Disclamair: Los personajes no me pertenecen, solo los inventados.
Cap. 1: El equipo de basquetbol está muy necesitado
—Que calor —dijo Higashi viendo al cielo. Era muy caluroso para ser primavera.
Ryonan no estaba muy lejos de su casa para tomar el tren, pero de todas maneras debía caminar por mucho tiempo. En su primer día de preparatoria tenía todo listo; su mochila, su uniforme, sus útiles escolares. Incluso su cabello estaba más largo y ahora lo dejaba suelto, solo con una pequeña hebilla de costado. Ajustó sus anteojos redondos y continuó.
La entrada a su nuevo colegio era grande, tragó en seco y caminó con paso firme, pero con una pisca de nervios que quería ocultar. Fue hacia la pancarta escolar con los nombres y aulas asignadas de los de primero. Buscó su nombre y lo encontró; Higashi Aki-
—¡Aki-chan! —alguien la llamó a lo lejos. La nombrada giró y sonrió a su amiga.
—Hola, Miko-chan.
—¿En qué clase estás? Yo terminé en la 1-6 ¿Y tú?
Higashi hizo una mueca de malestar.
—En la 1-2.
—¡¿Qué?! ¿No vamos a estar juntas? Y yo que me esforcé un montón para que estuviéramos en la misma preparatoria, no estaremos ni en la misma aula.
Miko imitó un llanto exagerado y fingido, pero eso no significaba que no se sintiera triste por estar lejos de su amiga.
—Tranquila, Miko-chan, podremos vernos en los recreos e intercambiar apuntes. Después de todo, los temas no cambian.
—Cierto, pero será aburrido sin ti. Por cierto, Aki-chan, ¿Por qué llevas pantimedias? Hace calor.
La chica de ruborizó y bajó su cabeza.
—E-es po-porque tengo frío en mis piernas.
Miko rodó los ojos y se encogió de hombros. En realidad sabía la respuesta y la razón de las medias largas de su amiga, pero quería probarla y ver qué tan sincera era con el tema respecto a sus piernas.
La primera semana de Ryonan pasaron muchas cosas; ponerse al día con los temas escolares, tener listos los cuadernos y libros de las muchas materias, recordar horarios y lugares, como la biblioteca, el patio escolar, el casillero de los zapatos, gimnasio, etc. Fue en esa semana cuando Higashi y su amiga notaron los carteles escolares en los pasillos.
—"Se busca a alumnos con valentía y amor al arte para nuestro club de fotografías" —leyó Miko y se rio—, que publicidad más rara ¿Por qué se necesita valentía para el club de fotografías?
—Bueno, tal vez se refieran a los fotógrafos de guerra, ellos siempre tienen que tomar fotos muy fuertes de los campos a donde van.
—Si, pero un fotógrafo de guerra no es lo mismo que un fotógrafo escolar. Oh, ¿Y este? "Nuestro club de música ligera necesita miembros, si te gusta comer pasteles, la música ligera y sabes tocar algún instrumento, únete" —la chica se rio más fuerte—. Suenan muy necesitados, ¿No, Aki-chan? ¿Aki-chan?
Su amiga miraba con más detenimiento los avisos de los clubes de deportes, no se dio cuenta que Miko le hablaba. La otra joven, harta de ser ignorada, sopló en su oído.
—¡Miko-chan! ¿Qué fue eso? —preguntó espantada con su mano en su oreja.
—¿Estás pensando en unirte a un club de deportes? Es por lo de tus piernas ¿Verdad?
—Cla-claro que no. No es por lo de mis piernas.
—Pues miras esos anuncios con mucha atención, eso es muy sospechoso.
La chica siguió su camino, pero con una expresión irritada en su cara.
—Oye, Aki-chan, si quieres unirte a algún de deporte te apoyaré, sin ninguna duda que lo haré, lo prometo. Solo dime ¿Por qué te ves tan exasperada?
—No es solo mis piernas, Miko-chan. Es mi familia también.
La chica inclinó su cabeza.
—No comprendo.
—¿No recuerdas como estaba Atsuhiko la última vez que me visitaste? "Onii-san sabe cocinar y lo hace muy bien, Onee-san es una sabionda de las matemáticas, tal vez sea ingeniera y Aki-nee-san ¿En qué se destaca?"
La chica se llevó las manos a la cabeza y soltó un grito bajo.
—Pero Atsuhiko es solo un niño, no le importa que su hermana más cercana no destaque en algo que sobresalga.
—No es solo Atsuhiko, también mis tíos, abuelos, parientes, primos, todo aquel que viene a casa: "¿En qué destacas? ¿Qué haces? Tu padre es un gran editor, tu madre una excelente ama de casa y cocinera, ni hablar de tus hermanos ¿Y tú?". Ya se volvió algo extenuante ser la única sin algo especial.
—Intestaste ventriloquía ¿Recuerdas? Movías a tu muñeco tan bien que llegaste a sorprenderme... y aterrarme. Ya no tienes a Tony más contigo ¿Verdad?
—Tony aún vive conmigo, en su cajita en mi armario, lo saco cuando necesito un consejo.
—¿Qué hay de mi?
—Un buen consejo. Pero la ventriloquía no es algo que se destaque mucho.
—En el arte se destaca, pero si tu familia y tú no validan a la ventriloquía como algo destacable, podrías intentar algo más.
—Estaba pensando en deportes, siempre me gustó el atletismo. El problema son mis…
La chica miró a sus piernas escondidas detrás de sus medias largas. Miko entendió a lo que se refería.
—Si escoges atletismo matarás a dos pájaros de un tiro: adelgazarás tus piernas y serás la atleta de tu familia.
—No digas eso en voz alta —exclamó tapando la boca a su amiga. La cara de Higashi era de un rojo intenso—, es apenas la primera semana, estaría feliz si nadie se enterara de mi secreto.
—Cuando llegue el verano deberás usar medias cortas.
—No quiero pensar en eso ahora.
Las amigas dejaron el tema y fueron al aula en silencio. Mientras caminaban, Higashi notó que en las pancartas escolares se destacaba mucho los anuncios de basquetbol. Se detuvo a leer uno; "El equipo femenino todavía puede mejorar esta temporada ¡Únete en secretaria! o habla en el gimnasio después de clase con Aoi-senpai, Shiro-senpai o Yamada-senpai".
—Parece que el equipo de básquet está muy necesitado también —comentó en voz baja.
¿Qué pensaba del basquetbol? Esta pregunta rondó en su cabeza al día siguiente y al siguiente también. En el basquetbol se necesitaba a gente alta, rápida, habilidosa e inteligente. Ella no era muy alta, sus calificaciones estaban en lo promedio, pero era muy rápida.
Una tarde, en clases, mientras el profesor de historia hablaba del shinsengumi y los ishin-shishi, la mente de Higashi se dirigió a su pasado, cuando todavía amaba correr sin importarle nada. Corría a largas distancias, disfrutaba el viento en su cara, sus brazos agitados, el corazón palpitando a gran velocidad. Pero entonces alguien dijo…
"Piernas de cerdo, piernas de rábano, solo eres rápida por eso, por tus piernas gordas".
Al recordar esas palabras estiró más el dobladillo de su falda, como si eso pudiera tapar por completo sus piernas que ya estaban muy tapadas de por si con las pantimedias. Cuando escuchó esas palabras, solo era una niña, lo más seguro es que el niño que le dijo eso le tuvo envidia por ganarle, pero de todas formas eso afectó a su autoestima.
Agarró su lápiz y empezó a trazar un dibujo de un aro y una pelota. Tenía una pelota de basquetbol con la que no jugaba desde hace tiempo y su padre mandó a instalar un aro en el patio trasero de su casa cuando él estaba en una revista de deportes.
En el atletismo, la gente mirará mis piernas, pero en el basquetbol…
Todavía amaba correr y podía destacarse en el deporte. ¿Qué diferencia había entre correr y correr rebotando una pelota? La chica suspiró y borró el dibujo de la pelota y el aro.
Dios, dame una señal.
Si para el final de la semana, ninguna chica de su clase se unía al club de basquetbol femenino, ella lo dejaría pasar.
Entonces, el martes nadie habló del club de Basquetbol, el miércoles dieron un anuncio de una tarea para la próxima semana de biología, nada de basquetbol, el jueves pasó la actual presidenta del club de periodismo pidiendo que se unieran con una rara quintilla que apenas se esforzaba en rimar. Nadie habló del basquetbol. El viernes, poco antes que la maestra de matemáticas llegara, alguien mencionó algo del club de basquetbol.
—¿Escucharon? Hay un chico bien alto en la clase 1-9. Parece que se unirá al club de básquetbol masculino.
Los oídos de Higashi zumbaron. Ella se agachó un poco más en su asiento a oír. Las chicas hablaban del club masculino, a ella eso no le interesaba.
—¿Es ese altote que parece orangután?
—Ese es Uozumi-senpai, está en segundo.
—¿Te refieres a Koshino-kun? Era de mi secundaria, escuché que se unirá también, estoy segura que lo hará bien.
—¿Alguna sabe si el equipo femenino seguirá?
—No lo sé, escuché que si no tienen miembros pronto, se desintegrará. La entrenadora Okabe dijo que solo tenían cinco integrantes.
—Pero con cinco ¿No basta?
—No, se necesitan también suplentes en caso de lesiones, además, no creo que todas las jugadoras pueden jugar las distintas posiciones.
—¿Qué quieres decir con eso, Arai-san?
—Hay cinco posiciones diferentes, pero uno debe entrenarse duro para adaptarse a todas las posiciones. Existen jugadores que pueden jugar de alero y pívot, pero tal vez no se adapten a otras posiciones como escolta o base. Sin mencionar cómo manejar la defensa u ofensiva.
—Arai-san, sabes mucho de básquet.
—Solía practicarlo en la secundaria.
—¿Vas a unirte al club de basquetbol femenino?
—Tal vez, aún no me decidí. Es posible que con solo una nueva integrante, igual se desintegre.
—Pero prueba Arai-san.
Antes de que otra chica hablara, la maestra entró y todos prepararon los libros.
Arai era una chica bonita, no destacaba mucho en altura, solo le ganaba por unos cuantos centímetros. Le caía bien y era muy amable, o eso aparenta. Suele usar adornos muy lindos e infantiles, como algún moño rosa con lunares blancos, útiles escolares con stickers de gatitos e incluso tenía una goma con forma de conejito. Estaba segura que si no fuera por las normas del Ryonan usaría medias con bordados de ángeles o animalitos.
Cuando terminó la clase, todos se levantaron rápido con motivos de volver a sus casas de inmediato, excepto aquellos que se quedaban a limpiar el aula. Arai también parecía ir en dirección a la salida, pero una mano tocó su hombro.
—¿Higashi-san? —la reconoció a la muchacha.
—Arai, me gustaría acompañarte a inscribirte al club de básquet.
La joven parpadeó sorprendida. Higashi se ruborizó por lo atrevida que sonó y como se mantenía tocando su hombro.
—Pe-perdón, discúlpame —la chica soltó su hombro e hizo una reverencia—. Es que escuché que ibas a inscribirte al club de basquetbol y yo… bueno, yo pensé también en hacerlo.
—Eres muy amable Higashi-san, pero no planeaba ir a inscribirme.
—¿Por qué no?
—No estaba muy segura pero… —los ojos de Arai brillaron—. Pero ahora si pienso que me gustaría hacerlo. Tal vez si van dos, no cierren el club.
Higashi sonrió y dio un pequeño brinco.
—Qué bueno, ¿A dónde deberíamos ir? Creo que la secretaría está cerrada.
—No te preocupes, escuché que el club del año pasado entrena en el otro gimnasio, donde están las canchas de vóley. Vayamos juntas, Higashi-san.
—Bien, pero primero debo avisar a mi amiga que no la acompañaré a casa.
Ryonan tenía dos gimnasios, uno lo ocupaba el club masculino, el otro, el femenino. Cuando el club femenino no estaba en práctica, se usaba para otras actividades, como eventos familiares, algún otro club de deportes, etc.
En aquel día, el club de basquetbol femenino estaba ocupado por tres de sus cinco integrantes.
—Oye, Aoi-san, creo que hoy nadie vendrá —comentó una chica sentada en una silla frente a un banco con algunas hojas de inscripción.
—Le prometí a Hyuga-senpai que traería más integrantes y pienso hacerlo —respondió la llamada Aoi.
—¿Cómo lo harás? ¿Con una poesía muy mala con rimas forzadas? —comentó la tercera y se rio en voz baja, hasta que recibió un golpe en la cabeza por Aoi.
—Escucha Shiro, no podemos dejar que disuelvan el club de básquet. Le hicimos una promesa a Hyuga-senpai, de llevarla al campeonato y pienso cumplir mi promesa.
—Tu promesa es adorable Aoi, pero piensa con la cabeza. Mira a tu alrededor ¿Cuántos integrantes ves? —la llamada Shiro extendió su mano y enseñó lo vacío que estaba el gimnasio—. Nadie, excepto por mi, Yamada y tú, las de segundo año. Después del fiasco del año pasado muchas abandonaron y hay pocas interesadas. Ni manager tenemos. De no ser por Hanazono-senpai y Hyuga-senpai, esto estaría disuelto, ellas son las únicas de tercero.
—No quiero decir que Shiro-san tiene razón, pero Shiro-san tiene razón —comentó la llamada Yamada—. Imprimir más folletos y carteles no trajo la atención que queríamos, solo nos hizo ver como unas necesitadas.
Aoi se sentó en el piso y masculló algunos insultos.
—No quiero que terminemos como el equipo femenino de Shohoku. Nosotras no podemos dejar que se desintegre el club, pero no se me ocurre otra idea para atraer más jugadoras.
—¿Qué tal disfrazarte de conejita? —sugirió en tono mordaz Shiro.
—Nunca vi que ese truco funcionara —le respondió con una vena saltando.
—Contigo tal vez funcione, señorita popular.
—¿Otra vez empiezas con eso, Shiro? La apariencia no es todo para jugar al básquet y no es mi culpa que los demás me consideren muy agraciada y a ti… —Aoi no sabía cómo continuar sin que su compañera se sintiera ofendida.
—Anda, dilo. Se que soy horrenda.
—Nunca dije o quise decir eso. Además, la belleza es-
—Se que lo piensas —la cortó su compañera.
—No lo pienso, pero… —otra vez se mantuvo en silencio sin saber que decir.
—De todas formas no me importa que seas bonita y popular, Aoi. Ni siquiera con eso logras atraer integrantes ¡Ja! Seguro tu popularidad bajó después de que perdimos el año pasado por tu culpa.
Aoi se levantó del suelo limpio del gimnasio y miró a la cara a Shiro. Su expresión era de una rabia latente.
—Para empezar, tú fuiste la última en tener la pelota.
—Porque me la diste a los últimos cinco segundos, si me la hubieras pasado antes…
—¡No podía pasártela con Nakamoto marcándome!
—¡¿Y tú piensas que yo podía marcar seis puntos en menos de diez segundos?!
—¡Si fueras más rápida!
—¡¿Qué dijiste?! —Shiro sujetó del cuello del uniforme de Aoi.
—¡Lo que oíste!
—Chicas… —las llamó en un hilo de voz asustada Yamada.
—¡¿QUÉ?! —gritaron las dos al mismo tiempo.
Todavía temblando, Yamada levantó su dedo y apuntó a la entrada del gimnasio.
—Hay gente en la puerta —respondió con la voz dubitativa y encogida de hombros.
En efecto, se asomaban dos figuras. Las tres integrantes las miraron mejor a medida que se acercaban. Una era de estatura promedio, con una cola de caballo, atada en un moño rosa, su piel era también rosada, su cabello castaño y parecía muy alegre. La otra era más bajita, de cabello azabache en un corte hime, este iba suelto y llegaba hasta un poco más debajo de sus hombros. Por la forma de sus mejillas parecía regordeta y usaba anteojos redondos. A diferencia de la anterior, parecía más dudosa en su paso y apariencia.
—Disculpen —habló la más alta con uno de los folletos en mano— ¿Ustedes son Aoi-senpai, Shiro-senpai y Yamada-senpai? —preguntó mientras leía los nombres en el papel.
Las tres chicas sonrieron, Shiro soltó el cuello de la camisa de Aoi y ambas envolvieron sus brazos en el hombro de la otra como amigas.
—¡Lo somos! ¡¿En qué podemos ayudarlas?! —gritaron al mismo tiempo.
Este capítulo fue más como un prologo y presentación de las OCs, el proximo habrá un poco de más acción.
