VENGANZA Y CONSUMACIÓN
Harry se encontraba ese día en su oficina, conversando con su mejor amigo y había decidido que después de enfrentar a Rita Skeeter, era hora de encarar al imbécil de Ethan Smith. El ex novio de Hermione. Todavía tenía que escucharlo a él, no se libraría tan fácilmente.
Entonces miró la hora y salió de su oficina, sabiendo que a las doce en punto era la hora en que Smith almorzaba en la cafetería.
Salió del despacho y caminó por los pasillos con determinación. La gente que caminaba por los pasillos lo miraba, confundidos sintiendo como su magia emanaba alrededor de él.
Entró en la cafetería y se dirigió hacia la mesa donde se encontraba su objetivo, parándose frente a él con una mirada desafiante.
— ¡¿Creíste que había olvidado lo que le hiciste a Hermione?! ¡¿y que te librarías de mi tan fácil?! ¡Eres un gran imbécil! ¡¿cómo se te ocurre hacerle eso?! ¡tratar de humillarla y hacerla llorar, hacerla sentir mal! — exclamó Harry, furioso. — siempre la trataste como basura y pensaste que tenías poder sobre ella, ¡¿no es así?! Espero que te hayas dado cuenta de que Hermione, no es ni tu sirvienta, ni una mujer que se quedaría bajo tu sombra. Es una increíble mujer que merece respeto, tanto de su pareja como el respeto del mundo mágico por todo lo que ha logrado con sus esfuerzos.
— ¿Me enteré que ahora estas con ella? ¿No Potter? — dijo Ethan con aparente calma y desprecio.
— Si, lo estoy. Y fui un idiota al no darme cuenta de cuanto la amo — contestó Harry inclinándose sobre la mesa.
— Tú no sabes lo que yo tuve que pasar por esa mujer. Nisiquiera me la follé, siempre que estaba a punto de follarla, salía con la excusa de que no estaba lista. ¡Maldita perra!... Seguro solo quería llevarte a ti a la cama.. — dijo Ethan enojado y con odio.
No había terminado de maldecirla, cuando Harry había estrellado su puño en su rostro, dejándolo con su nariz y boca llenas de sangre.
— ¡Eso es por ella imbécil! — terminó Harry. Luego con un hechizo no verbal llenó de granos la cara de Ethan y en su frente apareció la palabra ''IDIOTA''. Era el mismo hechizo que Hermione había utilizado en la lista de integrantes del ejército de Dumbledore en su quinto año.
Mientras esto sucedía en la cafetería del ministerio, Hermione se dirigía hacia la oficina de aurores, para encontrarse a Ron en vez de Harry.
— Ron. ¿Has visto a Harry? — preguntó la castaña, dándole un abrazo a su amigo pelirrojo.
— Eh... si. — Dijo dudoso él, causando que Hermione lo mirara con sus ojos entrecerrados.
— Ron, dime donde está — había dicho ella con su voz temblando, pues la respuesta de su amigo la había asustado.
— En la cafetería, con Ethan... — dijo Ron tratando inútilmente de detener a su amiga, cuando salió corriendo por la puerta de la oficina hacia la cafetería.
Ahora fue el turno de ella para caminar con decisión por los pasillos, pero ahora los que pasaban por el pasillo la miraban con algo de recelo, pues además de que su magia emanaba de ella, llevaba su varita en mano.
Y justo cuando Harry se estaba dando vuelta para salir satisfecho del lugar, Ethan estaba sacando su varita para hechizarlo por la espalda, pero no contaba con que en ese preciso momento su ex novia estaba entrando por la puerta y había divisado su movimiento.
— ¡Petrificus totalus! — exclamó la castaña, señalando con su varita hacia el rubio, quien se quedó quieto justo cuando estaba sacando su varita del bolsillo, con una expresión de odio en su rostro.
— ¡No te atrevas! — gruñó la chica tensando su mandíbula y aún apuntándolo con su varita — ¡A él no te atrevas a tocarlo! — dijo enojada, mientras su rostro se volvía de un rojo intenso debido a su enojo.
Guardó su varita y se giró hacia atrás para encontrar a Harry boquiabierto y estupefacto por la velocidad con la que había lanzado el hechizo. Obvio, él sabía que Hermione era brillante y bastante rápida al momento de lanzar los hechizos, pero lo tomó por sorpresa cuando la vio entrando por la puerta con su varita lista y lanzando el hechizo.
Atrás de ella había quedado Ron en el mismo estado que Harry, al ver a Hermione atacar tan rápido a alguien.
Hermione lo tomó de la mano, lo hizo girarse y salieron juntos de la cafetería tomados de la mano y despidiéndose de Ron, quien decidió darles su momento a solas.
Habían llegado al despacho de Harry, cerraron la puerta a sus espaldas y se quedaron un momento en silencio, hasta que Harry reaccionó y se puso frente a ella.
— ¡Eso estuvo increíble, Hermione! Y nuevamente, volviste a salvar mi vida — exclamó Harry aún sorprendido.
Hermione estaba apoyada de espaldas a la puerta con su respiración agitada mientras miraba a su amigo y novio con una expresión ilegible.
— Tú lo enfrentaste por mi. Aunque no era necesario que lo hicieras a estas alturas, pero gracias. Y también enfrentaste a Rita, por mi — Dijo ella sin moverse aún de donde estaba.
Pasaron unos cuantos segundos, cuando ella caminó rápidamente hacia Harry y lo besó desesperadamente. Él correspondió aún conmocionado, pero bastante entusiasmado.
El beso desenfrenado llevó a Harry a cargarla y arrinconarla contra la pared y ella con un salto le envolvió la cintura con sus piernas. Harry comenzó a besar su mandíbula y siguió bajando hacia su cuello. La respiración de Hermione estaba errante, flexionó su cuello hacia atrás dándole a Harry más acceso a él.
Estaban listos para empezar a arrojar la ropa al piso, pero Harry fue quien se separó rápidamente y detuvo el beso.
— No... espera... — dijo Harry sin aliento.
— Harry ¿Qué...? — preguntó la castaña aún con dificultad para respirar, al mismo tiempo que con cuidado el auror de ojos verdes la bajó de la pared.
Harry solo retrocedió unos pasos jadeando y negando con su cabeza, lo que hizo que Hermione se sintiera algo insegura.
— Oh... Tú ¿no quieres? No soy hermosa como... — empezó a hablar Hermione, pero fue interrumpida cuando Harry volvió a estampar sus labios con los de ella, dejándola nuevamente sin aliento.
— No vuelvas a decir que no eres hermosa. Realmente no tienes idea de lo mucho que te deseo y cuanto he fantaseado con estar contigo de esa manera — le aclaró Harry despegando sus labios y sujetando su rostro con ambas manos — pero no voy a hacer el amor contigo por primera vez en mi oficina, te mereces algo especial.
El rostro de Hermione adquirió un tono rosa brillante ante la mirada que esos hermosos ojos verdes le estaban dando, por lo que bajó su mirada un poco avergonzada.
— Te mereces algo especial, te mereces lo mejor y te prometo que te lo daré, pero no aquí — Harry le dijo levantando suavemente su mentón con la mano derecha, para que lo mirara a los ojos.
— Entiendo, pensé que no querías... — Hermione dijo aún sonrojada.
— Si mis palabras no son prueba suficiente, mira el problema que tengo en el pantalón — dijo Harry señalando su notable erección debajo de su pantalón, la cual hizo a Hermione sonrojarse aún más y abrir sus ojos como platos, al mismo tiempo que una sonrisa avergonzada se formaba en su rostro.
— Y...con respecto a lo que pensaste Hermione, eres hermosa, te lo he dicho antes y lo repetiré hasta que entre en tu cabeza. Yo soy un afortunado por tenerte, poder estar contigo y por que tú sientes tanto por mi. Realmente siento que no lo merezco, que no te merezco. Quiero que sepas que te deseo y te deseo muchísimo. No tienes idea de las cosas con las que soñado, quiero hacerlas todas contigo, pero eres tú quien me dirá cuando detenerme — finalizó Harry aún con su mirada clavada en los ojos marrones de Hermione.
Mientras conversaban se tranquilizaron y decidieron verse por la noche, para poder hablar con tranquilidad.
Llegada la noche, Hermione se encontraba en su apartamento en espera de Harry, quien llegaría al salir del ministerio.
La castaña se sentía terrible por lo ocurrido esa tarde en la oficina de su mejor amigo. Había esperado tantos años por él, para hacerlo con él y tenerlo para ella y lo arruinó todo. Así que esa noche había decidido que en cuanto Harry llegara no esperaría más, había esperado demasiado como para seguir perdiendo el tiempo.
Amaba a Harry y estaba dispuesta a entregarse a él en cuerpo y alma.
Estaba perdida en sus pensamientos, cuando escuchó el timbre sonar y salió corriendo a abrir la puerta para encontrarse a su apuesto novio frente a ella con un ramo de hermosas rosas.
Con sus ojos llorosos aceptó las rosas e hizo a Harry pasar, colocándolas en un jarrón que tenía en la mesita de la entrada para seguidamente dirigirse hacia él, darle las gracias y abrazarlo. Al despegarse del abrazo, ella lo miró a los ojos.
— Harry... yo... no quiero esperar más — dijo la castaña en un suave tono de voz, que Harry pudo escuchar y entender a la perfección.
Él besó su frente delicadamente y cuando separó sus labios y la miró, vio en sus ojos una determinación que lo dejó sin aliento, al sentir sus labios sobre los de él en un apasionado y demandante beso que no dudó, ni tardó en corresponder.
Escuchaba los suaves suspiros de Hermione, cosa que lo hacía exitarse aún más, pues ya tenía el pequeño problema debajo de su pantalón, así que la tomó por la cintura y la arrinconó de espaldas a la pared, colocando sus brazos alrededor de ella. Se detuvieron un momento y se miraron a los ojos, observándose ambos reflejados en sus ojos hambrientos de deseo.
Volvieron a besarse y esta vez la castaña deslizó sus manos por él cuello de Harry, hasta llegar a enredar sus dedos con su alborotado cabello negro. Seguidamente, dirigió sus manos a los botones de la chaqueta de auror y desesperadamente empezó a quitarlos, hasta que con ayuda de Harry, pudo deshacerse de la prenda.
Ella pasó sus manos delicadamente por todo el pecho y abdomen del azabache, por donde se esparcía la oscura capa de vello negro que se dirigía hacia abajo, juntándose con la negra línea de vello que se escondía debajo de el pantalón. La castaña se deshizo de su cinturón, dejándolo caer al suelo.
— ¡Merlín! ¡no se como aguanté tanto tiempo para esto! — exclamó ella, extasiada por los músculos muy bien formados de Harry y su respiración atascada. Ella ya había visto a Harry sin camisa, pero anteriormente no estaba tan bien formado como ahora y el hecho de tenerlo así, solo para ella, era aún más excitante.
Siguieron besándose mientras el ojiverde la sujetó por la espalda y la llevó hacia arriba buscando su habitación, mientras en el camino tiró de la camisa de ella y estando dentro, dejó caer la prenda al piso y cerró la puerta, para luego dirigirse a la cama, acostarla debajo de él y ser atraído por ella hacia abajo para besar sus labios y sentir su mano dirigirse al cierre de su pantalón, que quitando el botón y bajando su cremallera, introdujo su pequeña mano por debajo de el y le dio un suave apretón a su miembro, por encima de su bóxer. Esta acción lo hizo soltar un gemido ronco, despegando un momento sus labios de los de la castaña que al darse cuenta, los volvió a reclamar.
Se detuvieron por un momento, mientras ambos se quitaban su prenda inferior. Su pantalón y su falda respectivamente, dejándose ambos solo en ropa íntima.
El ojiverde jadeó exitado al ver que las bragas de su novia, eran de encaje.
Volvieron a besarse y Harry decidió jugar un poco, bajando su rostro hacia los senos de ella, aún cubiertos por el sostén y atrapando uno de sus pezones con sus labios, al mismo tiempo que con su mano derecha se deslizó hacia abajo, introduciendo su mano en las bragas y con su dedo acarició su húmeda cavidad. Hermione soltó un fuerte gemido.
Se enderezaron un poco y Harry acariciando la espalda de la castaña y haciéndola temblar un poco de placer, deslizó sus dedos lenta y tortuosamente hacia arriba, para desprender su sostén con un ágil movimiento de sus dedos. Hermione no tardó en quitárselo y arrojarlo al suelo, para subir su rostro y encontrarse con la hermosa mirada de su novio, quien la miraba extasiado y con todo el amor que sentía. Estaba esperando su aprobación para continuar, pues se había dado cuenta que Hermione había puesto sus brazos cubriéndose para no mostrarle las cicatrices que tenía, además de que él sabía que su amiga siempre había sentido inseguridad sobre su cuerpo.
— Hermione, eres hermosa y tus cicatrices, son una señal de lo fuerte que eres y por todo lo que has tenido que pasar y soy consciente de ello — dijo él ojiverde, tomando cuidadosamente los brazos de ella y descubriéndola.
Ella asintió lentamente y volvieron a juntar sus labios, hasta que él bajó por su mandíbula hacia su cuello, haciéndola estremecerse bajo los besos de sus labios. Continuó bajando hasta llegar a sus senos nuevamente, los cuales está vez estaban completamente libres y los besó. Se tomó su tiempo con ellos mientras Hermione gemía y arqueaba su espalda de placer.
Continuaron ambos acariciándose con sus manos. Harry recorrió con sus labios y con sus manos cada centímetro del cuerpo de Hermione. Acarició y besó sus cicatrices, incluyendo la que había dejado Bellatrix en el antebrazo que recitaba:
''sangre sucia''
La besó suavemente y acarició, hasta que estuvo seguro de que ella se sintiera cómoda y segura, mientras él experimentaba tantas sensaciones que nunca había sentido, un placer que se dio cuenta, solo sentía bajo el toque de Hermione, un placer que solo ella sabía como darle.
Llegó un momento en el que Harry se quedó unos segundos perdido ante las sensaciones que estaba sintiendo con Hermione, quien ahora estaba acariciando las cicatrices de él. Ella besó el dorso de su mano, donde se encontraba la cicatriz que había dejado la pluma de Umbridge, que recitaba:
''No debo decir mentiras''
Luego pasó a la cicatriz de su antebrazo izquierdo, donde colagusano lo había cortado con un cuchillo para revivir a Voldemort. La acarició y la besó con todo el amor que sentía por él y así fue con el resto de sus cicatrices, incluyendo la que había dejado marcada en su pecho el horrocrux, hasta que llegó a la de su frente. Con sumo cuidado, la castaña llevó sus dedos y recorrió la cicatriz en forma de rayo con ellos, se inclinó y posó sus labios en ella para luego mirar a los ojos de Harry, que la miraba extasiado, completamente enamorado y agradecido con ella por amarlo así.
— Te amo, Harry Potter — le dijo ella, mientras una sonrisa amorosa y sincera, se dibujaba en sus labios.
Sin perder más tiempo, la volvió a besar y luego acarició y besó sus perfectas piernas, su perfecto abdomen, en donde se encontraba la enorme cicatriz que había dejado Dolohov con su maldición. Subió a sus hermosos senos, besó sus hombros, su espalda, extasiado con cada parte de ella, mientras ella lo acariciaba y besaba con tanto amor y pasión, lo volvía loco.
Ella lo despojó de su bóxer y apretó suavemente su miembro, haciendo que él gimiera y atrapara sus labios en un fuerte arranque de pasión.
Estaban tan absortos y llenos de placer. Las gotas de sudor recorrían sus cuerpos haciéndolos brillar bajo la tenue luz de la luna, la cual entraba por la ventana de la habitación.
Ella estaba tan cargada de placer, que le había rogado a Harry que la hiciera suya oficialmente, haciendo que el azabache bajara sus manos hacia las bragas de ella y de un solo tirón, se deslizaran por las piernas de ella y cayeran al suelo.
Harry se acomodó encima de ella, haciendo que su miembro rozara su cavidad y besando sus labios.
— ¿Estas segura de esto, Hermione? — preguntó él un poco preocupado por lastimarla — serás completamente mía después de esto.
— Si. — dijo ella con una clara determinación en sus ojos — nunca he estado más segura de nada en mi vida.
Entrelazó su mano derecha con la izquierda de Hermione, mientras se sostenía con su brazo izquierdo encima de ella y juntaron sus frentes cuando él se inclinó, acercándose a su oído...
— Cuenta hasta tres... — dijo Harry jadeando y rozando sus labios en el oído de la castaña, notando que la piel de ella se había erizado al toque de sus labios y también que ella lo tenía sujeto con sus piernas y lo había abrazado con su brazo derecho, mientras el tenía su otra mano entrelazada con la de él.
— 1...
— 2... — Contó Hermione, mientras Harry suavemente iba presionando contra su cavidad lentamente, hasta que...
— 3... — contó ella y entonces sintió el fuerte dolor cuando Harry la penetró. Emitió un fuerte grito que hizo que él se detuviera, esperando que ella le dijera que podía continuar, mientras delicadamente él dejaba cálidos besos en sus hombros y en su cuello ayudándola un poco, según él, a calmar el dolor.
Segundos después escuchó su voz, un poco lejana y temblorosa debido a su llanto y su agitada respiración.
— Harry, amor. Continúa — le dijo ella acunando su rostro con sus manos, haciendo entonces que él empezara lentamente a moverse dentro de ella.
Pasaron unos minutos en los cuales Harry había empezado a acelerar cada vez más sus embestidas, extasiado al escuchar a su novia pedirle más y gemir embriagada de placer junto a él.
— ¡Oh, Dios Mío! ¡Por Merlín y Morgana! — Hermione gimió, con sus ojos cerrados, su mente nublada de placer y sintiendo el sudor recorrerla, mientras sujetaba fuertemente a Harry con sus piernas, brazos y manos.
— Her... Mione... — decía él, inmerso en el placer — te sientes tan bien.
Cuando estaban llegando ambos a la cumbre del placer, sintieron su magia emanar de sus cuerpos creando un brillo dorado alrededor de ellos. Esto solamente ocurría cuando un mago y una bruja estaban realmente enamorados y se hacían uno solo. Solo ocurría cuando dos almas se entregaban mutuamente.
Justo cuando su magia emanaba, todo alrededor de la habitación empezó a vibrar y temblar, hasta que Hermione se derrumbó sintiendo las últimas dos embestidas de Harry, estando claro que él había explotado dentro de ella. Las estrellas estallaron en sus cabezas y él se desplomó encima de ella que lo recibió y lo envolvió con sus brazos y llenando de besos su cabeza.
''¿Como era que siempre en los brazos de Hermione, él se sentía tan protegido? Ella siempre había cuidado y estado pendiente de él''pensó Harry, recuperándose lentamente mientras ella continuaba abrazándolo.
Al recuperarse, ambos se dirigieron una mirada cómplice por unos segundos antes de empezar a reír juntos, conscientes de lo que había pasado.
— Eso fue... — empezó la castaña con una sonrisa satisfecha en su rostro.
— Increíble. Tú eres increíble, Hermione — Harry terminó por ella — estar contigo en general y de esta manera, es mucho mejor que volar — confesó Harry sonrojándose.
— ¡Wow! ¿Mejor que volar? — preguntó Hermione sorprendida — nunca pensé que existiera algo mejor que volar para ti — dijo ella sonriendo.
— Lo hay y eres tú, Mione — dijo el azabache inclinándose y depositando un beso en sus labios.
Un momento después, Harry se acostó al lado de ella dejándola que apoyara su cabeza en su pecho y unos segundos después, se quedaron dormidos, abrazados el uno al otro.
Al día siguiente, la primera en despertar fue Hermione. Abrió lentamente sus ojos e inmediatamente todo lo ocurrido la noche anterior, invadió su cabeza, haciendo que a ella se le dibujara una enorme sonrisa en su rostro.
Había esperado por este momento tanto tiempo y por fin tenía a Harry con ella y lo mejor de todo era, que él la amaba. No podía creer que esto en realidad había sucedido, después de todo el finalmente la había escogido a ella sobre todas la brujas que pudo haber tenido fácilmente. Si, la había escogido a ella y había podido estar segura de esto al ver el deseo y la determinación en sus ojos, así como el amor que los inundaba cuando se entregaron.
Se quedó apoyada en el pecho de él, de tal forma que podía contemplarlo mientras dormía. Se miraba tranquilo y eso la hizo feliz, la hizo sonreír, sabiendo que ya no tenía a un maldito psicópata asesino detrás él y no tenía más pesadillas. Claro, quedaban algunos de sus seguidores sueltos que por supuesto atraparían y otros criminales más, pero Voldemort ya no existía y no torturaba más la mente de Harry.
Al pensar en esto sintió un impulso y con sus dedos quitó un mechón de pelo de la frente de Harry, dejando ver su cicatriz y esto hizo que él se despertara y al abrir los ojos la viera frente a él con una inmensa sonrisa.
— Hola dormilón — dijo Hermione, muy sonriente mientras se levantaba un poco y con delicadeza y amor besaba la cicatriz en la frente de Harry, quien al instante sintió una gran corriente de cálidez recorrer su cuerpo.
— ¿A que hora despertaste, Mione? — preguntó él, mientras acariciaba su espalda.
— Hace unos minutos y no pude evitar contemplarte mientras dormías. Eres adorable — le dijo ella con una linda sonrisa que hizo que él se sonrojara.
— Harry... Por favor dime que esto no es un sueño — pidió la castaña, enterrando la cabeza en el pecho de Harry.
El ojiverde se enderezó un poco en la cama y con sus manos tomó cuidadosamente el rostro de Hermione.
— Hey, no es un sueño, estoy aquí contigo. Acabamos de tener la mejor noche y amanecí a tu lado, viendo tu hermoso rostro — Harry dijo dándole un rápido beso en sus labios — Te amo.
El chico la sintió y escuchó suspirar con una sonrisa hermosa en su rostro.
— Te tengo conmigo — dijo Hermione sonrojada y con su sonrisa de oreja a oreja, haciendo que Harry sonriera y bajara su rostro apenado.
— Agradezco que me ames, que hagas todo lo que haces por mi, aunque muchas veces no lo entienda o sienta que no lo merezco y créeme que te amo, te amo como nunca he amado a nadie, pero no me des tanto poder Hermione — dijo un Harry, bastante sonrojado.
— Solo quiero que entiendas y grabes en tu cabecita, que mereces ser amado y te lo quiero demostrar de todas las maneras posibles, Harry. Quiero que olvides esa idea errónea que metieron tus tíos en tu cabeza —explicó ella, mientras con su mano derecha acariciaba el rostro de Harry.
— Lo agradezco, Hermione. Es solo que no me gusta que te pongas en peligro por mi. Mira todas las personas a las que ya he perdido solo por estar de mi lado. No quiero perderte a ti también — aclaró él con tono triste en su voz.
— Tus batallas son mis batallas y mis decisiones me corresponden a mi, afrontarlas — Aclaró la chica, acariciando su rostro.
— ¿Recuerdas hace una semana, cuando me secuestraron? — preguntó Hermione, cuidadosamente.
— ¿Cómo olvidar eso? Casi recibes la maldición, pensé que te había per...dido, me estaba volviendo loco solo de pensarlo — empezó a decir Harry con su voz quebrándose.
Hermione suspiró y tomó el rostro de Harry con sus manos.
— ¿Recuerdas mi incidente con el boggart? — Preguntó ella bajando su mirada.
Harry aún atónito y sin palabras se limitó a asentir lentamente, mientras recordaba aquella ocasión que no lograba sacar de su mente, cuando vio a Hermione, de rodillas, destrozada, con el cuerpo de un Harry sin vida, llorando desconsolada y tratando de arrullarlo contra su pecho y pidiendo que no la dejara.
— Eso que sentiste cuando me creíste muerta, es lo que siento yo cuando tu estas en peligro y créeme que haré todo lo que esté en mis manos para evitar ese tipo de situaciones. No quiero perderte nunca, Harry, nunca. Hasta que estemos lo suficientemente ancianos para morir ¿Lo entiendes? — sollozó Hermione. Harry se quedó sin palabras — De hecho, van dos veces en las que me he escapado de volver loca pensando que te había perdido y una es con el boggart — Aclaró.
— La primera y el peor día de mi vida fue cuando ese monstruo de Voldemort dijo que estabas muerto y Hagrid cargaba tu cuerpo. Era algo que no quería creer, pensé que me volvería loca, hasta que te vi reaccionar — dijo sollozando la castaña.
El ojiverde la miró intensamente sin poder creer el inmenso amor que ella sentía por él.
— ¿Peor que ser torturada por Bellatrix? — Harry levantó una ceja incrédulo.
— Si, Harry. Superas el dolor físico, pero las heridas del corazón duran toda la vida — sollozó Hermione, y Harry la abrazó de una forma que le hacía saber que no la dejaría ir nunca y siempre buscaría la manera de protegerla.
Empezaron a besarse de nuevo, se enrollaron en las sábanas y volvieron a pertenecerse una vez más.
Horas después ambos se habían duchado y habían bajado a cocinar juntos el desayuno. Desayunaron, compartieron un poco, se rieron, intercambiaron mimos, besos, sonrisas y luego juntos, lavaron los platos de forma muggle. Subieron, lavaron sus dientes y estando listos, salieron directo al trabajo.
Llegaron al ministerio y se separaron para ir a sus respectivas oficinas, cuando Hermione se encontró con su amigo pelirrojo y muy animadamente lo saludó.
Ronald había notado una felicidad diferente en el rostro de Hermione, se veía bastante feliz, no dejaba de sonreír. La saludó normal para que no notara que se había dado cuenta de algo y luego se dirigió al despacho de su mejor amigo.
Llegó donde Harry, abrió la puerta, entró y caminó hacia él con su rostro totalmente serio y se plantó frente a su amigo, apoyándose sobre el escritorio. Esto hizo a Harry levantar un poco su cabeza y mirar a su amigo sin saber como reaccionar.
— ¿Te sucede algo? — preguntó Harry confundido, frunciendo el ceño y bajando su mirada hacia los papeles en su escritorio.
— ¿Te acostaste con Hermione? — preguntó Ron incrédulo, pero ahora con una sonrisa y bastante sonrojado.
Harry detuvo lo que estaba haciendo, se quedó paralizado y volvió a ver a su mejor amigo, sonrojándose violentamente.
— ¿Te lo dijo? — preguntó Harry un poco sorprendido y bastante sonrojado.
— ¡No! Conoces a Hermione, no es algo que ella me diría, pero ¿Haz visto su cara esta mañana? Se le nota con solo verla, está feliz y pues creo que ya todo el mundo mágico está enterado de su relación, así que ¿Qué más podría ser si aún no le has propuesto matrimonio? — aclaró Ron, sonriendo y notando que su amigo se sonrojaba más, asemejando casi el color de su cabello.
— Tal vez pronto lo haga, Hermione es la mujer que quiero a mi lado por el resto de mi vida. Quiero formar mi familia con ella — aseguró Harry, dejando a Ron un poco sorprendido, pero bastante satisfecho por su confesión, pues estaba feliz que sus dos mejores amigos por fin reconocieran y aceptaran lo que todos habían visto desde Hogwarts.
Justo después de que Harry le confesara esto a Ron, la puerta de su despacho se abrió y entró Hermione, por lo que ambos se sonrojaron y detuvieron su plática al instante haciendo que su amiga los mirara con sospecha.
— Harry... olvidé decirte que le conté a mis padres que estamos juntos y ellos quieren invitarte a cenar esta noche — dijo Hermione sonrojándose un poco, mientras él levantaba su mirada y se encontraba con la de ella aún afectado por el sonrojo.
— ¿Esta noche? — preguntó Harry, sus ojos se abrieron como platos poniéndose nervioso.
— Suerte, amigo — Ron dijo con una cara graciosa antes de dar la vuelta y salir del despacho de Harry despidiéndose de ambos.
Después de la guerra, Ron y Harry habían acompañado a Hermione a devolver los recuerdos de sus padres, pero los chicos no habían interactuado mucho con ellos, por lo que Harry seguía poniéndose nervioso por que finalmente los conocería de manera oficial.
— ¡Vamos Harry! ¡No será tan malo! Mis padres te adoraran — suplicó Hermione observando que su mejor amigo se había dejado caer en la silla notablemente nervioso. Caminó hacia él para sentarse en su regazo — No hay forma de que no les agrades, eres ... te amo Harry y eso les bastará —ella dijo, suspirando.
— Hermione, yo también te amo, pero eso no quita el hecho de que tu padre vaya a querer matarme aunque no tenga la intención de lastimarte — aclaró el ojiverde.
— ¿Por favor? — suplicó ella mientras se acercaba a Harry para besar sus labios una y otra vez.
— Bien. Me convences de todo con tus caritas y tus besos — Sonrió el azabache.
— Ven aquí — ella dijo, tomando sus manos y levantándolo de la silla, para estampar sus labios con los de él en un apasionado beso que Harry correspondió gustoso tomándola de la cintura y poniéndola contra la pared.
Ella enredó sus dedos en el cabello de Harry mientras él empezaba a deslizar sus manos por las piernas de ella, subiendo por dentro de su falda, lo que hizo a Hermione jadear fuertemente y ambos rompieron el beso a regañadientes, por que sabían que estaban en el ministerio.
Estuvieron tentados a cerrar la puerta y aplicar un hechizo silenciador, pero ambos decidieron que terminarían esa noche, después de la cena con los padres de Hermione.
Se separaron con sus respiraciones aceleradas, compusieron un poco sus uniformes y Hermione un poco afectada salió del despacho de Harry, dejándolo a él también con un problema debajo de su pantalón.
Se dirigió a su oficina encontrándose con Ginny en el camino, quien al ver su cara, supo al instante lo que había pasado.
—¡Oh Dios mío! ¡Cuéntamelo todo! —exclamó la pelirroja emocionada, logrando que Hermione se sonrojara aún más y la tomara del brazo para llevarla a su despacho.
— ¿Quieres disimular un poco y no hacer un escándalo en medio pasillo? — Hermione regañó a Ginny con su dedo y apretando los dientes, mientras su amiga pelirroja la miraba un tanto divertida.
Solo para que su amiga no se sintiera más incómoda, Ginny esperó que Hermione pusiera un "muffliato"al despacho para empezar a explotar y lanzar preguntas.
—¡Oh, por favor! No seas dramática y cuéntame —dijo Ginny soltando un bufido.
Hermione le dio la espalda y empezó a caminar de un lado a otro en su oficina, un poco exasperada.
—¿Sabes la envidia que te tendrán todas las brujas al enterarse de esto? Por que es un hecho que tarde o temprano se van a dar cuenta y no solo ellas, ¡Todo el mundo mágico! —Ginny trataba de mantenerse tranquila, pero luego exclamó emocionada, viendo a su amiga rodar los ojos.
— A menos que... sea malo en la cama — insinuó la pelirroja al ver que su amiga se mantenía callada, pero instantáneamente la vio enrojecerse, rodar sus ojos y sonreír tontamente, indicando que era todo lo contrario.
— ¡Maldito Potter! ¿No puede haber una sola cosa en la que sea un desastre? — preguntó Ginny soltando una carcajada.
— Si, para hablar de sus sentimientos con las mujeres — le recordó Hermione a su amiga — siempre he sido yo quien lo aconseja.
— Cierto y con razón las mujeres siempre te han tenido envidia, eres la mujer más pegada a Harry, con la única que habla abiertamente y se siente cómodo — dijo Ginny relajándose un poco y volviendo a saltar un instante después — ¡Y ahora con esto te tendrán más envidia! ¡Te acostaste con Harry maldito Potter! ¡El hombre más guapo, deseable y sexy del mundo mágico! — exclamó la pelirroja saltando exaltada en el lugar donde estaba sentada.
— ¡Oh! Y espera a que Luna se entere. ¡Querrá saberlo todo! — aseguró Ginny riéndose a carcajadas.
Ambas amigas ahora se reían y Ginny saltó emocionada cuando la puerta del despacho de Hermione se abrió y la rubia ex Ravenclaw entró por ella.
— ¿Enterarme de que? — preguntó la rubia con fingida inocencia al ver la reacción de sus amigas, pues Ginny se había levantado emocionada de un brinco de la silla y Hermione se sonrojaba cada vez más, pero se miraba completamente feliz.
— Vamos Hermione, ya estamos las tres, puedes sentirte libre de hablar — dijo Ginny que saltaba de un lado a otro emocionada.
Hermione estuvo tentada a hechizarla y a Luna también, pero conteniéndose tomó asiento en su silla.
Luna miró a Ginny que trasmitía toda la emoción de alguien que se acaba de enterar de algo importante.
— Ginny, basta — comenzó Hermione tratando de hacer a su amiga callar.
— ¿Qué? ¿No vas a contarnos los detalles? — preguntó la pelirroja haciendo un puchero.
— ¿Qué pasó? ¿Ginny? — Luna decidió intervenir.
— ¡Hermione y Harry! ¡Tuvieron Sex...! — gritó la pelirroja a su amiga rubia.
— ¡Ginevra! — gritó Hermione levantándose más rápido que un resorte para acallarla.
Luna no necesitó que su amiga terminara la frase, ya que entendió perfectamente, su boca se abrió en una perfecta o, para luego cambiar a una mirada sugestiva.
Entre Luna y Ginny se dieron una mirada cómplice, la cual alertó a la castaña.
— Oye Ginny... — dijo Luna sugestivamente girando su cuerpo de lado a lado.
— ¿Si Luna? — preguntó la Ginny con malicia.
— ¿Sabías que logré pasar mi estudio de legeremens? — dijo la rubia con astucia y diversión.
— ¿Ah sí? No te creo, a menos que... me lo demuestres — terminó de decir sarcásticamente la Weasley.
— ¡No, no, no Luna!... ¡Ni lo intentes! — Hermione con sus ojos abiertos como platos, levantó una mano para detenerlas, haciendo que tanto Ginny como Luna se soltaran a reír ante el apuro de su amiga.
— Chicas, por favor... si me quieren, esperen a que yo... — intentó persuadirlas la castaña.
— ¡Ja! No Hermione, eso no funciona con nosotras, el chantaje emocional no te va a librar de esta plática — exclamó Ginny.
— De acuerdo — Hermione tomó asiento y soltó un suspiro, viendo que su plan fallaba.
Luna y Ginny gritaron con mucha emoción, tomando asiento frente a Hermione.
— No entraré en detalles tan personales — declaró Hermione.
— Aaah — dijo Ginny haciendo pucheros.
— Ginny por Dios, eso es muy personal, yo no ando preguntándote sobre tus noches apasionadas con Neville — dijo sonrojada Hermione.
— Por que no quieres, a mi me cuenta todo — dijo Luna guiñándole un ojo a la pelirroja.
— Pues yo no. Escuchen chicas, solo les diré que ambos nos complementamos perfectamente — confesó la castaña con una sonrisa en su rostro.
— Eso lo notamos, tu cara esta radiante... pero ya en serio, queremos saber lo más importante ¿Cómo te sentiste? ¿Fue tierno? — dijo Luna, mientras estiraba sus manos para tomar las de Hermione y Ginny sonreía.
— Si, fue especial, él es todo un caballero, apasionado, realmente soy feliz chicas — Hermione respondió con total sinceridad y pareció irse a un recuerdo y su sonrisa se agrandó.
Luna y Ginny sonrieron enormemente mientras se levantaban para abrazar a su amiga, dándole todo su apoyo.
— Ya quiero saber que dirán tus padres cuando se enteren... — Luna exclamó de último momento.
— No voy a llegar anunciándolo Luna — Hermione alegó.
— No necesitas palabras para decirlo Hermione... — Ginny le aseguró y sonrió dulcemente.
La castaña se preocupó un poco, pues la cena era porque sus padres sabían de su relación, pero ahora sabía que llevaba impreso en la frente que había tenido relaciones sexuales con Harry.
Holaaaa
Realmente lo siento por haberme perdido, pero no había tenido tiempo. La vida muggle y pues el trabajo y entre otras cosas.
No sé cuando actualizaré el próximo, también mi beta ha estado ocupada y yo tengo un real desorden con mi historia de rotura y además estoy en proceso de otra pequeña historia, así que me disculpan, por ahí iré al suave poniendo orden.
Espero que les guste el capítulo y agradezco a todos los que me siguen leyendo, aunque sea una pésima escritora xD.
Déjenme saber en los comentarios.
Adiosito.
