Azul Eléctrico
Pasión
Y la abandone una vez más, la deje llorando de nuevo en el bosque mientras luchaba con todas mis fuerzas por no dar media vuelta, por no volver y amarla con todo mi ser, como debió ser desde el inicio.
Desperté con un movimiento rápido y asustado. Abrí los ojos para darme cuenta que debían ser alrededor de las dos de la madrugada. Me puse de pie haciendo que la incómoda cama rechinara por toda la habitación y salí. En cuando cerré la puerta detrás de mi me encontré frente a frente con el Sannin de mirada asesina y ojos amarillos cuál vivora.
-Ven.- me ordenó molesto
No tenía opción, sabía que golpear a Kabuto me iba a traer consecuencias con Orochimaru pero aún así lo hice. Podría negarme por supuesto, pero eso haría que Orochimaru se diera cuenta de mi verdadero poder y todo este tiempo ocultándolo habría sido en vano. Porque si Orochimaru supiese cuán fuerte soy en realidad, huiría ahora mismo y enviaría todos sus peones a asesinarme y no lo encontraría jamás, nadie en la faz de la tierra tenía más escondites, más contactos y más maneras de seguir huyendo que esa víbora y estoy seguro de que lo haría, porque sabría que soy tan fuerte como para acabar con su vida.
Lo seguí hasta las profundidades de la mazmorra, donde ya no era posible distinguir entre el día y la noche y supe de inmediato que pasaría aquí varias noches. Me miró molesto pero después me tomó de la mano y me llevó hasta el centro de aquella enorme habitación. Se lamió los labios con su lengua de serpiente y sonrío.
-Sabes que no me gusta dañar algo que es mío.- dijo mientras me abría poco a poco la ropa con sus fríos dedos hasta dejar mi abdomen descubierto completamente
-Hmn.- conteste mirando a otro lado, odiaba que me tocara, lo que hacía cada vez que le apeteciese y para mí desgracia, era con demasiada frecuencia.
-Pero sabias que no podias golpear a Kabuto sin obtener una consecuencia.- dijo sonriendo -Estoy empezando a creer que querías que te hiciera esto.- dijo mirándome a los ojos
Podía escuchar como siseaba levemente mientras bajaba aún más mi ropa, lo hacía despacio porque sabía cuando lo detestaba. Deslizó la tela hasta mis caderas dejándome demasiado expuesto ante el y el aire gélido de la enorme habitación oscura me causó un escalofrío que lo hizo sonreír.
Pasó una mano despacio por mi pecho, demasiado despacio, bajando poco a poco, tocando delicadamente mi ombligo y continuó por unos largos, insoportables y lujuriosos diez centímetros más hasta que no pude soportarlo y le quite la mano de un golpe.
Me miró retándome y finalmente apárte la mirada, dio un par de pasos hasta estar detrás de mí y comenzó a acercar su boca a mi hombro, la abrió y comencé a sentir su asquerosa lengua por mi piel. Era inevitable no reaccionar porque mi cuerpo respondía a sus desagradables estímulos y un suspiro de resignación se escapó de entre mis labios. Con una mano se afianzó a mi cadera con fuerza y la otra se deslizaba por todo mi abdomen hasta mis pectorales y comenzaba de nuevo. Su boca succionaba con fuerza dejando marcas sobre mi, comenzó a subir poco a poco para llegar a su parte preferida de mi cuello, la marca de maldicion que me había dejado hace tanto tiempo. Succiono extasiado ese punto hasta que pareció satisfecho y luego pasó sus labios abiertos para hacerme sentir su aliento sobre mi piel mientras subía hasta mi oreja. Comenzó a mordisquear mi lóbulo y podía sentir como mi sangre se acumulaba en ese punto. Una vez satisfecho de jugar con mi oreja acercó la mano que acariciaba mi torso hasta tomar mi cara con su fríos dedos para girarme y hacer que lo mirara. Su mirada de color ámbar estaba hambrienta a más no poder, no podía contenerse más así que puso sus labios sobre mi mejilla avanzando poco a poco, dejándome sentir su piel sobre la mía en dirección a mis labios.
-Sasuke.- gimió lleno de placer
Su mirada estaba fija en mis labios mientras se acercaba peligrosamente. Mis latidos aumentaban más y más conforme el Sannin iba agotando el espacio entre nosotros y antes de que pudiera quitármelo de encima se acercó para juntar nuestros labios bruscamente de un solo golpe. Esto no era un beso, esto solo era un gesto vacío pero no podía tolerarlo. Intenté alejarme pero su mano me estrellaba hacia él con fuerza. Sus labios se movían marcando un ritmo igualmente brusco y me tomo por sorpresa con un golpe fuerte en el estomago dejándome sin aire en un segundo que aprovechó para meter su lengua de serpiente en mi boca. Iba a vomitar de un segundo a otro porque la sensación era asquerosamente grotesca. Forme un chidori tan intenso como pude e intente golpearlo con todas mis fuerzas pero el Sanan se alejó lo suficicientemente rapido como pare escapar únicamente con una parte de su ropa rota debido a la electricidad y unas pocas capas de piel que habían sido cortadas.
El Sannin río, tocarme siempre lo ponía de buen humor, lo que no hacía más que darme asco. Orochimaru caminó hacia la salida de la mazmorra y entonces se dio media vuelta para mirarme antes de comenzar a hacer sellos increíblemente rápidos repitiendo palabras hasta lograr terminar ese jutsu prohibido que hizo aparecer en un segundo a cientos de serpientes que llenaron la habitacion, me tomaron de los brazos con fuerza y el Sannin se fue cerrando la puerta detrás de si. Las serpientes siseaban extasiadas por toda la habitación, pasando sobre todo por mi cuerpo y dejando pequeñas mordidas sin veneno, no dejaban cicatrices pero me tocaban de la misma manera que lo hacía Orochimaru, ese era mi verdadero castigo. Pasado un minuto pude ver cómo una serpiente oscura que pasaba por la puerta moría repentinamente, mire con atención y logre ver cómo al siguiente minuto moría de nuevo otra serpiente y entonces lo entendi: el jutsu acabaría al morir todas y cada una de las serpientes de la habitacion.
