En las calles lluviosa estaba caminando Eiji entre la lluvia ve la casa que compro y entra mientras se quitaba las botas y la ropa mojada tirándola a un lado, va hacía su habitación y agarra un toallon blanco para secar su cuerpo.

– ¿Qué se cree ese estúpido? Entrometerse en mí camino, tsk, me los pagara. –Susurro molesto, estaba muy molesto con recordar al Ninja peliazul teniendo a su Mirai, manteniéndola alejada, Diciéndole que no la tocara o si no lo reportaría al Hokage además de que le pego muy fuerte en la mano que aún le sigue doliendo ¿Cómo se atrevía a impedir tocar a su Mirai?

Ja, no dejare que la alejes, are que ella sea mía quiera o no, será mía. – Pensaba con una sonrisa socarrona lanzando el toallon en el canasto de ropa sucia, va al armario y se viste.

–No sé qué fue lo que hiciste en mí, Mirai, ahora solo quiero tenerte para mí, conmigo. – Dice serio mirándose en el espejo disfrutando su apariencia gustosamente. Era el más apuesto de su pueblo antes de mudarse aquí, ella caerá encantara pronto por él

Soy hermoso. –Pensaba asintiendo.


Muy lejos de Konoha.

Entre el bosque se encontraba Urashiki saliendo de una cueva mientras se arreglaba la vestimenta y miraba la tormenta con desinterés y a la vez fascinado, ya que en su mundo no ahí tormentas como estás, la que él conocía eran un poco más tranquilos.

– Ja, que bien que puedo abrir espacio-tiempo así podré llegar más rápido dónde están esos dos, de seguro Momoshiki y el gruñón Kinshiki me sermonearan por mí desaparición, no pensé que tardaría mucho al estar con está humana, bueno, no importa ya me siento refrescado y satisfecho, kukuku, en esto si me podré acostumbrar. Me gusta. – Ríe sonriendo estirándose un poco.

Aunque, creo que se me paso un poco la mano por la emoción. – Piensa Urashiki sonriendo y viendo detrás de él, la cueva dónde está la mujer toda mutilada y magullada, ella estaba inconsciente, aún podía notar los temblores del cuerpo de la chica inconsciente.

Fue maravilloso haber probado a una mujer humana tan deliciosa y frágil.

Sus caderas se sentían un poco adoloridas ahora, es como hacer entrenamiento físico uno que hace mucho tiempo no hacía.

–Creo que no despertara por mucho tiempo. Morirá pronto. – Dice abriendo el espacio-tiempo y entra en el, al llega al escondite, nota que los dos Ootsutsuki no estaban. De ven de estar en otra cueva.

Se alivio y fue dónde tenía unas cosas guardadas que tenía en una caja, saca su aparato de juegos mientras se sentaba y se apoyaba en la pared para estar más cómodo.

Por ahora jugare esté juego y luego voy dónde están Momoshiki y Kinshiki. –Piensa encendiendo el aparato.

La tormenta estaba disminuyendo pero luego se hacía más fuerte que antes mientras unos Ninjas Anbus pasaban en el bosque, buscando a la Jōunin desaparecida.

Ya estaba oscureciendo y la tormenta se estaba poniendo más violenta, dos de los Anbus con sus mascaras Perro y Gato paran en frente de una cueva a revisar y encuentran a Moegi inconsciente y herida.

– ¡Moegi! – Grito uno de los Anbu que era Konohamaru dirigiéndose a la chica y quitándose la mascara de Gato para poder ver mejor a la mujer. Sangraba mucho en las heridas en su cuerpo en especial su región baja.

Resiste Moegi. –Piensa temeroso el Sarutobi mientras se quitaba la capa oscura encapuchada y cubría el cuerpo de su compañera mientras la levantaba y le avisaba al otro Anbu que dijera a los demás restantes Anbus que estaban buscando en el bosque, que ya han encontrado a la jounin.


En casa de Shikadai.

– Esto no puede ser, Boruto tenía razón ¿Cómo fue qué esto esté pasando? – Decía Shikadai muy serio y pensando en una táctica para vencer al sujeto.

– ¡Vez! ¡Te lo dije! Ahora te está venciendo. – Dice el Yamanaka viendo como su compañero enfrentaba al luchador en el aparato de juegos.

– No me vencerá, aún tengo un haz bajo la manga. – Dice sonriendo victorioso el joven Nara.

Niños. – Piensa Temari viendo a los dos chicos jugando.

Mira por la ventana la lluvia azotando el cristal, recuerda la primera vez que vio está tormenta vergonzosamente le había fascinado, ya que en la aldea dónde antes vivía solo había tormentas de arenas y un calor algo sofocante aunque estaba acostumbrada, pero ahora viviendo en está aldea se siente más cómoda y afortunada.

– ¡Wow! Lo venciste. – Dice viendo que su amigo venció a ese tal Uran, con un truco que no sabia que tenía el juego.

–Je, fue pan comido. –Dice el Nara con una sonrisa triunfante.

–Te reverenció Shikadai-sama. Solo los nerd Nara pueden hacer los milagros estratégicos. –Dijo dramático e burlón el Yamanaka recibiendo un codazo de su amigo.

–Que inmaduro, molestas. –Le decía el Nara sonriendo de lado.

– ¿Disculpe? Temari-san. – Decía Inojin levantándose del sofá y dirigiéndose a la mujer mayor.

– ¿Si? –Dice Temari viendo al joven Yamanaka.

– ¿Puedo usar su baño? – Pregunta apenado el rubio.

– Claro, eres el invitado. – Dice sonriéndole la mujer.

–Gracias – Dijo corriendo hacía el baño.

Shikadai ve que el pelirrubio se había ido apresurado al baño, le había dicho que no tomara ese jugo raro que había comprado en esa tienda rara. Paresia algo caducado, no le extrañaría que luego valla corriendo su amigo al retrete.

Está lloviendo fuerte, me pregunto si Moegi-sensei y Delegada habrán terminado la misión. – Piensa el Nara, viendo la ventana siendo azotada por la lluvia mientras soltando un perezoso bostezo después de unos minutos viendo su consola hasta que suena un fuerte trueno haciendo retumbar todo.

–Hsk, que fastidio. – Dice molestos, el maldito trueno le retumbo en los oídos.

–Opino lo mismos, casi se me revientan los tímpanos. – Dice Inojin apareciendo con una sonrisa divertida al ver a su amigo fastidiado por la tormenta.

Hum, espero que pare está tormenta, necesito un plan para ver a Sarada y molestar a Mitsuki. – Piensa con una sonrisa arrogante imaginando como poner celoso a Mitsuki, le era divertido. Aunque el también estaba un poco celoso.