Hola! se que quieren asesinarme y no los culpo, me he demorado mucho mas tiempo en escribir y publicar este capitulo, pero tengo dos muy buenas excusas, digo razones para haberlo hecho, lo juro, numero uno me ascendieron en mi trabajo y ahora tengo mucho mas y menos tiempo, numero dos y se que esta les va a gustar mucho, les tengo una escena lemon entre nuestras protagonistas que espero disfruten puesto que es la primera vez que escribo una escena así, por lo que espero no sean tan duros conmigo, no sabia ni por donde comenzar por lo que eso me hizo demorarme aun mas, pero sinceramente espero que la espera lo valga, me esmere mucho, bueno sin mas les dejo con el cap.
P.D. La escena si esta fuerte, por lo que si no gustas de ello no lo leas, imagina que tuvieron sexo y saltala.
Capítulo 15.
- oh eso es algo que se querida, tal vez tu no me recuerdes, pero yo a ti si, recuerdo muchas cosas sobre ti, sobre tu pasado, si me lo permites, puedo hacer que tus recuerdos vuelvan, tanto los de tu vida pasada, como los de esta vida – estaba segura que lo había logrado, la tenía, esa chica no se podía resistir.
Continuara…
- la verdad es que… - pero antes de la rubia pudiera decir cualquier cosa, la puerta de su habitación se abrió mostrando a una más que agitada Michiru.
- Haruka. – llame al entrar, ni siquiera toque, simplemente abrí la puerta con la llave y me alegro de haberlo hecho, fui capaz de ver ¿a una mujer? ¿Estaba una mujer aquí o fue mi imaginación?
- Michiru ¿Qué estás haciendo aquí? – cuestionó mi viento con un tono de molestia y confusión, supongo que por el momento no soy alguien a quien quiera ver.
- ¿con quién estabas hablando? – cuestione yo de vuelta ignorando su pregunta, estoy segura que cuando entre había una mujer parada frente a la cama, pero después desapareció.
- mi viento suspiro y después respondió. – no hablaba con nadie, no has respondido a mi pregunta ¿Qué haces aquí? - ¿Cómo que, que hago aquí? Obviamente he venido por ti.
- Haruka, escuche voces, sé que estabas hablando con alguien, no me mientas. – creo que no debí usar esa palabra, Haruka ha puesto una cara de molestia que no puede con ella, rayos.
- ¿en serio Michiru? ¿Precisamente tú me pides que no te mienta? No tienes ningún derecho de pedirme algo así. – ok si está más que molesta, bien tiempo de arreglar las cosas.
- amor, sé que estas molesta por cómo te respondí anoche, no fue mi intensión, de verdad lo siento, vamos, volvamos a casa. – creo que eso no fue muy convincente porque aún tiene cara de cabreo.
- ¿en serio? ¿De verdad piensas que estoy molesta por la forma en la que me respondiste? – oh no, creo que este va a hacer un muy largo día, Haruka no está dispuesta a darme tregua el día de hoy, bien, si la verdad es lo que mi viento quiere, no voy a tener más remedio que decirle toda la verdad, aunque se termine molestando más conmigo o incluso se vaya.
- Haruka… - pero antes de que pudiera decir algo más, la misma Haruka me interrumpió.
- no estoy molesta por cómo me respondiste, sé que ni siquiera fuiste consiente de lo que me dijiste, admito que si me dolió la respuesta, pero lo que más me lastimo fue el hecho de que me hayas mentido otra vez. – lo sabía, está molesta porque se dio cuenta que le oculte lo que realmente estaba pasando.
- amor escuchame… – pero nuevamente Haruka me interrumpió, supongo que tenía razón y no tiene pensado darme tregua.
- estoy cansada de que nuestra relación siempre tenga que estar sostenida a base de mentiras, me lastima el hecho de saber que no confías en mí, que no me dices las cosas. – al tratar de protegerla no me estaba dando cuenta que en realidad lo que estaba haciendo era lastimarla.
- amor, yo si confió en ti, eres lo más importante para mí, te amo. – tengo que comenzar con pequeños pasos, cuando menos ya me dejo hablar, poco a poco recuperare su confianza para poder decirle todo.
- si confías en mí, si me amas como dices ¿Por qué no me dijiste la verdad anoche? ¿Por qué no me dijiste que es lo que en verdad está ocurriendo? Porque eso del laboratorio, ni quien te lo crea. – respondió con molestia en su voz, rayos, no había visto a mi viento tan molesta.
- así que te diste cuenta. – esa no fue una pregunta, fue una afirmación que sin pensarlo salió de mis labios, era más que obvio que se iba a dar cuenta.
- por supuesto que me di cuenta, no soy estúpida, se cuándo me mientes, trate de cambiar el tema con lo de la cita para ver si te relajabas y me decías la verdad, pero después de cómo me respondiste decidí dejarlo por la paz, tu siempre estas ocultándome cosas. – oh que dulce, está haciendo un puchero; enfoca Michiru, no te dejes llevar por lo tierna que es tu novia.
- lo siento, no era mi intención el hacerte pensar que no confiaba en ti, es solo que… quería protegerte, por eso no te dije la verdad, pero ahora veo que cometí un grave error y que debo de decirte todo, no quiero que te vayas de mi lado. – no sé qué sería capaz de hacer si un día te pierdo, solo trataba de protegerte y en mi afán de hacerlo termine lastimándote.
- entiendo que quieras protegerme, pero no soy una niña pequeña, yo también quiero protegerte a ti, pero si no me dices la verdad, si me ocultas cosas ¿Cómo lo puedo hacer? – oh mi Haruka, sé que no eres una niña pequeña, pero para mí eres lo más preciado, por eso trato de protegerte a toda costa, pero eso se acabó.
- lo entiendo, disculpame amor, te prometo que jamás te volveré a ocultar nada, de ahora en adelante afrontaremos todo juntas, así que por favor, perdoname, sé que me equivoque. – pocas han sido las veces en las que he tenido que admitir mis errores y creo que todas han sido por Haruka.
- ¿entonces? ¿Ya no me ocultaras nada? ¿Me dirás todo? ¿Incluso lo que paso anoche? ¿Ya no habrá más mentiras? – cuestionó mi rubia, entiendo su desconfianza y comprendo que es normal, así que no debo de sentirme mal por ello, yo tengo la culpa después de todo.
- así es amor, ya no te ocultare nada, te diré todo y juntas llegaremos a una solución, te prometo que a partir de ahora ya no habrá más mentiras entre nosotras y si, te diré lo que paso realmente anoche. – todo por culpa de esa estúpida conversación que escuche pase las peores horas de mi vida pensando que había perdido a mi rubia.
- está bien, te creo y te perdono. – ahí están, las dos palabras que quería escuchar, no sé qué es lo que hubiera hecho si me hubiera dicho que no me creía y que no volvería.
- gracias amor. – me acerque a la cama y ella estiro su mano, la tome y subí junto a ella, lo mejor es estar cómoda, quiero sentir su calor, quiero sentirla a ella, no quiero separarme de su lado jamás.
- Michiru ¿me contarías? – jajajajajaja supongo que ya no puede esperar más, su curiosidad la debe de estar matando, pero no importa, así la amo y la amare siempre.
- claro que si amor. – bien, aquí vamos, tengo que elegir bien mis palabras porque no quiero malos entendidos ni que mi rubia se vaya así que, vamos paso a paso. – cuando baje para ir por mi celular, mis padres estaban conversando acerca de Kain Kuga, es un amigo de la familia, me quede escuchando un poco más y… - no omití nada acerca de lo que escuche a mis padres decir, así como también le dije a mi viento que solo eran conjeturas mías y en verdad no estaba segura que se tratara de ella.
- lo sabía. – dijo mi viento mientras se levantaba de la cama. –sabía que tu padre me conocía, que conocía a mi familia, yo tenía razón. – hablaba mi viento mientras comenzaba a pasearse por la habitación, supongo que ella piensa igual que yo, mis padres si se referían a ella.
- amor, ten en cuenta que ellos no dijeron tu nombre, solo estamos especulando, por favor, investiguemos un poco más, sé que quieres saberlo todo, pero llevemos esto con calma ¿sí? – pedí pues aun temo que los Kuga la hayan comprometido.
- está bien, hare lo que digas, prometo llevar las cosas con calma, si tu prometes jamás volver a ocultarme las cosas ni mentirme nunca más. – pero ¿Qué acaso no me escucho antes? Eso jamás va a volver a pasar, no volveré a pasar por esto otra vez, no volveré a cometer el mismo error.
- amor ¿no escuchaste lo que dije antes? – creo que no puedo culparla por querer escucharlo nuevamente o inclusive reafirmarlo, esto lo he provocado yo, así que... – lo prometo, jamás volveré a mentirte ni a ocultarte nada, a partir de ahora seré un libro abierto para ti. – supongo que es lo mínimo que ella merece, me ha soportado por todo este tiempo, me he equivocado tantas veces y ella sigue aquí, soy tan idiota, no sé cómo tratarla y a veces me siento tan insegura. – lo siento… soy tan idiota, no quiero que pienses que no te amo, no quiero que te vayas. – genial, ahora estoy llorando ¿Qué tan patética puedo ser? No sirvo para esto. – sé que no soy una buena novia, no tengo nada de experiencia en esto… pero me esforzare, lo prometo, así que por favor, no te canses de mí, no me dejes. - ¿de dónde viene está inseguridad? Debería de ser Haruka quien llorara y no yo, soy yo quien debería de confortarla a ella, no ella a mí.
- eh. – me está abrazando y yo no puedo dejar de llorar, siento su calor, es tan reconfortante, quiero estar así siempre, que ella me abrace, que no se separe de mi lado. – jamás, jamás me escuchas, jamás me iré de tu lado, yo también lo paso fatal al estar lejos de ti, no sería capaz de dejarte, eres mi vida ahora ¿A dónde crees que me iría sin ti? Eres lo que soñé mi vida entera Michiru, así que por favor, quedate en ella. – oh Kami ahora estoy llorando más, mi interior siempre había estado en oscuridad pero ha sido la llegada de Haruka a mi vida lo que ha iluminado cada rincón de mi alma y me ha sacado de la oscuridad.
- eres mi destino, es por ti que mi alma siente, es por ti que mi corazón ha vuelto a latir. – me separe de su abrazo y tome su cara en mis manos. – mirame a los ojos que este minuto quiero hablarte de amor, ya no puedo esperar más, ya no puedo detener a mi corazón que me está pidiendo que te bese, dime que no quieres y me iré lo prometo o dime que si quieres y me tendrás a tu lado para amarte siempre, amor recuerda que en un segundo puede ocultarse el sol, por eso no quiero que te vayas por favor, no quiero a… - Kami me está besando, sus dulces labios están sobre los míos, siempre me ha encantado la forma en la que me besa, lo hace tan delicado, como si tuviera miedo de hacerme daño, como si fuera lo más frágil del mundo.
- poco a poco me ha recostado en la cama y se ha posicionado sobre mí, me sigue besando de la misma manera, pero ahora sus manos han comenzado a vagar por mi cuerpo… ¿Por qué se ha detenido? – Michiru ¿puedo? – oh Kami ¿Cómo puede ser tan tierna? Su mano está en el borde mi falda y me está pidiendo permiso para seguir, no tengo dudas, no tengo miedo, quiero ser suya.
- tome su mano con una de las mías y la lleve dentro de mi falda, mientras la miraba a los ojos para demostrarle que estoy bien con esto, quiero que vea que estoy segura. – hazme tuya Haruka… solo… solo se gentil… es mi primera vez. – Kami esto es tan vergonzoso se supone que soy la mayor, pero justo ahora, en este ramo, Haruka tiene más experiencia.
- tranquila, estoy aquí, contigo. – respondió mi viento mientras comenzaba a morder mi oreja. – te prometo que nada te pasara mientras estés conmigo… te amo. – me susurro mientras succionaba mi lóbulo y acariciaba mi muslo por la parte interna, Kami que bien se siente.
Las caricias de Haruka estaban volviéndome loca, sus manos estaban en todas partes de mi cuerpo y eso me encantaba, con cada roce, cada caricia, cada beso me hacía sentir cosas que jamás había sentido, las manos de mi viento eran mágicas y eso me fascinaba, la ropa poco a poco fue estorbando y así mismo desapareciendo, las caricias subían de intensidad y yo no podía estar más húmeda, necesitaba a Haruka ya, pero al parecer mi viento tenía otros planes, pues estaba recorriendo mi cuerpo a base de besos, comenzó en mi frente y poco a poco fue bajando, al llegar a mis pechos descubiertos pues hacia tiempo que el sostén había desaparecido, Haruka me dedico una mirada donde de nuevo me pedía permiso, mi respiración estaba entrecortada desde hacia mucho y solo pude asentir, al instante de hacerlo pude sentir la húmeda lengua de Haruka bordeando mi pezón y yo no pude evitar gemir de placer ante eso.
- ahhh… Haru… - Kami se sentía también, había algo de dolor pero no tan fuerte como la primera vez que lo intentamos.
Haruka siguió con su tratamiento a mis pechos, los besaba, mordía y succionaba alternadamente era sumamente placentero pero para este punto yo ya no tenía control de mí, mi cuerpo parecía tener vida propia y se movía de manera errante buscando algún contacto que calmara la necesidad de ser atendida en esa zona; Haruka al parecer se dio cuenta y continuo bajando a base de besos por mi cuerpo, al estar bastante cerca de mi intimidad simplemente paso de largo y siguió besando mis piernas hasta llegar a la punta mis pies, para después continuar con el recorrido pero está vez hacia arriba, Kami era tan excitante y placentero, ya no podía aguantar más, cuando mi rubia estuvo de nuevo cerca de mi intimidad, estaba vez no la ignoro y comenzó con besos en la parte interna de mis muslos, sentía su respiración en mi intimidad y eso hacía que me mojara aún más si era posible, no sabía cuánto tiempo iba a resistir está tortura, necesitaba que Haruka atendiera mi intimidad ¡ya!
- Haru… por-favor. – pedía con mi voz entrecortada, parecía más un gemido que otra cosa, Kami Haruka me tenía sumamente mal.
- ¿por favor que mi Michiru? Si quieres algo solo tienes que pedirlo. – oh Haruka, así que esas tenemos, te estas burlando de mí, pero ya me las pagaras más adelante, justo ahora te necesito.
- te… ne-ce-sito Haruka, por- favor. – seguía besando mis piernas y debes en cuando soplaba su aliento en mi intimidad de manera tortuosa para mi puesto que solo era un instante.
- ¿Dónde me necesitas Michiru? – cuestionó mi viento con una voz bastante sexy era obvio lo que quería y en otro momento tal vez me hubiera negado a decirlo, pero justo ahora necesito esto.
- te-ne-ce-sito en-mi por-favor. – solo espero que con eso sea suficiente y mi viento no me haga sufrir más, además es nuestra primera vez, quiero disfrutarla tanto como pueda.
De la boca de Michiru salió un gemido suplicante, Haruka sonrió y sin más empezó a lamer toda la intimidad de Michiru.
- ¡ahhhh Kami! – soltó Michiru un gemido al sentir la boca de Haruka por fin estar en su intimidad, arqueo la espalda y coloco sus manos en el cabello de Haruka empujándola más.
Haruka poco a poco empezó a chupar los labios de Michiru, succionándolos con dulzura mientras que con sus manos acariciaba las ingles de la aguamarina para relajar sus piernas, Haruka chupaba el clítoris de Michiru, jalándolo un poco y dándole pequeñas mordidas que provocaban que la oji-azul diera respingones y saltos sobre la cama, la rubia continuaba con sus caricias sintiendo como las uñas de Michiru se enterraban en su cabello, el sabor de la aguamarina era fantástico y entre más lamia su intimidad…más esta se mojaba y salían sus fluidos tan deliciosos y calientes de la oji-azul, la rubia comenzó a mover su cabeza de un lado a otro mientras seguía succionando ahora más rápido sobre el clítoris, su lengua se introducía en la cavidad de Michiru, metiéndola y sacándola muy rápido, provocando más gemidos casi gritos en Michiru, Haruka levanto la vista, podía ver a su novia retorcerse en la cama con una de sus manos acariciando su seno ella misma…se veía tan exquisita esa piel y ese cuerpo tan sexy y suave tocándose y moviéndose tan sensual, no lo pensó más y se retiró de la intimidad de Michiru, sustituyo su lengua con una de sus manos y empezó a rozar y tocar su intimidad…haciendo que se mojaran sus dedos con los fluidos que emanaban de la aguamarina preparándola para lo que venía, con dos dedos comenzó a masajear la zona estimulando en su botón solo lo necesario para lubricarla un poco más y después siguió hasta su entrada dónde frotaba haciendo una leve presión para que su entrada se dilatara lo suficiente para darle acceso.
- ¿lista? – pregunto mirándola con amor la rubia.
- … – pero Michiru no respondió, estaba nerviosa, pues entendía lo que significaba esa pregunta, respiro profundo y respondió por fin. – lista. – soltó en un suspiro.
- Jajajaja. – río la rubia por la por la reacción de Michiru, entendía que estuviera nerviosa, pero quería que disfrutara tanto como ella lo estaba haciendo. – Michiru, si no quieres no tenemos que hacerlo. – soltó la rubia, después de todo era un paso muy importante y tal vez Michiru aún no estaba lista.
- Si quiero Haru – respondió convencida. – yo quiero ser tuya. – respondió con seguridad la aguamarina, no quería la rubia se hiciera ideas erróneas, había esperado mucho para ese momento.
Haruka le sonrió dulcemente y continuó con el masaje que le daba, haciendo suspirar a la oji-azul por el placer que sentía, la rubia siguió con los besos en su cuello, hombros y pechos tratando de excitarla tanto como pudiera para que no sintiera la incomodidad que estaba a punto de sentir, en el fondo sabía que era imposible, y aunque no quisiera hacerle daño se lo haría.
No dijeron más y dejaron prácticamente de pensar, Haruka se concentró en lo que hacía regresando a los besos en su oji-azul, despacio comenzó a hacer presión en la entrada de Michiru sintiendo con sus dedos como empujaba la delgada tela que cubría la virtud de su amada, en un beso apasionado y húmedo se apoderó de la boca de su chica haciéndola gemir por todo lo que sentía, la aguamarina se sentía en el cielo, hasta que de un momento placentero paso a otro en el que apretó con fuerza los ojos y sus manos se aferraban con fuerza a la espalda de la rubia quien con toda la delicadeza que pudo empujó despacio sus dos dedos rompiendo en un solo intento su virtud mientras seguía entrando lentamente.
- ¿estás bien? – entre jadeos y controlando su propio placer pregunto la rubia ya completamente dentro de la oji-azul.
- duele un poco, pero estoy bien amor. – contesto la aguamarina también jadeante y le sonrió para que supiera que efectivamente estaba bien.
- tranquila, ya pasara, lo prometo. – volvió a hablar la rubia con un tono tierno, mientras daba besos en su cuello para que no perdiera la excitación.
- sí, lo sé confió en ti. – afirmó la aguamarina y era verdad, confiaba ciegamente en Haruka y más ahora, pues ya era su mujer.
- gracias. – hablaba la rubia mientras chupaba uno de sus pezones y comenzaba un lento movimiento en su interior.
- Aaah, aaah, aaah ¿por mmm que me aaah agradeces? – trataba de cuestionar la aguamarina; por inercia sus caderas se empezaron a mover contra la mano de la rubia que ante la acción aumento un poco el ritmo.
- Oh Michiru, por darme está magnifica noche, por permitirme ser yo tu primera vez, por ser mi mujer – gimió todo eso en el cuello de la oji-azul estremeciéndola aún más de lo que ya estaba. – voy a moverme más, si te sientes incómoda me dices. – dijo la rubia mientras aceleraba aún más el ritmo.
- ahhh te ahhh amo Haru. – fue todo lo que atinó a decir la aguamarina; se aferraba con más fuerza a Haruka, mientras sentía su interior arder y los dedos de la rubia se movían de maravilla, con maestría tocaba partes sensibles de su interior que no sabía que tenía.
Sus jadeos eran más seguidos, el dolor que había sentido se había ido llenándola solo de placer, placer de estar haciendo aquello con su hermosa rubia, ahora le pertenecía por completo a Haruka y sólo quería poder hacerla feliz y deseaba que lo que le estaba entregando fuera sólo el inicio de una felicidad infinita; en su desespero por querer llegar al cielo, que sabía la rubia la llevaría, tomó la cara de la oji-verde apoderándose de sus labios succionando y mordiéndolos con deseo mientras una de sus manos acariciaba su pecho y la otra acariciaba con posesividad una de sus pompas, con esa acción Haruka comprendió que su chica estaba cerca del orgasmo así que aumentó la velocidad de sus penetraciones empujando sus dedos hasta el fondo en cada entrada, la oji-azul estaba en su límite, sus caderas se movían con dificultad intentando de seguir el ritmo de las embestidas de Haruka, sus piernas temblaban, su respiración completamente descontrolada y su interior ardía cerca de su liberación.
- Aaah... aaah ¡Ha... – gemía Michiru aferrada fuertemente a su espalda encajándole las uñas y con su rostro en el arco de su cuello el cual mordió con fuerza sin intención de hacerlo pero incapaz de detenerse cuando alcanzó la gloria viniéndose en la mano de la rubia. – ruka...!
Las dos quedaron rendidas, ambas con las respiraciones agitadas tratando de recuperarse, la oji-azul en la posición en la que estaba y la rubia sobre ella, con sus rostros cerca viéndose a los ojos reflejando alegría, satisfacción, pero sobre todo amor.
- ¿Estás bien Michi? – pregunto preocupada la rubia por haber sido brusca con ella pero en el calor del momento no lo pudo evitar.
- sí. – respondió la aguamarina con una gran sonrisa de satisfacción en el rostro. – ¿y tú? – cuestiono ahora Michiru.
- ¿mm? – arqueo una ceja la rubia pues no entendía porque su novia le había hecho esa pregunta.
- es que te mordí muy fuerte. – explicó la aguamarina para que su viento entendiera a que se refería con su pregunta.
- ¿Así? – volvió a cuestionar la rubia al escuchar a su amor, pues ni cuenta se dio de eso.
- amor, te va a quedar morado. – dijo acariciando con su dedo la marca de sus dientes. – lo siento. – dijo apenada por haberle hecho daño a novia, no había sido apropósito pero aun así se sentía mal.
- Jejeje, tranquila, ni siquiera lo sentí, así que no te preocupes mi sirena. –respondió la rubia restándole importancia y beso sus labios con dulzura.
Después de calmarse Haruka bajo de Michiru y le acerco un poco de agua, ambas bebieron un poco pues la actividad de hacía unos instantes las había dejado sedientas, hablaron un poco, riendo, coqueteándose y dándose dulces besos hasta que la oji-azul tomó valor para decirle algo que estaba pensando.
- ¿Haru? – cuestionaba Michiru, pues a pesar de lo que habían hecho momentos atrás aún le avergonzaba expresarse en ese sentido, pues no tenía nada de experiencia aunque algunas veces aparentaba que sí.
- ¿Qué pasa? ¿Todo bien? – cuestiono la rubia con preocupación al ver la cara de Michiru, se estaba terminando el agua e iba a llamar a servicio al cuarto para que les llevaran algo de comer, después de tanta actividad había comenzado a sentir hambre y estaba segura que Michiru también la sentiría, pero justo ahora se había quedado a la espera de lo que su novia iba a decirle.
- Sí, sí, todo bien amor, pero etto... es que... Yo. – trataba se hablar Michiru, pero no le salían las palabras por lo que se acercó a su oído para susurrarle lo que no se atrevía a decir en voz alta. – ... ¿puedo?... – soltó un gran suspiro en el oído de Haruka estremeciéndola sin darse cuenta, pues la rubia estaba muy sensible. – ¿puedo, tocarte? – cuestionó con pena la aguamarina, ella también quería hacerle el amor a Haruka, quería que experimentara el placer que hacia unos instantes ella había sentido.
- Si – respondió la rubia mirándola a los ojos y le sonrió de forma dulce por la ternura que le causaba Michiru, por lo general era ella quien estaba roja y muerta de pena, pero era bueno intercambiar debes en cuando. – tú puedes hacer conmigo lo que quieras Michi, porque soy tuya. – concluyó la rubia dándole un beso en los labios, nada le daría más gusto que ser la mujer de Michiru.
- Quiero hacerte el amor Haru, pero... – trataba de expresar la aguamarina y un nuevo sonrojo llegó a sus mejillas. – no sé cómo, es la primera vez que tengo una relación en la que he… llegado tan lejos, no tengo experiencia, ni conocimiento de estas cosas y no quiero decepcionarte. – decía la aguamarina, justo ahora se maldecía por no haber leído o haber visto una de esas películas que tenía su hermano guardadas, cuando menos así tendría una referencia.
- no lo aras, tu jamás me decepcionaras. – dijo la rubia sonriéndole para tranquilizarla. – además ¿no eras tú la que me asaltaba a la menor oportunidad? ¿No eras tú quien tomaba la iniciativa siempre? – cuestionaba la rubia con un poco de burla en la voz, pues ahora entendía porque Michiru siempre trataba de avergonzarla, justo ahora la aguamarina se veía muy adorable.
- solo… solo me dejaba llevar. – respondió la oji-azul con pena, pues no sabía cómo responder a los cuestionamientos de Haruka y ahora se sentía muy tonta.
- entonces solo déjate llevar, sigue tus instintos. – respondió la rubia con una sonrisa, mientras se volvía a acercar a Michiru para besarla.
Y con eso un beso candente volvió a empezar entre ellas la oji-azul rodeo por la cintura a la rubia y la tumbo en la cama colocando la mitad de su cuerpo sobre ella besando su cuello y sus hombros bajando lentamente hasta llegar a su pecho dónde estuvo besando toda el área mientras masajeaba sus senos para luego volver a subir pasando su lengua por el camino del valle de sus senos, se entretuvo besando y mordiendo el cuello de Haruka mientras volvía a bajar sus manos para llegar a sus pechos, la rubia conocía perfectamente a su oji-azul pues pudo ver en su mirada deseo pero a la vez duda.
- ¿sabes? la primera vez que lo hice tampoco tenía ni la menor idea de que hacer. – Confesó la rubia para tratar reconfortarla aunque hablarle de sus experiencias pasadas quizá no era el mejor remedio. – lo que quiero decir es que, no quiero que estés pensando que vas a hacerlo mal o siquiera imaginar que no eres suficiente, porque créeme me excitas como no te imaginas Michiru. – confesaba la rubia para brindare más seguridad a su aguamarina.
- ¿tú me ayudaras? – cuestiono Michiru con un poco de duda, pero al ver la interrogante la cara de la rubia agrego. – digo, no es que me digas que hacer, pero me dirás si algo no te gusta ¿sí? – aun sentía algo de duda, pero confiaba en que si Haruka le decía que le gustaba y que no, podía hacerlo.
- de acuerdo. – contesto la rubia para infundirle esa seguridad que necesitaba su chica, aunque sabía que en el fondo Michiru no demoraría mucho en hacerla llegar al cielo.
Habían hecho un trato pactado, aunque Haruka pensaba que no iba a hacer falta pues la oji-azul iba por buen camino con esos besos y caricias que le estaba dando; la boca de Michiru había recorrido rápido el camino desde los labios de la rubia hasta sus pechos que ahora besaba con devoción nuevamente, alternándose entre uno y otro arrancando gemidos de Haruka, chupaba uno y masajeaba a su gemelo con su mano y así mantenía el ritmo entre los dos hasta dejarlos duros, erectos y ligeramente oscurecidos, terminando su trabajo ahí continuó dejando una estela de besos húmedos recorriendo toda la piel de su torso hasta llegar a su ombligo dónde repaso su lengua primero por el borde y después introduciendo su lengua en él, despacio lamiendo y mordisqueando todo cuanto podía volvió hasta apoderarse nuevamente de los labios de Haruka y desde la posición que tenía con la mitad superior de su cuerpo sobre ella empezó a guiar su mano hasta la entrepierna de la rubia que había estado deseando poseer, lentamente comenzó a deslizar su dedo índice entre los labios mayores de Haruka, sintiendo con la yema de su dedo el botón de placer que había sacado jadeos a la rubia en cuanto lo tocó.
- estas tan húmeda. – soltó Michiru al sentir la excitación de Haruka, justo ahora le estaba haciendo caso al consejo de su viento y se estaba dejando llevar por sus instintos.
- tú me tienes así. – respondió la rubia con voz sexy y jadeante, al parecer el nerviosismo de Michiru estaba desapareciendo.
Michiru se encontraba extasiada con el cuerpo de su rubia, repartía besos por doquier y su mano seguía en la labor de su intimidad, sus dedos comenzaban a recorrer su sexo, quería sentirla más, estar en su interior y elevarla como lo había hecho con ella, torpemente trataba de encontrar el camino hacia el paraíso suave y húmedo de la oji-verde pero al no tener su dedo índice en la posición correcta no lo podía encontrar, Haruka noto a través de los casi inaudibles refunfuños frustrados que emitía que algo no estaba bien, bajo su rostro que hasta el momento miraba el techo como si fuera lo más interesante del mundo pues Michiru besaba su cuello y quería darle todo el acceso posible o al menos lo besaba hasta que poco a poco perdía los estribos por no encontrar su ansiado tesoro, así que la rubia se dispuso a echarle una mano a su sirena.
- ¿Problemas? – cuestionó con una sonrisa ladina, pues le divertía ver a la siempre perfecta e inalterable Michiru Kaioh perder un poco la paciencia.
- un ligero error de navegación, eso es todo. – respondió la aguamarina con un poco de pena, pues no quería que Haruka perdiera la excitación porque ella no podía dar con su entrada, era frustrante.
La rubia solo sonrió y tomando su mano la movió despacio cambiándola de ángulo y con sus dedos tomo el índice de Michiru y lo guio hasta su entrada introduciéndolo levemente dejando escapar suspiros y jadeos de entre sus labios, con el camino mostrado la aguamarina continuó introduciendo su dedo despacio mirando el rostro extasiado y jadeante de la rubia, comprobando que no le causaba ninguna incomodidad empezó un lento ritmo de meter y sacar, pegó su frente a la de Haruka conectando sus miradas viendo cada gesto hecho por su viento conforme su dedo iba aumentando el ritmo, cortos besos daba en sus labios sin dejar de ver sus ojos, despacio descendió por su cuello y pecho deteniéndose en sus costillas dando ligeras mordidas, levantó la mirada hacia la rubia que no dejaba de jadear y repetir su nombre a la vez que la veía con la misma intensidad, sacó su dedo de su interior ganándose un gruñido por parte de su viento como reproche, pero no duró demasiado cuando vio como Michiru subía su mano por su vientre y se llevaba el dedo a la boca saboreándola, lo que causó un aumento en su excitación y en la humedad de su intimidad, la aguamarina chupaba su dedo de forma sexy pasando su lengua alrededor, todo bajo la atenta mirada de la rubia que no perdía detalle de las acciones de su novia, llevó su dedo medio también a su boca dejando los dos completamente empapados de su saliva y a como subió su mano la volvió a bajar, esta vez sin ningún error ubicó los dedos en su entrada y lentamente los deslizó al interior, no hubo ninguna resistencia así que continuó con los envites a un ritmo cadencioso mientras sus labios volvían a recorrer desde su abdomen hasta el cuello.
- Aaah... Michi aaah... Oh dios. – gemía Haruka, pues no podía hacer otra cosa, Michiru tenía talento sin lugar a dudas.
Haruka solo se estremecía con cada estocada, palpitando alrededor de los dedos de la oji-azul, aferraba con fuerza el cabello ondulado y alborotado de Michiru al tiempo que la hundía en el arco de su cuello, la aguamarina no desaprovechaba la posición con la respiración fuerte y alterada besaba y lamia la piel de sus hombros y cuello al tiempo que aumentaba la velocidad de su mano, sintiendo como las paredes de la rubia se cerraban más en sus dedos apretándolos con fuerza, hasta que ocurrió, sus dedos quedaron literalmente estrangulados impidiéndole el movimiento pues al querer hacerlo eran ligeramente empujados al exterior, sentía sus dedos y su mano más húmeda de lo que estaba, salió de ella y levantó el rostro buscando el de la rubia quien la miraba sonriente y con las mejillas sonrojadas, completamente agitada por su reciente orgasmo que aún le causaba fuertes espasmos.
Ambas estaban felices, se habían entregado la una a la otra, ahora eran una, se pertenecían, ahora más que nunca su amor era más fuerte, lo único que faltaba era seguir demostrando cuanto se amaban por el resto de la noche, ya que después de haber probado el cuerpo de la otra sabían que ahora no se podrían detener solo con eso, sus cuerpos ansiaban más y era justo lo que iban a hacer.
-Te amo…y ahora es mi turno de hacerte mía una vez más. – decía la rubia después de haber recuperado el aliento debido al intenso orgasmo que Michiru le había provocado.
Y toda la noche, los gemidos, suspiros, te amos se escuchaban en esa habitación que era testigo del primero de los muchos encuentros de esa pareja; el sudor de ambas jóvenes, se juntaba con cada muestra de amor que ambas estaban mostrando esa noche…. esa noche era suya, nadie iba a juzgarlas, nadie iba a decirles que no, solo existían ellas dos amándose y entregándose después de tantos años buscándose sin siquiera saberlo, por fin se pertenecían…mientras iba pasando la noche y los cuerpos iban perdiendo energía ante el sudor y los movimientos que hacían…el amanecer se iba acercando…cubriendo poco a poco los cuerpos cansados que ya hacían cubiertos por las sabanas de esa cama…las voces se iban ocultando en esas paredes…y ambos cuerpos abrazados uno contra el otro habían sido marcados por besos…mordías…gemidos, amor y solo ellos sabían de quienes eran y cuantas veces lo habrían hecho durante toda esa noche y parte del amanecer.
Mientras Haruka y Michiru se demostraban su amor, en otra parte de la ciudad dos personas hablaban de lo sucedido esa noche.
- así que por fin lo han hecho. – hablaba una mujer de larga cabellera negra con una sonrisa en el rostro. – supongo que ahora nos queda esperar que los otros dos también lo hagan. – seguía hablando la mujer con genuina alegría en la voz.
- sabes que una de ellas se cuestionara el por qué no ha recobrado sus recuerdos. – hablaba ahora un hombre de cabellera blanca igualmente larga.
- esa maldición que fue puesta en ellos cuatro, no es algo que se pueda romper tan fácil, primero tenían que cumplir con ciertas condiciones para que la magia fuera perdiendo efecto. – volvía hablar la mujer con tono molesto, pero no por lo que el hombre había dicho sino porque ella con todo su conocimiento no había podido deshacer esa maldición.
- lo sé, las mencionaste poco después de que separaran, las recuerdo muy bien, la primera condición que debía cumplirse, era que debían reunirse aquí, en esta tierra, la segunda era que tenían que vencer al dolor y al miedo para que pudieran estar juntos y la tercera era la aceptación de su destino. – rememoraba el hombre las palabras que la pelinegra dijera en el pasado.
- ellas van a sufrir mucho con todo lo que se avecina Artemis, el enemigo está vez no está tras la reencarnación de la princesa, ahora quiere algo más, algo que no tuvo la última vez y que ahora sabes que es una pieza fundamental para su victoria. – decía la pelinegra con pesadumbre, pues le dolía todo lo que las chicas estaban por pasar.
- ¿y qué es eso Luna? ¿Qué es lo que le hizo falta al enemigo? – cuestionó Artemis con temor.
- Haruka. – fue lo único que respondió Luna con seriedad y dolor en la voz.
Continuara…
