Estaba sola y confundida mientras se alejaba del lago, dirigiéndose al hospital muy avergonzada, no podía creer lo que sucedió.

Estaba caminando pensativa sin ver dónde iba, ya estaba en el campo de entrenamiento abandonado, caminando distraída hasta que choca con alguien y casi cae al suelo terroso, se endereza rápido para no caer y levanta la vista hacía el sujeto con quién había chocado.

– ¿Se puede saber qué haces a estás horas tan tardes y fuera del hospital? – Dijo el hombre con voz muy fría y molesta mirándola con esos ojos negros aterradoramente causándole escalofríos e hormigueos.

– Sa…Sasuke-san. – Dijo nerviosa viendo como el azabache la fulminaba con esa mirada tan oscura.

– Te he hecho una pregunta. – Dijo serio viéndola detenidamente. Había sentido su rastro de chakra hasta que la vio en el campo, perdida en sus pensamientos y desabrigada.

Mirai baja su mirada para no verle los ojos, temía que si lo hacía, él usaría su Sharingan y vería su mente y lo descubriera. No sabría como podría explicarle sobre su asunto.

– No tenía sueño y estaba aburrida, decidí salir un rato a sentir el aire fresco, no me agrada estar en un hospital, me sofoca y estresa. – Contesto mientras jugueteaba con el borde de su remera roja mientras se ruborizaba desviando su mirada viendo el suelo.

El Uchiha suelta un suspiro, la entendía, él también tuvo que soportar estar en el hospital de niño cuándo se lastimaba por las misiones, se aburría estando siempre en cama y tener que aguantar el insoportable olor a medicina además de la desagradable comida.

Ha sentido una leve mentira en su voz entre la verdad y la mentira. Por el momento no la presionará.

– Te entiendo, a nadie le gusta pero son las reglas, no puedes salir si no te dan de alta. – Dijo sacándose la capa y cubriéndola, había notado el temblor de ella, estaba refrescando, faltaba poco para que comience el invierno. La acerca a él colocando su brazo en sus hombros por lo menos proporcionarle calor.

Se sonroja mientras caminaba al lado del Uchiha hacía el hospital. Solo espera que no le contase a Sakura sobre su escabullida fuera del hospital.

Sasuke-san. Es cálido. – Piensa Bajando su mirada sin mirarle el rostro mientras se apoyaba en él tímidamente sintiéndolo más agradable.

–No lo e agradecido por salvarme, aquéllas vez. Gracias. –Dijo recordando que no le agradeció de su casi violación.

–No hay de que agradecer Sarutobi. –Dice bajó viendo a la joven apegarse más a él, de ve de tener mucho frió.

–Igual se lo agradezco. –Decía sintiéndose calmada e embobada ante su aroma y su calor.

Ya de día.

– ¡Shanaro! ¡¿Cómo puedes salir de noche sin permiso del hospital?! ¡Además de lo tarde que era! – Decía Sakura muy molesta, regañando a una Mirai avergonzada y algo resfriada.

– Yo… ¡Achís!...lo…Lo siento Sakura-sama. – Dijo tartamudeando y estornudando.

Se había resfriado un poco en la noche cuándo estaba en la entrada del hospital, acompañada por Sasuke, había pensado que él no le diría nada a Sakura-sama, pero fue lo contrario, ahora estaba parada en frente de ella siendo regañada.

– Nada de lo siento, mírate, ahora, estás resfriada – Dice Sakura regañándola.

–Lo siento, juro que la próxima vez estaré más abrigada y…

– ¿Próxima vez? – Interrumpió mirándola con el ceño fruncido.

– ¡di…Digo, no lo volveré hacer!– Dijo rápido Mirai con una sonrisa nerviosa.

En otro lugar en el bosque en las afueras de Konoha.

– Hum, esto es muy complicado pero no dejare que alguien tan insignificante como tú, me derrote con ese nivel de poder tan bajo. – Dijo Urashiki con voz muy sería mirando a su oponente que no se rendía y esquivaba sus ataques.

¿De qué estará hablando esté insensato? – Piensa Momoshiki con el ceño fruncido, viendo al Ootsutsuki Urashiki sentado y apoyado en el tronco de un árbol caído mientras estaba jugando con ese aparato pequeño e primitivo. Vuelve su mirada al cielo.

¿Qué estoy haciendo? Me siento una deshonra, pero… ¿Por qué no me siento arrepentido? – Piensa Momoshiki perdido en sus pensamientos recordando a la Kunoichi de ojos carmesí.

– ¡JA! ¡Toma eso perdedor! – Grito Urashiki haciendo que Momoshiki reaccionara y volviera su vista a él con un deje de molestia.

– ¿Puedes no ser escandaloso? – Dijo molesto mirando con cierta molestia al Ootsutsuki que estaba sentado.

– Oh vamos, que pesimista eres Momoshiki-sempai. – Dijo haciendo un puchero mirando de mala gana al gruñón príncipe Ootsutsuki.

Luego de un rato aparece Kinshiki de su vigilancia, aunque no lo necesitaban hacerlo ya que tienen el byakugan y una percepción de chakra increíblemente desarrollado pero al parecer fue por si acaso a vigilar a los alrededores. Aunque les desagrade no podían subestimar a sus enemigos.

–Mí señor Momoshiki-sama, todo despejado. – Dijo Kinshiki haciendo reverencia.

No comprendía por qué su señor insiste en quedarse en esté mundo tan insignificante ni digno pero no era su asunto interponerse en las decisiones de su señor Momoshiki, si su señor quiere algo lo tendrá, no era nadie para cuestionar los asuntos personales de Momoshiki-sama, lo único que él está es para servir a su señor sin quejarse.

– Ey, Kinshiki, me iré a investigar, no vuelvo pronto. – Dijo tratando de contener una risa, marchándose antes que el grandote Ootsutsuki protestara.

– Ese impertinente. – Murmuro molesto hasta que nota que su señor no paraba de mirarle el rostro.

– ¿Qué tienes en el rostro Kinshiki? – Dijo tratando de no reír o sonreír por su orgullo, viendo el rostro marcado de su guardián que estaba dibujado, por todo el rostro.

Obviamente es obra de Urashiki. ¿Y cómo lo habrá hecho? – Pensó el príncipe Ootsutsuki frunciendo el ceño, soltando un suspiro con resignación.

En Konoha

Mirai ya estaba de alta, estaba en casa en su habitación cómoda y sin olor a medicina desagradable, se tira hacía su cama cómoda, estaba con sueño no se había percatado en la hora que estuvo fuera en la noche, cuándo llego al hospital, eran como las cuatro de la mañana ella había salido a las una, pensó que había estado con el Ootsutsuki poco tiempo pero en realidad fueron muchas horas.

¿Qué estoy haciendo? Me siento una traidora hacía mí pueblo, pero… ¿Por qué no me siento arrepentida? ¡Él es el enemigo! ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? ¿Por qué me siento así? –Piensa con un sonrojo intenso en sus mejillas, recordando los besos, el abrazo, su agradable aroma varonil mezclados con el fragante olor a pino y esos hermosos ojos perlados mirándola y cautivándola mucho.

– Soy una tonta. – Dijo quedándose dormida profundamente.

Kurenai golpea tres veces la puerta de Mirai pero nada, ni una respuesta, se preocupa y abre la puerta hasta que se alivia mientras sonríe calidamente viendo que su hija se había quedado dormida, decide cerrar la puerta mientras se va hacer algunas compras para la cena, al salir no nota que alguien entro por la ventana de la habitación de su hija.

– Vaya, vaya, con que ella tiene la esencia de Momoshiki-sempai, hum… hasta su aroma, Que curioso. Están enlazados por el chakra pero no está marcada completamente. – Dice Urashiki con voz divertida y algo ronca, viendo y aspirando el aroma de Mirai, que estaba profundamente dormida.

Le parecía extraño que Momoshiki oliera diferente a dulce, y supuso que él, tal vez solo se revolcó con una mujer, así que con curiosidad fue a ver quién era la desafortunada de ser el entretenimiento del Ootsutsuki, fue fácil buscarla con el aroma de Momoshiki en especial los chakras mezclados.

¡Ja! Una chica joven, no es bonita pero no importa…hum ¿En qué te has fijado Sempai? No es propio de ti. Para está jovencita eres un viejo senil. – Piensa el Ootsutsuki jugueteando con la cabellera corta y oscura de la Kunoichi dormida.

Torre hokage

El Uzumaki ya estaba feliz y satisfecho, porque por fin había terminado de ordenar, firmar y revisar todo el papeleo y archivos, se inclinaba en su asiento reposando un poco mientras suspiraba aliviado.

Shikamaru no estaba, se había ido a una reunión en la aldea de la arena en Suna a reunirse con el Kazekage mucho antes de lo ocurrido de Mirai y el Ootsutsuki Momoshiki, así que el Nara aún no sabia nada.

– Uff, que suerte, creo que iré a casa más temprano, dattebayo. – Se dijo a si mismo mientras imaginaba la deliciosa comida casera de su esposa y disfrutando de la compañía de su hija y su hijo.

– Veo qué has terminado. – Dijo el Uchiha entrando y cerrando la puerta mientras se ponía de frente del escritorio.

– Teme. – Dice el Uzumaki incorporándose y sonriendo a su mejor y rival amigo.

– Dobe. – Dijo indiferente mientras le entregaba un pergamino viejo al Uzumaki.

– ¿Esto?– Decía Naruto agarrando el pergamino.

– Un presente del castillo de Kaguya. – Dijo serió.

El Uzumaki abre el pergamino y lo mira algo intrigado, lamentablemente no tiene idea de lo que dice viendo esas escrituras indescifrables.

– ¿Intentaste leerlo con el Sharingan? – Pregunto el rubio aún viendo el pergamino.

– Si, pero no resulto, mí Sharingan no puede descifrarlo aún. Tomara mucho tiempo en saber lo que dice. – Decía serio el azabache.

– Ya veo. Bueno, supongo que esto significa que voy a tener que ir a casa, descansar un momento y luego volver y tratar de descifrar esto. – Dijo soltando un suspiro cansado.

– No te precipites, descansa lo necesario y pasa un rato con tu familia. – Le dice mientras volteaba y abre la puerta para salir.

– Lo mismo digo de ti, teme. – Dijo sonriendo, viendo al Uchiha salir.

En casa de Mirai

Urashiki había ocultado su firma de chakra para que nadie se de cuenta de su presencia, ahora que había localizado la esencia y lazo de chakra de Momoshiki en una mísera humana pero le sorprende no verla herida o maltratada o dañada, incluso marcada, viendo que no había una en su cuello.

Sabia que Momoshiki era algo suave a veces pero nuca pensó que él se comparecía con un humano que él mismo consideraba unas pestes insignificantes e repugnantes.

– Tan raro ese Momoshiki. – Dijo en susurro con una sonrisa acariciando la mejilla de la humana, estaba muy pálida.

Si se hubiera revolcado con está humana tan débil y frágil, ya la habría destrozado o matado, recuerdo que cada mujer del harem terminaban inconscientes o peor por entretenerte Momo. –Piensa el Ootsutsuki agarrando una manta violeta que estaba en el armario de la Kunoichi y la arropa mientras veía el rostro cansado y dormido de la chica un largo momento.

Viéndola bien, no está tan mal, debo tener cuidado de no dejar mí esencia en ella. Teniendo en cuenta el buen olfato de Momo-sempai, Aunque eso sucede en luna llena. – Piensa acercando lentamente su rostro a la de ella.

No creo qué Momoshiki se moleste si pruebo su juguete. – Piensa con una sonrisa socarrona.

Aunque después de todo, él no se enterara. –Piensa el Ootsutsuki sintiendo el agradable aroma dulce mientras se lame los labios.

Estaba a centímetro de rozar sus labios hasta que…

– ¡Mirai, hija! – Llamo golpeando la puerta y la abre , ve que su hija aún estaba dormida entra y ve algo extrañada porque Mirai estaba arropada con la manta violeta, no recuerda haberla visto así cuándo salio, pero le quito importancia y se acerca a su hija a despertarla.

– Mirai, mí cielo. – Dijo sacudiéndola un poco.

– Mmm…– Gime mientras se acurruca más en la manta.

– Hija. – Dijo sonriendo mientras veía que ella abría sus parpados mostrando En si, sus lindos ojos carmesí.

Mirai despierta mientras se sienta es el borde de la cama, soltando un bostezo y miraba a su Madre con pesadez.

– ¿Mamá? – Dijo algo curiosa mientras se frotaba un poco los ojos.

– Tengo una misión, no volveré dentro de una semana, perdóname que no pueda estar a tu lado hija, y más cuándo acabas de salir del hospital y pasar algo horrible. – Dijo abrazándola estando algo triste y preocupada, no quería dejar a su hija que no hace horas atrás había salido del hospital pero era una misión urgente y tenía que ir con Sakura por orden del Hokage.

– No te preocupes Mamá, estaré bien. – Dice sonriéndole a su Madre con una sincera sonrisa, si trataba de algo urgente su Madre no podría ignorarlo por ella. No quería ser una estorbó en unas misiones importantes.

– Bien, alistare mis cosas, saldré hoy a la tarde, traje los víveres están en la cocina, aún no las guarde así que ¿Podrías hacerlo por mí? – Dijo sonriéndole con ternura a su hija.

– Si, no hay problemas. – Dijo levantándose, ya no se sentía tan cansada. Sonríe más animada y sale de su habitación.

Mientras afuera apoyado en la pared cerca de la ventana de Mirai, estaba el Ootsutsuki escuchando atentamente, tenía suerte de que no lo descubrieran y suerte de que no haya personas en las calles, ya que era de día y prácticamente estaba muy expuesto.

Mirai… Futuro… ¿He? Bonito nombre. – Piensa Urashiki mientras desaparecía sigilosamente.

En la hamburguesería.

– ¡Esto no puede ser posible! No puede estar pasando. – Dijo sudando mientras veía que lo estaban venciendo.

– Increíble, ese sujeto te esté pateando el trasero. – Dijo asombrado Inojin.

– ¿Por qué tanto escándalo por un tonto juego de luchas? – Dice la Uchiha viendo como esos dos tontos jugaban un juego.

– No lo entiendes, alguien en línea está venciéndome además se llama Uran. – Dijo dramático el joven Uzumaki.

– ¡Ten cuidado Boruto! ¡Te matara! – Grito Inojin señalando con dramatismo el aparato.

– ¡¿Eh?! ¡Aaaa! ¡No! ¡Maldición! Me venció otra vez además de haber usado mí mejor personaje. – Dijo derrotado mientras apoyaba la cabeza en la mesa.

– Qué gracioso, me pregunto ¿Quién es ese Uran?– Decía con una media sonrisa el Yamanaka.

– No. No me rendiré, lo retare de nuevo. – Dijo con entusiasmo el rubio.

En el bosque

Urashiki ya estaba con los otros dos Ootsutsuki, tuvo que ir a un arrolló, no muy lejos para quitarse toda la tinta y barro que tenía enzima, se había olvidado que le había hecho una pequeña broma a Kinshiki, cuándo había regresado, el grandote lo había agarrado desprevenido cuándo estaba jugando. Por suerte gano a tiempo antes de ser interceptado por el guardián de Momo.

De todos modos valió la pena. – Piensa con una sonrisa divertida en el rostro.

– ¿Hum?... – Escucha el pitido de su consola y lo mira.

– Vaya, vaya, con que quiere otra revancha. Me e vuelto muy bueno en esto. – Dijo viendo que el nombre del jugador.

Boruto. –Piensa mientras se sentaba a jugar con la consola y olvidando que tenía que quitarse la suciedad de enzima.

En otro lugar.

Kurenai ya se había ido de misión junto con Sakura, pero antes de haberse ido, hablo con el Hokage si pudiera enviar a un ninja a vigilar a su hija por si le ocurre algo malo, y obviamente el Hokage acepto ya que en parte también estaba algo preocupado por la Kunoichi.

Que un Ootsutsuki casi la tomaba no se podría dejar de lado así como así. Es el contacto más íntimo que Mirai tuvo con el maldito Momoshiki, en especial cando hubo un efecto en su chakra. Había sido momentáneo como había afirmado Sakura. Pero era algo de que preocuparse de igual manera.

Le preocupaba su estado mental de trauma que podría haber obtenido ella de esa experiencia y dejarla sola no era una opción.

Entre las calles de Konoha cierta Kunoichi caminaba sin darse cuenta de las miradas de simpatía de algunos shinobis e compañeros, que sabían lo que le había ocurrido a su apreciada compañera e Capitana que estaba bastante perdida e mentalmente distraída en sus pensamientos. Algo que En si, preocupaba mucho.

¿Cómo debería llamarlo? Momoshiki-san, Momoshiki-kun, Momoshiki-sama o ¿Simplemente Momoshiki? –Pensaba Mirai distraída y sonrojada mordiéndose el labio inferior, no podía olvidarlo, él había dicho que volvería, eso la puso un tanto nerviosa, pensando que va hacer o como reaccionar cuándo él aparezca, estaba tan confundida y algo temerosa, paseaba sin rumbo tranquilamente en las calles de la aldea. Con una mirada soñadoramente preocupante.

Estaba anocheciendo, se podía ver los hermosos colores del cielo anaranjado y rosado, algunas personas ya se estaban adentrando en sus casas pasando un buen rato con sus familias.

El aire estaba tan fresco y agradable, la brisa hacía que las hojas ya marrones y rojizas de los árboles cayeran cubriendo las calles mientras las luces de los faroles se encendían radiando una luz radiante haciendo qué el lugar se vea un esplendido y hermoso panorama.

– Qué bella vista. –Dijo admirando el lugar, no había casi nadie fuera.

Me siento tan sola ahora, como me gustaría que alguien estuviera contemplando esto conmigo. –Pensaba algo triste pero sonrojada imaginando algo un poco cursi de Momoshiki y ella paseando en esté lugar como una pareja. Algo imposible pero le gustaba pensar un poco así.

Voltea para irse a casa y justo choca con alguien mientras cae de trasero al duro suelo. ¿Es qué sus sentidos están mal o qué? ¿Qué pasa con eso de chocar siempre a las personas?

– ¡Hola! Pero si eres tú, el chico Konoha ¡Ha! ¡Espera! Es decir, la encantadora chica Konoha. – Dijo una voz desagradablemente familiar.

– Eiji. – Dijo con desagrado viendo al chico que la miraba con esa estúpida sonrisa arrogante.

– Ja, sabes, te ves un poco más femenina usando esa ropa de chica, te destaca las curvas, las tima que seas un poco planita. Pero creo que me gustas así. – Dijo con voz ronca mirándola de arriba y abajo mientras la agarraba del brazo desprevenida y con brusquedad levantándola del suelo acercándola a él.

– ¡¿Qué haces?! – Dice sorprendida por el agresivo acto del chico, ahora que lo veía bien y notaba, estaba como ebrio y olía mucho a sake.

Ella se aparta del agarre de esté tipo con brusquedad manteniendo distancia lejos de él que aún la seguía mirando con esos ojos almendrados y oscuros de una forma suavemente desagradable.

– ¿Estás loco? ¿No se supone qué tienes que estar en tu aldea? Hace pocos días te escolte haya. – Dijo molesta retrocediendo viendo que él caminaba lentamente hacía ella asechándola.

– Me e mudado en está aldea, no soportaba tener que vivir el mismo techo con mí despreciable familia, siempre me molestaban, diciendo que es lo que no debo hacer, todo el tiempo. – Dijo con un odio eminente.

Es un despreciable. – Piensa viendo con desagrado a esté hombre egoísta.

– Adiós. – Dijo seria despidiéndose, pasando de lado de él para irse a casa pero él la agarra de la espalda rodeándola con sus brazos con fuerza mientras sentía su torso y su aliento chocaba en su cuello y espalda, causándole desagradables sensaciones.

– No me ignores maldita niña bonita. – Dice serio con voz peligrosa sonando furioso mientras besaba el cuello de ella levemente.

Mirai se asusta un poco por él comportamiento de esté hombre y lo aparta furiosa con fuerza haciendo que él cayera al suelo hasta que se incorpora rápido para agarrarla pero ella lo esquiva a tiempo y lo golpea en el abdomen con suficiente fuerza.

– ¡Maldita perra! ¡Me las pagaras! ¡Algún día te haré que me quieras! ¡Ni una chica fue capas de rechazarme de desearme! ¡PERO TÚ! ¡Maldita! ¡Me rechazas! ¡Eso no te lo perdonare! Serás mí mujer si es necesario. ¡Tú me seducirte, hazte cargo, maldita! – Grito con odio mientras se sostenía el abdomen, mirándola con ira.

– Eres un enfermo. – Dijo con desagrado y alterada, luego corre y salta en tejado y en tejado lo suficientemente lejos de ese asqueroso hombre.

Había parado frente de su casa y entra rápido, su corazón golpeaba su pecho, estaba alterada y nerviosa por culpa de ese idiota.

Se fue al baño se quito la ropa y abrió la llave del agua se adentra y agarra el jabón, sin importarle que el agua estuviera fría: Se limpia el cuello y su cuerpo, se sentía sucia por culpa de ese asqueroso hombre.

–Maldición. – Dijo llorando sentándose y sintiendo la helada agua, se sentía tan horrible, débil y raramente sensible de lo habitual ¿Por qué será? Los nervios la molestaban, lo que más le molestaba era ponerse nerviosa y no poder controlarlo.

¿Cómo pudo haber llegado a obsesionarse con ella? Se preguntaba mentalmente, ya no sentía tan fría el agua pero su cuerpo le temblaba mucho haciendo entender que el agua aún estaba helada.

Pasaron dos horas estando en el agua fría de la ducha, ella sale temblorosa, se seca y se pone su pijama celeste, se va a su habitación, se tira en la cama, estaba tan cansada y temblorosa, se tapa mientras miraba a través de la ventana, ya de noche podía ver la hermosa luna llena, haciendo que se acuerde de Momoshiki y sus hermosos ojos perlados hasta que se queda profundamente dormida con una pequeña sonrisa al recordar al Ootsutsuki.

Torre Hokage.

Naruto estaba aburrido, ya que había terminado de ordenar algunos informes en el día y ahora espera que venga uno de los ninjas para que vigilen a Mirai, ya era de noche y era muy tarde, espera que esté ninja aparezca y luego podría irse a casa adormir junto con su esposa.

– Hokage-sama. – Aparece un shinobi con su bomba de humo en frente del Hokage.

El ninja era un hombre joven de más o menos de veintinueve años casi la misma edad que konohamaru, era alto con buen físico, era peliazul oscuro cortó con algunos mechones puntiagudos sobre la bandana shinobi de su frente, tiene ojos óvalos color marrón chocolate y con un semblante serio, le recordaba a Mugino.

– Bueno. Terminemos esto, toma quiero que vigiles y cuides de una Kunoichi y anotes cualquier cambio que surja de su chakra. – Dijo entregándole al ninja algunos documentos y registros de ella.

¿Mirai Sarutobi? Ya veo. –Piensa el ninja viendo con interés la foto de la Kunoichi.

– ¿Cuál era tú nombre? – Pregunto para anotarlo en el informe de misión de vigilar y cuidar a Mirai.

– Takeshi. – Responde cortes al Hokage.

– Bien, puedes empezar mañana temprano, ya puedes retirarte. – Dijo serio mirando al ninja mientras trataba de no soltar un bostezo de cansancio.

– Hai. – Dijo desapareciendo con una bomba de humo.

¿Es qué no saben usar la puerta? – Pensó Naruto soltando un bostezo mientras se levantaba perezosamente para irse a su casa.