Disclaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, pero la historia es completamente mía. Está PROHIBIDA su copia, ya sea parcial o total. Di NO al plagio. CONTIENE ESCENAS SEXUALES +18.
Capítulo 26:
El despertar de la emoción
Sus besos eran tan intensos que la respiración era escasa. Estaban ahogados en su propia necesidad y desesperados, como si necesitaran de más fricción.
—Sabes que puede entrar alguien —susurró Bella, separándose para lamer su barbilla y quijada.
Él sonrió mientras jadeaba.
—Sé bastante bien que eso no te importa en lo más mínimo.
Ella comenzó a reírse mientras Edward la levantaba tomándola del culo para subir el vestido y bajarle las bragas.
—Estás en lo cierto, teniente —respondió la psicóloga, sosteniéndose del cuello de aquel tatuado.
Estaban desatados y dispuestos a todo.
¿Qué miedo existía? Ya estaban lo suficientemente adultos para desatar sus deseos de disfrutar sin más, solo eso.
Luego de seguir besándose, Edward recorrió el cuello de Isabella mientras metía una de sus manos por su escote, deteniéndose con suavidad en la piel de sus senos. Había esperado este momento todo el día y ahora se sentía el éxtasis de cumplir un anhelado sueño.
Bella se calló el gemido que le causó la succión de aquella masculina boca y solo se aferró a los brazos de aquel teniente intrépido.
—En cualquier momento nos encontrarán —susurró la psicóloga, abriendo los botones de la camisa de Edward para acariciar su pecho.
—Pues aprovechemos nuestros espacios de suerte.
Edward, jadeante, apretó aún más sus muslos y luego subió su vestido hasta la cintura, buscando las tiras de su tanga. Mientras las bajaba hasta el suelo, Bella aprovechó de tocar y observar los tatuajes del militar, deleitándose en su anatomía fuerte y tentadora.
El teniente sacó un preservativo desde el bolsillo trasero y ella sonrió, tomándolo con las manos temblorosas debido a la excitación y adrenalina.
—Así que esperabas cogerme, ¿eh? —susurró Isabella, abriéndolo mientras Edward besaba su cuello.
Lo sintió sonreír.
—¿Tú no?
Ella le siguió con otra sonrisa, mientras Edward subía entre besos por su mentón hasta sus labios, los que devoró de forma despiadada. Bella, por su parte, desabotonó el pantalón del varonil dueño de aquella boca deliciosa bajó la prenda, comprobando que no llevaba ropa interior.
—Eres un sucio —exclamó Bella mientras se separaban para respirar, poniéndole rápidamente el preservativo, sin mirar ni tomar en cuenta su alrededor; solo estaba aquel hombre delante de ella, dispuesto a darle otra sesión de más sexo enloquecedor.
Edward le apretó los muslos, la acercó a él y se hundió en ella con fuerza, sacándole un fuerte grito.
—Shh —le dijo él, tapándole la boca mientras sentía el apretón del preservativo a su alrededor.
Bella le lamió los dedos, lo que conjugó en el punto de partida de un teniente sediento de la mujer que estaba enloqueciéndolo sin retorno.
Los movimientos aumentaron con brusquedad, por lo que la psicóloga solo pudo aferrarse a sus hombros mientras él le tapaba la boca para no decantar en un festín de gritos que llamaran la atención de los demás.
Edward jadeó y sonrió mientras bajaba la mano solo para besarla con la misma furia de su penetración y luego cesar con un rápido gruñido acompañado de un suspiro, mientras juntaba su frente con la de ella.
—Voy a correrme —le advirtió Bella, abrazando la pelvis del teniente con sus muslos.
Edward puso una de sus manos en la pared mientras aumentaba la fuerza de sus movimientos, a la vez que Bella abrazaba su cuello con locura, sintiendo el rasgado de aquel fuego recorriendo sus piernas, vientre, pecho, brazos y cabeza, todo detonando a la vez en un orgasmo vivo que le hizo temblar sin sutilezas. No contuvo el gemido, fue imposible, mientras él la miraba, deleitado en el placer de sus cuerpos conjugando un vicio sin fin, pero también perdiéndose en el bello rostro de su alocada vecina.
Cada día, sus ojos y pestañas se volvían más… hipnóticos.
Edward apretó sus músculos, hundiéndose en ella hasta sacarle otro gemido, lo que finalmente culminó en el clímax. Mientras las ondas chocaban con su cuerpo y derramaba su simiente con furia, tomó la mandíbula de Isabella y la besó, dando las últimas estocadas hasta que simplemente su cuerpo enmudeció de deleite.
Antes de poder respirar luego de aquel polvo, notaron cómo alguien intentaba entrar al pequeño cuarto gracias al movimiento de la perilla.
—Mierda —susurraron ambos, acomodándose con rapidez para salir de ahí.
—Oye, Pete, alguien dejó cerrada la habitación de aseo —exclamó la persona detrás de la puerta.
—¡Ve a buscar la llave! Debió ser Jordan, siempre olvida dejarla abierta —le gritaron desde otro extremo.
Escucharon perfectamente cómo aquel individuo se marchaba para buscar la llave, por lo que siguieron acomodándose la ropa. Edward iba a sacarse el condón, pero notó que ya lo había hecho, quizá inconscientemente.
—Ten —le dijo Bella, levantando el preservativo con una sonrisa socarrona—. O sospecharán de lo que hicimos.
Antes de tomarlo, ella emuló darle una lamida, lo que a Edward le paralizó el corazón.
Recogió sus bragas enrostrándole el culo al teniente, lo que lo mantuvo hipnotizado hasta que acabó poniéndoselas y posicionando bien el vestido.
—Nos vemos allá —canturreó la psicóloga, guiñándole un ojo.
Antes de que abriera la puerta, sintió una fuerte nalgada que por poco le hizo gemir, pero en un impulso desesperado, se dio la vuelta para darle un último beso.
Edward finalmente la vio marcharse y se acomodó un segundo en la pared, intentando contener el extraño suspiro que salía de su boca.
Bella se acomodó en el asiento, encontrándose con Alice y Jasper, quienes hablaban a carcajadas respecto a la serie The Office, repitiendo las frases hasta las risas llorosas.
—Hola —saludó Bella, cortándoles el rollo—. Veo que ya llegó el alcohol.
—Pues te demoraste demasiado. ¿Pasó algo? —El brillo en sus ojos era obvio: estaba preguntándose si se trataba del teniente.
—Solo fui al baño. La fila era interminable.
—¿Y mi hermanito dónde está? —inquirió Jasper, quien no despejaba los ojos de Alice, por más que lo intentara.
—Dijo que esperaría a los bocadillos porque estaban demorando bastante, ahí aproveché de ir al baño —mintió la interpelada, tomando un poco del alcohol.
—Con permiso, iré a ver a mi hermano por si está flirteando con alguna chica, no estaría mal para que cambie su carácter de mierda.
Cuando Jasper se marchó, Alice se mantuvo en silencio, conteniendo una sonrisa mientras la miraba a la cara.
—¿Qué mierda te sucede? —preguntó Bella a la defensiva.
—Tienes… la mejilla…
Bella intentó tocarse mientras su amiga rompía en risotadas.
—Eres una sucia. ¡Eso es una corrida proveniente de tu guapo vecino! —exclamó Alice.
—¡Sht! —la calló la psicóloga—. Mierda —gruñó, limpiándose con rapidez.
—Ya veo qué estaban haciendo.
Claro, seguramente había sucedido cuando jugueteó con el preservativo cerca de su cara.
—¿Crees que Jasper lo haya visto? —inquirió la psicóloga, mordiéndose el labio.
—Para nada, es solo un chiquillo divertido y muy simpático que apenas ha podido ver a su alrededor —canturreó Alice, tomando una servilleta con algo de nerviosismo y luego se llevó la copa a la boca para darle un buen trago.
—¿Un chiquillo?
—Pues sí, ¡casi tiene la edad de mi hijo! Es inmoral siquiera…
—Pero es guapo y soltero, no seas ridícula, eres la menos prejuiciosa que conozco, más que yo, inclusive.
—Hay cosas en las que no puedo ceder, además es solo un chiquillo, yo estoy… mucho más adulta y no quiero caer en esos juegos, ya sabes. Quizá pueda coquetear, quién sabe, pero solo eso, no estoy para juegos y los hombres no son mi interés desde hace mucho, es algo que comprender muy bien.
Bella rio y le dio una pequeña patada en las canillas.
—¡Ay!
—No seas bruta y al menos frota tus enormes tetas en ese caniche, te aseguro que lo dejarás con la entrepierna dura y te recordará toda tu vida.
—Oh, Bella, ¿por qué eres tan malévola? —inquirió con una sonrisa.
—Porque ellos deben recordarnos, aunque sea por un solo roce. Diviértete por hoy, no necesitas quitarte las bragas para jugar un poco.
Alice rio a carcajadas.
—Y no pienso hacerlo, ¡no me depilé el postre!
—Hey, ya sabes lo que te he dicho.
La mujer miró a su mejor amiga al verse regañada y miró hacia el techo.
—Lo sé, "no debo tener vergüenza de mis vellos, y si un hombre me exige hacerlo, muérdele las pelotas y lárgate de ahí".
—¡Muy bien! —respondió Bella, satisfecha de hacerle recordar su valor.
Alice jugueteó con su cabello y luego volvieron a reírse.
—Y también debes recordar que el postre acaban siendo ellos.
Sonrieron.
—Bien. Solo un baile y ya, no tiene nada de malo, ¿no?
—En absoluto —susurró Bella, viendo cómo los hombres se acercaban con los bocadillos y más cerveza.
Edward la miraba y una curva seductora se dibujó en su boca, lo que a Isabella le levantó rápidamente el apetito carnal, como si nada de lo anterior hubiera sucedido.
Estaba perdiendo la cabeza por él.
.
Tony estaba terminando de asar las palomitas cuando apareció Ness con su tenida de brillos y ochentera. Usaba unos anteojos de cristal tornasol con forma de estrella y canturreaba mientras sus aretes de araña se movían constantemente.
Su presencia era una luz para él, así como también su alegría. Ya no le importaba mucho que los estúpidos de la preparatoria siguieran molestando, Ness hacía que todo estuviera mejor y se sentía en el lugar que siempre quiso estar, no solo porque le gustaba y sus sentimientos crecían con fiereza, sino también porque le hacía sentir libre, tan libre como él.
—¿Qué te parece si pongo el videojuego mientras terminas las palomitas? —preguntó Ness.
—Ve. Ten listos los refrescos.
—Por supuesto, primor.
Cuando estuvo todo listo, acomodaron la sala para prepararse para bailar según los pasos que entregaba el videojuego.
—Voy a ganarte —dijo Tony.
—Estás frente al campeón del Just Dance, no te atrevas.
—Mamá me enseñó los mejores pasos de baile.
Comenzaron a bailar mientras la música de ABBA sonaba con alegría en toda la sala. Tony reía sin parar y Ness buscaba la forma de molestarlo para que perdiera puntos de baile. Continuaron con varias canciones más, todas con un espíritu alegre que los contuvo en su propia burbuja, aquella en la que ya habían acostumbrado a estar, pues se hacía cada vez más irrompible.
Finalmente acabaron sudando y se sentaron en el sofá, viendo cómo Tony recibía la mayoría de las estrellas otra vez.
—¡Sí! —exclamó, victorioso.
—Tendré mi revancha, te lo prometo —respondió Ness, quitándose las gafas.
—Pues mientras tendrás que aguantar, porque elegiré la película.
—Uy, espero que no sean esas cosas aburridas que ve papá, documentales de… ¿cómo se llamaba? Ah, filósofos y esas cosas…
—Mamá ve documentales de filosofía también. Es tan aburrido.
Sonrieron.
—¿Crees que realmente se lleven bien?
Ness estiró los labios y se encogió de hombros.
—Mientras tu guapa madre no termine golpeándole la entrepierna, pues sí.
—Hey. —Tony carcajeó.
—Papá puede ser un verdadero pedo estancado. Es increíble, no puedo amarlo más.
Tony pensó en su mamá y enseguida volvió a sonreír. Ya la extrañaba.
—Bien, entonces pondré The Help, ¿qué te parece?
—¡Estás jodiendo! ¡Amo a Viola Davis! Cómo quisiera ese cutis. —Ness se tocó la piel y chupó las mejillas, modelando mientras Tony le sacudía el cabello.
En aquel momento, los dos acabaron entre nuevas carcajadas y se miraron a los ojos, callando en un segundo.
—Cada día que paso contigo estoy más feliz. Haberme mudado aquí ha sido lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo —confesó Ness, tornándose muy serio.
Tony tragó.
—Ness, yo… Te quiero.
El aludido sintió ganas de llorar.
—Yo también te quiero, Tony.
Suspiraron y se acercaron, besándose con ternura y delicadeza, usando cada segundo para hacer valer las caricias de sus labios de la mejor manera posible. Cada corazón comenzó a latir con la fuerza de ese primer amor y ese vientre estremecido por la integridad de sus sentimientos libres de cruentos pensamientos; era un sentimiento enteramente puro.
—¡Anthony! —gritó una voz masculina.
Se separaron con brusquedad y a Tony se le cayó el mundo al ver que se trataba de James, su padre, que los miraba furioso y espantado a la vez.
Buenas tardes, les traigo una nueva actualización, gracias por seguir leyendo y manteniéndose expectantes de lo que sigue, se vienen tremendas sorpresas... quizá un pequeño camarón dispuesto a dar una sorpresa a estos dos. Ahora, lo que sucederá con Tony y James tomará un gigante rumbo. ¡Cuéntenme qué les ha parecido! Ya saben cómo me gusta leerlas
Agradezco los comentarios de Fleur50, Jade HSos, sool21, alyssag19, roberouge, Lizzye Masen, terewee, johanna . maribel14, Veronica, Celina fic, jupy, Angel twilighter, KRISS95, ari kimi, paramoreandmore, JMMA, Fallen Dark Angel 07, joabruno, velem0089, luisita, Jimena, Valentina Paez, Rero96, AnabellaCS, tocayaloquis, Naara Selene, Makarena . L , Adriu, calia19, Noriitha, Gan, Twilightsecretlove, C. Car, kathlen . ayala, Teresita Mooz, E - Chan Cullen, Jocelyn, ariyasy, Veronica, dery 05, diana0426a, morenita88, Valevalverde57, Pam Malfoy Black, Liliana Macias, francicullen, ElizabhelSwan23, NarMaVeg, saku - 112, Ana karina, Elizabeth, Tata XOXO, Santa, merodeadores . 1996, Wenday 14, Viviana, Karensiux, MariaL8, DanitLuna, cavendano13, beakis, piligm, Eli mMsen, Lore562, patymdn, Belli swan dwyer, saraipineda44, Iva Angulo, melucha76, almacullenmasen, ELLIana . 11, Cinthyavillalobo, LadyRedScarlet, wenday, Elizabethpm, Teresita Mooz, Elizabeth Marie Cullen y Guest, espero volver a leerlas, cada gracias que ustedes me dan es invaluable para mí, su cariño, su entusiasmo y sus palabras lo son todo, de verdad gracias
Aquí estoy, cumpliendo mis sueños y dándoles todo lo que puedo, ¡las quiero mucho!
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