Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del webtoon y la novela "La emperatriz divorciada" de Alphatart y con arte de Sumpul, yo solo busco entretener y que más personas conozcan esta historia.
Capítulo 102. Una Condena Silenciosa (1)
—Su Alteza. Lady Parkinson ha llegado y la está esperando en el salón.
Edward estaba sentado en su cama estudiando una lista de propiedades. Miró a McKenna, y después dejó la lista con el ceño fruncido.
—¿Quién es Lady Parkinson?
—La duodécima candidata a reina. Deberías conocerla.
Edward resopló. Sus días eran todos así últimamente. McKenna traía una joven noble de una familia reconocida y sensata para que se conocieran. Edward pensaba que la mitad de ellas parecían venir de la misma familia. Tal y como se rumoreaba, no estaba interesado en ninguna.
—¿No es tiempo de parar ya, McKenna?
—Nos detendremos una vez que hayas elegido una reina.
Resopló nuevamente pero no discutió. Sabía mejor que nadie que las razones de McKenna estaban justificadas.
—No necesito casarme al menos por un año o dos.
—Sería mejor si fuera más pronto, Su Alteza.
—… tal vez tengas razón. De otro modo, mi cuñada terminaría atrapada en el medio.
Había muchos cambios significativos cuando sucedía un cambio generacional. Afortunadamente, las personas estaban más abiertas al cambio durante estos momentos, y era un periodo crítico cuando la nueva reina organizaba la corte a su propio modo. Edward era cercano a Kate, y estaba acostumbrado al sistema y a los métodos que ella había establecido cuando era reina. Sin embargo, si el sistema de Kate permanecía por mucho tiempo después de que Edward se convirtiese en rey, sería difícil para la nueva reina hacer cambios. Era esa la razón por la cual McKenna estaba preocupado.
Edward se puso de pie con una mirada sombría en su rostro.
—De acuerdo, debería ir. Incluso si digo que no, aun así, debería verla. No hay razón para crear rencores innecesarios.
—Por supuesto.
McKenna rápidamente lo ayudó a ponerse su chaqueta.
—¿Por qué sigues mirando la lista de propiedades?
—Para crear un nuevo título de caballero.
—¿Título?
—Sí. Tendrá un nombre estupendo.
—¿Qué?
—Y le será dado a los más valientes y leales caballeros.
—¿Es eso necesario? ¿No tenemos ya suficientes buenos caballeros?
—Siempre estamos en búsqueda de talento, McKenna. ¿Quién sabe si dentro de unos años hay tan pocos caballeros que podrás contarlos con los dedos de una sola mano?
—Ya veo.
—Si creo un título altamente deseable, los caballeros competirán entre sí por él. Una de las virtudes será la lealtad, la cual es naturalmente beneficiosa para mí.
—Ah...
—La cuestión es cómo hacerlo deseable…
Edward se detuvo de repente, levantando la mano para indicarle a McKenna que guardara silencio. McKenna tenía una expresión de desconcierto en su rostro, pero pronto se dio cuenta de lo que Edward estaba haciendo.
Mientras hablaban, llegaron al salón donde Lady Parkinson estaba esperando. Había voces silenciosas que venían del salón. Edward se coló cerca de la puerta.
—No dije nada que no pudiera decir, ¿verdad?
—Fue bastante impertinente.
—Lo siento Kate, pero ya no eres la reina, ¿no es cierto?
—La posición está vacante, pero soy la más cercana por el momento.
—No lo sé. Eres la más alejada. Ninguno de los nobles puede sentarse en ese trono.
—Nadie puede decirme nada hasta que llegue una nueva reina. E incluso si tuviera que dar un paso atrás, seguiría siendo la anterior reina. ¿Debería escuchar semejantes palabras de tu parte, Lady Parkinson?
—Tú eres quien vino primero y comenzó a darme todo tipo de órdenes.
—Puedo decirle eso a cualquiera que entre en mi casa.
—Esta no es tu casa, ¿o sí, Kate?
—… ¿Qué?
—No eres la madre del rey, y si sigues quedándote en el palacio real, te sentirás incómoda con la nueva reina. Seguirás actuando como si fueses la reina actual.
—¡Lady Parkinson!
—En el pasado, tus predecesoras se fueron a la Mansión de Compshire. Esa es la costumbre.
Parecía haber una discusión entre Lady Parkinson y la Reina Kate. McKenna susurró entre admiración y asombro.
—Verdaderamente es la hija de un noble.
Cuando el nuevo rey heredó el trono después de la muerte del rey anterior, la posición de la reina anterior tampoco había sido ignorada. Si era la madre del rey, naturalmente recibiría más honra que el rey, pero si no lo era, el propósito de las políticas era el de bloquear el poder de la reina anterior. Es por esto que Theodore III le pidió a Edward que cuidara a Kate, por miedo de que ella tuviera algún choque con la nueva reina.
—Me siento mal por Kate, pero así es como se distribuye el poder.
Edward golpeó la puerta en vez de responderle a McKenna. Al escuchar el sonido, el par adentro dejó de hablar inmediatamente.
Edward abrió la puerta, y Lady Parkinson y Kate parecían desconcertadas. Él saludó a ambas con su acostumbrada sonrisa. McKenna miró a Kate como señal para que se fuera, permitiendo que los otros dos permanecieran en la habitación. Sin embargo, antes de que Kate se fuera, Edward se dirigió a Lady Parkinson.
—Lo que dijiste, Lady Parkinson, lo escuché todo.
Los ojos de Lady Parkinson se ampliaron en sorpresa, al igual que los de Kate. McKenna abrió su boca para protestar en contra de las palabras de Edward, pero él habló antes de que pudiese decir una palabra.
—Ciertamente es un problema, Lady Parkinson. Pero no le corresponde a usted preocuparse por ello.
Sutilmente se puso del lado de Kate.
Lady Pansy hizo una pausa, después dio un consentimiento silencioso y sonrió de nuevo. Por último, hizo una reverencia formal y se fue.
Sin embargo, la tensión no se disipó incluso después de que ella se fue. Kate parecía profundamente avergonzada, McKenna tiró de su cabello y gimió con frustración. No parecía gustarle el hecho de que Edward dejó que Lady Parkinson se fuera sin siquiera hablar con ella por cinco minutos.
—Edward. Eso... es demasiado.
—¿Por dejarla ir?
—No puedes sacarte a la Emperatriz Isabella de la cabeza.
—Dices eso, pero eres tú quien no puede sacarse de la cabeza a las otras nobles, ¿verdad?
—Edward, por su bien…
—No por el mío, sino por el de las nobles. Aunque tengas prisa por elegir una reina, unos pocos días no serán suficiente para integrarla apropiadamente. Ahora mismo, tengo la coronación y otras cosas más que organizar. Ocupémonos de eso primero.
Edward le dio unas palmadas a McKenna en el hombro y salió del salón. Probablemente volvería a su dormitorio a mirar su lista de propiedades de nuevo. McKenna se apuró a ponerse al lado de Edward y dijo en voz muy baja.
—Si quieres a la Emperatriz como tu reina, tendrás que ir a la guerra para tenerla.
Edward se sobresaltó.
—Por supuesto, la guerra sucederá algún día. Pero las personas no le darán la bienvenida a la reina que les trajo la guerra.
Edward no respondió. Entró a su dormitorio, pero en vez de mirar la lista de propiedades, se sentó en su escritorio, tomó un papel y una pluma.
NOTA:
Hola, les traigo los capitulos de hoy.
P.D Debo admitir que amo a Pansy y tenia toda la razon.
