DESEO Y CORAZÓN
La noche estaba envuelta en una espesa oscuridad cuando Harry y su equipo de aurores se adentraron en el antiguo bosque donde se rumoreaba que los mortífagos se ocultaban. La misión era clara, recuperar el artefacto que combinaba las tres reliquias de la muerte.
El bosque parecía susurrar secretos oscuros mientras avanzaban con sigilo, hojas secas crujían bajo sus pies. Los árboles parecían cobrar vida, sus ramas crujían y susurros ininteligibles se mezclaban con el viento. El misterioso artefacto debía estar cerca.
De repente, la oscuridad se quebró con una llamarada verde cuando un grupo de mortífagos emergió de entre los árboles. El choque de hechizos llenó el aire mientras los aurores y los mortífagos se enfrentaban en batalla. Harry esquivó maldiciones y contrarrestó con hechizos poderosos mientras avanzaba hacia el líder.
— ¡¿Dónde está el artefacto?! — gritó Harry, su voz cargada de determinación.
El mortífago solo sonrió siniestramente y se lanzó a un ataque despiadado. Una bola de fuego verde salió disparada hacia Harry, pero él logró esquivarla en el último momento y contraatacó con un conjuro y lo desarmó.
Harry se acercó a él en un ataque de ira y rápidamente lo ató dejándolo indefenso.
Atado y completamente indefenso, mantenía los labios sellados, desafiante ante las preguntas de Harry. Este último, sintiendo la desesperación de la situación y la falta de cooperación del prisionero, levantó su varita con agresividad, canalizando su magia con una intensidad que hacía temblar a cualquiera.
Sin previo aviso, Harry lanzó un hechizo devastador hacia el hombre. El impacto fue brutal; el mortífago gritó de dolor mientras la magia de Harry lo atravesaba. Las llamas moradas de su maldición se encontraron con la magia protectora de Harry, creando una explosión de luz y energía que iluminó el bosque.
— ¡¿Dónde está el artefacto?! — rugió Harry de nuevo, su voz llena de furia mientras seguía lanzando hechizos poderosos que hacían que el prisionero se retorciera y gimiera en agonía.
El mortífago sabía que ya no podía mantener su secreto. Harry, con mano firme y enojado por la falta de cooperación, sacó una pequeña botella de veritaserum y lo obligó a tragarla.
— ¡Habla, no te resistas o el suero de la verdad te hará sufrir aún más! — advirtió cuando notó que opuso resistencia a la poción ya en su boca.
El hombre, incapaz de resistirse al poder del veritaserum, comenzó a revelar la ubicación del artefacto. Sus palabras eran arrastradas por la fuerza incontrolable de la verdad, y su rostro se retorcía de dolor mientras hablaba.
— Está... bajo tierra... cerca... aquí mismo — tartamudeó, sus palabras eran una mezcla de confesión y sufrimiento. Harry y su equipo comprendieron de inmediato y se apresuraron a buscar el artefacto en el lugar indicado.
El bosque estaba sumido en una oscuridad profunda cuando el equipo de aurores, liderado por Ron Weasley, se dispuso a buscar el artefacto mágico bajo tierra. La luna apenas iluminaba a través de las densas copas de los árboles, creando un ambiente misterioso y lleno de suspenso.
Ron, con la varita en la mano, guiaba al equipo hacia el lugar donde el mortífago había revelado que el artefacto se encontraba enterrado. Cada paso que daban resonaba en el silencio del bosque, y las hojas crujían bajo sus botas mientras se adentraban en la maleza.
Había una mezcla de ansiedad y determinación en el aire. El artefacto que estaban buscando era increíblemente poderoso. Los aurores sabían que debían encontrarlo antes de que los seguidores de Voldemort lo recuperaran.
Ron se detuvo en un claro del bosque y examinó el suelo con atención. Luego, con un gesto decidido, comenzó a conjurar un hechizo de detección que haría que cualquier objeto mágico bajo tierra brillara. Un suave resplandor dorado comenzó a aparecer en el suelo, dibujando una pista que los llevaría directamente al artefacto.
Los aurores siguieron el rastro de luz dorada con cautela, sus varitas listas para cualquier eventualidad. Cada paso que daban los acercaba más al preciado objeto mágico y aumentaba la tensión en el grupo.
Finalmente, llegaron a un punto donde la luz dorada se volvió intensa, centelleando en el suelo. Ron se arrodilló y comenzó a excavar con su varita, revelando un compartimento secreto en el suelo. Con cuidado, extrajo el artefacto mágico, que brillaba con un resplandor plateado como la sangre de unicornio.
Finalmente habían tenido éxito en su misión, habían encontrado el artefacto que habían buscado por tanto tiempo. Con precaución, lo envolvieron en una capa protectora y se prepararon para llevarlo al ministerio y luego a Bulgaria, donde estaría a salvo de las garras de los mortífagos.
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Habían logrado conseguir el artefacto y ocultarlo para devolverlo cuando Viktor se marchara a Bulgaria, pero no podía irse sin una merecida celebración a lo que habían logrado, por lo que se hizo una pequeña reunión para celebrar la victoria de los aurores.
Estaban en el apartamento de alguno de los aurores, que se había ofrecido para prestar su casa y que pudieran hacer su pequeña fiesta.
En la sala, algunos conversaban y jugaban con tableros de mesa, mientras disfrutaban de sus cervezas de mantequilla o con whiskys de fuego.
Hermione había asistido con Harry y Ron, quienes habían invitado a sus amigos, Neville, Ginny y Luna a la pequeña fiesta. Se encontraban platicando en un rincón de la sala, cuando la castaña dijo que traería unos bocadillos y se dirigió hacia la cocina. Estaba preparando en un plato los bocadillos que llevaría, cuando en la cocina entraron Viktor Krum y Bertram Wolfgang, quienes se sabía que habían estado interesados románticamente en la chica de ojos miel que se encontraba en la cocina con ellos.
La chica levantó su rostro para encontrarse con estos dos apuestos aurores, quienes sostenían una botella de cerveza en las manos, mientras se apoyaban en las encimeras de cada lado de la cocina. Hermione estaba ahora sirviéndose un poco de vino en una copa, mientras los chicos habían comenzado a conversar con ella, sin ninguna pretensión. Pues estaban cien por ciento claros de que Hermione amaba a Harry Potter.
Esto sucedía en la cocina, mientras afuera Harry y Ron empezaron a preguntarse por qué Hermione tardaba tanto, así que el azabache decidió ir en busca de ella a ver si necesitaba ayuda, dejando a Ron unirse a una partida de ajedrez mágico con uno de los aurores y a Neville, Luna y Ginny conversando entre ellos.
En la cocina los hombres conversaban animadamente con Hermione, cuando la castaña desvió su vista y miró a Harry apoyado en el marco de la puerta, con sus manos en los bolsillos y uno de sus pies cruzado encima del otro. El vio la situación, no pudo evitar sentir algo de celos y con un carraspeo interrumpió el ambiente en la cocina, haciendo que también los otros dos aurores se girarán hacia él.
La castaña le había aclarado a Harry que no tenía por qué preocuparse por ellos, pero tampoco podía evitar sentirse algo celoso al ver a los dos hombres que quisieron pretender a Hermione anteriormente, conversando con ella en la cocina. Se despegó del marco de la puerta y avanzó adentro de la cocina, aún con sus manos en los bolsillos hasta llegar al lado de Hermione y envolverla en sus brazos, recibiendo un corto beso en los labios.
Si, Harry había notado que Hermione no detenía sus muestras de afecto incluso delante de Krum y Wolfgang, lo que lo hacía sentirse halagado, haciéndo ver a los otros dos que ella lo quería a él. Pero aún así, siempre sentía que debía marcar su territorio delante de esos dos hombres o cualquiera que mirara a su novia de forma indebida, aunque en ciertas ocaciones se sintiera un poco tímido ante las muestras de afecto públicas.
El había visto a Hermione hacer lo mismo delante de algunas mujeres, entre ellas admiradoras y luego le había dicho algo como esto: "Solo marco mi territorio. Eres mío Harry Potter". Lo volvía loco y luego la besaba sin sentido.
Después de haber besado y estado íntimamente con Hermione, Harry no quería estar con nadie más, nadie lo había hecho y no lo harían sentir lo que la castaña le hacía sentir. Nadie era como ella y esa mujer era suya.
Su relación con Hermione era perfecta, claro que tenían sus peleas, sus discusiones, pero siempre lo solucionaban. Era la relación más intensa y seria que ambos habían tenido.
Harry ahora sabía que Hermione había estado enamorada de él desde cuarto año y él se dio cuenta de que desde que estaba con Hermione, era la primera vez que se sentía tan completo y feliz. Era la primera vez que de verdad se había enamorado perdidamente de una mujer.
Cuando Hermione besó a Harry, los otros dos aurores decidieron que era hora de salir de la cocina, pero no sin antes escuchar lo que ella le dijo a Harry.
— Sabes, te he dicho que no necesitas preocuparte por ellos, ni por nadie, pero es lindo verte celoso. Me encanta cuando haces esto de marcar tu territorio — Hermione se había volteado hacia él y lo acercó para atrapar el lóbulo de su oreja con la boca, lo que hizo a Harry soltar un jadeo de placer.
Los dos aurores en la salida de la cocina habían escuchado esto y luego vieron a Hermione atraparlo en un beso completamente demandante, haciendo que el tomara su cintura, la levantara y la sentara en la barra de cocina. Fue en ese momento en que ambos se miraron sintiendo algo de envidia hacia Harry Potter y salieron finalmente de la cocina.
Minutos después ambos seguían en un frenesí de besos que parecía no querer detenerse. Neville y Ron, preocupados por que sus amigos no regresaban, fueron a buscarlos a la cocina, encontrándose a la pareja bastante emocionados. El pelirrojo y su ahora cuñado se dedicaron una mirada cómplice y ambos tuvieron que carraspear en la puerta de la cocina.
Cuando escucharon, Harry y Hermione tuvieron que detenerse de mala gana y sobresaltados por la interrupción compusieron sus ropas a como pudieron.
Sus dos amigos se acercaron a ellos, haciéndoles saber que todos estaban preocupados en la sala, incluyéndolos a ellos dos.
Mientras Ron y Neville les hablaban, Harry se inclinó y apoyó en la barra de la cocina con Hermione sentada en la encimera en medio de sus brazos y ella inocentemente se inclinó hacia Harry repartiendo pequeños besos en su mandíbula derecha.
— Mmm... Mione — gruñó Harry. el placer bastante obvio en el gruñido, pero al mismo tiempo la miró con sus intensos ojos verdes, tratando de decirle que se detuviera por ahora. Sus amigos estaban ahí y ahora se burlaban abiertamente.
Hermione había bajado su mirada, dándose cuenta tardíamente del problema en el pantalón de Harry. Ella se sonrojó violentamente y mordió sus labios un poco avergonzada con sus otros dos amigos, que solo la miraron sonriendo con picardía.
— ¡Wow! Hermione, ¡Despertaste al basilisco! — dijo Ron con picardía. Hermione se sonrojó aún más, igual que Harry.
— Ron ... — gruñó Harry, intentando sonar molesto mientras su amigo pelirrojo y Neville se burlaban de Harry.
— Hermione, jamás entenderé como para unas cosas no tienes paciencia y para otras si. De alguna forma siempre logras lo que te propones ¿No? — comentó Ron con una sonrisa burlesca en su rostro.
— La paciencia es una virtud — respondió Hermione con fingida seriedad hacia su amigo pelirrojo.
— Siempre y cuando la paciencia lleve por nombre Harry Potter — agregó Ronald con un poco de burla. El rubor volvió al rostro de sus dos mejores amigos — No podías explicarme una tarea sencilla de pociones porque perdías la calma conmigo, pero ¿Si pudiste esperar a Harry por diez años? Y al final lo tienes contigo.
Hermione estaba más roja que el cabello de Ron, pero de la pena que le estaba haciendo pasar, así que saltó de una vez de la encimera y se puso frente a Harry con ganas de hechizar al pelirrojo.
— ¡De acuerdo! Los esperamos afuera — dijo Ron, subió sus manos en señal de paz, y junto con Neville salió de la cocina.
……………………………………………
Harry había ido al baño de visitas para refrescarse un poco, después de lo ocurrido con Hermione. Estaba saliendo del baño cuando escuchó murmullos al otro lado de la pared.
— "No puedo creer que Potter esté con Granger " "Ese hombre puede conseguir algo mejor. ¡Es Harry Potter, puede tener a la mujer que quiera!"
— "Granger ha sido su amiga desde que estaban en su primer año de Hogwarts y tengo entendido que ella ha estado enamorada de Potter desde su cuarto año, pero vamos ¿Cómo podría él haberse fijado en esa chica?, No es nada atractiva. Es un ratón de biblioteca."
El ojiverde estaba detrás de la pared y le hervía la sangre al escuchar estos comentarios dirigidos hacia Hermione. Estaba tan enojado que las luces en el pasillo empezaron a parpadear y el salió de donde estaba, poniéndose frente a las mujeres.
Al ver a Harry Potter, las cuatro mujeres que estaban ahí sonrieron e intentaron coquetear con él. Reconoció que estaban coqueteando, por lo que decidió pararlas en seco. Metió su mano izquierda en el bolsillo y luego inclinó su cabeza hacia abajo, sobó su frente y negó con su cabeza, levantó su rostro y metió su otro mano en el bolsillo.
— Hermione Granger vale más que todas ustedes juntas — aseguró él. Sus dientes apretados, tratando de contener su ira — Y para su información, yo no saldría con ninguna de ustedes — declaró el ojiverde, dejando a todas las mujeres boquiabiertas ante esto.
Las luces nuevamente estaban parpadeando, lo cual asustó a las mujeres, dándose cuenta que era la magia de Harry Potter, la que estaba jugando con la iluminación.
Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la salida encontrándose con Hermione, quien venía a buscarlo.
— ¡Harry! — exclamó Hermione aliviada, recibiendo un abrazo del ojiverde.
Ella tomó su mano y se disponía a regresar con él a la sala, cuando Harry la tomó por el brazo y la giró hacia él tomando ahora su rostro entre sus manos.
— ¿Te he dicho que te amo? — preguntó Harry, y plantó un ardiente beso en los labios de Hermione, dejándola sin aliento — Vamos — dijo separándose de sus labios. La tomó de la mano y juntos regresaron a la sala, dejando atrás a cuatro mujeres atónitas, que no estaban nada contentas con la escena que acababan de ver.
Estuvieron un par de horas más en la fiesta conversando con sus amigos, hasta que se hicieron las doce de la noche y todos comenzaron a abandonar el lugar, incluídos Harry y Hermione, quienes se aparecieron en el apartamento de Harry.
El azabache se dirigió a la cocina para prepar un té para ambos, mientras Hermione había subido a cambiarse la ropa, pues esa noche dormiría en el apartamento de Harry. Había optado por ponerse una camisa manga larga de él que le quedaba bastante holagada y quedarse en bragas.
Se cambió y luego bajó a la cocina a sentarse en la mesa y continuar leyendo un libro que tenía pendiente. Solo pudo concentrarse un par de minutos, ya que no podía sacar de su mente la mirada que le había dado Harry cuando la vio bajar.
Intentó volver a su libro, pero al no poder concentrarse, decidió poner en marcha el plan para continuar con lo que había empezado ese día con Harry en la fiesta con los aurores.
Ella estaba ahora fingiendo leer su libro sentada en la mesa, mientras Harry estaba apoyado de espaldas en la encimera frente a ella, tenía su brazo izquierdo cruzado, sosteniendo su brazo derecho con el que distraídamente posaba su mano en su mandíbula, como si estuviera pensativo y su pie izquierdo cruzado por encima de su pie derecho.
La castaña levantó la vista para ver a Harry en esta posición, la cual destapó en ella una etapa que creyó haber cerrado desde que habían salido de Hogwarts.
— Sabes, durante Hogwarts, muchas veces tuve fantasías contigo... — la castaña se sonrojó cuando las palabras salieron de su boca.
Harry levantó el rostro y la miró intensamente a los ojos emitiendo un pequeño jadeo sin poder creer lo que acaba de decirle. Se sonrojó bastante, al igual que ella al hacer la confesión.
Sientiéndose con coraje, Hermione se levantó de su lugar, se acercó a él tomándolo desprevenido y le plantó un ardiente beso en los labios.
— Tenemos algo pendiente, señor Potter — dijo Hermione separando su boca y hablando seductoramente contra los labios de Harry.
Él tenía la mirada intensa directo en sus ojos y luego bajó a sus labios. Acarició lentamente su mandíbula con sus dedos. Esto la hizo tragar y quedarse paralizada, y Harry lo notó. En su rostro se formó una sonrisa engreída con cero modestia.
— Lo estás haciendo de nuevo — tartamudeó Hermione, intentantando mantenerse en pie.
— ¿Qué cosa? — preguntó Harry fingiendo confusión, pues realmente ella no lo sabía.
— Oh, en serio no te das cuenta. Esa sonrisa orgullosa y tu mirada. ¡Merlin! — logró decir la castaña — tú haces eso y ...
— ¿Y qué Hermione? — cuestionó el ojiverde acercándose más a sus labios.
— Y yo pierdo la cordura — dijo Hermione, soltando un jadeo cuando Harry saltó a sus labios.
Lo que parecieron ser horas después, se separaron jadeando por aire.
— ¿Recuerdas cuando te hablé de tu atractivo físico? Pues tienes estos ojos tan hermosos, una mirada tuya causa que mi corazón se acelere, agreguemos esa sonrisa que tienes y cuando aparecía en mis sueños, me llevaban a un punto bastante intenso. Fue tan sexy en el quinto año, cuando nos enseñaste en el ejército de Dumbledore, cada día que teníamos reuniones tenía que aguantarme hasta la hora de dormir y colocar un hechizo silenciador en mi cama — Hermione dijo, su voz temblorosa por la confección.
Harry estaba impresionado por su confesión, pues su mejor amiga había pasado años enamorada de él y teniendo fantasías sexuales que guardó para ella por que el muy imbécil estaba perdiendo el tiempo con Cho Chang o Ginny Weasley, y Hermione nunca se había sentido tan hermosa como para estar en sus estándares. Quiso abofetearse por esto.
— Tú me mirabas así y me acorralabas contra la pared, ponías tus fuertes brazos a mi alrededor. ¡Por Merlín! ¡Esos músculos! — exclamó la castaña, dándose cuenta que estaba contra la pared con los brazos de Harry a su alrededor y él tenía sus ojos puestos en ella de una manera bastante intensa.
Hermione rodeó la cintura de Harry con su piernas y el cuello con sus brazos, mientras continuaba susurrando sobre su fantasía.
— Luego besabas mi cuello y pasabas rozando tu lengua — dijo esto seguido de un fuerte gemido de placer, sintiendo los labios y la lengua de Harry en su cuello — me tomabas por la espalda y me ponías en la cama — continuó Hermione.
— Acariciabas mis piernas, y luego me mirabas a los ojos mientras quitabas mi camisa lentamente — se quedó paralizada y sentía su corazón latir violentamente al ver a Harry a los ojos. Esos ojos verdes que tanto amaba, estaban oscurosde deseo y fijos en ella — toma mis brazos y sujetalos encima de mi cabeza.
Con magia sin varita, el auror condujo los brazos de Hermione hacia arriba de ella e inmovilizó sus manos.
Hermione observó los ojos de Harry bajar hacia sus senos y al instante arqueó su espalda de placer, sientiendo la boca y la lengua de Harry sobre ellos.
— Soy toda tuya Harry, haz conmigo ... — no terminó de hablar cuando Harry movió sus bragas con sus dedos. Emitió un fuerte jadeo de placer al sentir el dedo de Harry entrar en ella. Solo quedaban sus bragas, la camisa había quedado abierta y extendida en la cama, dejando sus senos expuestos.
Harry estaba asombrado y halagado de que Hermione estuviera ya tan lista para él.
— Harry... ¡Hazlo! ¡Ahora! ¡No aguantaré más! — suplicó Hermione entre jadeos.
— Hermione Granger perdiendo la paciencia — Harry sonrió entre dientes, con un tono de burla y picardía, que hizo su corazón detenerse por segundos.
El ojiverde se inclinó hacia ella y besó rápidamente sus labios. Se puso de pie, bajó sus pantalones y sus boxers liberando su erección y volvió a colocarse sobre ella. Besó sus labios mientras se introducía en su mojada cavidad.
Harry estaba extasiado escuchando a Hermione gemir de placer con su nombre. Había cumplido con un deseo de Hermione y ciertamente se sentía completo y halagado de ser el dueño de sus fantasías sexuales. Nadie tocaría a Hermione nunca. Esa mujer era completamente suya y haría cualquier cosa para complacerla.
— ¡Eres mía Granger! — gruñó Harry entre sus gemidos placenteros.
Alcanzaron juntos el éxtasis con tres embestidas más de Harry y el pudo jurar que había escuchado el sonido más glorioso de su vida cuando Hermione soltó un gutural gemido de placer con su nombre.
— ¡Harry Potter! ¡Ese ha sido el mejor orgasmo de mi vida! — exclamó Hermione, su respiración agitada.
— ¿Cómo es posible que alguien me ame tan intensamente como tú lo haces, Hermione? — preguntó el chico aún controlando su respiración —Nunca imaginé conocer a alguien que me amara así, principalmente por que crecí creyendo que no lo merecía — Harry dijo, tomando valor para abrirse completamente con Hermione a desenterrar su pasado.
La castaña lo miró y él desvió su mirada hacia otro lado, conteniendo las lágrimas de dolor que ahora corrían por sus mejillas, aunque Hermione notó su sentir al verlo tensarse y escuchar un leve sollozo. Harry todavía se sentía avergonzado de llorar por su pasado.
— Cuando era niño, siempre tenía que estar encerrado en el armario pretendiendo que no existía, a mis tíos les molestaba mi presencia. Nunca me dieron cariño, ni amor. Duddley me hizo sentir que no merecía la amistad de nadie y menos el amor de una mujer — confesó el azabache aún con sus lágrimas corriendo.
— Me movieron a la antigua habitación de Duddley, cuando ya no alcanzaba en el armario de las escaleras. Nunca obtuve ropa nueva, siempre heredé la ropa gigante de mi primo y tampoco me dejaban salir en navidad, además de que nunca recibí regalos — continuó Harry, dándose cuenta de que su novia tenía los ojos llenos de lágrimas y había tomado su mano.
El ojiverde se secó las lágrimas e intentó reir un poco, tratando de hacerle ver a Hermione, que eso era parte de su pasado. Se soltó lentamente de la mano de su mano, para recibir a cambio un aplastante abrazo, que con gusto correspondió después de unos segundos de haberse quedado inmóvil. Esta era Hermione, quien desde su primer año de conocerse le había mostrado afecto y le había dado cientos de abrazos.
Al separarse, Hermione tomó su rostro con sus manos y le dio un dulce beso prolongado en los labios.
— Es parte del pasado y desde que te conocí a ti y a Ron, he aprendido el valor de la amistad y el amor — expresó Harry, dándole a Hermione una sonrisa ladeada — Ya no soy más ese niño y no siempre tienes que ser mi protectora, Hermione — dijo el azabache en broma, ganándose una reprimenda.
— ¿Por qué no? ¡Tu me proteges también! ¡Entonces te protegeré! — exclamó la chica, dándole un manotazo juguetón en el brazo.
— ¡Esta bien! ¡De acuerdo! — respondió Harry derrotado, levantando sus manos en señal de rendición y recibiendo otro abrazo de ella.
Más tarde bajaron a la cocina a comer algo. Se quedaron conversando, mientras Hermione terminaba de comer su cereal.
— Sabes, siempre deseé decir que si estaba saliendo contigo, cuando empezaron los rumores en cuarto año, cuando todos pensaban que había algo entre nosotros. Siempre deseé que eso se hiciera realidad y luego está el hecho de que Cho se sintió celosa de mi y tu dijiste que no me veías fea, pero nunca mostraste más interés…
— … Siempre estuve celosa de Cho, de Alana y de todas tus ex novias, incluso Ginny — continuó Hermione.
— Fui un idiota, Hermione — aseguró Harry, llevando con sus dedos un mechón castaño detrás de la oreja de Hermione.
— Con respecto a los chicos con los que he salido, siempre los comparé contigo — confesó Hermione con una sonrisa tímida — me hiciste crear mis estándares para los hombres y la verdad es que ninguno eras tú.
Harry estaba halagado por la confesión, lo había dejado boquiabierto, pero aún así tenía que decirle como se sentía él al respecto.
— Me siento halagado, Hermione. En serio — aseguró Harry con un media sonrisa — pero a veces siento que no te merezco… — Harry detuvo a Hermione cuando vio que iba a protestar — Siempre me has ayudado y casi nunca te lo agradecí.
Hermione bajó la cabeza, el rubor era evidente en sus mejillas, y quería protestar, pero Harry no la dejaría, pues parecía que aún no había terminado.
— Y sigo sin entender, ¿Por qué una mujer tan hermosa, inteligente, amable, leal y entre otras cualidades, se fijaría en mi o se conformaría conmigo? He tenido tanta mierda encima, que no me gusta arrastrar a los demás a lo mismo.
— Harry, tú también tienes muchas cualidades y a pesar de como fuiste criado, eres un hombre amoroso, leal, valiente y además eres apuesto — declaró Hermione, esperando que él entendiera su explicación — Con respecto a lo segundo, sabes que siempre hemos sido un equipo y te seguiré al infierno si es necesario.
— Y es por esta razón que también me llevaste a crear mis estándares sobre las mujeres con las que he salido y ninguna los cumple, ni los cumplirán nunca. — fue el turno de Harry de confesar — pero el caso es que lo descubrí tarde, Hermione. Siempre había algo que me impedía sentir la relación como algo serio y no lo sabía. Ahora lo sé y nadie, nunca podría estar por encima de ti.
Harry se inclinó un poco y levantó su brazo hacia el rostro de Hermione, limpiando una lágrima que se deslizaba por su mejilla.
— Siempre fuiste tú, Hermione y no tiene caso que lo niegue — aseguró Harry — eres incluso la única mujer que supera las expectativas que me hizo crear — dijo esto con un toque de gracia, haciendo sonrojar y sonreír a Hermione.
— Y ¿Sabes cuál es una de las diferencias entre tú y las demás mujeres que dicen quererme?
Hermione levantó la vista de sus manos ahora entrelazadas con una mirada confusa y esperando una respuesta.
— Las demás mujeres esperan que yo me lance al peligro por que soy Harry Potter, "el salvador del mundo mágico", en cambio tú, te lanzas al peligro conmigo sin importar lo que vayas a sufrir y tratas de alejarme de él. Agreguemos el hecho de que si hago algo impulsivo y peligroso, te molestas por que no estuviste ahí y pude haber muerto. Te preocupas por mi y aunque se que a veces no lo merezco, o parezca que no lo aprecio, te lo agradezco — argumentó Harry, viendo las lágrimas correr de nuevo en el rostro de Hermione — Las demás solo me quieren por ser "un héroe", uno que no soy. Siempre tuve tu ayuda y la de Ron.
— Yo... no puedo imaginarme un mundo sin ti, tú eres mi mundo, Harry — la voz de ella se quebró y Harry tomó sus manos, y plantó un beso en sus nudillos.
— Tú eres mi universo, mi todo. Eres la persona más importante de mi vida. Te amo y te deseo. Se que he estado muy activo sexualmente, tú lo provocas en realidad — Harry se sonrojó, pero con una sonrisa en su rostro.
— ¿Me has oído quejarme? — preguntó Hermione aún entre lágrimas, pero con una pequeña sonrisa en sus labios.
— No... — respondió el ojiverde con una sonrisa de poder — pero mi punto es, que no es solo algo físico, Hermione. Quiero estar siempre a tu lado, como tú lo has estado, aunque haya sido un idiota. Pero estar a tu lado y ser un apoyo para ti en las buenas y en las malas, eso llena mi corazón, me hace feliz estar contigo. A tu lado puedo ser simplemente yo.
— Mi Harry — ella dijo y ambos compartieron una genuina sonrisa. Harry se sonrojó al escuchar esas palabras y bajó un poco su cabeza con timidez. El hecho de que Hermione lo llamara su Harry, lo era todo. Ella veía solamente a Harry y no al "niño que vivió" o al "vencedor de Lord Voldemort" y "salvador del mundo mágico." Con ella, el era una hombre normal.
Era la única mujer que lo amaba por ser Harry y aceptaba todo el paquete de la fama y con esto se refería a que era ella quien siempre le había tenido la tolerancia incluso cuando era un idiota. Ella fue la mujer valiente que se lanzó junto a él al peligro y la única mujer que había tenido siempre la paciencia para aguantarlo a él, su fama y sus constantes pesadillas de estrés post – traumático.
Hermione soportaba al idiota impulsivo y seguía estando a su lado, poniendo sus pies sobre la tierra. Las demás mujeres siempre creyeron que él era un hombre inquebrantable y pensarían que se habría quebrado al no poder liberarse de las pesadillas. Su mejor amiga siempre estuvo ahí con él y tuvo la calma para aguantar sus ataques y desvelos.
— Repito, no sé que hice para merecerte, Hermione — sonrió Harry halagado, negando con la cabeza — me esperaste casi diez años a costa de tus sentimientos …
— Y lo volvería a hacer — aseguró la castaña con firmeza, poniendo su dedo índice sobre los labios de Harry — y si fueras feliz con alguien más que no sea yo, lo aceptaría aunque me doliera en lo profundo de mi corazón… — su voz se quebró cuando empezó a llorar. Harry se puso de pie, y la atrajo a un fuerte abrazo.
— Tú eres mi felicidad, Mione — declaró Harry besando su cabello — y te agradezco por aguantarme y quedarte cuando tengo pesadillas o cuando me vuelvo una pesadilla. Cualquier otra mujer ya se habría marchado.
— Te amo, Harry — dijo Hermione separándose un poco de él y encontrando su mirada — Sé lo que es estar contigo, lo bueno y lo malo y lo quiero todo. Te quiero a ti — dijo eso y hundió su rostro en el pecho de Harry. Él la apretó más contra el.
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Se encontraba tan metida en sus pensamientos, que no estaba poniendo atención a la conversación que sus dos mejores amigos tenían frente a ella.
Tenía su mirada fija en el hombre de ojos verdes frente a ella, sin ser completamente consciente de los gestos que estaba haciendo con su rostro.
Todo lo que había sentido por Harry durante sus años en Hogwarts y después de graduarse, todos esos sentimientos, se habían magnificado y fortalecido.
Pero en ese momento, lo que tenía en su cabeza era una imagen de Harry sin camisa, que estaba entrenando como auror y daba la casualidad de que solo él se encontraba en esa sala y ella era la única espectadora que lo miraba mordiendo su labio inferior y bastante acalorada.
Le encantaba el Harry modesto, que sabía exactamente que hacer y lo que le hacía sentir al hacer una cosa u otra sacando su lado salvaje, ese Harry era tan sexy; hacía a Hermione temblar y adoraba cuando se reía entre dientes y sus ojos se oscurecían sabiendo exactamente lo que le provocaba. De esta manera, Harry le mostraba lo mucho que la deseaba.
Y luego estaba ese Harry tierno que tomaba a Hermione con tanta delicadeza y amor, que la hacía derretirse bajo su toque y cada vez que le hacía el amor. Ese era un Harry bastante pasional, que se tomaba su tiempo para hacerle ver a Hermione lo mucho que la amaba y que estar con ella no era solo follar. Volcaba su corazón y la hacía sentirse amada.
Amaba ambos lados de él, pero había una cosa específica a la que Hermione sucumbía completamente bajo el toque de Harry Potter. Y esto era cuando Harry combinaba esos dos lados y la hacía sentir completamente amada y deseada a la vez. Y este era el modo con el que generalmente terminaban haciendo el amor. Por que la realidad era que ambos se amaban y se deseaban completamente.
El Harry que veía en ese momento, era el hombre que sacaba su lado salvaje después de haber entrenado, ese Harry que la haría temblar bajo su toque y sus besos.
Miraba su espalda brillar por el sudor y lograba escuchar su respiración bastante agitada por el ejercicio que estaba haciendo.
Lo vio girar un poco la cabeza hacia su lado derecho y lo escuchó llamarla con su voz en barítono, esa que hacía a Hermione sentir una corriente eléctrica circular por todo su cuerpo.
Lo vio darse la vuelta, clavando sus hermosos ojos verde esmeralda sobre ella, y luego caminar hacia su encuentro con tanta determinación. Lo miró guardar su varita en el bolsillo de su pantalón y luego levantar su mano junto con un leve movimiento de sus labios. En el momento siguiente estaba pegada a la pared con sus brazos atados con magia sobre ella.
Y ahí estaba Harry y su lado salvaje. Pero no podría decirse que es lo que seguiría, hasta que lo tuvo justo frente a ella.
Por el modo en el que la había inmovilizado contra la pared, podría haberse imaginado que sacaría su lado salvaje, pero llegó frente a ella, tomó su rostro con sus manos y la miró a los ojos intensamente, acariciando su mejilla con sus dedos.
— Te amo — susurró contra su rostro y chocó sus labios contra los de ella en un beso lento y largo. Un momento después, empezó a bajar los tirantes de la camisa de Hermione, apartando sus labios para bajar por su cuello.
— Te amo, Harry Potter — dijo Hermione con gemidos entrecortados. arqueó su espalda contra la pared, sintiendo los dedos de Harry atrapar con caricias sus pezones, que ahora se repintaban debajo de la tela.
Jadeante, Harry se separó un poco y sin despegar sus ojos de los de Hermione, se dirigió a capturar con su boca los senos de ella sobre la tela. Disfrutaba tanto el hecho de poder lamer, succionar, morder sus pezones, escucharla gemir y sintirla retorcerse contra la pared sin poder hacer nada con sus manos.
Esto siempre hacía que la erección de Harry creciera rápidamente, haciendo que quitara el hechizo y Hermione moviera sus manos para tomar con sus puños el cabello de Harry, tirar de él a sus labios en un beso ardiente, mientras el masajeaba nuevamente con sus manos sus pezones endurecidos.
Ahora, Harry estaba presionando su cuerpo contra el de ella, haciéndola sentir su erección en el abdomen. Rápidamente empezó a desabrochar el cinturón que sostenía el pantalón de Harry y lo bajó junto con sus boxers hasta sus rodillas.
Hecho esto, tiró de Harry acercándolo a ella y las manos de Harry subieron la falda que vestía por encima de su cintura. Volvieron a besarse desesperados, la tomó por la cintura, y ella saltó rodeándolo con sus piernas.
Harry se apoyó con sus manos en la pared, con Hermione de espaldas a esta y atacó su cuello a besos, luego bajó y recorrió con su lengua todo el camino hasta sus senos, los cuales ahora estaban libres, después de que ella bajó su camisa, desesperada por la atención de Harry.
Pocos minutos después, ella estaba sintiendo los dedos de Harry mover sus bragas a un lado para penetrarla, cuando otra voz conocida la hizo salir de sus fantasías.
— ¡Tierra llamando a Hermione…! — llamó Ron a la castaña, pasando una mano frente ella, notando que estaba viendo a Harry y mordiendo su labio inferior, mientras Harry dándose cuenta de lo que estaba pasando, sonrió sonrojándose un poco. Tenía sus manos en los bolsillos de su pantalón y miró a Hermione saliendo de sus pensamientos.
Ella se ruborizó al ver a Harry sonriendoy mirándola de esa manera.
— Hermione, primero despiertas al basilisco — dijo Ron con una sonrisa burlesca, viendo a sus dos mejores amigos sonrojarse violentamente — ¿Ahora quieres que vuelva a abrir la cámara de los secretos? O simplemente ¿te vas a comer al basi…? — Ron había sido silenciado y levitado, evitando terminar su pregunta.
— ¡Espero que con esto, aprendas a cerrar la boca! ¡Ronald Weasley! — exclamó Hermione roja de vergüenza, mientras Harry apoyado en la encimera de la cocina, con sus brazos cruzados, se reía de su mejor amigo, pues sabía que Hermione no dejaría pasar ese comentario.
Media hora más tarde, Ron abandonó el apartamento y justo después de que Harry cerrara la puerta detrás de él, se volteó para encontrar a Hermione un poco ruborizada y con una sonrisa tímida pero que insinuaba querer acabar con lo que estuvo imaginando.
Sin perder más tiempo, con un solo movimiento Harry la tomó, la presionó contra la pared inmovilizándola y devorándola con sus labios.
— ¿En que estabas pensando? — preguntó Harry entre jadeos, haciendo que Hermione lo guiara hacia su fantasía.
Habían llegado justo al punto donde había salido de sus pensamientos y rápidamente sintió los dedos de Harry mover sus bragas y emitir un ronco gemido placentero en su cuello cuando la penetró.
Harry se deleitaba con cada gemido emitido por Hermione, orgulloso de ser él quien lograba esto, ya que cada vez que Hemrione soltaba uno, siempre era con el nombre de Harry.
Se habían follado contra la pared de una manera desesperada y caliente, ya que ambos tenían algunas prendas de ropa puestas y Hermione estaba de espaldas a la pared con sus piernas enrolladas en Harry y sus brazos alrededor de su cuello.
Tenía su camisa de tirantes puesta por debajo de sus senos, la falda que vestía estaba por encima de su cintura, arrugada en un montón. Sus bragas estaban puestas y corridas hacia un lado por los dedos de Harry. En cuanto a él, Hermione había bajado sus pantalones junto con el bóxer, pero habían dejado puesta su camisa, la cual estaba un poco levantada donde ella había metido sus manos para acariciar su perfecto y musculoso abdomen.
Ambos llegaron juntos al éxtasis y mientras sus respiraciones se normalizaban, se quedaron abrazados con Harry aún dentro de ella, pues Hermione no lo dejó salir hasta que se calmaron.
