Disclaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, pero la historia es completamente mía. Está PROHIBIDA su copia, ya sea parcial o total. Di NO al plagio. CONTIENE ESCENAS SEXUALES +18.
Capítulo en edición (¡Te quiero, Karla!)
Capítulo 16:
Aliados
Ninguno de los adultos fue capaz de responder, estaban recordando lo sucedido en ese preciso momento y no esperaban ver a sus hijos como si se tratasen de sus padres.
—Estuve llamándote cientos de veces, papá —insistió Ness, que tenía el corazón en la boca—. ¡¿Dónde estabas?!
Él suspiró.
—Estaba…
—Mamá —gimió Tony, corriendo a abrazarla y ocultándose en su regazo.
Bella botó el aire y lo abrazó, sintiendo remordimiento por haberlo preocupado. ¿Qué clase de madre era? Dios mío.
Pero ¿hacía cuánto no se emborrachaba de verdad? Siempre era la amiga de su grupo que se encargaba de acarrear a las borrachas y dejarlas sanas y salvas en sus hogares, esperando que ningún imbécil se atreviera a hacerles daño. Esta era la primera vez en mucho tiempo que a pesar de todo… se sentía contenta de recordar algunas borrosas imágenes.
—No quería preocuparte —afirmó Bella, alejándose un poco para tomar su rostro.
Tony estaba llorando porque había pensado lo peor cuando las horas pasaban y su madre no llegaba a casa. La peor sensación era que, además, le había dicho cosas horribles y se había marchado, haciéndola sentir de la peor manera, a ella, a mamá, a quien había acogido cada lamento suyo cuando era un pequeño, quien había curado sus fiebres y enfermedades hasta quedarse dormida en sus brazos, sin despegarse ni un segundo de él. Y, por sobre todas las cosas, convirtiéndose en la mujer que más admiraba en el mundo.
—Lo siento mucho —susurró ella, limpiándole las lágrimas.
—No, mamá, perdóname a mí, por todo lo que dije…
—Descuida, no tengo nada que perdonarte. —Le besó la mejilla y luego la frente, para entonces susurrarle un "te amo", el que Tony correspondió de forma inmediata.
Claro que amaba a su mamá, la amaba con todo su ser.
Ness miró por primera vez de cerca a la madre de Tony y sonrió. Era una mujer… La manera en que abrazaba a su hijo, cómo se contenían… le hizo recordar a papá.
Edward también los miraba y era la primera instancia en que conocía al adolescente hijo de su vecina. Parecía un chico muy adorable y bastante… agradable. Eso, sin duda, era obra de ella.
—Lo siento, papá, estaba muy preocupado. —Ness se limpió los ojos y lo abrazó, sintiendo que por fin volvía a respirar en paz. Tal como Tony, no había podido pegar ojo en toda la noche.
—Venga —dijo Edward, tomándolo del cuello y acariciando su nuca—. Lo siento, ¿sí? No volverá a suceder.
Ness se sentía muy aferrado a su padre, fue el primero en aceptar quién era, sin chistar, sin siquiera… pedirle explicaciones. Lo había criado a solas y siempre se preocupó de que nadie le hiciera sentir diferente… aunque a él le gustaba ser diferente, siempre sintió que por su padre, podía ser lo suficientemente valiente para afrontar el mundo en el que se encontraba.
—Nunca quiero perderte —le dijo al oído.
—Eso no va a suceder. Eres mi retoño, siempre estaré para ti.
Una vez que se calmaron, Bella vislumbró al padre que era el teniente y su visión de él cambió de forma radical. Nunca se había sentido tan atraída a un hombre que, además de todos sus atributos, era tan protector y preocupado por su hijo. En cuanto Ness se separó, vio al chico más guay que alguna vez pudo encontrarse. Le resultaba tan divino, porque vaya que tenía un estilo peculiar y maravilloso. Enseguida le simpatizó.
El enfermero apareció en ese momento, por lo que todos se quedaron en silencio mientras las miradas furtivas entre los cuatro seguían su curso.
—Buenos días —dijo—. El señor Cullen puede irse a casa también. Los análisis en imagen no muestran hematomas, hemorragias ni fracturas, por lo que solo quedó en un mal golpe. Debe recibir curaciones en la herida por cada tres días y luego el retiro a las dos semanas. La señorita Swan ya está de alta. El desmayo fue solo fortuito, no tuvo ninguna herida que lamentar.
Tony y Ness se miraron confundidos y a la vez aliviados de que no les había sucedido nada malo. Pero ¿desde cuándo andaban juntos por ahí? ¿Qué había sucedido?
—Gracias —respondieron ambos adultos, dispuestos a levantarse.
—Señor Cullen, debe tener cuidado de no hacer muchos movimientos bruscos con la cabeza, al menos por una semana. Si siente dolores de cabeza que no cedan a la medicación prescrita, vuelva a urgencias, y más aún si tiene vómitos explosivos y mareos.
El teniente asintió, conociendo perfectamente lo que estaba diciéndole. Iba a prometerse no volver a hacer esa clase de locuras… borracho.
«¡Qué vergüenza, soldado! ¡Ha roto la regla del alcohol! ¡Debería hacer cien lagartijas!», dijo la voz de su consciencia.
Por poco pone los ojos en blanco.
Cuando el enfermero se fue y los cuatro se quedaron a solas, Ness tomó la palabra ante el inminente silencio; los adultos se veían acongojados y avergonzados, mientras que Tony no sabía que decir, aún tenía los ojos rojos y el llanto en medio de una confusa expresión, tal como la que debía tener él.
—Ahora, ¿pueden decirnos qué fue lo que pasó? —Miró a la madre de Tony y siguió impresionado de lo hermosa que era, claro, de una manera bastante diferente a cómo su padre la estaba contemplando. Claro que no era un idiota y conocía bastante bien al hombre que lo había criado para darse cuenta—. ¿Por qué acabaron aquí? Por poco y se te rompe la cabeza, papá.
Edward carraspeó y miró a Bella, quien enarcó una ceja, como instándole a que hiciera lo que propusieron: hacer como si nunca hubiera ocurrido… eso.
—Es… Vi mal a la vecina Isabella —declaró, golpeándose los muslos y chasqueando la lengua, me ofrecí a acompañarla caminando, la verdad es que sabes lo bien que hace eso y ella se mantuvo en silencio durante el camino. Nos tomamos un café… —Miró a Bella quien apretó los labios para no reírse.
—Ese café me ayudó mucho. Estaba muy triste por… —Suspiró y miró a Tony, sin querer hacerle sentir mal, pero Tony no dejaba de pensar en lo insolente que había sido con su madre—. Me ayudó bastante para conocer también al vecino Edward.
Si ambos hubieran podido poner los ojos en blanco, lo habrían hecho.
—Nos quedamos hasta tarde y cuando me di cuenta de la hora, le ofrecí irnos a casa en taxi, pero… —Edward buscaba una excusa, hasta que Isabella salió al rescate.
—Estábamos caminando debajo de los departamentos de la calle cercana al puente. —Aquel puente daba al vecindario—. Pero como ven, tienen repleto de maceteros y uno le cayó en la cabeza al señor Cullen.
Ness y Tony suspiraron, sabiendo que eso pudo haber sido así, ya que el último había tenido un pequeño accidente de camino a casa gracias a que un macetero cayó frente a su bicicleta.
—Tienes mucha mala suerte, papá —dijo Ness, palpándole la espalda.
—Pero te tuve a ti, Monstruito —respondió Edward, levantándose para besarle la frente y envolverlo en sus brazos.
Tony miró a su vecino nuevo, a quien jamás había podido toparse, no de esa manera. Era la primera vez que veía su implacable aspecto de teniente y el impacto de ver el cariño que tenía con Ness era… envidiable. Su padre era un ridículo vividor que se había encargado de vender un libro que robó de su propia madre, cuando esta terminaba ya su manuscrito. Ambos eran psicólogos, se habían conocido en una maestría (la que su progenitor nunca terminó) y su madre finalizó con honores y máxima distinción. Él, como profesional, era un asco, y solo había logrado vivir gracias al libro que su mamá había hecho con mucho esfuerzo, situación que supo cuando ya tenía dieciséis, pues ella nunca quiso contarle… hasta que tuviera criterio propio. Apenas y lo veía, la verdad, y eso era agradable para él, casi un alivio, pues no soportaba su fanfarronería y lo mucho que buscaba llevarlo a caminos de un verdadero hombre. Nunca quiso contarle a su mamá que había querido hacerlo macho, invitándolo a un club nocturno con mujeres mayores que él el día de su cumpleaños número dieciséis, mismo en el que dejó de verlo y solo recibía llamadas esporádicas desde entonces.
Suspiró y abrazó a su madre, agradecido de tenerla y de ver todo lo que había logrado al convertirlo en un chico, bueno, un chico que daría su vida por ella. Si tan solo fuera capaz de quitarse las palabras de su abuelo mientras lo cuidaban… teniendo apenas cinco años…
Cerró los ojos con fuerza, lo que llamó la atención de Bella.
—¿Qué ocurre? —preguntó ella, acariciando sus mejillas.
—Solo… estoy muy triste por haberte gritado —susurró.
Bella sonrió.
—Descuida…
—Es que no debo hacerlo, me criaste a solas, solo con la ayuda de los locos de mis abuelos. —Sonrió con suavidad—. Lamento haber actuado así, sé que quieres estar cerca de mí.
—No quiero invadirte, solo protegerte y cuidarte. No me importa lo que digan esos tontos adolescentes, me hará bien compartir con la comunidad escolar.
—Y a mí tenerte cerca —susurró Tony.
Bella sintió alivio de escucharlo.
—Nunca haré algo que te afecte.
—Lo sé.
Se dieron otro abrazo y se marcharon mientras Ness miraba de reojo la relación de Tony y Bella.
La verdad, nunca tuvo carencias afectivas porque su madre haya sido una aventura loca con su padre mientras él tenía vacaciones en la ciudad, menos aún el que ella haya decidido desentenderse hasta el punto de renunciar a cualquier relación, sobre todo al darse cuenta de que su hijo era simplemente diferente al resto. Ness no recordaba haber pasado siquiera un cumpleaños con ella y solo recibía llamadas esporádicas, sabiendo que se dedicaba a atender una tienda en Houston, Texas, lugar en el que planeaba pertenecer junto a su esposo y sus tres hijos deseados mientras él no se entrometiera en su vida. Pensar en eso lo devolvía a ella, que de solo verla le hacía sonreír. Tony era un chico afortunado y ahora lo confirmaba aún más.
—¿De verdad te golpeaste con un macetero? —le dijo Ness a su padre en voz baja.
Él estiró los labios sin mirarlo, haciéndose el tonto.
—Papá, te estoy hablando.
—Sht. Deja de ser tan receloso, ¿qué más crees que ocurrió? ¿Que azoté la cabeza en el cemento de la calle? ¡No soy una avestruz!
Ness puso los ojos en blanco y luego sonrió.
—Vaya que has sido caballero con nuestra vecina. Ha sido un agrado conocerla, veo que se llevan bien —comentó Ness, lo suficientemente bajo como para que los otros dos no le escucharan.
El teniente no acostumbraba a mentir, menos a su hijo, pero solo respiró hondo mientras le temblaba uno de sus ojos.
—En realidad, solo lo hice para tener una buena convivencia con nuestra vecina, aunque, siendo sincero, no me cae bien.
Su hijo levantó ambas cejas y entrecerró sus ojos.
—¿De verdad? A mí me ha caído súper.
—Porque no la conoces.
—¿Y tú sí?
—Dejemos esas conversaciones para otro día, ya me está doliendo la cabeza.
Ness quiso reírse, en especial porque, de pronto, vio la tira de una tanga algo ensangrentada en el bolsillo, a medio caérsele.
—¿Y esto? —molestó Ness.
—¡Sht! —bramó, mirando a cada segundo, temeroso de que Bella y su hijo se dieran cuenta de lo que estaba pasando—. Solo es… un pañuelo con el que ella intentó limpiarme la sangre. Se desmayó en el intertanto.
—Qué extraño pañuelo.
—Me duele la cabeza.
—Vale —dijo Ness, medio riendo.
Salieron del hospital mientras Bella recibía las quejas temerosas de su hijo.
—Siento que hayas pasado la noche en vela.
—Me sentí culpable toda la noche.
—No, quítate eso de la cabeza. Esta vez dejemos de lado lo que ocurrió, ¿sí?
—Está bien, mamá. —Tony suspiró—. Así que ese es el vecino nuevo.
Ella por poco frena y enarca una ceja.
—Sí, sí…
—Te acompañó mientras estabas triste, eso habla muy bien de él. Me ha caído súper, es muy dulce con su hijo. —Tony era inocente y veía en Edward lo que cualquier chico quisiera ver en un padre.
—Sí… —musitó—. Pero, siendo sincera, no me cae tan bien.
Tony levantó sus cejas y frunció los labios.
—¿Y eso por qué? Ha sido muy amable en acompañarte, aunque haya tenido mala suerte.
—No es agradable, la verdad. Sabes que no me gustan los tipos así tan…
—¿Tan qué?
Bella estaba buscando una razón para darle a su hijo, aunque mentirle nunca había sido algo que acostumbrara a hacer y eso le apretaba el corazón.
—Simplemente no me gustan las personas ligadas a la milicia —respondió de pronto—. Además, entrena muy temprano con su música de viejitos y su perro lo único que hace es acosarme.
Tony sintió un poco de decepción. Era el padre de Ness y solo quería que ellos… fueran amigos, era importante para él.
—Pero te acompañó y eso lo hace bueno —insistió Tony—. Quería hacerte sentir mejor después de lo que pasó. Creo que empatizó contigo, ya sabes, padre con padre.
Isabella suspiró y asintió, aunque por dentro moría de vergüenza al recordar (muy vagamente) lo que habían estado haciendo en una habitación de hotel.
No tardó en ruborizarse, porque sí, las sensaciones no se olvidaban.
¡Diablos!
—Qué bueno que estás bien, mamá.
Ella sonrió y lo abrazó mientras salían del hospital, seguidos por Edward y Ness.
—Manejaré yo —afirmó el hijo del teniente—. Tengo la autorización, ¿no es así, papá?
—Como quieras —rezongó.
Ness solo quería reírse.
—¿Dónde está tu coche, mamá? —inquirió Tony.
—Eh… Umm…
—Vecina, ¿recuerda que lo dejamos cerca de la cafetería y que íbamos de camino hacia él? —preguntó Edward luego de aclararse la garganta.
—Claro que sí, tendré que ir a buscarlo…
—Descuide, iré yo, aún conservo las llaves —respondió.
Bella apretó la mandíbula.
—Muchas gracias por acompañar a mi madre, señor…
—Dime Edward —aclaró el teniente, sacudiéndole los cabellos a un tímido chico.
Tony le generaba ternura, y aunque le costaba reconocerlo, saber que era hijo de Bella lo hacía extrañamente especial. Parecía tan bueno, demasiado para un mundo cruel. De pronto, sintió un gran instinto de protección que no supo explicarse.
—Bueno… Edward. —Tony se sonrojó al decirlo; era un adolescente muy respetuoso—. Gracias por acompañar a mi mamá.
—De nada…
—Tony.
El teniente sonrió.
—De nada, Tony, tu mamá estuvo en buenas manos.
Ella comenzó a toser, ahogada en su propia saliva.
—¿Está bien, señora Swan? —preguntó Ness, acercándose a ella con rapidez.
—Oh… —Siguió tosiendo—. No te atrevas a decirme señora. —Luego sonrió—. Soy Bella.
Ness sonrió.
—Qué guay. Digo, me encanta su estilo. ¡Es demasiado… cool!
Si había algo que le encantaba a ella era que un chico tan "cool" como aquel adolescente de cabellos de colores y aspecto libre, la adulara—. ¿Ya se siente mejor?
Asintió, mientras veía cómo le daba vueltas a las llaves del coche en su dedo índice.
Aquel chico le pareció una brisa fresca. Le fascinaba lo contrastado que era con su padre y cómo ellos parecían tener una relación muy íntima. Qué chico tan simpático, agradable y distinguido. De pronto, quiso rodearlo con sus brazos para asegurarse de que nadie le hiciera daño por ser tan diferente en una sociedad tan prejuiciosa, aun cuando sabía que tenía un padre intimidante que de seguro era capaz de eso y mucho más.
Cuando se subieron al coche, con Bella y Tony atrás, y Edward de copiloto, las miradas entre los dos adultos iban y venían, recordándose lo que había pasado hacía unas horas en la discoteca y luego en el hotel. Ambos desviaron la atención a la ventana y se quedaron en silencio, esperando a llegar a casa. En cuanto eso ocurrió, dejaron que los adolescentes se mantuvieran lejos y de inmediato comenzaron a hablar en murmullos.
—Ni siquiera te atrevas…
—Ya lo sé. Antes muerta que abrir la boca —respondió Bella—. No puedo creer…
—Pero te gustó, ¿eh?
—Porque estaba borracha, baboso.
—Digo lo mismo… señorita histérica.
Los dos pusieron los ojos en blanco y se metieron a sus casas, dejando a los adolescentes a solas.
—Tu madre es muy cool. Quiero ser su amigo —exclamó Ness, recordando a la mujer—. De verdad, ¡es súper cool!
Tony sonrió y asintió, sabiendo lo maravillosa que era mamá.
—Bueno, tu papá es muy intimidante…
—Nah, te juro que es el más dulce del mundo.
—No me dejaste acabar. —Tony reía—. Es súper genial. Cómo no vas a ser un deslenguado si tienes a tu papá para protegerte.
Ness se sopló las uñas de manera suficiente y luego las sobó en su camiseta de David Bowie.
—Tengo el mejor maestro, aunque su lado dulce es el mejor.
—Ojalá mi papá fuera como él —dijo Tony, sonriendo de manera nostálgica.
Ness se atrevió a darle un abrazo, temeroso de causar un cierto rechazo ante la mirada pública del vecindario, sin embargo, el receptor de aquel gesto lo abrazó con más fuerza.
—Si te soy sincero, la mujer que me parió es una mierda —respondió sin pelos en la lengua—, y tu mamá es maravillosa. Creo que hasta quiero un abrazo suyo. Debió ser genial que te leyera cuentos cuando niño.
—Era nuestro pasatiempo favorito. Y está demás decir que mi donador de esperma me avergüenza. No sé de él desde hace muchísimo y me da unos cuantos dólares que no sirven para nada… incluido una llevada a un burdel a escondidas de mamá para que una mujer mayor abusara de mí, argumentando que quería que me hiciera un hombre.
Ness tragó ante la rabia y la desesperación de escuchar algo tan… medieval y descarnado.
—Nunca he sido capaz de decírselo a mamá, pero… me habría encantado que en mi cumpleaños número catorce, un hombre como tu papá me llevase a su tiempo favorito…
—A papá le gusta hacer crucigramas mientras prepara un pastel de cumpleaños maravilloso. Y le encanta dar mimos.
Tony suspiró.
—Sí, me habría gustado tener un papá como el tuyo.
Ambos se quedaron en silencio y luego se miraron, como si estuvieran sincronizados.
—¿Crees que sea buena idea hacer una cena para que estemos juntos los cuatro? —preguntó Ness—. Me gustaría decirle a papá que tú y yo… —Carraspeó—. Que eres mi persona favorita en la preparatoria.
Tony sintió un remolino satisfactorio en su vientre al sentir su abrazo, pero también las ganas de que ambos compartieran con más intimidad algo que le importaba muchísimo: su madre.
—A mí… me encantaría —susurró él, con un suspiro conjunto.
—¿Jugamos a que sea algo secreto?
—Es mejor.
—Hecho.
Rieron y se dieron las manos, comenzando con un plan que, probablemente, iba a traer más novedades de las que pensaban… en especial con sus padres.
Buenas tardes, les traigo un nuevo capítulo de esta historia, ¿qué creen? ¿Será que Ness haya creído lo que decía su papá? Veamos, Tony es más inocente y Ness algo pícaro, lo que sí tenemos claros es que ambos han encontrado algo lindo en el padre/madre del otro. ¿Qué creen que sucederá en esta cena que planean hacer? ¡Cuéntenme qué les ha parecido! Ya saben cómo me gusta leerlas
Agradezco los comentarios de Tata XOXO , Celina fic , Belli swan dwyer , Mime Herondale , Valevalverde57 , calia19 , Pancardo , LadyRedScarlet , somas , Cinthyavillalobo , cavendano13 , Veronica , ELLIana 11 , Anabelle Canchola , Naara Selene , beakis , EloRicardes , LuAnKa , Teresita Mooz , Liliana Macias , luisita , Santa , Rero96 , Pam Malfoy Black , Twilightsecretlove , DanitLuna , Franciscab25 , JMMA , patymdn , AnabellaCS , saraipineda44 , morenita88 , saku - 112 , Wenday 14 , llucena928 , Angel twilighter , Noriitha , kathlen ayala , krisr0405 , natuchis2011b , ari kimi , Liz Vidal , Adriu , alejandra1987 , Elizabethpm , SeguidoradeChile , Lore562 , Mapi13 , gabomm , almacullenmasen , MariaL8 , Mentafrescaa , E - Chan Cullen , NarMaVeg , Karensiux , calvialexa , stella1427 , Ana Karina , Valentina Paez , Gracia , Ana , Freedom2604 , C Car , Lizzye Masen , Claribel Cabrera , Saydiss , ELIZABETH , nydiac10 , merodeadores 1996 , jupy , BreezeCullenSwan , tocayaloquis , Erikay2003 , Makarena L , Jade HSos , Fallen Dark Angel 07 , roberouge , Jocelyn , kaja0507, Claribel Cabrera, PRISGPE, twilightter, KRIS95, Gibel, Elizabeth Marie Cullen, sandju1008, Iva Angulo y Guest, espero volver a leerlas, cada gracias que ustedes me dan es invaluable para mí, su cariño, su entusiasmo y sus palabras lo son todo, de verdad gracias
Aquí estoy, cumpliendo mis sueños y dándoles todo lo que puedo, ¡las quiero mucho!
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