¿Y dónde están? ¡Y donde están…!

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El Redentor 777. Al final ambos dos ganaron esta prueba y sí, hay algunas cosas que ocurrieron en el pasado de estos dos y ya se revelará que pasó y porque es así. ¡Saludos!

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RinMakoto. Los osos vinieron e hizo pasar a algunos un mal rato y sí, solo el macho alfa, voz de trueno, barba de leñador, Súper Saiyajin de Raito les dio su merecido y solo queda la incógnita de que pasó entre ambos. ¡Saludos!

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Sin más, comencemos…

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1 año antes…

La familia Oomura poseía un dojo el cual era bastante conocido en la zona ya que muchas personas entrenaban defensa personal, kendo y otras artes marciales en el lugar.

Aunque hubo una ocasión en la que dentro de la institución hubo una familia la cual era bastante conocida dentro del clan y era una parte de la familia Yamazaki constituida por Takasihi y Haruka Yamazaki los cuales poseía un hijo de nombre Raito el cual se miraba que era bastante bueno en el kendo y artes mariales, tanto que venía arrastrando varios títulos con él.

La razón por la que sería inscrito en el dojo de la familia Oomura para mejorar más sus habilidades, aunque él parecía no estar muy de acuerdo, aun así, este tuvo que hacerlo a fuerza.

Varios de los alumnos eran buenos, pero siempre resaltaba Raito junto con la hija de los dueños la cual era una peli negra de nombre Shiragiku Oomura la cual era la mejor del grupo.

En una de esas…

- ¡Inicien! – tanto Raito como Shiragiku iniciaron un combate de kendo en lo que ambos chocaban sus shinais y se miraban totalmente igualados. Tanto peli negra como peli rojizo chocaban sus bastones aunque luego de varios choques y esquivamente evitar varios golpes, al final, la joven terminó llevándose la victoria – final, ganadora, Shiragiku Oomura.

- Bien – la chica solo haría una reverencia sobre su rival el cual solo se levantó y saludó de igual forma, mientras que los señores Yamazaki solo observaban el combate desde afuera de la sala.

- ¿Qué opinas? – dijo Haruka mirando el encuentro.

- Raito aún tiene mucho que aprender si quiere ser el mejor – decía el padre de este – aun así, estoy esperando a que me den la respuesta sobre nuestra propuesta.

- Si todo de acuerdo al plan, lograremos fusionar nuestra familia con una distinguida como la de la familia Oomura y Raito es el indicado para esto.

- Eso esperamos, solo queda el Campeonato Nacional de Kendo, si Raito lo gana, será un gran paso en el compromiso de ambos.

- Es lo que espero – sonrió la mujer y solo miraron como ambos chicos hablaban un poco luego del encuentro – mientras ambos fortalezcan su relación, mejor será para nosotros juntarlos.

- Así es, solo queda esperar que nos dice el tiempo.

Mientras esto pasaba, tanto Raito como Shiragiku hablaban un poco luego de su encuentro, aunque la peli negra parecía estar bastante atenta con el peli rojizo, algo raro en ella.

- ¿Y entrarás al Campeonato de Kendo, Yamazaki-san?

- Sí, aunque yo apunto a lo alto, tengo que ganar esto a como dé lugar – decía el joven para mirar hacia una de las paredes – además, así podré librarme de todo esto de una vez.

- ¿Qué dijiste?

- Olvídalo, sobre hablaba conmigo mismo – suspiró el joven – pero dime Oomura-san, ¿Por qué quieres ganar el Campeonato?

- Porque quiero jugar béisbol – la propuesta de la peli negra dejó confundido a Raito el cual no comprendía a lo que se refería la joven – verás Raito-san, siempre me ha llamado la atención el béisbol y desde pequeña he leído mangas y visto algunos animes sobre béisbol, pero de alguna manera quería hacerlo, pero mi madre me decía "Una vez que seas la mejor en kendo, practicarás béisbol como quieras."

- ¿Entonces quieres ganar para seguir tu sueño de jugar béisbol?

- Así es, por eso es que he entrenado mucho estos dos años para poder lograrlo, siento que estoy a punto de conseguirlo.

- Pues felicidades, quisiera decir lo mismo que yo.

- ¿Por qué lo dices?

- Es que desde que tengo memoria, mis padres me ha entrenado en artes marciales y todo esto, cosa que no me molesta del todo, pero de igual forma me interesa tener otros pasatiempos.

- ¿Cómo cuáles?

- Jugar algún deporte que no sea kendo o artes marciales, espero que sea algo como el futbol.

- ¿Por qué fútbol?

- He visto algunos juegos en secreto de mis padres y he quedado fascinado con el deporte, así que quiero hacer algo con mi vida y no solo dedicarme a esto.

- Vaya que tienes expectativas.

Con eso, ambos jóvenes solo siguieron hablando un poco, aunque el joven parecía alguien serio, Shiragiku sacaba a relucir un lado de él que no conocía nadie.

Los padres del joven eran estrictos y Raito parecía ser la clave del éxito de la familia, aunque las cosas se complicarían un día que volvían a casa luego de la práctica del joven.

El peli rojizo se fue a dormir temprano, aunque por alguna razón se despertó unas dos horas después de haberse dormido e iba a ir por un vaso con agua, aunque iba llegando a la sala y escuchó la voz de sus padres junto con los de los padres de Shiragiku y la misma peli negra también presente. El chico se escondió y solo se dedicó a escuchar la conversación.

- ¿Entonces llevaremos a cabo el compromiso?

- Por supuesto, me gustó bastante que Raito-san sea tan bueno en lo que hace.

- Lo hemos educado bien, tanto que ahora es uno de los mejores peleadores de la ciudad.

- Eso es cierto, así que ya evalué la posibilidad y realmente me gusta la idea de que ambas familias se fusionen en un matrimonio entre Raito-san y mi hija Shiragiku – decía la madre de la joven peli negra.

- Me alegra que hayan accedido.

- Por cierto, ¿Qué opina su hija de todo esto?

- Me gusta mucho estar con Raito-san, aunque la verdad esto del compromiso me podría hacer más cercana, además de ayudar a mi familia y a la suya.

- Que chica tan linda, por eso serás una buena nuera.

- ¿No le han comentado nada a Raito-san?

- No, por el momento no, aunque de igual forma no hace falta, él dedicará su vida a ser un buen esposo y mejorar sus habilidades de kendo.

- Igual lo pienso – con eso, los 5 siguieron hablando, aunque escondido se hallaba el peli rojizo el cual estaba con la mirada perdida por escuchar eso. Realmente sabía todo lo que había vivido y había soportado, pero aquello llegó a un nivel más alto.

El chico se casaría, sin ni siquiera saberlo y con alguien que a conocía de hace un tiempo, pero que no se sentía atraído del todo hacia ella. Raito solo apretó los puños de impotencia y solo regresó a su habitación sin hacer ruido.

Eso… cambiaria mucho en él.

Durante el resto de días, esperó que sus padres le dijeran algo sobre el compromiso, pero nunca fue así, haciéndolo enfadar más, pero todo sería pensado mejor por el joven. Durante el curso escolar, solicitó una beca deportiva, aunque no fue para artes marciales como creerían los maestros, aunque este pidió hacerlo en secreto.

Aunque las cosas se definirían en el día que fue el Torneo de kendo en el que los mejores alumnos de distintos dojos de Japón. El torneo fue mixto por lo que fue más reñido que otros años, aun así, la cosa se volvió dura cuando en la final se enfrentarían Raito y Shiragiku.

El peli rojizo venía como la gran sorpresa, aunque Shiragiku era clara favorita para llevarse el título, aunque esto lo hacía más para demostrarle a su familia su deseo de practicar béisbol, aunque del otro lado, Raito planeaba dejar su pasado atrás.

El combate fue bastante igualado, aunque al final se supuso cual sería el resultado del encuentro ya que la chica se impuso al joven.

- ¡Final de encuentro! ¡Ganadora, Shiragiku Oomura-san! – anunció el juez levantado la mano hacia la peli negra.

- ¡Felicidades Shiragiku-san! – los alumnos del dojo celebraban la victoria de la chica y solo se miró a Raito el cual se levantó y se alejó de la arena de combate, aunque había perdido, por alguna razón, no se le veía triste ni nada.

- Bien, ahora llevaré lo que sigue – en eso, cuando el joven estaba en vestidores, revisó su celular y notó que tenía un mensaje. Cuando lo abrió y lo leyó, este solo atinó a sonreír más – con esto, ya está completo todo.

"Solicitud Aceptada de Beca Deportiva, Academia Mixta Kasumigaoka"

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De eso, pasaron dos semanas y el chico fue llamado un día a la casa de la familia Oomura, aunque la peli negra no se encontraba en casa por lo que solo sería la plática entre padres.

- ¿De qué quieren hablar?

- Seremos breves hijo, tenemos un asunto muy importante a tratar.

- Yo también tengo un asunto importante que darles – decía el peli rojizo.

- Bueno, lo hablaremos luego, primero debemos tratar sobre lo del asunto nuestro con los padres de Shiragiku-san y es que hemos decidido…

- Antes de que continúes, si vas a decir sobre el compromiso que planearon ustedes a mis espaldas, pues déjenme decirles que no tengo intenciones de cumplirlo ya que eso no me conviene – las palabras del joven dejaron sorprendidos a los presentes.

- ¿Cómo sabes eso?

- Los escuché hace tiempo decir sobre el compromiso, aunque lamento decirles que no tengo intención de casarme con Oomura-san.

- ¡¿Pero qué dices Raito?! – reclamó el padre de este - ¡¿sabes lo que estás diciendo?!

- Lo sé, por eso es que dejaré el kendo y las artes marciales y me dedicaré al futbol.

- ¡¿Cómo que el futbol?! ¡No permitiré eso!

- Obtuve una beca deportiva la cual apliqué para jugar futbol, así que con o sin tu apoyo, me iré a Kasumigaoka a estudiar, la beca cubre hospedaje y todo lo que necesito, además ya empaqué mis cosas.

- ¡¿En serio dejarás todo esto Raito?! ¡Te estamos dando un futuro! – el señor Yamazaki agarró con fuerza el brazo de su hijo, pero quedó desconcertado cuando recibió un puñetazo en el rostro y fue mandado a estrellarse en la pared - ¿Q-Que?

- Te recuerdo que toda mi vida fue arreglada por ustedes sin ni siquiera pedirme opinión de lo que me gusta o no, así que no eres el indicado para decir lo que me gusta.

- ¡No hagas estas cosas! ¡Raito, ¿qué mierda te pasa?! – justo cuando su madre estaba de tomarlo, este en un acto dejó en shock a algunos, le dio una fuerte cachetada a su progenitora dejándole la mejilla totalmente roja.

- Lo que me pasa es que tengo unos padres tan mierda que son capaces de vender a su hijo al mejor postor solo por tener mejor posición social. Creo que cada claro que el compromiso con Oomura-san queda cancelado y que mi paso por aquí ya se fue. Nos vemos, señores Yamazaki.

Sin más, el chico solo se fue del sitio y tomó a toda velocidad rumbo a su casa para tomar sus cosas las cuales ya estaban empacadas e irse del sitio. Tomó un taxi y finalmente se fue del lugar el que era su ahora, antiguo hogar.

Unos días después, las clases comenzaron en Kasumigaoka y el chico finalmente pudo iniciar una nueva vida, aunque hizo varias cosas como cambiar su número de celular para empezar.

Cuando llegó al club de futbol, encontró a varios jugadores, aunque uno de ellos que era el capitán el que poseía el cabello azul.

- ¿Te puedo ayudar?

- Sí, he venido a unirme al club.

- Muy bien, me alegra tener más miembros en el club – el peli azul le extendió la mano – soy el capitán, Kenji Takamura.

- Raito Yamazaki, un gusto.

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Volviendo a la actualidad…

El castaño se levantaba recién de su larga siesta en la cual cayó luego de los acontecimientos vividos el día anterior, aunque se puso a recordar más lo vivido con los osos.

Sin embargo, no duró mucho ya que rápidamente se volvió a dormir, aunque en otra de las cabañas, Shiragiku se revolvía un poco en las sábanas de su cama mientras tenía un sueño en el que recordaba todo lo vivido hace año.

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- ¡He vuelto! – Shiragiku volvía a su hogar luego de la escuela y solo dejaba sus cosas en su habitación y bajaba al dojo familiar para practicar, aunque solo miró a su madre la cual estaba despidiendo a los demás alumnos, aunque no notó la presencia de cierto peli rojizo que llamaba poderosamente su atención.

- Ya los demás se fueron, puedes practicar libremente.

- ¿Y Raito-san? ¿No vino? – la chica miró a su progenitora, aunque esta no la miraba fijamente, solo desviaba la vista - ¿madre?

- Él ya no vendrá.

- ¿Por qué? ¿Le pasó algo?

- No, él se ha ido y el compromiso quedó anulado – las palabras de la señora dejaron sorprendida a la peli negra la cual solo se puso algo triste.

- ¿Por qué? No entiendo. Se supone que nos casaríamos para que ambas familias se unieran ¿no?

- Eso ya no importa, ahora eso es cosa del pasado, dedícate a entrenar que es lo que único que va – dijo la señora para después salir de la habitación dejando a la peli negra bastante pensativa.

- ¿Por qué se fue Raito-san? ¿Por qué lo hizo? – la chica cogió su celular y trató de llamar al joven, pero notó que el número estaba fuera de servicio como si no existiera.

De ahí, nunca supo más del peli rojizo, hasta que un año logró contactarlo.

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La mañana estaba llegando y los primeros rayos del sol alumbraban el lugar, aunque Fujii siempre llegaba a despertar a las chicas.

- ¡Espero que estén despiertas sino aquí tengo arañas que las harán levantarse!

- ¡Nooooooooooooooooo!

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Continuará…