Sumario: "Ackerman es peligroso. No hay que atravesarse en su camino" es lo que por lo bajo murmuraban todos en el instituto. Y Moblit estaba seguro que todos pensaban así, incluso ella.
Lo que nunca empezó
Capítulo 03: Hanji
Pocas personas pueden jactarse de recordar las primeras palabras cuando tuvieron conciencia del mundo.
Hanji podía hacerlo aunque el "No quiero" que Levi había soltado le rompió el corazón y la hizo llorar con la intensidad propia de una infante de cuatro años, así que no era una historia que le gustara recordar.
No quiero.
Esas dos palabras podían fragmentar su alma en miles de piezas.
También recordó cómo su mamá la tomó en peso y lloraba con ella por la situación. Aunque no tuviera recuerdos antes de aquel choque con Levi, algo dentro de Hanji le decía que lo que menos le gustaba era ver a su madre llorar.
Así que se calmó, acallando y tratando de ocultar sus hipidos mientras pasaba sus manos por el rostro de su mamá.
Hanji llegó a pensar que aquel día era la última vez que estaría en la casa de los Ackerman puesto que Levi no quería. Pero siguieron asistiendo, en especial iban a un amplio salón lleno de grandes libros mientras un señor grande se sentaba y revisaba papeles.
Hanji no aprendía del todo a leer, pero identificaba números y esos papeles tenían muchísimos números.
—Zöe-san, no creo que deba aceptar una investigación tan simple.— sentenció Kenny, con una mueca de disgusto. —Incluso yo, que no conozco nada de farmacéuticos, entiendo este lenguaje tan simple. Me parece un informe hecho un estudiante de primaria.
La mujer asintió, cambiando de brazo a Hanji, debido a que se negaba a soltarla.
—Sí, es por eso que vine a verlo, Ackerman-san.— dijo ella. —Tenía mis dudas.
—Hágale caso a su instinto.— confirmó Kenny, luego vio cómo Hanji se removía inquieta en los brazos de su madre. —¿Está incómoda la pequeña?
—Uh... no suele estar acostumbrada a mantenerse inmóvil, pero no puedo dejarla...— admitió la mujer con visible pena. —La última vez chocó con Levi-chan y lloró profundamente.
Kenny pareció analizarlo unos segundos.
—No va a poder evitar que su hija derrame algunas lágrimas.— observó Kenny. Se levantó y abrió la puerta que daba a otro salón. —¡Hey! ¡Muchacho!
Hanji se encogió más en sí misma al sentir la tensión en su madre.
—¿Qué pasa, Kenny?
—Tu amiga Hanji ha venido a jugar contigo... ¿Por qué no van a la caja de arena y se ponen a armar castillos o algo así?
Levi le miró fastidiado, haciendo que Hanji desviara la mirada hacia el piso.
—No me gusta cómo se me pega la arena debajo de las uñas y afuera hace calor lo que hará que sude.— refunfuñó el pequeño. —Mejor vamos a colorear.
Kenny lo miró con recelo, nunca había visto que un niño prefiera más cuadernos que juegos.
—Eres raro, mocoso.
Levi extendió la mano hacia Hanji, quien de manera automática la tomó, bajándose de los brazos de su madre.
Hanji miró a su madre, notándola ansiosa.
Kenny volvió a los documentos, diciendo algo de que estarán bien y nada malo pasará dentro de la mansión.
En la siguiente habitación estaba pulcramente ordenados montones de crayones de diferentes colores, algunos bastante usados lo que hacía ver que Levi se divertía pintando montones de dibujos.
—Mira...—le enseñó él un dibujo grande de unos caballos en un establo. —Están sin color. Mi mamá dice que tenemos que darle vida.
Hanji vio cómo él colocaba el dibujo en el piso, tomaba un color y procedía a pintar. Ella vio un color rosa y lo tomó, empezando a pintar un caballo.
—Nunca he visto un poni de ese color.— replicó Levi frunciendo el entrecejo.
—¿Está malo?— preguntó dudativa Hanji.
Levi se encogió de hombros.
—Si tú lo hiciste entonces ya existe.
Al poco llegó Kuchel con galletas y leche, esperando por algunos minutos hasta que los infantes decidieran dejar a un lado su actividad. Hanji iba corriendo a tomar el vaso pero Levi lo evitó.
—Quiero galletas.— protestó Hanji.
—Primero tenemos que limpiar las manos.— la regañó con seriedad mientras la arrastraba como si fuera una muñeca hacia el pequeño lavabo.
Levi le enseñó el dispensador de jabón y cómo colocar las manos para que el agua saliera, hasta le prestó su toalla para que se secara. Hanji le enseñó las manos limpias y sonrió cuando Levi lo aprobó. Entonces corrió a tomar el vaso de leche y lo bebió. Casi al instante escupió con una expresión de asco.
—Hanji-chan ¿Estás bien?— preguntó Kuchel, preocupada por la hija de su amiga mientras le limpiaba el rostro.
—No gusta.— dijo ella sacándose de la boca la nata que se había formado. Parecía que quería llorar pero se contuvo a tiempo.
—No pasa nada, tranquila.— con una cuchara Kuchel sacó el resto de la nata que se había formado en el vaso y lo apartó en otro plato. —Listo, ya no hay.
Levi le enseñó cómo remojar las galletas en la leche y morderlas despacio, para sentir cómo se deshacían en la boca.
Y Hanji, aquel día, lo guardó en su memoria como un dulce recuerdo. Exceptuando por la nata de leche.
Le da asco.
Para fortuna de la pequeña, su madre siguió llevándola a la mansión Ackerman, diciéndole que estaba feliz de escucharla hablar más a menudo.
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El paso por el kínder y la educación básica fue relativamente complicada para Hanji porque, además de Levi, no podía interactuar con los demás niños. Algunos le huían porque prefería tomar en sus manos los insectos para sacarlos de los salones, otros le decían que era demasiado escandalosa. Y la última, una niña de hermosos ojos violetas llamada Reiss Frieda, le decía que su madre ni siquiera tenía suficiente dinero y a ese paso serán pobretones y que Hanji deberá casarse por compromiso.
Hanji no entendía qué era pobretones, lo investigó por su cuenta y decía que era falta y ausencia de dinero y al parecer se usaba en contextos nada agradables. También averiguó sobre los casamientos por compromiso y vio que era una unión obligada. O sea que no la iban a querer.
Quizá como Levi, que no quería estar cerca de ella.
En contraste Levi decía que su tío Kenny le ordenaba que no diera importancia a las estupideces que hablaban los demás, y él siempre cumplía lo que su tío le ordenaba, porque su tío, a pesar de toda su apariencia de miedo, era bastante sabio.
Hanji no pudo evitar recordar cuando el tío Kenny le había ordenado que fueran a jugar en la arena y en cambio, Levi había decidido que mejor iban a pintar. A su manera, pero Levi había seguido las órdenes de su tío.
¿Será que por eso acepta ser su amigo y nunca la ha juzgado como lo hacen los demás?
Con el paso del tiempo Hanji empezaba a sentir demasiada presión por parte de Frieda, es como si se hubiera ensañado en resaltar todos sus defectos, como su ceguera, poco gusto al vestir, demasiada extrovertida, muy gritona y tosca, nada femenina.
Ante sus inseguridades, Hanji le preguntó a su madre, aunque de una forma demasiado generalizada, no quería verla llorar.
—¿Te parece bien... si empiezo a usar vestidos?— preguntó de la nada una mañana cuando desayunaban.
Notó la sorpresa en la mirada de la mujer y luego su sonrisa maternal.
—Solo si te sientes cómoda con ello.
Como fue algo demasiado generalizado y no le permitió elegir, buscó una segunda opinión con Levi.
—No podrás moverte con mucha agilidad.— observó él, mirándola fijamente con el entrecejo fruncido, como si buscara imaginarla con ese tipo de vestimenta y no lograra hacerlo.
Hanji al menos razonó que Levi tenía razón en ello. Por más que tratara de quedarse quieta no podía hacerlo, así que decidió seguir usando sus pantalones que le permitían escalar árboles, brincar las escaleras.
Incluso le ayudaban a montar la moto de Kenny, como cuando Levi fue por ella ayudándola a escapar de la estúpida fiesta de la estúpida Frieda. Y estúpida Hanji por creer en la estupidez de poder ser alguna vez una estúpida muchacha que pueda destacar más que la pequeña fortuna de su madre.
—No me salgas con esas mierdas.— le recriminó Levi tomándola de su castaño cabello que estaba recogido en un moño sencillo. Apenas lograba recordar que Levi despreció a Frieda y sus amigas porque Hanji descubrió en ese preciso instante el color exacto de los ojos de Levi y no pudo evitar mencionarlo.
—Tienes unos hermosos ojos azul gris.
Y entonces ocurrió su primer beso.
Hanji lo recordaba suave y húmedo. Y sus mejillas se enrojecían cada vez que lo recordaba.
Quizá Levi empezaba a quererla.
Aquello la hizo muy feliz, y aunque nunca hablaron formalmente de ello, de cuando en cuando seguían existiendo esos momentos en los cuales unían sus bocas, a veces siendo un saludo cuando no habían curiosos a su alrededor. Hanji no podía evitar sonreír después de cada beso.
Tiempo después, en un viaje de integración Frieda la hizo objeto de burla por su camisa holgadas y pantalones mientras hacía gala de su traje de baño de una pieza, demasiado ajustado a su cuerpo delgado, realzando sus pechos llenos y caderas voluminosas.
Otra vez esa mordida venosa de inseguridad empezaba a atacar a Hanji y trató de ignorarla, pescando con los chicos y luego queriendo nadar a solas, quizá así ahogue sus miedos.
Levi no estaba dispuesto a dejarla sin nadie vigilándola. Y parecía que él tenía un radar que se activaba cuando ella estaba apagándose porque la presionaba una y otra vez para que hablara. Pero era difícil confesar que tenía miedo que él no la quisiera y creía que si lo decía en voz alta entonces sus temores iban a hacerse realidad.
Sin embargo, lo que sucedió, fue justamente un encuentro inexperto e intenso que hizo creer a Hanji que quizá Levi sí sentía algo más por ella. En esa y en las siguientes ocasiones donde descubría más de sí misma gracias a que Levi le ayudaba a ello. Como descubrir que sus piernas podían acalambrarse estando a los lados de la cadera de Levi pero podían descansar sobre el pecho de él, aunque eso hacía que él llegara más profundo, y no es que Hanji estuviera quejándose de ello.
Al ducharse no podía evitar admirar las marcas que él dejaba en su cuerpo, alimentando silenciosamente la esperanza que él sintiera una pizca de cariño hacia ella.
El tiempo se le hizo corto a Hanji en esa nueva etapa de relación, un día sentía que estaba desnuda entre sus brazos y al otro él le decía que piense bien lo que ella realmente quiere mientras se apartaba.
Hanji sentía que le faltaba el aire.
¿Era esa una cortés forma de cortar lo que jamás tuvo siquiera un inicio? ¿Y en cuánto tiempo supuestamente él tiene que recibir la respuesta? ¿Y si ella trata de acercarse y él ya no la quiere cerca?
Hanji constantemente buscaba en la mirada de Levi algún signo de que podían hablar, pero él parecía rehuirla constantemente. A Hanji solo le tocaba sonreír en silencio, en ocasiones creyendo que al menos tendría los recuerdos de lo vivido con Levi para aprender a vivir sin él.
Intentó llevar su vida con normalidad, se reunía con el club de biología, aceptaba los desayunos de Nifa aunque le apenaba decirle que no tolera la nata, en algún momento se lo tendrá que confesar y esperaba que ella tampoco terminara apartándose de su vida.
El único que parecía querer estar siempre para ella era Moblit y aún con la presencia de él Hanji no podían evitar añorar la compañía de Levi porque se sentía viviendo a medias, con sonrisas fingidas e intentando interactuar con otras personas.
De ahí sus días pasaban rutinarios, lo más extraño que le sucedió fue que Moblit en el almuerzo la tomó de la mano para medirla contra la de él. Hanji no entendió qué pretendía el muchacho con eso e iba a preguntarle qué le pasaba pero el sonido de las bandejas cayendo la distrajo. Vio salir a Levi y Hanji apenas demoró un par de segundos para buscarlo en todos lados.
Recorrió la biblioteca, las aulas, el patio y no lo encontró durante el resto del día.
No quería hacerse falsas ilusiones y en los siguientes días buscó su mirada, volviendo a suceder aquel frío alejamiento que casi hacían creer que lo acontecido en la cafetería fue una alucinación a causa de su deseo de recibir una señal de cuándo responderle.
Y Hanji jamás hubiera pensado que aquella señal vendría de parte de la pequeña Ackerman corriendo hacia ella, haciendo una reverencia de saludo.
—Hanji-san... ¿Es cierto que ahora eres mi prima?— Hanji no pudo evitar sonreír nerviosamente ante aquello. —Entonces déjame ser tu kōhai en el viaje de integración.— Las palabras de Hanji le dieron una extraña confianza y aceptó ser senpai de Mikasa en el viaje, prometiendo divertirse mucho, enseñarle a esquiar... —Y entretener a Levi para que Eren y yo podamos tomar chocolate caliente.— agregó la menor de los Ackerman ilusionada.
—Está bien, pero debes respetar a Levi.— dijo Hanji, pudiendo decir después de tanto tiempo el nombre de él sin sentir esa punzada de dolor. —Es tu primo mayor.
—Es que no me gusta que no apoye a Eren.— murmuró Mikasa entre dientes.
—Bueno...— Hanji acarició el cabello negro de la muchacha. —Prometo ayudarte también en eso. Después de todo, Eren es mi primo también. ¿Verdad?
Hanji se enorgulleció al haber descubierto las palabras mágicas que lograban que Mikasa esté más que dispuesta a ser menos agresiva.
Y pronto tuvo que poner a prueba cuán manejable se volvía Mikasa porque en el día del viaje de integración una de las primeras cosas que la muchacha hizo fue patear a Levi quien parecía dispuesto a castigarla ahí delante de todos.
Efectivamente, decirle "Primo" a Eren hacía maravillas y volvía muy dócil a Mikasa. Se la llevó, recordándole que acordaron en que ella iba a respetar a Levi.
—Él comenzó.— se justificó Mikasa. —Y mi papá dice que el respeto se lo gana, no se impone.
Con que Mikasa escuchaba a su padre cuando le convenía.
—Y también te dice que no quiere a Eren como tu futuro esposo, pero ahí no quieres escuchar.— comentó Hanji, como quien no quiere la cosa. —Y sabes que Levi puede influir mucho en ese tema, pero si te ve tan agresiva contra él no conseguirás que te apoye.
—¿¡Pero por qué tiene que pegarle!?— se quejó nuevamente Mikasa.
Hanji se rascó la mejilla en señal de incomprensión, asi que volvió a repetir su mismo argumento.
—Porque así se llevan los hombres.
Mikasa abrió la boca para protestar, hasta que recordó que el tío Kenny siempre golpeaba a su papá en señal de saludo.
—Tienes razón, Hanji-san.— admitió Mikasa. —Ahora veo con más claridad por qué Levi te quiere. Pero ¿Por qué tú lo quieres? Es amargado y tiene muy mal despertar.
Hanji recordó unas ocasiones en las cuales ella despertaba y veía a Levi admirándola desde su propio futón. Sus mejillas se calentaron ante esos recuerdos y señales que él le había dado. ¿Era ella la que no había sido clara con sus emociones?
—Eren es problemático y muy cabeza dura. ¿Por qué lo quieres?— retrucó Hanji. Mikasa desistió de seguir preguntando. La castaña no la presionó y le dijo para enseñarle a esquiar. Así seguramente podrá ir con Eren en alguna futura ocasión.
Mikasa aceptó de inmediato y fueron a la zona.
Al poco rato vieron a Eren y Levi llegar y Hanji aprovechó la ocasión para invitar a Levi a la zona superior, en la cual se encontraron tiempo después y tuvieron el problema del deslave, así que buscaron refugio en una cabaña de emergencia.
Hanji notó que Levi parecía incómodo al caminar, pero primero buscó cómo informar que estaban en la cabaña. Les indicaron dónde estaba el generador de energía y las cobijas. Ella encontró las cobijas y buscó en los siguientes anaqueles, observando dinero y varios productos como chocolates, dulces, frutos secos, un abrelatas y comida enlatada.
En otro más alto encontró más dinero y medicamentos como antiinflamatorios, digestivos y... con las mejillas sonrojadas, notó un paquete de condones abierto y dos más sellados. Miró a Levi, notando que estaba yendo hacia el generador de energía, asi que ella buscó entre sus ropas su billetera de color violeta y dejó alrededor de tres miles yenes mientras tomaba unos antiinflamatorios y una caja de preservativos sellada.
Así mismo agarró una bolsa, la llenó de hielo y la envolvió en una toalla, ingresando nuevamente a la cabaña cuando Levi regresaba de encender el generador de energía.
—No deberías moverte demasiado.— dijo Hanji con cierta preocupación mientras lo instaba a sentarse en el sofá. Levi lo permitió, acomodándose lo suficiente para descansar su tobillo afectado. Notó que era lo suficientemente grande para poder recostarse en un lado y estirar bien la pierna. Hanji se acercó y empezó a revisar su tobillo, se notaba un poco inflamado así que tomó la toalla y la ubicó en la zona afectada, haciendo que Levi inconscientemente soltara aire entre los dientes. —¿Te duele mucho?— preguntó afligida.
Levi negó.
—Está muy helado...— murmuró débilmente, sintiéndose extrañamente cohibido por las atenciones de ella.
Hanji volvió a sonreír, haciendo que el pecho de Levi se llenara de emoción.
—Entonces... déjame cuidarte.— dijo ella suavemente. —Hoy... mañana... siempre.
Esa era su respuesta y Levi lo notó de inmediato haciendo que su piel pálida se sonrojara.
—¿Estás segura de ello?— preguntó, con cierto recelo y temor en su voz. —Hay otra opción a tu alcance.
Hanji frunció el entrecejo, totalmente extrañada de esas palabras.
—¿Otra opción...? ¿Pero quién?
Levi miró su rostro confundido, comprendiendo que Hanji de verdad no se había dado cuenta de lo que había provocado.
—Berner.— soltó entre irritado y fastidiado.
Hanji demoró unos segundos en procesar la información y luego negó vehemente.
—¿Moblit? ¡Jamás! Es solo un buen amigo.— se justificó ella.
—...que te lleva a diario el desayuno.— refutó Levi.
—Los desayunos los paga Nifa.— retrucó con inteligencia Hanji. —De hecho, ella está enamorada de él, pero él no la nota...— Los ojos castaños se abrieron sorprendidos al entender la situación, por lo cual se pasó las manos por el rostro, completamente avergonzada. —¡Ay, no!
Levi sonrió débilmente.
—No culpo a Berner de interesarse en ti.— dijo Levi, deslizando una mano por el enrojecido rostro de Hanji, sus ojos estaban brillantes.
—Pues yo no lo entiendo.— replicó Hanji, con una triste expresión. No quería lastimar a Mobit, menos a Nifa. Y sobretodo, no quería que Levi se apartara de su vida, pero era realista consigo misma, o al menos creía serlo. —No soy nada...
Levi le pellizcó la mejilla, haciéndola quejarse del dolor.
—No otra vez.— la regañó. —Eres la más inteligente, alegre, auténtica y apasionada que conozco. Y me gustan más tus ojos cuando brillan de felicidad y no de tristeza.
Hanji hizo un pequeño puchero.
—Frieda también era una buena opción para ti.— soltó ella con molestia.
Levi sonrió. Así que van a sacarse los pretendientes, perfecto. Así queda todo en claro. Acarició el punto donde la había pellizcado mientras no despegaba la mirada de ella.
—Y me interesó involucrarme con ella tanto como tú hubieras considerado a Berner.
Hanji abrió la boca pero de inmediato la cerró. Se había quedado sin palabras y eso era una hazaña que Levi rara vez conseguía.
—Entonces... ¿sí puedo cuidarte?— preguntó Hanji con cierta ansiedad. —Podríamos comprar esta cabaña y quedarnos aquí para siempre.
Levi se recogió sobre sí mismo.
—Estoy completamente de acuerdo con que cuides de mí, así como yo también cuidaré de ti. Pero no quiero una cabaña aquí, hace demasiado frío. Quizá en un bosque para vacacionar, tengo mejores recuerdos de nosotros en las montañas.
—Pero estos recuerdos también son buenos.— dijo Hanji. —Estamos yendo hacia un futuro juntos.
Levi se sonrojó con más intensidad.
—Pero el frío... No me hace bien.
Hanji colocó una mano sobre la frente de él.
—¿Te estás resfriando? ¿Por eso tienes la cara roja?
—¿Qué? ¡Claro que no— replicó Levi de inmediato. Soltó aire entre dientes y avergonzado de mirarla, le comentó una verdad ineludible. —Cuando hace frío... los vasos sanguíneos se contraen... Y me afecta...— notó la mirada expectante de Hanji, pareciendo que aún no comprendía del todo. —...se me encoge... allá... abajo.
Fue el turno de Hanji de volver a avergonzarse. La vio morderse el labio inferior, no sabiendo si se estaba imaginando la situación o estaba dándole vueltas a algo.
—Dije que cuidaría de ti.— susurró Hanji, dejando a un lado sus gafas y recogiendo más su cabello en una fuerte coleta. —Y pienso cumplirlo.
Levi perdió por unos segundos la capacidad de pensar y respirar.
—¿Qué?— apenas pudo soltar al ver cómo ella empezaba a quitarse los guantes, sus manos delgadas y temblorosas empezando a buscar entre la ropa de Levi. La parte caballerosa de él le decía que debía detenerla, pero la que la quería, deseaba y extrañaba lo hizo acomodarse mejor en el sillón y darle todas las facilidades para que abriera su pantalón y buscara dentro de los mismos.
Hanji acercaba más su rostro al de él y fueron cuestión de segundos cuando el beso anhelado se hizo presente, extrañándose intensamente. Levi mordisqueó suavemente la boca de ella haciendo que abriera más la boca y deslizara su lengua en la cavidad de la fémina mientras las manos de ella empezaban a acariciar y darle calor a su parte baja.
Levi también desnudó sus manos y las deslizó dentro de la ropa de la fémina, sus dedos deslizándose por la piel canela que tanto había añorado, buscando camino hasta los pequeños pechos que en otros tiempos Hanji se avergonzaba, pero en las manos de él los sentía hinchados y calientes, sus pezones erectándose ante las caricias.
Hanji aceleró el movimiento de sus manos conforme iba sintiendo que Levi recuperaba su tamaño normal, empezaba a sentirse cierta fricción y no quería lastimarlo así que rompió el beso y deslizó sus dedos en su propia boca para humedecerse la mano y regresar a sus caricias en la parte baja.
Levi no volvió a besarla, hubo algo fascinante en ver cómo Hanji había colocado sus propios dedos en la boca así que quitó una mano de los pechos de ella y la llevó a los labios, sondeando su interior. Ante tal cercanía Hanji notó cómo los ojos de Levi se volvían poco a poco más grises y aquello le indicaba que iba por buen camino para complacerlo.
El pene recuperó su normal tamaño y Hanji le dio un beso corto a Levi en la comisura del labio para luego agacharse hasta quedar entre las piernas de él. Al haber perdido contacto con los pechos de Hanji solo pudo aprisionar con una mano el cabello de ella y con la otra aferrarse al borde del sofá. Sintió la respiración de ella y cómo daba unas suaves lamidas y pequeñas succiones en su glande mientras las manos acariciaban su longitud hasta la base, haciendo que creciera un poco más.
Levi ya no sentía frío en ninguna parte de su cuerpo, más aún, su mente estaba completamente concentrada en la húmeda boca de Hanji, sobresaltando inconscientemente al sentir el roce de los dientes. Hanji se dio cuenta así que abrió más la boca y con los labios cubrió sus dientes mientras iba ingresando más el erguido miembro. Levi solo podía seguir el ritmo de Hanji agarrando su castaño cabello, pero jamás obligándola a tomarlo a la fuerza, todo sería hasta donde ella lograra abarcar.
Ella parecía empeñada en tomarlo cada vez más profundo, presionando y acariciando los testículos y lo que no alcanzaba a cubrir con la boca lo acariciaba con la otra mano libre. Levi sentía cómo el pecho le golpeaba con fuerza y no pudo evitar el involuntario levantamiento de sus caderas al sentir que Hanji logró succionarlo completamente. El sudor le recorrió desde la frente y se deslizó en su ardiente piel, sintiendo el vibrar de su pene dentro de la boca de Hanji. No pudo evitar soltar una palabrota que le ayudaba a desahogar su placer.
Hanji parecía orgullosa de su hazaña, levantó el rostro hacia Levi para mostrarle cómo con los dedos deslizaba el semen que se derramaba por su barbilla y descaradamente lo introdujo en su boca, saboreando su esencia. Sí, él mismo había descubierto, creado y moldeado a esa ninfa castaña que disfruta del placer sexual, y sí, no estaba nada arrepentido de ello.
—Ven aquí, Hanji.— susurró Levi, con la voz ronca de ansias. —Quiero saborearte entera.
Hanji obedeció de inmediato, tratando de no topar el tobillo lastimado de Levi, colocó las rodillas a los lados de la cintura de Levi, ayudando para él deslizara los pantalones fuera de su cuerpo, recostándose en las piernas que él recogió.
—¿No estás forzando el tobillo?— preguntó Hanji, buscando con la mirada la posición de su pie lastimado.
—En estos momentos me duele más no tenerte aquí.— respondió él en voz baja, señalando su propia boca. Después buscó entre las piernas de ella, notando cómo estaban humedecidos los labios inferiores, así que con lentitud deslizó un dedo de la mano izquierda dentro de ella mientras que con la derecha acariciaba el exterior hasta ver cómo se asomaba su clítoris haciendo que las piernas de Hanji temblaran.
Poco tiempo bastó para que Levi la tomara de la cintura y la atrajera a su boca, deslizando la lengua dentro de ella de la misma manera que cuando la besa en la boca. Es por ello que Hanji amaba la forma en que Levi la besaba así de apasionado, le recordaba esos íntimos momentos.
El pulgar presionaba y acariciaba la perla sedosa en Hanji, haciéndola estremecerse más, sus ojos brillantes de excitación, sus manos yendo a la boca, tratando inútilmente de acallar sus gemidos. Hanji susurró su nombre de una tentadora manera que estaba provocando que volviera a endurecerse, así que aceleró sus embestidas agregando otro dedo mientras seguía chupando de ella, como si fuera un manantial de vida eterna, toda su boca ocupada en brindarle el mejor sexo oral de sus cortas vidas. La sintió temblar y lloriquear de placer, orgulloso de verla delirante y tan abierta para él, dejándolo disfrutar en primera fila su dulce vulva palpitante por el orgasmo.
Hanji respiraba profunda y aceleradamente, como si hubiera estado corriendo en una maratón. Bueno, técnicamente sí se corrió sobre Levi. Ella deslizó una mano por las piernas de Levi, notando que su pene había vuelto a endurecerse. Lo vio negar silenciosamente y con mucho pesar.
—No tengo condones.— se lamentó Levi.
Hanji sonrió mientras buscaba en el bolsillo de su abrigo y sacaba la caja de preservativos.
—Estaba con los antiinflamatorios... había dinero ahí así que puse más de dos mil yenes.— le entregó la caja a Levi quien no dudó un instante y lo abrió, encontrando dentro tres paquetes de condones. Más que suficiente para terminar de sellar su relación con Hanji.
Él abrió uno de los paquetes, metiendo el envoltorio metalizado dentro de su propio abrigo para no dejar evidencias visibles, y se colocó el condón en su erguido pene, luego la acomodó y dejó que ella se autopenetrara hasta que sus pelvis chocaron. Hanji volvió a temblar, dejando caer esta vez su cuerpo hacia adelante, su agitado aliento golpeando el cuello de Levi, amortiguando su voz en la piel de él.
—Ve despacio.— pidió Levi, no deseando terminar pronto. —Tenemos toda la vida.
Hanji asintió mientras levantaba sus caderas, apoyando las rodillas en el amplio mueble. Se estremeció nuevamente al bajar despacio, su espalda tensa siendo acariciada por las manos de Levi para que se relajara.
—Ha pasado tanto tiempo.— sollozó Hanji.
Levi la tomó del rostro y la besó, saboreándose a sí mismo en la boca de Hanji y transmitiéndole el sabor de ella.
—¿Te estoy haciendo daño?— preguntó él.
Hanji negó.
—Solo necesito volver a adaptarme a ti.— murmuró ella, dejando que Levi llenara su rostro de besos sutiles.
Levi deslizó una mano entre sus cuerpos, buscando nuevamente acariciarla de manera íntima, escuchándola suspirar de placer y volviendo a deslizarse a un ritmo más pausado. Él deslizó una mano hacia su pene, presionándose un poco para evitar acabar pronto, no se iba a permitir que Hanji no quedara satisfecha. Para su propio delirio los suspiros de ella eran cada vez más cortos, recordándole a Levi la forma en que ella se entregaba, tan libre y desinhibida.
Hanji aprisionó los hombros de Levi para sostenerse y girar en círculos las caderas aunque aquello no duró demasiado, ella se estaba empapando demasiado y empezaba a deliciosamente presionarlo cada vez más en un ritmo errático. Desesperada se sentó en él, cuidando no perder la conexión con su sexo, y empezó a quitarse el resto de su ropa quedando completamente desnuda sobre Levi, dejando que él viera cómo sus senos subían y bajaban al ritmo de su errática respiración, mientras el sudor la recorría.
Levi se sentó, haciendo más profunda la penetración, mientras su boca devoraba el ardiente cuerpo, dejando marcas de sus besos, las manos abarcando el redondo trasero de la fémina, presionándola más contra sus caderas y haciendo que ella reanudara sus movimientos sobre él. La escuchó gemir en sonidos cada vez más cortos y agudos mientras todo el cuerpo se tensaba. Se dio el placer de quedarse dentro de ella, sintiendo cómo su pene escupía el semen dentro del condón, el cual tuvo que quitarse con sumo cuidado y amarrarlo para que no se derramara sobre Hanji. Ya habrá otra oportunidad para llenarla de su esencia, cuando sean sus días seguros. Y en algunos años en el futuro no se contendrá y plantará su semilla en ella, amando ver el fruto de su amor creciendo en el cuerpo de la única mujer que ha amado, incluso antes de ser consciente que era posible querer a alguien que no fuera de su familia.
Hanji se bajó del sofá, riendo nerviosamente ante sus piernas temblorosas. Levi logró desde su puesto encontrar la ropa interior de ella y la jaló hacia sí para limpiarla de manera lenta y suave, pareciendo tranquilo al estar acariciando indisimuladamente sus piernas y vagina. Luego se guardó la prueba del delito en su abrigo, va a tener que estar pendiente que nadie lo agarre.
Hanji buscó una sábana y se envolvió con la misma, haciendo un pequeño nudo a la altura de sus pechos.
—Mira, Levi.— dijo ella, volviéndose hacia él. —Como si fuera un vestido largo de gala.
Él sonrió discretamente mientras nuevamente la instaba a regresar con él y buscaba su boca seductora para volver a deslizar su lengua en ella con ansiedad, como si deseara en cada beso intenso diluyera el tiempo que estuvieron separados.
Hanji deslizó sus brazos alrededor del respaldar del sofá, descubriendo un mecanismo en la base y lo jaló, provocando que el sofá se alargara, transformándolo en una improvisada cama y que se interrumpiera el beso y ella cayera abruptamente encima de Levi. Las mejillas de ella curiosamente se sonrojaron y luego lanzó una carcajada por la impresión, contagiando de esa felicidad a Levi.
Levi deslizó una mano por el nudo de la sábana y lo desarmó con relativa facilidad.
—Me gusta este nuevo traje tuyo.— bromeó él con una sonrisa seductora. —Es más sencillo para quitártelo.
Lanzó la sábana a un lado al mismo tiempo que sacaba en su bolsillo otro preservativo y se dehacía de su abrigo.
—¿Aún quieres más?.— Hanji se mordió el labio inferior.
—Es nuestra ventaja, la ardiente juventud.— dijo él mientras la colocaba debajo de su cuerpo, amando la sensación de los senos de ella contra su pecho, apoyando su peso en su pierna sana. Deslizó la lengua entre los senos de Hanji, sintiendo las manos de ella enredarse en su cabello negro. Introdujo dos dedos en el interior, notándola aún húmeda y deliciosamente estirada. Se colocó el preservativo y levantó las caderas de Hanji contra sí, sosteniéndola con firmeza y atento por si los músculos se tensaban demasiado.
Respiraban más agitados ante la celeridad de las embestidas, Levi hizo descansar las piernas de Hanji contra su propio pecho y lentamente la fue estirando más. Usó el vientre de ella para sostenerse y hacer más fulminante sus movimientos sobre ella, logrando que en esta ocasión soltara su nombre en un agonizante gemido de placer, mucho más elevado que los que alguna vez había conseguido de ella. Disfrutó cada rítmica presión de la vagina en su pene.
Agitado, Levi bajó las piernas de Hanji y dejó caer su cuerpo empapado de sudor sobre el desnudo de ella, sus sudores mezclándose, nuevamente sus fluidos deslizándose de sus piernas. Inconscientemente Levi pensó que debía limpiar aquello del sofá. Su semen nuevamente quedó dentro del condón y con cuidado lo volvió a sacar. Luego tomó su abrigo y volvió a esconder el mismo junto al anterior. Afortunadamente no necesitó moverse demasiado y tomó la sábana que Hanji anteriormente había llevado y la cubrió con la misma.
Definitivamente frío no pasarían.
La sintió suspirar satisfecha y cansada, mientras deslizaba las manos por el desnudo pecho de él.
—Descansemos un momento.— murmuró Levi, besando los cabellos castaños. —Seguro que mañana vendrán temprano por nosotros.
Hanji asintió y se acurrucó contra Levi.
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El amanecer apenas estaba asomando por las montañas cuando la puerta se abrió y un acelerado Moblit ingresó a la cabaña.
—¡Hanji-san!— llamó acelerado.
—No hagas ruido, quizá esté descansando. Ya vimos en la entrada el equipo de snowboard, así que sí están aquí refugiados.— dijo la voz de un hombre, desconocida para la pareja.
Hanji se restregó los ojos, cubriéndose totalmente con la sábana al momento que se sentaba en el sofá cama. Levi estaba a su lado, ya sentado y cubierto por la misma sábana mientras le pasaba los lentes, ella los tomó y se los colocó, cuidando no destaparse, entonces posando la mirada en la puerta de la habitación notando la presencia de un hombre que no conocía, la de Erwin-sensei y la de su compañero Moblit.
Fue cuando Hanji confirmó, muy a su pesar, que Levi tenía razón. Notó la mirada de decepción de Moblit al verla con Levi. Pero ella jamás le prometió nada ni le insinuó siquiera algún sentimiento más allá de la amistad.
—¿Qué... pasó?— preguntó Moblit, con la voz tensa.
Erwin miró alrededor de la habitación, notando que en el piso estaban unos envases de comida vacíos y que la calefacción estaba en modo moderado, seguramente para que dure más.
—Apenas pudimos salir de la avalancha.— dijo Levi, en tono sombrío, notando el dolor en la mirada de Moblit. Levi sabía que no tenía que darle explicaciones, pero a Erwin sí por ser el tutor a cargo. —Logramos refugiarnos aquí y llamamos para recibir indicaciones.
Erwin asintió.
—¿Están heridos?
—Yo no.— respondió Hanji mientras se deshacía de la sábana y mostraba el pie de Levi con el tobillo con hielo. —Pero Levi sí, tuvo un esguince y lo hemos tratado con hielo.
Moblit soltó un suspiro de alivio al verlos completamente vestidos.
El hombre revisó el tobillo de Levi.
—Apenas está inflamado.— observó él. —Pero si te duele en los cajones superiores del lado izquierdo tenemos parches y antiinflamatorios...— la voz del hombre se apagó unos instantes y miró a los jóvenes con cierto recelo.
—Solo encontré los alimentos.— dijo Levi, sin faltar a la verdad, porque fue él quien tomó la parte de la comida. —Preparamos dos sopas instantáneas y usamos enlatados para darle consistencia, también comimos chocolates y frutos secos. No sé cuál es el valor total de la cuenta pero dejé diez mil yenes.
—Ah... es solo un valor referencial. Muchas veces se ha usado las cabañas como refugio y se pide donativos que esté alcance de las personas.— El hombre se dirigió hacia la sección de medicamentos, notando que existían varios miles de yenes y faltaban algunos medicamentos... y preservativos. Tomó un parche de frío y lo abrió para envolver el tobillo de Levi. —¿Has tenido fiebre u otro malestar?
Hanji le dio espacio al hombre para que curara a Levi y se levantó, para recoger la basura de los alimentos. Moblit corrió de inmediato para ayudarla.
Levi negó, sus ojos azul gris atento a cada movimiento de Berner.
—Agradezco mucho la forma en que han logrado mantener estas cabañas de emergencia, definitivamente fueron útiles para nuestra sobrevivencia.— respondió en cambio.
—Es lo menos que podemos hacer, después de todo, aquí vienen estudiantes de la Élite del Instituto Eldia y sus familias velan mucho por la seguridad de ustedes.—el hombre sonrió. Ayudó a Levi a ponerse de pie, preguntando si podía caminar.
—No he tratado de forzar el pie, pero puedo moverme despacio.— observó Levi haciendo una muestra de una caminata suave.
El hombre asintió, viendo que no necesitarían llamar a emergencias para el muchacho.
Erwin se acercó a Levi y le dio unos golpes amistosos en el hombro.
—Sabía que podía contar contigo para mantener a salvo a Hanji.— dijo con orgullo.
Levi se sonrojó y Erwin lo tomó como timidez, porque el muchacho es reacio a aceptar halagos, más aún delante de tantas personas.
Levi no permitió que lo ayudaran a caminar, diciendo que podía hacerlo solo.
Ya saliendo de la cabaña notaron que había dos motonieves y ellos eran cinco personas.
—¿Sabes manejar una motonieve?— preguntó Erwin a Moblit. El muchacho dudó unos instantes y prefirió decir la verdad, negando poder usar una motonieve. —Entonces iré con Levi mientras Hanji puede acomodarse entre Onyankopon y t...
—Yo sí sé manejar una motonieve.— retrucó Hanji, no queriendo despegarse de Levi.
El hombre que atendió a Levi, al cual Hanji entendió que su nombre era Onyankopon, miró a Erwin, como si esperara su respuesta.
—Sí, ella es capaz.— Erwin asintió a que le diera las llaves, pero le dejó de condición que no acelere demasiado y que considere que Levi está lastimado.
Hanji asintió, mientras amarraba el equipo de snowboard y se ubicaba como conductora. Levi se aseguró que los bolsillos de su abrigo estuvieran bien cerrados y sin decir palabra alguna se ubicó detrás de Hanji, sosteniéndose de la cintura de ella.
La castaña demostró ser una buena conductora y siguió las instrucciones de Erwin, manejando con prudencia y a velocidad moderada, siendo supervisada desde la otra motonieve por los adultos y Moblit.
Ya reunidos con los demás compañeros del instituto, notó que la mayoría estaba nuevamente jugando con bolas de nieves, otros disfrutando de chocolate caliente y algunos dentro de la cabaña principal alrededor del fuego de la chimenea, desayunando. En este último sitio se encontraba Nanaba junto a Mikasa y Eren mientras Mike recogía los platos vacíos.
—¿Todo bien?— preguntó Mikasa, sin querer delatar mucho su preocupación por su primo.
—Aah— respondió Levi. Sintió que Mike olió a su alrededor y frunció el entrecejo. —Deja de hacer tus mierdas.— le reprochó en voz baja. Hanji se tensó involuntariamente, todos conocían de la sensible nariz del rubio.
—Sí... todo bien.— Mike sonrió descaradamente y le dijo a Eren y los demás que podía salir a pasear en los alrededores para bajar el desayuno.
Mikasa miró nuevamente a su primo, notando cómo le abría la silla para que Hanji se sentara mientras murmuraba hacia ella en voz baja, sin poder escuchar lo que le decía. Solo vio a Hanji asentir con una sonrisa bastante brillante. La menor de los Ackerman sonrió para sí misma, su primo era más tratable cuando estaba junto a Hanji y Mikasa recordaba que hasta hace un año él parecía mucho más feliz.
Un joven se acercó a Levi y Hanji y le preguntó qué deseaban desayunar.
Levi pidió tostadas con mermelada, un té negro para él y para Hanji un café con canela en polvo y un par de pastillas de chocolate.
Hanji sonrió, su mano deslizándose hasta encontrar a la de Levi por debajo de la mesa y aprisionándola. La mesa era de caoba y no llevaba mantel por lo que, si ella quería discreción, era lo que menos iba a conseguir.
Nuevamente en la entrada Moblit miró cómo Hanji tomaba de la mano a Levi, y una parte necia de él quería creer que solo había sido que Levi y Hanji habían pasado un momento estresante pero que no era algo fundamental para obligarlos a unirse de por vida.
Se acercó a ellos, con un envase de leche en su mano, intentando calmar sus propios temores.
—Hanji-san...— dijo, con la voz nerviosa. —¿Podemos hablar unos instantes... a solas?
Debajo de la mesa Hanji sintió un apretón de parte de Levi, por lo cual lo miró y lo vio asentir levemente. Ella entendió que Levi confiaba en su habilidad para manejar la situación y dejar todo en claro para él. Y en momentos así Hanji creía que Levi le tenía demasiada fe, pues no se sentía capaz de estar a solas con Moblit y y poder decir algo que lo lleve a creer lo que verdaderamente es sin confundirlo más, como referencia tiene un año de errores en actitudes hacia él.
—Lo que desees decirme...— dijo Hanji, modulando su voz para que no se sienta como un reproche. —... puede ser delante de Levi. No tengo secretos de ningún tipo con él.
Moblit pareció pensarlo unos segundos y tomó asiento delante de Levi y Hanji. Extendió un vaso de leche hacia ella, el cual contenía bastante nata.
—Toma algo caliente.— comenzó Moblit.
Hanji sintió el primer retorcijón de culpa. Debió desde siempre decirle que no tolera la nata.
—Muchas gracias por tu preocupación, pero ya me traerán el desayuno...— respondió ella con suavidad. —Mejor toma tú, parece gustarte bastante la nata.
Moblit miró su envase, era el que había preparado para este viaje.
—¿A ti no te gusta?
Hanji negó. Luego pensó cómo no ser tan tosca.
—No es que no me guste la leche...
—De hecho, sí te gusta bastante.— escuchó a Levi murmurar y Hanji le presionó la mano en señal de mudo regaño.
—...pero la nata que se le forma... no es algo que prefiera en mis bebidas...— continuó Hanji y soltó un suspiro de pena. —También debí decírselo hace tiempo a Nifa. Me daba tanta vergüenza no poder rechazar sus bebidas...— Esperaba que Moblit no sintiera que ella estaba menospreciando su capacidad económica y que se diera cuenta que Nifa invitaba esos desayunos para él.
—Oh... entiendo.— observó Moblit.
Se hizo un incómodo silencio que se interrumpió cuando el camarero trajo el desayuno de Levi y Hanji. Le preguntó a Moblit si deseaba servirse algo y él negó, enseñando su bebida caliente en cambio.
—A Hanji le cuesta mantenerse callada.— dijo repentinamente Levi, haciendo fruncir el entrecejo de Moblit. No entendía a qué venía ese comentario que consideraba falso, puesto que la castaña era tan callada y solía solamente sonreír en silencio. —También es muy hiperactiva y apasionada con lo que le gusta. Tiene bastante agilidad para los deportes pero prefiere las investigaciones y armar largas tesis sobre sus descubrimientos.
—Eso no es...
—También es capaz de no dormir cuando algo se le mete entre ceja y ceja. Y su cerebro funciona muchísimo mejor cuando come algo dulce. Le encanta el café, pero hay que controlarla porque si toma demasiado se vuelve más hiperactiva.
—Yo jamás la he visto...
—Y si la descuidas unos instantes es capaz de estar trepada en los árboles rescatando gatos y sin usar una jodida escalera. Es por eso que prefiere los pantalones, porque sabe que necesitará comodidad para en cualquier momento lanzarse a una nueva aventura.— los ojos azul gris de Levi no se despejaron de Moblit, notando que le quitaba una venda sobre una dulce, inocente e introvertida muchacha que idealizó en su mente. —Y estoy completamente dispuesto a seguirla en cada una de sus aventuras, porque la prefiero así, libre y haciendo lo que a ella la hace realmente feliz.
Sintiéndose un poco estresado ante tanta información de una persona que al parecer desconocía completamente, Moblit volvió su mirada hacia Hanji, quien asintió a cada palabra dicha por Levi.
—Este último año no estaba siendo yo misma...— admitió Hanji. —Y lamento mucho que mi actitud haya dado a lugar a malas interpretaciones sobre mi personalidad y mis sentimientos.
—Quizá la persona que buscas... el ideal que tienes en tu mente que quieres para ti... está más cerca de lo que crees.— observó Levi. —No es bueno confundirse entre lo que creemos querer y lo que deseamos querer.
Aún un poco triste por haber tenido una dosis de realidad, Moblit se levantó y se despidió de Levi y Hanji con una leve reverencia.
Los vio hablar bastante bajo por lo que no podía entender qué era lo que se susurraban, Hanji diciendo algo entre dientes y Levi sonriendo descaradamente. Quizá creyeron que nadie los veía, así que de manera automática ambos acercaron sus rostros para un pequeño beso que los dejó con una sonrisa leve en los rostros, sus dedos se mantenían entrelazados debajo de la mesa, usando la mano libre para tomar sus bebidas y comer las tostadas que le habían llevado.
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Al regreso del viaje escolar Mike le dijo a Levi que cambiaría de lugar con Hanji para sentarse con Nanaba, igual y después de todo, el rubio se mofó diciendo que ni va a protestar.
Levi soltó un chasquido entre dientes, sin ser capaz de negar lo dicho por Zacharius.
Hanji se acercó y Levi le ofreció la ventana para que admirara el paisaje de retorno, ella aceptó y se recostó en el hombro de Levi, disfrutando de la cómoda compañía.
—Hay algo que debí comentarte...— dijo Levi, notando que la mayoría de los compañeros estaban durmiendo o distraidos con auriculares y videojuegos. Notó que tenía la atención de Hanji y colocó su boca cerca del oído para que solo ella lo escuchara. —En alguna ocasión llegué a decirle a Kenny... que planeaba casarme contigo.
Hanji sonrió de manera automática. Y ella que llegó a creer en alguna ocasión que Levi no la quería en su vida.
—¿Es por eso que Mikasa anda algo intensa en comprometerse con Eren?— preguntó Hanji manteniendo la voz baja.
—¡Nah! Esa anda alborotada por sí misma.— refutó Levi con evidente tensión. —Pero anda pendiente de cómo nos comportamos y nos quiere de ejemplo para llevar su propia relación con el mocoso Yēgā.
—Oh...— exclamó Hanji, en susurros. —¿Quieres que le hable a Mikasa sobre anticonceptivos?
Levi negó.
—Quiero presentarte a la familia como mi novia.— respondió Levi.
Hanji se estremeció.
—Mi madre... tu madre...— dijo ella en tono fingido de tragedia. —Prefiero hablarle de protección a Mikasa.
Levi acarició la mejilla de Hanji, antes de soltar la estocada final.
—Kenny también es de la familia.
Hanji escondió el rostro en el pecho de Levi, de solo pensar de enfrentar a los adultos de las familias y esperar algunas pláticas (quizá atrasadas). Solo porque amaba a Levi estaba dispuesta a soportarlo.
Y tanto Hanji como Levi eran conscientes que aún tenían un largo camino que recorrer, elegir las carreras universitarias, dónde vivir, qué profesiones escoger, cuándo casarse, cuántos hijos tener. También tendrán sus diferencias y seguramente discutirán para llegar a un común acuerdo, pero tuvieron algo bastante claro.
Lo que nunca empezó formalmente, con este viaje que relizaron ahora sí tenía fecha de inicio, no veían que tuviera final. Y eso los hacía felices.
FIN
Hikari feliz por poder activar COMPLETADO en un fict de💚💜 Levihan 💚💜
