Capítulo [6]
(...)
Tuve que admitir que no me gustó la actitud de esa chica, pero eso no me detendría en preguntarle si conocía alguna forma de encontrar el portal al que esas chicas aludieron. Ella llevaba el uniforme oficial, después de todo, y seguramente sabía a dónde ir. Incluso tenía la esperanza de que pudiéramos congeniar al hablarle.
Entonces le pregunté a ella.
—¿Oye, conseguiste el uniforme en el Callejón Diagon a buen precio? ¿Eres nueva también en Luna Nova? ¿Sabes cómo llegar al portal de Ley?—pregunté con todas las buenas intenciones hacia ella.
Ella se quedó callada.
—¡Qué alivio encontrar a alguien que probablemente esté de mi misma edad, por lo que veo! Si no es así, ¡me alegra encontrarme con una compañera bruja!
A pesar de que no me contestaba, decidí presentarme con ella. Después de todo, según los consejos de Nana, para hacer amigos brujos, era necesario presentarse como era debido.
—Para ser honesta, tenía miedo de ir sola...—dije un poco nerviosa—. ¡Soy Atsuko, pero dime Akko! ¡Vengo de Londres!.
Desafortunadamente, ella al parecer no escuchó bien lo que le dije, ya que se había adelantado.
—¿¡Eh?!
Con más nervios de los que podía aguantar en ese momento, caminé rápidamente para alcanzarla y poder comentarle de nuevo mis dudas.
Una vez que la alcancé en un puente que unía dos lados de un pequeño río, le hice de nuevo saber mis dudas, haciendole saber que lo hacía con las mejores intenciones.
—Oye, ¿no sabes dónde está el Portal de Ley? ¿Sabes si necesito pagar una cuota de entrada?
Lo que no sabía era que había cometido un error en agotar su paciencia, ya que para callarme, ella me lanzó un hechizo pagano de nivel básico para silenciar mi boca, consistente en simplemente tocar la comisura de mis labios y cerrar mi boca como si fuera un cierre.
Desde entonces comprendí que ella era una chica de pocas palabras y más acciones. Aunque no suelo guardar rencor, tengo mis límites. Aunque creo que ella me había enseñado una valiosa lección: hay personas que no quieren hablar con nadie. Lástima que nunca aprendo mis lecciones con facilidad.
Una vez que se fue, tuve que esperar más de diez minutos para que el hechizo perdiera su efecto. Probablemente Nana se hubiera reído de mi ingenuidad.
Después pasé la siguiente media hora preguntando de persona en persona dónde quedaba el Portal de Ley. Para mi desgracia, no tuve en cuenta que la cultura mágica es muy reservada y es común que los brujos ignoren a los más despistados. Pero simplemente no tenía otra opción, era nueva en este mundo y necesitaba obtener respuestas de cualquier persona que me las pudiera dar.
A pesar del mal rato que pasé en mi primer día como estudiante aceptada, me sentí aliviada de que ninguno de los que les pregunté sospechara quién era en realidad. Así que, a pesar de la vergüenza que sentía por estar perdida, finalmente empecé a integrarme en su sociedad.
Al cabo de un rato, quise tomarme un descanso en una banca metálica cerca de lo que probablemente era una iglesia. Mi estado de ánimo no era el mejor, pero seguía sintiéndome optimista con respecto a encontrar el Portal.
—Suspiré pesadamente—Hoy no ha sido tu día, Akko. Pero debes seguir adelante, no has luchado tanto para perderte en un pueblo donde nadie me da direcciones.
Estas palabras me las dije a mí misma, tratando de animarme.
De repente, pareció que el destino había sido benevolente conmigo, ya que vi pasar unas brujas que parecían de mi edad entrando a la vieja iglesia. Tomé mi equipaje y decidí seguirlas a ver si esta vez daba en el clavo al encontrar el portal.
En esta ocasión no quería repetir el error que cometí con esa chica que me cerró la boca. Me acerqué lentamente a ellas, tratando de parecer lo más natural posible, para preguntar si ese era el Portal de Ley.
A medida que me acercaba, pude escuchar mejor su conversación.
—Escuché que habría estudiantes nuevos y peculiares, ¡incluyendo a Diana Cavendish!—Dijo sorprendida una chica de cabello negro, una de las tres que estaban conversando.
—¿¡Cavendish?! ¿De los sagrados 28?
Preguntó la segunda, al lado de la primera. Tenía el cabello rubio.
—Seguramente ella debe tener la gran elegancia que las familias nobles poseen.
La última que dijo esto tenía el pelo anaranjado. Luego la primera chica continuó con su plática.
—También escuché que la señorita Hoolbroke consideró a una chica que apenas pudo pasar el examen de admisión. Qué vergüenza, la gran poderosa bruja aceptó a alguien tan poca clase. Peor aún, parece ser que no está familiarizada con el mundo mágico, debe ser externa. Fue una noticia vergonzosa en los círculos de mi padre en el ministerio. ¿Cómo se llamaba? Era una chica de origen asiático, para empeorar las cosas, creo que se llamaba... Aki, Kari?...
Al oír claramente lo que acababan de decir, sabía que claramente debía alejarme de ellas. Había escuchado comentarios negativos en el pasado, y no quería que esas palabras volvieran a afectarme. Al dar la vuelta, intenté alejarme lo más rápido posible.
Desafortunadamente, ellas notaron mi presencia. Sin dejarme decir nada, una me preguntó.
—¿Quién eres?
Desde luego, respondí nerviosa.
—K….Kagari Atsuko... soy la nueva.
—¡Ese es el nombre! Veo que los nombres de tu cultura son tan difíciles de pronunciar. ¿De qué país eres? ¿Veo que hablas bien el inglés para ser china, no? —Me preguntó la primera.
—Nací en Inglaterra, soy inglesa de nacimiento —respondí, tratando de sonar lo más serio posible y no caer en provocaciones— Solo mi padre es japonés y mi madre es de aquí.
—¿Dónde está tu escoba? ¿Acaso no la compraste en el callejón Diagon? ¿Sabías que es un requisito entre los útiles? —Dijo la tercera, señalando mi equipaje de manera despectiva.
Nana me había dicho que esperara hasta que ella me comprara una, y me la haría llegar después de la primera semana de clases. Sabiendo esto, yo no tenía porqué dar explicaciones.
—No la traje conmigo.
Al escuchar mi respuesta, la segunda dijo.
—Eres una ignorante y además de idiota. ¿¡Cómo vas a cruzar aquí sin escoba?!
A pesar de sus insultos, ellas, sin preguntarles me dijeron exactamente lo que necesitaba escuchar, aquí era donde yo podía cruzar para la ceremonia de ingreso. Sin pensarlo, les pregunte a ellas.
—¿¡Aquí es el portal de Ley?!
Solo tenía que cruzarlo y mi vida como estudiante de magia finalmente comenzaría.
"Jajaaja"
Solo pude escuchar las risas de esas chicas, al parecer burlándose de mí.
—Chicas, hay que demostrarle a esta chica que intenta ser una bruja de verdad en qué se equivoca—Dijo la segunda con una sonrisa algo malvada y presumida.
Las demás le confirmaron con sus miradas cómplices. Montándose en sus escobas, que ya tenían a la mano en sus equipajes.
Mientras ellas se alzaban en el aire con sus aparentes escobas costosas, me miraban con inferioridad, como si no estuviera al nivel de ellas. Una de ellas, quien estaba en medio de las otras dos, al ver que aún seguía confundida acerca de los portales de ley, alzó su brazo en dirección hacia arriba señalando la iglesia.
—Esta es la terminal de Ley, ¡Ingenua!
Después, la chica que estaba a su derecha me dijo de manera despectiva.
—¡Sangre sucia!
Sabía lo suficiente para entender qué clase de insulto era. A veces desearía que fuese verdad lo que ellas piensan de mí, porque ni siquiera eso soy.
Ahora la tercera, a la izquierda, continuó con su comentario despectivo.
—Hasta un niño sabía esto, ¡Seguramente sus padres deben ser muggles!
Luego, la que mencionó que era una Terminal de Ley, continuó su explicación.
—Esto no es un portal de Ley a menos que seas un mago experimentado o un auror, ¡tonta! Esta es una terminal donde civiles brujos pueden cruzar a través de una línea de Ley hacia un punto de destino específico, es decir, la Academia Luna Nova.
Al terminar su explicación, la que me estaba contando, accionó su escoba hacia la entrada de la terminal, y las demás la siguieron.
La que me insultó con el término de Sangre sucia complementó por última vez la explicación de su amiga, mientras se iba con:
—¡Esta línea de Ley está conectada con la academia! Desde tiempos antiguos, la magia fluye a través de esta llevándote a tu destino. Solo una bruja que posea una escoba puede tomarla, y por lo que veo, tu pobreza no te deja tener una, es una lástima~ —Lo dijo con el tono más condescendiente que pude haber oído.
Las tres desaparecieron, dejando una estela de luz que salió de la puerta de la terminal. Lo que ellas no sabían es que tenía mi varita apuntada hacia ellas desde que voltearon la mirada hacia el otro lado. En verdad, faltaba poco para que la ira me desbordara y cometiera una tontería que me pondría en más riesgo a mí que a ellas.
—¡Ustedes no saben lo que es la pobreza, brujas mal...! —no pude completar la frase cuando me caí de rodillas y dejé caer mi varita al suelo—
No podía contener las lágrimas ante la impotencia de permitirles que me hirieran con sus palabras. Al mismo tiempo, temía que todas las estudiantes fueran como ellas. No soportaría ese tipo de rechazo.
Fue entonces, para sobrellevar mi tristeza, que recordé las palabras que me llevaron a ser aceptada aquí.
"Serás una maravillosa bruja, Akko".
Esas fueron las palabras que Shiny Chariot me dijo cuando era más joven. Fueron esas palabras las que me impulsaron a perseguir mi sueño de ser una bruja con todos los derechos. Las que me incitaron a pasar el examen, las que trabajé día y noche para comprar los útiles carísimos, y las que me llevaron a tomar esa línea a pesar de no tener una escoba.
Una vez que me había tranquilizado un poco, me puse de pie decidida y dejando mi equipaje atrás, me lancé a escalar la pared húmeda para alcanzar el portal de la línea.
—¡Seré una bruja! Ni una pared me va a detener... ¿¡EHH?! —
Para complicar la situación, la pared estaba demasiado húmeda y no pude mantenerme en pie. Por suerte, mi esfuerzo no fue en vano, ya que gracias a una chica no acabé muerta por la caída. Ella fue como un ángel atrapándome en plena caída con su escoba, y lo mejor era que mi equipaje estaba también asegurado en su escoba.
—Hola, soy Akari Atsuko, pero dime Akko —dije frotándome la pierna tras la abrupta caída sobre su escoba—. Muchas gracias por traer también mi equipaje y, también por salvarme la vida.
Su nombre era...
—Soy... Soy Lotte…
Continuará…..
A la hora de publicar está parte, otro capítulo más será subido una hora o dos horas. Espero que les haya gustado a los que aún siguen está historia. No olviden comentar y cualquier duda o crítica será bien recibida.
