LA ESTRELLA BÚLGARA

Después de que Bertram salió, Harry regresó a su asiento, suspirando pesadamente, mientras seguía sintiendo su cabeza palpitar por su arrebato.

— Oye, amigo — Ron habló por fin, metiendo sus manos a los bolsillos.

Después de que habían salido de la reunión, y luego de ver como le había hablado a Hermione lo había seguido a su oficina para calmarlo y hacerle ver que fue muy duro, sin embargo cuando estaba por hablar con él, Bertram los había interrumpido.

Tras dejar que pasaran unos minutos desde que Bertram salió, empezó a retomar la conversación.

— Escucha, no soy el que suele tener la razón aquí, sin embargo, creo que fue muy duro de tu parte la forma en que le hablaste a Hermione — expresó el menor de los Weasley.

— ¿Qué? Llegó tarde a la reunión Ron y con ese alemán idiota — contestó el ojiverde aún molesto y con incredulidad ante las palabras de su mejor amigo.

— Bertram es solo su amigo, ella lo dijo. Creo que deberías pedirle disculpas — argumentó el pelirrojo un poco molesto ahora, haciendo que Harry tensara su mandíbula y levantara la vista de su escritorio con una mirada de furia.

— Ella nunca ha llegado tarde. Si hubieras sido tú o yo, nos habría reprendido de la misma manera que lo hice yo. Además este no es lugar para andar conversando y llegar tarde a juntas programadas — replicó Harry en su defensa.

— No te niego que haya sido dura con nosotros, al contrario, si lo ha sido y desde Hogwarts, pero creo que te pasaste un poco, y más por el hecho de que se haya quedado conversando con Bertram — siguió el pelirrojo tratando de razonar con él.

— ¿Recuerdas que incluso usó un giratiempos para llegar puntual y estar en todas sus clases? — intervino el auror de ojos verdes, tratando de que su mejor amigo lo apoyara, y desviando un punto en cual él explotaría, pero justo esto fue lo que terminó con la poca paciencia de Ron.

— ¡Por Merlín! Amigo, ¡acéptalo! La quieres, te gusta y estas celoso de Bertram, ¡No te molestaste porque llegara tarde! ¡Fue porque se quedó platicando con Bertram! — aseguró Ronald, levantando su voz y tratando de hacer a su mejor amigo entrar en razón.

— ¡No! Claro que no.. — rebatió Harry.

— ¡Te gusta! ¡Ella te gusta! ¡La quieres y se te nota! — alegó Ron perdiendo la compostura y azotando sus manos en el escritorio de su amigo.

— ¡Pues si la quiero! ¡Es obvio que la quiero, es mi mejor amiga! — rebatió el ojiverde nuevamente.

— ¡Maldita sea Harry! ¡Date cuenta, la quieres como algo más! — gritó Ron, para luego tensar su mandíbula, relajar su rostro y continuar — ¿Sabes que? Voy a dejar que tu solito te des cuenta, solo espero que no sea muy tarde cuando abras los ojos y la hayas perdido, pero eso sí… fuiste tan duro con ella y no te diste cuenta del dolor que le causaste, en serio Harry, tantos años conociéndola y no notaste esos ojos cristalinos... Tú siempre has sido su prioridad, su meta ha sido nunca decepcionarte y hoy, con esas palabras le diste a entender que lo estabas, no dudo que ahora mismo este en un baño llorando. —

— La única diferencia sería que esta vez no fue por culpa mía como en Hogwarts … — añadió el pelirrojo dejando a su mejor amigo boquiabierto.

Harry estaba incrédulo con las palabras de su mejor amigo, decidió no seguir discutiendo, su amigo tenía un punto, había herido a Hermione sin quererlo, por lo que decidió que se disculparía con ella.

— Harry, en serio discúlpate antes de que sea tarde y ella se aleje, o sufra más. Si eso pasa, no solo será ella quien esté destrozada, tú también lo estarás. — exigió el pelirrojo y en vista de que Harry no le contestaría, salió de su despacho azotando la puerta.

Cuando Ron salió de su oficina, Harry se quedó pensando un buen rato en todo lo que había ocurrido recientemente, pues todavía no terminaba de creer que su mejor amiga estaba enamorada de él.

Divagando en todos estos eventos, recordó la conversación que tuvo con su mejor amigo pelirrojo, después de que Hermione se había ido a Alemania y el regresó empapado a su oficina. Ron le había dicho que Hermione había sido bastante obvia siempre y como que fuera un viaje al pasado, su mente viajó a recordar un momento en especifico cuando vio a su amiga castaña llorar y sus demás amigos presentes la miraban con lástima, como si supieran algo que él no sabía, lo que lo llevó a darse cuenta de que ese día habían salido a cenar con su novia en ese entonces.

Harry suspiró mientras se levantaba y salía del despacho, en su mente vio a Hermione llorando, lo cual le hizo sentirse mal, pasó saliva mientras comenzaba a caminar rápidamente en busca de la ojimiel.

Flash back

Era noche y Harry y sus amigos habían quedado en reunirse después de la salida laboral. El ojiverde salió de su oficina para salir a buscar a su novia y luego dirigirse al café en el que habían quedado de reunirse con Hermione, Ron, Luna, Neville y Ginny.

Cuando llegó con Alana al café, Neville, Ginny y Luna ya estaban ahí. Ron iba a esperar a Hermione para salir juntos del ministerio. Se disponían a sentarse cuando los vio cruzar la calle y dirigirse hacia ellos.

Le pareció normal ver que venían discutiendo, pero había un toque de molestia o tristeza en Hermione que le llamó la atención y más cuando Ron la atrajo hacia él y la abrazó cariñosamente por unos segundos, hasta que se separaron y siguieron caminando hacia ellos.

Al llegar a la mesa, saludaron a todos y Luna se levantó para abrazar y darle un beso en los labios a Ron. La rubia y el pelirrojo habían empezado a salir desde la batalla de Hogwarts y ahora estaban en proceso de comprometerse.

Se sentaron y pidieron sus bebidas y alimentos, mientras todos platicaban alegremente. De vez en cuando el se volteaba y pasaba su brazo alrededor de los hombros de Alana, quien volvía su rostro hacia él con una sonrisa y él besaba sus labios en un rápido beso. Fue unos momentos después en el que se fijó que todos parecían estar viendo con preocupación a Hermione, quien estaba ahora cabizbaja mirando fijamente su bebida, como si se hubiera vuelto el objeto más intersante del mundo, por lo que decidió tomar su mano encima de la mesa, lo cual la hizo saltar un poco y encontrarse con sus ojos al mirar hacia arriba con su rostro bastante sonrojado.

Mione, ¿te ocurre algo? le preguntó a su amiga con su rostro lleno de preocupación, dándose cuenta del silencio que se había hecho en la mesa al hacer su pregunta. Era obvio que algo estaba pasando, pero él no lo sabía.

No, Harry, todo está bien, solo un día de trabajo cansado respondió Hermione con una leve sonrisa que no lo convenció en absoluto.

Te conozco lo suficientemente bien, como para saber que me estas mintiendo o no me estas diciendo toda la verdad, Mione respondió Harry aún más preocupado.

El ojiverde se dio cuenta de que Hermione volvió su mirada hacia Alana y luego dejó escapar un suspiro.

En serio, Harry, no pasa nada. Gracias por preocuparte, estoy bien, solo un poco cansada aseguró Hermione, tratando de que Harry no insistiera.

Harry estaba un poco herido de que su mejor amiga no le confiara lo que le pasaba, pero al ver que dirigió su mirada a Alana, pensó que no se lo diría frente a ella, tal vez era algo más personal y decidió no insistir por ahora.

El retiró su mano de la de ella y se dio cuenta de que la mesa había estado en completo silencio y luego sus amigos habían reanudado sus conversaciones e incluso Luna, llamó la atención de Hermione para comentarle algo sobre los snorckaks de cuernos arrugados.

Semanas después había terminado su relación con Alana, cuando volvió a reclamar por sus celos hacia Hermione. ¿Por qué era que las mujeres con las que salía no podían aceptar que Hermione era su mejor amiga? Incluso una vez, una de sus ex novias lo había puesto a elegir entre ella y Hermione. Obviamente nunca iba a alejarse de la castaña, era una de las personas más importantes en su vida, ella siempre había estado ahí para él y nunca la dejaría.

Fin del flash back

Al salir de sus cavilaciones, Harry se levantó de su escritorio, suspiró mientras se levantaba y salió del despacho, en su mente vio a Hermione llorando, lo cual le hizo sentirse mal, pasó saliva mientras comenzaba a caminar rápidamente en busca de la ojimiel.

Corrió por varios pasillos en busca de Hermione, se topó con varias personas y a todas ellas les preguntó por su amiga, pero solo una chica pudo decirle que la había visto entrar a la sala de juntas con el ministro, donde posiblemente tardarían unas horas en salir.

Harry suspiró desesperado y sin más remedio regresó a su despacho, pidiéndole antes a esa misma chica que le mandara un memorándum cuando terminaran su junta y la chica con emoción asintió frenéticamente al jefe de aurores.

Al llegar a su despacho se encerró buscando las palabras para hablar con Hermione. Mientras ideaba algo, se dio cuenta de lo obvia que había sido y él no había podido ver eso por idiota. Ahora que lo recordaba, pudo ver la tristeza en los ojos castaños de su mejor amiga y pudo ver el amor que siempre escondió, al pensar que nunca se fijaría en ella.

Todavía en el presente le parecía mentira que Hermione se hubiera guardado esos sentimientos tanto tiempo y el era un idiota por no darse cuenta. Al parecer ella pudo ocultárselos perfectamente, por que Hermione era un libro abierto para él, pero siempre había estado esa mirada en sus ojos que nunca había podido descifrar y eso le dolió.

Incluso recordó la reacción que tuvo ella cuando tocó su mano encima de la mesa y el silencio que se hizo cuando le preguntó que andaba mal con ella. Ahora sabía que todos estaban enterados, menos él y era obvio que ella no iba a decírselo porque tenía miedo a su rechazo y a perder su amistad.

Sin darse cuenta las horas pasaron mientras pensaba en esto, cuando un pedacito de papel doblado en forma de paloma, voló hacia él, de alguna forma traspasó su puerta, llegó hasta él y se posó en sus manos cayendo delicadamente y cuando Harry tomó el papel se desdobló mostrando su mensaje.

— "Salieron hace media hora de la junta, en cuanto me enteré investigué el paradero de la señorita Granger, está en su despacho, si te apuras la puedes alcanzar" — leyó el azabache decidido a salir de su oficina.

Con rápidez se dirigió hacia el despacho de su mejor amiga. No sabía que demonios iba a decirle, siempre había sido torpe con estas cosas, pero tenía que disculparse con ella, por haberla tratado así cuando salieron de la reunión. Ya se sentía bastante mal, sabiendo que la había hecho sentir peor a ella.

Al llegar se colocó frente a la puerta de Hermione, se detuvo un momento volviendo a pensar en que podría decir, pero mientras más pensaba, más idiota se vería. Levantó su mano y tocó la puerta para entrar, escuchando un segundo después la voz de su mejor amiga a través de la puerta.

Tomó el pomo de acceso y lo giró, entrando a la oficina y sintiéndose muy mal cuando la vio con la cara roja y llena de lágrimas. Cerró la puerta detrás de él, bajó su cabeza y metió las manos en los bolsillos de su pantalón.

Siendo tan distraído, aún no se había puesto a pensar que lo más seguro es que ella lloraba por lo sucedido cuando salieron de la junta de aurores, así que sintió enojo en sus venas y preguntó.

— ¿Quién te hizo llorar? Dime y voy a partirle la cara — Exigió el ojiverde apretando sus dientes.

— No creo quieras partirte la cara tu mismo. Además no te lo permitiría — contestó la castaña con su voz temblando.

— Hermione… yo … — Empezó Harry, inseguro de que decir y bajando su cabeza nuevamente con vergüenza. Se sentía como idiota.

— No digas nada. Tenías razón, llegué tarde y lo lamento. No volverá a pasar — aseguró la castaña limpiándose las lágrimas.

— No tenía derecho a hablarte así, Hermione — respondió el ojiverde avergonzado — ¿Podrías perdonarme? — preguntó él con esperanza.

— Harry… — dijo Hermione callándose de repente.

Los minutos pasaron sin que ambos dijeran nada, hasta que Harry decidió romper el hielo.

— Eh sido un verdadero imbécil al hablarte así, pero es que... no sé como expresarme, me conoces y sabes que soy pésimo con las palabras, luego termino diciendo cualquier estúpidez... Hermione, en verdad lo siento, no quiero perderte, ¿Podrías perdonar a este idiota? ¿Estúpido? ¿Imbécil?... Se me están terminando los adjetivos — dijo Harry haciendo un puchero y llevando su mano detrás de su cabeza, mientras sus ojos paseaban por todo el rostro de su amiga buscando ser perdonado.

Hermione miró aquellos ojos verdes que la enloquecían, claro que lo iba a perdonar, poco a poco sonrió ante el puchero que su amigo estaba haciendo.

— Claro que te perdono Harry — asintió la castaña finalmente.

Su amigo se acercó para envolverla en sus brazos, murmurando sus disculpas una y otra vez.

— Si sigues pidiendo perdón, voy a reconsiderarlo… — la castaña bromeando golpeó su brazo deteniendo sus palabras.

— No es verdad, solo deja de pedir disculpas. Admito que no estuvo bien que llegara tarde, aunque tu exageraste un poco al... regañarme — Hermione sonrió y negó con su cabeza al ver la reacción de su amigo, quien deshizo su abrazo y abrió su boca asustado.

— ¡Yo... pero! Es… es que… Ok, bien.. si exageré — Dijo el ojiverde, al notar que Hermione lo miraba con el ceño ligeramente arrugado.

— Sin embargo, Harry, me enorgullece que tomas en serio tu puesto — Dijo la castaña golpeando suavemente su pecho, haciendo a Harry sonreír con gratitud ante su halago.

— Prometo ser más cuidadoso con mis palabras y más permisivo contigo... pero no abuses — determinó Harry mirando fijamente a Hermione, quien sonreía con un sonrojo en sus mejillas.

— Es un trato Harry — exclamó Hermione estirando su mano, el ojiverde la tomó dándole una sonrisa.

Pasaron días, donde Harry y Hermione regresaban a su rutina diaria, y donde el trabajo los absorbía.

Pasados unos días, Harry y Ron habían estado entrenando con el cuerpo de aurores, en la sala de entrenamientos, llevaban mas de cuatro horas sin parar.

La sala se llenó de calor humano debido al esfuerzo de todos, Harry quien sudaba a mares, terminó por quitarse su chaqueta de auror, la cual colocó en una banca.

Luego de media hora mas de entrenamiento, donde hubo caídas, golpes y resbalos, Harry dio por terminado el agotador entrenamiento.

La camisa de Harry estaba pegada a su cuerpo debido al sudor, marcaba su abdomen y pectoral, su cabello húmedo y ligeramente brilloso, arrancó el suspiro de varias mujeres que estaban al borde de un ventanal de la sala de entrenamiento, y haciendo evidente su presencia.

— Tenemos público, Harry — Ron exclamó sonriendo al percatarse de este hecho, sabiendo perfectamente la reacción que su mejor amigo de ojos verdes causaba en las mujeres.

Harry al escucharlo, miró en la dirección en que su pelirrojo amigo señalaba, dándose cuenta de las muchas mujeres que en su mayoría eran alumnas y jóvenes trabajadoras del ministerio, todas observándolo a él y haciendo que se sonrojara al grado de casi igualar el color del cabello de su mejor amigo.

Ron comenzó a reír, contagiando a otros aurores que parecían estaban muy pendientes de su jefe auror y de las chicas.

Harry iba a pedirles a todos que salieran de la sala de entrenamiento, cuando vió a Hermione tratando de entrar al salón sin percatarse de que él estaba sin su chaqueta.

La castaña había logrado hacerse paso entre la marea de chicas, pidiendo a todas que no obstruyeran la puerta, y al mismo tiempo alegaba los protocolos de seguridad.

— Nunca desperdicia la oportunidad ¿Verdad Ron? — exclamó Harry sonriendo al ver a su amiga dar su típico discurso de seguridad.

Ron volvió a reír, asintiendo a su mejor amigo.

Cuando Hermione logró hacer que las mujeres se dispersaran y dejaran libre la entrada, se adentró en la sala mirando unos papeles que empezaba a ordenar.

Al levantar la mirada se topó con la mirada fija de Harry, e inconscientemente lo escudriñó de pies a cabeza notando su pectoral y abdomen definido, el cual resaltaba perfectamente, haciendo que un sonrojo la golpeara violentamente.

Hermione detuvo su andar, quedando a una distancia algo lejana de sus mejores amigos, pasó saliva nerviosamente, buscando mantener su cuerpo y mente controlada.

El silencio era palpable, Ron carraspeó a los demás aurores que no querían perderse nada de aquella interacción entre dos leyendas, dos grandes héroes que eran admirados por el ministerio de magia y que todos sabían que algo pasaba entre ellos.

— Eh… muchachos a la ducha, es todo por hoy — exclamó Ron mientras movía sus manos en signo de que les dieran privacidad.

Harry ante aquellas palabras parpadeó saliendo de lo que el sintió un trance, desconociendo su actitud ante las acciones de su castaña amiga, y es que no era la primera vez que ella lo había visto sin chaqueta, incluso se atrevería a decir que lo llegó a ver sin camisa en una que otra ocasión, sin embargo esta vez pudo notar con más detalle los signos de nerviosismo y sonrojo que la ojimiel mostraba.

— Hey, hola Hermione, ¿Todo bien? — dijo Harry mientras se ponía su chaqueta después de darse cuenta que estaba dando un espectáculo involuntario.

— ¿Eh? ¡Ah! Si, hola Harry, Ron… — respondió la ojimiel tratando de caminar lo menos tambaleante posible hacia ellos para despedirse y decirles que iría a comer con sus padres y que no la esperaran para almorzar juntos.

— Eh, yo... no podré comer con ustedes, pero yo... eh, los veré más tarde — dijo la castaña sonriendo tensamente y sintiendo su cara caliente debido a que la imagen de Harry sudado no desaparecía de su cabeza.

— ¿Todo bien Hermione? Si es por la hora, podemos cambiarla para ir a comer juntos. — preguntó el pelirrojo intercambiando una mirada contrariada con Harry.

— No, no es eso... mis padres llamaron, quieren comer conmigo y ya saben como es papá... no quiere que su hija lo deje plantado — habló Hermione enfocando su vista en Ron, en su intento número diez de bloquear a un Harry sudado, que parecía no querer salir de su mente.

— De acuerdo — respondieron al unísono sus amigos.

La castaña asintiendo, dio media vuelta y camino hacia afuera, saliendo del salón y dándose cuenta de las miradas furiosas que le lanzaban algunas chicas, solo por que sabían que era la mejor amiga de Harry Potter y ella podía entrar y saludarlo sin inconveniente.

Minutos después, quedándose Harry y Ron aún en la sala, decidieron conversar y ponerse de acuerdo para decidir a donde podrían ir a cenar los tres juntos.

— ¿Qué tal el caldero chorreante? — sugirió Ron.

— Oh no, no... algo más discreto, donde podamos estar los tres cómodos… — dijo Harry, mientras pensaba.

— Ajá... cómodos — repitió Ron mirando fijamente a su amigo, mientras le daba una sonrisa burlesca.

— Deja de mirarme así Ron, ya pensaré en algún lugar bonito — protestó Harry mientras avanzaba a la salida.

— Bien, te lo dejo en tus manos amigo — añadió el pelirrojo.

— Por ahora vamos a ducharnos, ha sido algo intenso el entrenamiento — Harry dijo cambiando de tema, mientras salían de la sala de entrenamientos.

— Jamás en mi vida volveré a hacer ese ejercicio solo para ayudar a los alumnos — Ron jadeaba de cansancio, mientras salían del área.

— Al menos todos ellos son prometedores — respondió Harry, sin prestarle atención.

— ¿Prometedores?, Te refieres a la cuarta parte de todo el grupo, ¿no? Incluso hubo un chico, que se escapó a la cafetería del ministerio — Ron levantó las manos dramáticamente.

— ¿Sí? — la voz de Harry sonó distante, en ese momento su mente lo distrajo recordando a Hermione sonrojada.

— Lo sé, yo tampoco puedo creerlo — Ron parecía bastante consternado — pero no podemos hacer más. De todas formas ya que no almorzaremos con Hermione, iré a casa, seguramente mamá cocinó huevos con tocino así que antes de que George los coma todos, necesito llegar, ¿quieres venir? — preguntó emocionado.

— Gracias por la invitación, Ron, pero… — Harry estaba a punto de declinar la invitación, cuando alguien lo interrumpió.

— Pero soy Harry Potter y nunca tengo tiempo — aquel chiste había sido tan malo, como la presencia de la persona que había llegado — es bueno verlos de nuevo.

Viktor Krum estaba recostado sobre la pared justo detrás de ellos, sonriéndoles irónicamente.

Harry y Ron no se molestaron en devolverle la sonrisa, pues los tres sabían que ninguno estaba feliz por la presencia del búlgaro.

— Krum — saludó Harry — ¿qué te trae acá al ministerio de Londres? — preguntó el auror con seriedad.

— Me han mandado desde Bulgaria por asuntos de trabajo. He hablado con Kingsley y ahora tengo que reunirme con el jefe y subjefe de aurores, que debo asumir, estoy frente a ellos — declaró Viktor con seriedad.

— Claro, pasemos a la oficina — dijo Harry, sin una pizca de ánimo, y frustrado de no poder tomar un baño luego de sudar demasiado.

Estando dentro de la oficina de Harry, Krum comenzó a explicar por que lo habían mandado a trabajar a Londres. Claro, era por un corto tiempo, pero su papel al parecer, era importante.

— He venido por que me han informado que aún hay unos cuantos mortífagos sueltos. Estos están buscando un antiguo artefacto mágico que ha sido sacado de Bulgaria por Igor Karkaroff para Voldemort, en el tiempo en el que regresó y necesitamos devolverlo antes que ellos los hayan encontrado. Por este motivo me han enviado aquí y debo solicitar de tus aurores escoltas, Potter. — dijo el búlgaro, con notoria superioridad.

Un denso silencio se instaló en el lugar, Ron y Harry atentos a la información que estaban recibiendo.

— Y lo que lo hace aún más interesante, es que es un objeto mágico creado por duendes, lo que me llevó a contactar a Fleür y Bill Weasley, quienes me han dicho que, junto a la jefa del departamento de derecho de criaturas mágicas, son el medio de comunicación con el ministerio y esto me lleva a que necesito unas palabras con ella, dado que esto requiere investigación — aclaró Viktor, poniendo interés en la reacción de Harry.

— Bien. Pero debo aclararte que cualquier información que ella tenga, me la tiene que dar a mi primero y asumo entonces que, ¿te estarías uniendo a los aurores? — preguntó Harry, con un tono de pocos amigos.

— Si, a los entrenamientos y redadas — Contestó él, con semblante serio.

— De acuerdo, hablaremos entonces con Kingsley, para organizarnos mejor — Dijo Harry, tratando de mantener su profesionalismo.

— Y ya que hemos terminado de hablar de trabajo, quiero decirles que también he decidido recordar viejos tiempos — suspiró el hombre búlgaro, estirando sus articulaciones.

— Muy notable — asintió sarcásticamente el azabache.

— Ya saben, cuando ustedes no eran más que unos adolescentes que creían ayudar a su amigo que se creía el más poderoso con tan solo catorce años — añadió el búlgaro, haciendo que la mandíbula de Ron se apretara.

— No es necesario que sigas inventando cosas Krum, mejor preocúpate por el hecho de que aún no lo has olvidado, casi diez años después — Harry rodó los ojos queriendo salir de allí en cuanto pudiera.

— ¡Oh, no! Eso no es lo que he querido recordar — el búlgaro los detuvo.

— Tú, Weasley. Me admirabas al principio, recuerdo haberte escuchado susurrar que deseabas mi autógrafo — dijo Viktor, con aires de superioridad, haciendo al pelirrojo fruncir el ceño.

El rostro de Ron se podía comparar al de un tomate y no se encontraría ninguna diferencia a ese punto de la conversación.

— Pero ese tampoco es el punto. Hablando de la jefa del departamento de derecho de criaturas mágicas, Hermione, su amiga que fue conmigo al baile de navidad... — Dijo el búlgaro con un suspiro.

A Harry se le revolvió el estómago, al escuchar salir el nombre de su mejor amiga, de la boca del búlgaro.

— Escuché hace algunos meses que estaba en una relación — la cara de Viktor se contrajo al decir aquello — pero hace algunas semanas, supe que ya había terminado — expresó con alivio — mi pregunta para ustedes dos es… ¿qué opinan de mi, como el siguiente chico del que ella se enamore? — preguntó Krum con una sonrisa un tanto sarcástica y dirigiendo su mirada hacia Harry con evidente interés.

Harry y Ron al principio no respondieron, creyendo que todo aquello era una broma de mal gusto, pero Viktor solo se les quedó mirando con una sonrisa torpe.

El pánico y el enojo fluyeron por las venas del azabache y en lo que pareció un segundo, para él fueron miles de minutos en los cuales vislumbró en su mente todas las aventuras que vivió con su mejor amiga, todo el apoyo y determinación de ella para salvarle la vida incontables veces, y junto a esas imágenes evocó las pocas pero claramente dolorosas veces que vió a su mejor amiga llorar, y de alguna forma Harry presentía que ese pelón presumido solo iba a hacer que Hermione sufriera, y él no lo iba a permitir, podría jurarlo, haría lo que fuera por su mejor amiga.

— ¿Qué? — preguntó Ron inquieto.

— Lo que oíste, voy a conquistar a Hermione... ah perdón... quise decir, a reconquistar a Hermione — dijo Viktor Krum dejando ver su ego alzado.

— Vaya, ¿Tanta confianza te tienes? — dijo Ron, sabiendo perfectamente que su amiga nunca había estado enamorada de Krum.

— Confianza me sobra para saber que Hermione pronto estará encima de mi — exclamó el búlgaro sonriendo.

No pudiendo soportarlo, Harry empujó a Krum contra la pared con solo su antebrazo, sin importarle que él búlgaro fuera más grande que él en varios aspectos, como la estatura o su masa muscular, que era notoriamente más musculoso.

— ¿Qué barbaridades estas diciendo? — gruñó el azabache con sus dientes apretados.

— ¡Harry! — gritó Ron tratando de separarlo del búlgaro.

— ¡Tranquilo Potter! No es que quiera llevarla a la cama de una vez, seré caballeroso y la invitaré a una cita primero — decía Krum usando toda su fuerza muscular para apartarse del azabache.

— Te recuerdo que ella es nuestra mejor amiga, y no vamos a dejar que se aprovechen de ella, ni tu ni Bertram sacarán ventaja de ello — añadió Harry, negando con la cabeza, calmando sus nervios.

— ¿Bertram? ¿Quién es él? Además, ella sabe cuidarse sola, y por si no lo sabes, no es sacar ventaja, es aprovechar las oportunidades que te da la vida. Si Hermione está vulnerable, es porque necesita que alguien la consuele y apoye — declaró con orgullo Viktor.

Ron abrió sus ojos por tal comentario, Harry por su parte empuñó sus manos.

— ¡Si te atreves a lastimarla, no respondo por mis acciones! — decía el azabache lleno de furia, y dando un paso hacia él en modo de ataque.

— Tócame de nuevo y prometo responder Potter — dijo rápidamente Krum elevando sus manos — Sé defenderme y no mentiré al decir que espero con ansias enfrentarte — añadió Viktor con molestia.

— Basta, Krum estas siendo un idiota insolente, ten en cuenta que estas hablando con tus superiores, y tanto Harry como yo, tenemos el poder de regresarte a tu ministerio de magia por esta falta de respeto — debatió Ron quien con su mano derecha tenía sujetado a su mejor amigo de un brazo.

— Yo no he empezado, en todo caso yo he venido con amabilidad, Potter como un troll se abalanzó sobre mi — dijo Krum soltando un áspero resoplido.

— Basta de tonterías, metete muy bien en tu cabeza que Hermione es nuestra mejor amiga, y por tanto alguien tan importante que ya sea Ron o yo, haremos lo que tengamos que hacer por defenderla y cuidarla de quien sea — Harry lo amenazó tomándolo por el cuello de su uniforme con un movimiento bastante hábil.

Cuando Ron vio que Viktor estaba por defenderse, tomó a su amigo y lo apartó a regañadientes del búlgaro.

— ¡Lo sé! Ustedes también son muy importantes para ella, por eso vine a hablar, realmente me gusta, y quiero intentar algo con ella — alegó Krum.

— Ella sabrá que decirte, nosotros no influimos en quien ella se fije, solo la apoyamos o intervenimos cuando lo necesite — declaró Ron viendo como Harry se acomodaba de un movimiento el uniforme.

— Pero... — trató de alegar el búlgaro, cuando vio a Harry salir furioso de ahí.

Ron suspiró, viendo salir a su mejor amigo, tras unos segundos regresó su vista a Viktor que parecía estar perdido en sus pensamientos.

— Entonces ¿quién es Bertram? ¿Y qué tiene que ver con Hermione? — habló Krum saliendo de sus cavilaciones.

Ron iba a evitar la pregunta, pero una idea llegó a su cabeza y una sonrisa maliciosa surcó su rostro.

— ¿Qué te parece si vamos a verlo? — ofreció Ron con su plan en mente.

— ¿Trabaja aquí? — preguntó Krum cuando se dirigían a buscar a Bertram.

— Si, es alguien que al igual que tu… busca estar con Hermione — explicó el pelirrojo.

Los celos invadieron al ex buscador, Ron notándolo lo guió hasta la sala de juntas de los aurores y preguntó por Bertram, quien al parecer estaba en la cafetería, así que no perdieron tiempo y se dirigieron allá.

Al llegar, Bertram estaba tomando un café, mientras platicaba con otras personas, al parecer era muy sociable, Ron lo señaló para darlo a conocer.

— Espera, porque me llevas con él, ¿Qué ganas con ello? ¿Acaso quieres que pierda el control y cause una escena? Podrían castigarme o multarme por ello — preguntó con curiosidad Krum, deteniendo su andar.

— No, no, ¿Cómo crees? Solo quiero que conozcas a tu... eh... competencia, para que todo sea... más justo — Ron dijo rápidamente actuando, dándose cuenta que el pelón búlgaro había descubierto su intención.

— ¿Mi competencia? ¿Él? — señaló Krum a Bertram — ¿Qué mi competencia no es Potter? — preguntó confundido.

— ¿Harry? ¿Por qué piensas eso? — preguntó Ron actuando, sabiendo perfectamente que nadie era competencia para Harry, en cuanto a los sentimientos de Hermione.

— He visto como lo mira Hermione, se lo enamorada que está de Potter... lo que no sé es si él le corresponde — dijo Krum.

— Son mejores amigos, y todo lo que ha hecho o dicho Harry, es porque él la quiere como su mejor amiga, es lo que él me ha comentado — respondió inocentemente Ron, quien internamente se cuestionaba esa respuesta, pues algo profundamente dentro de él, le decía que Harry estaba enamorándose de Hermione, pero no lo había descubierto.

Krum asintió y con porte recio, avanzó hacia Bertram quien al verlo lo miró confundido. En un segundo toda la cafetería se quedó en silencio.

— ¿Qué intenciones tienes con Hermione Granger? — preguntó el búlgaro brusca y directamente, cortando el silencio que anteriormente se había hecho.

— Todas — dijo Bertram con una sonrisa de lado.

Krum abrió sus ojos y con sus dos manos tomó de la playera a su "competencia" y lo levantó para azotarlo en la mesa.

Rápidamente todo se desató, mientras Ron veía desde una esquina el espectáculo, riéndose de aquellos dos.

Mientras todo esto ocurría en la cafetería, Harry se dirigía a la salida del ministerio, lo que menos le importaba era que las personas lo vieran salir hecho un tormento, pues lo único que necesitaba en ese momento era salir y desquitarse con cualquier cosa que se encontrara en el camino.

Las emociones que lo invadieron eran demasiadas y bastante confusas, por lo que había optado por tomar aire lejos de ahí, buscando calmar su estado de animo para evitar alguna imprudencia

Caminó fuera del ministerio y empezó a alejarse sin estar muy consciente de a donde dirigirse, por lo que no se había percatado que ya había caminado varias cuadras sin un rumbo fijo.

Atravesó una avenida, para luego pasar por un callejón y en ese instante su desarrollado instinto de auror lo hizo detenerse, estaba percibiendo una rara sensación de peligro y movido por ello, se adentró en la calle, donde al fondo había un contenedor de basura, y dos escaleras de incendios en paralelo.

Su mano fue dirigida a su varita, la cual fue sacando con lentitud y durante unos segundos, Harry sintió un silencio pesado y tenso, el cual fue cortado por la voz de un hombre de edad.

— Harry Potter — el hombre mencionó su nombre con una sonrisa que denotaba maldad.

El azabache se giró hacia el dueño de la voz y un escalofrío recorrió su espina dorsal, al darse cuenta de que era el responsable de la muerte de Fred Weasley.

— Rookwood — contestó el auror de ojos verdes con sus dientes apretados.

— Nos volvemos a encontrar, es momento de ajustar cuentas. ¿No crees? — preguntó el hombre con seguridad, pensando que había atrapado al famoso elegido.

Harry frunció el ceño y empuñando con fuerza su varita apuntó el mortífago.

Rookwood quien también había sacado su varita lanzó el primer ataque, el cual fue fácilmente desviado por el auror.

— ¿Te dejaron solo tus amiguitos, Potter? — preguntó Rookwood, burlándose — no pienses que esto ha terminado Potter — declaró manteniendo su varita arriba.

Durante varios minutos las ráfagas de luz iban y venían, hasta que el ojiverde logró desarmar al mortífago, sonriendo por la victoria.

Antes de que hubiera algún otro movimiento cinco mortífagos aparecieron rodeando al elegido, entonces fue donde se dio cuenta de que aquello era una emboscada.

— Así es Potter, pronto te unirás a tus padres — exclamó el líder burlándose y animando a su grupo.

— No le temo a la muerte, ya he pasado por ello y he salido bien librado — aseguró Harry con seguridad.

Harry comenzó su ataque, mientras se movía hacia el contenedor de basura para usarlo como escudo, pudo derribar a dos mortífagos, antes de que una ráfaga azul le diera en un costado.

Llevó su mano al lugar notando una ligera herida, sonrió a su buena suerte, aunque la batalla seguía siendo intensa y entonces, Rookwood recibió una orden que alteró al ojiverde.

— ¿Dónde está la sangre sucia? Acabo de escuchar que Granger está por salir del ministerio, tenemos varios mortífagos listos para atacarla — dijo uno de ellos, tratando de provocar a Harry, pero este sabía que estaban intentando engañarlo.

Harry miró a todos los encapuchados que lo rodeaban, en algún punto se habían multiplicado, respiró con algo de dificultad, aunque sabía que no era la hora de salida, no podía permitir que le hicieran algo a Hermione, y fue ahí cuando recordó su enojo con Krum y la furia lo invadió nuevamente, lo que lo hizo atacar a diestra y siniestra.

Empezaron a responder los hechizos del ojiverde, logrando hacerle unas cuantas heridas, pero él tampoco se quedó de brazos cruzados, pues se defendió de los seis encapuchados a como pudo.

Siendo el mejor auror, no se podía dejar vencer por esos idiotas, así que se concentró y empezó a lanzar hechizos no verbales y poco a poco fue ganando terreno, hasta que perdió su varita, quedando solo contra cuatro mortífagos.

— Les daré una única oportunidad, déjenme pasar y los dejaré huir — pidió el auror que se encontraba sin varita, haciendo a los mortífagos reír, por que tenían la ventaja.

Harry con su habilidad y rapidez se acercó al encapuchado más cercano para golpearle en la cara y otros tres le lanzaron varios hechizos, pero el azabache se agachó con agilidad lanzándose a un lado para acercarse al otro y quitarle la varita con un movimiento rápido, al mismo tiempo que lo golpeaba en el estómago.

— ¡Rictusempra! — gritó el azabache apuntando al mortífago más alejado y dándole de lleno.

Al que golpeó en la cara se le abalanzó para desquitarse, pero Harry moviéndose rápidamente volvió a conectarle otro golpe, el cual le rompió la nariz, enviándolo al piso.

— ¡Desmayo! — lanzó Harry al que le había quitado la varita, quedándose entonces solo con un Mortifago.

— ¿Rookwood? — preguntó el auror de ojos verdes. Se encontraba de espaldas y giró un poco su rostro para que quedara perfilado con su hombro y rápidamente se dio la vuelta completa para caminar hacia el mortífago.

El hombre negó con nerviosismo, miró a todos lados viendo a sus compañeros tirados y lastimados.

— Fue, por ella... por... Granger — exclamó el mortífago tirando su varita en signo de rendición.

Harry se le acercó, se puso en cuclillas para agarrarlo por la solapa del cuello.

— Si algo le pasa a ella, voy a descuartizarte pieza por pieza — aseguró Harry con sus ojos llenos de furia y apretando su mandíbula.

— Pero yo… — tartamudeaba Rookwood, hasta que Harry lo amarró y amordazó con su varita, interrumpiendo sus palabras.

Sin poder creer que había podido con todos, se puso en pie y con rapidez se fue de ahí lo antes posible, en unos segundos se apareció en las afueras del ministerio, encontrándose a Ron en la entrada, estando preocupado por él. Ya era pasada la hora del almuerzo.

— ¡Harry! ¿Qué demonios? — preguntó el pelirrojo asustado de que su mejor amigo regresara un poco herido y sucio.

— Estaba furioso y cuando salí no me di cuenta que fui a parar a un callejón y me venían siguiendo seis mortífagos. No preguntes, por que no tengo ni idea de como me liberé de todos — le contaba Harry a su amigo, mientras sacudía una de sus manos en signo de que aún podía sentir la adrenalina del momento.

— ¡Infierno sangriento! — exclamó Ron, un poco sorprendido — Seis mortífagos, ¡¿tú solo?!, que bueno que estas bien amigo — dijo el chico con alivio, recordando brevemente la discusión entre Harry y Krum, y como fue acertado su movimiento de separarlos, sabiendo que su amigo se las arregló contra seis individuos, por lo que, con Krum con todo y su musculatura no sería nada contra su mejor amigo.

Tras ese pensamiento Ron suspiró aliviado, había evitado que su amigo se metiera en problemas.

— Hazme un favor y no le digas nada a Hermione — pidió el azabache interrumpiendo los pensamientos del pelirrojo — No quiero que se preocupe. Ya veré como atenderme las pocas heridas que tengo — terminó de decir el ojiverde, mientras caminaba hacia adentro.

Se separaron cuando entraron al ministerio, cada uno dirigiéndose a su oficina, pero el pelirrojo no contaba con encontrarse a su amiga castaña, mientras se encaminaba a su despacho.

— ¡Ron! — exclamó Hermione, con una sonrisa que se borró de su rostro al verlo tan nervioso — ¿Ocurre algo? — preguntó ella preocupada.

— No… nada — respondió él algo nervioso. Pero siempre había sido un pésimo mentiroso y Hermione lo sabía — Eh.. voy hacia mi despacho — trató de calmar sus nervios pero no funcionó.

— Ah, oye… ¿Cómo te fue en el almuerzo con tus padres? — Ron trató de desviar el tema cuando vio a Hermione achicando sus ojos y mirándolo fijamente.

El silencio que prosiguió fue extremadamente pesado, Hermione fue consiente del cambio de tema de Ron, por lo que se le acercó con el ceño fruncido, mientras cruzaba su brazos, no iba a permitir que su amigo usara su almuerzo con sus padres para ocultar alguna información, que intuía debía ser algo importante o delicado.

— ¡Ronald Weasley!, ¡¿Qué sucede?! ¡Habla o juro que..! — exigió la ojimiel, dedicándole esa mirada que a Ron siempre le aterraba y que lo obligaba a decir todo.

— H… Harry salió furioso del ministerio y fue atacado. Lo atacaron seis mortífagos. Acaba de venir, está en su oficina. — dijo el pelirrojo con voz temblorosa, no dejando terminar la amenaza de la castaña.

Los ojos de Hermione se abrieron de par en par, un sentimiento de angustia recorrió su pecho.

— ¿Ha...Harry...? ¿Qué..? — trató de preguntar, pero las palabras se atascaron en su garganta.

— Fue atacado... pero él está … — No terminó de decirle Ron, cuando Hermione ya estaba corriendo hacia la oficina de su mejor amigo, sus ojos rápidamente se cristalizaron, su corazón golpeaba con fuerza, incrementando su preocupación.

No le importó empujar y tropezarse con unas cuantas personas en el camino, solo necesitaba llegar donde Harry.

''¡Oh Merlin! Harry va a matarme, fue lo primero que me dijo. No le digas a Hermione y es lo primero que hago. Si, definitivamente tengo los días contados. ¡Por Merlin! Es que ella tenía esa mirada... tan aterradora, con la que yo suelto todo''. pensaba el pelirrojo.

Holaaaaa, estoy de vuelta por acá con este nuevo capítulo. Pido perdón por la tardanza, pero la vida muggle me tiene ocupada, entre que me tuve que ir a vacunar nuevamente, el trabajo y otras cosas, no había tenido tiempo de ponerme a hacer esto y mi beta también estuvo ocupada.

Pero por acá les dejo esto y espero que les guste, háganme saber que les pareció, siempre aprecio sus comentarios, opiniones y demás muestras de apoyo.

Nos seguiremos leyendo pronto.