Naruto/Boruto nueva generación no me pertenecen, ni los personajes. Son de Masashi Kishimoto.
Masashi Kishimoto es un popular dibujante de manga conocido por ser el autor de la serie Naruto, comenzada en 1999, dibujando únicamente el manga de esta serie.
Solos los OC me pertenecen.
¡Advertencia! : Contenido adulto.
Síndrome de Estocolmo.
Romance, angustia, acción.
Lenguaje adulto.
Lemon.
Actos de abuso sexual.
Prólogo
Un universo alterno dónde Momoshiki no murió pero si perdió la batalla, ni se fusiono o tomo el poder de Kinshiki.
Parodia, Mundo alternativo, Fanfic.
Un día Mirai estaba de misión de rango C, tenía que escoltar a una persona hacía una aldea, una misión sencilla para ella, sin esperar que en esa misma misión, cambiaria a un destino inesperado con un príncipe Ootsutsuki.
Sin saber aún que con un cierto contacto no deseado con el Ootsutsuki, los uniría individualmente entre un lazo de unión de chakra. Haciendo que sus atracciones e sentimientos, traiga albedrío e situaciones inesperadas.
Preguntándose si es amor o simple atracción.
Momoshiki x Mirai, y un poco de Sasuke y Mirai
[Solo para mayores de 18 años.] [Si es muy sensible emocional e mentalmente, recomiendo que no lo lea.] Esto no aporta casi nada que con la historia de Boruto, anime y manga en si.
Pensamiento: –Hola. –
Dialogo: –Hola. –
2018/2024
Momoshiki y Mirai
En las grandes puertas de Konoha, estaba una Kunoichi de ojos rojos anillados y oscuro cabello corto rebelde, lista para salir y escoltar a su cliente civil que era un Chico de al menos de diecinueve años, rubio, alto y apuesto de ojos color negros carbonizado, un rasgo muy atractivo en él. Hijo de un empresario caritativo que da su parte comercial beneficiosa en Konoha.
Según entendía, el padre del joven Eiji-san no pudo venir por un asunto personal en su pueblo, así que su hijo fue enviado en su lugar para terminar de hacer algún trato comercial en konoha.
– ¿Listo Eiji-san? –Pregunto cortes llamando la atención del joven que miraba indiferente la aldea hasta voltear a verla perezosamente y asentía: Acomodando su pequeña mochila roja.
– Si. – Responde aburrido el muchacho poniéndose perezosamente a su lado mientras emprendían su caminar hasta que escucha a alguien gritar a lo lejos, Mirai voltea junto con el chico, viendo que era Boruto.
–Oh, si es el enano Uzumaki. –Decía el rubio viendo indiferente al hijo del Hokage.
– ¡Hasta luego Mirai-san! ¡Eiji, se bueno con Mirai!–Grito el joven Uzumaki a lo lejos.
¿Qué quiso decir qué Eiji sea bueno con ella? fruncía el ceño la Sarutobi mientras proseguía caminando: Volvía su vista al frente, como habitualmente hacia cuándo tenía que salir de misión, mirando seria a su alrededor que no apareciese un enemigo mientras Eiji esté cerca de ella, él estará más seguro, aún sabiendo que es una misión de escolta sencilla pero nunca hay que bajar la guardia, no se sabe que podría pasar si se confiaba demasiado.
Aunque ya termino hace tiempo la guerra, no quiere decir que los renegados no vayan hacer de las suyas.
Ya estaba fuera de Konoha y horas caminando, el cielo se oscurecía lentamente, la frescura del aire era relajante y agradable.
Aunque en esté preciso momento, sentía lo contrario a lo relajante y agradable, se sentía fastidiada por el joven Eiji, que se quejaba cada rato de que ella camina muy rápido o de que camina muy lento, que era ruidosa con cada paso que hacía y la trataba como una sirvienta intentando darles ordenes.
– Me duelen los pies, descansemos chico Konoha. – se quejaba el muchacho refunfuñando molesto y con pesadez.
– Acabamos de salir de Konoha, Eiji-san y estamos medió camino de tu aldea y no me digas chico Konoha, por favor, soy una chica. – Dice algo ofendida y cansada de escuchar sus quejas.
Ahora sabía a que se refería Boruto que Eiji sea bueno con ella, de seguro el pobre Boruto lo conoció antes que ella y sabía perfectamente que él era un grosero.
De seguro había sido su guía para mostrarle la aldea. Pobre Boruto. Ahora es ella que está sufriendo las consecuencias en tolerar en todo camino a esté tipo.
– ¡¿Una chica?! – Dijo sorprendido deteniéndose bruscamente para luego acercarse al shinobi muy de cerca mirándola detenidamente y haciendo que ella se sonrojara un poco por la cercanía.
– En verdad, eres una chica. No lo había notado porque no me e fijado bien y también porque eres casi parecida a un chico al verte poca femenina además de plana y el pelo cortó. Aunque serías bonita si te arreglaras. ¿Sabias? Supongo que no conoces el concepto maquillaje. – Decía divagando poniendo atrevidamente sus dos manos en los pechos de ella haciendo que se sonrojara ante su atrevimiento desvergonzado.
– ¡¿Pero qué haces?! ¡Pervertido! – Grito molesta alejándose rápidamente unos pasos hacía atrás y fulminándolo.
Si él no fuera su cliente, lo mandaría a volar de una patada en los huevos. O una muy buena cachetada en ese estúpido rostro.
–No es para tanto pero bueno, sigamos, no quiero llegar tarde a mí aldea dónde hay hermosas chicas de verdad. – Dijo para molestarla: Sonríe viendo su enojo ¿Cómo no se ha fijado antes? Mira sus rasgos y esos extravagantes ojos, dónde vivía él, no había chicas de ojos rojos. Fascinante.
Si ella se arreglará e usase maquillaje sería una belleza incomparable de Kunoichi. Está por seguro de que lo seria.
– Bien, vamos entonces. – Responde molesta, manteniendo está vez una buena y prudente distancia del chico.
Caminaron horas, ya estaba anocheciendo, Eiji estaba muy quejoso y grosero molestando a la pobre Sarutobi que se ponía roja de ira con cada comentario grosero que él hacía sobre su apariencia e intentando dar consejos de como tiene que verse bien si quería tener un novio algún día.
Era un dolor de cabeza para ella.
– ¿Dime qué edad tienes? – Pregunto de repente algo intrigado, sin para de ándo ella se molestaba hinchaba sus mofletes, le paresia lindo que ella hiciera eso.
– ¿Para qué quieres saber mí edad? –Responde sería, siguiendo caminando e manteniendo buena distancia entre él y ella.
Su arrogancia en su voz que antes al principio era agradable e atractivo se convirtió en desagrado total ante sus oídos.
– Nada en especial, sólo simple curiosidad. – Dijo aburrido mirándola. Sus ojos rojos anillados eran curiosamente interesantes, no podía dejar de mirarla: Sé ruborizaba sin darse cuenta. Ella era muy linda.
– Tengo diecisiete.– Responde resignada, ya quería irse a la aldea a descansar y tener tranquilidad, no ha sido un día agradable en está misión como esperaba, en especial si tenía que escoltar y tolerar a un engreído chico bonito.
–Espera. ¡¿Me pusieron a una niñata cómo escolta?! ¡Qué insulto! Que falta de respeto.–Dice molesto e exagerado deteniendo sus pasos con brusquedad.
Aunque está chica sea agradable de ver y atesorar en su vista. Tenían qué haber enviado a otro Shinobi fuerte con él.
No era un cualquier cliente como los demás plebes ¡Era hijo de un dueño de empresa importante! Tenían que haber puesto por lo menos otro escolta.
–No te detengas, sigamos. –Ordeno molesta con un tic en su ojo, tenía que mantener la calma, él solo era un patán.
Pasaron horas y cada minuto tortuoso para la Sarutobi ante ver como es realmente su civil, al que estaba escoltando, él era realmente un infeliz.
Mirai ignora los comentarios de esté hombre un largo rato hasta que ve de lejos la aldea de Eiji, ya era de noche y se podía ver las luces a lo lejos. Era muy lindo.
Se ha retrasado más dé lo que esperaba al escoltar a esté civil arrogante que se creía el importante, que lamentablemente lo es, pero para ella, no era nada más que una simple persona idiota e consentida que solo vivió en lujos adinerados creyendo que tiene todo el derecho de hacer lo quesea.
– Ya casi llegamos. – Dijo para si misma apresurando su caminar con ansias.
Al llegar a la aldea, Mirai suelta un suspiro aliviada de qué haya podido terminar su labor. Ya han recibido el pago en Konoha, así que no tiene que pedírselo a Eiji: Voltea sonriéndole al chico que frunce el ceño. Sin notar que lo ha hecho sonrojar.
–Creo que le gusto. Obvio que le gusto ¿A quién no? – Pensó sonriendo y viendo esos hermosos e cautivantes ojos rojos anillados y brillantes además de la hermosa sonrisa que ella le estaba dando.
Ha tenido novias antes pero ninguna de esas perras en celos le a cautivado así antes y nunca lo habían hecho pero Mirai, lo a hecho, tal vez sea el destino que quiere juntarlos.
– Bueno, ya te e traído "Señor" Eiji. Adiós.– Se despide rápido volteando pero Eiji la detiene poniéndose en frente y con una sonrisa sospechosa. ¿Ahora qué?
– Espera un momento, aún no me despido de ti, supongo que nunca y obviamente no fuiste besada, déjame ser el primero. Es un agradecimiento por traerme y al ser yo tú primer beso, es una buena recompensa ¿No lo crees?Incluso podrías ser mí novia, el destino nos junto. Mirai-chan. – Dijo bajo con voz ronca: Repentinamente agarrándola desprevenida de la cintura atrayéndola a él y acercando su rostro a la de ella.
– ¿Qué dices?No gracias, no quiero nada de ti, con un adiós es suficiente ¡Ahora suéltame! –Demando sorprendida y molesta mientras trataba de soltarse sin tratar de lastimarlo, si lo hacía de seguro denunciarían a Konoha por agresión civil además ¿Qué eso de destino? ¿Está demente? Y de la forma en que la trato ¿Y de la nada le sale con eso? No quiere tener nada que ver con esté bipolar.
– Oh, vamos Mirai-chan. Solo un beso, a mí ni una chica me ha rechazado o denegado un beso, vamos se que quieres. También puedo dejarlas por ti, ellas no me importan, son solo perras, tú serás mí novia, te haré feliz.– Dijo molesto con voz más ronca e demandante mientras apretaba más el agarre de la cintura e inclinándose. Ella se sentía tan cálida en sus brazos, se sentía tan bien.
–Esto es amor a primera vista, desdé que me e fijado bien en ti, ya supe que me atraes. –Pensó sonriendo.
– ¡E dicho que no! – Grito desviando su rostro para que él no la besara pero aún a si él deposito un largo e desagradable beso en su cuello haciendo que temblara de disgusto y sintiera escalofríos desagradables, sus labios eran fríos.
– ¡EIJI! ¡¿QUÉ CREES QUE HACES?! ¡SUELTALA!. – Se escucho a un hombre gritando a lo lejos yendo hacía ellos.
Eiji suelta a Mirai rápidamente asustándose y los dos ven hacía una calles al hombre que se acercaba con pasos fuertes, era alto, mayor e idéntico al muchacho, vestido muy elegante.
– Pa…Padre ¿Cuánto tiempo has estado ahí? – Pregunto temeroso alejándose un poco de la Kunoichi. Que se alejo más mientras limpiaba su cuello, como si lo estuviera sucio. Que malagradecida, vuelve a mirar a su padre y traga saliva ahora con miedo.
– Lo suficiente, ahora ¡Discúlpate con ella! – Grito el hombre mayor, señalando a Mirai que se sobre salto un poco con el grito fuerte y gruesa del mayor. Su voz si que era profunda.
– S…si Padre. – Dijo volteando poniéndose de frente de Mirai, la mira un poco más en esos bonitos ojos y luego se inclina reverenciándose en disculpa.
– Lo siento, Sarutobi. – Decía indignado Inclinándose un poco molesto.
– ¡Ahora vete a casa! – Grito a su hijo mayor que salió corriendo.
Mirai miraba aquélla escena, se sintió bien como Eiji era reprendido por su Padre pero aún así, no puede quitarse ese disgusto que sufrió ante el maldito hombre que tubo todo el día.
– Mí nombre es que mí hijo la haya ofendido y faltado el respeto señorita Sarutobi. – Dijo avergonzado y apenado el mayor rubio canoso, volviéndose hacía ella: Inclinándose en disculpas. Su hijo era un malagradecido, desdé que murió su Madre se ha puesto peor, por suerte sus hermanos no.
– Descuide, Ejiko-san. Ya me retiro. Mí misión ya fue concluida. – Decía sonriéndole al amable señor.
– ¿No le gustaría descansar en nuestras habitaciones? Es de noche y puede ser muy peligroso.– Ofreció preocupado con voz amable el mayor. Era luna llena y en su tradición en familia, estos días suceden cosas malas e indeseadas.
– Aprecio su amabilidad señor, pero lo que quiero ahora es volver a Konoha lo antes posible además no es tan lejos. Así que, no se preocupe. – Dice amable sonriéndole al mayor.
– Entiendo, no te obligare, bueno, ten cuidado por favor, en nuestra familia una luna llena es de mal augurio dónde cae las malas vibras no deseadas. O sucesos inesperados. – Dijo amable y cortés un poco preocupado por la joven Kunoichi.
–No se preocupe,estaré bien,Adiós. – Se despide cortes Mirai volteando y yéndose hacía el camino a su alejada aldea.
Había pasado media hora, estaba cansada con sueño mientras caminaba y veía la hermosa luna llena que alumbraba todo el bosque y el camino de tierra alumbrado ante su luz blanca.
–Que linda es la luna.Dudo mucho que sea de mala suerte o vibras como dice el señor Ejiko-san. –Pensaba mientras bostezaba.
¿Qué hora de ve ser? De seguro en Konoha todos estarían durmiendo en sus seguras e calentitas camas, y seguro su Madre la debe de estar esperando preocupada ante su tardía en está misión.
Le había dicho que volvería pronto para la cena. De seguro estará preocupada por culpa de Eiji que se cansaba cada camino.
Escucha algo quebrarse, haciendo que de repente dejara de caminar y rápidamente se pusiera a la defensiva viendo sería alrededor.
Había escuchado una rama crujir, mira ha su alrededor en alerta mientras sacaba sus cuchillas, ve que se sacude un arbusto al lado suyo hasta que en el sale una Liebre.
– ¿Una Liebre?–Guarda sus cuchillas y suelta un suspiro sintiéndose tonta viendo que el animal cruzaba el camino y se metía en otros arbustos apurado. Tal vez huyendo de un depredador.
–Creo que estoy un poco paranoica. – Susurro sonriendo e soltando una pequeña risita avergonzada mientras volteaba sin darse cuenta de que alguien estaba detrás suyo, muy cerca, y justo choca torpemente contra el torso del individuó mientras a la vez sentía el aroma a pino y otro que no podía identificar.
– Tú debe de ser de Konoha.
Al escuchar la voz seria y profunda, Mirai levanta lentamente su cabeza visualizando a la persona delante suyo y queda en shok viendo al sujeto alto, reconociendo al instante al ser que estaba siendo alumbrado por la luz de la luna, en marcando sus finos rasgos e figura.
– Ootsutsuki Momoshiki. – Susurro sorprendida, apoyada en su torso con sus dos manos en él, aún no se había apartado de él, estaba paralizada de la impresión, básicamente en shok, nunca pensaría que se encontraría a uno de los enemigos más peligrosos de su mundo, mirándola con esos ojos perlados y cautivantementes profundos.
