LOS GRANDES ÉXITOS DE µ's (MUSE)
Capítulo 1: El papito
El Sr. Kosaka fue víctima de violencia cuando pequeño. Y él repite el mismo patrón cuando grande. Pero lo que nadie sospecha es que será capaz de olvidarse que es padre al ultrajar sistemáticamente a sus pequeñas hijas, desde los 15 hasta los 17 años.
(Estas historias están casi basadas en hechos reales y se recrean en lugares diferentes a los verdaderos para respetar la privacidad de las personas que otorgan su testimonio).
Texto reeditado y republicado.
Hace mucho tiempo, en una modesta casa vivía el papá de Honoka y Yukiho siendo testigo de violencia intrafamiliar en el cual se involucró una golpiza en contra de su progenitor, quien era alcohólico y abusador de la familia.
El padre del señor Kosaka no volvió más a casa, la violencia enquistada por años desapareció, pero sin darse cuenta él asumió esa suerte de virus que queda en el ambiente y que corroe en forma inconsciente el alma.
Aquel hombre conoció a una mujer no identificada en una casa vecina y se interesó en ella.
La mujer causó extraña sensación en aquel hombre, en más de una ocasión la había divisado, pero no sabía su domicilio hasta ahora. En cierto modo, se sintió cautivado y no dejó de pensar en ella mientras realizaba el encargo de su madre, sin duda esta era una buena oportunidad para conocerla a su modo.
Mujer: ¡SUÉLTEME!
DOS MESES DESPUÉS
El acto vejatorio que terminó con la virginidad de esa dama fue violento y traumático. Sin embargo, la madre al enterarse no quiso decirle a su esposo para evitar más violencia, pero al cabo de dos meses se impuso con espanto que su hija estaba embarazada de su propio violador; se confidenció con una amiga y ambas se dieron a la búsqueda del señor Kosaka.
Él tenía fama entre sus amigos por su loca personalidad, no era la primera vez que abusaba de alguna joven, solo que ahora el asunto se le complicaba.
UN MES DESPUÉS
Los argumentos presentados por estas mujeres fueron sólidos desde sus puntos de vista y lograron su objetivo. El señor Kosaka, presionado por las circunstancias no tuvo más remedio que casarse con esa mujer. La idea no dejó de agradarle un poco, pero a todas luces esta relación era insólita por decirlo menos.
Como era de pensar la relación entre ambos fue un desastre, ella para salvar su honor y darle a un padre a su bebé trató de ser una buena esposa, pero primó la ausencia de afecto en ambos, sobre todo en él que continuó su vida como si aun permaneciera soltero. Muy amigo de los bailes y de la parranda no tenía problemas en salir solo y quedarse hasta altas horas de la noche buscando compañía femenina, no le importaba que lo vieran ni tampoco que su joven mujer se enterara; él era el dueño de casa y la última palabra a la hora de tomar decisiones.
Mujer: ¡SUÉLTAME!
Lejos de todo pronóstico el tiempo pasó y ellos se mantuvieron juntos tiene ya un hijo, pero aun en casa se ejerce la decisión machista de este hombre que entre otras cosas hizo un hábito de castigar a su mujer y también a sus propio hijo. Tampoco el desarrollo de la familia impidió que el señor Kosaka continuara con sus típicas salidas en busca de aventuras amorosas.
Pero desde hace ya bastante tiempo que la primera mujer viene reflexionando sobre su vida en la soledad de su hogar y con el único afán de proteger a sus hijas ha planeado algunas estrategias para sacar de su lado a este hombre. A ella no le cabe la menor duda que su vida juntos tiene prácticamente los días contados.
Posteriormente, la damisela amenazó con escopeta a su pareja ordenando que abandonara definitivamente de su casa cansada de los abusos y éste se marchó mucho antes del divorcio.
El señor Kosaka no pudo regresar más a su casa y terminó separándose de ella dejando en total carencia económica a su familia, el ciclo que vivió con su padre ahora se repitió en cierto modo en su propia casa. Pero nada le pudo importar menos a este hombre que se sintió liberado de aquella responsabilidad.
Los años no cambiaron su perfil, continuó como panadero y todo lo que ganaba era para pasarlo bien con sus compañeros y amigos. El señor Kosaka, ahora un hombre promedio no dejaba encantarse con los afanes afectivos.
La otra mujer era bastante más joven que él, pero de igual modo se dejó seducir. Aquella noche, cuando la acompañó hasta su casa le dijo que estaba solo y que necesitaba una mujer que lo atendiera.
Ella trabajaba en Tokio como cocinera puertas adentro y esta oferta velada de formar pareja tan pronto no dejó de sorprenderla, pero a la vez satisfacía sus más íntimos deseos: tener su propia familia.
No lo pensaron mucho y en menos de un mes, ellos comenzaron a vivir juntos. Si bien él sintió atracción por esta joven mujer más temprano que tarde comenzó a desarrollar sus características que lo definían muy bien en su relación con las mujeres.
Entre la primera mujer y la segunda había una diferencia sustancial, esta última la aceptaba todo, no recriminaba sus salidas, ni sus amoríos y cuando llegaba ebrio a su casa solo se limitaba a tenderlo. Esta metodología no impedía que de vez en cuando le levantara la mano, hecho que ella aceptaba con resignación
Compañero de trabajo: ¡La mano que aprieta! Jeje.
El protagonista renunció el puesto de panadero para instalar su propio negocio de panes y dulces junto a su nueva esposa: la Tienda Homura. Al cabo de semanas llegaba con novedades en lo familiar.
La noticia sobre el embarazo de su mujer no fue del todo muy grata para el señor Kosaka, a esta altura de su vida otro hijo era más bien un obstáculo, pero como vio la señora Kosaka entusiasmada se dejó llevar y terminó contándole a sus compañeros. Esto es muy lejos de los pensamientos del señor Kosaka no dudaron en festejar y luego del trabajo se hicieron un tiempo y fueron a brindar por el nuevo hijo de su amigo. Para ellos era una razón poderosa; para él, un hecho sólo anecdótico.
Producto de esta relación nació Honoka y dos años después dio luz a Yukiho. Hoy bordean los dieciséis y catorce respectivamente y son las regalonas de la ahora señora Kosaka. Él mantiene su particular estilo de vida liderado por la violencia y el hedonismo.
Una serie de rencillas y sobre todo un especial punto de vista en relación a su vida y el cuidado de sus hijas, comenzaron a distanciar a la señora Kosaka de su esposo. Recurrentes indecisiones hacían de su vida de pareja una riña permanente.
La calidad de vida junto a él bajó considerablemente, ella era quien trabajaba y su sueldo permitía mantener la casa-panadería, esto más la situación de violencia y apatía condicionaron su matrimonio.
La actitud de la señora Kosaka fue lapidaria y una vez más este hombre era alejado del hogar ya que representaba un peligro para la familia.
De hecho, el negocio no iba bien a raíz de la separación.
Algo había en la mirada de este hombre que su mujer no alcanzó a ver ni mucho menos a interpretar. Ella no tenía interés en que volvieran, pero necesitaba a un padre para sus hijas y su único objetivo era precisamente hacerlo asumir esta categoría a lo menos en forma esporádica. Amaba a Honoka y Yukiho y entendía como sano no distanciarlas de su papá. De este modo, las jóvenes Honoka y Yukiho comenzaron a compartir ciertos fines de semana con su padre. Su mamá se sentía gratificada con esta ayuda que le permitía trabajar algunos sábados y domingos y sentirse segura porque en ninguna manera se atrevía a dejarla sola aquí en esta casa que alquilaba.
Sra. Kosaka: Hola mi amor.
Honoka: Hola.
Sra. Kosaka: ¿Llegó hace rato?
Honoka: No, recién me dejó mis queridas amigas.
Sra. Kosaka: ¿Y tu hermana? ¿Merendó?
Honoka: No sé de Yukiho, ya puse la hervidora. Mamá, ¿qué vamos a hacer mañana?
Sra. Kosaka: De eso quería hablarte, mañana tengo que ir a trabajar.
Honoka: *Haciendo un puchero* Si mañana es domingo.
Sra. Kosaka: Sí, pero es que no tengo salida.
Honoka: ¿Con quién me quedo yo?
Sra. Kosaka: Voy a hablar con tu papá, no creo que tenga problema.
Honoka: Bueno, pero dígale que no llegue tan tarde porque a veces me deja sola.
Sra. Kosaka: Ya, yo lo voy a decir. Te voy a servir, ¿por qué no vas a buscar tu hermana mientras tanto?
Honoka: Ya.
Honoka y Yukiho no lo pasaban muy bien con su padre, pero no se atrevía a ser muy clara por temor a ser comprendida. Él bebía a menudo y no era precisamente un ejemplo.
Sr. Kosaka: ¿Todavía están despiertas?
Yukiho: Estoy estudiando, mi hermana se durmió.
Sr. Kosaka: Haz al rincón, me quiero acostar con ustedes.
Yukiho: ¿No será en otro cuarto?
Sr. Kosaka: No, tengo frío.
El alcohol, la incultura y probablemente una vida llena de frustraciones están generando en este hombre un torbellino de ideas mal sanas. Esta noche, el señor Kosaka se está olvidando de su categoría de padre y está dando salida otra característica que grafica su ya corroída escala de valores. Solo que esta noche las víctimas podrían ser sus propias hijas.
Yukiho: Papá, me molestas.
Honoka: *Despertando* ¿Qué pasa? ¿Papá?
Sr. Kosaka: Tranquilas, tranquilas. No te van a pasar nada.
Durante este morbo, abusa a sus queridas regalonas toda una noche, él promovió su orgía con aquellas inocentes adolescentes que las hizo hasta castigar si no obedecía las órdenes o les delataran. A la mañana siguiente, este mal padre de mentes enfermizas despertó antes que ellas sin pudor ni compasión ante tanta maldad que cometió.
Sr. Kosaka: ¿Quiere tomar algo?
Yukiho: No, no quiero nada.
Sr. Kosaka: ¿A qué hora entran a la escuela?
Yukiho: A la ocho.
Sr. Kosaka: ¿Hiciste tus tareas? -No le vas a contar a la mamá ni a Honoka lo que hicimos anoche.
Yukiho: ¿Dónde está el cuaderno?
Sr. Kosaka: Si cuentas a mamá lo que hicimos anoche u otra persona, me voy a enojar. ¿Me escuchaste, o no?
Yukiho: Sí, se los escuché.
Sr. Kosaka: Ahí está el agua caliente.
Este hombre, lejos de comprender y mencionar el daño que le hizo a sus hijas no dudó en intimidarlas. Las adolescentes comenzaron a vivir un temor permanente y su mente juvenil no alcanzaban a comprender lo que le estaba pasando, una mezcla de culpabilidad y vergüenza las invadió en la escuela. Deseaba contarle a alguien, quería desahogarse, pero la amenaza de su padre habían calado muy hondo en sus mentes.
La ex idol escolar Honoka, de tan solo 17 años de edad, quien se encargó de cuidar la casa-tienda fue golpeada y violada por su propio padre al intentar delatar. Luego de eso, empezó a consumir fármacos contra la depresión y de gestación.
Las señales de auxilio indirecto no lograban ser comprendidas por su madre y silenciaban así un acto vejatorio que debía terminar.
Honoka: Terminé. ¿Te ayudo en algo?.
Sra. Kosaka: No mi amor, yo también terminé. Ya, vaya a preparar sus cosas porque el papá la va a venir a buscar.
Honoka: ¿Usted no va a estar conmigo?
Sra. Kosaka: Es que la clientela incrementó y voy a tener que trabajar todo el fin de semana.
Honoka: ¿Y si me quedo aquí?
Sr.a Kosaka: Ay, no digas tonterías, cómo te vas a quedar sola. Si con el papá va a estar bien.
Honoka: Yo quería estar con usted.
Sra. Kosaka: No, yo hablé con tu padre y él te va a venir a buscar. Hola, te estaba esperando, ya vaya a preparar sus cosas.
Ese hombre intentaba acariciar a su hija mayor y la evade por miedo.
Sr. Kosaka: ¿A qué hora te vas?
Sra. Kosaka: Ahora, porque estoy atrasada. Ayude a las niñas con sus tareas, mire que llego el domingo en la noche.
Sr. Kosaka: ¿Te ha dicho algo?
Sra. Kosaka: No, ¿por qué?
Sr. Kosaka: La vi salir medio enojada.
Sra. Kosaka: No, estábamos hablando de otras cosas. ¿Me acompaña a tomar el autobús?
Honoka y Yukiho sabían que su padre, luego que bebía podría volver a intentarlo, de ahí su temor a irse con él por el fin de semana. Ciertamente el alcohol transformaba este hombre, pero esta noche, más que los efectos de la cerveza y del vino predominaban sus oscuros pensamientos.
Yukiho: Papá, suélteme. Déjeme dormir, por favor.
Honoka: Papito, no.
Para que usted sepa, ese hombre organizó su nueva propia orgía entre sus hijas considerado un gran morbo moral que no será narrada: él ya es un violador profesional. ¿Quizás le practicó lo mismo con su esposa antes?
En una mañana, Honoka y Yukiho dormían juntas debido al trauma de su progenitor trastornado y su mamá fue a despertar presintiendo algo raro entre las chicas.
Sra. Kosaka: Niñas, levántense, miren la hora que es. Oigan, ¿por qué tienen aquí que están hinchadas?
Honoka: Nada. ¿Por qué?
Sra. Kosaka: ¿Cómo que nada? A ver. *Le muestra los abdómenes de sus hijas* Dime, ¿qué está pasando?
Honoka: No sé, mamá.
Sra. Kosaka: ¿Quién te hizo esto?
Yukiho: Mi papá, pero yo no quería.
Sra. Kosaka: Pero cómo es posible. ¿Y desde cuándo?
Yukiho: Hace tiempo, él nos obligaba, pero yo no quería.
Sra. Kosaka: ¿Pero por qué no me dijeron antes?
Honoka: Nos amenazaban con pegarme hasta con mi hermanita.
Sra. Kosaka: Desgraciado, infeliz.
Honoka: Mamá, ¿qué vamos a hacer ahora?
Madre e hijas fueron a la pensión a encarar a su esposo los daños morales y vejatorios que lo perpetró; las adolescentes estaban muy asustadas.
Sra. Kosaka: Estabas aquí.
Sr. Kosaka: ¿Qué pasó?
Sra. Kosaka: ¿Qué les hiciste a las niñas?
Sr. Kosaka: ¿Yo? Nada, ¿por qué?
Sra. Kosaka: Cínico mierda. ¿Cómo que nada? Las estaba abusando de ellas.
Sr. Kosaka: ¿De dónde sacaste eso?
Sra. Kosaka: Ellas me lo contaron todo, así que no mientas. ¿Por qué lo hiciste?
Sr. Kosaka: ¿Qué le contaste?
Sra. Kosaka: Diles, dile a tu papá que le contaste.
Yukiho: Usted nos hizo eso.
Honoka: Nos trató de torturar.
Sr. Kosaka: ¿Y tú les crees?
Sra. Kosaka: Claro que les creo, vos las tienes amenazadas.
Sr. Kosaka: A lo mejor se metió con alguien.
Sra. Kosaka: Desgraciado. Mira, lo que hiciste con tus hijas (esto) no tiene nombre.
Sr. Kosaka: Eso no me prueba.
Sra. Kosaka: Esto no se va a quedar así, te lo aseguro.
DESDE UN HOSPITAL
En tanto Honky le decía a su madre que consumía anticonceptivos de ella cada vez que follaba, si bien fue traumática cuando su hermana menor quedase embarazada; mientras Yukiho y esta progenitora visitan a un ginecólogo.
Médico: ¿Qué edad tienes tú?
Yukiho: Quince años. -Dijo Yukiho:
Sra. Kosaka: ¿Cómo está, doctor?
Médico: Para hacerle franco, no deja de preocuparme.
Yukiho: ¿Pero le pasa algo, doctor?
Médico: Espero que no. Nunca antes me ha tocado un caso así.
Sra. Kosaka: ¿Cuánto tiempo tiene?
Médico: 28 semanas. ¿por qué no la trajo antes?
Yukiho: No lo sabía.
Médico: ¿Tampoco sabía?
Yukiho: *Sollozando* No, yo no quería. Doctor, ¿me voy a morir?
Médico: Por supuesto que no, lo que pasa es que va a ser mamá y tenemos que preocuparnos de que tu crío esté bien.
Yukiho: Doctor, yo no quería, es mi papá que me obligó.
Médico: ¿Cómo es eso que el papá lo obligó?
Sra. Kosaka: Ay doctor, es tan difícil de explicarlo, ahora lo entenderá.
Médico: Olvídalo. Sabes de una duda, ¿no es la primera vez que tienes relaciones sexuales?
La noticia del ginecólogo y su prolongado embarazo fueron el detonante para que esta madre ofendida asumiera toda su responsabilidad. Los recuerdos de tantas señales no comprendidas que ahora tenían algún significado se acumularon en su mente y generaron en esta mujer una rabia e impotencia contenida, efectivamente en muchas ocasiones, Honoka y Yukiho le imploraron a su madre que no quería estar con su padre, pero ella ignorante y hasta insistente la obligaba, pero ya no tenía caso de lamentar esta sordera. Ahora había que enfrentar quizás el peor castigo moral y valórico que puede tener unas adolescentes; convertirse en madre teniendo un hijo de su propio padre, con estos argumentos no dudó en hacer la denuncia a la policía.
Policía: ¿Esa es la casa?
Un 26 de julio, los efectivos policiales llegaron hasta la pensión donde el señor Kosaka alquilaba una habitación, ya a esta altura las jóvenes había sido objeto de una acuciosa interrogación que evidenciaba actos de violación sexual no solo durante los últimos meses como suponía su madre, sino desde que ellas tenían tan solo siete y cinco años de edad respectivamente.
Ciertamente, el temor infundido por este hombre fue la razón que permitió el silencio durante tanto tiempo, ahora a esperar una condena que por muy larga y lapidaria que sea difícilmente podrá borrar el trauma que generaron todo este episodio en Honoka y Yukiho. Ese hijo (de Yukiho) del cual el señor Kosaka será padre y abuelo está por nacer.
Un 7 de septiembre, Yukiho con apenas quince años de edad fue llevada a una sala de parto para dar a luz a su hijo. Aquí se le practicó una cesárea y aunque parezca extraño ella hizo todo cuando estuvo a su alcance para permitir que aquel ser que tenía en sus entrañas naciera sin problemas.
En efecto, evidentes malformaciones congénitas (microcefalia severa, en estado vegetal) no permitieron la sobrevivencia de esa hija, la naturaleza sabe y rigurosa no quiso dejar en evidencia de un hecho que la candidez de una adolescente jamás la hubiese logrado comprender. Aun así, esta historia nos deja un sabor amargo ya que la señora Kosaka y sus hijas no han vuelto a levantar la mirada el ver este futuro con esperanza, porque esta experiencia las han marcado por el resto de sus días.
Hoy, Honoka y Yukiho jamás volvieron a ver a su padre quien se encuentra recluido en la cárcel de Tokio. Por primera -y única- vez, su nombre con este pasado delictivo se atreve a dar la cara -pese que no le muestra sus ojos- y reconocer a su modo su relación incestuosa.
Como si hubiera comido la lengua de los roedores, no tiene perdón de Dios ni moralidad para ese hombre por los prejuicios que hizo a las potenciales idols del futuro que destruyeron sus sueños de por vida. Muy indignante que se hubiese divulgado la verdad. (Esa es una opinión compartida)
Este padre, el señor Kosaka, fue condenado a 15 años y un día por violación y agresión a sus dos hijas.
En presidio, este hombre redime de sus culpas y escribe un libro autobiográfico: "El don de la inmoralidad". En él grafica sin vergüenza su horrendo crimen.
En el mundo, ocurre una violación cada minuto. Un porcentaje inferior se produce en la relación de padre e hija.
(Esta historia es real. Sin embargo, la mayoría de los nombres y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de los verdaderos protagonistas).
Si me permite, se despide por el momento porque próximamente habrá un par de capítulos dedicadas exclusivamente a las inolvidables µ's.
Continuará...
