LA VEELA
Harry y Hermione tenían aproximadamente cinco meses de ser pareja, pero eso no significaba que no existieran los celos.
Una mañana en que Hermione se dirigía a la oficina de entrenamiento de aurores, para saludar y darle los buenos días a Harry, cuando llegó a la oficina y abrió la puerta, se encontró con una escena que le partió el corazón. Una de las nuevas aprendices que al parecer era una veela, por que había notado que la mayoría de personal masculino en el ministerio, babeaban por ella. Por supuesto que no había visto a Harry babear por ella, pero cuando vio lo que tenía frente a ella, no pudo evitar pensar en que si se sintió atraído por los encantos de la veela y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Amelie Leclerc, una hermosa veela francesa de mediana estatura, se había pintado el cabello café oscuro, sin modificar sus ondas y brillantes ojos azules. Y por supuesto, algo que los hombres le miraban fascinados, eran sus sensuales curvas y su hermoso cuerpo perfecto, algo que sacaba a flote la inseguridad de muchas mujeres, incluyendo a Hermione.
Esta chica, se sabía por todo el ministerio, que tenía cierto interés en el elegido como la mayoría de mujeres en el mundo mágico.
Decidida a obtener al auror, entró a la sala de entrenamiento bastante temprano, pues sabía que el azabache llegaba con bastante anticipación para prepararse para la clase.
Harry se sorprendió al verla llegar muy temprano, la saludó cortésmente mientras le preguntaba que hacía tan temprano.
— Quiero entrenar más, quiero ser la mejor, y para esto creo que debo tener más entrenamiento — dijo con seguridad la Veela.
Harry asintió mientras se hacía a un lado, para darle espacio a entrenar, pero Amelie tenía otros planes.
— ¿Eh? ¿Podría entrenar con usted? Eh practicado un nuevo movimiento de defensa muggle, pero no se si sea seguro practicarlo con alguno de mis compañeros, ¿Me ayudaría? — preguntó Amelie fingiendo inocencia.
Harry iba a negar cuando la chica se le acercó con rapidez y le atacó lanzando un golpe a su lado derecho.
El azabache reaccionó rápidamente y logró esquivar el golpe mientras colocaba su cuerpo en modo de defensa.
Amelie separó su piernas y las flexionó preparándose para su planeada jugada y sin previo aviso, la veela se deslizó como si fuera a atacar las piernas de Harry, cuando lo que hizo fue engancharlo y derribarlo.
El ojiverde cayó de espaldas, colocó sus manso en su nuca protegiendo aquella zona, cosa que aprovechó la aprendiz para colocarse encima de él y con una velocidad impresionante le plantó un beso.
En ese preciso momento, Hermione aparecía por la puerta, viendo aquel beso que no tenía nada de inocente. Harry sorprendido llevó sus manos a la cintura de la veela para apartarla de él.
La castaña emitió un gemido de dolor que llegó hasta los oídos de él azabache, quien al darse cuenta de que ella estaba allí y que seguramente había mal interpretado lo sucedido, se levantó con brusquedad, haciendo que la aprendiz se quitara, y sin pensarlo salió disparado detrás de ella cuando la vio salir corriendo.
Sabía que Hermione le llevaba varios metros de ventaja, porque al salir no pudo distinguir hacia donde había corrido, por lo que siguió entre caminando y trotando para buscarla.
''Necesitaba explicarle lo que había pasado. Esto no podía estar pasando".
Había llegado a la oficina de Hermione, pero ella no estaba ahí, entonces se dirigió donde Ron, pero para su mala suerte, ella no fue hacia él''.
Su amigo pelirrojo muy preocupado le preguntó que había sucedido, por lo que se tuvo que tomar unos minutos para explicarle.
— Fue un error, un malentendido. Amelie llegó temprano y quiso entrenar al estilo muggle… me estaba defendiendo cuando me hizo una llave y terminé en el suelo y en un parpadeo ella estaba encima de mi — explicaba Harry con desesperación en su voz, haciendo que Ron abriera sus ojos incrédulo a lo que oía, pero animó a su amigo a que continuara.
— Me besó ¡Ron ella me besó! Y lo peor ¡Hermione entró en el salón en ese preciso momento! ¡Dios! ¡Necesito explicarle! — terminó gritando Harry.
— Lo lamento amigo... Te ayudaré a buscarla, pero por lo pronto tu ve a tu despacho, aún hay trabajo y como Jefe no puedes librarte de eso, yo la buscaré. — dijo Ron.
— Gracias Ron, pero prométeme que si la encuentras o la ves la detendrás y me llamarás — suplicó el ojiverde.
— Te lo prometo… — aseguró el pelirrojo.
Harry abatido regresó a sus labores con un fuerte dolor de cabeza, no podía dejar de pensar en Hermione y en como lo arreglaría.
A varios pisos de ahí, Hermione entraba a un armario de escobas, sin detenerse a pensar, fue lo primero que vio como un lugar que le daría el espacio "seguro" para desahogar su pena.
En su mente se repetía la escena que acaba de ver, Harry y aquella chica besándose, los celos comenzaron a carcomerla, entendía que la joven aprendiz era bella y su cualidad como veela le otorgaba ser más llamativa, pero dentro de ella albergaba la esperanza y la firme convicción de que Harry se resistiría a esos encantos.
— No, no, no, debí ver mal… Harry no me haría eso, él no es ese tipo de hombre… — se repetía la ojimiel claramente dolida y celosa.
Dejó que las lagrimas fluyeran durante horas, hasta que pensó en el único lugar donde sentiría seguridad y donde sabía con certeza estaría resguardada.
Mientras Ron comenzó a buscar, sin poder encontrar a su amiga, tras varias horas fue a notificarle a Harry de su fallido intento.
El azabache decidió que por la noche iría a buscarla en su casa, pero tampoco la encontró allí. Asumió que debió ir a la casa de sus padres y decidió darle su tiempo.
Pero Harry no contaba con que Hermione había decidido evitarlo y lo había hecho a la perfección, pues habían pasado cuatro días en los que no había visto a la castaña y la verdad era que se estaba frustrando y desesperando.
Llegó a un punto en el que todo empezó a salirle mal. No tenía ánimos de nada, sus entrenamientos salían mal y había empezado a irse a un pub por las noches y emborracharse, razón por la cual Ron y Luna se empezaron a preocupar e intentaron animarlo, pero no funcionó.
Fueron días difíciles para Harry y tampoco ayudó el hecho de que los chismes se corrieran tan rápidamente, pues acababa de entrar en el pub y se disponía a tomar un whisky de fuego, cuando su ex novia Alana, se acercó a él y seguramente lo vio tan miserable que decidió preguntar.
— No me digas, ¿Te mandó a volar el ratón de biblioteca? — preguntó la mujer burlonamente — ¿Qué es lo que tiene esa chica? No es para nada atractiva y tiene a tres apuestos magos detrás de ella — apretó sus dientes y rodó sus ojos.
Sus comentarios no tardaron en hacer enojar a Harry, quien le dedicó a su ex novia, una mirada asesina.
— ¿Cómo le dijiste? — preguntó el auror de ojos verdes apretando sus dientes y con una mirada de odio, que al parecer la chica no notó, ya que siguió con su diatriba en contra de Hermione.
Harry estaba harto de que hablaran así de Hermione, pues aunque estuvieran en una pelea, ella seguía siendo importante para él, así que decidió ponerle un alto a las burlas de Alana.
— ¿Sabes por que terminé contigo? Además de que fuiste otra de las tantas celosas de Hermione — preguntó Harry, riéndose ahora sarcásticamente.
— ¿Por qué? — exclamó altaneramente la mujer, quien lo miraba burlonamente.
— Porque tú no eres ella — Harry soltó con orgullo, y es que, tras pensarlo, había notado que sus anteriores citas no funcionaban porque de alguna manera Hermione era la chica ideal, sin haberlo sabido en ese entonces comparaba a cada una de sus novias con la ojimiel.
— ¿Qué no soy ella? ¿Eso que significa Potter? — preguntó molesta la chica.
— Que siempre te comparé con ella y nunca estuviste a la altura de mis estándares. Ella incluso los supera. Ella tiene cerebro — el auror dejó un poco de desprecio con sus palabras y la chica frente a él, estaba ahora furiosa y apretando sus dientes. Sin nada que se le ocurriera, enfadada dio la vuelta y salió del pub.
Harry sonrió con un poco de satisfacción, por que la manera en la que Alana salió del pub sin tener idea de que contestarle, le dio toda la razón cuando dijo que Hermione tiene cerebro.
Luego de esa pequeña conversación con Alana, Harry se quedó bebiendo en el pub, sintiéndose miserable al recordar que Hermione no quería saber nada de él en ese momento.
No fue hasta muy tarde que Ron, Neville y Luna llegaron al pub y lo encontraron bastante borracho y a regañadientes, entre ambos chicos se lo llevaron a casa.
— Harry… de verdad, te has puesto una borrachera de campeonato amigo — exclamó Ron colocando uno de sus brazos debajo del hombro del azabache para ayudar a sostener su peso.
— Ssi... sssi fui cammmpeón del torrneoo de tressss magg-maggos — dijo balbuceando Harry.
Luna y Neville lo miraban sin poder creerlo, el pelinegro ayudó a Ron a cargar a Harry para llevarlo a su casa.
— No podrá hacer una aparición, está tan borracho que puede que deje medio cuerpo aquí… sufrirá una despartición — dijo Luna cuando estaban cruzando la calle.
— Si tienes razón — dijo Neville.
— Bueno afortunadamente, su casa no esta muy lejos, unas cuantas cuadras al sur, es en el complejo privado de la zona, Raymond el vigilante nos podrá abrir su casa — comentó el pelirrojo.
Harry aún en estado de ebriedad comenzó balbucear, ni Ron ni Neville podían entender que trataba de decir, sin embargo Luna parecía llevar una conversación con el azabache, ya que le contestaba con monosílabos a todo lo que oía.
— Ajá, si — repetía por quinta vez la rubia.
— ¿Qué tanto están hablando? — preguntó Neville.
— Está diciendo que el tuvo la culpa, que la necesita y que la perdió — dijo Luna soñadoramente.
— Creo que trata de decir que ahogó sus penas por cierta Gryffindor — Luna aclaró cuando vio a Ron mirarla confundido.
El pelirrojo suspiró y mientras avanzaban les comentaba en resumen lo que había pasado.
Al llegar al complejo habitacional, Raymond un hombre de edad, los saludó mientras les abría la reja principal.
— ¡Señor Potter! ¡¿Señor Potter?! ¡Por Merlin! ¡¿Qué le ha pasado?! — exclamó escandalizado el portero.
— ¡Ray! ¡Ray! ¡Ha sido culpa mía Ray! ¡La perdí! ¡Fui un idiota! — Harry trató de hablar un poco mejor, antes de que Ron pudiera abrir la boca.
— Tranquilo Harry, dale tiempo a Hermione, deja que respire y luego podrán hablar — le dijo Neville.
—¡Hermione! ¡Hermione! Mi dulce Hermione… por favor... quiero... verte... quiero… te quiero — Al oír el nombre de la castaña, Harry comenzó a llamarla desesperado.
En un movimiento rápido el azabache se lanzó a los brazos de Raymond para abrazarlo mientras seguía llamando a Hermione.
El portero trató de zafarse y solo lo logró con la ayuda de Ron y Neville quienes parecían contenerse la risa.
Luna con seriedad meditaba el comportamiento del auror, debatiendo en hablar o no, con la ojimiel para que aclararan las cosas.
— ¡Ray! Tu si me crees… ¿Verdad? ¡Yo no la besé! — exclamó Harry.
— ¡Por las barbas de Merlín! ¡¿Qué ha bebido Señor Potter?! ¡Apesta a alcohol! — exclamó Raymond alejándose unos metros.
— Vamos… vamos Harry. Señor Raymond ¿Podría dejarnos pasar? Mi amigo claramente necesita una poción revitalizadora para bajarle la borrachera y estoy seguro que en su casa debe de haber alguna — pidió Ron.
— Claro, claro Señor Weasley, pero me temo que no podrán ir directo, hay muchos vecinos que pueden ver al señor Potter y no dudaran en sacar provecho de esto, casi puedo jurarles que mañana a primera hora habrá varias fotos con un enorme encabezado "Potter captado con enorme Borrachera" — dijo el portero.
— ¡Infierno sangriento! No pensé en eso, seguro que ya han de habernos visto algunos transeúntes cuando veníamos de camino aquí — se quejó el pelirrojo.
— ¡Ah! Vamos acompáñenme, dentro de la caseta de vigilancia tengo una chimenea que conecta con todas las casas, solo es usada en caso de emergencia y por lo que veo, esto se puede considerar emergencia — declaró Ray mientras los guiaba dentro de la caseta.
Una vez llegaron, usaron la chimenea, transportándolos directamente a la casa de Harry.
Luna, Ron y Neville abrieron los ojos sorprendidos de ver aquel lugar hecho un desastre, botellas de licor tiradas en el piso, anunciando la perfecta escena de donde seguro Harry había comenzado a beber.
El azabache ayudado por Neville y Ron fue a parar al sillón, donde se recostó en una posición claramente extraña y tras unos segundos terminó dormido.
Ron suspiró cansado y comentó que se quedaría ahí, hasta que Harry despertara, por lo que agradeció a Neville y Luna por acompañarlo y ayudarle, así como de igual manera dio gracias a Raymond quien miraba con desaprobación el comportamiento del azabache.
Luna se despidió con un rápido beso de Ron, asegurándole que Neville la llevaría a su casa.
Y así Ron pasó esa noche casi en vela cuidando a su mejor amigo.
Al día siguiente, Harry despertaba con un fuerte dolor de cabeza, sus músculos estaban adoloridos debido a la posición en la que había dormido.
Ron le saludó con una mueca de simpatía al verlo en tan deplorable estado, afortunadamente el pelirrojo ya tenía lista la poción revitalizadora para cuando su amigo despertara.
— Yo, eh... ¡Dios! Ron... estoy tan frustado — dijo Harry luego de tomar la poción y empezar a sentir los efectos de esta.
— Lo sé amigo y te entiendo, pero emborracharte de esa manera, no es la solución — dijo el pelirrojo preocupado.
— ¡No Ron! No lo entiendes… he perdido a Hermione, no se que hacer.. estoy tan abatido y lo que es peor no puedo quitarme de encima a Amelie. He tratado de ser cortés pero parece no comprender lo que le digo —exclamó Harry soltando una fuerte exhalación.
— Creo que entonces solo quedaría una cosa por hacer... — soltó Ron mirándolo con detenimiento.
— Si, lo he estado analizando y si… necesito que Amelie sea cambiada de grupo — dijo Harry soltando otro suspiro y asintiendo.
— Puedo hacerlo yo, si tu no te sientes bien para hacerlo — dijo Ron sonriendo comprensivamente.
— Eh... no... yo puedo hacerlo... necesito dejar en claro que mi prioridad es Hermione, y esto que pasó debo resolverlo... — dijo Harry llevando sus manos a su rostro, claramente frustrado.
— De acuerdo, ahora vamos amigo… ya debemos de estar de camino al Ministerio — dijo Ron poniéndose en pie.
— ¡Dios! No se porque tuve la brillante idea de beber a mitad de semana — declaró Harry levantándose y masajeando su cabeza, mientras se iba para tomar una ducha y vestirse.
Una hora después Harry y Ron llegaron al ministerio de magia, el azabache preparó los documentos de trasferencia de la veela, sin embargo estaba mal redactado, debido a que su mente solo evocaba imágenes de Hermione, distrayéndolo.
Ron fue testigo de como ese día se convirtió en el peor para su amigo, empezando con su clase de entrenamiento donde cada uno de los aprendices lo derribaron con singular rapidez.
Harry sufrió unas cuantas contusiones, por lo que fue a la enfermería para curarse, desgraciadamente el lugar estaba cerrado debido a que estaban haciendo un inventario de pócimas y no podían atender a nadie, el azabache resignado regresó a la sala de entrenamiento para tomar una ducha, la cual fue impedida añadiéndose a su lista de mala suerte, porque la tubería de agua caliente se había dañado y ellos siendo magos, pudiendo arreglar cualquier cosa, evitaban esas labores por lo que llamaban a personas externas para que arreglaran esos tipos de desastres.
Harry con dolor de cuerpo, sudoroso y evidentemente de mal humor, terminó su jornada explotando, cuando los papeles de trasferencia que había hecho en la mañana le eran devueltos debido a su mala redacción y por lo cual le ordenaron inscribirse en un curso de redacción profesional.
Debido a ese pequeño incidente todos sus documentos de investigación y papeleo les serían devueltos para rehacerlos a la brevedad, y una vez que terminara su curso de doce horas.
Harry terminó tan agotado física y mentalmente que no pudo ir con Amelie y avisarle de su cambio de grupo.
En la tarde ya a punto de salir, Ron se le acercó con una sonrisa triunfante y rebosante.
— Harry... apestas — dijo Ron sentándose frente a él y bromeando.
— Mmm — soltó a modo de queja el ojiverde mientras mantenía su cara pegada al escritorio.
—La necesito... me estoy volviendo loco Ron, no puedo concentrarme en nada que no sea ella... — dijo Harry luego de varios minutos en silencio.
— Lo sé amigo, tu día ha sido horrible, nunca ví a los chicos (aprendices de aurores) tan eufóricos al presumir que habían vencido al mejor auror del Ministerio… — volvió a bromear el pelirrojo.
— ¿Vienes a burlarte? — preguntó con sequedad Harry.
— No sería un buen amigo sino disfruto un poco de esto — Ron añadió tratando de hacer reír, fracasando en el intento al ver a Harry aplastar más su frente en la madera de su escritorio, por lo que tras carraspear comentó — Bueno amigo, tengo una buena noticia que puede que te ayude a superar este día… — añadió Ron con esperanza.
— ¿Es Hermione? ¡¿Regresó?! — dijo con entusiasmo renovado el azabache y levantando su rostro con rapidez hacia su pelirrojo amigo.
— Eh, no... no es tan buena la noticia — dijo Ron disculpándose con la mirada, y añadió al ver como Harry parecía regresar a su antigua posición — Logré que Amelie fuera transferida otro ministerio de magia con efecto inmediato, así que ya no va a molestarte y con ella fuera solo faltaría aclarar las cosas con nuestra castaña favorita — explicó el pelirrojo.
— Al menos eso sucedió… — Harry agradeció a su mejor amigo con una leve sonrisa y asentimiento.
— Vámonos ya Harry, en verdad necesitas esa ducha... apestas — dijo Ron levantándose de la silla.
El ojiverde se levantó cabizbajo y siguió a su amigo.
Luna había prometido hablar con la castaña cuando la viera, cosa bastante difícil por que la ojimiel sabía que ella salía con Ron y que obviamente ambos se habían estado viendo con Harry, pero justo con algo de suerte la encontró sola en su despacho dos días después de la borrachera de Harry, y se sentó a conversar con ella.
Ella le había contado todo a Luna y luego empezaba a llorar de enojo al recordar ese momento en el que había visto ese beso entre la veela y Harry. Sabía que él no le haría algo así, pero también se dejaba llevar por los celos y esa parte celosa de ella pensaba que Harry pudo haberse dejado llevar por los encantos de la veela y estaba demasiado enojada para enfrentarlo ahora y que le diera una explicación que seguramente sería cierta, pero estaba furiosa y moría de celos por haber presenciado el beso.
— Luna, estoy segura que Harry se dejó llevar por los encantos de esa maldita veela — sollozaba la castaña con sus ojos inyectados en sangre, además de que tenía unas grandes ojeras, pues no había dormido bien en varios días, estaba destrozada.
— Pero… — empezó a debatir la Rubia.
— ¡Debiste verlos! Esa posición... prácticamente ella esta encima de Harry, mientras lo besaba. Tan solo de recordarlo, mi estomago se hunde — relató la castaña entre sollozos.
— ¡Hermione! ¡Por Merlín! ¡Conoces a Harry! ¡Lo conoces mejor que yo y sabes perfectamente que él no te haría algo así! — exclamaba la rubia, tratando de hacer a su amiga entrar en razón.
— ¡Luna! ¡Era una posición muy comprometedora! — gritó Hermione.
— Pero, Hermione... siempre hay dos versiones de la historia, deberías hablar con Harry, está igual o peor que tú... — sugirió la rubia.
La castaña emitió un gruñido y puso sus ojos en blanco.
— Luna, no quiero ser grosera, pero mira todo lo que tengo que hacer y apenas puedo concentrarme — dijo Hermione, dejando caer su cabeza en sus brazos, encima de su escritorio.
— Como quieras, pero sabes perfectamente que en algún momento tendrás que enfrentar esto y hablar con Harry. ¡Se está volviendo loco! Ante ayer Ron, Neville y yo lo encontramos borracho en el pub y tuvimos que llevarlo entre los tres a su apartamento — se quejó la rubia tratando de hacer a su amiga pensar las cosas.
Hermione al escuchar esto de Luna, sintió que su corazón se apretó, pues le dolía saber que Harry se había emborrachado, pero no podía demostrar que le importaba en ese momento.
— Además, el pobre pasó ayer un día muy malo, se corrió el rumor de que fue regañado por redactar mal y en sus sesiones de entrenamiento fue derribado por todos sus estudiantes... ¡Hermione! ¡¿Me escuchaste?! Fue derribado por todos… ¡Todos! — pidió Luna, dándole a su amiga una triste sonrisa.
Otra declaración que hizo que el corazón de Hermione se apretara más, sabiendo lo buen líder y buen entrenador que era Harry, le dolía saber que había pasado un mal día.
— ¡Además! — volvió a decir la rubia — ¡Admite que tú también estas mal! ¡Lo extrañas! Hermione. Puedo verlo en tus ojos y sentirlo, no estas rindiendo en tus trabajos y parece que no has dormido. Es obvio que lo extrañas, ni siquiera estas escribiendo o pensando coherentemente — acusó Luna, levantando un poco su voz y tomando una de las hojas que estaban en el escritorio con su mano, la cual fue arrebatada inmediatamente por Hermione, sin ocultar su sonrojo y el hecho de que estaba haciendo una revisión extra.
— Por favor, piénsalo. Ambos se necesitan — pidió la Ravenclaw, dándose la vuelta y saliendo de la oficina.
La Rubia no tardó en encontrarse con Ron y Harry, quienes la abordaron de preguntas, principalmente el azabache, a lo que Luna solo les dijo que también estaba mal.
Harry sentía su pecho doler ante aquella declaración, nuevamente la tristeza lo invadía.
— Al parecer ella no ha dormido bien en varios días. Cuando hablamos del tema, solo llora y se enfada maldiciendo a la chica y protestando que seguramente te dejaste llevar por sus encantos y por eso le correspondiste — dijo Luna, con una tristeza que hacía que Harry se frustrara aún más llevando sus manos a su rostro.
— No sé que más hacer. Creo que la perdí — decía el ojiverde, con su mirada perdida y sus ojos empañados en lágrimas.
— ¡Detente! — exclamó la rubia sorprendida — este no es el Harry Potter que yo conozco, él no se rinde tan fácil y menos cuando se trata de alguien tan importante para él — Luna expresó ahora con su aire soñador, haciendo a Harry sonreír levemente y sonrojarse.
— Ella no quiere saber nada de mi, Luna — trató de explicar el auror, bajando su mirada con tristeza.
— Solo dale tiempo. Sabe que en algún momento tendrá que hablar contigo — lo animó Luna un poco.
Había días en que por pura casualidad se encontraban en las reuniones que Kingsley hacía para las misiones. Reuniones en las cuales Harry no le quitaba los ojos de encima a Hermione. Se apoyaba de espaldas contra la pared con las manos en los bolsillos de su pantalón de auror o con sus brazos cruzados y sus ojos verdes fijos en Hermione, pero cuando sus miradas se cruzaban la castaña volteaba a ver a otro lado tratando de evitarlo.
''¿Por qué no puedo dejar de mirarlo y pensar en él? Se ve increíblemente apuesto, con su uniforme y cuando está en esa maldita posición contra la pared, ¡Ya Hermione, basta!'' se decía así misma la castaña mientras trataba de ignorar a Harry.
"¡Dios! Es hermosa, ¿Cómo pude ser tan ciego? Mírame, Hermione... por favor, Mírame. Te necesito" pensaba Harry enfocando su mirada profundamente en la castaña.
Cada vez que compartían espacio, ambos se tensaban, Hermione trataba de evitar mirarlo, mientras Harry ponía todo de si para lograr captar aunque sea una mínima mirada. Sus rostros mostraban muecas totalmente diferentes y en varios puntos de la reunión ambos estaban sumidos en sus propios pensamientos y ajenos a la información que el ministro proporcionaba.
Dos veces ambos fueron llamados para que pusieran atención, y durante esas dos veces ambos se sonrojaron y miraron al suelo avergonzados de su actitud.
Una vez que salieron de la reunión y por pura casualidad y un poco de suerte, se encontraron solos en un ascensor y ella intentó salir al ver al auror entrar, pero Harry, inmediatamente con sus perfectos reflejos, presionó el botón para cerrar las rejas.
— Hermione... — dijo casi en un susurro él azabache — por favor escúchame, yo no la besé. La intenté apartar en cuanto la sentí besarme — el ojiverde dijo, logrando que la chica se volteara hacia él, para sentirse aún peor al ver su carita llena de lágrimas y sentir que su corazón se le hundía por cada lágrima que derramaba.
— Ajá, querías apartarla, la posición en la que estaban fue muy específica... La estabas besando — dijo ella aún más roja que antes.
— No, no, no fue así... — negó el azabache, intentando explicar, cuando fue interrumpido.
— Llevo casi diez años enamorada de ti. Te he amado y te amo como nunca he amado a nadie y todo ese tiempo oculté mis sentimientos a como pude, siendo solo tu mejor amiga. Por esto, no se que voy a hacer con mi corazón Harry, por que esta era otra de las razones por las que nunca te dije nada, no quería que ninguno de los dos pasara por esto o arruinar nuestra amistad, que a pesar de lo poco que duró nuestra relación, tu amistad era sagrada para mi — dijo Hermione, comenzando a temblar por el enojo y sus sollozos.
— Mione, por favor, eres mi mejor amiga desde hace trece años, me conoces, ¿Cómo crees que podría hacerte algo así? — preguntó incrédulo el ojiverde, intentando acercarse un poco más a ella, pero ella retrocedió haciendo que Harry se sintiera aún peor, pues no lo dejaba ni acercarse.
— Déjalo así — respondió Hermione con su voz quebrada por el llanto, mientras se daba media vuelta para salir del ascensor, que ya había llegado a su piso.
Se disponía a salir, cuando Harry la tomó del brazo para detenerla y la giró hacia él, haciendo que quedaran a escasos centímetros de distancia y con su mano derecha acarició la mejilla de Hermione, mientras ambos se miraban fijamente a los ojos con sus miradas anhelantes de un beso. Esos ojos que cada vez que se encontraban transmitían tanto.
Los labios de ambos se buscaban anhelantes, el roce fue único y electrizante, sus pechos subían y bajaban por las emociones. Pasaron unos largos segundos así y estaban a punto de besarse, cuando alguien carraspeó para subir al ascensor y ambos se separaron un poco sonrojados y decepcionados.
La castaña se dio la vuelta y salió del ascensor destrozada y dejando a Harry nervioso y deseoso del beso que no se dieron, incluso estaba aún más furioso, triste y frustrado, pues él no sabía como iba a convencerla y traerla de vuelta a él, pero lo haría. El no podía perder a Hermione. Primero que todo, era su mejor amiga y ahora estaba completamente enamorado de ella y haría cualquier cosa por recuperarla.
Después de salir del ascensor, Hermione caminaba rápidamente viendo hacia el suelo, por lo que no había visto que alguien venía de frente a ella, hasta que chocó con él.
— Yo… lo siento — se disculpó Hermione avergonzada.
— No importa. Hermione ¿Qué ocurre? — preguntó Bertram, dándose cuenta que ella estaba llorando. La abrazó sin consultarle y dejó que llorara en su hombro.
Hermione se derrumbó y le contó su pelea con Harry, dándole a entender al auror alemán que su relación había terminado. ''No quería ser un insensible, sin embargo, eso significaba que Hermione Granger ahora estaba libre y podría intentar nuevamente''.
Mientras tanto, Harry se bajó en su piso y caminó frustrado hacia su oficina, su cara mostraba una mueca distorsionada, y sintiendo mucha frustración pateó la puerta de su oficina con demasiada fuerza, haciendo que esta cayera, y provocando que su amigo pelirrojo, que lo estaba esperando, diera un brinco por el susto,
— ¡Odio ser Harry Potter! — Exclamó el Ojiverde, mientras caminaba hacia su escritorio, pasando encima de la puerta destrozada, no importándole la mirada acusatoria de su mejor amigo.
— ¡Harry! ¿Qué ha pasado? ¿Te encontraste con ella después de la reunión? — preguntó Ron, preocupado por la cara que llevaba su amigo de ojos verdes.
— Si, tuvimos una pequeña plática en el ascensor y... — empezó a tratar de hablar Harry deteniéndose de continuar.
— ¿Y? — le animó su amigo.
— ¡Rayos! Ron ¡Casi nos besamos! ¡Casi! Estuvimos tan cerca... pero fuimos interrumpidos... soy un idiota Ron… — declaró Harry frustrado.
— Hey no, tranquilo Harry, si estuvieron a punto de besarse quiere decir que ella sigue sintiendo cosas por ti ¿No? — preguntó el pelirrojo tratando de levantar el ánimo de su amigo.
— Pero ella no quiere saber nada, Ron. Está destrozada y realmente no se que hacer. Me merezco un golpe — dijo Harry, sentándose en su escritorio.
— Oye, sabes perfectamente que no fue tu culpa — aclaró el pelirrojo mientras con su varita reparaba y ponía en su lugar la puerta que su mejor amigo había destrozado — Amelie te besó, pero...
— No fue intencional, pero aún así la lastimé. Que irónico, estar dispuesto a partirle la cara a cualquiera que se atreva a hacerle daño y heme aquí, que aunque no lo hice con la intención, le partí el corazón. — dijo Harry furioso y apretando los puños y la mandíbula, mientras levantaba su rostro hacia su amigo con una idea no muy satisfactoria en mente.
— ¡Ron! ¡golpeame! — pidió el azabache a su mejor amigo, que se quedó en shock al escuchar su petición.
— ¡¿Qué?! ¡¿Estas loco?! ¡¿Quieres que Hermione me mate?! — preguntó Ron, un poco escandalizado — Sabes muy bien que por muy enojada que esté contigo, me golpearía si te lastimo, a cualquiera que te haga daño.
— Ron, por favor ... me lo merezco — insistió Harry, en tono de súplica.
— ¡No! ¡De ninguna manera! — exclamó el pelirrojo negándose una vez más.
— Ron, vamos... golpeame — rogó Harry.
— ¡No! — siguió negando Ron, un poco harto de hacerlo.
— ¡Vamos! Soy tu superior y te ordeno que me golpees — debatió Harry colocándose de frente a su amigo.
Ambos se miraron fijamente y tras unos minutos en silencio, al pelirrojo no le quedó más que acceder en contra de su voluntad.
— Bien. Porque eres mi jefe lo haré, pero como amigo no estoy de acuerdo. Quédate quieto Harry — habló Ron levantando su mano y tomando distancia.
El pelirrojo golpeó Harry en la mandíbula con su puño, haciendo al ojiverde dar unos cuantos pasos hacia atrás, llevó una de sus manos a su rostro, notando inmediatamente que estaba sangrando por la boca.
— Si Hermione me golpea o me hechiza, le decís que fue idea tuya, ¿eh? — amenazó el pelirrojo, sobando un poco su puño luego de haberlo impactado contra el rostro de Harry.
El azabache asintió, mientras tomaba un pañuelo sobre el escritorio y se limpiaba la sangre. Sabía que ahora tenía que ocultar el golpe con magia, sino quería que alguien le preguntara o peor aún, que su mejor amiga se diera cuenta.
Un par de horas después, Luna y Ginny convencieron a Hermione de salir diciéndole que sería una noche de chicas, lo que Hermione no sabía era que habían creado un plan con Ron y Neville para juntarse, sin decirle que Harry iría. Los otros dos chicos, hicieron lo mismo con Harry.
Cuando llegaron al lugar, donde se supone que se reunirían, Hermione vio que Harry estaba ahí e intentó huir, pero sus amigas lo impidieron, a las cuales les lanzó una mirada indignada, pero no les importó.
Estaba siendo bastante incómodo para ellos dos, pues casi no se hablaron, y solo se volvían a ver cuando el otro no estaba viendo. Ambos estaban creando una tensión palpable.
Hermione era de las personas que podía seguir el ritmo de cualquier conversación, sin embargo estaba muy callada y claramente su mente ajena a las miradas que sus amigas le daban.
— Voy por otras bebidas, ¿Alguien quiere algo especial? — preguntó Ron.
Luna y Ginny negaron, mostrando sus bebidas a medias, Neville pidió otra cerveza y Harry lo secundó, cuando el pelirrojo miró a la castaña, esta seguía mirando al piso.
— ¿Eh? ¿Hermione? — preguntó finalmente a su amiga castaña, quien era la única que no había respondido.
— Perdón, ¿qué? — exclamó la ojimiel al oír su nombre.
Ron le preguntó nuevamente si quería alguna bebida, ella observó a Harry e inmediatamente negó.
Luego de que regresara Ron, Ginny trató de animar a Hermione, pero realmente era difícil, Harry por su lado hablaba con Neville y Ron sobre el trabajo, dando sutiles miradas a su mejor amiga.
— Hey Hermione, casi no has hablado, vamos debes tener una anécdota divertida sobre el trabajo, Harry tiene muchas de ellas — dijo Neville buscando integrar la conversación entre todos.
— No hay anécdotas divertidas en el trabajo, yo me dedico profesionalmente a llevar los asuntos del ministerio con seriedad — dijo Hermione enérgicamente, luego de un incómodo silencio, bastante vergonzoso y pesado.
Harry sintió una punzada en su pecho, aquello claramente iba dirigido a él, su rostro se contrajo, notando el cambio de humor en todos, estuvo a punto de refutar aquello, pero Luna se le adelanto, previniendo una discusión aún más incómoda.
— Bueno, a veces suceden cosas fuera de lo normal y ello provoca una historia graciosa por contar a tus amigos — intervino la rubia en su intento por mejorar el ambiente.
— Claro, lo entiendo, me ha pasado, pero amigos son aquellos que no te engañan o mienten con quien sabe que propósito — atacó Hermione.
— Hermione, solo queremos tener una noche tranquila y desestresante, no es nada tan complicado — intervino Ginny.
Hermione se excusó para ir al baño, haciendo que todos volvieran a respirar tras aquel momento tenso. Para cuando regresó la ojimiel, dejaron el tema de lado y se dedicaron a seguir disfrutando su noche, todos a excepción de Hermione y Harry.
Luego de un rato, sus miradas se encontraron, quedándose perdidos en una conversación silenciosa, sus amigos se dieron cuenta de eso, pero decidieron ignorar y tratar de aligerar el ambiente, hasta que Neville inocentemente, brindó por los viejos tiempos.
— Si, por que actualmente trece años de amistad, se van a la basura — Harry abrió la boca sin pensar y luego se dio cuenta de su error, cuando vio los ojos de Hermione cruzarse con los de él, encontrándolos furiosos.
La mesa se quedó en completo silencio, hasta que Hermione se disculpó y se levantó de la mesa lo suficiente molesta como para marcharse y caminó hacia afuera del pub, decidida a regresar a su apartamento.
— Ahora si metiste la pata, amigo — aseguró su amigo pelirrojo, mientras todos miraban a Harry — ve y arréglalo — decía Ron, cuando Harry se levantó de la mesa y corrió tras Hermione.
La alcanzó justo cuando estaba por desaparecer y la tomó del brazo, haciéndola girarse.
— ¡Hermione! ¡espera! — dijo Harry tratando de detenerla y disculparse, pero cuando vio su rostro severo, supo que venía un infierno.
— ¿Esperar que? Harry — preguntó Hermione, su tono fue bastante hosco — ¿quedarme aquí, mientras todos ven como me desmorono y mi corazón se hace pedazos de nuevo? No, ya pasé por eso por diez años y no va a volver a ocurrir — levantó su mentón tratando de hablar con firmeza, mientras su voz estaba temblando un poco.
— ¿Cómo crees que me siento? Hermione — preguntó Harry con incredulidad — ¡cuando mi mejor amiga desde hace trece años, sigue creyendo que le fui infiel! — exclamó él sintiéndose herido.
— ¡Fuiste tú quien dijo que trece años de amistad, se fueron a la basura! —gritó Hermione, estallando en lágrimas.
— ¡¿Quién es la que no quiere hablarme para resolver lo que pasó? ¿Quién es la que no ha aceptado explicaciones?! — cuestionó el auror de ojos verdes, alzando su voz.
Hermione le dedicó una mirada herida, pero cuando no respondió, Harry continuó.
— ¡Por encima de esto, hicimos una promesa! — Harry estaba ahora notablemente molesto — ¡Prometimos que pasara lo que pasara, siempre seríamos mejores amigos! — exclamó sintiendo un torrente de emociones atravesarlo.
A Hermione le vino a la mente cuando Ethan le exigió que se alejara de Harry para estar con él y ella no lo permitió, pero ahora aquí estaba peleando con Harry y se sentía como una traidora al saber que estaba rompiendo una promesa.
— ¿Estás sacándomelo en cara? — preguntó Hermione con sus dientes apretados.
— ¡Nunca has roto una promesa! ¡Hermione! — aseguró Harry, levantando la voz y gesticulando con sus manos.
Hermione se odiaba por esto y tampoco podía simplemente pensar en darle el gusto a Ethan, alejándose así de Harry.
— ¡¿Qué esperabas Harry?! ¡¿Que saliera corriendo a tus brazos?! —Exclamó Hermione — ¡Pues no! ¡Vas a tener que darme tiempo! ¡No será tan fácil! — alzó su voz con dramatismo.
Se quedaron en silencio por lo que parecieron horas y sin saber cómo sucedió, ambos saltaron al otro y juntaron sus labios en un beso desesperado.
Ambos se dejaron llevar por él beso, pero Hermione estaba tan afanada sintiendo los brazos de Harry envolverla y era un hecho que quería quedarse ahí y no separarse nunca de él, estaba perdida en ese vaivén de sus labios, hasta que recordó su enojo, que en este momento realmente no tenía muy clara la razón, pero al darse cuenta de que se estaban besando, puso sus manos en el pecho de Harry y se apartó molesta, aunque jadeando por necesidad de respirar.
— ¡No! — exclamó Hermione con severidad y alejándose de él.
— ¿Ya no me…? — preguntó Harry jadeante y luciendo herido, metió sus manos a los bolsillos de su pantalón y bajó su rostro con miedo a la respuesta de Hermione.
— Sabes lo que siento por ti. Eso no ha cambiado, ni cambiará mañana — aclaró la castaña, entendiendo su pregunta antes de que terminara y aún con lágrimas en sus ojos — pero me duele, Harry — Hermione dijo y luego dio la vuelta y desapareció, dejando a Harry sintiéndose como si lo hubieran apuñalado en el corazón.
Volviendo a la dura realidad, después del beso que compartió con Hermione, que si fuera por él, seguirían besándose sin sentido, Harry llevó sus manos hacia su boca, recordando el golpe que le había pedido a Ron que le diera, ocultándolo luego con magia y bendito sea Merlín, por que no había bajado la guardia completamente y la herida no se había descubierto, pero si había sentido el ardor de esta, cuando estampó sus labios con los de Hermione.
Frustrado y sintiéndose miserable, regresó adentro con sus amigos, para decirles que se iba y salió del pub para irse a su apartamento.
Al día siguiente, Hermione tenía que ir a la oficina de Harry para darle un informe de lo que llevaba en su investigación del artefacto oscuro.
Caminaba por los pasillos con algo de apuro, al doblar en una esquina chocó contra una espalda algo ancha.
— ¡Ouch! Lo siento, no me he fijado — dijo rápidamente Hermione mientras se aseguraba que no hubiera dejado caer ningún documento.
— Vaya, vaya, vaya... pero miren nada más quien es... la inigualable e insoportable señorita Granger.
La castaña reconoció aquel tono de voz, que ásperamente se dirigía a ella con rencor y odio.
— ¿E…Ethan? — tartamudeó Hermione quedando ahora frente a frente con su ex novio.
— Parece que estas viendo un fantasma — el hombre tomó con brusquedad una de las manos de Hermione y la llevó a su pecho para añadir — Soy real.
Hermione quiso zafar su mano y alejarse, pero Ethan con una sonrisa burlesca y con su otra mano libre golpeó los documentos que cargaba la ojimiel, haciendo que estos cayeran al piso dramáticamente.
Aquel acto violento hizo que Hermione sintiera un aterrador escalofrío recorrer su espalda, mientras Ethan no perdiendo tiempo comenzó a atacarla verbalmente.
— ¿Qué cara es esa princesita? ¿Tienes Miedo? Dime ¿Ahora que no estas rodeada de Potter o Weasley contigo te sientes débil?
— Ethan, por favor suéltame... me lastimas — exclamó Hermione sintiendo sus ojos vidriosos, mientras ladeaba su cara notando que ese pasillo parecía desierto.
— ¿Te lastimo? ¡Ja! Por favor Hermione, no seas ridícula.. ¿Y a quién buscas? ¿A Potter? — Preguntó Ethan burlescamente.
Hermione bajó su mirada, recordando que seguía molesta con el ojiverde. Esta pequeña acción hizo que Ethan apretara su agarre y se acercara más peligrosamente a la castaña.
— Ahora lo entiendo... Potter ha preferido a otra mujer antes que a ti ¿No? ¡Que tonta eres! ¡Me dejaste por tu mejor amigo el cual no tiene ningún interés en ti! ¡Que patética eres! — dijo Ethan sonriendo con burla.
Sin poder evitarlo dos lágrimas resbalaron por las mejillas de Hermione, su corazón latía dolorosamente y cerró los ojos por un breve momento.
Harry había llegado al ministerio unos minutos antes, llevaba sus manos metidas en sus bolsillos, pensando en lo sucedido con su mejor amiga varias horas atrás. Mientras caminaba escuchó voces, por lo que intrigado se acercó sigilosamente y cuando ubicó el origen de las voces, su mandíbula se tensó firmemente, sus ojos se crisparon de furia ante las palabras de Ethan, por lo que decidió revelarse, captando rápidamente la mirada del castaño y teniendo a Hermione de espaldas a él.
Ethan abrió sus ojos sorprendido por el azabache, y no era para menos, ya que la furia que vio en los ojos verdes, le hizo pasar saliva con evidente temor, por lo que soltó de su agarre a Hermione, quien parpadeó al verse libre.
— ¿Cómo te atreves? — habló Harry, anunciando su presencia ante la castaña, quien se movió instintivamente hacia a Harry, colocándose a su lado, pero manteniendo una distancia prudente.
Hermione miró de Harry a Ethan sintiendo la clara tensión entre ellos, ambos distorsionaron sus rostros para ponerse a la defensiva.
— ¡¿Por qué siempre te entrometes Potter?! — protestó Ethan molesto.
El mencionado se concentró en Hermione analizando si se encontraba bien, lo cual era evidente que no, ya que la ojimiel tenía lágrimas bajando por sus mejillas y temblaba ligeramente. Al ver esto Harry tensó su mandíbula, sintió como sus músculos se contraían y dando media vuelta encaró a Ethan.
— ¡Escúchame bien idiota! ¡Voy a darte solo esta oportunidad de irte! ¡No te vuelvas a acercar a ella! O de lo contrario voy a llevarte a la sala de entrenamiento y nos veremos las caras... — advirtió Harry furioso.
Ethan pasó saliva ante la mirada firme y furiosa del ojiverde, pues no era tan tonto como para enfrentarse al mejor auror, por lo que solo dio una mirada fugaz a Hermione y dio media vuelta para alejarse, respingando para si mismo.
Hermione al ver irse a Ethan se agachó para recoger aus papeles, su ritmo cardíaco seguía alterado.
Harry tras asegurarse de que Ethan se hubiera alejado se agachó a ayudar a su mejor amiga, todo en completo silencio, de alguna forma el momento agrio y molesto, pasó a uno tenso, era como si Hermione y Harry estaban pensando lo mismo, todo lo sucedido hace varias horas. Su discusión y el beso que se habían dado.
— ¿Te encuentras bien? — Harry rompió el silcencio luego de unos cuantos segundos.
— Si... gracias — respondió escuetamente la castaña una vez que recogió los papeles y prácticamente le arrebató los demás al auror.
Hermione sin mirarlo se levantó y enderezó, avanzó lentamente, con un Harry pegado a ella, observándola durante todo el trayecto, notando que estaba tan centrada en los papeles que llevaba en sus manos, que parecía querer evitar mirarlo.
Hermione caminó a la oficina de Harry, con él a su lado, miraba los papeles distrayéndose con las preguntas que se formaban en su cabeza. ''¿Cómo se supone que iba a enfrentarlo ahora? ¿Qué iba a decir, si el tema salía a flote? Si al estar en su oficina, lo mirara a los ojos, toda su determinación y enojo se iría por la borda. ¡Merlín! ¿Por qué tenía que tener esa debilidad por los hermosos ojos verdes de Harry?''
Harry se adelantó y abrió la puerta dándole luego la pasada a Hermione, quien entró tratando de seguir concentrada en sus papeles. Grave error, debido a que tenía que entregarle los papeles y explicarlo todo. Tomó un respiro una vez más y levantó un poco la cabeza, encontrando su mirada con los ojos verdes por un instante y luego retiró su mirada hacia los papeles en las manos de él.
''¡Por Merlín de nuevo! ¿Qué diablos le pasaba? Las manos de Harry eran otro asunto para ella. Esas manos con las que acariciaba su rostro, con las que ya se había tomado un millón de veces de las manos. Esas manos con las que aún fantaseaba secretamente que acariciaran cada centímetro de su cuerpo, esas mismas que la hacían estremecerse imaginándolas sobre ella''. Negó con la cabeza levemente, cuando la ronca voz de Harry la sacó de sus cavilaciones.
— ¿Vas a explicarme? — preguntó él, manteniendo firme su voz en un tono meramente profesional. Si Hermione iba a actuar así, el también lo haría y no demostraría debilidad.
— Claro — dijo ella, decidiendo enfrentarse a esto. — en resumen, es un artefacto que funciona para hacer de las reliquias, una sola reliquia. Todo el poder concentrado en un solo objeto, sin la necesidad de obtener algo de cada una. Hasta donde he logrado investigar, no tiene una forma definida, es parecido a un obscurial con un color plateado como la sangre de unicornio. Su tamaño puede pasar desapercibido, puede asemejarse al tamaño de una snitch. Y el último dato que tengo es que, el portador de este objeto puede darle la forma que quiera, ya que el objeto se adapta a lo que el mago desee.
Harry se había quedado mirándola con interés, siempre impresionado por su inteligencia y recordando lo enamorado que se encontraba de ella.
'' ¡Por los pantalones de Merlín! Cada vez que habla así con esa determinación y sabiduría, me vuelve loco. Quisiera poder acercarme una vez más y besarla sin sentido. Ya había fantaseado varias veces con ella, recorriendo su cuerpo. Maldita sea Potter, concéntrate''. Se reprendió así mismo.
Según lo que escuchó de la explicación de Hermione, era algo seguro que los mortífagos buscarían como llegar a él y miró a la castaña brevemente, para darse cuenta de que a pesar de toda la situación en la que se encontraban, en sus ojos había preocupación. Sonrió levemente sabiendo que aún se preocupaba por él.
— Interesante. Gracias Hermione — continuó el azabache con su tono profesional.
— Por supuesto. Me retiro — dijo la chica, dio la vuelta y caminó hacia la salida esperando que él la detuviera, pero no fue así. Entonces tomó la cerradura, abrió la puerta y salió de la oficina del jefe de aurores, sintiendo una punzada en el pecho.
' 'Si había otra cosa que le encantaba de Harry, era su talento y habilidad para mantener los asuntos estrictamente profesionales. Por más que hubiese deseado que la detuviera y la besara sin sentido, ahí estaba él siendo un experto jefe de aurores, manteniendo su actitud seria y profesional ante ella, lo cual obviamente también la lastimó en lo profundo de su corazón''.
La castaña sin poder caminar, se recargó en la puerta de la oficina de Harry, sintió su cuerpo pesado y lentamente fue cayendo en picada, no registró el momento en que sus ojos empezaron a derramar lágrimas, ni cuando su cuerpo tocó el suelo, su cabeza se recargó en la puerta sollozando casi silenciosamente.
El azabache por su parte terminó sentado tras su escritorio, sus manos cubrían parte de su rostro, innegablemente estaba frustrado, su cabeza replicaba la forma de su actuar y sin saber como continuar, se dejó caer en el angustioso sentido de perdida, de alguna forma sentía que Hermione podría llegar a odiarlo, algo que no soportaría y lo lastimaría tortuosamente.
Tan perdido en sus pensamientos sobre todo lo que pasaba con Hermione, nunca se detuvo a pensar en como los mortífagos lo buscarían, pensó que irían directamente a él.
¿Alguien dijo drama?
¡Hola! Nos volvemos a leer y venimos con un poco de drama en la historia, no me vayan a matar, siempre es necesario el drama.
Nos seguimos leyendo pronto, depende de como me trate la vida muggle a mi y a mi beta, además de que quiero empezar a publicar mi otra historia.
Agradezco sus favoritos y sus comentarios haciéndome saber que les gusta la historia.
Chaito.
