CAPÍTULO 11:
CRESCENDO
Las cosas no habían resultado como Hinata esperaba, habían pasado tres semanas desde que su "relación" con Sasuke era pública y aún no se acostumbraba a toda la atención de más que obtenía cuando ambos se encontraban juntos.
Nunca había sido particularmente dada a ser el centro de atención, pero desde que era la novia oficial del príncipe de la escuela atraía miradas donde fuera que vaya o con quien estuviera. Sasuke se había disculpado por meterla en esa situación, pero ella le había restado importancia, alegando que todos lo olvidarían. Cosa que cada día parecía más lejano.
Tampoco era como si se quejara, había llegado a esa situación por su propia voluntad cuando había aceptado convertirse en la novia falsa del Uchiha y ayudarlo en lo que él necesitara.
Si era sincera no se arrepentía, contrario a lo que había pensado en un primer momento Sasuke se había comportado de maravillas con ella, tanto que sin querer sintió ligera envidia por la que se fuera a convertir en la novia real del chico. Y aquello comenzaba a ser un gran problema, porque cada vez era más dependiente de la presencia de Sasuke a su lado, de su sentido del humor seco que le sacaba alguna que otra risa, de su masculino aroma que la dejaba como tonta hipnotizada y del calor que desprendía su piel logrando hacerla sentir segura. Incluso que cuando la miraba se sentía absorbida por esos dos pozos negros que tenía como ojos y de alguna manera la hacía sentir única y especial.
Avergonzada por el rumbo de sus pensamientos hundió su cabeza en la bañera, haciendo burbujas en el agua. Definitivamente tenía un gran problema, estaba más que claro que Sasuke no solo le atraía.
Sin ir muy lejos, ese mismo día Sasuke había hecho que nuevamente su corazón latiera de una manera insana, sus malditas expresiones espontaneas conseguían derribar cualquier barrera que ella decidiera poner. No sabía de qué manera el chico se las ingeniaba para desarmarla con una sonrisa.
Estaba segura de que su frialdad le atraía porque se parecía a la personalidad de sus crush del anime, si es que Sasuke era un maldito estereotipo. En mala hora había cambiado su gusto por los chicos golden retriver a un cuervo misterioso demasiado atrayente. Ahora ya no se podía ni relajar mirando anime ya que cada vez que algún personaje emo aparecía lo veía a él.
Pero por más que lo trataba de negar era cada vez más obvio el hecho de que Sasuke le gustaba y no solo le atraía. Después de todo el chico había resultado un cúmulo de cosas que a simple vista tal vez no parecían nada pero que para Hinata resultaban demasiado atrayentes.
Definitivamente la visita a casa de los Uchiha le había pasado factura.
Era cierto que siempre había visto a Sasuke con un aura muy roquera, pero poder escuchar con él y su familia varias canciones de Queen, Kiss o The Police y bailar las melodías había conseguido hacer suspirar a su corazón mientras se reía como nunca.
Incluso saber que era lo suficientemente friqui como para guardar varias cajas con comics tanto de DC como de Marvel la había maravillado.
También era lo que Mikoto le había contado por medio de las fotografías que le había ensañado en uno de esos álbumes familiares.
Pero estaba segura de que el principal motivo de su flechazo por el chico era haberlo visto tocar el piano. Apreciar como sus largos y ágiles dedos interpretaban hermosas melodías había hecho que algo se agitara en su pecho.
Además, no ayudaba que su grupo de amigos hubiera aceptado demasiado bien su relación con Sasuke, prácticamente les habían dado sus bendiciones, incluso Temari y Tenten habían estado encantadas con su relación, cosa que le sorprendió ya que ambas desde su desamor por parte del Uchiha lo habían aborrecido bastante.
Claro que no todos lo habían aceptado a la primera, Shino se había encargado de calmar a Neji cuando casi entabla una batalla a puño limpio con el Uchiha, agradecía que su amigo fuera la voz de la razón en su grupo. Además, Sai y Shikamaru también había usado su usual raciocinio con Kiba y Neji, claro que Sai muy a su manera.
Por su puesto Naruto no se había quedado atrás y ya le había dicho a Sasuke que él sería su padrino de bodas. En aquel momento se había querido enterrar viva, pero la vergüenza fue a más cuando su mente la traicionó y se imaginó a sí misma en el altar con Sasuke a su lado.
Estaba agradecida con todos por respetar su relación, por eso no podía evitar sentirse culpable al mentirles, pero por su promesa hacia Sasuke no les podía decir la verdad.
Se levantó de la bañera y se puso una toalla, no lograba nada comiéndose la cabeza, lo que debía hacer era afrontar sus problemas de manera madura. ¿Le gustaba Sasuke? Sí. ¿Se iba a confesar? Claro que no.
Entonces las cosas eran más que claras, a diferencia que con Naruto esta vez estaba segura de que no tendría ni una sola oportunidad de que Sasuke la mirara de otra forma así que haría lo mejor que se lo ocurría, callar sus sentimientos hasta que estos desaparecieran solos.
¿Funcionaría? No lo sabía, pero debía intentarlo por su propia salud mental y la integridad de su corazón.
Una vez seca se colocó su pijama y se metió en la cama, aún tenía varias cosas en las que pensar, pero esperaba que las cosas mañana fueran más llevables. Además, luego de la escuela tendría que acompañar a Sasuke a su casa ya que Mikoto había pedido volver a verla y aunque había tratado de evitarlo se sentía feliz.
Con el pensamiento de poder volver a ver a la mujer se quedó dormida.
A la mañana siguiente llegó a la escuela como siempre, era cierto que aún recibía bastantes miradas por parte del sector femenino, pero a diferencia del principio ya no murmuraban por lo bajo, haciendo que se sintiera más tranquila.
—No te olvides esperarme cuando terminen las clases—dijo Sasuke haciendo que ella asintiera ligeramente avergonzada.
Kiba que se encontraba al lado de Hinata bufó demostrando su molestia, pero esta vez no intentó nada contra el Uchiha, Shino le había hecho entender que si su mejor amiga era feliz al lado de él debían apoyarle en lugar de cuestionarla. Después de todo Hinata era muy importante para ellos y si su felicidad estaba al lado del idiota del Uchiha él solo la apoyaría, así sintiera que estaba cometiendo un horrible error.
Las clases pasaron tranquilas y tal como Sasuke le había pedido lo esperó para irse juntos a la casa de él. Pero de repente, el cielo que hace solo unos minutos atrás era azul ahora estaba de color gris y varias gotas de lluvia comenzaran a caer.
Con tranquilidad abrió su mochila para luego sacar un paraguas, no es como si hubiera adivinado que fuera a llover, pero siempre llevaba uno por si acaso. La verdad es que su mochila era un popurrí de varios objetos, siempre le había gustado ser muy precavida.
Se preguntó si Sasuke también llevaría un paraguas extra o tendría que compartir el suyo. Pero tan pronto como esa idea llegó a su cabeza sus mejillas se colorearon. Si compartía el paraguas con el Uchiha iban a tener que estar extremadamente cerca y aquello iba a ponerle demasiado nerviosa.
Frente a él siempre intentaba parecer tranquila, aunque por dentro fuera todo un manojo de nervios.
Respiró para intentar tranquilizarse, solo debía seguir actuando como lo había hecho hasta ese momento, que ahora fuera consciente de sus sentimientos por Sasuke no debía afectarle. Además, le había dicho al chico que era imposible que se enamorara de él. Así que, aunque aquello ya hubiera pasado no pensaba dejar que él lo supiera.
Se frenó en seco. ¿Enamorada? Negó, seguro que aquello era por los nervios, ella no estaba enamorada de él. Solo le gustaba.
No muy lejos de donde se encontraba Hinata, Sasuke la observaba.
Para él las cosas tampoco eran sencillas, odiaba sentirse como adolescente hormonado cada vez que estaba cerca de ella, pero es que la fragancia a lavanda que irradiaba y lo suave que era su piel despertaba en él instintos que creía que no tenía. Además, su maldito actuar lo volvía completamente loco, no entendía como una persona podía ser tan buena y pura.
Intentando recomponerse se dirigió hacia ella, entonces fue consciente de la lluvia.
—¿En serio? —dijo mientras miraba al cielo y se acercaba de más a ella.
Hinata al sentir su aliento cerca de ella notó como todos los bellos de su cuerpo se erizaban uno a uno. ¿Es que no se daba cuenta de lo causaba en ella?
—¿No ha traído paraguas? —preguntó intentando sonar tranquila.
—¿Tú sí? —dijo levantando ligeramente la ceja haciendo que Hinata disfrutada de esa expresión en su rostro, lo maldecía por ser tan sensual.
Tratando de centrarse en la conversación solo se limitó a mostrarle el paraguas.
Sasuke contuvo una sonrisa, tal vez Hinata aún no era consciente, pero si solo tenían un paraguas eso significaba que tenía que compartirlo. Además, conociendo el samaritano carácter de la chica estaba convencido que no se negaría.
—No creo que la lluvia vaya a parar—dijo Sasuke intentando parecer desinteresado.
Frente a esas palabras el corazón de Hinata dio un brinco. Tal vez Sasuke se estaba planteando el que tuvieran que compartir el paraguas. ¿Debía ser osada y preguntarle?
Lo miró con un poco de disimulo, debía dejar de ser tan cobarde, no perdía nada con preguntarle.
—¿Compartimos el paraguas? —dijeron ambos a la vez.
Se miraron asombrados por sus palabras, pero una ligera sensación de satisfacción inundó sus corazones. Por su parte Hinata no podía creer que a Sasuke no le importara compartir un espacio tan estrecho, ya que sabía lo mucho que le gustaba su espacio personal. Mientras que él solo se alegraba de tener una excusa para poder tenerla a su lado.
—Vamos, o se nos hará tarde—dijo Sasuke como intentando restarle importancia, logrando que Hinata asintiera.
La chica abrió el paraguas, dispuesta a llevarlo, pero para sorpresa de ella él lo tomó.
—Será más cómodo si lo llevo yo—dijo como si nada.
Hinata solo asintió en silencio, pero nuevamente sintió como su corazón de aceleraba, tal vez no lo sabía, pero esas pequeñas acciones lograban que ella cada vez fuera más y más consciente de él.
—Gracias—fue lo que se limitó a decir para luego seguir al chico bajo el mismo paraguas.
Las miradas no tardaron en llegar, logrando que Hinata se sintiera nuevamente incómoda y casi son poder evitarlo comenzara a alejarse cada vez más del chico. Pero para su sorpresa, el fuerte brazo de Sasuke la agarró, acercándolos más.
—Si te sigues alejando de mi quedaré empapado—dijo tratando de fingir indiferencia.
Fue entonces cuando ella fue consciente de su hombro mojado, muy diferente del suyo, que se encontraba completamente seco.
—Lo siento—dijo muy arrepentida.
—Si lo haces no te alejes de mi—dijo él como si nada.
Pero esta vez esas últimas palabras afectaron a ambos. A él avergonzándolo por cómo había sonado, ya que si no se supiera el contexto casi parecía una confesión y ella solo se dejaba llevar por las magníficas emociones que se arremolinaban en su pecho.
Ahora se daba cuenta, lo que había sentido por Naruto no se parecía a lo que ahora comenzaba a desarrollar por Sasuke.
Lo miró con disimulo, estaban en esa situación solo por conveniencia de él, sabía que de otra manera sus caminos jamás se hubieran topado, pero ahora mismo se sentía afortunada, le gustaba estar junto a él.
Tal vez ella no lo había notado, pero después de las palabras que él había pronunciado su distancia se había reducido mucho más. Pero no solo la física, sino que sus corazones se acercaban sin que ninguno de los dos se percatara.
A una distancia prudencial tres chicas observaban maravilladas esa escena, no importaba que se estuvieran mojando enteras, valía la pena.
—Parece que ya les falta poco —dijo Sakura emocionada.
—Son tan lindos juntos —dijo Karin e Ino asintió.
Al principio había estado algo dudosas, pero después de ver aquello sabían que no se equivocaron, ambos eran perfectos el uno para el otro.
Ninguna de las tres lo notó, pero un poco más lejos varias figuras más fueron conscientes de dicha escena, logrando que dos sentimientos se formaran en el pecho de las fans del Uchiha.
Notas de la autora: Bien, aquí estoy. Me gusta el rumbo de esto, no se pierdan de esto último. ¿Qué estarán planeando esas fans locas? Como siempre gracias por todo, espero con ansias sus votos y comentarios.
Gracias por todo.
Ya nos leemos
