Prologo.

Mi nombre es Michiru Kaioh, soy la hija menor del matrimonio de Hideki y Miharu Kaioh, tengo un hermano mayor llamado Darien, somos una de las familias más poderosas de Japón, se podría de decir que nuestra familia junto con otras cuatro dominamos la economía y la política de nuestro país; mis padres y mi hermano viven en Japón, yo en cambio vivo en Italia, sé que se preguntaran ¿Por qué si soy tan importante en mi país, vivo lejos de mi familia? Bueno eso algo un poco complicado de explicar y por ahora prefiero que se mantenga en secreto, además no algo de lo que me guste hablar.

Esto comenzó cuando yo era pequeña, no tengo idea de que fue lo que paso, solo que al cumplir los seis años desperté con mi piyama cubierta de sangre, además que desde ese tiempo, siento como si algo me faltara, como si hubiera perdido algo sumamente valioso, pero no sé qué es y nada puede llenar ese vacío, ni siquiera el más grande mis logros, ni siquiera mi familia aunque claro, tengo como cuatro años que no los veo; pero me estoy desviando del tema; cuando mis padres me vieron así obviamente se pusieron histéricos, pero no me llevaron a un hospital, como cualquier familia haría, no, me llevaron con una sanadora, si, los sanadores son practicantes de medicina alternativa; pero nuevamente me estoy saliendo del tema, la sanadora, llamada Luna, me dio una de sus medicinas para detener el sangrado y milagrosamente funciono; después, hablo con mi padres a solas y mi infierno comenzó.

Mis padres estaban devastados y con dolor en su corazón tuvieron que enviarme lejos de casa, de acuerdo con ellos, fue para poder protegerme, pues Luna les había dicho que si tomaba por prolongado tiempo esa medicina, seria mortal, solo puedo tomar dos dosis, que deberían permitirme estar en Japón junto a mi familia cuatro o seis meses, pero… nunca los ocupe, no volví a casa después de eso; cuando supe que me iría de casa, perdí el control, estaba devastaba, no entendía que era lo que estaba pasando y era un peligro, un peligro para mí y para todos, no deseaba estar cerca de otro ser humano, así que decidí recluirme en Alaska, estudie ahí y me gradué con honores de mi carrera universitaria, pasaron más de 5 años para que pudiera ver a mis padres y mi hermano, claro que yo no viaje a Japón, fueron ellos los que fueron a Alaska, solo para mis graduaciones, no quería dañarlos, incluso hoy aún temo hacerlo; decidí estudiar genética humana, quiero descubrir los secretos que encierran los genes humanos y como es que no aprovechamos todo nuestro potencial; así que con la ayuda de mis padres, funde un laboratorio que se dedica a esa investigación, solo somos un grupo reducido los que nos dedicamos a esta investigación, pues aunque estamos en pleno siglo veintiuno, algunas prácticas aun las consideran horrorosas, así que lo que estamos haciendo se puede decir que no es bien visto por algunas personas de este ámbito.

El laboratorio está a cinco pisos bajo la farmacéutica Neptuno, mi farmacéutica, esa es la fachada perfecta para mi investigación, en solo tres años he hecho todo esto con la ayuda de mis padres claro, sé que se preguntan ¿Cuántos años tienes? Bien, pues tengo veinticinco, si, lo sé, es poco creíble, pero aparentemente soy una prodigio, así que heme aquí, a mis veinticinco años, siendo dueña de una de las farmacéuticas más prestigiosas del mundo; bueno ya saben de mi familia y de mi trabajo, creo que es justo que sepan algo más de mí, tengo una amiga, solo una, se llama Setsuna Meiõ, es mi mejor amiga, ella también está lejos de su familia; jamás nadie se me había acercado, pero ella fue diferente, ella vino a mí, me hablo, me trato con normalidad y aunque yo me rehusaba al final termino trabajando conmigo y convirtiéndose en alguien especial, pues llego para quedarse.

Solo tengo a Setsuna como amiga y a mi nana, que me acompaña desde que salí de casa hacia bastantes años, Darien viene a visitarme pero no muy a menudo, ya que él será el heredero de la familia y tiene que comenzar a atender los asuntos que tienen que ver con las empresas y yo no deseo visitas, además de que está comprometido, si, tiene una novia, nos conocemos desde que éramos pequeños e inevitablemente mi hermano y Serena, una chica rubia, de ojos azules, un poco hiperactiva y loca, se terminaron enamorando y ahora están comprometidos; por si se lo preguntaban, no, no tengo pareja, porque he de confesar que me gustan las mujeres, esto no es problema en mi familia así que estoy bien con eso, hace algunos años salí con alguien, pero nada serio, no sentía nada por ella y terminamos a las pocas semanas, por lo que ahora estoy libre.

Setsuna me ha insistido que debería salir con alguien, pues tengo bastante tiempo sola, pero he de confesar que esa no es mi máxima prioridad por el momento, o eso pensaba… hace algunos días, tuve que ir a la farmacéutica ya que requerían de mi para solucionar un asunto relacionado con uno de nuestros investigadores, al parecer estaba vendiendo secretos a algunos competidores y se había reunido un comité para evaluar la situación y como dueña tenía que estar presente, fue ahí cuando mi dilema comenzó, hacía mucho tiempo que no estaba encerrada en una habitación con más personas, así que estaba más que nerviosa… pero ese no iba a hacer mi más grande problema.

Flashback.

Ese día me había presentado por la tarde para la dichosa junta del comité, pero al estar frente a las escaleras que me llevarían a mi destino que congele, no podía mover ningún musculo, al parecer mis miedos volvían a atacarme de nuevo y mientras mi cerebro intentaba ordenarle a mi pie que comenzara a moverse, sentí un aroma muy peculiar y familiar que no hizo sino transportarme a hacia mi pasado, a cuando tenía cinco años tal vez y una imagen vino junto con eso, una imagen en la que una niña estaba plácidamente dormida en mis brazos mientras yo acariciaba su cabello y por una vez me sentí completa, pero… ¿Por qué? Y mientras continuaba tratando de recordar de donde había venido eso o si era un recuerdo perdido, sentí un fuerte de dolor en mi espalda y automáticamente cerré los ojos esperando el golpe en mi cabeza, el cual no llego; al ser más consiente de mi alrededor sentí un peso extra muy cálido sobre mí, abrí los ojos y lo primero que vi fueron unos hermosos ojos verdes que me miraban a través de unas gafas de montura negra que hacían ver a esta chica muy sexy, si, supe que era una chica con solo verle la cara; poco después ella había comenzado a hablar.

- lo siento ¿estás bien? Estaba un poco distraída y tenía mi nariz metida en un libro por lo que no te vi. – decía la chica con pena en su voz, eso hizo que me sintiera un poco mal, pues no era toda su culpa, yo estaba parada estorbando.

- estoy bien, no me paso nada y no tienes de que disculparte, yo tengo la culpa por estar en mitad de las escaleras sin moverme, pero aun así es un poco peligroso que leas mientras caminas. - ¿de dónde rayos había salido eso? ¿Qué era su madre o qué? Tendré suerte si no me dice alguna grosería.

- no te preocupes, al parecer ambas tuvimos la culpa, será mejor que lo olvidemos y creo que seguiré tu consejo, dejare de leer mientras camino. – Kami, pero que hermosos ojos y esos labios tan apetecibles joder, Michiru enfoca.

- amm, disculpa ¿podrías moverte? – aunque no es que me apetezca mucho que te separes de mí, pero es lo correcto ¿no? Espera… ¿acabo de pensar que no quiero que se separe de mí? ¿Qué me pasa?

- ¡oh! Claro, perdón, no era mi intención. – dijo apenada, se ve tan linda, creo que es más joven que yo; sentí como retiraba su mano de mi nuca, así que fue por eso que no me golpee, ella me protegió con su mano. – auch. – había apoyado su mano para levantarse y lo que suponía, se hizo realidad, se la había lastimado, si es que el golpe fue algo fuerte y encima tuvo que soportar mi peso en ella, solo espero que no sea nada grave.

- dejame ver. – le dije una vez que estuve sentada, si aún seguíamos en mitad del pasillo las sentadas en el piso, pero que importa.

- no, no es necesario, estoy bien. – me había dicho y se había intentado levantar de nuevo apoyándose en la misma mano que le dolía. – auch. – volvió a exclamar.

Para este punto ya me había puesto de pie y le tendí la mano para que la tomara, a lo que ella lo hizo sin rechistar, una vez de pie, la lleve a una de las bancas para sentarnos y poder ver bien su mano, que aunque no soy ese tipo de doctora, bueno algo podría hacer; una vez que estuvimos sentadas de nuevo le pedí la mano y está vez me la brindo.

- tienes muchos rapones. – al ver su mano está roja y con puntos de sangre. – trata de abrirla y cerrarla por favor. – ella lo hizo y pude ver su cara de dolor, creo que si está un poco lastimada. – creo que deberíamos ir al hospital, no creo que tu mano este bien. – aunque no se ni siquiera porque estoy haciendo esto, es la primera vez que la veo, es más ni siquiera se su nombre.

- no es necesario de verdad, sano muy rápido, mañana estará bien. – me dijo con una sonrisa que Kami, me hizo sentir como una adolecente hormonal, pero volviendo al tema, como me dice eso, si estoy viendo que está mal.

- disculpa. – digo a una de las secretarias que pasaba por ahí ¿Qué cómo sé que es una secretaria? Fácil, su atuendo, su caminar y esa pequeña pero ligera falta de modales.

- ¿sí? – se había volteado algo molesta, pero al verme su semblante cambio, sí, tal vez no pase todo mi tiempo aquí, pero mis empleados saben quién soy, lo que me lleva a lo siguiente ¿Cómo es que ella no? – ¿puedes traerme un botiquín por favor? – le hice una señal con la cabeza para que no dijera quien era y ella solo asintió y se marchó.

- de verdad que no es necesario, estoy bien. – me volvió a decir, pero yo sentía la necesidad de asegurarme que de verdad iba a estar bien.

Termine ignorando cualquier excusa que me dijera, así que cuando la chica volvió con el botiquín, saque algunas gasas y un poco de alcohol, desinfecte los raspones y vi como una lágrima asomaba por el rabillo de su ojo, creo que me he excedido un poco, debe dolerle mucho, creo que lo mejor es que la lleve al hospital a pesar de que ella no esté muy de acuerdo que digamos, pero que otra cosa puedo hacer ¿no la puedo dejar así, verdad?

- ¿estás bien? ¿Te duele mucho? – cuestiono un poco preocupada de que le hubiera hecho daño. – creo que será mejor ir a un hospital. – le digo, pero ella inmediatamente rechaza la idea.

- no, de verdad, que estoy bien, no es necesario, ya has hecho bastante por mí y ni siquiera se tu nombre. – me dijo con esa sonrisa que seguramente usa para conquistar, porque es muy coqueta.

- me llamo, Michiru. – por obvias razones, no le podía decir quién era realmente, digo, no quiero que huya al saber mi apellido y que muy seguramente soy su jefa.

- Haruka Tenoh, mucho gusto. – me saludo de manera cortes, con su otra mano, ya que yo continuaba vendando su mano lastimada.

- mucho gusto. – le respondí mientras tomaba su otra mano ya que había terminado de vendar la otra. – bueno creo que esto ya está. – dije y le regrese su mano.

- gracias ¿y me dirás que hacías parada ahí en medio de la escalera? – me cuestiono con una sonrisa divertida pues al parecer le parece gracioso.

- bueno… solo… estaba decidiéndome a entrar. – le dije con sinceridad, pues no sabía porque pero no podía mentirle.

- bueno pues, puedo ayudarte, si quieres puedo enseñarte a subir escaleras. – me dijo con una voz divertida burlándose de mí.

- jajajajajaja gracias, es muy tentadora tu oferta, pero yo puedo sola. - ¿Qué había sido eso? ¿Estaba coqueteando? ¿Con una perfecta desconocida? Por Kami, la acaba de conocer hace como unos diez minutos. – ha sido un placerte concerté Haruka. – me levante de la banca, pues creo que esto se me está saliendo de control y además tengo esa dichosa reunión a la que muy seguramente voy tarde.

- el placer ha sido todo mío Michiru. – me dijo poniéndose de pie también. – no se tal vez… tal vez podría verte otra vez. – claro, es lo que quiero, así que sugirió y sin pensarlo las palabras habían salido solas.

- cla… - espera ¿Qué estoy haciendo? ¿No puedo verla de nuevo? Eso sería muy egoísta de mi parte, arrastrarla a esto, a lo que soy ¿y si la lastimo? ¿Y si se entera de lo que soy y me odia? ¿Y si piensa que no soy normal? – lo siento. – e hice lo que mejor se hacer, correr, salí corriendo y la deje con las palabras en la boca, no quería escuchar de qué manera iba a insistirme porque sé que terminaría cediendo a ella, porque no sé qué me ha hecho.

Al llegar a la junta, todos estaban ahí, era la última y estaba muy retrasada, lo sabía pero valió la pena; lástima que después de mi charla con Haruka, no fui capaz de prestar atención a la junta, ni un poco, en mi mente solo estaba ella, es la primera vez que me pasa algo así y por extraño que se escuche, me gusta este sentimiento, pero a la vez tengo miedo de él.

Fin flashback.

Después de eso, no puede dejar de pensar en Haruka, así que se lo dije a la única persona que me escucha, a mi mejor amiga, se lo dije a Setsuna y claro que se molestó conmigo por no decirle antes, pero… ni siquiera yo sabía que era lo que me estaba pasando con Haruka, por Kami ¿Cuánto habíamos hablado? ¿Quince? ¿Veinte minutos quizás? ¿Y ya me estaba comportando como una quinceañera? Setsuna me ha insistido que la busque, pero yo aún no sé qué hacer, de hecho no se ni siquiera porque lo estoy pensando, no soy buena para nadie, no quiero lastimar a nadie, de hecho después de ese día tuve una crisis, pero… al estar cerca de Haruka, ni siquiera recordé que lo que era, no lo pensé, todo fue tan natural, tan bonito, es por eso que no quiero arruinarlo, porque se de lo que soy capaz, porque temo el lastimarla, si, temo hacerlo aunque solo había hablado una sola vez con ella, aunque no sé nada de ella.

Así que todo se resume al ahora, al presente, a lo que hago, decidí que debía dejar de pensar en Haruka y concentrarme en el trabajo, pero… no fue la mejor distracción, después de todo, no podía dejar de pensar que ella muy seguramente estaba en el piso de arriba y en lo que estaría haciendo; Setsuna sigue viniendo a decirme que debo hablar con ella, porque… hay algo que no le he dicho a mi amiga porque muy seguramente se burlaría de mí y no quiero que lo haga, ya bastante tengo con mi conciencia y mis constantes reproches mentales como para todavía soportar los de mi amiga, pero no me mal interpreten, la adoro.

Así que nuevamente aquí estoy, a la misma hora y en el mismo lugar, solo faltan dos minutos para las seis, no debe tardar en llegar, hasta aquí me ha llevado mi cobardía por no hablar con ella, todos los días subo a la azotea del edificio de enfrente y la observo, si, sé que suena como una acosadora, pero no lo soy… bueno tal vez un poco, pero es que no lo puedo evitar, de verdad quiero saber más de ella, de verdad quiero conocerla, hablar con ella, escuchar su risa, porque… porque hay algo en ella que… que hace que quiera estar con ella, que quiera ver siempre por ella; y ahí está, puntual como siempre, con esas gafas de montura negra y con la nariz metida siempre en un libro, aun no tiendo como no se ha lastimado por ir de esa manera.

- aún no sé qué secreto encierras, pero voy a descubrirlo, porque desde que te vi por primera vez, el vacío que sentía, ya no está, porque ahora… ahora lo ocupas tú… tú me has completado y deseo averiguar qué fue lo que me hiciste… - dije a nadie en particular porque tenía que ponerlo en palabras y no solo pensarlo… porque es de esta manera como Haruka me hace sentir.

Continuara…