Capítulo 10. Invitación.

-¿Qué dices? - una Pirika que sostenía una canasta con sus enseres de higiene personal, permanecía de pie frente a mí. Usaba una camisa rosa con un estampado de un Koropokkuru usando una hoja fuki cómo sombrilla.

- ¿Cómo? - le repetí azorada, mientras me mantenía en el marco de la puerta de mi alcoba.

- ¡oh vamos!, no te hagas del rogar - dijo con tono jovial, cómo es usual en ella - Será divertido. Es un buen momento para relajarse y convivir, y conocernos mejor.

Consideré su invitación un poco, dudando si sería un buen momento o no. Aún no me encontraba de buen humor, pero no pude encontrar una excusa plausible. Suspiré y accedí. Un baño en el agua termal del onsen podría ayudarme a mejorar mi ánimo y a lavar lejos de mi cabeza todas esas incómodas palabras que me rondaban la cabeza, cómo el que Yoh me quiere ver sonreír o el Hao confía en que caeré en sus brazos tarde o temprano.

-De acuerdo- le dije a Pirika - iré en un momento, solo voy por mis cosas.

-¡Genial! ¡Nos vemos en el onsen!

Y acto seguido, bajó las escaleras brincando de dos en dos.

Viendo su ánimo rampante una duda cruzó mi mente: ¿sería buena idea después de todo?. Espante de mi cabeza la pregunta, y tome mis cosas; no tenía por qué preocuparme, el día anterior había estado todo tranquilo y había pasado un buen rato con Pirika, mientras veíamos televisión. Su manera de ser era diferente a la mía pero muy agradable. Con mi ropa y mi neceser en mano baje las escaleras sin toparme con nadie en el camino.

Al bajar las escaleras y encontrarme dentro del onsen alcance a observar cómo dentro se encontraban las otras inquilinas, Jun y Tamao comentaban sobre sus respectivos viajes y las cosas que habían hecho mientras que Pirika se quejaba de que su hermano mayor había rechazado su invitación a comer. Pirika si había mencionado que también ellas bajarían ya que era el último día libre, pero aun así me sentí un tanto recelosa. Aún no tenía una buena relación con Jun. Salude a las demás y me dispuse a ducharme. Jun era la única que había entrado al agua con su cabello recogido en un broche de carey.

-¡Llegaste! - dijo Pirika efusivamente - comenzaba a creer que no ibas a venir, tardaste bastante.

- Solo me tomaba mi tiempo - le respondí simplemente mientras comenzaba a enjabonarme.

-Un tiempo muy largo - puntualizó Tamao. Me miró con sus grandes ojos y el húmedo cabello enmarcando su rostro.

-No podía encontrar unas cosas - mentí.

-Por un momento pensé que uno de los chicos te había entretenido - indicó Pirika, guiñándome un ojo burlonamente - sería una excusa que aceptaría si me dejas plantada.

-¡Pirika! - la reprendió Tamao salpicando un poco de agua hacia la ainu.

- Tú también aceptarías esa distracción si tienes la oportunidad - Se rio la aludida, Tamao refunfuño fingiendo estar ofendida pero luego cedió a las risas.

- No negaré que son la tentación andando, pero ya pase por eso y me niego a volver a caer ahí - respondió Tamao mientras se enjuagaba el corto cabello rosado.

- Una sabia decisión - puntualizó Jun que permanecía dentro del agua termal apoyando sus brazos en el borde de la pileta. -¿No lo crees, Anna?

- La verdad, ambos chicos me dan igual - comenté restando importancia a la plática

- Pues no creo que ellos piensen eso de ti - dijo Jun.

- ¿Así? No lo había notado - dije. Internamente, tomé nota mental sobre lo observadora que Jun podía ser. Yo había tratado por todos los medios el establecer mis límites con ambos muchachos, pero a veces era difícil mantenerlos a distancia. Cuando no era Hao paseando con el torso desnudo y pantalones a la cadera, presumiendo los abdominales que tenía; era Yoh con su ridícula simplicidad y encantadora sonrisa.

Las otras dos chicas dentro del agua rieron contentas y comenzaron a bromear con otros temas. Al momento en que estaba lista para entrar al agua, ellas parecían estarse divirtiendo de lo lindo con sus pláticas y planes. Comenzaron a hablar de los días fuera de la pensión, de la familia que visitaron. Jun habló de su hermano menor quien estaba estudiando en la misma universidad que yo, menciono al novio secreto y como no ha decidido formalizar las cosas. Luego de interrogarla largamente sobre el novio del que lo único que pude deducir es que era alguna clase de hombre de farándula mayor que ella, Jun con una sonrisa amplia comenzó su propio cuestionario:

-Y bien, ¿Como les fue a ustedes en su fin de semana solas con los gemelos?

- Ah, pudo haber sido mejor - comentó Pirika sin darle importancia, tomando una toalla húmeda y remojando ligeramente sus hombros con ella

- Me estás diciendo que esos dos se comportaron. Difícil de creer.

- Hasta donde yo sé, así fue. Quizás deberías preguntarle a Anna, solo para confirmar.

Ambas muchachas se miraron con una sonrisa maliciosa en los labios, a la que no trataron de agregar ni un gramo discreción con la cual disimularla. Era como si hubieran estado esperando el momento para hacer preguntas incomodas. A Jun le brillaron los ojos con travesura.

- Entonces Anna - me dirigió la palabra Jun - ¿No han intentado nada esos dos?

La sonrisa y la forma en que lo dijo ocultaba algo, cómo si supiera algo que yo no y eso era lo más irritante. Si sabía algo lo mejor era ser directa y no andarse con rodeos o con sonrisas fingidas.

-¿deberían haber intentado algo? - le respondí ignorando el ademán de su interrogante.

- No - dijo sonriendo más ampliamente todavía - no deberían. Es contra las reglas, pero, no son conocidos por seguir las reglas.

-pues, realmente no hay ninguna novedad.

- ¿Y qué opinas de ellos? - pregunto Tamao. Al volverme para observarla, supe que ella preguntaba con sinceridad, intrigada y curiosa por la posible respuesta. Sospeche que negarme a contestar solamente haría que las chicas presionaran con aún más insistencia.

- pues son unos idiotas - le dije sin mucho rodeo - Yoh es un holgazán, y nunca se toma las cosas en serio - las chicas se rieron ante mi comentario - es imposible que termine las tareas a tiempo. - recordé irritada como Yoh me había dejado plantada con una de las tareas de Silva y que terminó afectando mi evaluación. - no entiendo cómo puede tomarse las cosas siempre a la ligera.

- ¿Y Hao?

- mmmh, Hao… - Por un momento no supe que contestar, había algo en Hao que no podía expresar con palabras, un cierto encanto al que me reusaba en caer - es un vanidoso, por alguna razón cree que todas las chicas están interesadas en él, es muy arrogante de su parte.

La risa general no se dejó esperar, incluso Tamao reina de buena gana. Por la forma en que se carcajeaban, pude deducir que concordaban conmigo. Afortunadamente, esta fue la última de las preguntas incomodas, ya que todas se desviaron del tema y comenzaron a hablar animadamente sobre los defectos de cada uno de los chicos.

Luego de un rato, las chicas se fueron despidiendo y salieron del onsen. Yo me quede un rato más, disfrutando del silencio que por fin había acaecido. Recordé a mi madre, y me pregunte que podría estar haciendo, en que ya habían algunas semanas desde que me había mudado y que solo falta poco para poder dejar la pensión. Me quedé meditando en todas las palabras que habían dicho sobre la pensión y los gemelos. Efectivamente coincidía con ellas, en qué siempre parecía que tramaban algo entre ellos, en las diferentes actitudes y que portaban. Por alguna razón, todo esto resonaba con las palabras de Hao, su sonrisa y el beso que me había robado. Suspiré y me dirigí hacia la puerta.

Tomé la yukata azul marino que había preparado para después del baño, y recogí cada una de mis cosas. Se notaba que Keiko no estaba presente en la pensión, y que habían sido días de asueto para las inquilinas. Las luces del pasillo fuera del onsen permanecían apagadas y mi estómago gruñó de hambre. Quizás, sería un buen momento para asaltar el refrigerador. Apague el interruptor y me quedé un momento en la oscuridad, percibiendo el aroma tan característico de las aguas termales, al final decidí que era suficiente tiempo perdido en esa habitación sin luz y extendí la mano para alcanzar el picaporte de la puerta…

¡PUM!

Un golpe al otro lado de la misma me dejó pasmada, mientras que del otro lado de la puerta podía percibir un cuerpo agazapado contra la misma. No entendí bien qué sucedía hasta que escuche una voz masculina que identificaba fácilmente

-Ya te dije que te dejes de juegos, Hao

- Y ya te dije que no entiendo a qué te refieres

- no te hagas inocente - la puerta tembló ligeramente, como si el cuerpo estuviera siendo presionado contra ella. - Se que hablaste con Anna, y francamente, no me gusta la idea. Necesito saber de qué le dijiste

Por la sombra de la puerta shoji, supe que se habían separado y dejaban libre mi pasada, pero, el haber escuchado mi nombre siendo mencionado dentro de una discusión entre hermanos, me dejó intrigada. No me moví ni un ápice y agucé el oído, más deseosa de saber que sucedía de lo que me gustaba admitir.

-¡cielo santo, Yoh! - Hao sonaba exasperado - Yo tenía entendido que hablar con Anna era algo que debíamos hacer, como con todas las demás.

- Una cosa es hablarle, y otra cosa es que le digas…

- "Hola Anna ¿Encantadora tarde? ¿Cuál es tu programa favorito?" - Interrumpió Hao modificando su voz, parodiando a su hermano menor - Por favor, sabes que no soy así. Me rehusó a caer en meras trivialidades.

- Hao - la voz de Yoh sonaba como un gruñido. Al otro lado de la puerta, las siluetas de ambos hermanos parecían estar tensas.

Por algún motivo, pensé que sería prudente alejarse en silencio y esperar a que se fueran, lo que sea que discutían comenzaba a hacerme sentir incómoda, pero, de nuevo, me encontré clavada al piso, como si mis pies hubieran sido sumergidos en cemento fresco que endureció en el momento en que escuche mi nombre.

-Relájate hermanito - la voz de Hao sonaba calmada - No le he dicho nada que no debiera, si a eso te refieres - Por un momento sentí que me enfureció un poco; ¿acaso consideraba que era apropiado insinuarse del modo en que había hecho el sábado anterior? - Pero si debes saber que te estas tomando esto demasiado a pecho para mi gusto.

- Cualquiera se lo tomaría a pecho cuando - escuche un golpe seco, que no supe de donde provenía - vas y me dices que le regale un libro

- Yo nunca dije eso - la voz se endureció, con dejo amargo - te platiqué algo entre hermanos. ¡Tú eres el que hizo lo que le pareció más conveniente para sí mismo! - Hubo unos pasos y un pequeño revuelo del otro lado de las puertas, se habían alejado un poco - Además, si nos enfocamos en eso ¿Acaso no es más sucio tu triquiñuela de ser el amigo inocente y compañero de clase? Al menos, yo no he tratado de ocultar mis intenciones.

- No cambies el tema - dijo Yoh seriamente. Era extraño pensar en un Yoh Asakura enfadado y que hablaba con un tono cortante, generalmente él era todo sonrisas y encanto, tratos suaves y comentarios bobos - Sabes perfectamente a lo que me refiero.

Los pasos suaves de Hao se detuvieron en seco, seguido de un silencio largo.

- Si - la voz fue un murmullo que solo fui capaz de escuchar gracias a que no había nadie más en ese pasillo

- Juega limpio, Hao.

- De acuerdo. Pero será mejor que te apresures y muevas tus piezas, o perderás.

Los pasos se resumieron y pronto se alejaron. Pensé en que era seguro salir, ya que había atestiguado sin querer una conversación que por alguna razón era más privada de lo que me esperaba. Hasta que la voz de Yoh me confirmó que aún permanecía fuera del Onsen.

-No tengo intenciones de perder en esta ocasión.

Los pasos alejándose de la puerta se fueron perdiendo, en un ligero murmullo que me indicaba que esos dos hermanos estaban fuera de mi camino. Abrí la puerta para confirmarlo y camine hasta las escaleras del segundo piso, con una sola cosa en mi cabeza:

¿A qué estaban jugando esos dos?