NUEVO INTEGRANTE
Después del incidente con el boggart, Harry y Hermione se dirigieron hacia el despacho del azabache, para que la castaña pudiera tranquilizarse un poco más, pues todavía tenía los ojos muy rojos a causa del llanto que la visión del boggart le había causado.
Al entrar en la oficina, el ojiverde acompañó a su amiga hasta sentarse en una de las sillas frente al escritorio, mientras él se apoyaba contra el mueble y llevaba sus manos a sus bolsillos.
— ¿Quieres hablar sobre esto? — preguntó Harry, dirigiendo sus verdes ojos hacia la castaña, que lentamente levantaba su rostro para encontrarse con los ojos de su mejor amigo, quien la miraba ahora preocupado y un poco sonrojado.
— ¿De cómo se supone que soy una bruja brillante y no puedo lanzar un riddikulus?, ¿De como soy una tonta cuando se trata de mis sentimientos? —
La castaña se levantó mientras sus respuestas comenzaban a ser a la defensiva, algo que Harry no permitió, interrumpiéndola. Se sentía incrédulo ante sus palabras.
— No creo que seas una tonta Hermione, sigues siendo una bruja brillante y te admiro. El boggart te agarró desprevenida, su magia te atrapó, además se supone que el armario estaba cerrado. No significa que no puedas defenderte de él y me consta. Sabes perfectamente que de no ser por ti, yo hace años estaría muerto. — contestó el azabache viendo como su amiga se sonrojaba.
Al escuchar a Harry decir la última oración, Hermione no pudo contener sus lágrimas nuevamente y se lanzó hacia él en un abrazo asfixiante, sintiendo como Harry la envolvía entre sus brazos en respuesta.
Ambos sincronizaron el pulso de su corazón, sus cuerpos pegados se amoldaban, era un abrazo tan gratificante.
— No quiero perderte, ahora sabes que mi mayor miedo es verte muerto. Toda tu vida te has visto frente al peligro y ahora eres un auror y estás expuesto a toda clase de cosas. — sollozaba la castaña, sobre los hombros de Harry, mientras él la tenía envuelta en sus brazos de manera protectora y acariciando suavemente su cabeza.
— Hermione, tú y Ron son las personas más importantes en mi vida, no sé si lograste ver mi boggart. Eran tú y Ron muertos... yo… no sé que haría sin ustedes dos, sin ti — confesó Harry, separándose de su abrazo y viendo como Hermione se ruborizaba nuevamente.
— No me malinterpretes, amo a Ron, pero ... — Hermione no pudo terminar al ser interrumpida por el ojiverde.
— Lo sé y no lo pongo en duda. Solo no lo haces de la misma manera, lo entiendo y se que también te asusta perderlo a él. Recuerda que el boggart puede llegar a ser brutal y no solo hacerte sentir miedo. Te hace sentir terror e intenta destruirte — explicaba Harry como un maestro enseñando a su alumna, manteniendo sus manos en los bolsillos y mirando a Hermione.
— El boggart sabiendo sobre tus sentimientos, intentó destrozarte, te tomó desprevenida y no estabas preparada para bloquear su magia — el continuó con su explicación, mientras Hermione lo miraba fijamente por varios segundos.
Inmediatamente Harry se apenó al señalar los sentimientos de su amiga, quien solo asintió lentamente con su rostro bajo, un poco avergonzada.
— Oye, sabes que yo no diría… — decía Harry, cuando fue interrumpido por ella.
— No tienes que aclarar nada, Harry. Sé que nunca me llamarías sangre sucia… — aclaró la castaña, limpiando rápidamente una lágrima que se deslizaba por su mejilla.
— Nunca. — Respondió Harry con firmeza — Y sobre lo demás Hermione… — decía el chico, ruborizándose más si era posible, mientras la chica levantaba su rostro y también se sonrojaba violentamente.
— Te he dicho que no aclares nada, Harry. Sé que para ambos es nuevo hablar de este tipo de sentimientos y es algo con lo que yo tengo que lidiar … — declaró ella con firmeza, tratando de dar por terminado el asunto.
— Pero somos amigos y para mí todo lo que tenga que ver contigo es importante... — Respondió Harry con firmeza — Y sobre todo siempre voy a necesitarte Hermione… — añadió el chico un poco averganzado, viendo reflejado su sonrojo en la castaña.
En este punto ambos podían sentir la tensión que se había acumulado en ambos, Hermione podía sentir como su pulso se aceleraba, sus manos sudaban y su cuerpo tenía una ligera sensación eléctrica, Harry por su lado sintió su boca secarse, pasar saliva era difícil, su cara la sentía caliente, miraba al suelo y a los lados, claramente apenado.
Hermione se compuso a como pudo cuando escucharon la puerta del despacho abrirse, para que su amigo pelirrojo entrara bastante emocionado y ajeno a la tensión en el lugar.
— Oigan, chicos. Mi madre me ha enviado para decirles que están invitados esta noche a la Madriguera, para darle la bienvenida a Hermione, y no aceptará un no por respuesta. Ya la conocen — Terminó Ron, en espera de la respuesta de sus amigos, que muy animados aceptaron.
Esa noche, en la madriguera, antes de que tuvieran que reunirse todos en la sala, los chicos decidieron subir al ático para que George pudiera enseñarles su último e ingenioso invento para el negocio de bromas, que terminó por encantarles. Minutos después, Harry y Ron bajaban juntos las escaleras de regreso a la estancia, todavía hablando del ingenio de George, cuando escucharon reír a las chicas en el piso de abajo, lo que los hizo permanecer quietos y mirándose, decidieron quedarse escondidos detrás de la pared, escuchando la conversación.
Ginny, Luna y Hermione se encontraban en un rincón de la sala, riendo entre ellas. Luna y Ginny, al parecer se encontraban hablando acerca de un chico y por lo que decían debía de parecerles atractivo, hasta que la castaña intervino.
— Oh, eso no es nada atractivo — declaró la chica de ojos miel, que se encontraba acostada en el piso.
— Dinos, Hermione. ¿A quién escogerías? ¿Al bombón búlgaro Viktor Krum, con el que fuiste al baile de navidad o a tu confiable mejor amigo, Harry? — preguntó Ginny, conteniendo la emoción en su voz y haciendo a Hermione sonrojarse.
— Harry — dijo la castaña con un suspiro y sin pensarlo dos veces.
— ¿Qué es lo que más te gusta físicamente de él? — preguntó Luna, con su tono soñador.
— ¿Han visto esos ojos? — contestó la castaña con otra pregunta, la cual no las dejó responder al instante, pues siguió enumerando — esos ojos con los que me puedo comunicar sin decir una sola palabra. Ese cuerpo tan bien formado, sus brazos y ¡Por Merlín! ¡Esa barba que se ha dejado! Lo hace ver tan guapo, aunque también es bastante apuesto sin ella y ese cabello rebelde imposible de domar.
Luna y Ginny miraban a Hermione con ternura, mientras se había perdido describiendo los aspectos físicos que le gustaban de Harry.
— Cada vez que él me abraza, me siento tan segura en sus brazos y esa sonrisa... — suspiró Hermione sonriendo.
Mientras tanto, desde el otro lado de la sala, todavía oculto detrás de la pared, Harry solo podía escuchar bastante sorprendido y halagado con las palabras de su mejor amiga. No creía que ella pudiera hablar así de él, lo que lo impactó más de lo que creyó. Luego del incidente con el boggart, esta plática entre Hermione, Ginny y Luna revelaba mucho.
— Te lo dije, está loca por ti y esos son solo los aspectos físicos que le gustan de ti — le recordó su amigo pelirrojo, mientras le daba una palmada en el hombro y Harry le daba un empujón juguetonamente, mientras empezaba a sonrojarse por lo que había escuchado y luego ambos caminaron hacia la sala, con Harry tratando de ocultar su sonrojo antes de encontrarse con su castaña amiga.
Más tarde esa noche, estaban conversando amenamente. Se encontraban los señores Weasley, Bill y Fleür, estos últimos, se encontraban de visita, con su pequeña hija, Victoire, además de Percy, George, Ron, Luna, Neville y Ginny. Esta última decidió ir y sentarse junto a Hermione, para conversar un poco con ella, hasta que le hizo una pregunta y la sala quedó en completo silencio.
— Oye, Hermione. Escuché que terminaste con Ethan, ¿Qué ocurrió? —preguntó Ginny con falsa inocencia.
Además del completo silencio, esto causó que todos pusieran sus ojos en la castaña esperando que contestara. A la vez, hizo que Ron se molestara con su hermana por haber sacado ese tema.
Hermione levantó su rostro y se encontró con la intensa mirada verde de Harry, que al igual que ella se había sonrojado y los dos apartaron la mirada al instante muy apenados, estando conscientes de que la ex pareja había terminado por que ella estababa enamorada de Harry.
Hermione primero abrió la boca para responder, pero al primer instante no salió ni una palabra. Hasta que llenándose de valor, se decidió a hablar.
— Ethan es un idiota — dijo la castaña adquiriendo un nuevo tono de rojo en su rostro, pero esta vez no era por la pena, sino por el enojo que su ex novio le había causado al hablar mal de Harry — Pues él quiso hacerme elegir… entre él y mi mejor amigo — soltó la castaña nerviosa sin saber a donde mirar, cuando por casualidad notó que Harry había vuelto a mirarla, pero esta vez tenía una pequeña sonrisa ladeada en su rostro y estaba levemente sonrojado.
El ojiverde se encontraba de pie, apoyado contra la pared junto a la ventana con sus brazos cruzados, cuando sintió la mirada de todos sobre él.
— Obviamente elegiste a Harry — dijo la pelirroja con una sonrisa algo cómplice, mientras Hermione asentía lentamente.
— Siempre. No me voy a alejar de mi mejor amigo solo por un idiota egocéntrico — dijo Hermione con seguridad notando que Harry estaba bastante apenado y cabizbajo, pero tenía una leve sonrisa en sus labios.
Luego de unos minutos, habiendo procesado lo que sucedía, George, decidió cambiar el tema, interviniendo con un chiste, para relajar el ambiente y, gracias a esto, el resto de la noche se desarrolló con normalidad.
Pasadas las diez de la noche, el Sr y la Sra. Weasley, subieron a dormir y los chicos se quedaron en la sala conversando, mientras, Ron, Harry y Hermione se encontraban riendo y conversando en la cocina.
Harry y Hermione, reían animadamente por alguna broma que Ron había hecho y habían pasado ambos de lo más normal, tan solo como dos amigos que disfrutaban pasando un buen rato en la compañía de su otro mejor amigo, sin ningún tipo de incomodidades. Ambiente que no terminó hasta que Ginny se les acercó, acompañada de Neville y Luna.
Silenciosamente, Ginny le dijo a su hermano que se acercara, tan solo para dejar que sus mejores amigos pudieran quedarse solos. Cuando Ron se acercó a su hermana, ella no pudo evitar mirar a sus espaldas, posada en la puerta de la cocina ante lo que veía frente a ella.
— ¿No son lindos?, miralos — le dijo Ginny, en un susurro entusiasmado a su hermano. Cuando Ron volteó a verlos, se encontró con sus dos mejores amigos platicando y riendo acerca de una película que habían visto en el mundo muggle, tal parecía era una pelicula de comedia para la manera en que reían, pero de pronto Harry hizo un movimiento.
— Oye, Hermione — le llamó la atención, mientras ella terminaba de reir viendo hacia otro lado en la pequeña cocina. Cuando la castaña volteó, Harry le embarró un poco del pastel que estaba aún puesto sobre la mesa, en la mejilla. La castaña solo abrió la boca sorprendida y comenzó a reirse.
— ¡Ahora veras, Harry Potter! — Amenazó ella aún manteniendo la risa, cuando ella también tomó un poco del pastel y comenzó a buscar como embarrar a su mejor amigo de alguna manera.
El Azabache siendo un poco más alto que ella, empezó a esquivarla, las risas comenzaron a inundar el lugar y Hermione determinada se lanzó sobre su amigo y no calculando la velocidad con la que lo hizo, provocó que accidentalmente sus pies resbalaran en el piso, haciendo que perdiera el equilibrió y se fuera de espaldas hacia el piso.
Harry, con sus reflejos de buscador y auror entrenado, la tomó por la cintura antes que cayera al suelo y como si fuera una muñeca de cristal, la incorporó delicadamente sin soltarla.
Al hacer esto, sus rostros quedaron a muy poca distancia, la situación cambió drásticamente, de un juego a un momento sumamente tenso, incómodo y claramente ansioso, por varios segundos no pararon de mirarse a los ojos, llegando al punto de acercarse lentamente hasta casi besarse.
Los dos iban acercándose lentamente y los dos hermanos pelirrojos junto a Neville y Luna, esperando junto a la puerta que por fin se besaran, pero para la mala suerte de todos, la Sra. Weasley había bajado por un vaso de agua, su esposo Arthur había olvidado tomar unas pastillas muggles que había investigado le ayudarían a dormir y necesitaba agua para pasarlas, por lo que entró rápidamente en la cocina haciendo que ambos chicos se separaran y se sonrojaran violentamente, mientras Ron, Ginny, Neville y Luna suspiraban y se daban por vencidos.
La señora Weasley aprovechó el momento para guardar el pastel que había quedado en la encimera y luego subió finalmente a su habitación, sonrojándose un poco ante la escena que había presenciado.
Luego de ese pequeño incidente, nuevamente decidieron quedarse por un rato más conversando con los demás hermanos Weasley.
Pasadas las doce Harry y Hermione se despidieron y el azabache anunció que dejaría a Hermione en su casa, lo cual emocionó a los demás, pensando que posiblemente ahora si podría pasar algo entre los dos, pero lo sabrían hasta el día siguiente.
Ambos salieron de la madriguera y caminaron hasta el punto donde pudieron desaparecer, tomándose de las manos. Aparecieron afuera del apartamento de Hermione y caminaron hacia la puerta, cuando Harry habló.
— Lo siento, Hermione. Por lo que pasó en la madriguera, no quiero hacerte daño — decía Harry, sonrojándose y bajando su mirada, un poco avergonzado.
— Harry, déjalo atrás, ¿Sí? Ya es pasado — dijo la castaña tratando de no verse afectada, lo cual fue obvio para Harry, pues se dio cuenta de que estaba sonrojada y supo que se había ilusionado un poco — Buenas noches — le dijo ella y se inclinó para darle un corto beso en la mejilla a su mejor amigo. Un beso que los sonrojó más a ambos, pero solo se dieron una leve sonrisa.
— Buenas noches, Mione — le dijo Harry, con una leve sonrisa ladeada y un poco avergonzado, mientras la castaña abría la puerta y entraba a su casa.
— Oye — la chica se volteó hacia él y Harry la miró — manda un patronus cuando llegues a casa, ¿Sí? Por favor — le pidió Hermione, con un poco de preocupación.
— Claro — respondió él con una sonrisa, mientras ella cerraba la puerta y el desaparecía.
…..
Al día siguiente por la tarde, Harry regresaba con el cuerpo de aurores de una redada en la que habían tenido un enfrentamiento y habían logrado atrapar a Mcnair y con él se dirigían hacia la sala donde Harry, el jefe de aurores haría el interrogatorio.
En la redada había sido tocado y herido por varios hechizos, no tenía heridas graves, eran superficiales pero un poco dolorosas. Entró en el ministerio y fue directo a la sala para interrogar al mortífago.
Quienes presenciaban el interrogatorio, sabían que Harry era uno antes de entrar y otro cuando estaba adentro.
El auror se destacó siempre por su profesionalismo, resultando en siempre obtener lo que necesitaba.
— Mcnair, tanto tiempo sin vernos — dijo sombríamente Harry.
— ¡Miren nada mas! ¡El pequeño y huérfano Potter! — El mortífago sonrió burlonamente.
Harry fijó la mirada en el mortífago, quien al encararlo, notó como el azabache infundía un aire imponente, Mcnair comprendió que ya no estaba tratando con aquel niño de decisiete años, sino con alguien más maduro y fuerte.
El silencio y la mirada penetrante de Harry parecían aturdir al mortífago, quien comenzó a sentir muchos escalofríos.
Fueron veinte minutos cargados de tensión, donde al final Harry fue él único de todos los aurores que había logrado sacarle algo, aunque lo esencial aún no lo obtenían y había tenido una discusión con uno de sus compañeros, por que él auror había propuesto invadir la mente del mortífago y Potter había rechazado esa opción por lo peligrosa que era y lo último que querían era perder valiosa información, corriendo el riesgo de dañar la mente del hombre, lo que hizo que Harry perdiera los estribos y no pudiera sacar nada más del interrogatorio.
Mcnair conoció un lado de Potter que nunca imaginó, su corazón palpitaba frenéticamente, pues a pesar de haber dado algo de información, aún mantenía en secreto aquello que había jurado no decir, pues su vida estaba de por medio, sin embargo el miedo no lo dejaba, ya que en su cabeza mantenía guardada una importante pista, algo que cambiaría el mundo como se conocía, un objeto cuyo poder englobaba una ventaja única para quien lo poseyera, algo tan inimaginable que solo aquellos que buscaron y estudiaron por mucho tiempo la magia negra, habían encontrado por fin la respuesta al enigma, por ello Mcnair luchó por reprimir ese dato.
Luego de aquello, el ojiverde salió furioso de la sala maldiciendo, Hermione se dirigía hacia la oficina del ministro para entregarle unos documentos sobre la investigación, cuando miró a Harry salir tenso y maldiciendo de la sala de interrogaciones.
Harry subió su rostro y encontró la mirada de Hermione, se dio cuenta que lo miraba con preocupación y ella no dudo en caminar rápidamente hacia él, tratando de estar lo más tranquila posible, se detuvo frente a él y lo observó detenidamente, como evaluando el estado en el que se encontraba.
Harry pasó de furioso a sonrojado, la mirada preocupada de su mejor amiga lo decía todo, no necesitaban palabras para comunicarse, ni acciones para saber que entre ambos había algo especial y único que luchaba por salir a flote.
Todas las personas alrededor, observaron ese intercambio de miradas poco furtivas y sonrisas de complicidad, sabiendo que los dos amigos en cuestión, seguían bailando alrededor del otro pero que no se atrevían a dar el paso.
Al caer cuenta de que llevaban unos segundos bastante largos mirándose fijamente sin quitar sus ojos del otro, la chica de ojos miel se sonrojó un poco y le dijo a Harry que fueran a su oficina, pues también necesitaba curarle las heridas que tenía.
Ron, quien se había sentido un poco incómodo, hizo que todos los que estaban aún ahí presenciando el momento, se fueran a sus respectivos labores.
Entraron en el despacho de Harry, se dirigieron hacia el sofá frente al escritorio y Hermione invocó el botiquín médico que Harry tenía en su oficina y empezó a limpiar las heridas del ojiverde delicadamente para luego aplicar díctamo y cerrar los cortes que hicieron que Harry gimiera un poco por el dolor, sin embargo no se movió sabiendo que recibiría una reprimenda de su mejor amiga si lo hacía.
— Gracias, Hermione — dijo el azabache, un poco sonrojado cuando se encontró con los hermosos ojos miel de la castaña.
Se quedaron viendo unos segundos, hasta que Hermione reaccionó y con el corazón acelerado se puso de pie para irse a sus labores.
— No es nada — Hermione dijo acercándose para besar la cabeza de Harry.
Estaba dándose la vuelta para dirigirse a la puerta, cuando Harry la detuvo tomándola del brazo, haciendo que se diera la vuelta para seguidamente abrazarla.
— En serio. Gracias, Hermione. No se que haría sin ti — Dijo Harry, mientras la envolvía entre sus brazos y depositaba un cariñoso beso en su cabeza. La castaña le dio una leve sonrisa y acarició su mejilla, para luego dar la vuelta y finalmente salir del despacho.
Cuando la chica abandonó ;a oficina, Harry se quedó pensando en lo reconfortante que había sido su abrazo. Había tenido un enfrentamiento, lo habían herido un poco y luego había discutido con uno de sus compañeros y al final, el interrogatorio resultó inútil.
El abrazo de Hermione lo había relajado por completo, haciendo que su enojo y toda su tensión se esfumara. Se sintió como imbécil cuando la vio y ella fue hacia él, sin importar lo que tenía que hacer en ese momento y con sus ojos llenos de una genuina preocupación que siempre había tenido con él, lo entendió todo sin las palabras.
Ella siempre lograba devolverlo a sus casillas y ponerle los pies sobre la tierra.
Harry regresó a su puesto y se sentó pensando en Hermione, en Mcnair, en sus misiones, de alguna forma su cabeza era un revoltijo.
Pasaron cuarenta y cinco minutos cuando recibió un memorandum, el cual contenía un aviso por parte del secretario del ministro de magia, que consistía en una convocatoria a una reunión esa misma tarde con el departamento de aurores, misma a la que Hermione asistiría por estar vinculada también con el departamento de aplicación de la ley mágica, que trabajaba directamente con los aurores.
Una mezcla de nervios y ansiedad invadieron a Harry, quien seguía teniendo su cabeza hecha un desastre. A como pudo pasó el resto del día hasta la tarde, cuando se encaminó a la junta convocada.
En dicha junta estaban trazando planes para una redada del día siguiente y no fue sorpresa para nadie, que Hermione interviniera y aportara con su brillante ingenio algunas tácticas o comportamientos que podrían surgir de sus oponentes y para ello también se había ofrecido a asistir para proporcionar apoyo y esto había sido aceptado por Kingsley y otros de sus superiores.
Todos estaban enterados de que la castaña era una bruja excelente y había estado entrenando en ciertas ocasiones con Potter y Weasley, además de su participación en la guerra. Sin embargo, no todos notaron la reacción del jefe de aurores al darse cuenta que habían aceptado que Hermione asistiera a la redada. Al parecer al ojiverde no le agradó la idea, lo que terminó en una discusión con su mejor amiga al finalizar la junta.
Harry se apresuró e intentó salir de la sala de juntas, antes de que alguien notara su molestia, lo cual no resultó cuando sintió la mano de Hermione tomar su brazo y mirando a su alrededor se dio cuenta que solo ellos quedaban ahora en la sala.
— Harry, ¿Te sucede algo? — preguntó la castaña con tono preocupado y frunciendo el ceño.
— Nada — contestó el azabache en tono cortante, mientras por dos segundos conectó su mirada con la de su mejor amiga y para ella fue suficiente.
— Te conozco Harry Potter. No vas a mentirme. ¿Qué ocurre? — cuestionó una vez más, cruzando sus brazos y levantando un ceja con incredulidad e imponencia.
Lo había llamado por su nombre y su apellido esta vez y aunque sintió el frío recorrer su cuerpo al ser llamado así por Hermione, decidió ignorar este hecho, ya que se encontraba bastante molesto.
— No me gustó la decisión que se tomó, ¿Por qué haces esto? — Respondió el chico aún más cortante, metiendo sus manos en los bolsillos del pantalón.
— ¿A qué te refieres? — preguntó confundida la castaña. — Es mi trabajo — aseguró ella, sin saber aún a que se refería su amigo.
— ¡Ponerte en peligro no es tu trabajo! ¡¿Por qué tenías que ofrecerte para ir a la redada?! ¡Tus ideas bastaban! — exclamó el ojiverde alzando un poco la voz, notablemente enojado.
El chico no era el único que estaba molesto ahora, pues Hermione estaba poniéndose cada vez más indignada por la reacción de Harry.
— No quiero que vayas a la redada. — contestó el ojiverde, manteniendo las manos en los bolsillos del pantalón y levantando su rostro para conectar su mirada nuevamente con la de la castaña. — Sé que quieres ayudar, pero hay muchas otras formas de hacerlo sin ponerte en peligro. — continuó diciendo Harry seriamente, notando el cambio de emociones en el rostro de su amiga, mientras le sostenía la mirada, sabiendo lo que venía a continuación.
— ¡¿Quieres que me quede aquí, esperando a que venga alguno de tus subordinados a decirme que estás en San Mungo medio muerto o que tengo que ir a reconocer tu cadáver?! ¡Y todo por tu estúpido complejo de héroe! ¿De verdad esperas que me quede aquí sin hacer nada? Ya te lo he dicho antes Potter, estamos juntos en esto. ¡Siempre! — exclamó la castaña furiosa.
— ¡Además que soy igual de capaz …! — añadía ella, pero fue interrumpida por Harry.
— ¡Nunca he dudado de eso Hermione! ¡Sé que eres capaz! — Saltó enojado interrumpiéndola — ¡Incluso eres más capaz que muchos aquí y soy testigo de ello! — Exclamó Harry aún molesto.
— Entonces, ¡¿Cuál es el maldito problema?! — Cuestionó ella encontrándose sonrojada por el enojo.
— ¡No quiero perderte! — logró exclamar con su voz quebrándose al final, lo que hizo a su mejor amiga reaccionar y suavizar su rostro, acercándose a él.
— Pe..pero Harry… — intentó intervenir Hermione
— ¡No! No lo entiendes Hermione, si... si te pasara algo ¡No me lo perdonaría! Eres muy importante para mi — dijo el auror de ojos verdes bajando su voz.
Su mejor amiga suavizó su rostro, acercándose a él, claro que entendía el punto de Harry, ella miles de veces lo sintió, en cada año de Hogwarts que vivió a su lado, cada vez que el azabache se encontraba en peligro, ella experimentó la angustia y la desesperación, temiendo perderlo.
— Yo tampoco quiero perderte a ti, pero entiende que tampoco puedes pedirme que me quede. No puedo, y sin embargo a la vez entiendo lo que sientes, es algo que yo misma experimenté durante años, por ello te pido que comprendas mi decisión y como lo fue en esos años que te apoyé, ahora yo necesito tu apoyo y comprensión — respondió ella y lo abrazó fuertemente.
Aún conmocionado por la pequeña discusión, Harry lentamente se separó a regañadientes del abrazo de su mejor amiga, las ultimas palabras resonaban en su cabeza, comprendiendo las muchas veces que Hermione debió sentirse como él ahora.
Luego de separarse y todavía intentando no mirarla a los ojos, se dio cuenta de que ella se mostraba algo confundida por su enojo, que a pesar de estar ya más calmado, aún permanecía en su rostro la molestia.
— Tengo otra reunión en unos minutos. Nos vemos más tarde — declaró él con tono cortante en su voz y salió de la oficina, dejando a Hermione aún confundida y un poco molesta, sin saber por que se había retirado de ese modo.
Harry salió al pasillo malhumarado y un poco incómodo al darse cuenta que su discusión con Hermione, había tenido audiencia de algunas personas que pasaban por ahí. No le quedó más remedio que bajar su rostro e ignorar las miradas.
El resto del día Harry pasó evitando a Hermione, pues no quería ponerse a pelear nuevamente sabiendo que esa discusión nunca la ganaría. La evitó un par de días más, sabiendo que ella ya se habría dado cuenta de esto y eventualmente, vendría a buscarlo.
No habían pasado ni cinco minutos desde que lo pensó, cuando la puerta de su oficina se abrió y Hermione entró indignada, poniendo un ''muffliato'' en la habitación y cerrando la puerta con llave, pues se había enterado que con su discusión hace un par de días, habían tenido audiencia.
— ¡Harry! — gritó la castaña para anunciarse.
— ¿Eh? Hola — Saludó el azabache secamente, tratando de mantener la compostura, mientras pasaba saliva sabiendo lo que se le venía encima.
— "¿Eh? ¿Hola?" — imitó Hermione con el ceño fruncido — ¿Solo vas a decirme eso? ¿Qué pasa Harry? ¿Me estás evitando? — preguntó la castaña con su voz temblando, pero aún con su expresión de disgusto en su rostro.
— No — Harry dijo seriamente y evitando mirarla a los ojos, sabía que ella estaba sintiéndose mal y él no podía soportar verla llorar.
— Entonces ¡¿Que demonios pasa contigo?! Cuando te he buscado estos días no estás, cuando te encuentro, no me vuelves a ver, ni me diriges la palabra y si lo haces, estas completamente serio e indiferente — soltó Hermione exasperada.
— No lo entiendes Mione — Harry soltó un suspiro y llevó las manos a su rostro.
— Según tú ¿Qué no entiendo? — rebatió la ojimiel cruzando sus brazos.
— ¿Por qué no hablas? ¿Qué no voy a entender? ¿Qué esta pasando Harry? — Hermione lo acribilló con preguntas después de que el permaneció en silencio.
— ¡Ah! ¿Por qué haces tantas preguntas? — exclamó Harry al borde de la tensión.
— ¡Porque así soy! ¡Soy muy curiosa! ¡Me conoces así por años! ¡Y más cuando se trata de ti! — gritó con seguridad y enojo Hermione.
Los ojos del azabache se abrieron de par en par, en segundos la tensión y frustración cambio a un momento incómodo, ya que Hermione cayó en la cuenta de lo que había dicho, mientras Harry entendiendo el peso de aquellas palabras, recordó el momento en que se enteró de los verdaderos sentimientos de su mejor amiga hacia él.
Fueron segundos que parecieron minutos en los que ambos permanecieron en un silencio incómodo, pues ambos no sabían como proseguir.
— Escucha Harry, sabes muy bien que durante años siempre he visto por tu bienestar, con o sin estos sentimientos especiales, siempre vas a ser una prioridad, por ello tu actitud hacia mi, no es normal… necesito en el nombre de nuestra amistad que hables conmigo y podamos resolver esto como lo que somos, adultos — Hermione respiró hondo y habló, haciendo honor a la casa de los valientes leones.
— Es solo que... no me gusta que te pongas en peligro. Has pasado por tanto y todo por culpa mía — Tras pensarlo, Harry suspiró y luego de ver la cara sonrojada de su mejor amiga, se le acercó y mirándola a los ojos confesó con frustración
— ¡Harry! ¡Por Dios! Ya hemos tenido esta conversación antes ... — respondió Hermione con cansancio.
— Yo lo sé Mione, pero eres mi mejor amiga, me preocupo por ti y no podría soportar verte sufrir otra vez — continuó el azabache, tratando de expresar su sentir.
— Te lo he dicho antes, no me arrepiento de nada de lo que hemos pasado juntos y lo volvería a vivir si eso significa mantenerte a salvo — aseguró la chica con firmeza.
— No vas a dejarme ganar esto ¿Verdad? — preguntó Harry con expresión derrotada y caminando nuevamente hacia ella.
— No. No podría — Hermione respondió con su rostro preocupado y caminó para abrazar a Harry, quien respondió su abrazo cariñosamente y depositó un beso en su cabeza.
Tenía que dejar esa discusión aquí, sabiendo que no podría ganarle a Hermione, pero era un asunto que siempre quedaba abierto y sin resolver, pues el no permitiría que le volvieran a hacer daño. Y si le hacían daño, él jamás se lo perdonaría a si mismo.
— ¿Quieres cenar esta noche? — Preguntó Harry, tratando de normalizar las cosas entre ellos, separándose del abrazo y apoyándose contra su escritorio, metiendo las manos en sus bolsillos.
La pregunta tomó un poco por sorpresa a la castaña, quien su cara se volvió mas roja que antes.
Harry quiso recomponer la pregunta para que no sonase extraña, o que esta implicara algo diferente, pero su mejor amiga se le adelantó.
— Claro — Respondió la castaña sonriente, repitiendo la acción de Harry, apoyándose contra el escritorio, mostrándose feliz.
— ¿Restaurante muggle italiano? — preguntó Harry, volviendo su rostro hacia a ella.
— Uh, me encantaría. Una pasta al pesto sería excelente — dijo sonriente y girando también su rostro hacia él.
— Te veo en el atrio a la salida entonces — aseguró el ojiverde, recibiendo un cariñoso beso en la mejilla de parte de Hermione, que segundos después se apartó del escritorio y caminó para salir de la oficina de su mejor amigo.
Por la noche cuando Harry salió de su despacho, caminó por los pasillos y se dirigió al ascensor para bajar al atrio. El elevador llegó a su destino, Harry salió de el y caminó con sus manos metidas en los bolsillos de su pantalón viendo hacia el suelo, cuando escuchó una voz soñadora que conocía perfectamente.
Luna se dirigía hacia el ascensor para subir a la oficina de Ron, cuando se topó con Harry, quien parecía ir perdido en sus pensamientos.
— Hola, Harry — Saludó la rubia con su tono dulce y soñador.
— Oh, hola, Luna. Que bueno verte, Ron te está esperando — le dejó saber a la rubia, con una leve sonrisa en sus labios.
— Igualmente, Harry. Gracias — contestó ella, mientras empezaba a caminar nuevamente hacia el elevador.
— ¡Ah! ¿Luna? ¿Has visto a Hermione? — preguntó Harry girándose, haciendo que ella se detuviera y se volteara hacia él.
— Oh si, está por allá — respondió la rubia, dirigiendo su mirada a la salida, donde se encontraba su amiga castaña, conversando con Bertram Wolfgang — Ahora que los veo, me parece que él si podría estar detrás de ella — comentó Luna con fingida inocencia.
El comentario de Luna había tomado a Harry con la guardia baja, esto causó que algo se moviera en su estómago, pero sin estar seguro de que era, no le dio importancia.
— ¿Ah si? ¿Tu lo crees? — preguntó Harry con inocencia.
— Si, digo, es muy obvio ¿No crees? — respondió con picardía la rubia.
— Bueno, no lo sé, pero si es así, solo hay que asegurarse de que no la lastimen — dijo Harry, dejando un breve silencio tras esas palabras.
— Eh, Nos vemos luego, Luna — se despidió de ella el azabache para luego girarse nuevamente y continuar con su camino.
— Nos vemos, Harry — dijo la rubia de regreso con su tono soñador e igualmente volviendo su rumbo hacia el ascensor.
El auror siguió su camino sin despegar la vista de las dos personas que se encontraban en la entrada. ''No lograba entender por que sentía está incomodidad al ver a Hermione reírse alegremente con Bertram o verla sintiéndose tan cómoda con él''.
Hermione se reía animadamente de algo que le estaba diciendo Bertram, miró su mano dirigirse hacia un mechón de cabello y ponerlo detrás de su oreja, mientras el hombre frente a ella también se reía y vio como colocaba su mano en el brazo de su amiga.
La castaña estaba bastante centrada en su conversación con Bertram, sin embargo, no pudo evitar girar su cabeza hacia la derecha, viendo a Harry uniéndose a ellos y por instinto, con una sonrisa en su rostro abrazó a su mejor amigo cariñosamente.
Ella lo había tomado con la guardia baja al abrazarlo, sin embargo, le devolvió el abrazo con un sonrisa en su rostro. Al separarse de ella y sin ser consciente de esto, Harry dejó su mano en la espalda de Hermione, mientras le tendía la mano derecha a Bertram y lo saludaba cortésmente.
— Bertram — Saludó el ojiverde, tendiéndole amablemente la mano al hombre.
— Harry — Respondió el saludo el ojiazul, con una leve sonrisa y algo de incomodidad. Sabiendo perfectamente de los sentimientos de Hermione por el hombre frente a él.
''Según lo que Hermione le había contado a él, Harry sabía de sus sentimientos, sin embargo, no sentía lo mismo por ella, pero si la apreciaba, la cuidaría y defendería hasta la muerte. Según la castaña, Potter solo la miraba como su mejor amiga. Y si ella estaba tan segura de esto, él no perdía nada con intentar cortejarla''. Pensaba Wolfgang.
Un silencio pesado se instaló entre ellos, la risa de Hermione se apagó al ver el intercambio de miradas entre Harry y Bertram, lo cual paró cuando ambos retiraron su mano del saludo.
— ¿De qué se reían? — preguntó tan directamente Harry que Bertram y Hermione se voltearon a ver confusos por aquel tono ¿Recriminador?
— Nada Harry, solo me estaba diciendo que le gusta como me visto últimamente y me reí porque siempre vengo con el uniforme y nos reímos — explicó Hermione manteniendo su tono dulce.
— Es que todo lo que usas se te ve maravilloso — Bertram aprovechó para volver a halagar a la ojimiel, quien se sonrojó sonriendo ante las palabras, y justo en ese momento Harry volvió a sentir ese dolor de estomago extraño, empezó a temer que se hubiera enfermado y quedó absorto en sus pensamientos mientras Hermione y el castaño intercambiaban unas cuantas palabras.
— Bueno, nos vemos luego Bertram — se despidió la castaña dándole una radiante sonrisa al hombre de ojos azules y pelo castaño frente a ella, sacándolo de sus cavilaciones.
— Oh, si. Nos vemos, Hermione — dijo el castaño de ojos azules, tomando su mano e inclinándose un poco para besar el dorso de esta.
Al ver esto, Harry apartó la mirada con un poco de incomodidad y luego él y Hermione salieron hacia la calle, dejando al castaño de ojos azules pensando en otro movimiento para cortejar a Hermione.
Mientras Bertram estaba perdido en sus pensamientos, alguien se acercó por detrás y puso su mano en el hombro del auror.
— Si fuera tú, me olvidaría de ella, nada te servirá. Mientras Potter esté vivo y respire en este mundo, nadie tiene oportunidad con Hermione Granger —aseguró el chico rubio de ojos grises, metiendo sus manos a los bolsillos del pantalón.
Draco Malfoy, el joven Slytherin sangre pura, después de la guerra y agradeciendo a Potter por no mandar a su madre a Azakaban, decidió reformarse y había entrado al entrenamiento de auror. No podía decirse que eran amigos, pero se hablaban respetuosamente y mantenían una relación cordial de colegas.
— Malfoy — saludó Wolfgang, ofreciendo su mano para un saludo que fue devuelto segundos después — ¿Qué me dices de Smith?
— ¿Smith? ¿No escuchaste lo que pasó? — preguntó el ex Slytherin con incredulidad — Esa relación terminó por que el mismo Ethan estaba enterado de los sentimientos de Granger por Potter, además de que ella nunca le demostró interés en la relación. Fue cuando terminaron que Potter se enteró de los sentimientos de ella — aclaró Malfoy.
— Y estoy completamente seguro de que los sentimientos de Granger, no van a cambiar. Incluso Viktor Krum, quien lo estuvo intentando desde que que la conoció durante el torneo de los tres magos en Hogwarts. Lo único que pudo lograr fue llevarla al baile de navidad y robarle un beso.
Imagínate, ni la famosa estrella bulgara del quidditch pudo lograr algo más con Granger — informó el rubio mientras caminaba con Bertram por los pasillos del ministerio — No me extrañaría que siguiera intentando, si es que la vuelve a ver.
— ¿Crees que decida darle la oportunidad? — preguntó Wolfgang, dudando un poco.
— No — aseguró Malfoy con una sonrisa de incredulidad — Granger solo tiene ojos y corazón para Potter ¿Sabes que pudo haber sido expulsada de Hogwarts por todo lo que hizo por él? — expresó Draco poniendo sus ojos en blanco — pero sigue intentando, tal vez tengas suerte — se burló el rubio, dándole una palmada en la espalda al auror de ojos azules y siguió su camino.
…..
La cena había transcurrido con normalidad entre los dos amigos, habían conversado de tantas cosas, unas importantes, otras sin importancia alguna, simplemente platicaban cualquier disparate que se les ocurriera, eso era algo tan natural entre ellos. Habían reído y recordado sus aventuras en Hogwarts, hasta que pidieron su cuenta para poder retirarse a sus hogares.
Ambos habían llegado al acuerdo de pagar la mitad cada uno, ya que era un tema delicado e imposible de ganar entre los dos, a menos que fuera una ocasión especial para alguno de ellos, uno solo pagaría la comida.
Esa misma noche, cuando Harry regresó a su apartamento después de dejar a su mejor amiga en el suyo, cayó a la cama agotado, pero sin tener la mínima gota de sueño, pues tenía un torbellino de cosas en la cabeza y una de ellas era Hermione.
''Había estado pensando bastante en ella y en lo que había sucedido en la madriguera. Estuvieron a punto de besarse y estaba cavilando en ¿que podría haber pasado si la Sra. Weasley no hubiera entrado por las pastillas del Sr. Weasley y a guardar el pastel que había olvidado en la mesa?''
''Estaba imaginando mucho eso y se sorprendió al darse cuenta de que en realidad, si deseaba haberla besado. ¡Incluso había soñado que el beso había sucedido! ¡Y había sido perfecto! Era una mujer hermosa, pero era su mejor amiga y no quería lastimarla, ni hacerla ilusionarse, quería estar seguro de lo que sentía y de lo que pasaría si decidiera probar algo con ella.
"Y luego estaba Bertram, quien aparentemente sería su competencia''.
Finalmente se quedó dormido después de estar repensando las cosas, haciendo que principalmente soñara con un beso que no sucedió.
Después de semanas desde que habían ido a cenar al restaurante, Hermione había empezado a pasar tiempo con Bertram, sin darse cuenta de que este intentaba cortejarla, pues ella aunque sabía que era un hombre guapo, lo miraba solo como amigo.
Wolfgang había logrado pasar tiempo con ella y justamente ese día, se habían encontrado en un pasillo y se distrajeron platicando, cuando Hermione alarmada, se dio cuenta de que llegarían tarde a la reunión y salieron a toda prisa.
La reunión con los aurores ya había comenzado, los únicos que faltaban eran Hermione y el nuevo auror Bertram Wolfgang, lo que tenía preocupado a Harry, pues conociendo a su mejor amiga, jamás llegaría tarde a una reunión, por lo que se asombró cuando escuchó que tocaban la puerta y luego se abría para darle entrada a Hermione y al auror Wolfgang.
Ronald dirigió su mirada con algo de preocupación hacia Harry, después de que vio entrar a Hermione con el castaño de ojos azules notando claramente como su mejor amigo se mostraba molesto, ya que él nunca consideró como algo normal que Hermione fuera a llegar tarde a sus reuniones laborales bajo ninguna circunstancia, y si a esto le agregamos que la chica había empezado a mencionar a Bertram bastante seguido, los nervios del azabache estaban peligrosamente cerca de colapsar.
— Bien. Estábamos por discutir el plan B para la misión, en caso de que algo salga mal — aclaró Harry con seriedad, tratando de controlar el enojo en su voz, para poner al día a los que acababan de ingresar en la sala.
El resto de la reunión mientras Harry hablaba sobre como abordarían la misión, no volvió su mirada hacia Hermione en ningún momento, sus pensamientos parecían querer hacer que estallara, pues como jefe de aurores se encargaba de que todos fueran muy puntuales a la hora de las reuniones, sin embargo cuando al inicio no vió a Hermione, le asaltó antes que nada la preocupación, pero al momento de verla entrar con Bertram sus ojos chispeaban de molestia, aguardando con ansias que la junta acabara para poder hablar con su mejor amiga.
Finalmente llegó el final de la junta, el azabache esperó a que todos se fueran cuando notó que Hermione ya estaba esperando afuera a que él y Ron salieran, con firmeza Harry avanzó hasta posicionarse frente a la castaña para llamarle la atención.
— Hermione — llamó Harry seriamente y acercándose a ella — ¿Desde cuándo llegas tarde a las reuniones? — preguntó el azabache mostrándose molesto.
— Yo... — comenzó a responder Hermione, sonrojándose avergonzada, pero Bertram no la dejó terminar.
— Fue culpa mía, auror Potter. Nos encontramos en el pasillo y nos distrajimos platicando — argumentó el hombre de pelo castaño, haciendo que Harry lo mirara con desagrado y regresara su mirada a la castaña.
— Si hubiera sido Ron o yo, estuvieras regañándonos — replicó el azabache — no quiero que llegues tarde a las reuniones — declaró Harry molesto y cortante y sin esperar respuesta se dio la vuelta y empezó a caminar junto a Ron, quien muy apenado antes de irse, le dio una mirada de disculpa a Hermione.
— Oye, no le hagas caso, está siendo algo duro — le decía Bertram a Hermione, tratando de hacerla sentir mejor, pero fue imposible.
— No. Harry tiene razón, nunca he llegado tarde.. y además si he sido dura con ellos. Nos vemos luego, Bertram — se despidió Hermione, dándose la vuelta y sintiendo su corazón apretarse por la actitud que había tenido Harry con ella.
Bertram después de presenciar aquello, se armó de valor y se dirigió por el mismo camino que Harry y Ron.
Llegó a la oficina del jefe de aurores y entró sin pedir permiso, interrumpiendo la conversación entre el Pelirrojo y el azabache.
— ¿Qué fue todo eso Potter? ¿Era necesario lastimarla así? — cuestionó Bertram entrando molesto a la oficina de aurores.
— No fue intencional — interrumpió Ron mientras le daba una advertencia con sus ojos a Bertram para que dejara el tema.
— ¿Y a ti que te importa como le hable a Hermione? Soy el encargado de la puntualidad y eso no es excluyente para nadie, ni siquiera Hermione que es mi mejor amiga, justo ella me enseñó eso — rebatió el ojiverde acomodando unos papeles de su escritorio, sin dar la vista al castaño.
— Me importa porque TU mejor amiga es alguien a quien estoy cortejando, y estaré al pendiente de todo lo que la involucre — alegó Bertram con valentía.
Harry levantó su mirada de sus papeles para ver a Bertram y luego a Ron, con quien compartió el mismo pensamiento, "El cortejo de Bertram, no funcionaría con Hermione". Ron estaba a punto de comentar esto cuando el castaño se adelantó.
— Se perfectamente de sus sentimientos por ti, Potter — comentó Bertram, haciendo que Harry le dedicara una mirada fría — pero según lo que ella me dijo, tú no sientes lo mismo.
— El hecho de que no sienta lo mismo, no significa que no la ame, es mi mejor amiga, una persona a la que adoro y le aguardo un cariño especial y respetaré su decisión si acepta salir contigo, sin embargo, te juro que si la lastimas, te mato — declaró el auror de ojos verdes con un filo mortal en su voz.
Bertram con algo de miedo por el tono final de Harry, asintió, sellando silenciosamente una promesa entre los dos, a lo que Ron como testigo, masajeo su frente consternado por la situación.
Holaaa, por fin andamos por acá y les agradezco a todos los que me han leído y esperado por las actualizaciones. Han sido semanas llenas, pues el mundo muggle me tiene ocupada, pero aquí les dejo este capítulo y espero que les haya gustado.
Les agradezco sus opiniones y favoritos y demás formas de hacerme saber que fue de su agrado, siempre me encanta leer sus comentarios, ya que son una forma de incentivarme a seguir con esto.
Gracias a mi Beta también que a pesar de que tiene sus prioridades, me ha dedicado su tiempo con este fic y sin ella no hubiera publicado nada.
Quiero mencionar que la parte donde Malfoy habla con Bertram, específicamente esta línea:
"Mientras Potter esté vivo y respire en este mundo, nadie tiene oportunidad con Hermione Granger" ... fue inspirada en el fic de Lessa Dragonlady - la partida del maestro de la muerte.
Sin más que decir, agradezco nuevamente que me hayan leído y pronto nos seguiremos leyendo para ver que pasa en el 4to capítulo de esta historia. Adiosito.
