14. Chicos, Chicos, Chicos.
-¿De verdad los invitaste a venir? - Dijo Hao con escepticismo.
- ¿Por qué no? Me pareció buena idea - le contesté.
- ¡Yoh! Yo solamente dije que podíamos divertirnos un poco.
- Entre más personas es mejor - Le sonreí ampliamente.
Me puso los ojos en blanco y se rascó la nuca, moviendo el cabello largo en el proceso. Giró el rostro hacia el televisor y luego de unos momentos, sin poder resistirlo, me reclamó:
-Es el último fin de semana sin Keiko, podríamos hacer lo que sea, ¡y se te ocurre invitar a un montón de…!
- de… - le dije imitando su tono de voz. Supe por su expresión que estaba absteniéndose de decir "idiotas que no conozco".
Viéndose interrumpido, mi hermano guardó silencio abruptamente y se enfurruñó mirando el televisor, se sentó con las piernas cruzadas y apoyó el codo en la mesa. Usaba una camiseta negra un tanto holgada y pantalón marrón. Me reí por dentro, al imaginarlo siendo el "señor loco de los gatos", que nunca invitaba a nadie a casa. A Hao le gusta presumir y ser el centro de atención siempre que puede, pero no es bueno haciendo amigos. Le cuesta mucho trabajo confiar en otra persona y en permitirle que lo conozcan. Y era precisamente por eso, porque yo había invitado a mis amigos, que parecía a punto de un colapso.
-Olvídalo - me ladró
- ¡será divertido! Son personas agradables
- a ti solo te gustan las personas extrañas - refunfuñó entre dientes. No le hice caso, por lo menos, hacerlo rabiar era lo mínimo gracias a la vergüenza que me había hecho pasar. A los pocos minutos se escuchó el timbre en la puerta principal, anunciando la llegada de los chicos.
Hao suspiró y se enderezó, resignándose:
- Parece que ya llegaron, quien quiera que sean.
Me levanté contento ante la perspectiva de pasar un rato de chicos. Salí por el pasillo principal, dejando la sala de estar y me dio un cierto gusto ver qué mi hermano me siguió, aunque con los brazos cruzados. Al llegar al rellano de la entrada, se podían observar las siluetas de tres personas al otro lado de la puerta. Yo me adelante hasta el genkan para abrir, pero Hao permaneció de pie en el rellano, unos cuantos pasos atrás con el escepticismo tatuado en la cara.
Tras la puerta pude ver a mis dos compañeros de clase y un chico que no conocía.
-¡Yoh! ¡Qué bueno verte! - dijo efusivamente el muchacho más alto, con playera azul celeste y una banda en la frente. Me dio un par de fuertes palmadas en el hombro que me hicieron sentir como si yo fuera un tambor Taiko.
- Te pasas, hasta parece que no lo has visto en años, déjalo en paz - le dijo el moreno y extendió la mano para saludar de forma un poco más discreta, luego de haberle dado un codazo
- Que bueno verlos muchachos - me era difícil ocultar mi sonrisa - y también a ti - le extendí una mano al muchacho que permanecía detrás de los otros dos. Un chico de ojos dorados y cabello atado en un peinado extraño, que terminaba en un pico.
- Puedes llamarme Ren - el chico me estrechó la mano, por su forma de hablar podía detectar un poco de acento. No era poco común en Tokio, en esa ciudad venían personas de todos lados y de todo tipo.
- un gusto conocerte - le respondió casualmente Yoh.
- espero no te moleste que lo hayamos invitado, es el vecino y estaba solo, triste y abandonado - dijo el moreno haciendo un gesto dramático con las manos. Ren parecía a punto de patearle el trasero.
De un empujón, HoroHoro lo hizo a un lado y tirando de mi hombro se asomó para ver detrás de mí.
- Espera, Yoh, ¿Quién es él? ¡No me digas que es tu hermano ! - HoroHoro se veía realmente impresionado -¡Vaya! ¡Si son igualitos! ¡Hasta parecen gemelos!
Me reí bastante al escucharlo, y pude ver qué a Hao estaba por explotarle una vena en la sien, manteniendo los brazos cruzados. Chocolove le dio un golpe en las costillas a su compañero de piso para que guardara silencio.
-Idiota, ¡ya nos había dicho que tenía un hermano gemelo!
- ¿Así? - le dijo HoroHoro - creo que se me olvidó eso. Pero la verdad es que son muy parecidos. No pensé que fueran tan similares. Hasta parecen idénticos
- ¡Imbécil! - Choco le dio otro golpe en la nuca - ¡Por algo sin gemelos idénticos!
A Hao el comentario estaba lejos de hacerle gracia, estaba tenso y un tic en el ojo coronaba su expresión. Seguramente se estaba mordiendo la lengua para no insultar a las visitas.
-Tus amigos parecen todo un deleite - dijo Hao despectivamente, giro en redondo y camino hacia el interior de la casa.
Yo hice lo propio, y los invite a pasar. Los cuatro llegamos a la estancia y se sentaron, dónde comenzaron a hablar de varias cosas. Hao, guardaba silencio, observándonos a todos, mientras permanecía sentado en un rincón, con el celular sobre la mesa y una bolsa de frituras junto a él. El más alto era HoroHoro, un chico de Hokkaido, que había venido a estudiar administración para poder cooperar con la granja de su familia; Chocolove había migrado hacía unos años y estaba retomando algunas materias de tronco común y era el Roommate de Horo. No sé muy bien como terminaron compartiendo departamento, pero si sabía que frecuentemente se quejaban del poco dinero del que disponían. Luego estaba Ren, quien se presentó diciendo que era originario de China y que estaba estudiando Negocios Internacionales, por su ropa costosa y de alta gama, quedaba claro que de todos los presentes en la habitación, él era el único que no batallaba con sus ingresos. Era un tipo serio y conversaba poco, pero había algo en el que me dio a entender que se estaba divirtiendo. Según las palabras de HoroHoro, era un amargado que solamente estaba en casa o en la escuela y dado que lo encontraron en la entrada del edificio en que vivían justo cuando estaban de salida, decidieron invitarlo ("arrastrarlo" fue la palabra que usó Ren) a salir y conocer otras personas.
Cuando la plática comenzó a decaer luego de un rato, por la puerta shoji se vislumbraron las siluetas de las inquilinas pasando. Una de las puertas se deslizó un poco para dejar ver a Tamao que utilizaba unos shorts cortos y una playera blanca. parecía cohibida, sobre todo cuando noto que estábamos acompañados. Hao se puso de pie, dejó el teléfono en la mesa y se acercó, decidido a hacer compañía de ser necesario. Hablaron en voz baja y luego se despidió. La puerta se quedó abierta mientras mi hermano se quedaba como pensativo y mirando hacia donde estábamos
-¿Quién era esa chica tan linda? - dijo HoroHoro, que al parecer había notado la presencia de Tamao.
-eh? Ah! Es Tamao, una de las chicas de la pensión. - le dije y le di un trago a mi refresco.
los tres chicos me miraron extrañados, esperando que ampliará la explicación.
-Esta es una pensión - les dijo Hao, medio irritado - una pensión para señoritas. Está en el letrero de afuera, ¿ no lo leyeron?
Los tres se quedaron callados, mirándolo. HoroHoro fue quien cambió el tema.
- ¿Una de las …? - comenzó Ren, repentinamente interesado.
- ¿chicas de la pensión? - completo Chocolove tartamudeando.
- ¿Vives con un montón de chicas lindas? - me gritó HoroHoro y procedió molestarme- y no nos habías dicho. Que bien te lo tenías guardado. vives rodeado de un montón de chicas hermosas y no nos lo dijiste.
- Eres un envidioso - le recriminó Choco, tirándole de las mejillas con unos pellizcos - nosotros viviendo en soltería y sin ver a ninguna chica!
-no sé de qué están hablando - les dije y honestamente no entendía de que iban los reclamos.
- qué estás aquí, rodeado de hermosas mujeres todos los días. Nosotros solamente nos vemos el uno al otro en las mañanas! ¡Sabes lo horrible que es! – dijo HoroHoro, ahora aplicándome una llave de lucha- eres un miserable acaparador
-Yo si les había dicho que vivía en una pensión- me defendí -, dándole un codazo a HoroHoro con la intención de sofocarlo.
-Pero nunca dijiste que era solo de señoritas - dijeron mis dos compañeros de clase al mismo tiempo.
-Deberíamos dejar que los chicos aquí presentes conozcan mejor a las muchachas - sugirió Hao, alzando un poco la voz para poder ser escuchado pese al alboroto - ya que eso es lo que te están pidiendo.
Los tres nos quedamos quietos al escucharlo. Yo me volví para poder verlo bien a la cara, sin entender muy bien vio que acababa de decir mi hermano.
- ¿Eh? - en ese momento noté el particular brillo en los ojos de mi hermano -... No querrás decir…
Asintió con la cabeza y una sonrisa deslumbrante le iluminó el rostro opacando el brillo malicioso de sus ojos. Yo sabía que por su cabeza transitaba una de sus travesuras, igual que cuando éramos niños.
-entonces muchachos … ¿Quieren saber un secreto de la pensión ?
20 minutos más tarde, los cinco estábamos apostados junto al muro de bambú que resguardaba las aguas termales. Detrás del muro, se podía escuchar a las chicas, sus murmullos ininteligibles y algunas risas ocasionales de las muchachas. HoroHoro estaba encantado con el plan de Hao, mientras que Chocó y Ren, trataban de fingir que no tenían el mismo interés. No eran muy buenos disimulando.
-Bien, ya saben el plan, solo hay que esperar a que las chicas estén distraídas para que no noten nuestra presencia - sentenció Hao con orgullo. Mi experiencia me dictaba que esto no iba a funcionar tan suavemente
Miré a Hao, cuyo ego gigantesco estaba encantado de dar órdenes. Había traído una lámpara de mano pequeña y unos binoculares. Me parecía casi imposible que de verdad estuviera pensando en que podíamos espiar a las chicas mientras tomaban un baño, pero guarde silencio y asentí a cada paso de su loca idea.
Por una vez, Hao parecía estar divirtiéndose de lo lindo en compañía de más personas. Si bien de pequeños a ambos nos resultaba difícil entablar amistades, él siempre había Sido mucho más huraño que yo.
Y por otro lado, algo dentro de mí me decía que esto sería genial. Sobre todo si lográbamos salir ilesos.
-bueno, manos a la obra, pero recuerden que debemos ser silenciosos - dijo Hao manteniéndose erguido. Los tres invitados asintieron con la cabeza.
Nos pusimos en posición, Chocolove y yo nos dispusimos a hacer piecito par que HoroHoro pudiera trepar por la barda y asomarse hacia el interior del onsen. Hao le dio la lámpara a Ren, instruyéndole que cuidara por si veía que alguien llegaba. No era raro que en ocasiones Ryu pasará por las noches a la pensión, solo para checar cómo estábamos.
El ainu puso el pie sobre nuestras manos y estábamos a punto de levantarlo cuando...
- ¿Estás seguro de que quieren hacer esto? - preguntó Choco, una seria duda estaba en su rostro.
- Si, ¿Porque haríamos esto? - dijo Ren, poniendo cara de pocos amigos y cruzándose de brazos sin soltar la lámpara- Es ridículo, no estamos en secundaria.
- Vamos es solo algo para divertirnos - aseguró Hao con satisfacción.
Ren lo miro, dudando, y parecía a punto de alegar, cuando HoroHoro le tapó la boca y se llevó a otro lado a su compañeros de piso.
-Hao - lo interrumpí y jalándolo del brazo lo lleve a un lado, le susurre al oído, cubriendo mi boca con la mano para que no me escucharan los chicos - Esto es una tontería. Esto solo nos va a acarrear problemas.
Mi hermano se volvió y en el mismo tono susurrante me contravino:
-Claro que no, ni siquiera está Keiko aquí.
- no seas un idiota. Las chicas lo notarán y nos van a atrapar. ¡Nos patearan el trasero!
- Eres un exagerado - contestó mi hermano y miró hacia ambos lados - ¡escúchalas! están divirtiéndose y no se darán cuenta de nada ¡Solo hay que ser discretos!
Del otro lado del muro se escuchaba a las chicas riendo y algunos cuantos chapoteos. El brillo en sus ojos centelleo. Le jale de la oreja para reprenderlo porque sabía exactamente qué clase de ideas lascivas cruzaban por su mente y hacerlo recapacitar.
-Precisamente por eso no va a funcionar.
- Claro que lo hará. Es un plan infalible - me jaló de la oreja también y con la mano libre tiro de mi mejilla, pellizcando como si fuera un chiquillo - ¿Es que no confías en mí ?
- ¡No! - dije y le pellizque la mejilla también. El tiro más fuerza y los ojos se me anegaron de lágrimas
- ¡¿No?!... te culpo, pero… - respondió - ¡esto funcionará! - su voz sonó distorsionada ya que yo también estaba tirando de su mejilla hacia el suelo. Él en respuesta soltó mi oreja y me pellizcó el brazo.
-EEEmmm, chicos - carraspeó Chocolove - ¿está todo en orden?
Ambos nos detuvimos en seco y volvimos la cabeza para ver a la persona que nos había devuelto a la tierra.
-Si, todo en orden - Respondí más por instinto que por creerlo. El puñetazo que pensaba darle a Hao podía esperar hasta más tarde. - Pero, Hao será quien me ayudara a sostener a Horo-Horo - le dije.
Mi hermano lanzó una mirada envenenada, pero el puntapié que le di lo hizo callar.
Nos pusimos en posición, y Horo-Horo, junto con Chocolove, no podían ocultar las risitas. Ren también sonreía aunque trataba de aparentar estar fastidiado por nuestras actitudes infantiles. Mi hermano y yo pusimos las manos entrelazadas para permitir que HoroHoro subiera. Él trepó y se acomodó en nuestros hombros. Era más pesado de lo que parecía. El ainu siempre decía ser un estudiante sin suficiente para comprar todo lo que la despensa necesitaba, pero comencé a creer que muy seguramente, el dinero no le alcanzaba para todo lo que él quería comer en un solo día, y no significaba que no tuviera alimento para pasar los días. La expresión de Hao, abriendo mucho los ojos me dio a entender que pensaba lo mismo. Horo-Horo comenzó a hacer señas, todavía riendo por lo bajo; pero no era probable que lo escucharan ya que las chicas tenían su propio escándalo.
-¿De verdad crees que esta es una buena idea ? - le pregunté a Hao, tratando de mantener el peso de Horo-Horo
- No, la verdad es que no - dijo y me sonrió.
- Bien. Estaría muy preocupado si lo creyeras.
- Es… por los viejos tiempos - dijo Hao y se encogió de hombros, soltando a Horo-Horo en el proceso.
- Tengan cuidado - Nos reprendió Horo-Horo en voz alta.
Tal vez, demasiado alta.
- ¿Quién anda ahí? - Se escuchó la voz de una de las chicas. Trate de adivinar de quién se trataba - ¿Que está pasando?
- Te dije que no iba a funcionar - reprendió Ren, alzando la voz para que lo escuchara su compañero - deberías bajar de ahí antes de que te mates… o te aniquilen
- ¡CALLATE! - Le respondió HoroHoro, olvidando que debía ser discreto y silencioso.
- ¡Viene de ahí! - Esta vez estaba seguro de que era la voz de Jun - ¡Rápido! ¡Una lámpara!
- ¡Rápido! ¡Baja!- dijo Chocolove, nervioso, como si estuviera a punto de comerse las uñas.
- ¡Ay! Pero aún no veo nada importante - Dijo volviendo la vista
- ¡Es un pervertido! - Escuche la voz de Tamao gritando - ¡Deben ser Yoh y Hao!
- ¡Esos idiotas! - la voz de Anna sonó cargada de ira- ¡No nos dejan en paz ni un día!
- ¡NO SOY YO! - gritó Hao, sosteniendo el tobillo de Horo-Horo
- ¡Cállate! - le dije, y le trate de dar un puntapié, pero solamente sentí como HoroHoro se comenzaba a resbalar.
Alce la vista, solo para darme cuenta de que HoroHoro estaba agarrándose del muro con fuerza, aferrándose a él con su vida. Pronto se escuchó el agua salpicando y algo lanzado hacia la reja. Se escuchó un chapoteo en el agua y la vos que claramente era de Pirika gritando a todo pulmón.
-Esperen - dijo Horo-Horo - ¡NO PUEDE SER! ¡NO! ¡YO NO NECESITABA VER ESO!
Él comenzó a moverse inquieto, dificultando la tarea de sostenerlo aún más. dio unas cuantas patadas, al tratar de bajar lo más rápido posible pero, no lo logró. Algo golpeó al chico en la cabeza y el joven de Hokkaido cayó sobre nosotros, quienes terminamos por desplomarnos sobre Chocolove y Ren. Cerca de nosotros cayó la pequeña bandeja de plástico que utilizaban para enjabonarse.
En cuestión de unos instantes, las chicas estaban frente a nosotros, usando batas de baño que las arropaban y con los cabellos húmedos. Lideradas por una furiosa Anna Kyoyama, estaban dispuestas a darnos una paliza cuando, desde atrás, Pirika se aproximó
-¡HERMANO! ¿QUÉ DEMONIOS SE SUPONE QUE HACES AQUI?
- ¡¿Hermano?! - Dijimos todos los hombres, todavía desparramados por el suelo.
- ¡Yo no sabía que tú vivías aquí!
- Nos estabas espiando - dijo Pirika acusadoramente- ¿Porque hiciste eso? Espera…- Su rostro se tornó carmesí - ¿Me viste desnuda?
- ¡No era algo que yo quisiera ver! - dijo Horo-Horo
Pirika jaló a su hermano de las orejas y lo llevó a otro lado, despotricando en su contra y dándole un que otro coscorrón. Se alcanzaba a escuchar algunas frases inconexas como "increíble" "una vergüenza para la familia" o "eres de lo peor".
Todos nos quedamos mirando hacia donde se habían ido pero ninguno se atrevió a hablar hasta que Ren se puso de pie y se acercó al grupo de las chicas. Jun sonrió y lo abrazo con gusto
- Ren ¡Qué gusto verte! ¿Dónde habías estado?
Hao se incorporó a mi lado y me pregunto en un murmullo sí se conocían. Yo solo me encogí de hombros sin saber que estaba pasando.
-Jun - dijo Ren ligeramente irritado pero sin apartar la alta y despampanante Jun Tao - ¿así que aquí es donde vives, hermana?
- ¡¿HERMANA?! - dijimos Hao y yo al mismo tiempo.
- ¿Hay algún problema con eso ? - nos dijo Ren lanzando una mirada asesina. Negamos con la cabeza. - Vamos adentro
- Solo espera un momento - le contestó Jun y se remangó la bata de baño. - Tengo un pequeño asunto pendiente.
Jun se colocó a lado derecho de Anna, a su izquierda estaba Tamao, y de la nada había regresado Pirika que hizo crujir sus nudillos.
-¡Tu! El moreno - le dijo Anna fríamente - Apártate si no quieres recibir tu merecido.
Chocolove nos miró, nos echó una bendición en inglés, con su marcado acento y se apartó.
Las chicas se encargaron de darnos una paliza memorable, destacando su rabia y haciendo que lamentáramos profundamente el haber osado espiarlas. Al terminar, las cuatro se retiraron pero invitaron a los muchachos a pasar para comer algunos bocadillos. Charlando como si nada hubiera sucedido o si no hubieran participado.
-Ya estarás contento - le dije a Hao
Él se enderezó sobando los magullados lugares que tenía. Yo me estire, y estuve seguro de que tendría algunos cuantos moretones por algunos lados. Hao comenzó a reír y me miró, yo le acompañé con algunas cuantas risas. La verdad, había sido la tarde más divertida que habíamos tenido en un largo tiempo.
- Un poco - afirmó Hao, respondiendo a mi pregunta- Ves te dije que mi plan funcionaria.
- Ahora me vas a decir que tenías planeado que nos dieran una paliza.
- No eso no - Dijo acomodando su cabello - Pero si había planeado divertirnos esta noche.
Suspiré. Si tan solo Hao pudiera pensar que la diversión no tiene que ir de la mano con meternos en problemas, todo sería más fácil.
- Si no fuera porque apenas la conocimos hace tres meses, diría que fue aprendiz de la abuela Kino. Tiene la mano pesada - le dije.
- No creo que se aprenda a golpear así - me contestó - más bien ha de ser un talento especial.
Nos quedamos sentados en el pasto húmedo.
-Debería ser boxeadora - dijimos ambos al mismo tiempo.
Le di un golpecito en el hombro mientras me reía.
- Es bueno que estes aquí, Hermano - le dije.
Hao no contestó. Se limitó a mirarme a los ojos y sonreír.
