Capitulo 11. Limpieza General.
La Pensión En es un lugar antiguo, que ha pasado por muchos eventos que han dejado una huella. Se llama así "En" debido al incendio que ocurrió hace muchos años y en el que el dueño del lugar, junto con algunos inquilinos murieron. Cuando la familia Asakura compró la propiedad, el agente inmobiliario hizo especial énfasis en los rumores de fantasmas que rondaban el lugar y en cómo hubo inquilinos que huyeron en mitad de la noche por los ecos de ultratumba que perturban la paz y quietud de la noche. Sin embargo, la abuela Kino los ignoró por completo, diciendo que en el pueblo en que nació y el lugar donde vivía, eran historias comunes. Pero la primer noche que la abuela, ciega desde su segunda década de vida, escucho los primeros lamentos no espero un minuto más. A la mañana siguiente realizó un exorcismo con rezos que no entendí y que espíe a escondidas junto Hao, ya que Okasa no quería que presenciáramos esas viejas costumbres.
Lo que sí sé es que, después de eso, la casa dejó de crujir en las noches y pudimos habitarla.
Fue el lugar al que nos fuimos a vivir para dejar atrás el mal sabor del divorcio. Al poco rato de la mudanza, comenzó la renovación de la pensión para convertirla en un lugar para señoritas. Han sido años largos en los que mi hermano y yo fuimos testigos de las dificultades que pasó Okasa para criarnos, y en el que note como poco a poco ella se iba desgastando, perdiendo la suavidad de sus manos y ganando unas pocas canas blancas en su larga cabellera, pero sin dejar de ser la mujer hermosa que podía detener a cualquiera con una mirada. Hao y yo discutimos en ocasiones sobre cómo hacer para ayudarla, en ideas de que podríamos cambiar o conseguir. Eso hasta poco, en qué nuestros objetivos y puntos de vista comenzaron a diferir.
El día de hoy, por ejemplo, Hao decidió que era un buen día para salir a pasear con las inquilinos. Pirika tuvo la brillante idea de ir a Shibuya a ver aparadores y hacer compras; solicitando la ayuda de algún joven que se dejara sobornar con un helado. Hao no dudo y en un momento ya estaba en la puerta principal despidiéndose y dejándome en la pensión con un montón de tareas por cumplir en ese cálido sábado. Yo rechacé la invitación, principalmente porque ayer Okasa llamó, diciendo que regresaría el siguiente miércoles y temí por mi propio pellejo. Ya había pasado más de una semana desde que ella emprendió el viaje hacia Izumo, y aunque Ryu y Eliza mantenían su horario de trabajo y continuaban viniendo a la pensión para atender a las inquilinas era notable que Hao y yo tomamos la decisión de flojear cuando se trataba de nuestras respectivas tareas.
Una vez que las chicas y su "guardaespaldas" salieron de la pensión me quedé solo, pensando en los fantasmas que mi abuela afirmaba haber expulsado. Tome los audífonos y puse la música lo más fuerte que podía para concentrarme en ella. Primero limpiar el jardín, luego asear los pisos, y reacomodar las provisiones de la cocina y el cobertizo. El día paso rápidamente, entre la limpieza y el acomodo junto con el calor del sol de primavera, el sudor termino por empaparme rápidamente. para consolarme, me dije a mi mismo que iría por unas hamburguesas y luego tomaría una ducha refrescante. Estaba entretenido con la cabeza metida dentro de una alacena cuando sentí una presencia. Internamente me reí de mí mismo, al pensar en los fantasmas. Seguro que uno de rostro blanco y rodeado de fuegos fatuos estaría esperándome cuando me pusiera de pie. Eres ridículo. Saque la cabeza de dónde estaba y volví la vista hacia donde estaba la presencia sin darle mayor importancia pero casi muero de un infarto al ver un rostro pálido cerca de donde estaba.
Grité y caí de espaldas, los audífonos se me cayeron de la impresión. Parpadee un par de veces antes de poder reaccionar correctamente.
-¡Anna! - dije con un hilo de voz.
- parece como si hubieras visto un fantasma - me dijo de mal humor.
- lo siento - murmuré tratando de encontrar mis audífonos pero con el corazón desbocado - me tomaste por sorpresa, no esperaba que llegarán todavía. ¿Cómo les fue ?
- ¿De qué estás hablando? - dijo frunciendo el ceño
- no fuiste de compras con las chicas y Hao
- ¡ah! ¡Eso! - el rostro malhumorado pareció amargarse un poco más - yo solamente iba a la librería.
Shibuya era conocido por todos sus centros comerciales y quedaba bastante lejos e ibas más por la moda que por los libros. Algo no me cuadro, pero tampoco insistí.
-En fin - dijo - ¿Qué haces ahí en el piso, Cenicienta?
- ¿Yo? Solo unas cuantas de mis tareas
- pensé que las evitabas, así como evitas terminar las tareas de Silva.
- pues ya ves que no - le dije irritado. Mentalmente apunte que hoy tenía que terminar la tarea de Silva que entregaríamos el siguiente martes.
- ¿Hay algo para comer?
- no realmente, no he preparado nada.
- se me antoja algo delicioso - dijo mientras miraba a su alrededor con ojos curiosos - ¿Puedes preparar algo?
- ¿Qué? - le dije incrédulo
- algo como tonkatsu o donburi.
- ¡¿Qué?!
- O sukiyaki, aunque hace un poco de calor para eso. Igual dejaré que tú escojas.
-¡¿Qué?! Oye ¿Qué crees que haces? Yo no…
- hoy es sábado - dijo seriamente - la comida es parte del servicio de cocina de la pensión este día, ¿no?
Me quedé desarmado, sin poder decir nada al respecto. Pensé en discutir y decirle de la hamburguesa, pero pensé que solamente renegaría más. Ella se puso en pie, muy cerca de mí. Trague saliva poniendo toda mi fuerza de voluntad en verla a los ojos y no recorrer con la mirada sus piernas siempre expuestas por las diminutas faldas y vestidos que usaba.
-estaré en mi habitación - concluyó.
- ¡Hey! ¡espera!- le dije desesperado.
-¿Qué quieres ?
Me lanzo una mirada fulminante. Tenía esa habilidad especial con la que parecía que te podía desollar vivo solo con la mirada. Trague saliva y me dije a mi mismo que lo mejor era decir las cosas claramente
- Antes de cocinar, necesito un poco de ayuda - Ella me escucho atenta - tengo que reabastecer la alacena. Si me ayudar a traer algunas cosas será más rápido y podre ponerme a cocinar.
Ella pareció sopesar lo que le estaba diciendo, y asintió levemente. A lo que yo, contento, me puse de pie y le tome de la mano para guiarla fuera de la casa por uno de los pasillos de servicio que teníamos. Salimos al jardín trasero que regularmente esta más descuidado que los otros y que comúnmente tiene pedazos de tierra sin césped. Me dirigí al pequeño cobertizo, un cuarto echo de retablos de madera y techo de dos aguas, cuya puerta principal tiene manija y que fue más bien construido en un estilo occidental porque así era más económico erigirlo. solté su mano delgada y abrí la puerta empujándola ligeramente hacia arriba y forzando la chapa. La verdad es que desde que Ryu fue el principal arquitecto y constructor de este espacio, pero a pesar de todos sus esfuerzos no había quedado muy bien: en una ocasión una gotera pudrió nuestro arroz y algunas conservas secas ya que la madera se humedeció, en otra uno de los anaqueles se rompieron bajo el peso de las conservas y el desastre resultante, además de difícil de limpiar, termino por apestar todo el piso a vinagre por semanas, y nuestra más reciente desavenencia era la forma en que la puerta y ventajas absorbieron bastante humedad con las lluvias del cambio de estación por lo que ahora se atascaban a la menor provocación: la solución, dejar las ventanas selladas en lo que la madera se secaba y colocar un bote de pintura en la entrada antes de pasar. Cosa que hice de forma automática.
El pequeño cobertizo crujía ligeramente y estaba a oscuras, pero el respiradero que Ryu instaló algunas semanas antes en el techo había cumplido con su función de eliminar los olores de humedad. Me dirigí al anaquel que estaba en el fondo, donde guardábamos de forma segura y aprueba de agua el arroz.
- Pasa - le indique a Anna - A tu izquierda debe estar algunas latas de vegetales, puedes tomar un paquete. Yo llevare el costal de arroz y podemos volver por lo que falte en una segunda vu….
¡SLAM!
La puerta cerrándose estrepitosamente atrás de Anna fue como un golpe en la nuca. Gire la cabeza para verla, que estaba inmóvil ante la puerta. Al entrar, empujó la lata de pintura para pasar y dejó a la puerta desvencijada caer bajo su propio peso.
-¿Qui… qui… quitaste la lata? - le dije con un hilo de voz.
- No me dejaba pasar - respondió a la defensiva y mirando detrás de ella sin darle importancia.
Me adelante rápidamente y trate de tirar de ella, jale hacia arriba y hacia abajo de la perilla y Trate el truco de levantarla para desatorarla, pero era imposible. La perilla se había quedado atascada como si se hubiera fundido con la madera. Mire a mi alrededor, buscando herramienta, pero no estaban allí. Era inútil, esa misma mañana yo mismo saque la caja de herramientas y los utensilios de jardinería regados por el jardín trasero porque tenía planeado que Oniichan los acomodara en su sitio. Luego escuche el ligero ruido del estómago hambriento de Anna y el mío.
- ¿Qué pasa? - pregunto la rubia con ojos inquisitivos.
Oh, no.
¡Oh, no!
¡Nos habíamos quedado atrapados dentro del cobertizo!
… ¿Ahora qué?...
¡Hola!
Mucho tiempo sin poder actualizar. Créanme que he tratado todo lo posible por escribir con frecuencia, pero este capítulo no quedaba como quería. Sinceramente, termine haciendo como 3 borradores distintos que no me convención. Pero heeey! ahora hay material para One-Shots!
Espero que sea de su agrado y que les deje satisfechos.
Le quiero agradecer a Yoh, PANDYTA y Soy LPA por sus comentarios durante mi ausencia. Con suerte actualizare un poco más seguido en los siguientes meses.
¡Nos vemos!
