Capítulo [5]
(...)
Mi nombre es Atsuko Kagari y en este preciso momento me encuentro en la ceremonia de ingreso a la Academia de Luna Nova. No de la forma en que me hubiera gustado, ya que mi ropa está sucia y maltratada, con algunos hoyos producto de mi aventura anterior. Incluso tengo una herida abierta en el dorso de mi mano que sangra, afortunadamente cubierta con un pedazo de trapo que llevaba conmigo, y mi nuevo artefacto mágico en la misma mano. Tenía la esperanza de que no fuera visible fácilmente para las alumnas que estaban frente a mí, y también esperaba que el profesorado que estaba detrás de mí no lo notara.
Sabía que debía mantener la compostura, era obvio, considerando que acababa de entrar a través de un portal de Ley en medio del salón de ceremonias. Debía dar explicaciones, mostrar madurez para enfrentar las posibles consecuencias que me esperaban. Pero no lo hice, me negué a pesar de que mi conciencia me lo indicaba.
—¡Finalmente! —Exclamé emocionada— ¡Lo he logrado! ¡Estoy viva!—Reí como nunca lo había hecho y elevé mi tono de voz para que todos los presentes me escucharan—.
Había una razón por la que lo hice: escapar de la muerte. En este mundo, en este siglo marcado por la muerte y las guerras, he logrado huir de ella en ocasiones anteriores. Pero ahora, en lugar de estar en shock o nerviosa, me sentía feliz. Feliz por haber salido de esa situación por mis propios méritos, feliz por haber utilizado magia real.
En ese momento, la mirada extraña que recibía de mis compañeros y compañeras ya no me afectaba. Lo único que importaba es que estaba viva y en la academia de mis sueños, Luna Nova. Incluso me atreví a levantar mi nuevo artefacto mágico en el aire para celebrar mi victoria.
Fue entonces cuando recordé cómo llegué hasta ahí. Todo comenzó no hace más de dos horas, cuando llegué desde Londres.
Mientras viajaba en la locomotora hacia Merlintown, un pueblo que me habían indicado como el acceso a la escuela, estaba en una sección llena de adultos que probablemente provenían de allí. El olor a cigarro invadía gran parte de la zona de asientos, aunque era soportable por la ventanilla abierta que tenía a mi lado.
La emoción de asistir a ese lugar era abrumadora. Mi paciencia se estaba agotando mientras esperaba llegar a mi destino. Sólo me quedaba contemplar el paisaje boscoso que ofrecía el sur de Inglaterra.
Sin darme cuenta, observar el entorno a mi alrededor resultó mejor de lo que esperaba. Las dos horas que el señor encargado de dar las indicaciones nos dijo antes, pasaron volando como las aves que surcaban el paisaje.
Supe que había llegado cuando la locomotora se detuvo en una rústica estación y el supervisor de seguridad sonó una campana para indicarlo.
Sin perder tiempo, tomé mi equipaje rápidamente, deseando ser de las primeras en salir. Los demás pasajeros también salieron, y cada uno se dispersó ocupado en sus propias actividades, como era de esperar. Mientras tanto, yo, con gran emoción, contemplé el pueblo que me daría la oportunidad de acceder a Luna Nova.
Era un pueblo relativamente pequeño, con varias tiendas que se extendían hacia el horizonte en varias zonas muy transitadas. La cantidad de automóviles era escasa, en comparación a Londres. Parecía que la zona comercial se concentraba en el centro, mientras que a los lados se erigían las viviendas de los trabajadores.
—¡Es pintoresco aquí, me gusta! —expresé con alegría.
No tardé mucho en bajar la pequeña colina donde se ubicaba la estación de tren, para luego adentrarme en el pueblo.
Llevaba puesto el abrigo que había pertenecido a mi padre, lo que me protegía del frío de esa zona boscosa. Además, la bufanda que mi madre me tejió resultaba una buena ayuda. No era una vestimenta que una señorita comúnmente usaría, pero era todo lo que teníamos para protegerme del frío. Agradecía lo que mis padres me habían dado, ya que no teníamos mucho dinero para comprar más ropa.
Pensé que en este pueblo habría más gente normal, por así decirlo. Nana me había dicho que ese pueblo no era nada común, que probablemente encontraría magos o brujas. Pero no me imaginé encontrar a tal grado gente que no vestía con la moda habitual de Londres, incluso algunos llevaban esos lindos sombreros puntiagudos que vi en mi examen de ingreso.
—Wow.
Sentí que tenía estrellas en los ojos por tanta extravagancia en la moda de los magos. Incluso había algunos que llevaban túnicas de colores llamativos. Aunque parecía que también había mucha gente no mágica, creo que para ellos son Muggles, vistiendo como suele ser usual. Algo me hizo notar que no había mucha gente de Londres en el vagón que se dirigía a Merlintown.
Al llegar más al centro, vi a unas chicas, aparentemente mayores que yo, con uniformes de la escuela. Reconocí el uniforme gracias a lo que Nana me había mostrado. Al acercarme para saludar, pude escuchar lo que decían.
—Chicas, la ceremonia de ingreso a Luna Nova está por empezar, los Aurores seguramente pedirán a los demás alumnos que vayan a los dormitorios, excepto los nuevos.
Sabía que tenía que ir a la ceremonia de ingreso, aunque desconocía las reglas para los demás años. Me sentí un poco culpable al apoyarme en la pared y escuchar una conversación privada, pero era nueva en el mundo mágico y necesitaba aprender cosas que desconocía.
Nana me había mencionado que los Aurores eran como la policía, pero me preocupaba ya que ella me había dicho que actuaban en las peores situaciones. Me preguntaba qué suceso tan grave había ocurrido para que acudieran a Luna Nova.
—¡Rápido! Tenemos que ir al portal —Una de las otras chicas jaló a la otra y con ello, todas se marcharon del lugar donde las espiaba.
Pero me dio la idea de dónde comenzar. Entonces me moví un poco hacia la derecha para poder ver a dónde se dirigían. De repente, una chica un poco grosera me dijo:
—¡Oye, quítate! —expresó con un tono de voz rudo.
Al voltear a ver, pude observar quién era. Una chica un poco más alta que yo y delgada. Tenía la piel pálida y grisácea, el pelo malva, y los ojos rojos con pupilas blancas. Su expresión era relajada, con ojos caídos y medio parpadeantes, lo que la hacía parecer indiferente.
A diferencia de mí, ella ya llevaba puesto su uniforme de Luna Nova. Pero lo que no sabía en ese momento era que ella sería quien me acompañaría en mi inesperada aventura más adelante.
