Capítulo 5. Horario de clase.
Nunca he sido una persona que se levante temprano o que tenga siquiera la voluntad para hacerlo. El reloj despertador ha sido uno de mis acérrimos enemigos desde que entramos al preescolar y Okasa nos regaló uno con forma de gatito para mi hermano y de perrito para mí. Hoy, justamente, el despertador se había empeñado en sonar de forma constante y en lugar de apagarlo, mi poca consciencia matutina me permitió sofocar su sonido con una almohada. Ojalá la vida fuera más fácil, sencilla y simple. Si tan solo uno pudiera ganar dinero viendo las nubes, ya seríamos millonarios…
¡Pero no!
En lugar de eso tenía que levantarme para ir a la universidad, a estudiar una carrera que no me convencía del todo pero que era lo mejor para la familia completa, que ayudaría con el negocio y que, con un poco de suerte, podríamos hacerlo crecer. Termine por escogerla y realizar el examen de admisión sin mucha convicción, y me convencí a mí mismo de que daba igual que estudiara porque de todos modos no me gustaba estar encerrado en una biblioteca estudiando y memorizando pasajes de libros solo para complacer a un maestro quisquilloso. Ese no soy yo.
Se escuchó un golpe en la puerta de mi cuarto, un golpe firme y sentencioso. Seguro había sido Okasa, pues mi hermano tiene la costumbre de abrir la puerta y sacarme a patadas del futón. En sueños consideré si hoy estaba de humor para soportar eso con tal de permanecer 10 minutos más en mi lugar. Quizás sí. Aunque, Kami dispuso no fuera así, ya que Hao entró en mi cuarto, me quito el cobertor, luego abrió la cortina y apagó el despertador.
"Algún día este idiota vivirá en otra casa y podré dormir en paz" me consolé a mí mismo mientras Hao me botaba de mi futón.
- ¡Ya deja esa cara de bobalicón, Yoh! ¡Eres exasperante! ¡Despierta!
De niños, Otosan solía decir que yo le había robado todas las noches de sueño placentero a Hao mientras estábamos en el vientre. Él siempre había sido insomne mientras que yo podía dormir hasta en el transporte público.
- Ya Hao – le dije en un bostezó – ya voy. Cielos, hoy estas más enérgico que de costumbre.
- Ahora que lo pienso no debí ni siquiera molestarme en levantarte – Me gruñó y tiró de mi oreja – Voy a tener la ventaja todo el año solo por tu holgazanería.
Me soltó, y yo en un acto reflejo termine por sobarme la oreja adolorido. Lo observé con atención mientras que me ayudaba a doblar mi futón; estaba bien vestido, con una camisa blanca de botones y un pantalón limpio, el cabello atado en una coleta alta, pendientes de estrella incluidos. Estaba presentable, más allá de lo que su vanidad indicaba para un día común. Al terminar de doblar el futón del que me había sacado se quedó de brazos cruzados con una mueca, el dedo índice tamborileaba sobre su brazo. La neblina del sueño no me dejaba pensar más allá de lo que estaba observando, mi hermano estaba exasperados por algo que estaba haciendo (o no), pero no estaba seguro.
- ¡Eres imposible! – Me dio un coscorrón que elimino toda la bruma de mi mente.
Con ese mismo golpe, regreso a mi mente toda la conversación que habías sostenido el sábado anterior y como me había dejado claro que intentaría llevarse a Anna Kyoyama a la cama, usando toda la artillería de la que era capaz.
- ¿Eh? ¿Ya se fue? – le dije mientras ahora me sobaba el lugar donde me golpeo.
Como única respuesta, Hao enarcó una ceja, me mostró una sonrisa cínica y se fue dejando la puerta abierta. Atolondradamente buscaba algo para vestirme y presentarme a desayunar. Era día de clases y por tanto Anna iba a estar en el desayuno, había que dejar una buena impresión, quizás hasta podría acompañarla a la parada del autobús o al tren. Pensándolo a detalle ¿En que carrera dijo que se había inscrito? ¿En que universidad? ¿estaba cerca? No tenía ni idea. Todas las comidas que habíamos compartido juntos las había desperdiciado en hablar con Hao sobre estupideces que habíamos pasado en el día.
De la nada me di cuenta de que había desperdiciado toda una semana de poder acercarme a Anna y le había dado la ventaja con esto. ¡Ese maldito aprovechado! ¡Me distrajo a propósito!
"Me las vas a pagar, Hao" suspire para mí mismo.
Resignadamente, tome una playera cualquiera y unos vaqueros, ya luego me tomaría el tiempo de dar buenas impresiones, en ese día luego de que me quitaron el dulce gusto de un sueño prolongado, no tenía tanto humor. Entre al baño para asearme, aunque siendo honestos, no lo hice con mas pereza de lo normal.
Al llegar al comedor me di cuenta de que Okasa ya había servido el desayuno tradicional a todos los huéspedes. Yo no pude cooperar con ninguna labor como usualmente hacemos, me molesté conmigo mismo por no haberme levantado un poco más temprano para poder ayudarle a Okasa. Desde que Otosan se había ido, la carga era muy difícil para ella, lo sabía aunque ella jamás se quejara o dijera una sola palabra. Tener una pensión, dos hijos y cuentas por pagar no es un descanso primaveral después de todo. Por eso mismo es que trato de cooperar con todo, apoyando en lo que puedo a la familia, al negocio, a Okasa. Era importante para mí, lo suficiente como para que hubiera faltado toda la primer semana de clases, (que había sido la semana anterior) todo con tal de ayudar a Okasa con una reparación de techo del almacén. Pero esa mañana, ya no había nada que hacer, al día siguiente le ayudaría a preparar el desayuno para las residentes.
Mientras comía, Anna Kyoyama entró, disculpándose por la hora sin dar muchas explicaciones. Se sentó entre Jun y Hao. La nueva inquilina trató de servirse lo que encontró pero por el puchero que ponía en su rostro, no todo era de su agrado. Lo apunte mentalmente, quizás así podría tomar ventaja después. Ella comió rápidamente, y se levantó escusándose grácilmente. Antes de que pudiera siquiera intentar entablar una conversación había dejado la casa, con el leve tintineo de las campanas de viento de la puerta principal.
Es mi primer día en la universidad y ya iba tarde. El largo viaje en tren y autobús no parecían tan complicados comparándolos con encontrar el maldito salón de clases horario de clase que imprimí solamente específica el nombre del aula, el del profesor y el grupo en que estoy inscrito. Nada más. Así que he pasado más de 15 minutos recorriendo las instalaciones sin poder encontrarlo.
Al final me animé a hablar con una chica en un puesto de café. Al escuchar mi pregunta, la muchacha de cabello negro me sonrió y se tomó la molestia de coquetearme al tiempo que me indica el truco para llegar a las clases: la letra indica el edificio, el primer número el piso, y los últimos dos el número del aula. Le dí las gracias, y deposité unas monedas en el frasco de propinas pues he acaparado su tiempo de trabajo con preguntas no relacionadas. Ella me sonríe, tocando su cabello, me da las gracias y sutilmente acaricia el dorso de mi mano. Le dedicó mi mejor sonrisa y ella se sonroja. Mentalmente hice la nota sobre el nombre de la chica en su gafete.
Miré el reloj y como de todos modos ya era tarde, decidí caminar sin mortificarme. De un modo u otro, llegué al fin al salón. Era un aula grande, de esas que tienen pequeños desniveles en cada fila de bancas. El profesor estaba presentándose y yo me escabullí cuidando no llamar la atención. Me senté en la primer banca que encontré vacía, bajé los audífonos, apagándolos, para que estos estuvieran en mi cuello. Trate de poner atención, pero soy demasiado distraído, pronto perdí el hilo de lo que sea que decía el maestro y divagó con la mirada.
Es solo en ese momento cuando caigo en cuenta de la preciosidad en minifalda que está sentada con las piernas cruzadas junto a mí. Es Anna. Anna Kyoyama, con una minifalda negra y una camiseta gris oscuro, holgada, usando un rosario budista al cuello como accesorio. Ella me está mirando, con el ceño fruncido, cómo si me hubiera descubierto husmeando entre su ropa interior, pero yo no pude evitar sonreír pensando en la buena suerte que tendría. Kami me estaba dando la ventaja. Era evidente que vencería a Hao en esta ocasión.
Ella se volvió cruzando los brazos, los labios fruncidos en una mueca de disgusto.
"Bueno, quizás no será tan fácil, después de todo" pensé.
Me daba la sensación de que la chica no me soportaba. Parecía odiarme aunque, qué yo recuerde, he sido amable con ella todas las veces que nos hemos topado en la pensión. Pero ella siempre distante y cortante.
- Parece que somos compañeros de clase - le susurré, buscando mirarla a los ojos.
- Eso parece - contestó secamente.
El profesor continuaba hablando de cosas en las que no me pude concentrar. Noté como ella tomaba apuntes en un cuaderno, su letra era estilizada y elegante. Trate de iniciar una conversación otras tres veces, pero ella podía terminarlas con un simple sí o no acompañado de una mirada asesina. Decidí que lo mejor sería dejarla en paz y sabiendo que la vería todos los lunes en la primer clase del día, me dispuse a pensar en cómo ponerle una zancadilla a Hao...
Sin razón aparente, la chica se levantó y sus largas piernas de nívea piel quedaron a la altura de mi rostro. Se alejó sin más. Volví la vista y prácticamente me había quedado solo en el salón. Supongo que me quedé dormido.
Saqué la papeleta con el horario y revisé nuevamente, ahora era el D-4-01. Al menos, era el edificio de enfrente. Salí con mis cosas en mano y caminé a prisa. Era un día tibio con una brisa fresca llena de pétalos de flor de cerezo, primavera, al fin y al cabo. Finalmente pude encontrar el aula (a tiempo en esta ocasión) y fue muy grande mi sorpresa al ver una rubia belleza sentada junto a una ventana, absorta en sus pensamientos. Un sentimiento de satisfacción me recorrió: eran dos clases las que teníamos juntos. ¡¿Así o más suerte?! Me senté junto a ella nuevamente, aún y cuando había más lugares disponibles en otros espacios.
- Cuánto tiempo sin verte - trate de que mi voz sonará jovial
- ¿Qué haces aquí ? - me miró con incredulidad, visiblemente irritada - Te juro, Asakura, que si estás probando mi paciencia siguiéndome por todo el campus, estas muy cerca del punto sin retorno.
Alce ambas manos en un gesto de defensa.
- Para nada. Yo solo estoy siguiendo el horario que me dieron.
Me saqué la papeleta de del bolsillo y ella me la arrebató de la mano sin preguntar. Leyó la hoja una vez y la arrugó entre sus dedos.
- ¡Esto debe ser una maldita broma!
Con furia contenida, rebuscó entre su bolso, adornado con una pañoleta roja atada en una de las tiras, sacó una papeleta como la mía, del mismo tamaño y con una tabla de horario como la mía. Las situó una junto a la otra. Asomándome por encima de su hombro observé como ambas hojas eran idénticas en todo, excepto por la línea en que decía "Nombre", pues en la hoja lisa e inmaculada que había sacado de su bolsa decía Kyoyama, Anna, mientras que en la otra que estaba arrugada estaba escrito Asakura, Yoh.
Me quedé pensando en porque había ocurrido esto tan extraño, bajé la mirada meditando hasta que me distraje con una visión que me pareció celestial: justo desde mi posición tenía una vista perfectamente clara del interior del escote de Anna. Me encontraba muy cerca de ella, más de lo que nunca había estado y por un momento me sentí bendecido por la visión de la piel suave de sus pechos, enmarcados por la tela gris de su blusa. Sentí una espontanea envidia de las cuentas azules del rosario que podían permanecer ahí entre sus senos.
De la nada, sentí que se me erizaban los cabellos de la nuca, del mismo modo en que de niño me ocurría cuando la abuela Kino me atrapaba husmeando entre sus pertenencias, allá en Aomori. Levanté la mirada para encontrarme con los coléricos ojos de la joven. Rápidamente trate aparentar que no la había estado mirando descaradamente:
- Te juro que no es lo que piensas -– la voz me salió temblorosa – yo no estaba… digo.. – trague saliva – es que..
- ¿De donde sacaste esta papeleta? – gruñó.
Mi corazón volvió a latir, aliviado de que no se había dado cuenta de que yo me había estado recreando la pupila viendo dentro de su blusa. El recuerdo de la sonora cachetada que le había proporcionado a Hao el viernes anterior me heló la sangre.
- ¿Y bien?
- ¡Ah! ¡Eh! Esa es la hoja que me entregaron en la inscripción. ¡Lo juro! – estaba seguro de que estaba sudando frio.
Mirándome con suspicacia, debió decidir que estaba diciéndole la verdad y optó por volver a estudiar las papeletas en su asiento. Se mordió el labio inferior. Seguía furiosa, pero al menos yo ya estaba fuera de peligro. Quizás.
- Esto debe de estar mal, no es posible… lo más probable es que se trate de un error – declaró glacialmente.
"Tal vez si" pensé "¿Cuáles son las probabilidades de que terminemos en el mismo grupo?"
En ese momento, llegó el profesor con un traje sastre y cabello largo y negro hasta la cintura. Se presentó sencillamente mencionando que un nombre era Silva "Algo", y mencionó que su asignatura era Teoría y Técnica para la Investigación. Era una materia de tronco común que desde el nombre me pareció tan aburrido: seguramente era de esas clases en las que tenías que leer un libro diariamente y donde terminas escribiendo una interminable cantidad de páginas para cada semana. Me hundí en mi asiento, cruzado de brazos, dispuesto a dormitar un rato si podía cuando escuche que el maestro decía algo que llamo mi atención.
- … No es muy interesante, por eso es por lo que me gusta hacer esto un poco más dinámico… - Apoyando ambas manos en el escritorio dirigió una hojeada a todo el aula - … por lo que a partir de este momento, trabajaremos en parejas y su calificación no será individual. – Se escuchó un murmullo generalizado, de reojo divise como Anna dejaba el lápiz en el aire totalmente concentrada en lo que decía el maestro - ¡Necesitarán trabajar en equipo y conocer a su compañero, comprometerse y esforzarse para poder lograrlo!
Otro murmullo recorrió el aula, cada vez con voces un poco más indignadas que las otras. Me enderece en mi asiento, interesado en lo que decía. Con la mirada revisé a los demás compañeros de clase, tratando de decidir quien sería un buen candidato para acercarme y pedirle que fuera mi pareja de clase. Silver continuó con su discurso, ignorando las voces y la inquietud entre las bancas. Se paseó entre ellas para acallar el rumor.
- Parecería que esta materia es aburrida, insípida la llamarían otros – mencionó al pasar junto a mi – pero, de una vez les digo que no es tan fácil como parece. De esta materia depende el poder inscribirse a otras que son esenciales para su carrera, por lo que merece la pena esforzarse – Volvió la vista hacia un chico de cabello azul que parecía tan aburrido como yo.
De reojo, puse atención a la reacción de Anna, pero ella parecía inmutable, segura de sí misma, parecía que eso no la preocupaba en lo absoluto, aunque continuaba con el lápiz suspendido en el aire.
- Bien, ahora que lo saben, miren a su compañero de banca. ¡Esa persona será su compañero por el resto del semestre!
- ¡¿QUE?! – gritaron casi todos los estudiantes.
Anna entornó la mirada hacia mí, impactada. Sus grandes ojos color miel estaban fijos en mi rostro y el lápiz que sostenía en la mano se le cayó. Se puso de pie, pegando un golpe en la mesa.
- ¡¿Esta bromeando?! – gritó al profesor – ¡Me reusó a ser pareja con este holgazán!
- Si tiene algún problema – contestó Silver – la puerta es lo suficientemente ancha.
Mi nueva compañera de clase apretó los puños y volvió su cabeza hacia la ventana; con resignación se sentó en la banca junto a mí. Tenía la mandíbula apretada y se agacho para recoger el lápiz, el cual no duró mucho tiempo en su mano pues lo rompió con el pulgar en cuestión de segundos. Finalmente se cruzó de brazos y se empecinó a pasar el resto de la clase observando por la ventana fingiendo que no me podía ver. No le di mucha importancia porque sabía que tenía un carácter fuerte.
Lo que sí me pareció ver en ella una expresión de irritación y profundo conflicto, aunque no supe porque ella podría sentirse así.
Lo que sí sabía es que Kami-sama estaba de mi lado. Había acomodado todo para darme la ventaja, estaba seguro.
En esta apuesta, tenía las de ganar.
¡Hola otra vez!
Gracias por continuar leyendo y comentando. ¡Ojalá que este capítulo les haya gustado y les haya dado un poco de risa por lo menos! La situación de Anna solamente se va a complicar más. El siguiente capitulo tiene más interacción entre Anna y Hao. ¡Espérenlo!
También quisiera darles las gracias por el apoyo y los comentarios; me he puesto muy contenta al ver que tenía más comentarios esta semana. ¡Gracias a los invitados y a PANDYTA por los reviews!
