Chapter 7: Duda Creciente
VI
Duda Creciente
¿Quién salvará tu alma,
después de todas las mentiras que has dicho?
¿Quién salvará mi alma, si tú no puedes salvar ni la tuya?
De pronto todo volvió como si se tratase de un recuerdo vivido, podía ver los ojos cristalizados de Bella, su mandíbula desencajada, su incredulidad, su miedo, su…
Ahogue mi recuerdo.
—Edward —exclamó mi hermana, tratando de acercarse pero me alejé, tan rápido que mi cuerpo quedó fuera de su alcance. Estaba en el otro extremo del porche, Alice me miraba con cautela.
—No fue mi intención —comenzó a decirme a modo de excusa, pero lo cierto era que yo había tomado una decisión 25 años atrás, y había arrastrado a todos para cumplirla.
Alice había perdido la posibilidad de una amiga, yo de una pareja, Carlisle de una hija, mi miedo a que ella estuviera condenada había condenado a todos, y por sobre todo a Bella.
La imagen de su rostro, ese que yo recordaba como un tesoro y que no me permitía recordar, porque no tenía derecho después de lo que había hecho, su rostro se dibujó tan grácil, tan pétreo, tan inmortalmente hermosa, su risa, su sonrisa, sus mejillas llenas de sangre…
La ira comenzó a nublar mi juicio, justo en el minuto en que el rostro de la muchacha se dibujó, que tenían Bella y Marie que ambas, de pronto me parecían tan extrañamente parecidas.
¿Acaso era esa esencia embriagante lo único que compartían?
No alcance a pensar cuando mi cuerpo ya estaba frente al computador, sentí a Alice seguirme, pero permanecer lejana, sin acercarse. Encendí el dispositivo y busqué lo que por 25 años no me permití.
¿Acaso podría encontrarla?
Agradecí que de un tiempo a esta parte, fuera una costumbre publicar todo en la internet. Cuando dí con los anuarios escolares, no fue una sorpresa ver que estaban digitalizados en su mayoría.
¿Acaso estaría el que correspondía a ella?
Al desplegar los años, dude.
¿Qué era lo que buscaba realmente?
Una excusa para verla… de pronto repare en que estaba completamente fuera de lugar, tratando de buscarla luego de más de dos décadas. Aunque encontrará su anuario, supiera que egresó de la secundaria, ¿Acaso eso ayudaría a mi actual dilema?
Abrí la hoja que había arrugado previamente y sentí el cuerpo de Alice detrás de mí. De pronto tuvo mayor confianza para unirse, o tal vez había visto algo, la verdad que estaba tan absorto buscando algo que ni yo mismo entendía que era, que me limité a ignorarla, miré el año en que estaba expedido el papel, y seleccioné ese.
Abrí el archivo PDF y no alcance a andar mucho cuando me encontré con el rostro de la humana que ahora estaba en el hospital, y que venía desde Forks.
Bajo su fotografía estaba su nombre: Marie Isabella Black…
Swan.
— Es su hija —exclamó mi hermana, anonadada.
Yo apreté mis ojos y entendí lo que realmente estaba pasando, el destino no iba a perdonarme lo que había hecho con Bella. Que iluso fuí, que estupido me sentía, y si pensé remotamente que ya estaba viviendo mi condena, estaba demasiado equivocado, el destino como cruel narrador me tenía algo mejor, y acababa de comprobar que mi condena, por lo que le había hecho a ella, no era pasar mi eternidad solo, en agonía como lo había hecho durante estas dos décadas pasadas, sino que mi condena era otra… Mis acciones tenían las más nefastas e inimaginables consecuencias, y no podía ser de otra manera… Yo iba a pagar el precio más alto que jamás había imaginado siquiera.
El dolor que le había causado a Bella, hoy sería resarcido por su hija, ella sería realmente mi verdugo…
Suspiré. Alice puso una mano en mi hombro y deseé que hubiera sido Jasper el que estuviera aquí hoy. Para que apagará mi agonía, para que desconectara mis sentimientos, para que yo pudiera tener un alivio, aunque fuera momentáneo.
—Lo siento —exclamó Alice, y su visión me golpeó. Fue tan precisa, tan nítida que nadie podría siquiera cuestionarla. No pude evitar comprobar lo macabro del destino en general.
—No —exclamé en un intento de negación absurdo. Pero el rostro de Alice, su expresión era inequívoca.
—Te enamorarás de su hija —la imagen de Marie acercándose lentamente a mi rostro, y yo sujetando su barbilla, nuestros labios uniéndose en un beso. Trate de ahogar mi sufrimiento, pero fue imposible.
—Suficiente —rogue en un pensamiento, y si pudiera llorar estaría haciéndolo a mares. Seguramente podría convertir todo en un mar de poder exteriorizar mis sentimientos como estaba sintiéndolo ahora, pero lo cierto es que lo impensable estaba ocurriendo, sin que yo pudiera esta vez detenerlo.
¿O acaso ya no tenía las fuerzas necesarias para hacerlo?
Acercarme hasta su habitación era una suerte de ritual, llegaba hasta la puerta, y luego me iba, sabía que Alice estaba ahí porque ella me hablaba a través de sus pensamientos.
— Huir no es una opción —me repetía cada vez que en sus visiones me veía tomando un avión hacía Italia.
— Quiero descansar —aseguré depositando mi palma en la madera de la puerta.
Y estos días era como haber retrocedido 25 años atrás de sopetón, de pronto me sentí y me ví en la misma posición de los primeros días luego que abandonamos Forks y que dejé a Bella en la mitad de un bosque por su "bien"
"Como si nunca hubiera existido"
Había sido mi promesa y la cumplí.
¿Porqué ahora estaba el destino jugando tan sucia partida? ¿Acaso lo que había hecho no había sido justamente para salvarla de convertirse en el monstruo que soy?
Maríe era la prueba viviente de que ella había seguido con su vida. ¿Acaso no había sido para mejor?
— Esta vez, tienes que enfrentarlo —aconsejó Alice.
— ¿Enfrentar qué? —cuestioné descansando mi espalda en la puerta que permanecía cerrada.
— A ella —Alice tomó una pausa — A ambas —aseguró.
y de solo pensarme, llamando a Forks y que fuera Bella quien contestará mi llamada, hacía que mil puñales golpearan mi inerte corazón, no estaba seguro de lo que realmente haría si volviera a escucharla, y luego pensar en que debía comunicarle que su hija, su hija estaba atada a una cama en coma principalmente porque yo no quise salvarla como lo hice con ella, podía imaginarme no solo su sorpresa, sino su decepción.
¿Estaba preparado para confrontar nuevamente esa mirada? pensé y apreté mis ojos. Esto era una verdadera pesadilla.
— ¿Y decirle que? —exclamé mientras me regodeaba en mi cobardía.
— La verdad —La calma con la cual estaba sobrellevando esto Alice era impresionante. Bueno después de todo, yo era el único responsable. Este era el resultado inevitable de mis propias decisiones.
¡Estupido!
— ¿Cuál verdad? ¿Hola Bella, soy Edward, si el mismo vampiro que te dejo en la mitad del bosque a tu suerte, te llamo para decirte que tu hija está atada a un respirador artificial porque yo me negué a interponerme entre el vehículo que la arrolló habiendolo visto, previamente? —y la ridículez de mi diálogo solo era superable por la frustración que todo esto me causaba.
— Ella va a estar bien Edward, yo la he visto. Marie despertará —aseguró. Las visiones se volvieron más nítidas.
Lo que fue un verdadero bálsamo de consuelo dentro de toda esta pesadilla que se vislumbraba, tal vez no tendría que llamar a Bella para comunicarle la tragedia que había sufrido su hija, pero acaso no sería una tragedia igual de mala que su hija y yo nos enamoraramos.
Maulle.
— Ella entenderá —y aunque las visiones de Alice eran claras, solo me mostraban a mí con Marie.
—No estoy tan seguro —refuté recordando lo suspicaz que era Bella, y lo buena persona, pero me imaginaba que con lo que yo había hecho, tal vez su recuerdo de mí no iba a ser el más "feliz ni placentero"
— Su amor por tí era profundo —la voz de Alice me entumecio.
—¡Justamente, por eso lo digo! —gruñí al recordar la escena de Bella conmigo en el bosque, de cómo cayó al suelo luego de que me buscó, y como tuve que arrastrarme fuera de allí porque estuve a medio segundo de devolverme y mandar todo al demonio, al verla acurrucarse en medio del bosque colapsada.
¿Por qué no me devolví? comencé a cuestionarme al retroceder en mis recuerdos. Tal vez si hubiera vuelto todo esto se hubiera compuesto, y no estaría hoy aquí debatiéndome entre la cobardía que me da llamar a Bella y entrar a la habitación de quien pronto la reemplazará en mi corazón muerto.
Los sentimientos son encontrados, y demasiado intensos para siquiera intentar procesarlos.
—No puedo —exclamó alejándome de la puerta. Alice guarda silencio.
—No te dejaré solo esta vez, estoy aquí, y no me iré a ninguna parte —asegura mi hermana mientras yo me alejo de la habitación.
Pero lo cierto es que no puedo volver a traicionarla, no puedo volver a entrar a su vida solo para ¿Enamorarme de su hija?
Lamento haber hecho esto, la sangre está en mis manos
Miro fijamente mi reflejo, Ya no sé quién soy
Practico mi confesión, en caso de que suba al estrado
Diré que aprendí mi lección, seré un hombre mejor
Será mejor que tengas una buena excusa para no haberme contestado todo este tiempo, pensó mientras tomaba la mochila, y los boletos del vuelo que tomaría dentro de un par de horas.
Justo cuando iba a salir de casa, el sonido del teléfono lo retiene.
Mas te vale que seas tu Marie piensa mientras un dejo de alivio siente al aproximarse al viejo y descontinuado aparato colgado de la pared.
— Bueno —contesta Jake haciendo una pausa.
El silencio embarga la escena por unos segundos —malditos, no tendrán mejores cosas que hacer —piensa dispuesto a colgar pensando en los muchachos que deben haber marcado para divertirse.
— ¿Busco a Bel.. Isabella Swan? —y la voz lo transportó 25 años atrás, o más. De pronto fue como si su vida retrocediera y de pronto fuera el mismo muchacho que reparará en lo irreparable. Su mandíbula se apretó, la imagen de su difunta esposa apareció como un fantasma perturbador, le confrontaba la mirada, con la severidad que la caracterizaba cuando debía haber seriedad. Sabía perfectamente lo que Bella desearía que él hiciera. Entonces, la imagen de su hija a un lado se dibujó. Marie…
Carraspeo, para recobrar el habla.
— No —contestó debatiéndose entre confesar la verdad o simplemente… —¿Quién es?—agregó sin dar oportunidad de que su interlocutor reaccionara.
Nuevamente un tenso silencio, hasta que la voz al otro lado de la línea continuó.
— Estoy llamando de la Universidad de Darmouth… del Hospital Universitario —escucho y apenas lo hizo su corazón de padre se aceleró.
Marie fue todo lo que ahora inundaba su pensamiento.
— ¿Ella está bien? —preguntó con preocupación, presumiendo o al vez temiendo lo que le dirían. Estupida Venganza ¿Acaso valdría la pena perder a su hija por ello? pensó.
— Ella sufrió un accidente, tratamos de comunicarnos antes, pero al parecer había un error en el número entregado en su ficha de ingreso —se excuso Edward, no tan seguro de lo que estaba haciendo.
— ¿Está bien? —insistió Jake.
— Sí —confirmó Edward.
— Gracias —exclamó Jake, y después de todo sabía perfectamente quién estaba llamando. En realidad ambos sabían quienes eran sus interlocutores. Por lo que lo que hizo a continuación era casi esperable, después de todo, la venganza estaba igualmente enterrada en su corazón. — Tomaré… —se apresuró a continuar, luego se corrigió a sí mismo —Tomaremos el primer vuelo para allá, por favor dígame la dirección a la cual debo… debemos llegar —agregó Jake sabiendo que al utilizar el plural iba a complicarlo. Quería comprobar por mí mismo si Marie había logrado cumplir su cometido.
El silencio que embargó la comunicación, se dio interrumpido por la voz del vampiro.
—No creo que sea necesario —respondió Edward precipitadamente, y al minuto que lo dijo se arrepintió, porque eran sus padres, por supuesto, quieren venir a verla, juntos. Bella pensó Edward y la imagen de ella inunda no solo su pensamiento, sino que también el de Jake, y si bien ambos recuerdos eran de momentos total y diametralmente opuestos, por un lado, la reminiscencia de un bosque, por el otro, una cama de hospital, la protagonista era la misma, solo los años hacían la diferencia: Una adolescente versus una mujer.
