Traducción: DESOLACIÓN JUVENIL de GallaPlacidia
Traducido por Sora Tapia
Resumen: Draco nunca pensó que terminaría como el único tutor de una adolescente con problemas. Harry nunca pensó que terminaría siendo un hombre lobo. Tener veintidós años es difícil.
ADVERTENCIAS: SLASH, Harry Potter Epilogue What Epilogue|EWE, Post-Hogwarts, Angst, Angst with a Happy Ending, Implied/Referenced Child Sexual Abuse, Werewolf Harry Potter, Down and Out Draco Malfoy, Fear of Hell, Veritaserum, H/D Erised 2020, Hurt/Comfort, Domestic Abuse (Not Between Drarry!), Mild Church Of Englad Conversion, Alcoholism Of An Original Character, Look I know the tags are scary but I promise it's not as dark as you're thinking, seriously it's actually quite uplifting by the end, Harry Potter plays the piano freakishly well, potions master Draco, Feminist Draco, A decent amount of teenage girl angst, prolonged and continual jokes about the 2000 classic film Coyote Ugly.
RELACIÓN HOMOSEXUAL, El Epílogo de Harry Potter No Existe, Post-Hogwarts, Angustia, Angustia con Final Feliz, Implícito/Referenciado Abuso Se_xu_al In_fan_til, Harry Potter|Hombre Lobo, Draco Malfoy prisionero y libre, Miedo al infierno, Veritaserum, Traducción de un fanfic del H/D Erised 2020, Dolor/Confort, Abuso Doméstico (¡No entre el Drarry!), Conversión leve por la Iglesia Anglicana, Alcoholismo de un Personaje Original, Sé que las etiquetas dan miedo pero te prometo que no es tan oscuro como se ve, en serio, en realidad es más reflexiva al final, Harry Potter toca el piano increíblemente bien, Draco Maestro de Pociones, Draco feminista, Una cantidad decente de Angustia adolescente, Bromas constantes sobre la película clásica del 2000 Coyote Ugly.
IMPORTANTE: La presente es una traducción del fanfic de GallaPlacidia "TEENAGE WASTELAND". Quien ha eliminado su cuenta en la plataforma AO3, así como todos sus fanfics, como una fan que ama su trabajo he decidido traducir sus fanfics al español para que sus fans de habla hispana podamos seguir disfrutando su trabajo.
Nota de GallaPlacidia en la versión original:
A Whileatwiltshire: Tus sugerencias fueron muy divertidas. Me encantó que me dieras la libertad de abusar del hurt/comfort, al mismo tiempo que me dabas muchos pequeños detalles con los que trabajar: una amistad entre Draco y Pansy, un Draco que hace perfumes y, lo que es más importante, un Draco y Harry que siempre parecen buscarse el uno al otro. ¡Espero que disfrutes leyéndolo tanto como yo escribiéndolo!
¡Muchas gracias a Aideomai, Alexmeg, Feelsforbreakfast y Tepre por betear esto! También muchas gracias a los moderadores por organizar este gran festival. ¡Black Live Matters! ¡Derechos-Trans! ¡Feliz Navidad/Invierno!
Notas de la Traductora:
Nombre de usuario en podbean & newsletter de Gallaplacidia: gallapod.
En mi perfil de AO3 (Usuario: Sora_Tapia) podrán encontrar el enlace para descargar los fanfics de GallaPlacidia en su versión en inglés (descargados de AO3) en varios formatos, así como Podfics que GallaPlacidia hizo.
DISCLAIMER:
El universo mágico de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling, sin ánimo de lucro.
La Portada utilizada en esta historia es una edición hecha por mí, utilizando una variedad de imágenes de internet. Pueden ver la portada en mi Tumblr: soratapia/738647837508829184/teenage-wasteland-de-gallaplacidia?source=share (solo agreguen lo anterior en su buscador).
Toda la historia publicada no me pertenece solamente hice la traducción y la correspondiente edición.
LA UTILIZACIÓN DE CUALQUIER IMAGEN ES CON EL PERMISO DEL ARTISTA Y SIN FINES DE LUCRO.
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CAPÍTULO 9
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Draco y Adelaida aparecieron en Grimmauld Place la siguiente vez que Harry iba a transformarse. Adelaida le tendió un plato de bistec con una sonrisa encantadora.
—¡Feliz Día del Lobo! —ella dijo.
—Eso no existe —dijo Harry.
—Porque es un hombre lobo muy bueno, porque es un hombre lobo muy bueno, porque es un hombre lobo muuuuuy buenoooooo —cantó Adelaida.
—Dios, detente —dijo Harry— Adelante.
Draco se sentó frente a él en la cocina, observándolo comer el bistec (ciertamente delicioso) que Adelaida había preparado. Adelaida se sentó con las piernas cruzadas en la encimera, rebuscando en una caja de bolsitas de té variadas y elegantes que Harry había robado de los eventos ministeriales.
—Oh, maracuyá —dijo.
—No esperaba que ustedes vinieran —dijo Harry. Draco puso los ojos en blanco.
—Como si fuera a perderme tu día del lobo —dijo Adelaida.
—¡No es mi…!
—Seguramente sabías que estaría aquí —dijo Draco, en voz baja, y la boca de Harry se abrió en una pequeña sonrisa, porque por supuesto que Draco tenía razón. Harry no había tenido ninguna duda de que vendría. Ni siquiera se lo había dicho a Ron y Hermione, porque estaba seguro de que Draco sabría que lo necesitaban. Lo único inesperado era la presencia de Adelaida.
—Pregunta: ¿Qué tan grande eres, como lobo? ¿Eres tierno? ¿Podemos acariciarte? —preguntó, vertiendo agua calienta con su varita sobre una selección de tres de las bolsitas de té más caras que había, en una taza.
—Soy un monstruo de cuentos muy grande, Adelaida —dijo Harry— No soy tierno.
—Qué vergüenza —dijo Adelaida, tomando un sorbo de su elaborado brebaje de té y haciendo una mueca— Vaya, esto es una mierda. Draco, ven a probar.
—Acabas de decir que sabe a mierda —dijo Draco.
—Sí, como a pies. Ven a probar.
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Cuando Harry termino de comer, lo siguieron hasta su dormitorio.
—¿Es aquí donde habríamos follado, si Draco no hubiera aparecido esa vez? —preguntó Adelaida.
—Estás de buen humor esta noche —dijo Harry.
—Está nerviosa —dijo Draco en voz baja, pero Adelaida aun así lo captó.
—No estoy nerviosa. ¿De qué? ¿De Harry?
—Por la violencia —dijo Harry. Miró a Draco— No debiste haberla traído.
Draco se encogió de hombros, acomodándose en la cama.
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La luz de la luna golpeó a Harry unos minutos más tarde, y fue superado por la agonizante comprensión de todo lo que él era, el encogimiento, el crecimiento, la enorme habitación, los olores, una mano tendida ante su nariz. Era alguien de su manada. Le lamió.
—Es tierno —dijo la chica dueña de la mano, y comenzó a acariciarle la cabeza. Él lamió su brazo mientras ella se reía. Pero había otro olor, y Harry fue a investigar. Estaba sobre la cama: un olor limpio y agradable. Su amigo, su mejor amigo. El hombre le sonrió.
—Hola —dijo el hombre.
Harry se dejó caer pesadamente de lado junto a él. El hombre hizo un sonido encantador.
—Te lo dije Adelaida —dijo, acurrucándose alrededor del cuerpo de Harry, enterrando su rostro en la nuca de Harry— ¿No es hermoso?
—¿No podemos mantenerlo así? —dijo la chica, viniendo a sentarse al otro lado de Harry.
—Tentador, pero a Shark no le gustaría —dijo el hombre. La chica acarició la cara de Harry, y Harry gimió.
—¿No eres perfecto? —dijo la chica. Harry cerró los ojos, dejando que sus palabras lo inundaran, más seguro y más cálido de lo que nunca había estado— Perfecto —dijo, y en ese momento se sintió como si tuviera razón.
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Harry despertó a la mañana siguiente con la cara enterrada en el hombro de Adelaida. El brazo de Draco estaba envuelto alrededor de su cintura. Adelaida respiraba con pequeños y delicados resoplidos.
Harry se giró y encontró a Draco observándolo.
—Buenos días —dijo Draco. Parecía bastante inseguro. Harry le sonrió y la incertidumbre se desvaneció. Draco le devolvió la sonrisa.
—¿Dormiste bien? —preguntó Harry.
—Creo que tengo pelaje en el ojo —dijo Draco, rascándose el ojo con un dedo.
—Lo siento —dijo Harry. Draco lo miró de reojo.
—Los peligros que sufro —dijo, y algo se aflojó en el pecho de Harry, una ansiedad de la que no había sido consciente. Era tan evidente que Draco no le tenía miedo.
Adelaida resopló y se dio la vuelta.
—Vamos a hacer té —dijo Draco, que Harry interpretó correctamente como "Vamos a besarnos abajo".
—Asqueroso —dijo Adelaida, cuando finalmente salieron.
Harry se sentó entre las piernas de Draco en el sofá, la barbilla de Draco enganchada alrededor de su hombro, los brazos de Draco envueltos firmemente alrededor de su pecho. Draco había pasado la última hora alternando entre besar el cuello de Harry y hacer juegos de palabras sobre lobos en su oído.
—Buenos días —dijo Draco, soltando a Harry y enderezándose. Adelaida miró a Harry.
—Me gustabas más como un lobo —dijo.
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Draco estaba un poco dudoso al dejar que Harry fuera a la iglesia con él, como si fuera algo privado y secreto.
—No te burlarás de esto —dijo varias veces, mitad pregunta, mitad orden.
—Por supuesto que no —dijo Harry.
—Porque mucho de eso es bastante tonto si tú… si no crees. Pero…
—Draco. No me voy a burlar de tu religión.
—No es mi… ni siquiera sé si… solo voy por la música.
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Pero Harry lo observó, en la catedral. Observó cómo Draco levantaba los ojos hacia el altar, cómo sus labios se movían en una oración silenciosa, con qué fervor cantaba los himnos. Harry se aburrió durante el sermón sobre la amabilidad, pero Draco se inclinó hacia adelante en el banco, concentrado intensamente. Sólo durante la Paz pareció volver en sí mismo, cuando estrechó la mano e incluso beso a la elegante mujer de mediana edad que estaba junto a ellos. Harry supuso que se trataba de Cookie, de quien había oído hablar mucho.
—¿Así qué? —preguntó Draco, mientras salían de la iglesia— ¿Qué piensas?
—El coro estuvo bien —dijo Harry.
—Es mágico, ¿No? —preguntó Draco, ansioso, con los ojos brillantes— Es como magia.
—No… no para mí —dijo Harry, gentilmente— La magia es magia, para mí.
—¡Magia! La magia es para los quehaceres. Dios está a favor de los que no tienen respuesta.
—Pensé que solo venias por la música —dijo Harry, sonriendo. Draco se sonrojó y miró hacia otro lado.
—Así es —dijo.
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Almorzaron con Cookie, su esposo y su miserable hijo adolescente, quien resultó no sentirse miserable una vez que aparecía Adelaida. Se sentaron uno al lado del otro en el otro extremo de la mesa, con las cabezas inclinadas, murmurando y riendo en voz baja.
—A Adelaida parece gustarle Sebastián —dijo Harry. Draco se mostró horrorizado.
—¡No digas nada! ¡Sí cree que lo aprobamos, dejará de quererlo!
Y, de hecho, mientras Harry los acompañaba a casa, Draco hizo varios comentarios sarcásticos sobre Sebastián.
—Su madre se desespera con él —dijo— Es increíblemente grosero con sus maestros.
—Solo con los estúpidos —dijo Adelaida— Es realmente inteligente.
—Él no hace ningún trabajo, aparentemente —dijo Draco.
Adelaida solo puso los ojos en blanco y parecía complacida.
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Adelaida fue a su habitación cuando llegaron a casa, y Draco se sentó a horcajadas sobre Harry en el sofá, alternando entre besar las clavículas de Harry y alejarse con aire de culpabilidad cada vez que pensaba que escuchaba un sonido.
—Draco —dijo Harry— Tú estás… no podemos…
—Shhh —dijo Draco, su mano yendo al pene de Harry sobre sus jeans.
—Dios —dijo Harry.
Para cuando Adelaida salió, Harry estaba tan excitado que tuvo que ir al baño para calmarse. Se fue a casa esa noche reprimido, frustrado y encantado. Era un cóctel de sentimientos al que estaba bastante acostumbrado. No habían tenido sexo desde que Adelaida llegó a casa de la rehabilitación, aunque todos los jueves, cuando Draco venía a entregar la poción, se masturbaban rápido y desordenadamente, por lo general antes de avanzar más allá del vestíbulo.
—¿No puedes quedarte un rato? —preguntó Harry, un jueves— Solías quedarte durante horas.
—Adelaida…
—Ella nunca se dio cuenta —dijo Harry.
—¡Solo porque estaba siendo acicalada por un hombre mayor espeluznante!
Harry dejó caer su frente sobre el hombro de Draco.
—Lo sé —dijo— Sí, lo sé, lo siento. No debí haber dicho nada.
—Harry —dijo Draco, tomando el rostro de Harry entre sus manos y depositando besos a lo largo de su mejilla, el puente de su nariz, la otra mejilla— Estoy absolutamente loco por ti.
—Joder —dijo Harry— Yo también. Y la amo, ¿Sabes?
—¿Lo haces?
—Sí. Entiendo por qué estás… Me alegro de que vayamos lento. Pero también solo quiero…
—Pienso en follarte todo el tiempo —dijo Draco— En el trabajo. Por la noche. Cuando estoy lavando los platos. Es todo en lo que pienso.
Harry dejó escapar un suspiro, mitad risa, mitad desesperación.
—Dios. Draco.
—Debería irme —dijo Draco.
Harry se mordió el labio y gimió. Ya estaba casi terminando, aunque acababa de correrse.
Draco lo besó.
—Deberías irte —dijo Harry.
—Sí —dijo Draco.
Lo hicieron de nuevo, Draco se sentó en las escaleras e inclinó la cabeza hacia atrás mientras Harry besaba sus muslos. Se derrumbaron uno contra el otro una vez que ambos se corrieron, y no hablaron durante diez minutos completos, besándose perezosamente las manos o acariciándose el cabello.
—Deberías irte —dijo Harry.
—Sí —dijo Draco.
Harry revisó los bolsillos después de que Draco se fuera, y efectivamente, había una nota cuidadosamente doblada en la tosca letra hecha por la mano dañada de Draco.
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«D—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—H»
Siempre te he admirado.
«H—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—D»
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Harry la puso con las demás.
«—D&H—»
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«—H&D—»
Al día siguiente, Harry fue a casa de Draco para ver una película con él y Adelaida.
—¿Puedo elegir? —preguntó. Ambos solo se rieron. Draco eligió "Corazón Valiente". No empezaron hasta las diez y media, y la película duró aproximadamente ocho horas, o eso le pareció a Harry. Solo vio el inicio y el final de la película.
Se despertó cuando terminó la película. Había palomitas de maíz en sus jeans y Adelaida le había dibujado un pene en la mejilla con marcador indeleble.
—¿La dejaste hacerlo? —le preguntó a Draco.
—Tengo que escoger mis batallas —dijo Draco. Adelaida tenía los pies metidos debajo del muslo de Harry. Ella solo se rio.
—Uf —dijo Harry— Necesito ir a casa.
—¿Por qué no te quedas a dormir? —preguntó Adelaida.
Harry se congeló, luego se giró con mucha cautela para mirar a Draco.
—Nos lo estamos tomando con calma —dijo Draco. Adelaida se burló.
—Jesús, ¿Qué están esperando ustedes, como adolescentes estadounidenses, hasta la noche del baile de graduación?
—Harry tiene cosas que hacer mañana, de todos modos —dijo Draco.
—No, no tengo —dijo Harry.
—Ojalá te quedaras a pasar la noche de vez en cuando, Harry —dijo Adelaida— Entonces tal vez Draco dejaría de enloquecerme cuando vienen mis amigas. Siempre acecha en la esquina como un maldito perdedor.
—¡Oye! ¡Tus amigas me quieren!
—Es tarde —dijo Harry, con una mirada tentativa a Draco. Adelaida movió los dedos de debajo de la pierna de Harry.
—Vamos, Draco, no seas un mojigato.
—Bueno, si quieres —dijo Draco, sin dirigirse del todo a Harry.
«—D&H—»
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«—H&D—»
Draco no tenía un cepillo de dientes de repuesto. Harry usó un hechizo y se lavó la cara de descaro en el fregadero.
Nunca había estado dentro de la habitación de Draco. Era pequeña, su ropa de cama era blanca, sus cortinas azul oscuro. Draco se sentó en la cama, sonrojado y nervioso.
Había una foto enmarcada de su madre en la mesita de noche y otro marco que Draco había colocado boca abajo. Harry fue hacia él y lo reacomodo. Era, como había predicho, una fotografía de Lucius Malfoy, sonriendo ampliamente a la cámara, con Draco de ocho años en sus rodillas.
—Pensé que podrías encontrar eso un poco desagradable —dijo Draco.
—Es una linda foto —dijo Harry.
La nuez de Adán de Draco se movió arriba y debajo de su garganta. Había dejado un pedazo absurdamente grande de la cama para Harry.
Harry lanzó un hechizo de bloqueo en la puerta y un Muffliato. No usó su varita y Draco siguió los movimientos de sus manos con una expresión distraída.
—Ven a la cama —dijo.
Harry se subió. Se quedaron uno frente al otro, con casi un pie de espacio entre ellos. La respiración de Harry era demasiado fuerte en el silencio.
—¿Recuerdas cuando fuiste a Azkaban? —preguntó Draco.
—Sí —dijo Harry.
—¿Por qué estabas allí?
—Era parte del entrenamiento de los Aurores —dijo Harry. Draco asintió— Pero pedí especialmente verte.
Podía distinguir el rápido movimiento de las pestañas de Draco en la penumbra.
—Quería ver si estabas bien —dijo Harry.
—En cierto modo, todo tiene sentido, ¿No? Tu y yo.
—Estás tan lejos —dijo Harry— ¿Por qué decidiste mencionar eso?
Draco estiró su mano, la derecha.
—Sabes que probablemente podríamos acudir con un especialista —dijo Harry— A ver si pueden arreglarlo.
—No necesito arreglos —dijo Draco, y luego estuvo sobre él, rodó encima de Harry, su peso sobre sus codos, sujetando la cabeza de Harry, y sobre sus caderas, presionando contras las de Harry.
—Voy a cuidarte muy bien —dijo Harry, con el último aliento que tenía bajo el peso aplastante de Draco. Draco inclinó la cabeza y lo besó.
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Se despertaron varias veces durante la noche, con demasiado calor y frio, y cada vez la sensación fresca de Draco al alcance de la mano llegó a Harry como una victoria.
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Por la mañana, yacían envueltos el uno con el otro, cansados y contentos, y Draco dijo.
—Me encanta esto —y Harry dijo:
—A mí también —y Adelaida los sorprendió golpeando la puerta.
—¿Están decentes? He hecho tostadas francesas. ¡Pónganse algo de ropa!
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—No puedo creer que te hayas quedado dormido durante "Corazón Valiente" —dijo Draco, mientras comían— Eres peor que Adelaida.
—No todos quieres ver epopeyas históricas de tres horas todas las noches de la semana, Draco —dijo Adelaida.
—Era larga —dijo Harry.
—Las chicas quieren venir más tarde y hacer un pastel —dijo Adelaida.
—¿Tenemos los ingredientes?
—Sí. Harry, te quedarás, ¿Verdad?
—Eh —dijo Harry.
—Te tienes que quedar. Si Draco no está ocupado, se sienta en la cocina y monopoliza a Fiona.
—¡Fiona me monopoliza! —dijo Draco.
—Sí, me quedaré —dijo Harry. Y siguió diciendo eso una y otra vez, durante días y semanas, hasta que su cepillo de dientes encajaba mejor junto al rosa de Adelaida y el elegante eléctrico de Draco que en su habitación en Grimmauld Place.
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«—-—-—-—-—-AL-—-—-—-—-—»
—Solo… eh… no seas raro, ¿De acuerdo? —dijo Adelaida.
—Te lo prometo —dijo Sebastián.
—Porque Draco es protector.
—Lo prometo. Lo llamaré señor. Me quitaré la gorra. Le pediré tu mano en matrimonio.
Adelaida se inclinó hacia él y Sebastián la rodeó con el brazo. Era un brazo delgado y fuerte, no a lo que estaba acostumbrada. Había sido manipulada por hombres, y todavía era extraño estar con un chico. Se sentía mucho más frágil.
—Puedes quedarte a pasar la noche, ya sabes —dijo.
—Sí. Como si mamá lo permitiera —dijo Sebastián— A ella le agrada Draco, pero hay límites. Está aterrorizada de que te deje embarazada.
—Alguien debería hablarle sobre los condones.
—Mmm —dijo Sebastián, bajando la cabeza y besándola. Estaban en el parque cerca de la casa de Adelaida— Ojalá pudiera quedarme a dormir. Apuesto a que te ves aún más bonita por la mañana.
—No querrás verme sin maquillaje.
Sebastián ladeó la cabeza y entrecerró los ojos.
—¿Qué? —preguntó Adelaida.
—Decido si quiero verte sin maquillaje.
Adelaida se rio.
—¿Cuál es el veredicto?
—Todavía estoy pensando —le tomó la barbilla y le limpió el labio inferior con el pulgar— Buena estructura ósea. ¿De qué color son tus pestañas?
—No lo sé, ¿Marrones?
—Mmm. Difícil.
—Sí, está bien, vete a la mierda —dijo Adelaida.
—Eres hermosa. Estarías hermosa sin nada de maquillaje —dijo Sebastián. Adelaida sonrió y tiró de su mano.
—Vamos. Terminemos con esto de una vez.
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Harry y Draco estaban en la sala de estar, viendo la televisión. Draco estaba acurrucado contra el pecho de Harry. No se movió cuando entró Adelaida, solo se estiró ociosamente, feliz de verla.
Entonces vio a Sebastián. Y se sentó.
—¡Seb! Nos encontramos fuera de la iglesia, por fin.
Adelaida apretó la mano de Sebastián y su ceño disminuyó.
—Hola, Draco —dijo— Harry.
—Sebastián y yo vamos a trabajar en un proyecto en mi habitación —dijo Adelaida.
—¿Un "proyecto"? —preguntó Draco, poniéndose de pie. Era un poco más alto que Sebastián— Ustedes dos no van a la misma escuela.
Adelaida asomó la barbilla.
—¿Quieres más detalles? —ella preguntó.
Draco se cruzó de brazos, mirando de ella a Sebastián.
—¿Puedo preguntar cuánto tiempo calculas que tomará este proyecto?
—Todavía no lo sabemos —dijo Adelaida— Lo estamos resolviendo.
Un músculo se contrajo en la mandíbula de Draco, pero no podía decir si estaba enojado o divertido.
—Vamos, Draco, siempre me has dicho que puedo acostarme con quien quiera siempre y cuando no sea mayor de un año que yo —dijo Adelaida, abandonando las pretensiones. Sebastián jadeó a su lado.
—¡Adelaida…!
Draco miró a Sebastián de arriba a abajo, con frialdad.
—La lastimas y le diré a tu madre que fumas hierba —dijo.
—¿Cómo…? —dijo Sebastián.
—¿Entendiste? —preguntó Draco.
—Sí, señor —dijo Sebastián. Sonaba como si el señor se hubiera escapado. Él fue a una de esas escuelas elegantes donde todos tenían que ponerse de pie cuando un maestro entraba al salón de clases.
Draco sonrió.
—Dios, eres tan vergonzoso —le dijo Adelaida— Vamos, Sebastián.
—¿Le dijiste que fumo hierba? —Sebastián le preguntó, una vez que la puerta estuvo cerrada.
—No lo sé, probablemente —dijo Adelaida— Le digo la mayoría de las cosas.
Sebastián caminó por su habitación, tocó la lámpara de concha rosada.
—¿Y él y Harry están…?
—¿Enfermizamente enamorados? Sí. Es asqueroso —dijo Adelaida, porque lo era. Principalmente.
—«»—
Una vez, Draco había entrado en la cocina, miró las migajas debajo de la tostadora, suspiró y salió de la habitación. Harry esperó hasta que se hubo ido, luego limpió toda la encimera de la cocina: desenchufó la tostadora, la sacudió, limpió las migas de debajo y lanzó un encantamiento pulidor.
—«»—
Adelaida tenía una idea bastante clara de cómo era salir con un hombre, o al menos, con cierto tipo de hombre. Pero lo que tenían Draco y Harry no era así. Ella los miraba y pensaba: "Quiero eso". Lo había visto en películas y lo había considerado fantasioso, pero ya no parecía tan fuera de su alcance.
—«»—
En una ocasión, Adelaida le había preguntado borracha a Draco:
—¿Quién cuida de ti?
«"Tú lo haces"», había respondido Draco. Luego, al ver la expresión de su rostro, se había corregido. «"Quiero decir… Cynthia-Del-Trabajo. Cynthia-Del-Trabajo ve por mí"». Pero era demasiado tarde. Ella sabía que lo había dicho en serio. Sabía que ella era la única persona que tenía Draco, y darse cuenta la había llenado de un gran horror, el temor de saber que no podía hacerlo, que no podía cuidar de él. Apenas podía cuidar de sí misma. Era horrible saber que Draco la necesitaba así.
—«»—
Cuando Harry la llevó a un lado y le dijo que se disculpara con Draco, ella se había indignado, obviamente. La enfureció.
Pero también, se había sentido aliviada. Tan profunda y absolutamente tranquila, de que ya no era ella sola amando a Draco.
Harry le dijo que podía hacer lo que quisiera. Harry le dijo que era brillante y trabajadora, y que tenía fe en ella. Al principio pensó que solo lo decía para verse bien frente a Draco, pero finalmente se dio cuenta de que realmente lo decía en serio, que algunas personas eran amables sin esperar nada a cambio. Todavía la entristecía que se amaban más que a ella, pero estaba haciendo las paces con eso.
—¿Puedo besarte? —preguntó Sebastián.
—No tienes que preguntar —dijo Adelaida, pero él siempre lo hacía, antes de que hicieran algo serio. Siempre se movía lentamente hacia ella y se detenía para preguntarle si estaba bien.
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Sabía de Tertius. Le había llorado en el patio de una iglesia después de una fiesta terrible en la que todos habían estado bebiendo y la cabeza le daba vueltas y había sentido que todo era demasiado fuerte. Habría sido muy fácil beber una botella de vino blanco y ser otra persona durante unas horas. Pero hería los sentimientos de Draco cuando bebía, no lo sabía antes. O lo había dicho, pero no había considerado, lo que significaba. Draco registrando su crueldad en su corazón, sin mencionarla nunca, perdonándola.
Sebastián la había encontrado.
—Estás temblando —le había dicho, y la acompaño hasta la salida, le puso la chaqueta sobre los hombros y la ayudó a cruzar las puertas de los jardines de la antigua iglesia de San Pancracio21. La acomodó entre sus piernas, la apoyó contra una lápida y la abrazó mientras ella lloraba. Y de repente, extrañamente, le había recordado a Draco: su voz tranquila, sus dedos suaves acariciando su cabello, la forma en que apoyó la barbilla en la parte superior de su cabeza y no trató de parar sus lágrimas.
—Cuando tenía diez años, mi madre se fue… —comenzó.
—«»—
A veces, estaba molesto por eso. A veces, él quería que ella hablara de eso cuando ella simplemente no quería. Pero sobre todo era esto: él pidiéndole que le diera lo que quería, en lugar de tomarlo. Él besándola lentamente, llamándola hermosa, perfecta y especial, él siempre la llamaba especial, lo que ella había considerado estúpido al principio. Había cambiado para ella.
Al lado, Draco puso música en la cocina. Escuchó la risa de Harry flotar por el departamento, y Draco dijo algo en voz baja, algo cariñoso.
Adelaida rodeó el cuello de Sebastián con sus brazos. Parecía inseguro. A menudo parecía inseguro: era muy joven. Él frotó su nariz contra la de ella y dijo:
—¿Esto está bien?
Su juventud siempre había sido un lastre para Adelaida, pero de repente ya no se sentía así. Se sentía como la libertad.
—Sí —dijo ella.
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…FIN…
Glosario:
1: Jardines de la Antigua Iglesia de San Pancracio: Se encuentran en Londres a poca distancia de la estación de metro de Kings Cross St Pancras. Es uno de los lugares de culto cristiano más antiguos de Europa. Detrás de la iglesia hay un curioso árbol que ha crecido a lo largo y entre las lápidas, que fueron apoyadas contra este.
Nota Final de GallaPlacidia en la versión original:
Estaré grabando esto como un podfic en las próximas semanas, ¡Pueden encontrarlo en Spotify en el Gallapod! También estoy en Instagram en let_them_eat_books o puedes unirte a mi NEWSLETTER en .com. Estoy por todo Internet, es lo que trato de decirles.
Nota Final de los Administradores del festival en la versión original:
Este fic es parte del HD Erised 2020; ¡Muchas Gracias Por Leer! Pueden mostrar su aprecio por el autor en un comentario a continuación.
Nota de la Traductora:
Felices Fiestas, Feliz Navidad y Muy Feliz Año Nuevo. Esta traducción ya se había retrasado y me alegra decirles que esta terminada por fin, espero hayan cumplido con sus propósitos del 2023 y me alegra decir que termine el año mucho mejor de como lo inicie desde 2018 (han sido años difíciles personalmente) y estos últimos dos meses han estado llenos de actividades y cambios positivos.
Como regalo de Navidad y Año Nuevo les dejo el penúltimo fanfic de GallaPlacidia. Espero si estas leyendo hasta aquí también te haya gustado la historia tanto como a mi; Amo leer sobre un Harry hombre lobo totalmente enamorado de Draco, es de mis temas favoritos. Me fascinó el desarrollo que tuvo Draco, y como él y Adelaida se volvieron una familia y más adelante la familia de Harry. Amo tanto que Draco logre notar los sentimientos negativos que Harry siempre trata de ocultar a los demás, un detalle que para mi tiene mucho sentido en ellos siempre se observaban y sabían muchas cosas del otro./em/p
Por último solo me queda decir gracias a todos los que leen las traducciones que publico.
Nos vemos en: SCAREDY CAT.
