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En el bosque se encontraba Momoshiki siendo alumbrado por la luz de la media luna mientras se dirigía a la aldea de Konoha.
Había sentido un presentimiento algo desagradable, él había dejado su esencia e conexión de chakra y lazo mezclando por sin querer sus chakras, cuándo la conoció la primera vez, ahora puede sentirla y buscarla con facilidad a través de su conexión de chakra.
Por eso no le había sido difícil encontrarla, cuándo la encontró sentada en una banca de madera frente al lago, en esos momentos podía sentir el sentimiento cálido, amable, relajada y el anhelo de ella además de la excitación pero ahora, pudo sentir el disgusto, la ira y temor, en Mirai.
Le dio curiosidad saber, que era que puso tan alterada a su humana. Recordándose y Sabiendo que ella era una humana joven, su conexión la pone algo vulnerable, sensible y más al no ser una Ootsutsuki. Diría que estará vulnerable en esté momento.
Sus sentidos deben de estar agudos y además de lo vulnerable que debe de sentirse. Efectos que no tardaran en desvanecer por mucho tiempo.
– ¿Qué quieres? – Dijo molesto con voz seria mientras dejaba de caminar e volteaba: Viendo que salía entre los árboles Urashiki. Claramente esté ya se había enterado pero se hace el idiota al fingir no saber nada, o puede que aún tenga dudas y por eso lo sigue para comprobar sus teorías.
– Ja, tan frió como siempre Momoshiki-sempai, solo quería preguntar a dónde ibas. – Dijo con arrogancia, sabía adónde se dirigía Momoshiki.
– No es de tu incumbencia. – Decía cortante mirándolo serio mientras volteaba y se iba dejando al Ootsutsuki solo con sus pensamientos.
– ¿Por qué tanto interés por una humana Momoshiki-sempai? Si en nuestro clan hay mujeres terriblemente hermosas, mucho mejor que esa adolescente Mirai. – Pensaba Urashiki con el ceño fruncido y sin comprender mirando que Momoshiki ya se había ido.
– Hum… ¿Solo es un entretenimiento ella?... En verdad siente algo por una mísera humana, deshonra, deshonra Momoshiki, Me pregunto cómo reaccionará Él, al ver a su hermanito con una humana. Parece que esa costumbre viene en genes. – Dijo sonriendo.
–No creo que Momoshiki tenga esa clase de interés por una humana insignificante y débil, aunque puede que él la use como entretenimiento para satisfacerse. – Piensa Urashiki adentrándose en el bosque, dirigiéndose a la cueva subterránea.
– Aún que, puede que me equivoque. – Dice desapareciendo entre el oscuro bosque.
Ya en Konoha.
Las calles estaban desiertas, los aldeanos estaban en casa durmiendo, Momoshiki estaba frente la casa de Mirai, entra sin problemas en la habitación de ella, estaba algo curioso viéndola placidamente dormida.
La luna alumbraba la habitación mientras él se agachaba viendo curioso a la Kunoichi, veía que estaba algo sonrojada las mejillas, coloca su mano en la frente de ella para medir su temperatura.
–Qué descuidada. –Piensa el Ootsutsuki, notado que ella tenía fiebre, ve que abría lentamente sus ojos color carmesí, entre abiertos, esas largas pestañas la hacían lucir preciosa.
– ¿Momoshiki? – Dijo sorprendida con voz cansada, no estaba segura si era real lo que estaba viendo o si estaba soñando, se había despertado al sentir que la estaban tocando en la frente.
–Tienes fiebre. – Dice serio mientras acariciaba las mejillas de ella con ternura.
–Está pobre criatura, tan frágil. –La observa disfrutando de sus brillantes ojos escarlatas.
Veía esos hermosos ojos perlados viéndola detenidamente, quería levantarse pero él se lo impide. ¿Cómo es qué supo dónde vivía?
– No te levantes. – Ordenó con voz tranquilizadora mientras se inclinaba depositando un tierno beso en la mejilla de ella, podía sentir el agradable aroma de ella que era tan dulce y tentadoramente provocativo. Claramente son los efectos de lazo que le proporcionó anteriormente.
Mirai se sonroja intensamente por la acción del Ootsutsuki, nunca pensó que él se preocuparía por ella, luego le vino en la mente ¿Qué es ella para él? ¿Él siente algo por ella o ella a él? Estaba confundida por el sentimiento. En tan poco tiempo y estaba en mar de sentimientos y dudas por el enemigo.
– Momoshiki. – Dijo viendo al hermoso Ootsutsuki sentado al borde de la cama al lado de ella, la estaba acariciando la mejilla mientras estaba inclinado. Su toque era tan agradable.
– ¿Si? – Dice mirándole esos ojos carmesí, le gustaba esos hermosos ojos que brillaban por el reflejo de la luz de la luna, era tan hermosos.
– ¿Qué soy para usted? – Pregunto apenada mientras desviaba su rostro viendo la pared, estaba avergonzada no podía mirarle a los ojos, por su imprudencia y avergonzada por preguntarle eso.
Estaba sorprendido y desconcertado, era verdad: Detiene la a caricia ¿Qué era ella para él? La mira detenidamente, se veía tan hermosa, no sabría como decirle, había actuado sin pensar y por consecuencia de ello. Ella lo había atrapado invadiendo su mente, en sus sueños y en sus pensamientos, sin haber hecho nada para seducirlo.
Ha caído en tan poco tiempo por una chica humana, que conoció en tan solo cuatro días y que ahora solo la deseaba con anhelo, tenerla al lado suyo queriéndola como compañera, para si mismo.
–Creo que lo moleste. –Pensaba Mirai hasta que siente que él sube en la cama destapándola de esas sabanas y frazadas, ahora estando sobre ella, con una mirada depredadoramente sensual y seria. ¿Qué hace? Sintiendo un calor repentino y un hormigueo.
– Tú eres mía. Mí novia. Mí mujer. – Dijo con voz ronca y seductora: Mirándole esos hermosos ojos carmesí que lo miraban sorprendido y brillantes.
– ¿Mo… Momoshiki? – Dijo sorprendida y muy sonrojada, podía sentir su gran cuerpo presionando la de ella pero no con fuerza como para lastimarla sino en una forma increíblemente sensual y depredadora.
Momoshiki acerca su rostro a la de ella besándola con ternura en los labios, amaba sentir su dulzura, quería complacerla, trata de controlar su autocontrol para no querer forzarla está vez a algo que ella no quiera pero le era muy difícil controlarse, quería hacerla suya, ciertamente siempre le fue difícil tener autocontrol cuándo se siente sexualmente atraído por una mujer algo que no suele pasarle a menudo, además no a tocado a otra mujer por mil años por su misión de las frutas que obtenían de las energías vitales de los mundos.
Pero ahora lo mejor que podía hacer era complacerla teniendo cuidado ya que ella tenía un poco de fiebre además de ser una humana tan frágil y pequeña para él, le preocupaba llegar a lastimarla.
Se aparta un poco mirándola con anhelo, ese pijama azul suave destacaba sus suaves curvas haciéndola ver muy deseable, baja sus manos para quitarle el pantalón azul.
– Momoshiki. – Dijo asustada deteniéndoles las manos. Dándose cuenta dónde quería ir.
– Tranquila, no es lo que crees, para eso aún falta un tiempo. ¿Puedo? – Dijo con voz ronca y sonriendo por el intenso sonrojo de ella mirándolo con esos hermosos ojos carmesí y pestañando súbitamente avergonzada con esas largas y perfectas pestañas.
Ella asiente con timidez y lo suelta algo temerosa y avergonzada mientras él, toma eso como un si.
Baja sus manos y agarra los bordes del pantalón de pijama fina de ella, quitándolo lentamente y disfrutando de la imagen de ella sonrojándose mucho.
Pudo sacarle el pantalón, solo dejándola en ropa interior, bragas color negro con detalles florales rosas mientras tocaba las suaves piernas de ella deslizando sus manos hasta sus muslos subiendo lentamente con un toque de sensualidad y anhelo, luego va hacía su camisa desabotonando los botones celestes lentamente sin apartar su mirada de ella.
Estaba muy excitada, era la primera vez que se dejaría tocar por un hombre está vez a voluntad, se sentía tan nerviosa, podía sentir sus carisias en sus piernas con esas manos grande y fuertes tocándola suavemente hasta sus muslos hasta llegar ha su camisa desabotonándola mientras la miraba con anhelo y profundidad con esos hermosos ojos perlados, alumbrados por la luz de la luna dándole un hermoso brillo de perla.
Él le saca la camisa y lo arroja a un lado junto con el pantalón, la admira de arriba y abajo, ella no tenía puesto el sostén, veía esos pequeños y hermosos pechos que había probado antes de ser interrumpido por el Uchiha.
– Qué vergüenza. – Piensa Mirai súper sonrojada mientras levantaba sus dos manos para cubrirse pero él no le deja.
– No lo hagas. – Ordeno con voz ronca mientras miraba el rostro avergonzado de la chica, tan sublime y hermosa.
– pe…pero…– Dice avergonzada.
– Son perfectos, no hay de que avergonzarse. – Dijo interrumpiéndola mientras se inclinaba sobre ella y la besa con dulzura en sus deliciosos labios.
Mirai abre un poco la boca permitiendo que la lengua de Momoshiki entrase, siente como su lengua jugueteaba con la de ella mientras un poco tímida lo abraza del cuello y entrelazando con timidez sus dedos en el cabello gris lila y sedoso del Ootsutsuki. El beso fue apasionado mientras gemían en placer.
Luego rompen el beso mientras jadeaban mirándose el uno y el otro, Momoshiki besa sus mejillas bajando, besando y lamiendo el cuello de Mirai con anhelo, tratando de controlarse por no usar todas sus fuerzas y lastimarla, de lo que menos quería hacer era hacerle daño.
– Vueles tan delicioso. – Dijo susurrando mientras aspiraba el delicioso aroma a excitación que desprendía ella. Un aroma tan distinto de las doncellas del harem que solía usar en sus días de calentura.
Baja hacía los pechos de la Kunoichi, lamiendo y mordisqueando los pezones y masajeándola vehemente, uno tras el otro mientras escuchaba los gemidos de ella, no eran muy fuertes pero si aceptables y excitantes.
Podía sentir sensaciones muy placentera en su cuerpo en especial en su intimidad, Momoshiki le lamía y mordisqueaba sus pezones, nunca pensó que ahí fuera tan sensibles, ya siendo que nunca se tomo la molestia de experimentarse a si misma.
– Aah… Mo…Momoshiki. – Gime temblorosa por el placer, se sentía tan bien. Su cálido cuerpo sobre la de ella, su aroma tan peculiar la hacía sentir tan mareada y deseosa de tenerlo más cerca.
– je, tan sensible y aún no e comenzado la mejor parte. – Piensa Momoshiki mientras bajaba besando hasta el vientre de Mirai, dejando un rastro de chupetones en su delicada piel lechosa: Podía sentir como ella se tensaba, jadeando e gimiendo con su dulce voz. Joder, ella es tan deliciosamente sensible, con solo imaginar cuándo él la tome como suya será más placentera.
– Tranquila pequeña, solo disfruta. – Le dijo con voz profunda a la Kunoichi, sacándole la ropa interior deslizándolo lentamente hacía a bajo mientras sentía su sedosa piel y admirando la intimidad con anhelo mientras se lamía sus labios ansiosamente.
Mirai se sentía tan avergonzada que él le mirase ahí, al ver su expresión y como vio que se lamía sus labios. Con mucha vergüenza ante eso quería cerrar sus piernas pero él se lo impide sosteniendo sus piernas, viéndola detenidamente. Su mirada era seria de nuevo pero sensual e depredadora.
–Ya te lo había dicho, no hay de que avergonzarse. – Dijo con voz ronca mientras acercaba su mano deslizándola a la intimidad de ella, masturbándola lentamente con uno de sus dedos y disfrutando de los gemidos de ella que eran música melodiosa para sus oídos. Estaba tan mojada y tan suave.
Amaba sus gemidos y más cuándo nombraba su nombre en ellos, podía sentir su humedad en su mano, ella estaba tan deliciosamente mojada y caliente, sentía su aroma era tan embriagador y delicioso, nunca había sentido un aroma tan exquisito y tan cautivante, retira su mano y lame sus dedos saboreando de la dulzura salidita de sus jugos con hambre.
–Sabes tan bien. – Dijo con deseo, quería probar más de ella y saborearla, tenía unas ganas de quitarse la ropa y penetrarla haciéndola suya, pero sabía que aún no era el lugar y el momento indicado de tomarla.
Se inclina más, besando y mordisqueando su vientre hasta los muslo, abrazándolas y separándolos un poco, viendo con deleite la zona virgen de su humana. Olía tan delicioso, rosado y pequeño. Será el primero en probar su flor: Sonríe respirando pesadamente.
Se sonroja intensamente por ese comentario que le dio Momoshiki, se sentía tan caliente no sabia si era por la fiebre o por el placer, ve que el Ootsutsuki acercaba su cabeza en su intimidad mientras cerraba los ojos y aspiraba su entre pierna, podía sentir el aliento caliente de él chocando entre su clítoris. Eso la hizo temblar.
Luego él sorprendiéndola introduce su lengua en ella, haciendo que se estremeciera mientras jadeaba sorprendida: Gemía y agarraba con sus dos manos las sabanas mientras se arqueaba por el placer. Sintiendo como su lengua jugueteaba y saboreaba su intimidad, devorándola.
Sus jugos se esparcieron por su lengua, inundando su boca con el innegable sabor de ella
–Mo…Momoshiki. –Gime el nombre del Ootsutsuki mientras se arqueaba sintiendo el delicioso placer, aprieta las sabanas temblando y gimiendo dulcemente. Esto era nuevo para ella y se sentía tan bien.
Continuó lamiendo su vagina, cerrando los labios alrededor de su clítoris y chupando. Los pequeños ruidos y chillidos hacían que le doliera su miembro. Una vez más, la voz en su mente le dijo que no era suficiente. Necesitaba más.
Él seguía devorando su intimidad vehemente sin parar ni un segundo hasta hacer que le viniera su primer orgasmo, estaba tan caliente sintiendo como él hundía más su lengua en su interior y la agarraba desdé los muslos firmemente levantándola unos centímetros para profundizar más en su intimidad, sintiendo como el Ootsutsuki tragaba y devoraba sus jugos con cada increíble orgasmo que no dejaba de venir.
Lo hacía tan rápido y tan hambriento que no se detenía ni un momento, estaba muy exhausta y temblorosa, quería detenerlo pero a la vez no quería, deseaba permanecer así por siempre pero tenía que hacerlo, se estaba desvaneciendo de placer, si él seguía así, ella se desmayaría, sintió un poco de dolor en esa parte pero el placer era tan fuerte que no podía reaccionar del todo. Cada espasmo de placer era tan fuerte e incontrolable.
– Tan deliciosa. – Pensaba el Ootsutsuki saboreándola y masturbándola con su lengua eminentemente mientras profundizaba más.
No quería detenerse, aún quería probar más, sentirla retorcerse de placer, hacerla venir una y otra vez hasta saciarse y sentirse satisfecho.
Sus dulces gemidos lo calentaban más de placer, lo excitaba tanto que sentía que se le endurecí en una forma dolorosamente palpitante en su miembro queriendo atención.
– Momoshiki, de…detente. – Dijo en gemidos y exhausta entre jadeos tratando de incorporarse y detenerlo pero no pudo porque le vino un orgasmo largo e increíble, dejándola más exhausta mientras gemía más fuerte. Él era muy dominante, no podía detenerlo.
Ya eran como las cinco de la mañana y afuera aún estaba oscuro y nublado por nubes grises, luego de tantos orgasmos, jadeos y espasmos de placer de la joven Kunoichi, Momoshiki al fin se separa y la mira con anheló mientras se lamía los labios gustosamente y sonreía triunfante viendo el rostro cansado y sonrojado de la Kunoichi, se incorpora sobre ella y la besa en los labios, luego el cuello dejando alguno chupetones en el mientras acariciaba su piel desnuda y suave con anhelo con sus dos manos.
Después de acabar de explorarla, Momoshiki se acuesta al lado de ella mientras la tapaba y abrazaba apegándola a él con cariño y sentía como ella se acurrucaba más a él, disfrutando de su delicado y pequeño cuerpo femenino.
Mirai estaba tan caliente y temblorosa. La había escuchado suplicar que se detuviera pero no podía, sus instintos lo dominaban y había perdido un poco su autocontrol, apenas podía llegar a no follarla ahí mismo.
Deja por el momento ese pensamiento tentador y peligroso, e mira a su novia jadeando un poco con un encantador rubor fuerte en su rostro, tímido de mirarlo con lagrimales haciéndola relucir sus ojos escarlatas. Era tan hermosa y toda suya. Esto solo es el comienzo.
– Fue intenso. Me duele un poco pero me gusto. – Pensaba Mirai sintiendo los calidos brazos de su novio Ootsutsuki dándole calor y protección mientras se quedaba dormida por el cansancio.
– Mí hermosa Mirai, lamentablemente tendré que irme, de seguro Kinshiki anda merodeando en el bosque como loco buscándome. – Decía depositando un beso en la frente de ella mientras salía cauteloso de la cama sin tratar de despertarla, abre la ventana y sale cerrándola mientras observaba a su alrededor pero al parecer nadie se ha despertado todavía. No le parecía por el momento usar el espacio-tiempo, por el momento no había mucha vigilancia alrededor.
– Nos volvemos a ver Mirai. –Piensa el Ootsutsuki desapareciendo en unos instantes.
Ya era medio día, las persona ya estaban despertando y salían bien abrigados por el frió que hacía mientras algunas se quedaban en casa sintiendo la calidez del interior.
Mirai despertaba lentamente incorporándose con pesadez luego nota que no tenía puesto su pijama y se acuerda de lo sucedido con Momoshiki en la noche, se puso tan roja y avergonzada que de seguro los tomates le tendrían envidia, se sienta al borde de su cama y de repente siente una punzada de dolor en su intimidad justo en su clítoris.
–Duele, Momoshiki, te pasaste. – Piensa adolorida mientras se paraba y se dirigía en su baño a darse una ducha relajante y cálida, se había medido la temperatura y aún tenía algo de fiebre pero no tanto, por suerte.
Al terminar de ducharse se pone ropa interior limpia de color rojo con un buen encaje, se miro en su espejo viendo con terror las marcas de chupeton casi en todo su cuerpo, tendrá que buscar algo para ocultarlos, se pone su pijama, después pensara en conseguir algo de maquillaje.
No tenía ganas de salir, aún tenía sueño, mira la hora y se sorprende de lo tarde que se levanto, eran las tres de la tarde, pero aún a si es su día libre, así que podía dormir la hora que quiera, estaba apunto de acostarse en su cómoda cama hasta que escucha que tocaron el timbre.
– ¿Quién será? – Dijo soltando un suspiro resignado mientras salía de su habitación, colocándose una bufanda por lo menos para cubrir esas marcas en su cuello, luego se dirigía hacía la puerta abriéndola, ve que era un hombre, peliazul oscuro de ojos óvalos de color marrón chocolate, mirándola con ese semblante serio. ¿Quién era?
– Usted es Mirai ¿Cierto? Estoy por orden del Hokage a cuidar y vigilar que esté fuera de peligro. Mí nombre es Takeshi. Seré tu cuidador. – Dijo serio mirando los ojos carmesí de la joven Sarutobi parpadeando muchas veces en confusión.
– ¿Qué? – Dijo sorprendida.
