Después de hacer todo lo posible y avergonzarme infinitamente frente a Yamato, estaba muy emocionada de ver qué sorpresa tenía guardada. No podría ser peor que en el hielo. Al menos eso pensé, pero obviamente no conocía lo suficiente a Yamato Ishida. ¿Qué era peor que estar de pie sobre el hielo? Así es, que el hielo bajo tus pies empiece a derretirse – metafóricamente hablando.

"¿Qué estamos haciendo aquí?" pregunté confundida mientras estábamos frente a la entrada de una galería de arte.

"Esta galería pertenece a un buen amigo de la familia," me explicó Yamato mientras entregábamos nuestras chaquetas en la recepción y de inmediato nos recibieron con una copa de champagne.

"Ya veo," dije, todavía sin ser entender. Yamato tomó un sorbo de champagne y luego me sonrió significativamente.

"Le pedí que exhibiera tu pintura en su galería esta noche."

El champagne se me quedó atascado en la garganta y me atraganté con tanta fuerza que Yamato tuvo que darme palmaditas en la espalda. Tosiendo, me agarré el pecho y lo miré con enojo. "¿Qué? ¿Hiciste qué?"

"No te enfades tanto. Creo que veo algo de sangre goteando de tu nariz otra vez." Respondió, después de lo cual me toqué la nariz en estado de shock. Pero no había sangre. Apreté mis manos en puños.

"¿Cómo pudiste…?" comencé a decir, pero Yamato puso un dedo en mis labios, diciéndome que hablara en voz baja porque todos los demás invitados ya nos estaban mirando de manera extraña. Bajé la voz avergonzada, pero eso no disminuyó mi enojo hacia él. "¿Cómo puedes ser tan audaz y dejar que mi cuadro se muestre aquí? ¿todavía estás cuerdo?"

Yamato me miró como si no supiera por qué estaba tan molesta. "Lo estoy, gracias por preguntar. Pero pareces completamente fuera de lugar."

"¡Claro que sí! ¿Cómo lo hiciste? El cuadro estuvo colgado en casa de Sora todo el tiempo…"

Yamato sonrió. Claro, Sora estaba confabulada con él.

¿Ella participó en esto? ¿Entonces no era la primera vez que se veían? No podía creer que me estuvieran traicionando tan descaradamente. ¡Ambos!

"Tómatelo con calma, Mimi. La idea se me ocurrió cuando fui a recoger mis cosas el otro día. Me quedé sin ropa en casa y entonces recordé que había dejado la mitad esparcida por el departamento. Y bueno, Sora me dio el cuadro de inmediato y dijo que era una gran idea y que definitivamente estarías feliz con ello."

Levanté una ceja. ¿De verdad me conocía tan bien?

"¡Oh vaya, qué gran idea!" exclamé con sarcasmo.

"Calma, calma." Yamato intentó tranquilizarme con una sonrisa cautelosa. "Simplemente disfrutemos de la exposición. Todo estará bien, lo prometo. Es más, cuando pasemos por tu cuadro, no tendrás que mirarlo."

Ofendida, crucé los brazos sobre el pecho. Este tipo era simplemente imposible. Pero como no quería arruinar completamente la cita, asentí de mala gana. Después de todo, ya le había estropeado su primera sorpresa.

Tomé otra copa de champagne mientras caminábamos por la galería, mirando un cuadro tras otro. La mayoría de ellos eran de artistas desconocidos, pero aquí y allá uno o dos ya se habían hecho de un nombre. Y poco a poco comencé a relajarme, porque no había rastro de mi trabajo por ningún lado.

"Wow. Este Suzuki es realmente un gran artista. La forma en que utiliza los colores es asombrosa. Si yo hubiera pintado el cuadro, se habría visto completamente diferente." Dije perdida en mis pensamientos mientras observaba más de cerca una de las obras.

"Así es." Asintió Yamato. "Como artista siempre revelas una parte de tu alma, ¿o cómo es que era?"

Miré hacia abajo, avergonzada. Si lo entendía tan bien, ¿por qué hacía esto?

"¿Por qué haces esto, Yamato? Te dije que no quería. Mostrar mi cuadro a la gente es como quitarme la ropa delante de todo el mundo."

De repente sentí que colocaba sus cálidas manos sobre mis hombros.

"Pero tal vez eso sea exactamente lo que la gente quiere ver. A veces simplemente hay que arriesgar algo para conseguir algo."

Luego me llevó a otro lado y cuando me di vuelta lo vi: mi cuadro. Al principio quise apartar la mirada rápidamente, pero luego me di cuenta que había algunas personas paradas alrededor y obviamente estaban hablando de ello.

"Vamos." Me instó Yamato desde atrás, empujándome en esa dirección.

Sacudí la cabeza vigorosamente. "No, dijiste que no tenía que mirarlo."

"Lo mirabas todos los días cuando estaba colgado en la casa de Sora. Entonces, ¿qué pasa ahora?" Yamato rio suavemente. "Solo escucha lo que dicen sobre tu cuadro. Quizás te sorprenda."

De repente sentí que estaba de nuevo en el hielo. Sólo que esta vez no había hielo debajo de mí, sólo agua que amenazaba con tragarme. Casi quería taparme los oídos, pero Yamato me agarró las manos y las apretó con suavidad.

"No quiero escuchar lo que dicen. No quiero estar aquí en absoluto." Seguí protestando, pero luego escuché lo que no esperaba escuchar.

"Es la imagen más hermosa que he visto hasta ahora en esta exposición."

Miré sorprendida a la mujer rubia que estaba parada directamente frente a mi cuadro y obviamente estaba discutiendo el tema con su amiga.

"Tienes razón," asintió su acompañante. "Hay tanta emoción en este cuadro. De alguna manera me recuerda a un amor pasado. Y, sin embargo, me hace feliz."

Mis ojos se abrieron con sorpresa.

"Ya ves," susurró Yamato en mi oído. "Te dije que a veces hay que arriesgar algo para conseguir algo."

Me dio un ligero apretón dándome ánimo, y quiso siguiéramos, pero lo sujeté con fuerza.

"¿Podemos...podemos quedarnos aquí un poco más?" Pregunté tentativamente y él sonrió.

Nos quedamos allí durante bastante tiempo y vimos cómo varias personas pasaban junto a mi cuadro y hablaban de ella. Y con cada palabra que decían, un poco de esperanza crecía dentro de mí. Me hacía feliz. Nunca pensé que podría ser tan lindo desnudarse frente al mundo entero.

Nos quedamos hasta el final, hasta que ya casi no quedó nadie. Luego fuimos a recepción sin decir palabra para recoger nuestras chaquetas.

"¿Te gustaría dar un pequeño paseo?", Preguntó Yamato y yo asentí.

Ya estaba bastante oscuro y frío, pero eso no me importaba. Las palabras de la gente me conmovieron tanto que mi corazón se sintió cálido por dentro. Y tal vez no eran sólo ellos los que me producían calidez...

Le eché un vistazo a Yamato.

"Gracias."

"¿Por qué?"

"Por hacer esto por mí."

Rio suavemente. "De nada."

"Sabes, nunca pensé que diría esto, pero…se siente bien darle algo a las personas. Siempre pensé que mi arte no valía la pena o que era sólo de mi gusto porque vertía más que nada todos mis sentimientos en ello, pero no es así. Los sentimientos que tengo también los comparten otras personas y quedaron reflejados en mi cuadro esta noche. Eso me hizo muy feliz."

Miré a Yamato y él me sonrió suavemente. "Me alegra que finalmente te hayas dado cuenta de eso. No hay razón para ocultarte a ti misma ni a tus sentimientos. Si eres valiente, sólo podrás ganar."

Me detuve y lo miré sin palabras. ¿Era verdad eso último?

Yamato también se detuvo y me miró contrariado.

"¿Qué sucede? ¿pasa algo?"

Y de repente bloqueé todo lo demás y solo lo vi a él.

"Si soy valiente, sólo puedo ganar, ¿no?" dije y él asintió.

"Sí, pero ¿por qué...?"

Di un paso hacia él y me acerqué de puntillas para besarlo. Cerré los ojos y puse todos mis sentimientos en ese beso.

Al principio él pareció demasiado sorprendido y se quedó helado, pero luego pasó sus brazos alrededor de mi cintura y me devolvió el beso.

Se sintió increíblemente bien. Yamato me había dado mucho esta noche y quería devolverle algo de ese maravilloso sentimiento.

Nos quedamos allí besándonos por lo que pareció una eternidad y si por mí fuera, podríamos habernos quedado allí en el frío para siempre. Pero fue Yamato quien finalmente rompió nuestro beso y me sonrió con ternura.

"Ahora fuiste muy valiente."

Me mordí el labio inferior. "¿Te parece?"

"Mucho. No hubiera pensado que pudieras hacer eso, pequeña princesa de hielo."

"Oh, no me recuerdes eso." Hice un puchero y él rio.

"Vamos, te llevaré a casa."

Tomó mi mano fría entre la suya y entrelazó nuestros dedos. Desafortunadamente, no tomó tanto tiempo como esperaba llegar a la casa de Sora.

"Entonces," comenzó, mirándome con tristeza. "Es una pena que la velada ya haya terminado."

"Yo también lo creo," admití honestamente. "Fue realmente lindo y lograste sorprenderme más de una vez."

"Bueno," sonrió, pasándose la mano por el cabello, avergonzado. "No salió como lo había planeado, pero como acabas de besarme otra vez, no pudo haber sido un fracaso."

"Y, ¿vas a perdonarme mi deuda?" pregunté sonriendo como niña inocente.

Él sonrió. "Un trato es un trato, ¿verdad?"

"¡Sí!" aplaudí y lancé los brazos al aire.

"Espera un minuto," respondió Yamato, poniendo una expresión significativa. "¿Eso significa que sólo me besaste para que pudiera perdonar tu deuda?"

Le guiñé un ojo y caminé hacia la entrada. "¿Tal vez?"

Puso los brazos en jarras y cuadró los hombros. "¡Debes estar bromeando!"

"Bueno, para saberlo, probablemente tendrás que invitarme a salir otra vez. Si no tenemos un trato esta vez, verás si es por eso que lo hice." Le saqué la lengua porque se veía demasiado adorable cuando estaba enojado – y también porque disfrutaba bromear con él.

Cuando llegué a la puerta y quise abrirla, descubrí un trozo de papel pegado a ella.

Me quedaré en casa de Taichi esta noche.

Diviértanse ;-)

Sora

Saqué la nota y sonreí. Ella era incorregible.

Me di la vuelta y esperé que no se hubiera ido todavía. Acababa de girarse para irse cuando lo llamé.

"¡Yamato, espera un minuto!"

Sorprendido, se dio vuelta y me miró interrogativamente.

"¿Qué tal ahora?" le pregunté.

"¿Qué quieres decir con 'ahora'?"

Puse los ojos en blanco ligeramente porque no entendía a qué me refería.

"Bueno, en lo que a mí respecta, ahora tengo tiempo para una segunda cita."

Las comisuras de su boca se arquearon y caminó rápidamente hacia mí. Sólo para acercarme de repente.

"Pensé que nunca lo dirías." Sonrió y me besó cuando abrí la puerta detrás de mí y ambos entramos a trompicones. Nuestro beso rápidamente se volvió más intenso y cada vez más exigente. Si Sora pudiera vernos ahora, se reiría de mí por mentirle tan audazmente en la cara esa tarde cuando le dije que NO quería acostarme con Yamato Ishida, bueno, aquí lo tienes. ¿Qué mujer podría resistirse a él cuando olía tan bien y una podía enterrar los dedos en su sedoso cabello mientras sus manos se sentían tan bien en la piel?

"Esto es realmente una locura…" gemí contra sus labios y lo noté sonreír.

"Si algo o alguien enloqueció aquí eres tú."

Riendo, lo arrastré hacia mi habitación.

Me dejó empujarlo hacia atrás sobre la cama antes de sentarme lascivamente sobre sus caderas. Me incliné y estaba a punto de besarlo nuevamente cuando de repente sintió algo y comenzó a tantear debajo de su cabeza.

"Espera un momento, estoy acostado sobre algo," dijo, sacando una camiseta debajo de donde estaba recostado. Para ser precisos…su camiseta. Oh demonios...

"Oh…" dije mientras miraba el trozo de tela negro.

"¿Es mi camiseta?" Preguntó, oliéndola como si necesitara alguna confirmación.

"¡No!" Respondí enérgicamente y le arrebaté la cosa de la mano. "Después de todo, no eres el único hombre que ha estado en mi cama." Mentí con desparpajo.

Las comisuras de la boca de Yamato se alzaron y tuvo que reprimir una risa.

"Sí, claro, no eres de las que salta a la cama con cualquiera." Enarcó una rubia ceja. "Así que…¿escondiste mi camiseta? ¿En serio?"

Aún sentada encima de él, me moví y jugueteé con el dobladillo de su ropa. "Bueno…" dije tímidamente. "Hueles muy bien."

La sonrisa de Yamato se hizo más amplia y se apoyó sobre sus codos, irguiéndose.

"Eres muy dulce."

Lo miré con escepticismo. ¿Hablaba en serio?

"¿No crees que estoy loca?"

"¿Loca?" Yamato miró al techo y pensó en ello seriamente. "Bueno, sí un poco. Pero puedo manejarlo." Luego puso una mano en mi nuca y me atrajo hacia él para que finalmente pudiéramos besarnos de nuevo. Me alegré de que no estuviera enojado conmigo por eso.

"Gracias por las dos hermosas citas de esta noche…" jadeé contra sus labios. "Siento que ahora me conozco mucho mejor que antes."

"¿Eso significa que finalmente sabes lo que quieres?" Yamato sonrió, mirándome profundamente a los ojos mientras enredaba sus dedos en mi cabello.

"Podría decir que sí. ¿Y tú sabes lo que quieres?"

Él sonrió audazmente y me acercó a sus labios nuevamente antes de susurrar. "Siempre lo he sabido. Todo lo que quiero eres tú."

~Fin~


¡Hola! Vengo trayéndoles el último capítulo~ Espero que la historia les haya gustado y que este final sea también de su agrado. Lamento enormemente la tardanza *bows*

Quería también de paso comunicarles que en los próximos días estaré trayéndoles otra historia – MiMato, por supuesto – y espero nuevamente contar con su apoyo. Hay que seguir engrandeciendo esta bonita comunidad :)

Muchas gracias a todos los que pasaron a leer🙇. Y un agradecimiento aún más especial a Adrit126, Mimato Fan, Mimato love, Mimato bombon kou, Genesis y Maberth24 por sus bonitos comentarios🙇.

Cuídense mucho, y nos leemos en unos días 😉