Azul Eléctrico
Obsesion
No había manera posible de que yo la amara, ese sentimiento murió hace mucho. Yo odiaba a Naruko, la odiaba tanto que me había obsesionado con ella. De vez en cuanto me permitía a mí mismo recordarla pero era completamente inútil hacerlo. Hace tres años de la última vez que la vi y los recuerdos que me quedan de ella son de cuando tenía 14 años. Había que ver lo imbecil que era a mis 18 años destruyendome a los pies del vago recuerdo de una niña. Había veces que cometía el error de imaginarla de la manera en que sería ahora pero como antes, era solo una inútil pérdida de tiempo porque ni siquiera lograba hacerlo.
Un dolor punzante de la herida en los labios me hizo tocarlos. Mi mente se transportó al momento donde la bese en el valle del fin. Sus labios eran dulces y su boca tenía ese único sabor que no he encontrado en ningún otro lugar, sus ojos azules como el cielo me atormentan entre sueños igual que lo hicieron ese día, llorando y pidiéndome que vuelva con ella. A veces en mi sueño regresaba con ella a Konoha y un sentimiento de calma y felicidad me llenaba completamente, pero otras veces recordaba cómo la había dejado, recordaba ese último y frágil momento en el que grito mi nombre tan fuerte como sus pulmones se lo permitían a pesar de que le había roto bastantes costillas. Naruko me lo dijo, ese día me dijo que me amaba pero fingí no escucharla. Había muchas palabras para describirme por haber actuado así, carbron por ejemplo era una de ellas. Pero ya no había marcha atrás, ahora estaba con Orochimaru y había tomado la decisión de acabar con Itachi de una vez por todas, había renunciado a cualquier amor o felicidad a cambio de ello, había renunciado a mi vida misma con tal de cumplir ese objetivo y si me rendía ahora solo sería un mediocre que ya no podía ser llamado hombre. Nadie que viviera del recuerdo de una niña podría llamarse a sí mismo hombre.
Además ¿Que me esperaría si volviera? Toda la vida en prision si me salvaba de la pena de muerte. Nadie me dirigiría la palabra jamás, nadie a parte de los gemelos. Naruto estaría alegre de verme como siempre, me diría lo mucho que significó para el y me golpearía por dejarlo. Pero Naruko, no podía siquiera imaginar cómo me recibiría. Una parte de mi decía que debía seguir amándome, que seguramente me extrañaría aún y esperaría mi llegada con los brazos abiertos pero esa opción era una estupidez, el sentido común me dice que me odiaría, que detestaría todo aquello que tiene que ver conmigo y que tan solo al verme haría lo posible por matarme por haberla abandonado cuando más me necesitaba. No había manera de saberlo, lo único que logre investigar relacionado a Naruko es que ya no estaba con Gaara, cuando en una misión de Orochimaru en Sunagakure lo encontré besándose con una chica de cabello azul, había sido una estupidez acercarme para verlo pero el sentimiento de satisfacción que me inundó después de hacerlo valió la jodida pena.
Naruko era mi punto débil en todos los sentidos. Prefería a las chicas pequeñas y rubias aunque ninguna tenia sus ojos o su cuerpo. Después de que Orochimaru enviara a una mujer desnuda a mi habitación hace un par de años descubrí que el sexo lograba calmarme. Después de probar cada tipo de mujer entendí que no había comparación. Si no tenía algún parecido con Naruko entonces era como si no tuviese sexo en absoluto. No era difícil que se entregarán a mi, bastaban un par de palabras e insinuaciones para que me dejaran hacer con ellas lo que quisiera. Era agresivo, era salvaje y gritaba el nombre de Naruko cada vez que llegaba al climax pero no parecía importarles en absoluto. Lo que sí parecía afectarles que perdiera todo el interés en ellas una vez terminado el sexo. A veces me decían que era un imbecil pero usualmente lloraban y me decían que se habían enamorado de mi, que verdaderamente me amaban. Era eso lo que no podía tolerar en absoluto y les gritaba hasta desahogarme y lograr que se fueran llorando. Nadie jamás me dijo que me amaba tan sincera y profundamente como Naruko, así que no me importaba en absoluto, si había sido capaz de dejarla a ella entonces las demás solo eran menos que imitaciones. Cada vez que me llevaba a la cama a una de ellas era como si todo el odio que sentía por Naruko pudiera ser expresado, bastaba con amarrarlas, tomarlas de las muñecas bruscamente, cerrar los ojos e imaginar que quien estaba debajo de mi era ella para llegar al climax gritando su nombre tan fuerte como para que se escuchara más allá de la habitación.
Escuche como se abrió la puerta sacándome de mis pensamientos. Ni siquiera tuve tiempo de contestar cuando entro ese imbecil de cabellos blancos, ojos negros y esos lentes que le hacían sentir intelectual, odiaba al lamebotas de Orochimaru que creía que por tener 23 años era superior a mi, no lo sería ni en un millón de años y la única manera de que lo entendiera sería a golpes, pero Orochimaru no me dejaría pegarle a su mascota.
-¿Te sientes mal Sasuke-kun?- preguntó con un odioso tono de burla
-Cállate Kabuto.- escupi
Se acercó con tranquilidad entrando a mi habitación hasta quedar frente a mi y mirarme a los ojos.
-Lárgate.- dije molesto
-Estás de mal humor.- dijo poniendo una mano bajo mi barbilla, sabia cuanto odiaba que me tocaran -¿Quieres que te traiga una de esas pequeñas muchachas rubias que tanto te gustan, o será que hoy estás tan enojado que necesitas a la puta original?- dijo retándome
A la mierda Orochimaru
Tome a Kabuto del cuello en un instante y lo estrelle contra la pared, intentó apuñalarme con un kunai pero logré quitárselo de un rodillazo, luego le di un golpe en el estomago que pareció dejarlo inmóvil, fue entonces que lo tome del cuello nuevamente y lo levante hasta que tuviera que mirarme a los ojos. Podía matarlo con ambos brazos atados, pero eso solo me haría obtener la desconfianza de Orochimaru y toda la aldea del sonido, lo cual solo retrasaba más mis planes. Hace tiempo que era más alto que Kabuto y yo sabía lo humillante que era para el. Me miró asustado e inmediatamente una sonrisa torcida se formó en mis labios. Lo dude un momento y al final decidí que se merecía un golpe en la cara aunque Orochimaru me castigará, lo golpee con odio hasta que me canse y perdió la conciencia, lo agarre con fuerza y lo deje afuera de mi habitación, Orochimaru no tardaría mucho en hallar a su perro de todas maneras.
Suspiré y me mire los nudillos ensangrentados, me acosté sobre la incómoda cama y poco a poco fui cayendo en un profundo sueño, donde me encontraba nuevamente con esos hipnóticos ojos azules y esas marcas a cada lado de las mejillas, rogándome que volviera.
Sinceramente estos 4 capitulos y los de la segunda temporada son mis mejores obras segun yo.
