Su primer día de regreso en la Legión ya era un hecho. Después de 1 mes y medio de recuperación, Zoey estaba lista para retomar sus labores de soldado.
Temprano por la mañana, partió rumbo al cuartel del Distrito Trost donde el pastor Nick había sido transferido y encerrado bajo custodia de la Policía Militar.
Al llegar al cuartel, los dos soldados que custodiaban la habitación quisieron prohibirle el paso, pero al escuchar su voz y verla mejor mientras se acercaba por el pasillo, lograron reconocerla.
—¿C-capitana Rivaille?
—Por favor, discúlpenos. No sabíamos que era usted.
Ambos guardias se inclinaron para saludarla. Los soldados de la policía le tenían un inmenso respeto y seguían viéndola como una figura de autoridad por haber sido su Comandante en años anteriores.
—No se preocupen. —respondió Zoey amable. —¿Me permiten pasar?
—Si, por supuesto.
Uno de ellos le abrió la puerta para cederle el paso. Dentro de la habitación, vio al Pastor Nick sentado frente a un pequeño escritorio. Cuando él sintió la presencia de una persona detrás, volteó a ver al soldado encapuchado.
—¿Cómo está, Pastor Nick? —mencionó Rivaille, quitándose la capucha para que pudiera verla.
—Oh, es usted Capitana. Acaso ¿viene a interrogarme?
—Veo que es un hombre muy astuto. Estoy segura que me dirá todo lo que sabe sin problemas.
—Le repito lo que le dije a sus colegas: mis labios están sellados. —aclaró el pastor volviendo de nuevo a su escritorio. —Así que, gracias por su visita y que tenga un buen día.
Zoey se acercó al pastor y sacó una soga de debajo de su capa. Volteó la silla del hombre con brusquedad y amarró sus manos por detrás del respaldo.
—Creo que no me expliqué bien. No quisiera tener que recurrir a medidas extremas para hacerlo hablar. —mencionó ella, mostrándole unas pinzas quirúrgicas que se movieron de forma amenazante hacia él.
Zoey tenía un gran poder de persuasión, pero claro estaba que sus palabras no servirían con el pastor Nick. No importaba lo que ella pudiese decir, el hombre seguiría llamando al silencio.
Desde que hallaron a ese titán oculto en el interior del muro y descubrieron que había más secretos alrededor de Historia Reiss y la familia real, Rivaille sabía que el tiempo se les estaba acabando. Debía encontrar una forma de conseguir información, aunque eso significara recurrir a algún método de tortura que solía aplicar la Policía Militar para interrogar criminales. Zoey no tenía escrúpulos cuando se trataba de arrancar dientes, uñas o dedos a delincuentes. Sin embargo, esta vez se trataba de un hombre presuntamente inocente, arraigado completamente a su fe y sus creencias.
Cuando Rivaille comenzó a utilizar sus pinzas para desprender las muelas podridas de la boca del pastor, entendió que el hombre preferiría morir antes de revelarle los secretos que escondía el Culto de las Murallas. Cansada de no obtener nada y sintiendo un poco de pena por el hombre, le extendió un pañuelo para que limpiara su boca sangrante y se retiró del lugar.
~
La Capitana se dirigió hacia una gran cabaña situada en medio de un bosque en las montañas donde Eren, Historia y algunos soldados del Cuerpo de Exploración se ocultaban. Los cadetes de la Tropa "104" habían sido reclutados a la Legión y fueron elegidos por Levi para formar un nuevo escuadrón. Por mandato de Erwin, tanto Levi como Zoey estarían a cargo de ellos, ya que Rivaille no estaba mentalmente apta para dirigir un escuadrón por sí sola. Por lo tanto, Eren, Armin, Mikasa, Historia, Sasha, Jean y Connie formarían parte de su nuevo equipo.
Al llegar al lugar, los chicos se estaban colocando sus equipos para comenzar con los experimentos con el titán de Eren. Ellos se encontraban fuera de la cabaña conversando sobre las tareas de limpieza que Levi les había asignado. Eren y Jean se culpaban el uno al otro por el descontento del Capitán con el aseo. Connie y Armin le reprochaban a Sasha el haber hurtado una patata del cajón de provisiones.
Al bajar de su caballo, Zoey se quitó su capa. Ninguno se había percatado de su llegada, hasta que caminó hacia ellos e interrumpió su ruidosa discusión.
—¡Hola muchachos! ¡Que gusto verlos de nuevo!
El grupo de reclutas dirigió su mirada hacia la mujer pelirroja. Zoey había vuelto a cortar su cabello, pero esta vez dejando algunos mechones largos al frente. Llevaba puesto un pantalón oscuro con botas cortas de color marrón, una camiseta gris con mangas hasta los codos y un chaleco sin mangas color verde militar. Todos se quedaron boquiabiertos al verla, preguntándose si en verdad ella era la misma mujer que habían conocido anteriormente.
—Me disculpo por no haberme presentado como corresponde la última vez que nos vimos. Yo soy...
—¿La Capitana Rivaille? —interrumpió Eren incrédulo.
—Pues, así es.
—¡Bienvenida! —dijo Mikasa haciendo una reverencia al igual que Eren, Armin e Historia. Por su parte, Sasha, Connie y Jean aún estaban paralizados mirando el nuevo aspecto de la Capitana.
—¡Que gusto que se haya recuperado! —expresó el rubio con alegría.
—Gracias, Armin. No lo estoy completamente, pero me siento mejor.
Sasha corrió hacia Zoey de repente, provocando que la sonrisa antes puesta en los labios de la pelirroja se esfumara ante la sorpresa. Sasha, inclinándose frente a ella, le mostró algo que sostenía entre sus manos.
—¡Es un gusto conocerla! ¡Por favor, acepte esto como regalo de bienvenida! —Le dijo la chica de cabello castaño recogido y ojos color café ámbar.
—Oh, es... una ¿patata? —preguntó Zoey sorprendida.
—Si. En mi pueblo se acostumbra ofrecer carne a las visitas, pero esto es todo lo que tengo. —Le explicó la muchacha manteniendo su cabeza inclinada y sus manos extendidas con el tubérculo.
—Entiendo. Muchas gracias… pero prefiero que tú te la comas. —dijo Zoey poniendo sus manos sobre la verdura.
—¿Lo dice en serio? —preguntó la chica alzando su cabeza para ver a la Capitana.
La pelirroja asintió.
—Si, claro.
Sasha quedó en una hipnosis total ante el bonito color de ojos de Rivaille. Zoey la miraba confundida, o más bien perdida en si debía decir algo más. Los compañeros de la chica se sentían avergonzados por su extraño comportamiento, siendo una excepción Jean y Connie, quienes aún seguían enmudecidos por los encantos de Zoey.
—Sasha… por favor, no incomodes a la Capitana. —pidió Historia nerviosa, llamando la atención de la susodicha y alejándola para llevarla de regreso a su lugar.
—Tu debes ser Historia Reiss, ¿no es así?—mencionó Rivaille, sonriendo a esa joven de estatura pequeña, cabello rubio y ojos grandes y azules.
—¡Sí! ¡Es un placer conocerla! —respondió la rubia, sonriendo dulcemente.
—El placer es mío.
Zoey caminó unos pasos hacia el muchacho Jaeger.
—Dime Eren, ¿cómo van los experimentos?
—Bien… bueno, ha sido un poco difícil para ser honesto. —respondió él un poco desanimado. No habían tenido muchos avances en esas últimas semanas.
—Ya veo… imagino que debes estar agotado. No es fácil soportar las pruebas poco convencionales de Hange. —comentó Zoey, haciendo reír a Eren.
—Si, tiene razón.
—En verdad aprecio tu esfuerzo.
Antes de que Eren pudiese contestar, todo el equipo oyó la demandante voz de su Capitán saliendo del interior de la cabaña.
—Dense prisa mocosos o luego tendrán menos tiempo para terminar de limpiar.
Zoey se apartó del grupo y caminó hacia el pelinegro.
—Relájate, maniático. Nos estamos conociendo.
Levi parpadeó atónito. No esperaba verla tan cambiada. Más bien, lucía como la Zoey que él conocía antes de aquel catastrófico accidente.
—Debiste llegar hace como una hora. —regañó el pelinegro.
Zoey se paró junto a él, cruzándose de brazos y mostrando su mejor expresión molesta.
—Tenía cosas que hacer.
Sus nuevos subordinados miraban con asombro a ambos Capitanes, a quienes se los catalogaba como los mejores soldados de la Legión. Lucían como un equipo poderoso a pesar de sus bajas estaturas. Pero sus miradas frías y su ruda forma de hablarse llamó la atención de los chicos. Al parecer, no eran grandes amigos como ellos pensaban.
—Llegas en mal momento. Estamos ocupados.
—De todos modos, no vine por ti. ¿Dónde está Hange?
Al escuchar ruidos provenientes del interior de la cabaña, como si alguien se llevara por delante algunos muebles, Levi miró incrédulo directo a los ojos de la pelirroja.
—¿Eso responde tu pregunta?
Hange corrió hacia Zoey y se lanzó fervientemente hacia ella.
—¡ZOEY! —gritó la soldado de lentes, alargando el nombre en cada sílaba y abrazándola con fuerza mientras daba giros y más giros en el aire con Zoey suspendida. —¡Estás aquí! ¡Por fin!
—Hange, es-pe-ra… Mi espal… da.
Hange la abrazaba tan fuerte que para Zoey el respirar era dificultoso. Luego, comenzó a bajarla y colocar de nuevo sus pies sobre el suelo, sin dejar de abrazarla y gritar de la emoción.
—¡Te ves muy bien! ¡Estás preciosa! ¡Me encanta tu nuevo corte!
Las mejillas de Hange estaban rojas como tomates mientras adulaba a la pelirroja. Rivaille intentaba recuperar su aliento, pensando en una forma de tranquilizar a su exaltada amiga.
—¡Qué alegría! ¡Moría de ganas por verte! ¡Te extrañé muchí….
Antes de que Hange continuara, Zoey cubrió su boca con sus manos para que dejara de hablar.
—Calma, ¿si? Yo también te extrañé mucho. —dijo Zoey con suavidad, para luego quitar sus manos lentamente de la boca de su amiga. Hange ya estaba más tranquila, pero mantenía una enorme sonrisa de oreja a oreja. —Te traje lo que me pediste.
Rivaille sacó un papel de su bolsillo y lo extendió frente a Hange.
—¿La autorización para ver al pastor? ¡Gracias!
—Dime, ¿aún sospechas que Nick podría ser un titán?
—No… esa fue una idea absurda.
—Bueno, en caso de que la reconsideres… también te traje esto para que examines.
De su otro bolsillo, Zoey sacó dos molares recién arrancados del pastor Nick y los puso en la palma extendida de Hange.
—¡Genial! —dijo Hange observándolos detenidamente en lo alto. Los dientes lucían amarillentos y parecían tener algunos restos de comida.
—Ustedes dos son repugnantes. —comentó Levi con cara de asco.
—No digas eso... Para ti traje su dedo medio. —dijo Zoey burlona, fingiendo buscar algo en su bolsillo.
Levi chasqueó su lengua.
—Ni lo pienses, sádica.
Los chicos estaban asombrados de que alguien fuera capaz de hablarle así a su Capitán. Hange río al ver que Zoey había recuperado su sarcástico sentido del humor.
—Como quieras. Tengo que irme.
—¿Ya te vas? —preguntó Hange haciendo puchero.
—Debo ver a Erwin en Trost, pero volveré más tarde. —dijo Rivaille volteando en dirección a su caballo. —¡Los veo después, chicos!
Despidiéndose de sus nuevos subordinados, ella subió al caballo, se colocó la capa y cubrió su cabeza con la capucha. Al echar una última mirada detrás, vio a los reclutas despedirse de ella sacudiendo sus manos. "Vuelva pronto, Capitana" gritaban los soldados.
Jean y Connie parecían haber despertado de su trance.
—Es bellísima… —comentó Jean suspirando.
Connie asintió con entusiasmo. Sus compañeros hicieron lo mismo.
—Y muy simpática. —agregó Sasha, hablando con la boca llena de trozos de patata.
Después de que Rivaille se marchara, los soldados comenzaron con los experimentos.
~
En la oficina de Erwin, Zoey se encontraba sentada frente a su Comandante mientras éste terminaba de leer unos informes.
—Parece que Historia Reiss es la hija ilegítima de Rod Reiss. No tiene un pasado envidiable. —comenzó diciendo Erwin.
—¿La chica pudo aportar alguna información sobre las murallas?
—No, y no creo que sepa más de lo que nosotros sabemos.
—Y el pastor Nick sigue negándose a cooperar… —comentó Zoey suspirando con frustración.
—El verdadero misterio gira en torno a la familia de Historia. Aunque solo se trate de un noble regional, es posible que Lord Reiss conozca los secretos de la muralla.
—Sobre eso… Creo que mi abuelo investigaba algo al respecto.
Erwin la observó curioso.
—Cuando trabajé en su oficina, encontré unas anotaciones extrañas sobre la familia Reiss y el Culto de las murallas, pero después de todo el caos en Shiganshina y la caída de la Muralla María, no pude llegar al fondo del asunto. Creí que no era importante… —explicó Zoey, arrepentida de no haber continuado investigando y prestarle más atención.
—Tu abuelo seguramente sabía muchas cosas. Era un hombre muy perspicaz.
—Si, pero no creí que pudiera guardarme secretos…
—Debió tener sus motivos. —afirmó Erwin, lo que provocó en Zoey un largo suspiro. Ella no quería pensar en la posibilidad de que su abuelo estuviera envuelto en ese embrollo de mentiras y corrupción.
—Toma esto.
Erwin llamado en atención, vio a Zoey sacar de su bolsillo una pequeña llave de bronce.
—Es una copia de la llave de su oficina. Y también ésto…— Rivaille deslizó un papel sobre el escritorio. —Es la ubicación de su caja fuerte y la clave para abrirla. Ahí encontrarás unas libretas con la información que te comenté. ¿Podrías darles un vistazo? Siéntete libre de buscar donde quieras.
—De acuerdo. Iré mañana a primera hora. —Le aseguró Erwin, tomando ambos objetos y guardandolos en el bolsillo de su camisa.
~
Esa misma tarde, Rivaille se había reunido nuevamente con los chicos en la cabaña, recibiendo una cariñosa bienvenida por parte de los miembros del escuadrón de Hange; Moblit, Nifa, Abel y Keiji.
Hange y sus soldados habían llegado con noticias alarmantes después de visitar al pastor Nick. El hombre había sido asesinado y torturado, teniendo por su cuerpo notables signos de maltrato. La castaña sospechaba que unos soldados del Primer Escuadrón Interno de la Policía Militar habían sido responsables, ya que había logrado identificar a uno de ellos; Djel Sannes, quien tenía rasgada la piel de los puños, posiblemente por haber golpeado al pastor.
—¿Dijiste Sannes? —preguntó Zoey con asombro.
—Si —afirmó Hange —. ¿Lo conoces?
—Solía ser el escolta de mi abuelo…
Zoey puso una de sus manos sobre su cabeza, tratando de pensar en una razón para que ese hombre fuera el culpable. Pero, ¿por qué la Policía Militar asesinaría al pastor? ¿Sannes era un traidor? ¿y su abuelo también? Todo el asunto le resultaba inquietante.
Al pastor le habían arrancado todas las uñas, por lo que suponían que se había mantenido firme hasta el final y no había revelado ninguna información sobre Historia y la familia Reiss.
En ese instante, Nifa llegó con un mensaje del Comandante Erwin, en el cual decía que el gobierno había detenido la actividad de la Legión fuera de las Murallas, y quería que entregaran a Eren e Historia. Además, unos momentos después de que el Comandante le entregara la carta, Erwin había recibido la inesperada visita de Nile y la Policía Militar.
Ante la advertencia y de forma inmediata, todos abandonaron la cabaña y borraron cualquier rastro de que estuvieron allí antes de que la policía los encontrara. Zoey, Levi y su escuadrón decidieron dirigirse hacia el Distrito Trost en compañía de Nifa, Abel y Keiji. Allí podrían ocultarse en medio del desorden y usar sus Equipos de Maniobras en caso de ser necesario. Mientras tanto, Hange y Moblit irían con el Comandante Erwin. Pero antes de partir, Eren le entregó una nota a Hange dónde escribió lo que había recordado respecto a una conversación entre Bertholdt e Ymir.
~
En el Distrito Trost, los Capitanes y sus soldados se mezclaron entre la gente. Armin y Jean se habían vestido como Historia y Eren en caso de que algún enemigo intentara secuestrarlos. Tal y como predijeron, una carreta se aproximó a ellos a toda velocidad y se los llevó. Mikasa los siguió rápidamente para descubrir el lugar dónde los tenían cautivos. Mientras tanto, Zoey y Levi vigilaban desde un tejado el carromato donde los verdaderos Eren e Historia se ocultaban.
—Los secuestradores parecían ser aficionados. No creo que esto sea una jugada de la Policía Militar. —comentó Levi.
—Yo también quisiera creerlo, pero el Escuadrón Interno es una fuerza independiente al cuerpo principal de la policía. Tienen su propia cadena de mando. Incluso Nile desconoce las actividades que realizan. —explicó Zoey.
Levi continuó pensativo. Él tenía la sospecha de que un viejo conocido podría estar detrás de todo esto.
En eso, Mikasa llegó para informarles que los secuestradores estaban a punto de descubrir la farsa de Armin, por lo que debían actuar rápido. Zoey y Mikasa decidieron encargarse de ellos, dirigiéndose al galpón donde se encontraban.
Ambas mujeres se ocultaron detrás de unas cajas de madera. Una vez que los secuestradores entraron al lugar, Zoey dio la orden para que Mikasa atacara. La chica de cabello azabache y ojos color gris oscuro era increíblemente fuerte. Rivaille se asombró al ver cómo ella dejó inconsciente a uno de los secuestradores tras proporcionarle una patada voladora, y también derribó a otro que la superaba en tamaño y peso. Era una soldado realmente poderosa y letal, cuya extraordinaria fuerza física sólo podía compararse con la de Levi.
Cuando uno de los secuestradores sacó un arma de su chaqueta, Zoey se abalanzó a él para tomarlo del brazo, torcerlo y golpearlo con su rodilla para hacer que la soltara. Una vez que la pistola cayó al suelo, lo tomó de la cabeza y golpeó su rostro contra una de las enormes cajas de madera. Mikasa ya se había encargado de inmovilizar al secuestrador restante, pero en un intento por salvarse, el hombre intentó tomar la pistola del suelo. Para su suerte, Sasha logró disparar una flecha en su mano, evitando que la tomara. Debido a que ella solía dedicarse a la caza, era muy habilidosa con el arco y flecha.
—Connie, ¿estás seguro de que solo eran cuatro? —Le preguntó Rivaille al chico que también estaba oculto.
—Sí, Capitana. Eso creo.
—Entonces, liberen a Armin y Jean y amarren a estos tipos.
—¡Capitana, cuidado! —Le advirtió Mikasa al percibir que otros tres secuestradores se acercaban detrás de Rivaille.
Uno de ellos logró tomarla por el cuello, pero la pelirroja le dio un fuerte golpe en el centro de su abdomen –justo dónde se aloja el estómago– logrando que éste la soltara ante la pérdida de oxígeno. Aprovechando ese momento de debilidad, ella lo tomó por el rostro y propinó un rodillazo en su cara. Otro sujeto que blandía un cuchillo en lo alto, para Zoey fue sencillo atraparlo por la muñeca, torcer su mano detrás de su espalda y tirarlo al suelo con un barrido de pierna. El cuchillo se debilitó en su mano y Zoey aprovechó para tomarlo, lanzándolo posteriormente hacia el secuestrador faltante. El objeto se clavó en la parte baja de su hombro y, ante el grito de dolor de ese último hombre, Rivaille corrió hacia él, levantó su pierna y pateó con tanta fuerza su cabeza que dejó al sujeto completamente noqueado.
Los jóvenes soldados que observaron la escena se quedaron impresionados ante los ágiles movimientos de pelea de Zoey. Sabían que la Capitana era conocida por sus implacables técnicas de combate cuerpo a cuerpo, por lo que ahora habían comprobado con sus propios ojos que esos dichos eran ciertos.
Una vez que Zoey y los muchachos inmovilizaron y amarraron a todos los secuestradores, decidieron ir con Levi y los soldados del escuadrón de Hange, pero fueron alertados al escuchar disparos lejos de ellos. Levi había sido atacado por Kenny "el destripador"; un asesino en serie que lo había criado en la ciudad subterránea cuando él era niño. Kenny y los hombres de su Escuadrón de Supresión Anti-Humanos habían asesinado a Nifa, Abel y Keiji, además de haber secuestrado el carromato donde se encontraban Eren e Historia.
Levi era el único que los enfrentaba por las calles de Trots, matando a todos los que podía. Zoey y los demás se reagruparon con él al tener la oportunidad y fueron tras el carro. El Capitán ordenó que mataran a cualquier enemigo si tenían la oportunidad, pero sus subordinados no se sentían capaces de asesinar a un ser humano, a excepción de Mikasa, quien estaba dispuesta a hacer lo necesario para rescatar a Eren.
En su mano, Rivaille tenía una brillante y poderosa arma que le había arrebatado a uno de los secuestradores.
—Adelántate. Yo te cubro. —Le dijo a Levi, quitándo el seguro y recargando la pistola.
El pelinegro comenzó a apuñalar a todo aquel que se interponía entre él y el carromato. Cada vez que alguien intentaba atacarlo por la espalda, Rivaille con una puntería de halcón, disparaba directo a su pecho o nuca.
Armin y Jean intentaban subir al carro mientras el resto los cubría. Mikasa logró golpear a la mujer que conducía, pero Jean no fue capaz de someterla, por lo que la mujer le arrebató su cuchilla y cuando estaba a punto de matarlo, Armin no tuvo más opción que dispararle para salvar a su amigo.
Los hombres del escuadrón de Kenny no dejaban de llegar. Al ser superados en número, se vieron forzados a retirarse, dejándolos escapar con Eren e Historia.
Los Capitanes y su escuadrón se ocultaron en el galpón donde habían dejado amarrados a los secuestradores. Armin se encontraba notoriamente angustiado por haber asesinado a aquella mujer.
—Ahora tienes las manos manchadas de sangre. No puedes volver a ser como antes. —Le dijo Levi con brusquedad.
—¿Cómo puede decirle eso? —cuestionó Mikasa molesta.
Zoey, quien cosía una herida en el brazo derecho de Levi, clavó a propósito la aguja con fuerza en su piel, provocando que el cuerpo del pelinegro se estremeciera y se quejara ante el dolor punzante.
—¡Oye, con cuidado!
—Lo que este insensible quiso decir, es que si tú no hubieras jalado del gatillo, Jean no estaría aquí con nosotros.
Ante las palabras más serenas de la pelirroja, Armin comprendió que lo que había hecho había sido de extrema necesidad para no perder a un compañero, sintiéndose un poco más aliviado al reconocerlo. Pero por parte de Jean, el remordimiento que sentía al no haber sido capaz de dispararle a esa mujer lo carcomía. El joven pensaba que matar a otro ser humano no era lo correcto. El Capitán Levi le aclaró:
—Nunca dije que lo fuera. Pero en ocasiones, es necesario hacerlo para sobrevivir.
Cuando Zoey terminó de coser la herida, el pelinegro volvió a ponerse su camiseta y ambos se dirigieron a interrogar al jefe de los secuestradores; Dimo Reeves, convenciéndolo de ayudarlos a capturar a Djel Sannes y su compañero Ralph, los policías detrás del secuestro de Eren e Historia.
~
Dimo y su hijo Flegel llevaron engañados a los Policías hacia una cabaña oculta en medio del bosque, donde Zoey y los demás se escondían para emboscarlos.
—¿Ri-Rivaille? —tartamudeó Sannes, sorprendido al ver a Zoey apuntándole con una escopeta.
—Cuánto tiempo… Sannes. —respondió ella con expresión seria, para luego golpear al policía traidor con la culata.
Mikasa dejó inconsciente al otro soldado y encerraron a ambos en cuartos separados en el sótano de la cabaña.
Al poco tiempo, Hange y Moblit llegaron al lugar. Como Zoey tenía muchas ganas de vengarse de Sannes, porque sospechaba que él podría estar detrás de la desaparición de su abuelo, decidieron que lo mejor era que Levi se encargara de hacerlo hablar. Zoey se molestó ante esa decisión, pero no tuvo más opción que sentarse a esperar impaciente.
—Ya pasaron veinte minutos. Estoy harta. —exclamó la pelirroja, dejando de rebotar sus dedos sobre la mesa y poniéndose de pie para dirigirse a las escaleras.
Zoey bajó a la habitación del sótano y abrió la puerta con furia.
—¿Por qué demoras tanto? —Le preguntó al pelinegro, frunciendo su ceño en molestia
—No estoy acostumbrado a hacer estas cosas.
Con rostro confundido, Zoey observó de pies a cabeza el atuendo de Levi, que incluía un delantal de gabardina, botas, guantes y unas gafas protectoras.
—Me doy cuenta… Te ves ridículo. ¿Todo eso es necesario?
—No se tú, pero yo no quiero mancharme con la sangre de este idiota. —replicó.
Zoey se acercó al policía traidor mirándolo con rabia. Su cara estaba llena de moretones por los golpes de Levi.
—Muy bien Sannes, terminemos con esto. ¿Dónde están Eren e Historia? ¿Cuál es el secreto en torno a la familia Reiss? —demandó Rivaille. —. Sabes que a mi no me gusta arrancar uñas… Prefiero mutilar dedos. —agregó tomando un bisturí y unas pinzas de la mesa.
—¿Segura que eso es lo que quieres saber? ¿Qué hay de tu abuelo? —replicó Sannes intrigante.
—¿Qué tiene que ver mi abuelo en todo esto? —preguntó molesta, apretando y torciendo el dedo con las pinzas. Sannes intentaba contener el dolor.
—El viejo sabía demasiado… tuvimos que hacerlo callar.
Zoey apretó sus dientes. Al no poder contener más la rabia, tomó el bisturí para cortar la piel y arrancar el dedo entero con la pinza, mientras Sannes gritaba agonizante de dolor. La sangre del policía salpicó por todas partes y un poco de ese espeso líquido rojo cayó dentro del ojo derecho de Rivaille.
—¿Aún crees que mis gafas son ridículas? —preguntó Levi con ironía, viendo a Zoey luchar para abrir su ojo ensangrentado.
En cambio, ella prefirió solo arrugar su nariz molesta y no decir nada.
Al oir los gritos y quejidos de agonía, Hange y Moblit corrieron escaleras abajo para entrar al sótano y unirse a la tortura.
Sannes continuó hablando con su mandíbula apretada, mientras las lágrimas de dolor caían de sus ojos.
—¿Saben por qué no hubo guerras entre unos muros tan estrechos? Porque el Primer Escuadrón Interno se ensució las manos por todos. ¡La humanidad sobrevivió porque eliminamos a todo aquel que amenazaba con terminar con la paz dentro de los muros! —aseguró Sannes. —Confío en el rey y la paz entre las murallas. Pueden matarme si quieren.
Teniendo en claro que Sannes era un hombre sumamente fiel a la corona, los soldados decidieron salir un momento del sótano. En acuerdo, sacaron al otro soldado Ralph de su celda para hacerle creer a Sannes que lo había traicionado, obligándolo a leer una nota en voz alta donde admitía que lo había contado todo.
Sabiendo que Sannes había oído la confesión de su compañero, Hange y Moblit llevaron a Ralph de vuelta a su celda. Por su parte, Levi y Zoey regresaron con el torturado.
—Bueno Sannes… continuemos con la diversión. —mencionó Zoey, deslizando las gafas protectoras que tomó de Levi y colocándolas sobre sus ojos.
Pero cuando ella apenas iba a tomar de nuevo las ensangrentadas pinzas, Sannes admitió:
—Los Reiss son la auténtica familia real.
Ahora que sabían que Historia era la digna heredera al trono, era lógico pensar que ella y Eren estaban con Lord Reiss.
Hange les comentó, según lo expuesto en la nota entregada por Eren, que cabía la posibilidad de que el gobierno contara con un titán para que lo devorara y su poder de controlar a los titanes sea transferido.
Los Capitanes y su escuadrón optaron por dirigirse hacia las tierras de Rod Reiss, mientras Hange y Moblit irían a informar a Erwin sobre lo que habían descubierto de la familia real.
~
El Comandante Erwin había intentado obtener el apoyo de su viejo amigo Nile durante su visita. A pesar de que su amistad se había visto afectada tras la muerte de Matt, mantenía la esperanza de que el Comandante de la policía confiara en el audaz plan que estaba a punto de poner en marcha.
Además, Erwin había redactado una carta dirigida al Comandante Pixis, detallando minuciosamente su estrategia para derrocar al gobierno y recuperar la Muralla María, otorgando la corona del falso rey a la verdadera heredera: Historia Reiss. Aunque no logró convencer completamente a Nile, sí consiguió obtener el apoyo de Pixis.
Antes de la visita de la policía, Erwin había ido a la oficina de Kitz Rivaille, logrando dar con la información que había recolectado, encontrando el libro donde se ocultaba el mapa de la Capilla Reiss. Al examinarlo con detenimiento, descubrió que algunas páginas del libro habían sido reemplazadas con informes y anotaciones respecto a la familia Reiss. Teniendo en cuenta la investigación de Kitz, la información proporcionada por Historia y un sospechoso incidente ocurrido el mismo día de la caída de la Muralla María, Erwin logró reconstruir todos los hechos plasmándolos en ese libro, el cual le entregó a Hange.
En ese instante, un soldado le informó a su Comandante que la Policía Interior demandaba que se entregara a las autoridades, porque tanto él como la Legión habían sido acusados del reciente asesinato de Dimo Reeves. Erwin decidió entregarse, pero antes de irse, nombró a Hange Zöe como la próxima Comandante de la Legión en caso de que la corte real decidiera ejecutarlo.
Mientras tanto, Zoey, Levi y los demás se ocultaban en los bosques de la Capital Mitras, cuando de pronto, Sasha escuchó unos pasos que venían en su dirección. Se trataba de dos soldados de la Policía Militar; Marlo Freudenbers y Hitch Dreyse, los cuales fueron rápidamente capturados y amarrados junto al río.
«Es el Capitán Levi y… ¿la Capitana Rivaille?» pensó Marlo con asombro.
Después de descubrir que su compañera Annie Leonhart había sido el titán infiltrado en Stohess, el chico les suplicó a los Capitanes que les permitieran cooperar con la Legión.
—Ni hablar. —se apresuró a responder Levi. —No podemos saber si están preparados para enfrentarse al gobierno.
—Por favor. —volvió a rogar el soldado, esta vez dirigiéndose a la ex Comandante de la policía. —Capitana Rivaille… Me uní a la Policía Militar para corregir las injusticias de este mundo, pero ahora me doy cuenta que escogí la división equivocada.
Zoey vaciló unos instantes ante las palabras sinceras del joven. Aún así, ella opinaba igual que Levi.
—Lo siento, pero no. Los liberaremos en cuanto nos vayamos.
Sin embargo, tras demostrar que estaban de su lado y ganarse la confianza de Jean, los Capitanes decidieron aceptar su ayuda. Sus nuevos aliados los guiaron hacia una base de operaciones de la Policía Interna. Al recibir el agradecimiento del grupo de soldados, Marlo y Hitch se marcharon para no levantar sospechas. Los Capitanes y su escuadrón derrotaron a los soldados de la base y capturaron a su oficial al mando.
El hombre golpeado se encontraba atado de pies y manos en medio del bosque nocturno.
—Si no se entregan, ejecutarán a todos los miembros de la Legión cautivos, empezando por su Comandante Erwin Smith. —Los amenazó el policía.
Levi furioso, aplastó con su pie la boca del sujeto, rompiéndole algunos dientes en el camino.
—Cállate. Limítate a decirnos lo que queremos saber.
Zoey sacó su arma, la apoyó sobre la frente del hombre y colocó su dedo sobre el gatillo.
—Última oportunidad. ¿Dónde están Eren e Historia?
El policía, arrogante y burlón dijo:
—No me dispararías.
Zoey quitó el seguro y jaló el martillo de la pistola con su dedo. Sus subordinados estaban impactados por la crudeza con la que sus Capitanes martirizaban al hombre.
—¿Eso crees? Si te mato habrá un gusano menos en la Policía Militar. —respondió con seriedad. —Contaré hasta tres. Uno..
El policía mira como el dedo en el gatillo se curva más.
—Dos…
—N-no les diré n-nada. —tartamudeó el hombre aterrorizado.
—Tres.
Al apretar el gatillo, ningún disparo pareció salir. El policía temblaba de pies a cabeza.
—Mierda… olvidé que ya no tenía balas. —dijo Rivaille fingiendo estar disgustada, revisando la recámara de su pistola, pero todo se había tratado de un acting para ver la reacción del hombre.
—Hiciste que se orinara en los pantalones por nada. —comentó Levi.
—Al parecer no era tan valiente como aparentaba. —Se burló Rivaille. —Mejor déjalo. Es una pérdida de tiempo.
Marchándose junto a sus subordinados, Levi era quien quedó junto al policía traidor. El pelinegro lo tomó por el brazo para torcerlo detrás de su espalda y golpear su rostro contra el tronco del árbol.
—¡Oye! ¿No la oíste? Dijo que me dejaras en paz. —Se quejó el hombre.
—¿Y eso qué? Ella no es mi jefa. —respondió Levi haciendo más presión sobre su brazo. —Dime dónde están Eren e Historia.
—¡No lo sé! ¡No me lo dijeron, lo juro! Kenny Ackerman es muy cauteloso.
—¿Ackerman? Así que ese es el apellido de Kenny. —exclamó Levi extrañado.
Pero su divertida tortura fue interrumpida cuando Sasha advirtió que se aproximaban dos personas encapuchadas. Todos se ocultaron detrás de los árboles, manteniendo el silencio y la calma, hasta que se dieron cuenta de que se trataba de Hange y Moblit, quienes traían importantes noticias: el golpe de estado había sido un éxito. Con la ayuda de Pixis y también el Comandante Supremo Zackly, habían logrado desenmascarar a la monarquía. En cuanto al asesinato de Dimo Reeves, la Policía confesó que habían inculpado a la Legión, gracias a la ayuda de su hijo Flegel. Los medios publicaron la noticia sobre sus abusos de poder y también sobre el falso rey Fritz.
La Legión ya estaba libre de sospechas, pero aún debían encontrar el paradero de Eren e Historia. Para su suerte, Hange tenía una pista al respecto, gracias a la investigación de las tierras de Lord Reiss proporcionada por el abuelo de Zoey. Hange le mostró el libro a su amiga. Al verlo, ella comprendió que su abuelo sospechaba del gobierno y los Reiss desde mucho antes, y que lo había mantenido en secreto para protegerla.
Zoey sintió un alivio enorme, porque aunque aún desconocía la identidad del asesino de su abuelo, éste y muchos otros misterios estaban a punto de salir a la luz.
Continuará…
