¡Les doy la bienvenida a esta nueva historia de DxD!
Contando esta historia, ya van dos proyectos que utilizo el universo de High School DxD. La primera obra ya ha terminado, y me ha trasmitido una gran cantidad de experiencia para comenzar con esta.
En esta ocasión no será un harem, se tratará de un emparejamiento único: IsseixRaynare.
Como es una nueva historia, también quiero crear una temática diferente, por lo que, los lectores que vienen de mi anterior obra de DxD, déjenme decirles que esta historia será completamente diferente.
Lo más probable es que vean muchos OC y una historia en el que el principal enfoque serán las Sacred Gears. Si, Azazel se sentirá como en casa en este proyecto.
Sin nada más que agregar, les dejo con el inicio de esta historia.
¡Disfruta!
El viento transitaba entre las hojas de los extensos arboles del lugar.
La noche del bosque era completamente armoniosa. El silencio absoluto solo era afectado por los cantos y el ritmo impuesto por la naturaleza más exótica en su máximo esplendor.
No obstante, los mismos animales se mantenían alejados de un sector específico, como si ese lugar contuviera algo muy siniestro.
Esa diminuta cueva subterránea era producto principal de esa anomalía. Incluso no fue difícil adivinar porqué los animales se mantenían alejados de allí, solo debías prestar un poco de atención para escuchar ciertos sonidos metálicos similares a sierras que se escuchaban de lo más espeluznante.
Muy, pero muy en su interior se encontraba la razón principal de este sonido.
Diversas viviendas se extendían por doquier, en donde el punto central y más importante era una enorme estructura blanca que parecía ser un gran laboratorio.
El sonido chirriante se detuvo abruptamente. Un hombre de mediana edad y cabello plateado oscuro se quitó el sudor de la frente mientras daba un pequeño suspiro.
"¿Ya has acabado, Rizevim?" Una mujer de tez morena y cabello café oscuro que se encontraba sentada en una de las tantas camillas lo miró con cierto aburrimiento.
"Eso está a punto de verse, Katarea." Contestó Rizevim cuando dejó sobre la mesa un artilugio metálico bastante extraño que estaba cubierto de sangre y otra sustancia incomprensible.
Frente a él, yacía el cuerpo putrefacto y apenas distinguible de una mujer en sus 20 años. En el centro de su pecho había un gran hueco en donde se encontraba una gema de color azul oscuro que estaba conectada con una gran cantidad de cables y alambres.
"Veamos si esta vez funciona. Estoy cansado de matar humanos." Declaró el hombre con un leve suspiro cuando arrastró su silla hasta llegar a una máquina, dándole diferentes instrucciones que Katarea no entendía en lo más mínimo.
"¿En serio crees que estas cosas tuyas nos ayudaran?" Katarea mostró sus dudas ante el plan de Rizevim. "Hay muchos que no están muy de acuerdo en utilizar Sacred Gears, incluso yo tengo mis dudas…"
"Ustedes no son capaces de percibir las cosas al igual que yo." Rizevim la interrumpió mientras continuaba programando. "Es cierto que la creación de las Sacred Gears fue una de las principales ventajas por las que nos derrotaron. En ese momento su invención fue una completa sorpresa y una fuerza contraria con la cual no contábamos. Pero ahora…" Rizevim no pudo evitar demostrar una sonrisa cuando hizo los últimos retoques.
"Ahora utilizaremos su propia arma en su contra."
La sonrisa de Rizevim aumentó aun más en el momento de pulsar una última tecla, haciendo que la maquina comenzara a brillar a medida que una gran cantidad de líquidos muy raros comenzaban a introducirse en el cuerpo y la gema del cadáver a través de los cables y alambres.
"Ver esto es algo un tanto escalofriante, incluso para alguien como nosotros." Katarea no pudo evitar entrecerrar sus ojos con ligero asco al ver como el cadáver comenzaba a retorcerse a medida que la gema comenzaba a brillar lentamente. "Me largo de aquí. Dime cual fue el resultado una vez que termines." Rizevim agitó su mano con desinterés, indicando que tampoco le importaba mucho su presencia.
De hecho, estaba completamente centrado en lo que estaba aconteciendo con su creación. Sus ojos lo reflejaban a la perfección.
Katarea se detuvo por un corto segundo cuando se cruzó con un hombre encapuchado. La mirada que le entregó dejó más que claro que no le agradaba mucho el sujeto.
"Amo, aquí le traigo sus encomiendas." El encapuchado hizo una corta reverencia en el momento de arrojar una gran cantidad de gemas y otros artilugios sobre la mesa cercana.
"Bueno trabajo, Two. Ahora ven conmigo y acompáñame en este momento." El encapuchado ahora reconocido como Two se acercó a su amo y observó en silencio como el cadáver continuaba convulsionando hasta que explotó de una forma abrupta.
"¿Otro fracaso?" Dijo el encapuchado sin emoción alguna al mismo tiempo que se quitaba la sangre de su rostro ensombrecido.
"Yo no estaría tan seguro." Las palabras de su amo hicieron que Two observara con atención, y rápidamente se dio cuenta que estaba equivocado. "Esta vez, la Sacred Gear no explotó."
La gema azul comenzó a brillar con una gran intensidad a medida que comenzaba a levitar. Los diversos cables que estaban conectadas a ella se convirtieron en cenizas de un segundo al otro.
Una masa de carne y sangre combinada con llamas azules comenzó a generarse alrededor de la gema hasta el punto de que su anatomía se hacia menos y menos grotesca.
La figura humanoide se fue formando a una gran velocidad hasta el punto de transformarse en una esbelta mujer de cabello oscuro.
El cuerpo desnudo cayó sobre la camilla y las llamas azules que la rodeaban se extinguieron por completo. Poco después, sus ojos celestes se abrieron con cierta pesadez.
"Bienvenida, creación mía. Yo soy tu amo, Rizevim Livan Lucifer. Espero que logremos grandes cosas juntos." El hombre le extendió su mano, y ella aceptó el gesto con unos ojos cubiertos de confusión y admiración hacia quien era como su padre.
"¿Quién soy?" Ella demostró lo perdida que estaba su memoria en el momento que se sentó sobre la camilla.
"Acabas de nacer. Es normal que te sientas extraña. Yo también pasé por eso." Aclaró Two, ganándose la atención de la mujer. "Si no le molesta al amo, me gustaría conseguir ropa para usted y luego ensenarte por qué fuiste creada y cuál es el propósito de tu vida."
"Me parece bien que lo hagas, Two. De hecho, creo que no hay nadie más indicado. Por algo eres mi mano derecha." Declaró Rizevim, demostrando su plena confianza en el hombre encapuchado.
"No tiene por qué decirlo." Aclaró Two con una corta reverencia antes de tomar la mano de la mujer e indicarle el camino.
"Muy bien, ahora que ya terminamos este proyecto…" Rizevim se acercó hacia una manta que ocultaban numerosas camillas que contenían cosas indistinguibles.
Rizevim no pudo evitar frotar sus manos con placer una vez que se detuvo frente a ellas.
"Es momento de ir terminando la primera fase del plan."
PROLOGO: EL MOMENTO DEL ADÍOS.
La gran cantidad de plumas negras descendían a un ritmo lento. La ventana rota, y sus astillas con restos de sangre dejaban bien en claro que alguien había sido arrojado en contra de su voluntad.
Las plumas continuaban su camino hasta caer sobre unas bancas partidas o sobre el suelo sucio de la Iglesia que daba claros indicios que no había sido cuidada desde hace un tiempo.
El silencio acompañaba al único joven que se encontraba en aquel lugar. Era un adolescente de cabello castaño quien observaba el caer de las plumas sin decir ni una sola palabra. Sus ojos atormentados y su rostro melancólico le daban un aspecto algo sombrío.
"Issei-kun…" Un joven rubio que aparentaba su misma edad lo llamó desde las escalaras inferiores, haciendo que Issei saliera de su propio tormento cuando lo miró.
Ese tormento volvió a él tras ver como la chica que lo acompañaba llevaba el cadáver de una rubia entre sus brazos.
Lo único que pudo hacer Issei fue apretar sus puños con fuerza y mirar hacia otro lado, siendo incapaz de presenciar el cuerpo de la que una vez considero su amiga.
El rubio y la albina observaron con cierta preocupación como Issei se daba la media vuelta, preparado para acabar lo que había comenzado.
"Issei-kun, no tienes por qué hacerlo. Nosotros lo…"
"Gracias, Kiba, Koneko." Issei interrumpió al ahora reconocido como Kiba cuando volteó su mirada para enfrentarlo. "Pero quiero hacerlo por mi propia cuenta."
Una vez que Issei volvió su mirada hacia el frente, ni siquiera se detuvo a mirar como una pelirroja y azabache ingresaron por la puerta principal. Ellas tampoco le dijeron nada, ya que habían escuchado toda la charla que habían tenido.
"¿Crees que estará bien, Rías?" La azabache le preguntó con sus brazos cruzados y cierta seriedad.
"No te preocupes, Akeno. Si es su deseo, hay que respetarlo." Aclaró Rías con una expresión muy similar a la de Akeno, aunque gran parte de su atención estaba fijado en la fallecida que Koneko llevaba entre sus brazos.
Issei salió de la iglesia y se dirigió a pasos apresurados, observando como la última estela de plumas negras estaba a punto de tocar el suelo. Eso sirvió como una guía para saber donde se encontraba su objetivo, y no fue difícil encontrarla.
Después de todo, se estaba arrastrando en el suelo mientras gemía de dolor.
El rostro de la mujer se cubrió de completo horror al escuchar como unos pasos se acercaban a ella, por lo que rápidamente se levantó con las pocas fuerzas que le quedaban y comenzó a crear un círculo mágico para escapar.
Issei continuó acercándose a paso lento, escuchando como los gemidos de la mujer se profundizaban a medida que él se aproximaba.
"¿En serio crees que puedes escapar? Si no te diste cuenta, tus heridas dejaron de sanar. Eso significa que agotaste casi todas tus reservas mágicas." La declaración de Issei fue probada al instante cuando la Ángel Caída cayó sobre sus rodillas, y el circulo mágico se rompió en mil pedazos.
"¡Por favor, piedad!" La mujer exclamó con terror cuando volteó su rostro, y justo en ese momento pudo sentir como Issei agarraba sus alas.
Él no dijo una sola palabra. Su rostro ensombrecido no permitía saber como se sentía en estos momentos, pero basto con ver como la arrojó ferozmente contra un árbol para saber que estaba muy enojado.
"¿Piedad? ¿Acaso tuviste piedad con Asia?" El rostro de Issei se alzó, revelando una expresión cubierta de la más pura rabia y odio que se haya visto nunca. "¡¿Acaso tuviste piedad conmigo?!" Despotricó mediante un gran grito, haciendo que la mujer cerrara sus ojos con mucho miedo.
"¡Yo-yo no…!" Exclamó con autentico terror, un terror que solo aumentó cuando sintió como Issei la tomaba del cuello.
"Ya no voy a creer ninguna de tus palabras, Yuuma." Issei se detuvo después de mencionar su nombre, haciendo que una risa seca y carente de emociones emergiera de sus labios. "¿O mejor debería llamarte Raynare?"
"¡Por-por favor…!" Raynare apenas fue capaz de hablar, ya que Issei la estaba apretando muy, muy fuerte.
La sonrisa vacía del protagonista cambió de inmediato a una expresión cubierta de rabia cuando la jaló del cuello para arrojarla lejos una vez más, alejándose más y más de la iglesia.
La fuerza fue tal que Raynare se vio obligada a escupir sangre cuando atravesó un pequeño árbol con su propio cuerpo, hasta chocar contra varios arbustos.
Raynare intentó recomponerse, pero rápidamente cayó de rodillas y sus ojos se pusieron borrosos, indicando que ya había llegado a su límite. Su rostro se alzó con miedo al ver como una sombra se posicionaba sobre ella.
Antes de que pudiera hacer o decir algo, Issei la pateó sobre el vientre con fuerza, haciendo que la Caída escupiera un poco de saliva y rodara por el suelo.
"¡Issei-kun, por favor! ¡Yo no quería hacerlo! ¡Lo juro!" Exclamó la mujer entre lagrimas al ver como Issei se sentaba a horcajadas sobre ella, impidiéndole el movimiento.
"¿Ahora ya no usaras la voz de Yuuma para intentar persuadirme? ¿Qué sucede? ¿Tanto miedo tienes?" Las palabras de Issei emergieron de sus labios sin un ápice de emoción cuando alzó su guantelete carmesí, haciendo que los ojos de Raynare se ensancharan con horror.
"¡BOOST!"
"¡Te juro que no quería! ¡Mi jefe me obligó! ¡Yo, ellos…!"
"¡BOOST!"
La desesperación de Raynare se hizo más visible tras escuchar el segundo aumento.
"¡Yo realmente te quiero! ¡No me hagas esto!" Raynare arrojó su último intento de supervivencia, ya que se vio obligada a cerrar los ojos cuando el puño de Issei bajó a una gran velocidad.
Rías y su nobleza observaron hacia un punto en concreto tras escuchar un gigantesco estruendo que fue seguida de una luz roja que brilló en el interior del bosque.
Después de eso, el silencio fue sepulcral.
Raynare abrió lentamente sus ojos, y la sorpresa en su rostro no se hizo esperar al sentir como unas lagrimas caían sobre su rostro.
A su costado yacía el imponente guantelete que se había incrustado en lo más profundo de la tierra hasta el punto de resquebrajar el suelo con grandes grietas.
"¡Me gustabas! ¡Realmente me gustabas!" Issei no pudo detener su llanto tras decir esas palabras. "¡¿Por qué todo tuvo que terminar así?! ¡Yo solo quería ser feliz a tu lado, pero lo arruinaste!" Las declaraciones de Issei se volvieron un grito desgarrado en sus siguientes palabras:
"¡¿POR QUÉ ME TRAICIONASTE?! ¡¿POR QUÉ ME MATASTE?!"
Raynare solo podía estar en silencio, ya que no podía encontrar la manera de responder a semejante declaración agónica.
Esa misma agonía se veía en los ojos de Issei, y, sobre todo, en cada una de las lágrimas que derramaba.
El protagonista cerró sus ojos con fuerza, y sus dientes se apretaron con una impotencia y sufrimiento tan aplastador como una aplanadora.
Su mano se dirigió temblorosa a la mano de Raynare para tomar un anillo.
"Y como si burlarte de mis sentimientos no fuera suficiente, mataste a una de mis amigas solo por el capricho de obtener una Sacred Gear…" El tono de Issei se escuchó mucho más tranquilo, aunque el rechinar de sus dientes indicaban que se estaba conteniendo.
"Issei-kun, yo…"
"lárgate."
La afirmación de Issei la llenó de sorpresa.
El castaño no tardó en levantarse y desmaterializar su Sacred Gear para que Raynare pudiera moverse nuevamente.
Ella no dijo una sola palabra, tan solo se dignó a observar con suma estupefacción como Issei comenzaba a marcharse a paso lento.
"Issei…"
"Lárgate antes de que me arrepienta." Issei se detuvo para fulminarla con la mirada una última vez, antes de por fin volver su mirada hacia el camino que lo guiaría a la iglesia.
Raynare se quedó sentada en el suelo, apenas siendo capaz de procesar todo lo que había sucedido.
Lo que si sabía es que había fracasado.
Issei se había llevado la Sacred Gear de Asia, por lo que eso solo significaba grandes problemas para ella.
Issei volvió a la iglesia cabizbajo, sus ojos rojos dejaban bien en claro que había llorado.
"¿Te encargaste de ella?" Preguntó Rías, observando como Issei presionaba el anillo sobre su pecho.
"Ella ya no está, y no volverá nunca más." Las palabras de Issei parecieron ser suficientes para todos, por lo que no quisieron seguir atormentando al chico sabiendo que en estos momentos estaba sufriendo mucho.
De hecho, eso sacó una sonrisa en la pelirroja, ya que había una forma de animarlo que sería sumamente increíble.
"Por lo que veo trajiste su Sacred Gear, por lo que no será necesario volver a ella para buscarlo." Las palabras de Rías se ganaron una mirada confundida de Issei. "¿Puedes hacerme el favor de colocárselo?" Issei asintió con algo de torpeza, ya que no sabía exactamente en qué estaba pensando.
"¿Por qué hacemos esto, Buchou?" Issei le preguntó con algo de tristeza mientras le colocaba el anillo a su difunta amiga con cuidado.
"Su Sacred Gear es bastante especial y cuenta con un potencial realmente grande para que sea desperdiciado." Esas palabras hicieron que los ojos de Issei se ensancharan ligeramente.
"¿Eso quiere decir que usted…?" Preguntó el castaño con incredulidad.
"Voy a convertir a esa monja en un demonio."
Después del pequeño ritual realizado por Rías, transcurrieron unos pocos minutos en los que todos permanecieron en completo silencio, esperando que Asia volviera a la vida.
Aunque el que más ansioso estaba era Issei, y eso se notaba con mucha facilidad.
Finalmente, la espera valió la pena.
Asia abrió sus ojos lentamente y se sentó sobre el suelo, para luego tomarse la cabeza con una expresión cubierta de confusión.
"¡Asia!" Issei no sabía si debía estar feliz, llorar, o simplemente quedarse paralizado, ya que realmente estaba muy conmocionado por lo que estaba presenciando.
"Solo la he resucitado debido al valor de su poder. Por lo tanto, quiero guardarme las palabras para más tarde." Aclaró Rías con satisfacción cundo se dio la media vuelta para marcharse. "Ahora considero que ustedes dos tienen mucho de qué hablar."
"Issei-san…" Asia miró al protagonista, aun reflejando su consternación. "Yo-yo había…"
La conmoción de Issei pareció pasar a un segundo plano cuando la abrazó sorpresivamente, demostrándole todo el cariño que le tenía con un simple gesto.
"Volvamos a casa, Asia." Comentó Issei, sintiendo como una lagrima traicionera rodaba por su mejilla.
Esta escena hizo que Kiba, Akeno, e incluso la inexpresiva Koneko sonrieran.
"Rojo y rojo, ¿no crees que suena muy bien?"
"Espero mucho de mi precioso y costoso esclavo."
Esas fueron las palabras con las que Issei había comenzado el siguiente día después de todo lo acontecido.
Aunque las palabras de Rías sonaban un poco raras, Issei no dejó de creer en ella, y la idea de que complacerla podría hacer que ambos se volvieran cercanos tan solo ayudaba al hecho de que se emocionara como nunca.
Aunque dicha emoción estaba atada a un sentimiento que ni se molestaba en ocultar.
"Estoy seguro que podré olvidar rápidamente a Yuuma-chan si tengo a la Buchou de mi lado." Pensó Issei con una sonrisa determinada en su rostro mientras apretaba con fuerza el puño, haciendo que las demás estudiantes del aula lo miraran con desconfianza.
"De seguro esta planeando algo pervertido." El susurro y acusaciones constantes de sus compañeras hizo que su emoción disminuyera en gran medida.
"Pero para lograr olvidarla, tengo que trabajar duro." Issei optó por una mirada solemne tras pensar eso, sabiendo que no iba a ser sencillo conquistar el corazón de una mujer tan importante como lo era Rías.
Después de todo, ya sabía sobre su linaje Gremory y lo que esto conllevaba.
No iba a ser una lucha fácil, pero sin dudas no se rendiría.
Iba a entrenar duro a partir de ahora, para asegurarse de complacer a su Buchou y que viera que ese enorme costo de ocho peones no había sido para nada en vano.
"Oye, Issei. Tenemos unas nuevas revistas para ver." Un calvo le tocó la espalda, sacando a Issei de sus pensamientos.
"¿Oh? ¿En serio? ¿De qué se trata, Matsuda?" Preguntó Issei con una sonrisa tonta en su rostro, una sonrisa que fue copiada por su amigo.
"Es un nuevo volumen de Magical Girl." Declaró otro hombre que se uñó a la conversación, ajustando sus gafas cuadradas que eran lo que más se distinguían en su figura.
"¡El nuevo volumen que salió hoy! ¡¿No es una broma?!" Issei se levantó de su asiento, y el elevado tono de voz llamó la atención de todos.
"Por supuesto que no es una broma. Sabes bien que Motohama tiene contactos y yo tengo el dinero." Aclaró Matsuda con una sonrisa orgullosa mientras hacia una pose ridícula.
"¿Revistas? De seguro es uno de esos volúmenes pervertidos que vimos la última vez." El susurro de una de sus compañeras hizo que los tres hombres se aclararan la garganta mientras fingían seriedad.
"Entonces, supongo que me uniré a ustedes esta tarde, caballeros." Comentó Issei con un leve asentimiento para si mismo, algo que sus dos mejores amigos imitaron.
"Issei-kun." El mencionado ni siquiera tuvo que girar su rostro para saber quien lo llamaba, ya que el grito y el susurro de las estudiantes fue más que suficiente para saber de quien se trataba.
"¿Qué quieres, Príncipe Azul?" Issei no pudo evitar demostrar su envidia de una forma un tanto única con ese apodo, haciendo que Kiba le entregara una sonrisa nerviosa.
"La reunión ya va a comenzar." Ese comentario hizo que el desinterés de Issei se esfumara.
"Puedes quedarte con la mejor, pero no te olvides de presentarnos a las demás chicas de tu club cuando tengas tiempo." Matsuda le susurró con leves golpes, y Motohama demostró que estaba de acuerdo con el calvo cuando asintió un par de veces.
"Ellas son geniales. Estoy seguro que todos serán buenos amigos." Comentó Issei con una sonrisa cuando se despidió de sus mejores amigos.
Lo curioso era que Matsuda y Motohama se habían convertido en piedra tras escuchar esas palabras.
Aunque la razón era muy fácil de encontrar.
"¿Solo amigos?" Pensaron los dos al mismo tiempo tras captar la indirecta un tanto directa por parte de Issei.
Issei se unió a la caminata junto con Kiba. El hecho de que estuviera caminando junto con el "Príncipe Azul" hizo que una gran cantidad de chicas se detuvieran para mirarlo, o más bien, solo mirar a su compañero rubio.
Eso hizo que la envidia volviera al cuerpo de Issei, pero rápidamente la descartó tras notar algo mucho más importante.
"¿Por qué está tan serio? No compartimos mucho tiempo juntos, pero es la primera vez que lo veo así…" Pensó Issei con cierta incertidumbre al notar que Kiba no había sonreído desde que salieron del aula, sumado que ni siquiera le había iniciado una conversación.
Cuando finalmente llegaron al viejo edificio, Issei se llevó una sorpresa que no olvidaría en mucho tiempo.
En el momento de entrar al salón principal, lo primero que vio fue como Rías estaba sentado junto a un hombre alto y rubio con gran aspecto. Gritaba que era de la nobleza.
Aunque lo que realmente llamó el interés de Issei fue notar como este recién llegado estaba rodeando la cintura de Rías con su mano y ella parecía estar muy contenta con eso.
No solo ella, ya que estaba haciendo lo mismo con Akeno, mientras que Koneko estaba sentada sobre su regazo con un leve sonrojo mientras comía un chocolate.
"No me habías dicho que adquiriste nuevos esclavos, Rías." Declaró el hombre, demostrando ligero interés en la chica que estaba en el otro sillón, siendo Asia. "Ven aquí, no tienes porqué estar avergonzada." Comentó con un tono condescendiente.
"No-no se preocupe, estoy bien aquí." Asia no pudo evitar sonrojarse un poco cuando el demonio le entregó una sonrisa muy preciosa, según su punto de vista.
"Ya estamos aquí, Buchou." Kiba hizo una leve reverencia a su líder, pero solo fue una.
"¡No seas así, Kiba! ¡Recuerda que Raiser es igual que yo, por lo que también le debes respeto!" Rías corrigió la actitud de su esclavo de inmediato.
"Tienes razón, lo siento." Kiba hizo una reverencia más, pero Issei fue el único que pudo notar como el rubio apretaba los dientes con clara molestia.
"¡Vamos, tampoco lo castigues tanto!" Exclamó Raiser con una leve risa mientras agitaba su mano con desdén, indicando a Kiba que se detuviera. "Por lo visto, has adquirido a más de un esclavo, mi querida Rías." Su mirada se enfocó en Issei por un corto segundo, aunque rápidamente volvió su mirada a Asia, quien no pudo evitar sonrojarse de nuevo.
"Él es el poseedor de una Longinus, la Boosted Gear. Necesité ocho peones para resucitarlo." Esas palabras llamaron la atención de Raiser, quien no pudo evitar observar al chico con cierto asombro.
"¿Una Longinus? Que curioso." Fue lo único que dijo mientras lo estudiaba con la mirada.
"¡Hum, mi nombre es Hyoudou Issei! ¡Es un placer!" Issei hizo una rápida reverencia al hombre, para luego hacer una más a su ama para que no se enfadara como sucedió con Kiba.
"Es un placer, Hyoudou. Mi nombre es Raiser, ¿supongo que te suena de algo?" Ese comentario hizo que Issei lo mirara con confusión.
"Lo siento, pero hace muy poco tiempo que estoy en el Mundo Sobrenatural, por lo que aún sé muy pocas cosas." Issei sintió que debía escusarse de alguna manera, de otro modo podría haber sido un pequeño problema.
"Uh, ya veo…" Declaró Raiser, su sonrisa se esfumó al saber que Issei no tenía ni idea de quien era. "Deberías enseñarle mejor, mi querida Rías. todo Demonio Reencarnado debería saber sobre la Familia Phoenix, especialmente, sobre su heredero." Aclaró el hombre con mucho, quizás hasta incluso demasiado orgullo.
Prácticamente si decías que era arrogancia nadie podría decirte lo contrario.
"Lo siento. Aún tiene mucho que aprender, pero prometo que se los iba a decir pronto. Tenerte aquí hoy ahorró varias explicaciones." Declaró Rías con una sonrisa un tanto llamativa a los ojos de Issei al ver como su Buchou se recostaba sobre el hombro de Raiser y dejaba que este acariciara su cintura con más viveza.
"No quiero ser molesto, ¿pero que tipo de relación tienen ustedes dos?" Esa pregunta hizo que Raiser ensanchara un poco su sonrisa.
"Es bueno que lo preguntes, ya que no solo es ella, también son Koneko y Akeno…" Raiser dejó una leve pausa de suspenso tras decir esas palabras.
"Estamos comprometidos."
Esas dos simples palabras arruinaron por completo los planes de Issei.
"Oh, ya veo. Felicidades." Aun así, Issei no lo demostró.
Rías y las demás tenían el derecho de casarse con quienes quieran, y él no era nadie para interponerse en eso.
Si ellas eran felices, entonces no había razón de molestarse.
Lo único que debía hacer era encontrar otra mujer con la que se sienta cómodo y se termine involucrando románticamente para olvidarse de Yuuma y todas esas pesadillas que aun asechan su mente.
Era una idea simple, pero de alguna manera, sentía que eso iba a tornarse más y más complicado.
"Muchas gracias, mocoso." Raiser le agradeció a su manera para luego enfocar su mirada nuevamente en Asia. "Entonces, ¿puedo saber más acerca de la vida de tan linda jovencita?" Esas palabras hicieron que el rostro de la rubia se trasformara en un tomate a causa del enorme rubor que estalló en su piel.
"Bu-bueno, vera...yo…"
Issei también estaba interesado en saber un poco más acerca de la vida de Asia, por lo que se detuvo a escuchar con atención.
Al final, la visita de Raiser Phoenix fue realmente agradable para todos, incluso para el mismo Issei que se mostró algo fascinado por las diferentes batallas ganadas por el Demonio de Clase Alta.
También aprovecharon el momento para nutrir de información a los recién resucitados, hablando acerca de los 72 Pilares y la gran importancia de estos. Aunque de lo que más se habló fue de la Nobleza Phoenix, o más concretamente, del mismo Raiser.
"Parece ser un buen hombre, ¿no lo crees, Asia?" Preguntó Issei una vez que el Phoenix se marchó junto a Rías, Akeno y Koneko para tener un momento más privado.
"Si, es muy elegante y apuesto." Ella dijo con total sinceridad, y el hecho de que el rubor no se vaya de su rostro dejaba en claro que se había sentido muy alagada y atraída por el Phoenix.
"Por lo visto, el señor Phoenix va a tener que agendar una nueva novia a sus filas. Será mejor que te apresures, porque ya no falta mucho para la boda." Comentó Issei con mucha gracia al notar el rubor de la niña, haciendo que esta se sonrojara aún más.
"¡Por favor, Issei-san! ¡No digas esas cosas!" Ella gritó por lo bajo mientras jugaba con sus dedos con mucha pena.
Issei simplemente se rio entre dientes ante la actitud tímida de la mujer, aunque esto quedó en segundo plano ya que pudo captar por la ventana como Kiba se encontraba afuera mirando a la nada.
"Oye, iré a hablar con Kiba. Nos vemos más tarde." Issei se despidió de Asia, ganándose una sonrisa tímida por parte de esta.
Kiba miraba el pasar de las nubes con completo silencio mientras permanecía cruzado de brazos. Sus ojos reflejaban un gran dilema.
"¡Oye, Príncipe Azul!" Kiba se asustó cuando Issei le golpeó con fuerza sobre la espalda.
"Eres tú, Issei-san…" Comentó el rubio con una sonrisa nerviosa.
"¿Te encuentras bien?" La pregunta tan repentina y directa de Issei hizo que Kiba se sorprendiera.
"¿Qué quieres decir?" El rubio indagó.
"Bueno, he notado que estás muy raro hoy. Incluso sospecho que es culpa del señor Phoenix." La curiosidad de Issei se transformó en una sonrisa burlona. "¿Acaso te has enamorado de alguna de ellas y el Príncipe Azul de mayor nivel te la robo?" Issei intentó burlarse un poco, pero se vio decepcionado cuando lo único que hizo Kiba fue suspirar.
"Desearía que fuera algo como eso."
En esos momentos, las ganas de molestarlo se esfumaron como el viento.
"Me estás asustando…" Comentó Issei con ligera seriedad al notar que el problema parecía ser algo realmente grave, y no una simple broma.
"No sé si debería decírtelo…" Kiba se mostró con grandes dudas cuando enfrentó la mirada de Issei. "Issei-san, si tuvieras que defender a Rías, ¿lo harías?" Esa pregunta sorprendió a Issei, aunque no dudó en responder.
"¡Por supuesto que sí! ¡Le debo mi vida a la Buchou!" Exclamó con completa convicción.
"No me refiero a defenderla como esclavo, sino también como amigo." La seriedad que Kiba expresaba en cada palabra daba a entender que no era momento de bromas, por lo que Issei no pudo evitar ponerse muy serio.
"Kiba, sabes que lo haría. No solo por ella, también por ti, por todos. Ustedes son mis camaradas y les debo mucho por los problemas que les cause en la Iglesia. Si podría hacerlo, lucharía hasta la muerte para ustedes." Issei respondió sin ni un poco de vacilación, haciendo que Kiba se sorprendiera un poco.
"Issei-san…" La sorpresa del rubio cambió a una sonrisa. "Definitivamente tenemos mucha suerte de tener a un hombre como tú entre nosotros. Espero que la Buchou sepa valorarlo adecuadamente."
"¡Eh, no digas eso!" Issei no pudo evitar frotarse el cabello con timidez ante tal alago. "Volviendo al tema principal, ¿me vas a decir que sucede?" Issei insistió una vez más, y el ambiente volvió a ponerse tenso.
Kiba miró hacia un lado y a otro, asegurándose que no hubiera nadie que pudiera escucharlos. Finalmente, el rubio se acercó al oído del castaño para susurrarle:
"Raiser no es quien aparenta ser."
Esas palabras confundieron mucho a Issei, quien lo demostró al instante con sus cejas fruncidas.
"¿Qué diablos significa eso?" Kiba colocó una mano sobre su hombro, apretándolo con un poco de fuerza.
"Prepárate para más tarde. Te llamaré cuando sea el momento." Kiba se apartó, despertando un poco de molestia en Issei.
"¿Y no puedes decírmelo ahora?" Le cuestionó con ojos entrecerrados.
El rubio se detuvo, para luego entregarle la mirada más seria que pudiera existir en él.
"No lo digo ahora porque quizás no me creas, pero estoy seguro que si te lo dice él entonces no tendrás ninguna duda."
¡FINAL DEL PRÓLOGO! (O NO)
Me gusta hacer escenas una vez termino el capítulo, por lo que es una prueba de atención para todos aquellos que no leen las letras negritas, que también son muy importantes.
¡Espero que lo hayas disfrutado!
Pronto estaré subiendo la continuación, así que estén atentos.
Si tienes alguna duda, un comentario, o simplemente quieres entregarme algunas lindas palabras no dudes en hacer una review, ya que siempre respondo absolutamente todas en el próximo capítulo (a menos que sean muchas, en ese caso solo responderé las más interesantes. Pero sepan que leo todas).
Sin más, aquí les dejo con la escena extra.
¡Muchas gracias por leer!
Las estrellas brillaban con mucha intensidad en aquel cielo nocturno que se veía un tanto curioso, ya que parecía una especie de cúpula gigante. Esa teoría se reforzó un poco cuando en la lejanía se veía un enorme ascensor de tamaños industriales que empezaba desde el cielo y acababa sobre un camino que guiaba a algunas viviendas.
A partir de ese punto, las viviendas y los diferentes comercios se extendían por gran parte de ese raro lugar, y todas las estructuras parecían estar mirando a un edificio en concreto.
Ese edificio era una gran torre blanca que yacía sobre un risco que parecía no tener fin.
La noche era realmente silenciosa y acogedora, por lo que fue extraño ver como una figura se desplazaba en los pisos inferiores de la torre a gran velocidad, hasta que finalmente llegó a la bóveda.
Una bóveda con muy poca seguridad, ya que solamente consistía de una puerta de madera que ni siquiera tenía seguro.
La figura abrió la puerta con el máximo silencio posible, haciendo que las primeras luces del sitio espacioso se encendieran, revelando que esa figura misteriosa se trataba de una aún herida Raynare.
La Caída entró con un silencio absoluto, observando con detenimiento todas las Sacred Gears que estaban sobre numerosos estantes que aparentaban no tener fin.
De todas formas, todo su interés se posó en un sitio en concreto.
Raynare se acercó al escritorio en donde había una espada completamente roja. Ella la tomó con cuidado, observando como el filo reflejaba la mitad de su rostro.
Y gracias a ese mismo reflejo fue que pudo ver que alguien estaba detrás de ella.
Raynare se volteó de forma instantánea y apuntó la espada hacia el frente, haciendo que sus ojos se ensancharan al ver de quien se trataba.
"¿En serio pensaste que podías infiltrarte en mi preciosa bóveda sin que me diera cuenta?" Preguntó el hombre con una sonrisa burlona, aunque su mirada relajada parecía reflejar otra cosa.
Raynare se aferró con aun más fuerza a la espada y su cuerpo comenzó a temblar en contra de su voluntad.
"Azazel…"
