Hola ¿como están? sinceramente espero que bien, primero que nada quiero pedir una disculpa por mi atraso con el capitulo, lo que sucede es que he tenido un bloqueo y me esta costando un poco mas de trabajo el poder escribir mis capítulos, pero no se preocupen no dejare esta historia sin terminar, así que sin mas los dejo con el capitulo 12 espero que lo disfruten.

PD: Gracias por sus comentarios sin duda son alentadores y cada que recibo y lo leo siento que estoy haciendo muy bien las cosas, sinceramente muchas gracias.


Capítulo 12.

- con mis manos había creado una pared de agua para protegernos de la bola de fuego, ese era mi don, mi maldición, la razón por la que tuve que dejar a mi familia, la razón por la que no tenía amigos y no permitía que nadie se acercara a mí, era por esto, por lo que soy capaz de hacer. – no me odies, por favor. – pedí con lágrimas en los ojos, pues ese era mi más grande miedo.

Continuara…

- Mi-chi-ru. – dijo mi nombre con incredulidad mientras se frotaba los ojos. - ¿tú estás haciendo esto? – cuestionó mientras se acercaba a la pared de agua, yo solo pude asentir. - ¿Cómo? – cuestionó nuevamente con su curiosidad nata.

- ¿recuerdas que me dijiste que sabias que te estaba ocultando algo? – vi como asintió y me anime a continuar, después de todo ya no hay marcha atrás. – era esto, soy la reencarnación de una de las guerreras de ese reino y este es mi poder. – respondí lo mejor que pude. – Haruka yo… - pero nuevamente ese hombre me interrumpió.

- sí, sí muy emotivo y muy lindo, pero no tengo tiempo para sus cursilerías, me han encomendado una misión y tengo que cumplirla. – hablo con seriedad saliendo de entre los arbustos, era un hombre con cabello rubio pero nada parecido al de mi viento, sus ojos eran de un azul frio como el hielo y su piel, era mas pálida de lo normal.

- ¿Quién eres y que es lo que quieres? – cuestionó mi viento interponiendo su cuerpo para cubrirme, pues no pude mantener la barrera por más tiempo.

- mi nombre no tiene importancia y lo que quiero lo acabo de decir, tengo una misión que cumplir. – respondió con simpleza desde su lugar mientras se miraba las manos.

- ¿y se puede saber cuál es esa misión? – me anime a cuestionar, pero tenía una ligera sospecha de cual seria.

- he venido por ella. – señalo y fue mi turno de interponerme, pues ese hombre estaba señalando a mi viento, lo sabía, había sido un error traerla, la involucre en este mundo y ya no hay salida.

- eres una reencarnación igual que yo. – asegure, pues después de todo no cualquier humano anda por ahí lanzando bolas de fuego de sus manos.

- exacto, solo que a diferencia de ti, yo tengo mis recuerdos y sé a quién sirvo. – respondió con una sonrisa de autosuficiencia en el rostro.

- ¿Por qué quieres a Haruka? – cuestione, tenía que ganar tiempo, solo espero que Darien o mi padre o incluso Artemis se hayan dado cuenta de que use mis poderes y vengan hacia aquí.

- eso me temo mucho que es confidencial, a mí solo me ordenaron venir por ella y es justo lo que he venido hacer, así que se una buena chica y entregámela. – pidió ese hombre, pero debe de estar muy mal de la cabeza si piensa que le voy a entregar al amor de mi vida así como así.

- no, no te la llevaras, jamás permitiré que te lleves a Haruka. – resolví con seguridad, tal vez Haruka aun insista en irse y sinceramente creo que ahora es lo mejor, que se aleje de aquí, que se vaya, que me olvide, justo ahora es lo mejor.

- ¿Por qué? ¿Por qué la amas? Por favor, si estaba a punto de marcharse, de dejarte, solo porque no puede soportar un poco de decepción ¿no te parece que eso es muy cobarde? Entregámela y librate de ella. – tal vez tenga razón, pero no por eso voy a dejar que se la lleve, Haruka aún puede ser feliz si se va de aquí.

- no, no te la puedo entregar, es la persona que amo, tal vez ella aun quiera irse, después de todo ¿Quién querría estar con alguien como yo? Pero no me importa, si ella es feliz yo lo seré también. – sí, le acabo de dar su libertad, ahora tengo que distraer a este tipo para que Haruka pueda huir.

- tonterías ¿quieres que sea feliz con alguien más? Eso es ridículo, por eso ustedes me exasperan, me canse de negociar, esa rubia vendrá conmigo quieran o no. – resolvió con decisión volviendo a crear una bola de fuego en sus manos.

- yo lo distraeré, tu aprovecha para irte, ve con mis padres, diles que sucede, toma tus cosas, un auto, regresa a Italia y finge que jamás me conociste, ten una vida tranquila y se muy feliz mi hermoso viento. – susurre a Haruka para que ese hombre frente a nosotras no supiera lo que estaba planeando, tenía que liberar a Haruka de este destino costara lo que costara.

- no me iré sin ti. – respondió con seguridad y con el ceño fruncido, sí que es muy terca, pero este no es el momento.

- vete, no me interpondré más en tu camino, eres libre. – dije pero ella simplemente negó a mis palabras. – Haruka, no hagas esto más difícil, tu querías terminar ¿no? Bien pues hemos terminado, vete, no era mi intención traerte a todo esto. – mis lágrimas luchaban por salir y yo luchaba por mantenerlas en mis ojos, no quiero mostrarme débil frente a Haruka para que pueda irse.

- no lo hare, no te dejare aquí, te amo, no puedo irme y simplemente fingir que aquí no pasó nada. - ¿me ama? No, no te hagas ilusiones, concentrate.

- se acabó el tiempo. – resolvió la voz del hombre que por un momento olvide que estaba ahí, volvió a lanzar fuego hacia nosotras y yo nos volví a cubrir, pero está vez respondí su ataque.

No podía simplemente defenderme tenía que atacarlo, tenía que… matarlo para que dejara a Haruka en paz, bolas de fuego, llamaradas, incluso lanzas de fuego, nos disparaba ese hombre a diestra y siniestra, yo no tengo mucha practica con mis poderes debido a que los odio, jamás volví a usarlos después de irme de aquí, así que lo único que puedo hacer es defendernos y atacarlo con dagas de agua, pero las esquiva muy fácilmente, Haruka está tras un árbol, ahí logre que se cubriera para que no le pasara nada, después de todo, no puede hacer mucho y además no quiero que se arriesgue.

- me canse de sus juegos, no eres rival para mí, sé ve que no tienes práctica, ni control de tus poderes, has negado tu herencia y eso te causara la muerte. – sentencio el hombre y de pronto de sus manos comenzó a emerger una enorme llamarada, no la contendría, no puedo, es demasiado grande, pero si no lo hago podría lastimar a Haruka.

La llamarada salió de sus manos directo hacia mí, levante mi barrera de agua pero como era de esperarse no fue lo suficientemente fuerte para contenerla, no debí renegar de mis poderes, ahora que tengo a quien proteger no puedo hacerlo porque soy muy débil; la barrera termino cediendo y en un último intento por proteger a Haruka cubrí mi espalda con agua y trate de detener el ataque con mi cuerpo, lo cual fue completamente útil, pues al final logre detenerla, pero a que costo.

- ¡AAAHHHH! – no pude evitar gritar de dolor al sentir como las llamas abrazaban la piel de mi espalda, era un dolor indescriptible, jamás había sentido algo así, las llamas estaban consumiendo mi cuerpo, iba a morir, ahí, frente a mi amor y sin poder protegerla; ya no puedo mantener más mi conciencia… estoy por… des-ma-yar-me.

Michiru se había desmayado a causa del inmenso dolor que las llamas purpuras de ese hombre le estaban causando en su cuerpo; Haruka miraba horrorizada la escena sin saber qué hacer, no tenía poder, era una simple humana, no podía proteger aquello que más amaba aun cuando ella estaba dando la vida para protegerla, la iba a perder, iba a perder a la única persona que le había mostrado amor desinteresadamente, a la única persona de la cual se había enamorado de verdad, la iba a perder y no era capaz de hacer nada, una enorme impotencia comenzó a inundar su cuerpo y no fue capaz de retener por más tiempo su frustración y dolor.

- ¡Michiru! – grito con dolor e impotencia al ver el cuerpo de la mujer que amaba quemado.

- jajajajajaja – soltó una carcajada ese hombre. – patético, quiso medirse conmigo aun sabiendo que ni siquiera había usado sus poderes antes. – se burlaba ese hombre bajo la mirada de odio que Haruka le daba.

- tú la heriste, la lastimaste…. ¡COMO TE ATREVEZ! – fue el grito que inundo toda esa área, no lo iba a permitir, Michiru era la mujer que amaba, no iba a permitir que nada le pasara.

- ¿Qué-que haces? – cuestionó ese hombre por primera vez desde que se acercó a esa chicas sintió miedo, la mirada de la rubia era fría, sin emociones, como si su alma hubiera dejado su cuerpo y solo fuera un recipiente vacío.

De una de las manos Haruka comenzó a manar un viento verde que sin perder tiempo comenzó a cubrir la espalda de Michiru, justo en donde el poder de ese hombre la había lastimado y bajo su atenta mirada pudo ver como ese viento comenzaba a sanar las quemaduras; tenía que ser una broma, ¡tenía que ser una maldita broma! Jamás había escuchado de una guerrera con poderes curativos ¿Quién era esa chica? ¿Qué era? ¿Por qué su reina tenía tanto interés en ella? ¿Era por eso? ¿Por qué podía curar? Pero ahora no podía seguir cuestionándose, el poder de esa chica rubia ya había sanado las heridas de la espalda de la aguamarina, así que ahora él era el objetivo, pero… un momento, su poder era sanar, eso quería decir que él no tenía que temer, su poder no era ofensivo, él tenía la ventaja, así que sin perder tiempo arrojo una enorme llamarada hacia la rubia que ni siquiera se inmuto al ver ese enorme poder venir hacia ella, sin moverse el poder se estrelló en una pared invisible y sin más desapareció.

- ¿Qué demonios…? – cuestionó a medias el hombre pues no podía creer lo que había pasado, su poder había desaparecido sin más frente a sus ojos.

- sin oxígeno, no hay fuego. – respondió al ver la cara de incredulidad de ese hombre que se había osado tocar lo más preciado para ella. ahora es tu turno, preparate. – fue su sentencia y sin más levanto su mano derecha y la agito un poco ocasionando con eso que una ráfaga de viento azul muy parecida a una cuchilla saliera hacia el hombre frente a ella.

- no pienses que con eso me vas a… - de pronto un enorme dolor comenzó a inundar todo su cuerpo, bajo su mirada hacia donde sentía aquel dolor y fue capaz de ver como su mano haba sido cercenada. – ¡AAAHHH! – fue su grito al ver como su mano caía al suelo y la sangre comenzaba a salir como si de un grifo de agua abierto se tratara; el aire no solo era curativo, sino también era su arma.

- sufrirás el mismo dolor que experimento Michiru. – sentencio la rubia, mientras se acercaba a aquel hombre que ahora estaba de rodillas en el suelo tratando de tener el sangrado de su mano.

Una vez que Haruka estuvo lo suficientemente cerca de ese hombre y este levanto la mirada para ver a su verdugo, la rubia simplemente movió su muñeca ligeramente causando que una esfera de aire se creara en la cabeza de hombre, crearía un vacío y lo dejaría sin aire, moriría por asfixia, pagaría por lo que le hizo a Michiru; estaba tan concentrada en acabar con ese hombre que ni siquiera se percato que alguien más había llegado hasta que llamo su atención.

- ¿lo liberarías por favor? – cuestiono otro hombre, mientras amenazaba con una espada el cuerpo de Michiru; este hombre tenía su cabello castaño y largo, ojos lilas y su piel era exactamente igual a la de aquel que tenía a sus pies. – es un estúpido, pero aun lo necesito. – dijo el hombre con una sonrisa.

Haruka no dijo nada, simplemente hizo un movimiento con su mano y libero al hombre a sus pies sin dejar de ver al hombre cerca de Michiru.

- gracias, ahora si me lo permites, me lo llevare. – dijo y comenzó a caminar hacia el hombre a los pies de Haruka.

Camino con seguridad y paso al lado de la rubia quien ni siquiera se inmuto, se arrodillo y ayudo a su ¿amigo? ¿Aliado? A ponerse de pie, aun bajo la atenta mirada de la rubia.

- ¿Qué te hace pensar que los dejare ir? – cuestiono la rubia con molestia viendo por el rabillo de su ojo las acciones del hombre que acababa de llegar.

- bueno, pues el hecho de que no querrás que nada malo le pase a ella ¿verdad? – cuestiono mientras movía su mano y la espada amenazaba a Michiru nuevamente.

- Haruka solo sonrió de medio lado y se encogió de hombros. vete y llevate a ese imbécil contigo. – respondió la rubia, no podía hacer otra cosa, no pondría en riesgo la vida Michiru nuevamente. la próxima vez será diferente. – sentencio pues esto no se quedaría así, ellos pagarían por el dolor de Michiru.

- como quieras. – respondió el hombre castaño con una sonrisa siniestras mientras comenzaba a desaparecer con el hombre rubio en sus brazos, no tenía opción, su reina había sentido como ese imbécil era vencido y no le quedó más remedio que ir ayudarlo, era un inútil, incluso había perdido un brazo en una pelea contra un cuerpo vacío, pues él había sido capaz de descubrir que no era Haruka, quien peleaba sino su vida pasada.

La rubia no dijo más y vio como desaparecían ambos hombres de su vista, sin más tomo a Michiru quien aún estaba inconsciente en sus brazos y comenzó a caminar con ella, no sabía cuánto tiempo iba a poder resistir pues el cansancio había comenzado a hacer estragos en ella; camino por un tiempo y comenzó a escuchar voces, las cuales pusieron sus sentidos al límite al pensar que esos hombres habían vuelto para una revancha, pero para su buena fortuna con forme las voces se acercaban las iba reconociendo, eran Darien, Serena, su suegro y Artemis.

- ¡aquí! – llamo la rubia, pues ya casi no le quedaba fuerza y estaba a punto de perder la conciencia.

- el primero en escuchar el grito fue Darien, quien no perdió tiempo y comenzó a correr hacia dónde provenía la voz al llegar no pudo reprimir el asombro. – por Kami-sama ¿Qué ha sucedido? – pues no era para menos, su hermana tenía la ropa de su espalda quemada y Haruka tenía sangre en la cara y parte de su ropa.

- nos atacaron. – fue lo único que respondió la rubia, mientras caminaba hacia Darien. – toma. – dijo mientras depositaba a su novia en los brazos de su cuñado. – cuidala… Da-ri-en. – y cayó al frio suelo sin más, completamente agotada.

- Darien ¿Qué ha pasado? – cuestionó el señor Kaioh una vez que estuvo junto a su hijo mayor.

- no lo sé papá, lo único que Haruka alcanzo a decir fue que las atacaron. – respondió Darien con confusión y molestia en la voz, quien quiera que haya osado tocar a su hermanita lo iba a pagar caro.

- ¿Qué las atacaron? Eso no es posible. – respondió también el señor Kaioh con incredulidad por las palabras de su hijo.

- dejemos eso de lado, lo importante ahora, es llevarlas a ambas a la casa para que descansen. – hablo Artemis con Haruka en sus brazos, si lo que la rubia había dicho era verdad, las cosas habían comenzado a moverse más rápido de lo que habían estimado y tenía que comenzar a tomar medidas.

- sí, tienes razón Artemis, vamos. – concordó el señor Kaioh y comenzaron a caminar hacia la mansión Kaioh nuevamente; su esposa iba a asesinarlo, se había molestado mucho por los métodos que estaba utilizando y ahora se molestaría aún más al saber que ambas muchachas habían corrido peligro por sus métodos.

Caminaron en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos, incluso Serena quien rara vez se quedaba cayada lo estaba, no podía dejar de pensar si eso mismo le podría pasar a ella y a Darien, a simple vista ni Haruka ni Michiru, parecían heridas, pero eso no quitaba el hecho de que Michiru tenía su ropa en la parte de la espalda toda quemada y que Haruka tenía manchas de sangre, algo había ocurrido de eso no cabía la menor duda la pregunta era ¿Qué? Llegaron a la mansión Kaioh donde la señora Kaioh esperaba por ellos.

- ¡oh por Kami-sama! – grito la señora Kaioh al ver como su hijo entraba a la casa con su niña en brazos inconsciente y seguido de él entraba Artemis con una rubia también inconsciente. - ¿Qué ha pasado? – cuestionó con molestia, pues sabía de sobra que todo era culpa de su esposo.

- de acuerdo a lo que alcanzo a decir Haruka, las atacaron mamá. – respondió Darien con seguridad y aun molestia por lo que les había pasado a las dos chicas.

- ¿atacarlas? ¿Quién? – cuestiono la señora Kaioh, pues no sabía que su seguridad era tan débil como para permitir tal cosa en los terrenos de la mansión.

- no lo sabemos, Haruka se desmayó, solo me pidió que cuidara de Michiru. – respondió Darien tensando la mandíbula, se sentía impotente, su cuñada y su hermana habían sido lastimadas y él no había sido capaz de ayudarlas.

- ya estarás contento. – hablo con molestia la señora Kaioh dirigiéndose a su esposo.

- ¿Cómo? ¿No pensaras que esto es mi culpa o sí? – cuestionó incrédulo el señor Kaioh, pues no le cabía en la cabeza que su esposa le estuviera diciendo esas cosas.

- claro que si lo pienso, te has obsesionado con despertar a Haruka y mira todo lo que has causado. – decía la señora Miharu aún más molesta moviendo sus manos para que su esposo mirara a su alrededor.

- será mejor que nosotros vayamos a dejar a ambas en su habitación para que descansen. – hablo Artemis, pues no le parecía correcto estar ahí escuchado esa discusión.

Darien no dijo nada, solo asintió y le hizo una señal a Serena para que ella subiera con ellos, no deseaba decir nada, pero ciertamente estaba de acuerdo con su madre, su padre se había obsesionado con Haruka y bien pudo haber contratado a alguien para que dañara a la rubia solo para que despertara, no quería creerlo pero el comportamiento de su padre dejaba mucho que desear desde que Haruka había llegado, había tratado de mantener a Michiru tranquila pero lo cierto es que a él también le parecía un poco extraño el comportamiento de su padre y ahora mas que nunca, incluso su madre que siempre estaba tranquila se había alterado por el comportamiento tan extraño de su padre, para el cual ya tenía una posible respuesta, Michiru tenía razón, su padre sabía acerca del pasado de Haruka, incluso se atrevía a decir que sabía quiénes eran los padres de la rubia, pero eso ya lo hablaría después con su padre, por ahora tenía que dejar a Michiru en su habitación, mientras que Artemis dejaba a Haruka en la habitación de su hermana, lo mejor era mantenerlas separadas, no sabía cómo se habían desarrollado las cosas y aunque deseaba que la rubia no se fuera y se quedara al lado de su hermana lo cierto es que no sabía nada acerca de lo que habían hablado; dejo a Michiru en su habitación y se dispuso salir tenía que despejarse, lo mejor sería ir al Dōjō para aclarar su mente, mientras daba tiempo para que las chicas despertaran y pudieran explicar lo sucedido.

No sé cuánto tiempo ha pasado pero creo que ha sido mucho pues no siento la claridad del día, sino una obscuridad que me acoge, poco a poco comienzo a abrir los ojos y puedo ver que no estoy en mi habitación ¿Dónde rayos estoy? ¿Y Haruka? ¿Qué paso con Haruka? Me incorporo de inmediato pero unas cálidas manos me devuelven a la cama, giro mi rostro hacia donde proviene el contacto y logro ver a mi madre.

- ¿mamá? ¿Dónde estoy? ¿Qué paso? ¿Dónde Haruka? Dime que está bien por favor. – solté todas y cada una de las preguntas con angustia y desesperación después de todo no es común desmayarte en medio de una pelea y despertar en tu casa como si nada.

- tranquila cariño, una pregunta a la vez, estas en casa, en la habitación de tu hermano. – respondió mi madre ¿Por qué carajos estoy en la habitación de Darien? – no sabemos que paso, esperábamos que tu si, Haruka está en tu habitación, también ha estado inconsciente todo este tiempo. – termino de responder mis preguntas mi madre.

- lo cierto es que yo tampoco lo sé, recuerdo que me desmaye por el dolor que me provoco la quemadura en mi espalda. – que por cierto no siento dolor cuando antes me dolía como la chingada. – por cierto ¿Por qué no siento dolor? – cuestione tal vez Luna vino y se hizo cargo.

- de acuerdo con Darien, cuando Haruka te dejo en sus brazos no tenías ninguna herida, además yo misma te revise al ponerte el pijama y quitarte esa ropa quemada y no tienes ni siquiera un raspón. – esto no puede ser ¿Qué carajos está pasando? Yo me queme, estoy completamente segura, no lo imagine, yo sentí el dolor ¿entonces porque no tengo nada? ¿Qué fue lo que paso después de que me desmaye?

- creo que solo nos resta esperar a que Haruka despierte. – hablo mi madre sacándome de mis pensamientos, pues yo aún no sé si se quedara o se ira.

- mamá yo… - iba a decirle a mi madre que preferiría hablar a solas con Haruka cuando escuche un grito, un grito inconfundible para mí, era mi viento.

Salí corriendo de la habitación y me dirigí hacia mi cuarto, más vale que ese imbécil no nos haya seguido hasta aquí, porque si se atrevió a hacerle algo a mi novia lo matare; para mi sorpresa al ingresar a la habitación solo estaba Serena con un cubo que suponía tenía agua ya mi rubia está completamente empapada ¿Qué había pasado?

- Serena ¿Qué paso? – cuestione confundida por las acciones de mi cuñada que por general no soy muy fáciles de interpretar.

- Haruka estaba teniendo una pesadilla y una especie de viento comenzó a envolverla, trate de despertarla pero no pude, así que le vacié agua helada encima para ayudar a despertarla. - ¿viento? ¿Será posible que mi rubia también tenga…?

- Haruka. – llame y comencé a acercarme a ella como lo había hecho en el límite de la propiedad, con cautela, se ve que está sorprendida y confundida.

- no te acerques Michiru, podría hacerte daño. - ¿daño? ¿Ella a mí? La única manera en la que Haruka me dañaría seria si se apartara de mi lado, esa sería la única forma en la que me dañaría.

- tu nunca me harías daño amor, yo confió en ti. – respondí con seguridad para que supiera que estaba con ella, mi viento jamás me dejo sola cuando yo me dejaba gobernar por mis miedos, así que hare lo mismo con ella.

- no sé qué está pasándome, tengo miedo Michiru, no quiero lastimar a nadie, no quiero dañarte, no quiero, no quiero. – ahora se a lo que se refería Serena, una especie de viento azul ha comenzado a cubrir el cuerpo de mi rubia, creo que mis sospechas eran ciertas, tiene un don.

- tranquilizate amor, nada malo va a pasarme, tu jamás me dañarías, sino al contrario amor, me salvaste, es por ti que yo estoy aquí, has sido tu quien ha sanado mis heridas. – lo cierto es que todo esto no eran más que especulaciones, yo estaba inconsciente y ni siquiera recuerdo que paso.

- ¿yo te salve? – creo que es como verme a mí misma hace algunos meses, antes de conocer a mi viento, es por ella que yo he comenzado a aceptarme tal como soy, así que yo haré lo mismo por mi viento. – yo… yo te lastimaba, una especie de viento salía de mis manos y te lastimaba porque no tenía control sobre él. – decía un poco apenada, con su lindo rubor en las mejillas tan característico de ella, jamás me cansare de admirar a mi amada.

- eso no pasara amor, jamás me harás daño. – hable con seguridad y comencé a acercarme a ella, quiero demostrarle que lo que digo es cierto.

- no, no lo hagas, no te acerques más. – pidió con miedo en su voz, miedo, cuantas veces utilice yo ese mismo tono de voz con ella y ella siempre estuvo ahí para mí.

- no me harás daño, yo confió en ti, no importa lo que pase siempre estaré aquí para ti. – termine de hablar mientras me sentaba en la cama aun lado de mi rubia.

- ¿y qué pasa si te lastimo? – cuestionó nuevamente con miedo en su dulce voz.

- tú me dijiste que sabias que algo te ocultaba, bueno… pues ese algo es que puedo controlar el agua, soy la reencarnación de una de las guardianas de aquel reino; ¿tienes idea de todas las veces que tuve miedo de lastimarte? ¿Sabes cuantas veces temí que si te acercabas te haría daño? – todo lo que Haruka está sintiendo ahora, no es algo nuevo para mí, es algo con lo que yo estado viviendo años.

- tu nunca me harías daño. – respondió con una sonrisa mientras se armaba de valor para tomarme la mano.

- ni tu a mí. – respondí y le di un leve apretón a su mano para infundirle confianza. – Haruka… yo… yo no te detendré. – hable nuevamente y solté su mano, no puedo ser egoísta, ella no querrá una vida así y yo no puedo obligarla. – puedes irte si así lo deseas, puedes regresar a Italia. – con cada palabra sentía que mi corazón se partía en mil pedazos pero era lo justo.

- yo… yo me quedare, todo lo que está pasando… tengo que averiguar, que es lo que tengo que ver en esto y si descubrir mi pasado. – respondió con seguridad aunque mirando la sabanas, bueno, ahí tengo mi respuesta… no se queda por mí.

- bueno… será mejor que te deje descansar. – dije conteniendo las lágrimas mientras me levantaba de la cama para irme al cuarto de mi hermano, pero antes de levantarme completamente una cálida mano me detuvo. - ¿Haruka? – por favor suéltame, no se cuento tiempo podre contener las lágrimas.

- te amo, me quedo porque te amo, porque a pesar de las tonterías que dije antes, no soy capaz de vivir sin ti, ya no, no quiero ser libre, si la libertad significa estar sin ti, no la quiero. – oh por Kami, me ama, me ama, en mi interior hay una fiesta con fuegos artificiales ahora mismo, se queda por mí.

- eres una idiota. – digo con mi voz entre cortada pues al final no he podido contener las lágrimas de felicidad por sus palabras.

- sí, pero soy TU idiota. – responde y me abraza por la cintura mientras deposita un beso en mi cuello; yo me volteó y me apodero de sus labios, creo que es un buen momento para retomar lo que hemos dejado pendiente antes.

- el beso era lento al principio pero poco a poco comenzó a tornarse más pasional, se notaba lo mucho que nos necesitábamos; pero la imagen de ese tipo atacándonos vino a mi mente y separándome del beso de mi viento cuestione. – ¿recuerdas lo que paso? – mi viento me asiente y la sonrisa que tenía se borra, no sé en qué momento pero Serena y mi madre se marcharon y yo no podía estar más agradecida pues quería hablar con Haruka asolas.

Haruka me explico lo que paso, aunque prácticamente todo eso yo también lo presencie, lo que a mí me interesaba saber era como habíamos hecho para escapar de ese hombre, porque mi espalda había sanado, era obvio que Haruka tenía poderes y que los había usado, pero parecía que no recordaba nada, lo único que quedaba era recurrir a Luna.

- Haruka… - pero antes de que pudiera decir algo más la puerta de mi habitación de abrió y la persona que deseaba ver apareció frente a mí.

- yo las veo muy bien. – hablo la mujer que acaba de ingresar, Luna era una mujer de cabello largo y negro, piel blanca y unos enigmáticos ojos castaños que a la luz de la luna parecían rojos.

- ¡Luna! – exclame al verla, pues hacia bastantes años que no la veía y casi nunca venia por casa. - ¿Qué haces aquí? – cuestione, es raro verla salir.

- tu padre que es un exagerado me ha hecho venir para asegurarse que estaban bien, pero yo las veo perfectamente, así que me voy. – siempre tan sociable, Luna casi nunca abandona su casa y es un poco raro que conviva con otras personas.

- Luna, yo… - iba a cuestionar acerca de Haruka pero Darien y Serena ingresaron en la habitación, pues Luna había dejado la puerta abierta.

- a partir de ahora, las cosas van a cambiar. – sentencio Luna con tono serio. – una vez que estén listos quiero que vengan los cuatro a verme; su destino se ha puesto en marcha, tienen que recobrar su pasado y la única forma de lograrlo es afrontando el miedo que tienen al tratar de hacerlo y venciendo el dolor que esto les va a causar. – dijo de manera seria la peli-negra mientras dejaba la habitación y nos dejaba a nosotros con sus palabras haciendo eco, pues yo no era capaz de entender a qué se refería con lo que acababa decir, lo único de lo que estaba segura era que Haruka y yo afrontaríamos lo que fuera juntas.

Continuara…