Hola, ¿como estas? sinceramente espero que bien, primero que nada muchas gracias por todos sus comentarios y la aceptación que va teniendo esta nueva historia aunque apenas es el segundo cap que subo; pasando a otro tema, seguiré publicando cada semana los días sábados, no porque quiera hacerlos sufrir o porque me de flojera publicar, no, no es por eso, es porque no puedo publicar antes como ya había mencionado, tengo un trabajo y otras responsabilidades, ademas que necesito la semana para poder tener el capitulo terminado y con el mínimo de errores; la segunda parte de noche roja vendrá después de esta historia, así que gracias por su paciencia y espero que disfruten tanto esta historia como yo estoy disfrutando al escribirla.
NOTA: En esta historia veremos a una Haruka mas joven, mas seria, que disfruta mas de los libros que coquetear y veremos su opuesto, una Michiru decidida, con metas, extrovertida y para nada tímida, pero atormentada por su pasado y su presente.
Sin mas disfruten del primer capitulo.
Capítulo 1.
- aún no sé qué secreto encierras, porque me tienes tan pendiente de ti, pero voy a descubrirlo, porque desde que te vi por primera vez, el vacío que sentía, ya no está, porque ahora… ahora lo ocupas tú… tú me has completado y deseo averiguar qué fue lo que me hiciste… - dije a nadie en particular porque tenía que ponerlo en palabras y no solo pensarlo… porque es de esta manera como Haruka me hace sentir.
Continuara…
Después de ver como Haruka se marchaba como cada tarde y como cada tarde una vez más, perdía la oportunidad de hablar con ella; pero si era sincera conmigo misma, debía de confesar que no iba a acercarme, tenía dos semanas, DOS, saliendo siempre a la misma hora del laboratorio con una excusa tonta, solo para verla a lo lejos, nunca ha sido mi intención acercarme, al final iba a resultar que si soy una acosadora, pero no sabía cómo acercarme, como hablarle, que decirle, porque pese a comportarme valientemente, lo cierto es que aun siento ese miedo a hacerle daño; una vez que pierdo de vista esa cabellera rubia ceniza, decido que es tiempo de volver a casa, pues ya tengo dos semanas llegando tarde y mi nana comenzaba a sospechar y además no quiero preocuparla, así que sin perder tiempo fui hacia mi auto, un BMW X6 M 2016 azul, ese auto es hermoso y además había sido un regalo de Darien por mi graduación de la universidad, así que le tengo especial afecto y es el único que tengo, pues la verdad es que no soy muy afecta a conducir.
Conduje el trayecto desde la farmacéutica hasta mi casa o mejor dicho mansión, ya que mis padres se habían empeñado en que debería de tener un hogar decente donde vivir y no se les ocurrió otra cosa que comprar la casa más grande que encontraron, sin tomar en cuenta, que en ella solo viviríamos cuando mucho cinco o seis personas contando al servicio; llego a casa y como siempre mi nana estaba ahí, parada en la entrada esperando por mí, dejo el auto en la entrada pues casi nunca lo guardaba en el garaje, después de todo, soy la única que entraba a la mansión en coche a esas horas; baje del auto y sin perder tiempo me acercó a mi nana para darle un abrazo y un beso en la frente para saludarla.
- buenas noches nana, ¿Qué tal todo? – saludo de manera amable, pues apreciaba mucho a mi nana Marie, había cuidado de mi cuando me tuve que marchar de casa y siempre había estado al pendiente de mí, aun cuando vivía con mis padres, Marie cuidaba de mi cuando ellos tenían cenas o viajes de negocios; mis padres siempre me llenaron de amor al igual que Marie, por eso se había convertido en parte importante de la familia Kaioh.
- buenas noches mi niña, todo está muy bien; se te hizo un poco tarde. – lo sabía, mi nana efectivamente estaba preocupada, no me puedo retrasar diez minutos porque ella prácticamente ya está enviando a la policía a buscarme, pues mi nana Marie, aun piensa que su niña tiene diez años, cuando en realidad tengo veinticinco.
- hubo un poco de tráfico mientras volvía, pero nada más nana. – le mentí, pues era más que evidente que no podía decirle lo que de verdad estaba haciendo, acosando a una chica que muy seguramente era más joven que yo, porque a pesar de ser la dueña y poder ver el expediente de Haruka, cuando yo quisiera, no me había atrevido a hacerlo.
- tu hermano ha llegado está tarde de su viaje a Londres. – me informo Marie con una sonrisa, pues ella sabía la ilusión y felicidad que me daba siempre que mi hermano me visitaba, solo que está vez, fueron más años de lo esperado. – está en la sala de juegos. – dijo para que fuera a verlo.
- gracias nana. – respondí con una sonrisa al saber que Darien estaba ahí. – ¿y ya ceno? – cuestiono pues muy seguramente mi hermano se había encerrado en el cuarto de juegos y no había salido de ahí para nada.
- no cariño, dijo que esperaría por ti. – claro, era de esperarse, pero yo sabía que no era por esperar por mí, sino para que no lo molestaran al estar jugando sus amados videojuegos ¿Cuándo va a madurar?
- bien, por favor nana, pide que preparen todo para cenar, voy a buscar a mi hermano. – por Kami, aun después de tantos años no lograba entender cómo era posible que le gustaran tanto esos videojuegos a mi hermano, más aun que Serena lo aguantara así, además ese es el cuarto de cine, no de juegos.
- en seguida mi niña. – respondió Marie con una sonrisa, pues esta era una de las pocas veces que llegaba con apetito y eso seguramente la ponía muy feliz, ya que por lo general, solo llegaba a dormir y prácticamente tenía que insistirme o hasta rogarme para que comiera algo.
Después de pedirle eso a mí nana, ella y yo entramos en la mansión, pues toda nuestra conversación había tenido lugar en el pórtico; y mientras Marie iba hacia la cocina para preparar todo para que sirvieran la cena, yo me dirigía hacia la sala de juegos o más bien la sala de cine, donde muy seguramente un muy entretenido Darien estaría gritando ataques o riendo como desquiciado si su personaje estaba ganando o lanzando maldiciones si este iba perdiendo; llego a la sala y efectivamente Darien estaba tan ensimismado en el juego que ni siquiera se ha percatado de mi presencia, de no ser porque he hablado, Darien seguiría perdido en el juego.
- vaya, jamás había visto recibir tal paliza a Kenshi, nii-chan. – hablo con un poco de burla en la voz y más que nada para que notara mi presencia, pues mi hermano seguía gritando maldiciones hacia la pantalla y muy seguramente seguiría así por un rato sino le hablaba.
- ¡Michiru! ¡Qué felicidad el verte de nuevo! ¡¿Cuánto tiempo ha pasado?! ¿Dos, tres años? por Kami ¿estás más alta? – como amaba a mi hermano y la facilidad que tenía para hacerme sentir como si el tiempo entre nosotros jamás pasara, como si nos acabáramos de ver hacia unos días en lugar de años, Darien siempre me había tratado de esa forma tan especial, que me hacía sentir en casa, como si jamás hubiera abandonado Japón, como si jamás hubiera dejado a mi familia.
- han sido cuatro años nii-sama y no, no estoy más alta, solo que ahora uso tacones. – respondo con alergia en la voz mientras recibía uno de los famosos abrazos de mi hermano, esos que me sacaban el aire y además me mareaban un poco ya que Darien siempre me hacía girar.
- ¡cuatro años! por Kami hermanita, nos abandonas mucho tiempo. – su tono de voz es de tristeza, después de todo, el hecho de que nuestra familia no esté completa es por mi culpa y se perfectamente que esto no solo me afecta a mí, sino a todos.
- lo siento, pero… - rayos, odio que siempre me interrumpa cuando hablo, esa mala costumbre jamás se le quitara ¿o qué?
- lo sé, no tienes por qué disculparte, sé que era necesario. – su tono a pesar de que está tratando de hacerme sentir bien y que no me sienta culpable, sigue teniendo un ligero tinte de tristeza. – pero mirate, haz crecido aunque digas que es por los tacones y estos cuatro años te han sentado muy bien, estas muy hermosa. – típico en nuestra familia, cuando la situación se pone incomoda se cambia de tema.
- gracias nii-sama, tú también estas muy guapo, imagino que Serena se ha vuelto más celosa. – mi loca cuñadita y sus celos aún más locos, aun no tiendo como esos dos se terminaron enamorando, son completamente opuestos, mi hermano es serio, dedicado, responsable y mi cuñada es todo lo contrario, tal vez sea verdad que polos opuestos se atraen o como solían decir mis padres, es el destino quien te guia hacia donde debes estar; siempre he creído en el destino, en que nacemos por alguna razón, que hay un plan trazado para nosotros, pues es de esta manera en la que mis padres me criaron.
- jajajajajaja, ni que lo digas, por cierto te manda saludar. – bueno, al menos es reconfortante saber que no se ha olvidado de mí, eso ya es mucho decir pues mi cuñada no es muy buena recordando personas o cosas o lo que sea que necesite algo de memoria.
- gracias, saludala también de mi parte cuando vuelvas; apropósito de saludos, hable con mamá está mañana y no me dijo que vendrías. – ya podría a verme avisado para cuando menos haber llegado un poco más temprano y poder disfrutar de más tiempo con él, mi familia y sus secretos.
- yo le pedí que no lo hiciera, quería que fuera una sorpresa. – y sí que lo fue, no esperaba verte sino hasta las vacaciones y me alegra que estés aquí, así no pensare más en ella. – espero que te haya gustado. - ¿gustarme? Claro que si, oh Darien no sabes la falta que me has hecho.
- ¡por supuesto! Me ha fascinado, ven, vamos, Marie ha preparado todo para que cenemos. – quiero compartir todo el tiempo que sea posible con mi hermano y también quiero pedirle concejo con respecto a lo que me pasa con Haruka, aunque... no sé qué tan buena idea sea eso, porque muy seguramente se burlara de mí.
Después de esa charla con mi hermano, que por cierto siempre es así, no solemos hablar mucho con respecto a los recuerdos, ya que por obvias razones, no tenemos muchos recuerdos juntos, pero bueno, después de eso, juntos nos dirigimos hacia el comedor, donde efectivamente la cena ya estaba dispuesta para nosotros, así que sin perder tiempo cada uno tomo su lugar y comenzamos a comer tranquilamente, con conversaciones sencillas y que no involucraban muchos sentimientos, pues aunque Darien o mis padres no lo digan, se que están sufriendo porque no estoy con ellos, por eso no suelen hablar acerca de las cosas que hacen juntos en Japón, se limitan a preguntarme todo el tiempo lo que he hecho; pero cuando llego el postre nuevamente el ambiente se puso incómodo.
- ¿Cómo te fue en Alaska? ¿Y cómo te va aquí? – era obvio que mi hermano cuestionara eso y era también evidente que no se refería a mis estudios, sino a lo otro, después de todo, hace cuatro años que me mude de Alaska y que no los veía, ni a él, ni a mis padres.
- yo… bueno… bien, me ha ido bien, este tiempo lejos de ustedes fue muy duro, pero me ha ayudado a crecer y ahora estoy cumpliendo uno de mis sueños. – sí, el tener mi propia farmacéutica y laboratorio era uno de mis más grandes sueños, pero sé que esa no es la respuesta que mi hermano espera, sé que espera que le diga que he superado todo, que iré más a menudo a casa y que estaremos juntos otra vez como una familia, pero... lo cierto es que aún no tengo la respuesta que mi hermano espera.
- me alegra mucho escuchar eso Michiru, pero… por favor, no vuelvas a alejarnos de esa manera, somos tu familia, te echamos de menos, mamá, papá y yo, sé que lo que te está pasando no es normal, que no somos normales, pero somos familia, sé que tal vez, ni siquiera recuerdes Japón, pero yo si te recuerdo, recuerdo cuando eras pequeña y te gustaba correr bajo los cerezos recién florecidos. – claro, como si no me sintiera ya miserable, Kami, como me odio, por hacerle esto a mi familia, por no tener control de mí, por lastimarlos, cuando ellos lo único que han hecho es querer ayudarme. – y siempre terminabas en el suelo, mamá siempre te levantaba y abrazaba para que dejaras de llorar. – lo recuerdo, es muy borroso, pero lo recuerdo.
- Darien, yo… - te juro que como me vuelvas a interrumpir te tirare con el cuchillo para mantequilla, sabes perfectamente que odio cuando me interrumpen y tú lo haces todo el tiempo.
- lo sé, no es tu culpa y sé que eres la más afectada de todos, Kami, tenías seis años cuando te apartaron de nosotros, pero por favor, ya no nos alejes más, ven a casa, pasa tiempo con nosotros, creemos recuerdos juntos otra vez, no pienses que vas a lastimarnos, porque más daño nos hace el hecho de que tu no estés ahí con nosotros. – siempre consigues lo que quieres y siempre me haces llorar, porque a pesar de que eres el hermano mayor y en lugar de que me des ánimos eres el primero que se pone a llorar.
- lo hare, visitare Japón más a menudo, bueno… solo pueden ser dos veces al año, pero lo hare Darien, yo también quiero volver. – ya no podía estar postergando lo inevitable y creo que ahora tengo más control sobre mí, así que es tiempo de volver a casa, es tiempo de reunir a mi familia; ja Darien siempre sabe cómo hacerme sentir en control y seguramente este viaje era para hacerme volver.
- ¡¿lo dices en serio?! ¡¿Volverás?! – Kami parece un niño al que le acaban de decir que santa le traerá lo que ha pedido para navidad, retiro lo dicho, Darien y Serena son tal para cual.
- sí, de verdad. – ahora por tu culpa tengo el maquillaje arruinado, debo lavarme la cara cuando antes. – pero que… - sí, lo que dije, son tal para cual, Darien se ha levantado de la mesa y ha venido hasta mi lugar para levantarme de mi asiento y darme un abrazo, pero no un abrazo normal, no, un abrazo de los que me sacan el aire y me tiene alzada, mientras ríe, da vueltas y dice que mamá y papá estarán muy felices con la noticia de que volveré a casa; yo solo espero que todo resulte bien, porque no sé qué haría si pierdo el control otra vez.
Después de la emotiva cena protagonizada por mi hermano y por mí y que claro fue vista por mi nana y todo el servicio, Darien y yo fuimos hacia el cuarto de cine porque al parecer no había tenido suficiente de sus juegos y ahora quería jugar contra mí y como yo justo en este momentos me siento muy bien; pues aquí estamos, jugando mortal kombat, como si no hubiera mañana, debo confesar que no encontraba la lógica a este tipo de juegos, pero después de diez partidas me ha encantado, pues aunque suene un poco loco, me ha relajado completamente, ha eliminado mi estrés y justo ahora siento que podía hacer lo que sea; después de perder contra Darien por veinteava vez, ha dejado el mando y se ha puesto de pie, creo que ya es hora de dormir, que aunque mañana sea sábado y no trabaje, mi hermano muy seguramente está muy cansado por el viaje.
- mirate, toda una gamer consumada y eso que es la primera vez que juegas. – sí, se nota muy cansado, pero le agradezco que pesar de morirse de sueño, compartiera este tiempo conmigo y eso de gamer, sé que solo se está burlando.
- solo te estas burlando, pero gracias por estar aquí. – lo abrazo, porque es aquí donde me siento segura y solo puedo decirle estas palabras porque sé que estamos completamente solos, me separo un poco de él y cuestiono algo que lleva algunas horas rondando mi cabeza. - ¿Cuándo te vas? – sé que es un poco rudo pero no puedo evitar sentir esa curiosidad.
- ha ¿me estas corriendo? Mira que eres mala, no nos hemos visto en cuatro años, solo llevamos unas horas juntos y ya me estas echando, jamás lo creí de ti. – me ha soltado, me ha dado la espalda y ha puesto una cara de falsa indignación, sé que solo está jugando, le gusta pensar que soy como Serena y me puede manipular así.
- yo no soy Serena, no caeré en tus trucos y sabes muy bien que no lo digo por correrte, sino porque sé que estas aprendiendo de papá y que no puedes estar mucho tiempo lejos de casa. – eso y el hecho de que si duras más de una semana Serena te viene a buscar fijo y te lleva de regreso así sea en un saco en calidad de secuestrado.
- jajajajajaja, lo olvide, pero que sepas que antes si funcionaba contigo. – por Kami, era una niña claro que funcionaba, aunque aun no entiendo como aun funciona con Serena. – bueno ya, me iré el domingo muy temprano, después de desayunar, a las seis, así llegare el lunes a Japón a excelente hora para estar en la junta de las nueve. – claro, si siempre tiene todo calculado, en eso se parece mucho a papá, siempre planean las cosas y tiene prácticamente un itinerario para todo, recuerdo que mamá me conto una vez que en su primera cita papá si tenía un itinerario prepararon con los tiempos que debían durar en cada lugar y todo eso.
- eso es genial. – y claro que lo era, así tendré todo el día de mañana con él y en algún momento me armare de valor para decirle lo que me está pasando con cierta rubia, aunque ni yo misma tenga idea de que me pasa. - ¿y que te gustaría hacer mañana? – solo espero que no saque un itinerario como papá con mamá.
- mmmm ¿Qué te parece si me llevas a probar el gelato? Después de todo estamos en Italia y no sé, después me cuentas que tal te ha ido aquí y si has conocido a alguien. – esto lo dijo mientras me miraba y subía y bajaba las cejas, ahora lo tengo claro, se partirá de la risa cuando le diga lo de Haruka.
- me parece bien, tengo el lugar indicado para ir. – después de todo es mi heladería favorita, cuando me siento deprimida Setsuna siempre me lleva ahí. – en ese lugar hacen el mejor gelato de toda Italia, además tiene una excelente área verde, podemos hablar mientras comemos, así tú también me cuentas como vas con Serena y su compromiso. – claro, como siempre me ha importado estar metida en la vida privada de mi hermano, pero que tonta, solo espero que no lo note.
- bien, pues está hecho, ya tenemos planes para mañana, ahora. – sí, acaba de bostezar, por Kami, será mejor que se vaya a dormir ya. – vamos a dormir, que nadie me despierte antes de las once de la mañana. – era de esperarse, creo que Serena le ha contagiado su mal hábito de dormir hasta tarde.
- está bien, descansa nii-sama. – le digo mientras veo que él todavía se va a quedar a recoger la sala de cine.
- descansa Michiru. – creo que por esta vez, no pondré ninguna alarma y esperare que mi cuerpo me indique cuando es suficiente.
Dejo la sala de cine y sin perder tiempo me dirijo hacia mi habitación, la verdad es que me estoy cayendo de sueño, casi nunca me desvelo tanto, además no había dormido muy bien las últimas noches; al llegar a mi habitación busco mi pijama, me la pongo y después voy a lavarme los dientes, una vez mi rutina para antes de dormir está terminada me dirijo hacia la cama, me cobijo y justo antes de cerrar los ojos una imagen viene a mi mente.
- Haruka. – susurro sin poder evitarlo, es lo mismo cada noche, su imagen siempre viene a mi sin que pueda evitarlo, indicándome que a pesar de lo que haga en el día, ella siempre es mi último pensamiento antes de dormir.
La noche había pasado sin mayores contratiempos y por primera vez en mucho tiempo puede dormir sin pesadillas, pude dormir más de ocho horas corridas, creo que esto es por la conversación que tuve con mi hermano, me estoy reconciliando con mi pasado y creo que eso me ha ayudado a dormir bien está noche, además de que he soñado algo que… bueno, a mí me pareció lindo, pero no sé si de verdad era un sueño o un recuerdo, pues en mi sueño, estaba una yo de cinco años aproximadamente con otra niña, pero solo era capaz de ver su cabello, era una niña rubia, ella me tomaba de la mano y me decía que sería mi caballero y siempre me protegería, yo no sabía porque, pero eso me hacía sentir segura, me hacía sentir bien, pero antes de que pudiera contestar algo, los golpes en mi perta me sacaron del sueño, era mi nana, mi hermano estaba esperando por mí en el comedor para que desayunáramos juntos.
- ya voy nana. – respondí aun en la cama, pues estaba tratando de recodar más de mi sueño. – dile que me de veinte minutos. – tengo que apurarme o se molestara, se perfectamente cómo se pone cuando no desayuna a su hora.
- está bien cariño, me ha dicho que te tomes tu tiempo. - ¿Qué raro? Debe de estar comiendo mientras espera por mí, Darien es muy comelón.
- gracias nana. – salgo de la cama y me dirijo hacia mi armario, quiero algo ligero, tengo que estar cómoda, además odio cuando la gente se nos queda mirando; la última vez que Darien vino y salimos juntos, la gente se nos quedaba mirando como si fuéramos una especie de estrellas de cine o no sé.
Así que está vez elijo unos vaqueros ajustado, una blusa de manga larga con cuello redondo que se me cae por un hombro de color azul y unas zapatillas del mismo color; con mi atuendo listo me dirijo hacia la ducha, mientras dejo la ropa en la cama; ya en la ducha trato de darme prisa, pero al estar bajo el agua de la regadera, siento que el tiempo pasa más lento, el agua siempre me relaja y hace que me sienta mejor, pero no es momento para dejarme llevar por las emociones que provoca en mí el agua, tengo que apresurarme o mi hermano se molestara; termino mi ducha en tiempo record y me visto en otro tanto, me maquillo ligeramente, arreglo mi cabello, doy una última mirada al espejo y salgo de mi habitación; al llegar al comedor veo a mi hermano con el ceño fruncido mirando hacia mí.
- ya, ya, lo siento, me quede dormida. – dije aunque eso era más que obvio. – a mi favor debo decir que me desvele mucho ayer y que estos días no había dormido muy bien que digamos. – solo espero que no cuestione porque, aun no estoy lista para decirlo.
- mmmm está bien, estas perdonada. – genial, pero… aquí hay algo raro, Darien tiene esa sonrisa de que está planeando algo que muy seguramente no me va a gustar nada. – Marie, por favor, ya pueden comenzar a servir. – dice con esa sonrisa maliciosa aun en el rostro, no sé porque me siento muy nerviosa, creo que Darien sabe algo y no puedo evitar recordar que anoche susurre su nombre.
Mi hermano y yo terminamos de desayunar y como lo prometido es deuda, tome las llaves de mi auto y ambos salimos de la casa para ir al auto; una vez dentro mi hermano seguía con esa sonrisa y eso me estaba poniendo nerviosa, encendí el auto y comencé a conducir hacia la heladería; durante el trayecto Darien me veía y después ponía esa sonrisita maliciosa y después volvía su vista al camino, algo no estaba bien y yo ya no puedo seguir en esta situación.
- ¿Qué? – cuestiono pues ya no puedo seguir con este silencio y las sonrisas que mi hermano me estaba dando cuando piensa que no lo estoy viendo.
- ¿de qué? – claro ahora se hace el desentendido, como si no supiera muy bien que algo está tramando, a mí no puede engañarme.
- ¿Por qué tienes esa sonrisita? ¿Qué estas tramando? – cuestiono directamente para que así sepa que ya me he dado cuenta de lo que está haciendo y no quiera pretender que no pasa nada.
- ¿Quién es Haruka? – Kami, no puede con la sorpresa por esa pregunta que di un volantazo y me orille deteniendo el auto, algunos cláxones resonaron pero me no me importo. - ¿estás loca? ¿Quieres matarnos o qué? – no, quiero matarte a ti solamente.
- ¿Dónde escuchaste ese nombre? ¿La conoces? – si la conoce quiero que me diga todo lo que sabe de ella, quiero conocer todo de ella, aunque aún no tengo muy claro de que es lo que hare cuando tenga esa información.
- lo dijiste anoche mientras dormías. – claro, si lo que pasa es que no me puedo poner más en evidencia ¿Por qué me pasan estas cosas a mí? Tenía que susurrar su nombre y tenía que ser precisamente mi hermano quien me escuchara decirlo.
- claro. – fue lo único que respondí ¿Qué otra cosa podía decir? Si ese nombre había salido de mis labios no había ninguna mentira que mi hermano pudiera creer.
- ¿y bien? ¿Me dirás quién es Haruka? – no respondo a su pregunta, sino que me pongo en marcha otra vez hacia la heladería, por nuestra propia seguridad será mejor que no esté conduciendo cuando le cuente a mi hermano quien es Haruka.
- ¿podrías esperar hasta que estemos en la heladería? – se que accederá porque no tiene alternativa, es eso o que nos matemos por causa a mis nervios tontos, nervios que aparecen nada más escuchar el nombre de Haruka.
- claro, no quiero morir joven y dejar viuda a Serena sin habernos casado siquiera. – ja,ja,ja siempre tan gracioso, pero debo admitir que puede ser una posibilidad.
No se dijo más durante el resto del camino, mi hermano respeto mi silencio y dejo de darme esa mirada y esa sonrisita, creo que lo hace más que nada por su seguridad que por respeto a mí, pero sea cual sea la causa, lo agradezco; llegamos a la heladería más rápido de lo que pensé, estacione el auto y tanto mi hermano como yo nos bajamos de él; al momento de descender, siento las miradas de todos en nosotros, claro, como siempre, no sé de qué me sorprendo, caminamos hacia el lugar donde tenían los helados y mi hermano no dejaba de ver el lugar y yo no dejaba de sentir una mirada penetrante sobre mí, pero no logro saber de dónde viene.
- vaya, si es muy bonita, tenías razón Michiru, es un excelente lugar. – claro, a mí siempre me ha gustado este tipo de lugares, donde respiras tranquilidad y lo mejor, no hay ruido.
- te lo dije. – respondí cuando ya estábamos en el lugar para pedir nuestro helados, yo ya tengo claro que es lo que quiero, siempre lo pido.
- hola, buenas tardes ¿Qué les sirvo? – nos habla el encargado con una sonrisa en el rostro, siempre nos recibe con una sonrisa o bueno, siempre que he venido la tiene.
- Michiru, pide tu primero, yo voy a ver los sabores para decidirme. – aun no lo entiendo, para los negocios mi hermano es muy asertivo pero cuando se trata de comida, ropa u otro tipo de situaciones mi hermano simplemente no puede decidir.
- está bien, pediré yo. – le digo para que pueda ver todos los sabores con tranquilidad y sin presiones.
- dígame señorita ¿Qué le sirvo? – me cuestiono el hombre aun sonriendo ya sosteniendo la cucharilla con la sirve los helados en una de sus manos y en la otra una copa, listo para tomar mi orden.
- bueno, a mi puede servirme… - pero antes de que pudiera hacer mi pedido, Darien me interrumpe porque tiene duda acerca de un sabor ¿ven? Es una costumbre el interrumpirme siempre.
- ¿disculpe? ¿Qué sabor es este? – pregunta como un niño pequeño, si, sin duda él y Serena son tal para cual.
- oh, ese es uno de nuestros nuevos sabores joven, es sabor menta. – le responde el encargado con una sonrisa.
- oh, muchas gracias, pero creo que sigue viendo. – responde mi hermano y sigue viendo los sabores del gelato.
- disculpe señorita. – habla una vez que está frente a mí de nuevo. - ¿me decía? – cuestiona para que siga con mi orden.
- quiero un helado de queso con zarzamora, cubierto con chocolate derretido, chispas de chocolate, dos galletas rellenas también de chocolate y tres cerezas por favor. – siempre pido lo mismo, es mi sabor favorito y de esta manera es como me gusta comerlo, lo disfruto mucho, aunque sé que nadie lo pide así, creo que soy la única que lo hace.
- jajajajajaja. – suelta una carcajada el encargado y yo lo veo como si le hubieran crecido dos cabezas. – disculpe señorita, pero está es la segunda vez en el día que me piden un helado así. - ¿Qué? ¿La segunda vez? No pensé que hubiera otra persona que disfrutara comer este sabor de helado como yo.
- ¿en serio? – le cuestiono pues es algo un poco difícil de creer, pero si es así, me gustaría conocer a esa persona, digo, para comprobar si es solo el gusto por este helado lo que tenemos en comun.
- sí, mire, la otra persona es ese joven rubio que se encuentra ahí. – señala el hombre y no puedo evitar girar mi vista al escuchar la palabra rubio, pues no puedo evitar asociarlo con Haruka, siempre está en mi mente.
Volteó y veo hacia la dirección que señala el hombre y me topo con esa mirada verde que tan bien recuerdo, esa mirada tras esas gafas de montura negra, está con una chica muy guapa y me mira como si estuviera molesta o… ¿triste? ¿Se habrá dado cuenta que la espió? ¿Le hice algo? ¿Por qué me mira así? ¿Y si está triste cual es el motivo? ¿Seré yo? ¿Y si está molesta por como la deje ese día en las escaleras y ahora quiere reclamarme? No, no, no podría soportar sus palabras hirientes, tengo que irme, tengo que huir, tengo que salir de aquí.
- ¿Michiru? ¿Michiru que pasa? – escucho que me cuestiona Darien y trata de acercarse a mí, mis manos comienzan a escocer, tengo que salir de aquí, tengo que irme, no quiero herir a nadie, no quiero.
- Darien… yo…. Tengo que salir de aquí… quiero estar sola. – y salgo corriendo, al ver como Haruka se ponía de pie, no soportaría escuchar que quiere que me aleje de ella.
Salí corriendo a toda velocidad de la heladería, atravesé la calle sin importarme que hubiese coches y sonaran los cláxones al atravesarme, corrí y seguí corriendo, hasta que mi piernas no pudieron más, no fui consiente de cuánto tiempo estuve corriendo, pero creo que fue bastante, no reconozco el lugar, pero ya no podía más, caí de rodillas en el césped sujetándome la cabeza, recuerdos y voces vienen a mí, gritos y llantos, no, no quiero escuchar esto.
- ¡NO! – grito con desesperación, al sentir que estoy perdiendo el control de mi de nuevo, gritos, llantos, personas corriendo, todo eso viene a mi mente en este momento, no, no quiero sentir esto, no quiero sentirme así, ya no por favor, no otra vez. – no, no, dejame en paz. – hablo a nadie en particular pues me refiero a mis recuerdos, a mis temores, pero como siempre sucede, ellos no me dejan tranquila.
- Michiru, Michiru tranquila. – me dice una voz y me sujeta por la espalda en un cálido abrazo, yo conozco esa voz, conozco esa calidez. – Michiru por favor, vuelve a mí, regresa, por favor no te encierres en tu propio mundo. – esas palabras, esas palabras se me hacen tan familiares, las reconozco, pero ¿de dónde? ¿De dónde te conozco Haruka? ¿Y por qué tu abrazo me hace sentirme en paz? – no me dejes. – ¿Por qué es que te siento tan familiar? ¿Por qué siento que te conozco desde siempre?
Continuara…
