En las calles de la aldea caminaban el trío Inochikacho discutiendo por cierta cita de un Uzumaki. Que fue arruinada accidentalmente por cierta Akimichi.
Que pensó que esto seria como sus ridículas novelas románticas.
–Lo siento chicos por haberme acompañado e involucrarlos. –Decía apenada la gorda.
– ¿Acompañarte? ¿Qué tonterías dices gorda? Nos arrastraste a la fuerza. Por tú culpa Boruto y Delegada se molestaron con nosotros. – Decía molesto y teniendo escalofríos el Yamanaka, jama había visto a la Delegada tan seriamente molesta, le había dado mucho miedo.
–Que fastidio. A la próxima no nos metas en tus tonterías románticas, Chouchou. –Dice el Nara rascándose con flojera la nuca. El lugar de la cita que había llevado Boruto a Sumiré era romántico si pudiera definirlo así. Pero cierta compañera entrometida, a hecho que cayera del árbol dónde estaban observando aburridos sobre Boruto y su pareja.
Tremenda reprimenda que les dio el Uzumaki además de Delegada. Tenía que admitir que ella le dio más miedo, quién diría que alguien de aspecto adorable, inocente y gentil sea aterrador cuándo se enfadaba en serio.
– ¿Cómo iba a saber qué esa rama se iba arromper? Además de eso, era como una de esas novelas románticas en persona. No me quería perder ni un momento tan hermoso de Sumiré-san, y Boruto, claro. Aunque admito que me asuste un poco. –Dice comiendo sus papas, que estaban medios rotas porque Inojin callo sobre ellas.
–Por gorda se rompió la rama. –Dijo Inojin señalando molesto a su compañera.
–No digas tonterías, tú estas un poco gordito de seguro no aguanto tu peso. Que descuidado. – Critico la morena señalando también al rubio Yamanaka mientras inflaba sus mofletes.
– ¡Eh! ¡Mira quién habla Albóndiga! – Decía molesto Inojin.
– ¡¿Albóndiga?! Ya veo, me ves sabrosa pero lo siento, no eres mí tipo. –Dijo sonrojada y haciendo gestos de pena exagerada.
–¡NO QUISE DECIR ESO! – Grito molesto el Yamanaka con escalofríos desagradables. Que ganas de estrangular a su compañera.
–Que fastidio. – Piensa el Nara ignorando la tonta discusión de sus dos compañeros.
En la residencia Sarutobi, Mirai estaba en su habitación acostada medio adormilada e incomoda ¿Qué pasaba? ¿Qué era ese calor tan repentino?
Incomoda se destapa sintiendo el sudor en todo su cuerpo, tenía calor, mucho calor, baja de la cama y abre su ventana dejando que la brisa helada entrase y la envolviera: Suspira sintiéndose aliviada, observa que ya era de noche, su Madre ya de ve de estar en casa, podía oler la cena.
Se cambia de ropa con un short azul y una remera musculosa negra, se coloca sus pantuflas blancas y sale de la habitación, para su sorpresa, ve a Takeshi y a su Madre charlando, el peliazul estaba apoyado en el mostrador mientras le platicaba a su Madre sobre una receta más eficaz y saludable mientras ella sonreía dando su opinión en de acuerdo ante esa receta hasta que los dos la ven parada y sus expresiones se pusieron un poco seria aunque Takeshi la tenía más sería.
–Takeshi. ¿Qué haces aquí? – Pregunto sorprendida mientras se acercaba al Ninja.
–Misión. –Dijo indiferente pero muy serio observando a la adolescente, paresia más afligida. ¿Mal sueño? ¿O por el Ootsutsuki?
–Me alegra que hayas despertado, iba a enviar a Takeshi-san a llamarte. – Dice sonriéndole a su hija.
Desdé que le contaron sobre Mirai, se preocupo más. ¿El Ootsutsuki protegiendo a su hija? No podía creerlo, le sorprendió. Pero temía que ese tal Momoshiki vuelva e intentar terminar lo que no pudo en ese bosque. Se sentía un poco más tranquila ahora que Takeshi estaba aquí.
– ¿Por qué no te sientas? La cena estará en un momento. – Dice serio el Ninja.
–Si ¿Y qué misión es esa para que estés aquí? No me digas ¿Te mandaron a cuidarme? ¿Es eso? – Pregunto agarrando una silla y sentándose. Espera que no sea eso, ya es bastante molesto que la tratasen de una débil Shinobi que no puede defenderse. Eso era estresante, la hacía sentir una inútil.
Al ver que Takeshi asiente confirmando que era eso, resopla molesta ¿Cómo es qué su Madre permite esto? Observa a su Madre que le daba una mirada de disculpas.
– ¿Ahí una razón para qué estés aquí por mí? – Pregunto seria sintiéndose repentinamente nerviosa ¿Qué pasara si ya se habían dado cuenta? No. si fuera así ya le habrían reclamado ¿No?: Traga saliva y observa la tensa mirada del Ninja y a su Madre.
¿Acaso ya estaban sospechando? Siente su rostro arder no solo eso, todo su cuerpo: Se levanta del asiento sintiendo ese calor de nuevo abre la ventana y agarra una cantidad de nieve lo choca en su rostro haciendo que los presentes se acercaran preocupados.
–Mirai ¿Qué haces? ¿Estás bien? – Pregunto preocupada viendo a su hija.
–No hagas eso te enfermaras. –Dice alejando a la Kunoichi de la ventana pero al tocarla, siente que ella estaba muy sudorosa y caliente. ¿Será fiebre? Estaba jadeando soltando pequeños gemidos mientras se mordía el labio: Él se sonroja preocupado. ¿Pero qué le sucede? La mira serio pero incomodo.
En el otro lado en el palacio del hermano de Momoshiki.
–Lord Rushinki-sama. – Dice un sirviente entrando a la biblioteca de su señor.
–Lo sé. – Dice serio resoplando irritado, ya había tenido suficiente problemas de la reunión por culpa de su hermanito y esos idiotas de Geratsuki, obviamente la discusión la gano él.
Pero con Momoshiki fue algo intenso, sus disputas mordaces se hacían cada vez más intensas. Cada momento escupiéndose las caras con palabras crudas mordaces y desafiantemente venenosas.
Si Kinshiki no hubiera interferido, ya habría cerrado esa boca descarada de Momoshiki de un solo golpe hasta llegar dejarlo inconsciente por un largo tiempo. La última vez que lo dejo inconsciente fue cuándo su hermana mayo Kaguya aún no había abandonado esté mundo su pareja Isshiki.
–Él se fue. –Dice incomodo un sirviente. Su señor Momoshiki, parecía estar más inquieto que nunca, jamás había visto a un Ootsutsuki de su clan estar tan irritado al estar separado de su pareja, podía notar que el príncipe ha hecho lazos de unión de chakra con alguien. No sabe quién pero parece que no la ha marcado del todo para estar tan "caliente".
Mirai se paseaba de un lado a otro, enserada en su habitación ¿Qué era lo que pasaba? La nieve entraba por la ventana y no tuvo mucha opción que cerrarlo, después de su comportamiento vergonzoso decidió quedarse un tiempo más en su habitación, lo que sea que haya pasado ya se le fue, por ahora.
Se sienta molesta en su cama mientras pensaba en Momoshiki. Se acuesta de espalda a la cómoda cama mientras veía el techo. Últimamente ha actuado extraña. Pero esto era la primera vez que sucedía.
– ¿Cómo estará él? – Piensa tocándose el rostro, cierra los ojos sintiendo algo extraño en su chakra ¿Cómo no lo ha notado antes? ¿Cómo es qué nadie se haya dado cuenta? ¿Acaso ella es la única qué siente esté cambio? Si sabían ¿Por qué no le dijeron nada?
Kurenai entra preocupada y cierra la puerta, viendo a su hija acostada y meditando algo en susurro. Al escuchar que mencionaba a cierto Ootsutsuki le preocupo: Se acerca y se sienta al lado de su niña, llamándole la atención, ve que Mirai abre sus hermosos ojos rojos, sus pestañas largas la hacían relucir más encantadora, sonríe y la abraza.
–Lo siento, Mamá. – Dice apenada abrazando a su Madre.
– ¿De qué te disculpas mí vida? No hiciste nada malo. – Decía dulcemente separándose y acariciando las mejillas a su querida hija.
Mirai sonríe estando más cómoda con su Madre, estuvieron un rato calladas, luego se sonroja desviando su rostro preocupada.
–Si ahí algo que te molesté, puedes decírmelo ¿Si? ¿Qué pasó ahí atrás? – Dice dulcemente viendo a su linda hija. Mencionando su repentino comportamiento en la sala.
–No sé, sentí como unas repentinas emociones, en especial el… placer. –Dijo avergonzada ¿Qué estaba diciendo?
–Oh. – Dice entendiendo un poco ¿Acaso era la pubertad? Las hormonas a veces podían hacer que una joven adolescente se sintiera así. Ella una vez también era joven, no recuerda que le haya pasado lo mismo. Claramente no era normal. Tal vez lo consulte con Takeshi.
–Estoy bien, solo… No sé como sucedió. Tal vez estoy cansada con lo sucedido últimamente. – Decía bajo sin mirar a su Madre.
–Entiendo. Pero si necesitas hablar, aquí estoy. –Le dice Kurenai haciendo sonreír un poco a su hija.
Mirai asiente un poco más cómoda, su Madre era tan buena, le dolía tener que ocultarle cosas como estás, tal vez algún día se lo diga o ahora. Parece un buen momento de todos modos no lo podría ocultar para siempre, pronto se sabría la verdad.
–Yo….– Dice bajando su mirada.
–Dime. – Decía dulce y calmada Kurenai, al fin su hija le contara.
–En esa noche, cuándo me encontré con Momoshiki…–Dice tensa y nerviosa sin mirarle a su Madre solo manteniendo la cabeza gacha mirando su regazo. – Al principio él… él comenzó abusar de mí, me acorraló entre el bosque. –Decía con nudo en la garganta.
–Mí pobre hija. – Pensaba Kurenai preocupada intentando controlar esa opresión en su pecho.
– Me resistí, luche pero no lograba librarme de él, de je de luchar, yo… no podía hacer nada más que suplicar que se detuviera y me estaba rindiendo, me comenzó a gustar que Momoshiki me tocara, era mí enemigo y yo no sé… yo… –Decía tartamudeando con lagrimas, estaba tan avergonzaba.
Kurenai abraza a su hija, calmándola, ella no tenía la culpa, su pobre hija. El cuerpo y la mente pueden ser muy traicioneros también sin poder lidiar con esas dificultades.
Takeshi estaba escuchando en el otro lado de la puerta, apretando sus puños hasta dejar sus nudillos en blanco.
–Cuándo estaba en el hospital, era de noche, no podía dormir y me escape un momento para respirar aire, fui a un lago, me senté en una banca y un momento él había aparecido. – Dice bajo.
Kurenai abre sus ojos sorprendida viendo ahora más preocupada a su hija. Su corazón aceleró, se sintió como si un balde de agua fría le caía encima ¡Lo sabía! El Ootsutsuki volvió para terminar lo que no pudo en el bosque.
–Mirai. –Dice preocupada y asustada. ¡¿Él la violo?! ¡¿La lastimo?! ¡¿Qué le hizo a su bebé?! A pasado tiempo ¡¿La embarazo?! ¿Es por eso qué está así? ¿Cuánto tiempo él maldito la ha estado siguiendo? ¡Acosando!.
Takeshi había entrado, Mirai aún tenía la mirada baja, ya sabía que él estaba escuchando, ya no le importaba de todos modos, ya se iba saber la verdad y estaba segura de que sabían que se encontraba con Momoshiki, y la ultima vez que estuvo con él fue de día, estaba segura de que algún Civil o Shinobi los habrían visto como la protegían.
–Lo amo. –Dice levantando su vista llorosa. –Me enamore de mí abusador, de mí enemigo y no me siento arrepentida. Je, es síndrome de Estocolmo, que patética soy ¿No? –Decía con una sonrisa falsa mientras más lágrimas resbalaban. Se sentía demasiado sentimental ahora.
