LA PESADILLA DE HERMIONE

La semana siguiente de la cena con los Granger, cuando Harry llegó al ministerio había sido llamado a la oficina de Kingsley, para que reuniera a su equipo de aurores, pues serían enviados a una misión por él día.

Como jefe de aurores, a Harry la mayoría de las veces le tocaba solamente hacer papeleo, pero los últimos meses los criminales se habían desatado y siendo Harry Potter el jefe y el mejor auror, tenía que asistir a la mayoría de redadas. Esto era algo sin duda que Harry a veces disfrutaba y a veces odiaba, dado que era un hombre que necesitaba acción y adrenalina, pero el hecho de tener que asistir a capturar criminales cada cierto tiempo, era algo que le molestaba, pues siempre había gente inocente que resultaba herida o incluso muerta.

Se había reunido en su despacho con Ron y el resto del cuerpo de aurores, para poder formular un plan. Estaban terminando la reunión, cuando Hermione llegó a la oficina de Harry, justo para encontrarlo a él y a todos los demás, a punto de marcharse.

Harry vio a su mejor amiga y no pudo evitar notar la expresión de preocupación que llevaba en su rostro. La castaña se acercó y abrazó a Ron, deseándole suerte y que se mantuviera a salvo, luego se abalanzó sobre Harry en un asfixiante abrazo.

— Por favor, mantente a salvo. Regresa conmigo. — pidió ella a Harry, con sus ojos un poco empañados por las lágrimas.

— Lo prometo — dijo él, con una leve sonrisa en su rostro y depositó un beso en su frente, y luego salió con el resto directo a la misión.

Hermione había pasado el resto del día desesperada, inquieta y rogando que Harry y Ron volvieran a salvo.

Se había quedado en el ministerio hasta tarde, esperando que alguno de los dos regresara y fue Ron quien entró al despacho de Hermione, quien a penas lo vio, se levantó y corrió hacia él.

— ¡Ron! — Hermione se abalanzó sobre él en un abrazo asfixiante — ¿Te encuentras bien? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Harry? — preguntó, la desesperación era evidente en su voz.

— Está herido, no es nada grave, pero se ha ido directo a su apartamento y no ha querido salir, ni ver a nadie. Me echó. Está furioso. No pudo salvar a dos personas que no estaban a su alcance. — declaró Ron, su tono derrotado.

— Iré donde él y tú deberías ir a casa y descansar — Hermione dijo y se dirigió a la chimenea, para ir donde Harry vía red flu.

Tomó un poco de polvo flu, en la mesa al lado de la chimenea y entró en ella.

Flash back

Harry y Ron habían regresado de la redada con los demás aurores, bastante molestos por las personas que habían muerto a las manos de los mortífagos restantes.

El más molesto era Harry, pues como siempre, se sentía culpable por las muertes, aunque no estuvieran a su alcance. Así que en vez de dirigirse al ministerio, optó por ir a su apartamento y quedarse solo.

Ron lo había acompañado hasta la puerta e intentando entrar con él, pero Harry tenía otros planes.

Vete, déjame solo dijo él, conteniendo la ira que tenía, pues Ron no tenía la culpa, y no quería arruinarlo.

Oye, si sigues así, podrías lastimarte o incluso terminar muerto y vas a lastimar a Hermione Dijo Ron, tratando de mantenerse tranquilo tú y yo sabemos que ella es el tipo de mujer, que ama solo una vez en la vida. Si tú acabas muerto, la vas a destrozar, la vas a arruinar y si sigues con tus impulsos suicidas cuando se trata de estos psicópatas, acabaras no solo con tu vida, con la de ella también. finalizó Ron, notando el pánico que ahora había en los ojos de su mejor amigo.

Harry cerró la puerta y Ron se dio la vuelta para ir al ministerio a informar a Hermione.

Fin del flash back

Hermione salió de la chimenea en casa de Harry con prisa, estaba muy preocupada y sin demora subió hacia a la habitación. Al abrir la puerta, lo encontró bastante herido y llorando, producto de la furia, sentado a los pies de la cama.

Cuando Hermione finalmente se agachó junto a él, Harry le dirigió una mirada llena de vergüenza ante como se encontraba. Al ver la cara pálida de ella y el terror que se reflejaba en los ojos de Hermione, su vergüenza creció.

— ¡Por Merlin, Hermione! Solo vete, no estoy en condiciones — dijo Harry. Su tono reflejaba lo avergonzado y molesto que se sentía, pero ella lo ignoró y se sentó a su lado para escuchar lo que tenía por decirle, pues lo único que le importaba era su bienestar.

Harry sintió todo el cansancio del día sobre su cuerpo y lo único que necesitaba en ese momento, era ser recibido y envuelto por los abrazos de su novia. Y entonces ella estaba ahí junto a él y lo había abrazado. Aún avergonzado no dudo en corresponder enterrando su rostro entre el cabello y el cuello de Hermione, aspirando su agradable olor.

Harry comenzó a contarle sobre la redada a Hermione. Ella escuchó estando de rodillas en el piso frente él. Harry volvió a llorar cuando llegó a la parte donde lastimaron a sus compañeros para llegar a él, así como la muerte de uno a manos de uno de los mortífagos.

Tardó unos minutos más en tranquilizarse, pues estando tan furioso como se encontraba, sin quererlo se había desquitado con Hermione, dándose cuenta tardíamente que no era a ella a quién debía dirigir su ira.

En su lugar, desvió la mirada a cualquier punto de la habitación que no fueran los ojos castaños de Hermione, sonrojándose avergonzando consigo mismo por su actitud.

Ella y Ron, eran las únicas personas con las que él podía contar para desahogarse, pero Hermione era la persona con la que podía permitirse llorar y desahogarse completamente, pues con ella no sentía la necesidad de ocultar sus lágrimas. El apoyo y la seguridad que sentía con Hermione, era diferente. Se sentía reconfortado y protegido.

Hermione lo abrazó de nuevo hasta que logró tranquilizarse y lo mandó a tomar una ducha para luego poder curar correctamente sus heridas. Le ayudó a quitarse la ropa para que no se lastimara mucho las heridas y lo dirigió hacia el baño, donde preparó la bañera con agua caliente.

Al salir de la ducha, se puso sus pantalones y caminó hacia la cama, sentándose en ella seguido por Hermione.

— Tengo que curar tus heridas, ven aquí — le dijo, sentándose junto a él sobre la cama, ofreciéndole una taza con un té revuelto con una poción para dormir.

Luego, Hermione tomó su bolso y empezó a sacar todas las pociones y medicamentos necesarios que sabía le ayudarían a curar las heridas de Harry.

— Eres increíble. Siempre estas lista para todo — expresó Harry con orgullo y un poco avergonzado.

— Siempre el tono de sorpresa ¿eh? — contestó ella con una leve sonrisa en su rostro — después de todo lo que hemos pasado, lo considero una rutina, nunca sabes cuando lo puedes necesitar.

Le tomó una media hora limpiar todas las heridas que tenía y curarlas con el díctamo, mientras escuchó a Harry gruñir enfadado, combinado por el dolor de sus heridas y el dolor de la culpa que sentía por lo sucedido, lo cual lo llevó a llorar de nuevo.

— Los mató frente a mis ojos, Hermione y no pude hacer nada porque estaba paralizado por el hechizo de ese imbécil — sollozó Harry, cuando su furia volvió al recordar lo que había pasado.

— Hey, no es tu culpa, ¿Sí? No siempre podemos salvar a todos y siempre haces todo lo que está en tus manos, pero hay cosas que están fuera de nuestro alcance. No te culpes, Harry — pidió ella con preocupación, pero sin lograr mucho.

— Ojalá yo no hubiera nacido — expresó el ojiverde sollozando.

— ¡Harry James Potter Evans! ¡Jamás vuelvas a decir algo como eso! — exclamó Hermione, levantándose horrorizada, mientras lo regañaba con su dedo índice.

Harry se quedó paralizado, con sus ojos como platos, y sus lágrimas corriendo por sus mejillas cuando la vio levantarse de un brinco y reaccionar escandalizada. Sabía que le llamaría la atención por sus palabras, pero se levantó furiosa, estaba completamente roja y lo había llamado por su nombre completo. Eso era algo de que preocuparse, además que todo lo que estaba dentro de la habitación, alrededor de ellos había vibrado con el enojo de Hermione.

— ¡No vuelvas a decir algo así! — repetió ella horrorizada. Empezó a temblar y sus lágrimas resbalaron por sus mejillas.

— Todos los que han muerto, durante la guerra y en la actualidad, esos que decidieron morir por una causa y dieron su vida por ti, lo hicieron por que te amaban y fue su decisión. Estoy segura que es algo que tu harías por las personas a las que amas. Yo lo haría por ti sin pensarlo dos veces y es una decisión tomada — declaró Hermione con firmeza.

Harry sabía lo que su mejor amiga era capaz de hacer por él, pero aún así decidió arriesgarse y preguntar.

— ¿Cuándo tomaste esa decisión? — preguntó Harry con cautela y un poco afectado por las palabras de Hermione.

— Mucho antes de enamorarme de ti — aclaró Hermione, poniéndose de rodillas nuevamente y acariciando el rostro de Harry, mientras secaba sus lágrimas con sus manos — desde nuestro segundo año — confesó ella finalmente.

— ¿Recuerdas en nuestro tercer año, en la casa de los gritos? — preguntó ella, su voz quebrada por las lágrimas.

— '' ¡Si va a matar a Harry, matenos a los tres!'' — recordó las palabras de Ron, mirando a Harry asentir lentamente.

— Y luego me puse frente a ti, pensando que iba a matarnos — Hermione recordó acariciando su rostro. — Es una decisión que Ron y yo hemos tomado, es nuestra decisión, Harry.

Harry empezó a abrir su boca para reclamar, cuando Hermione plantó sus labios contra los de él sin dejarlo protestar. Lo tomó desprevenido, pero sin ver otra salida comenzó a responder al beso sintiendo rápidamente su creciente erección cuando Hermione se sentó encima de él con sus piernas a los lados.

— Te deseo — Hermione susurró seductoramente contra los labios de Harry, volvió a besarlo segundos después desesperadamente.

El beso se prolongó y se volvió cada vez más acalorado, haciendo que Harry la tomara por la cintura y profundizara el beso. Empezaron a tocarse y acariciarse, produciendo pequeños sonidos de excitación y placer.

Harry fue empujado por Hermione sobre la cama quedando debajo de ella, lo que no duró mucho por el ágil movimiento de Harry para quedar encima de ella. La castaña lo envolvió rapidamente con sus piernas y sus brazos alrededor del cuello y su cintura para besarlo profundamente.

Harry había regresado del baño con solo sus pantalones y el boxer puestos, debido a la insistencia de Hermione de curar su heridas en el pecho, brazos y abdomen, así que desesperados e intentando no romper el beso, Hermione se deshizo de los pantalones de Harry y el despojó de todas sus prendas de ropa exterior a Hermione, quedándose ambos solamente en ropa interior.

Harry volvió a repasar cuidadosamente cada una de las cicatrices en el cuerpo de Hermione, deslizó lentamente sus manos por la espalda de ella, para desabrochar el sostén, el cual tiro a algún lado de la habitación. Capturó uno de sus pezones con sus labios, haciéndola gemir fuertemente.

El azabache se tomó su tiempo con los pechos y las cicatrices, siendo consciente de cada punto débil en el cuerpo de Hermione, cada punto que la hacía sucumbir ante su toque. Luego fue el turno de Hermione, que con sumo cuidado y amor acarició cada centimetro del cuerpo de Harry, dándole delicados besos sobre sus cicatrices, haciéndolo gemir extasiado y estando completamente seguro de que ella conocía cada parte sensible de su cuerpo también.

Dándose cuenta de que Hermione gemía de placer, mientras el repartía delicados besos por su abdomen y con sus manos deslizaba sus bragas para que resbalaran de sus piernas, se deshizo de sus boxers y se pocisionó nuevamente sobre ella, tomando una de sus manos y entrelazando sus dedos.

Hermione presionó con sus piernas sobre las caderas de Harry, para que finalmente la penetrara. Ambos gimieron al mismo tiempo con el nombre del otro.

Harry extasiado aumentó la velocidad de sus embestidas, escuchando a Hermione pedirle más y gritando su nombre embriagada por el placer.

Con tres embestidas más de Harry, vieron las estrellas explotar en sus mentes nubladas de placer, mientras trataban de normalizar sus respiraciones sin poder abrir sus ojos.

Harry había explotado dentro de ella y al saber que ella no lo soltaría, se desplomó encima de ella. sintió como lo envolvió entre sus brazos, para disfrutar juntos de su éxtasis.

Al estabilizarse y lograr separarse para acomodarse en la cama, se quedaron viendo a los ojos por unos segundos que parecieron eternos.

— Te amo — susurraron ambos al unísono, dedicándose un dulce sonrisa.

Segundos después, Harry se acomodó a su lado en la cama y dejó que ella pusiera la cabeza en su pecho.

— Es hermoso regresar y ser recibido por los abrazos y besos de la persona a la que amas — dijo Harry, depositando un pequeño beso en la frente de Hermione — esto es lo que quiero recibir cada vez que regrese de una misión y sienta que me estoy cayendo a pedazos.

Harry dijo esto y sintió los labios de Hermione sobre los suyos. Comenzó a responder el beso rodeando su cintura, y sintió a Hermione acomodarse encima de él y descender a sus labios nuevamente.

— Te amo tanto, Harry. Con toda mi alma, mi corazón y mi ser y si eso es lo que quieres, es lo que tendrás. — dijo Hermione dulcemente, perdiéndose en los hermosos ojos verdes de Harry, que la miraban llenos de amor.

Hermione volvió a acomodarse en el costado de Harry, apoyando la cabeza sobre su pecho.

— Necesitas descansar — sugirió cariñosamente, notando como el cansancio comenzaba a vencerlo y se quedaba rápidamente dormido.

Algo lógico, pues después de su regreso y una apasionada tanda de sexo con Hermione, ell había puesto en el té un somnífero que sabía que le ayudaría a relajarse y poder dormir tranquilo. Le alegraba haberlo ayudado y ser ella quien hubiese curado sus heridas, sobre todo después de todo lo que le contó. Le costaba soportar que Harry tuviera que pasar por situaciones como esas, o que pudieran hacerle daño nuevamente.

Mientras seguía apoyada en su pecho, dibujó patrones circulares en el y luego pasó sus dedos entre las hebras de su cabello rebelde, se inclinó sobre él y besó con cariño la cicatriz en su frente. Estaba sorprendida, extasiada y orgullosa del hombre en el que se había convertido, tanto fisica como internamente.

Si hablabamos de manera interna y emocional, ahora era aún más fuerte mentalmente, un hombre maduro y con bastante confianza en si mismo, lo que lo hacía aún más atractivo. Había ganando experciencia durante la guerra, lo que le dio confianza y profesionalidad.

Si hablabamos de él fisicamente, ya no era un niño escualido, ahora con toda la experiencia de la guerra y el entrenamiento de auror, sumado a las tardes que pasaba con Ron y los demás Weasley jugando quidditch, tenía su cuerpo muy bien formado y finalmente le había terminado de salir el vello en pecho y el vello facial. A Hermione le facinaba la manera en la que se dejaba la barba, lo hacía ver aún más guapo de lo normal. Y por supuesto, esos eternos y hermosos ojos verde esmeralda que siempre la volverían loca.

Se quedó un par de minutos contemplando a Harry, mientras el sueño comenzaba a reclamarla.

— Knox — Hermione susurró tomando su varita y las luces se apagaron antes de quedarse completamente dormida.

………………………………….

Al despertarse, Harry se sintió completamente recuperado. Solo sentía un poco de dolor en las cicatrices que el díctamo había curado. Sintió una presión sobre su pecho y se dio cuenta de que era Hermione dormida sobre el e instantáneamente los recuerdos de lo que había ocurrido anteriormente invadieron su cabeza. Sonrió como tonto, pues seguían completamente desnudos con las sábanas enredadas y Hermione dormía profundamente apoyada en su pecho.

''Eres increíble. Soy un idiota, viniste, me curaste y me cuidaste y yo solo había intentado echarte."

''Una vez más, te quedaste a mi lado cuando más te necesitaba''

''Otra razón por la que siento no merecerte Hermione, pero te amo y voy a compensarte todo lo que has hecho por mi''.

Se levantó lentamente y con cuidado de no despertarla, fue al baño directo a ducharse y luego bajó a preparar el desayuno, para llevárselo a Hermione a la cama.

Colocó la pequeña tabla con el desayuno en la mesita y se sentó cuidadosamente en la cama para sacudir suavemente a Hermione.

— ¡Harry! ¿Estas bien? ¿Cómo te sientes? — exclamó ella, saltando de la cama y abalanzándose sobre Harry.

— Estoy bien, Hermione. Te he traído el desayuno — le dijo él, dándole una leve sonrisa ladeada.

— ¡Oh, Harry! Gracias — dijo Hermione, y depositó un beso en su mejilla.

— No es nada. Después de todo lo que haces por mi — dijo Harry un poco sonrojado — Ayer estaba furioso y solo te dije que te fueras y tú …. Gracias, Hermione — Harry dijo, se inclinó y la abrazó fuertemente.

— Siempre estaré para ti, Harry, nunca voy a dejarte solo — aclaró ella, y juntó sus labios con los de él, en un corto y tierno beso.

Desayunaron y Harry tuvo que esperar a que Hermione se duchara y luego salieron juntos hacia el ministerio. Estaba abarrotado de periodistas por los incidentes ocurridos el día anterior y todos querían entrevistar a Harry Potter.

Harry y Hermione se dirigieron una mirada, una que solo ellos supieron descifrar, se tomaron de la mano y empezaron a caminar atravesando juntos el mar de periodistas que había en la entrada al ministerio.

Cuando lograron entrar, uno de los aurores que estaba presente se quedó asombrado de ver a Harry, después de que el día anterior se había encerrado en su casa y no había querido ver a nadie. Hoy lo miraba atravesar un mar de periodistas que querían interrogarlo a él, sobre los eventos del día anterior. ¿Qué diablos había pasado con Potter?

— ¿Qué te hizo cambiar tu estado de ánimo, Potter? Ayer estabas furioso y no querías ver a nadie y hoy apareces con otra cara. Me sorprendes — dijo el chico, aún confundido.

— ¿Ves a esa chica junto a él? — preguntó Ron, sin creer que el chico no supiera que Hermione era la responsable de su cambio de ánimo — Se llama Hermione Granger, es nuestra mejor amiga, otra heroína de guerra y la novia de Harry. Ella es la que logró ese cambio que tanto te sorprende — Aclaró Ron, notando a sus mejores amigos sonrojados y tomados de la mano.

Después de haber entrado al ministerio, Kingsley apareció para que todos entraran en la sala de reuniones. Les hizo saber que tendrían otra redada ese día, pues los mismos mortífagos y otros magos criminales, estaban de vuelta causando estragos en el callejón Diagon y en un pueblito cerca de ahí. Al parecer tendrían que dividir los equipos para poder cubrir los dos lugares.

En la redada anterior no habían podido salvar a todos y tampoco capturar a todos los prófugos responsables de las muertes ese día y claramente, Harry no iba a dejar que esos mal nacidos quedaran libres.

Al terminar la reunión, Harry se acercó a Hermione al ver su rostro preocupado y besó sus labios. Harry no pudo separarse, pues Hermione lo atrajo en un abrazo aplastante que parecía ser eterno. Se separaron a regañadientes y Harry tomó su rostro.

— Estaré bien, ¿Si? Tengo que acabar con esto, te veo más tarde, lo prometo — Harry dijo limpiando las lágrimas que empezaban a correr por las mejillas de Hermione. Antes de separarse por completo, ella se inclinó y volvió a besar sus labios en un rápido, pero profundo beso.

Luego se acercó a Ron y lo abrazó fuertemente, deseando que también volviera a salvo.

Sin más que decir, junto con Ron y los equipos ya formados, salieron del ministerio hacia el callejón Diagon.

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Habían pasado al menos siete días desde que Harry, Ron y los demás aurores se habían ido a la redada en el callejón Diagon y en el pueblito aledaño a este. Siete días en los que Hermione se había vuelto histérica y había roto a llorar innumerables veces. Ginny y Luna también estaban preocupadas y alteradas, pero habían intentado calmar a Hermione, quien era la que se encontraba al borde del colapso.

Hermione había estado asistiendo a su trabajo, pero nada le salía bien y aunque trataba de concentrarse, segundos después rompía a llorar. Incluso en su desesperación y sin querer, les había gritado a sus amigas.

— ¡¿Cómo quieren que me calme?! ¡Maldita sea! — Exclamó Hermione, furiosa y con su rostro bañado en lágrimas — ¡Uno de mis mejores amigos y mi novio no han vuelto de la maldita redada que se supone era de un solo día! — escupió Hermione encolerizada.

— Hermione, Ron es mi hermano y Harry es mi amigo también — intervino Ginny con calma — yo también estoy preocupada.

— Ron es mi prometido y Harry también es mi amigo — Luna agregó con dulzura, tomando la mano de Hermione sobre el escritorio y apretándola con apoyo.

— Yo… Lo siento — Hermione se disculpó, sonrojándose y bajando su rostro.

— Lo entendemos, pero Hermione, tienes que confiar. Ellos regresarán, ya verás — motivó Luna soñadora, logrando un leve asentimiento de su amiga Gryffindor.

Horas después, Luna, Ginny y Hermione, salieron de la oficina de Hermione. Caminaban por el atrio del ministerio para dirigirse hacia sus casas, cuando vieron a Ron y un grupo de aurores entrando al ministerio, los cuales venían notablemente cansados, sucios, heridos y golpeados.

La primera en correr hacia Ron fue Luna, se abalanzó sobre él en un abrazo desesperado. Luego fue Ginny quien saltó a los brazos de hermano, dando las gracias por tenerlo de vuelta.

Hermione fue la última en abrazarlo, pero no la menos importante. Ella estaba abrazando con fuerza a su mejor amigo pelirrojo, mientras sus lágrimas corrían por sus mejillas.

— Me alegra que estés de vuelta y a salvo. ¿Sabes algo de Harry? — preguntó Hermione, su preocupación era evidente.

— Aún no, el estaba en el otro grupo de aurores en el pueblo de Valley —respondió Ron, preocupado al ver el rostro de su amiga.

Ron se disponía a darle un mensaje de aliento a su mejor amiga, cuando vieron entrar al otro grupo de aurores al ministerio y Hermione rápidamente buscó a Harry entre ellos, pero no lo vio.

Seguia buscándolo cuando su mirada se encontró con la de Bertram Wolfgang, quien la miraba con un poco de miedo y preocupación.

— ¿Donde está Harry? — Hermione preguntó antes de que el auror alemán terminara de acercarse. Estaba empezando a sentir pesada su respiración, y su corazón se estaba acelerando. Sus piernas temblaban y estaba haciendo un esfuerzo enorme por mantenerse en pie, mientras Ron la sostenía de su brazo.

Bertram abrió la boca para explicar y volvió a cerrarla sin saber cómo decirle a Hermione que habían perdido a Potter. Fue Viktor quien habló entonces.

— Muerto en servicio — declaró el búlgaro con su mirada baja, claramente avergonzado y huyendo de la mirada de Hermione.

— ¿Mu-muerto? No, no es verdad — Hermione exclamó, sintiendo como una roca pesada caía en su estomago.

— Así esta en el reporte, realmente no hemos encontrado ningún rastro de él, nos hemos basado en la palabra del mortífago que cargaba con su varita y alegaba que él lo mató, todos nosotros hemos buscado por tres días y no hay rastro, lo siento Hermione — explicó el búlgaro tendiendo la varita de Harry en su mano, la cual fue tomada por Hermione con su mano temblorosa.

Flashback

El Mortífago con el que batallaba Harry, había regresado a la zona de lucha, con la intención de ayudar a sus compañeros, sin embargo al llegar notó que habían perdido la lucha y varios estaban amarrados y capturados.

Suelta tu varita mortífago Viktor Krum lo recibió con su varita en el cuello.

Así lo hizo, momento en que Krum notó que aquella varita era la de Harry Potter, por lo que tomó al enmascarado por el cuello para interrogarlo

¿De dónde sacaste esa varita? — exigió el búlgaro.

Muerto, Potter esta muerto. Yo lo hice, yo lo maté mintiendo, el mortífago sonrió.

Varios mortífagos amarrados al escucharlo festejaron, pero fueron callados por los aurores y entonces Krum ordenó buscar a Potter.

Varias horas después no encontraron rastro del auror, por lo que las palabras del mortífago cayeron como balde de agua fría, haciendo que todos bajaran su mirada.

Viktor afectado golpeó al enmascarado con rabia, varios de sus compañeros fueron a separarlo, mientras el mortífago reía desquiciadamente.

Krum ordenó acampar, para realizar una búsqueda avanzada y detallada, quería mantener la esperanza de encontrar algún indicio de Potter.

Luego de tres días de búsqueda, y sin ningún resultado positivo, todos se trasladaron al ministerio de magia.

Fin del flashback

El auror búlgaro no había podido partir a su país ya que a petición de Kingsley, había aceptado el trabajo de auror permantente en Londres y solo viajaría para devolver el artefacto cuando esto fuera posible.

Viktor bajó su rostro, evitando la mirada dolida de Hermione, parecía que su cuerpo iba a derrumabarse, de sus ojos brotaron gruesas lágrimas que iban quemando todo a su paso.

El dolor era inimaginable, los recuerdos se amontonaron en la mente de Hermione, torturándola y enviándola a un abismo lleno de vacío y dolor.

Hermione seguía temblando, sintió su corazón hundirse y romperse en mil pedazos, por lo que no se dio cuenta cuando su enojo se apoderó de ella y comenzó a gritarle a todos los aurores del grupo de Harry.

— ¡Era su responsabilidad protegerse entre ustedes! ¡lo dejaron morir! —gritó con furia y se volvió hacia Viktor — ¡Era tu responsabilidad cuidar la espalda de tu jefe y compañero! — continuó exclamando Hermione. Luego se dirigió hacia Wolfgang.

— ¡Pensé que te agradaba! ¡Pero lo dejaste morir! — gritó enojada — ¡Era su responsabilidad cuidarse entre todos! ¡Lo dejaron morir! ¡Lo dejaron abandonado! ¡¿Como se atreven?! — girtó Hermione, siendo detenida por sus amigos pelirrojos, quienes la sostenían uno de cada brazo.

— Mione… — inentó Bertram acercándose a ella, pero siendo fulminado por una mirada de furia de Hermione y una nueva orda de gritos.

— ¡No vuelvas a llamarme así! — espetó Hermione entre dientes — ¡Solo Harry me llama así! — exclamó con una mirada fuminante.

Gritó tanto culpando a los dos aurores frente a ella, que llegó a un punto en el que solo estaba balbuceando entre sollozos y perdió la fuerza para luchar, lo que la llevó a colapsar en los brazos de Ron, dejando caer de su mano la varita de Harry, la cual fue tomada por Ron antes de cargar a Hermione en sus brazos.

Bertram, Viktor y los demás aurores estaban atónitos, sorprendidos de la reacción de Hermione, sabían que ella se enojaría y lloraría, pero nunca imaginaron que se desquitaría con ellos.

Luna y Ginny lloraban a los lados de Ron, con sus rostros pálidos por la noticia y en shock por el colapso de Hermione. Además de todo esto, el atrio del ministerio se había quedado en completo silencio ante los acontencimientos de hace unos pocos segundos.

Ron también en shock por la noticia, llevó a su amiga cargada a la oficina, donde la recostó en el sofá frente a su mesa de reuniones. Cuando Hermione despertó, estaba desconcertada, tardó unos minutos, pero se levantó y comenzó a dirigirse hacia la puerta, sacudiéndose de los brazos de Ron, quien la había intentando detener para devolverla a su asiento, pero no se dejó.

Salió del ministerio caminando a paso lento y por inercia. Seguía en estado de shock, era una persona caminando mecánicamente, parecía sin vida. Al salir al callejón frente al ministerio, la vieron desaparecer sin poder hacer nada, ya que sostenía su varita en mano y todos sabían lo que ocurriría si se acercaran. Incluso Ron, que intento ayudarla, tuvo que alejarse cuando vio su rostro, entendiendo que necesitaba estar sola.

Hermione era su mejor amiga y la conocía demasiado bien como para saber con seguridad que si algo le pasaba a Harry, ella se cerraría al mundo e intentaría atacar a cualquiera que intentara tocarla en su proceso de shock o duelo. Ron era una de las únicas personas a las que Hermione nunca atacaría, pero el sabía que cuando ella quería estar sola, era mejor dejarla así.

Hermione se apareció afuera de la casa de sus padres, donde abrió la puerta del frente con un "alohomora", entró y siguió caminando escaleras arriba, incluso sin mirar a sus padres, quienes se habían levantando del sillón en la sala al verla entrar y caminar hacia las escaleras sin ninguna respuesta.

La vieron subir y entrar a su habitación, escuchando segundos después la puerta cerrarse de un portazo. Sintieron la casa temblar por varios segundos.

Los Granger estaban preocupados al ver a su hija en ese estado. La habían visto pasar y su rostro estaba lívido, sin emoción alguna, más que sus ojos enrojecidos e hinchados, parecía caminar como un muerto viviente.

Había pasado al menos una semana en la que los padres de Hermione se encontraban bastante preocupados, pues la castaña no había salido de su habitación. No había comido, ni tomado nada y no sabían en qué estado se encontraba.

Habían intentado abrir la puerta con una llave de repuesto que tenían, pero esta rebotó incluso antes de poder entrar en el espacio donde debería caber la llave.

Los amigos de Hermione habían estado llegando a la casa de los Granger, mostrando la preocupación por Hermione. Cuando Ron llegó donde ellos, los papas de Hermione comprendieron la razón del estado de su hija, pues el Ron les había hecho saber que Harry parecía estar muerto.

Les explicóa los padres de Hermione, que ella había puesto barreras y parecían ser bastante poderosas, ya que todos ellos habían sentido la magia de ellas al entrar en la casa.

— Solo hay una persona que puede bajarlas además de Hermione y esa persona es Harry — Ron dijo, bajando su rostro con tristeza al darse cuenta que no podrían hacer mucho por su amiga.

Helen Granger les había contado a los amigos de Hermione, que llevaba días encerrada y había momentos en los que la escuchaban gritar.

— Son gritos desgarradores — dijo la Sra. Granger, tomando la mano de su esposo.

— Pesadillas — dijo Ron sin dudar — mirando a los preocupados padres de su mejor amiga.

Después de la guerra, Hermione les había devuelto los recuerdos a sus padres y les había contado con ayuda de Ron y Harry el por que lo había hecho y a pesar de que al principio se mostraron un poco molestos, luego lo entendieron y callaron sabiendo perfectamente que solo Ron y ellos dos, conocían el secreto más profundo de Hermione. Su amor por su mejor amigo de ojos verdes, Harry Potter.

Sabían que ella haría cualquier cosa por él y sabiendo que los perseguirían a ellos por ser muggles y por ser los padres de la mejor amiga de Harry Potter, ella decidió sacarlos del peligro, por que por más que Hermione amara a sus padres, nunca dejaría en el abandono a Harry, sabiendo todo el peso que cargaba en sus hombros y teniendo a sus padres en peligro, no podría concentrarse completamente en la misión.

— También escuchamos sus pasos hacia el baño y luego arcadas — continuó el Sr. Granger apretando la mano de su esposa.

Mientras tanto en su habitación, Hermione no era consciente de que afuera sus padres y sus amigos estaban preocupados por ella. Había puesto barreras para que nadie entrara, pero se había olvidado de poner los encantamientos silenciadores, por lo que sus gritos se escuchaban al otro lado de su habitación.

En ese momento Hermione se despertó de una pesadilla con gritos desgarradores que se escucharon por toda la casa. Se despertó sobresaltada, con su respiración agitada y segundos después saltó de la cama y corrió hacia el baño con sus pasos resonando por el suelo, alertando a todos del otro lado. Llegó al baño e inmediatamente se dejó caer de rodillas al piso y soltó la bilis dentro del inodoro.

Regresó a paso lento a su cama, sosteniendo su estómago y deteniéndose frente al espejo de cuerpo completo, en donde miró como sus ojos estaban rojos y tenía círculos morados y hundidos. Había bajado de peso notablemente en una semana y tres días. Observó completamente su imagen y luego se encogió de hombros y volvió a su cama, a la misma posición fetal en la que se encontraba antes de levantarse.

Bertram y Viktor habían preguntado varias a veces a los amigos más cercanos sin obtener noticias de Hermione. Ella les había gritado cosas terribles en su estado de shock y encontrándose furiosa con todos, pero sabían que solo era la reacción debido al estado de shock en el que se encontraba.

Bertram decidió que intentaría bajar las barreras de Hermione y abrir su puerta, pero Ron se acercó a él antes de que pudiera subir las escaleras.

— Ya lo intenté y no funcionó — advirtió el ex Gryffindor, tratando de hacer entender al auror, cuando Neville también se acercó notando que el alemán estaba decidido.

— Harry y Ron son sus mejores amigos y si Ron no ha podido bajar las barreras y abrir su puerta, no veo como tu puedas hacerlo. Sin ofender. Sabemos que solo Harry puede hacerlo — argumentó Neville al auror alemán.

Aún con las advertencias de los Gryffindor, Bertram decidió subir, pero con solo poner la mano contra la puerta, recibió un choque eléctrico que lo hizo arrepentirse de intentar entrar.

Neville y Ron se dedicaron una mirada y luego levantaron sus manos con rendición, sentándose ambos junto a Ginny en la sala de los Granger.

La semana siguiente al incidente, Kingsley había intentando contactarla para que volviera a trabajar, aunque sabía que la situación de Hermione era complicada. Llegó a pedirle a Ron que lo intentara, pero él le dijo que era imposible.

Hermione Granger se había cerrado y aislado del mundo encontrándose de duelo por haber perdido al amor de su vida.

Dentro de su habitación, la castaña seguía acostada en posición fetal en su cama. Sus lágrimas no paraban y sentía su corazón apretarse cada vez más.

Esto no podía ser cierto, no podía estar pasando. No volvería a ver a Harry, no volvería a abrazarlo y sentir sus brazos alrededor de ella, no volvería a ver esos hermosos ojos que la hacían sentir tanto y derretirse cada vez que le sonreía y la miraba intensamente. No volvería a sentir sus besos, esos labios que la hacían temblar al toque de sus besos.

No podría volver a conversar con él de cualquier tema que se les ocurriera o reirse de cosas tontas. No volverían a reunirse para ver peliculas y dormirse juntos en el sofá, mientras se confiaban la vida el uno al otro. No volvería a comunicarse con esos ojos, con los cuales no necesitaba palabras.

Algo que le dolía tanto era que ya no podría tocarlo y mirarlo a los ojos para decirle lo mucho que lo amaba y que lo amaría hasta el día de su muerte.

Le dolía que Harry nunca había tenido una vida justa y no podría darle nunca la familia que siempre había deseado.

''Oh, Harry'' pensó Hermione cerrando sus ojos y sintiendo una lágrima correr por su mejilla hacia su barbilla. Inconscientemente y antes de caer dormida nuevamente, de su boca salieron las siguientes palabras "Harry, vuelve a mi, por favor".

Lo extrañaría tanto, que cuando había entrado en su habitación en casa de sus padres, había sacado de su pequeño bolso de cuentas, el jersey de Harry que había empacado después de que pasaron tres días en que los aurores no volvían de su misión. El jersey olía tanto a Harry, y le había colocado un hechizo de éxtasis, para que su olor no se disipara. Ahora lo tenía abrazado contra su pecho, con su nariz enterrada en la tela de la prenda de quidditch.

Notas:

PD: La parte en donde Hermione regaña a Harry por haber dicho que "Ojalá no hubiera nacido" está inspirada en el fic de "Love and Like", por aquí abajo les dejaré el link y una capturas.

Link:

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