girara. Su hermana estaba sentada sobre una poltrona en una esquina del salón, revisando algunas cosas en su iPad.
—Akane siempre tiene tiempo para la familia —continuó—, en gran parte porque yo administro su agenda. —Finalizó, sonriendo tras haberse dado el crédito de que su hermana pasara tiempo con la familia.
—Gracias, Nabiki, no sabes lo afortunada que soy de tenerte como hermana y como representante… —dijo con ironía. Luego volvió a mirar a sus padres—. ¿Y Kasumi?
—En la cocina, cariño. —Contestó su madre—. Se ofreció a hacer una tarta de manzana para la cena y decidió hacerla aquí, para que esté recién hecha cuando vayamos a comerla.
Con razón había un delicioso aroma en toda la casa. Akane se dirigió a la cocina acompañada de su madre, y saludó a su hermana mayor.
—Pensé después de horas laborales ya no cocinabas… —le dijo en tono de broma al verla.
Kasumi, que estaba inclinada sacando la tarta del horno, se giró y miró a Akane sorprendida de verla.
—¡Akane, pensé que no vendrías hoy! —Dejó la tarta sobre la mesada de la cocina y se acercó a su hermana para abrazarla—. ¡Estás preciosa! Me encanta cómo te queda el pelo largo.
Akane había llevado el pelo corto durante la mayor parte de su vida, pero para el papel de Kika se lo había dejado crecer, y ahora lo llevaba justo por encima del pecho. Estaba a punto de decirle a su hermana que a ella también le gustaba llevarlo largo, cuando una voz infantil irrumpió en la cocina.
—¡Tía 'Kane! —Kenji, el hijo menor de Kasumi, de cinco años, corrió a los brazos de su tía al verla.
Akane rodeó al chiquillo con sus brazos y lo levantó del suelo, abrazándolo y llenándolo de besos, sin dejar de decirle en ningún momento lo mucho que lo quería y que lo echaba de menos cuando no lo veía.
—¿Cómo estás, mi amor? ¡Cuánto has crecido! —Akane lo miró con los ojos muy abiertos—. Ya casi estás del tamaño de la abuela Naoko…
El niño se rio y negó con la cabeza.
—No es cierto, tía, ¡es porque no me veías hace muuuucho tiempo!
En realidad, solo había pasado un mes desde la última vez, pero Akane sabía que para los niños un mes era una eternidad.
—Es verdad, tengo que verte más a menudo para no perder detalle de ti.
—Estás muy linda tía —le dio un beso en la mejilla y Akane sintió que se derretía de amor. Su sobrino era un niño muy dulce, cariñoso y sensible.
—Oye, a mí no me dijiste eso… —Nabiki decidió bromear con él y se cruzó de brazos—. Ni tampoco me abrazaste así.
Kenji sonrió un poco avergonzado, pero pronto notó que su tía parecía estar bromeando. También era un niño inteligente.
—Eso es porque a la tía 'Kane sí le gusta jugar conmigo, pero a ti no.
—Oye, eso no es cierto. Yo juego ajedrez contigo, eres tú el que no quiere jugar conmigo…
—Eso es porque siempre me ganas —hizo un puchero—, ¡perder no es divertido!
Nabiki se acercó al niño y le pellizcó la nariz.
—Te gano porque no practicas lo suficiente, pequeñito. ¿Dónde está tu hermana?
—En el dojo, con papá.
Aiko era la hija mayor de Kasumi. Tenía siete años y era muy parecida a Akane a su edad, pues disfrutaba de los deportes y las artes marciales, a diferencia de su hermano, que prefería las actividades más tranquilas, como el arte.
—¿Te parece si vamos a buscarla? —Akane le habló al niño con dulzura y le apartó varios mechones de pelo—. Y así les cuento sobre mi nueva película…
—¡Síiiiiiiiii! ¡Vamos, vamos!
Sin dejar de cargarlo, Akane salió de la cocina y le lanzó un beso a Kasumi.
—¿Esta película sí podemos verla, tía 'Kane? —Preguntó su sobrino mientras caminaban juntos al dojo.
Akane sonrió. Sus sobrinos sabían que ella era actriz y eran conscientes de lo que aquello significaba, por lo que siempre les contaban a sus amigos con mucho orgullo que su tía era Akane Tendo. Sin embargo, muy a su pesar, no habían visto todas las películas de su tía 'Kane, ya que sus padres les decían que algunas eran «temas de grandes» que ellos no entenderían todavía, pero que cuando crecieran podrían ver sin problema.
—Bueno… no estoy segura aún —Akane sabía que Días de Sombra era una película para mayores de dieciséis años, pero todavía no quería quitarle la ilusión a su sobrino, tomando en cuenta que faltaba demasiado tiempo para que se estrenara—, pero… hay una que sale pronto que sí puedes ver. Y creo que va a gustarte mucho.
El niño sonrió orgulloso y emocionado. Afianzó su abrazo y recostó su cabeza del hombro de su tía favorita, mientras ésta lo llevaba al dojo.
Ante aquel gesto, Akane también sonrió, sintiendo que su corazón se llenaba de amor como cada vez que pasaba tiempo con su familia.
Definitivamente, se sentía bien estar en casa.
¡Hola a todos! ¡Estoy de vuelta! Ya les había dicho en el capítulo final de Aviones de papel que vendría con una nueva historia, ¡y aquí está!
Quiero aprovechar para agradecerle a la gran Shojoranko por el excelente trabajo en el arte de portada de esta historia, ¿no es una maravilla? ¡Gracias, Shojo! You rock! (Síganla en Instagram, sus ilustraciones son increíbles).
Como podrán ver, Desierto Salvaje es un universo alterno en el que Ranma y Akane son actores. Ya los hemos conocido y nos podemos hacer una idea de cómo es cada uno y de cómo llevan su vida. ¡Son muy distintos! Poco a poco se irán develando detalles de la personalidad, el pasado y la vida de cada uno, lo que les permitirá a todos conocerlos más a profundidad. Y sí, en esta historia la madre de Akane está viva.
No sé si lo notaron, pero ya en este primer capítulo se dejan ver algunas incógnitas de cara al resto de la trama...
¿Qué más les puedo decir? Las actualizaciones serán cada quince días, como es mi estilo. La historia tendrá referencias a la cultura popular, y en la nota de autor de cada capítulo explicaré si algún detalle en particular está inspirado en algún hecho real de Hollywood. Estas aclaraciones estarán después del final de cada capítulo, justo antes de la nota de autora. En este capítulo en particular, las he dejado para el final.
Si has llegado hasta aquí, muchísimas gracias por leer. No olvides dejar algún comentario. ¡Nos leemos!
Elementos de la cultura popular y otras aclaraciones pertinentes
Sea of Dragons: la banda que menciona Ranma está inspirada en Imagine Dragons. Más detalles en los próximos capítulos.
Chica Curiosa: la serie juvenil en la que actuaron Mousse y Ranma está basada en la serie Gossip Girl.
Las películas de la saga Desierto salvaje están inspiradas en el juego Red Dead Redemption II y la serie Godless. Más detalles en los próximos capítulos.
