Una disculpa por no publicar la semana pasada, pero fue el cumpleaños de mi hermana y el día de la independencia de mi país, por si se lo preguntan soy de México, una disculpa una vez mas...

Sin mas los dejo con el siguiente capitulo, espero que les guste y esperen el siguiente la próxima semana que estamos entrando al clímax de la historia.

Saludos para todos y gracias por sus comentario que me hacen el querer escribiendo para ustedes.


Capítulo 21.

- mi nombre es Jadeite y soy un amigo, vine para llevarte con la persona que puede sanar ese dolor. – no podía creer la suerte que tenía, esa chica no podía reconocerlo, por lo que sabía no había nadie que pudiera ayudarla, está era su oportunidad de hacer feliz a su reina.

Continuara…

- ¿la persona que puede sanar mi dolor? – cuestiono la rubia con extrañeza, pensaba que estaba sola en eso, pero por ahora no podía fiarse de sus recuerdos eran un caos.

- así es, tus recuerdos, tus memorias son un caos, es porque eres una de las pocas personas que han renacido en este mundo, así que todos esos recuerdos de tus vidas pasadas están aglomerados. – explicaba con paciencia el rubio, tenía que ganarse la confianza de la oji-verde para que ella por su propia voluntad se fuera con él.

- ¿renacido? ¿Vidas pasadas? No entiendo. – y de verdad no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando, pero al parecer ese chico tenía las respuestas. - ¿tu pasaste por esto? ¿Puedes ayudarme? – cuestiono, pues no tenía nada que perder y ese chico aunque no se veía de fiar tal vez si podría ayudarla a entender que era lo que le estaba pasando.

- así es, no te preocupes, sé que ahora no entiendes pero lo harás y sí, yo pase por lo mismo que tu estas pasando, así que puedo entenderte y puedo ayudarte. – todo estaba saliendo perfecto, odiaba actuar así, pero al parecer le había funcionado, la chica estaba cayendo en la trampa.

- ¿me explicaras todo? estoy bastante confundida, siento que alguien me espera, que me llama ¿pasaste tú también por eso? – esto jamás le había pasado o eso creía, pero sentía como si alguien la estuviera esperando, alguien que ansiaba verla o eso sentía.

- ¿de qué demonios hablaba está chica? La verdad no tenía idea, pero tenía que seguirle el juego, además si tú viera que adivinar diría que la oji-verde se refería a su predestinada. – claro, todo te será explicado y sobre la sensación que tienes, es tu predestinada, tu alma gemela llamándote, te llevare con ella, ya que también está ansiosa por verte. – no sabía a ciencia cierta qué era lo que Beryl quería con Haruka, pero se él se la entregaría.

- mi alma gemela. – repetía viendo al chico frente, ella tenía a alguien, tenía un alma gemela, tenía que verla. – bien, en ese caso te acompañare.

Mientras Haruka estaba a punto de caer en las manos del negaverso, en la mansión Kaioh, Kain estaba que se lo llevaba el demonio, no tenía noticias de nada y sentía que estaba perdiendo el tiempo en esa casa, pero Hideki le había asegurado que tanto Artemis como el coronel le traerían a su hija, que incluso los mismo herederos Kaioh habían salido a buscarla, los años de amistad y el compromiso entre sus hijas eran los motivos que aún lo mantenían ahí, porque de otra manera hacia tiempo que se habría ido el mismo a buscar a su hija. De pronto la puerta del estudio se abrió mostrando a Artemis y al coronel, pero no precisamente parecían alegres o con buenas noticias.

- ¿Dónde está Haruka? – cuestiono Hideki, aunque por la cara que mostraban Artemis y el coronel podía apostar a que no lograron encontrarla.

- lo siento señor, buscamos por todos lados, pero no pudimos encontrarla, nos fue imposible. – respondía apenado el coronel, le habían encargado una tarea y era la primera vez que no podía cumplir lo encomendado.

- sabía que esto era una pérdida de tiempo, he perdido valioso tiempo estando aquí para nada. – hablaba Kain molesto, se estaba conteniendo de no decir improperios, pero no podía soportarlo.

- aún faltan mis hijos, sabes que Michiru y Haruka tienen una conexión un tanto extraña, estoy seguro que ella lograra encontrarla. – aseguraba Hideki, aunque si era sincero no creía que esa conexión aun existiera después de lo que había hecho Michiru.

- no me hagas reír, si esa conexión existiera tu hija no había dejado que mi hija, a la que no veo desde hace diecinueve años se fuera, así que no vengas a decirme que… - pero ya no le fue posible continuar, su celular estaba reclamando su atención y parecía que no desistiría hasta que lo atendiera.

- ¿dónde se supone que estas? – cuestiono una voz al otro lado de línea.

- para empezar no me hables así, respétame y estoy en la casa Kaioh. – respondió Kain, aún estaba molesto y no estaba para reclamos.

- ¿estaba ahí? ¿Vendrá a casa? – quería verla o mejor dicho conocerla, tenía tantas ansias que no se había contenido pese a lo que le habían indicado y ahí estaba, en Kioto, paseando o mejor dicho buscando.

- no está aquí, paso algo, no sabemos dónde está, el primer grupo de búsqueda ha llegado pero no lograron encontrarla. – respondió con clara molestia en la voz, aun no podía creer que había estado tan cerca de su hija y ahora otra vez la volvía a perder.

- sabía que algo así pasaría, esas personas jamás debieron encontrarla, que bueno que no te hice caso. – respondió con simpleza, pues gracias a sus amigas, sabía exactamente dónde buscar.

- ¿Qué? ¿Estás aquí? – cuestiono incrédulo, sabía que por la naturaleza de esa chica jamás se quedaría donde le indicaban así que ahí estaba, buscando a Haruka también.

- así estoy en Kioto y se exactamente dónde está Haruka, ahora mismo vamos por ella. – siempre se había considerado una persona solitaria, pero al entrar en Fuka Gakkuen comprendió el significado de la amistad.

- excelente, continua con lo que haces, nos vemos en casa. – respondió con hermetismo, no queriendo dar mayor información a las personas a su al rededor y no esperando respuesta de la chica al otro lado de la línea.

- ¿tienes noticias de Haruka? – cuestiono Hideki con esperanza, cuando menos tenía que darle una buena noticia a Michiru, sabía que su hija se había equivocado pero estaba seguro que si amaba a la rubia.

- me voy, aquí solo perdí tiempo, tengo que encontrar a mi hija. – hablo Kain no respondiendo la pregunta de Hideki, no le caería mal a la chica Kaioh sufrir un poco de lo que estaba seguro Haruka estaba sufriendo.

- Kain, cuando menos dinos si has encontrado a Haruka o tienes noticias, es lo menos que merecemos. – hablo Hideki con molestia, pues su amigo había avanzado hasta la puerta del estudio sin decir nada.

- ustedes no merecen nada mí, tuviste a mi hija aquí, por no sé cuánto tiempo y solo hasta hoy te dignas a decírmelo, tu hija la corre justo cuando está procesando sus memorias y ahora está haya fuera, corriendo no sé cuánto peligro, sola, sin conocer a nadie y sin tener a donde ir. – soltó molesto Kain, pues no podía creer el descaro que tenía su amigo. – así que no, no les diré nada, busquen por su cuenta si eso los hace sentir de mejor, pero de mí no esperen nada. – termino saliendo del estudio y dando un fuerte portazo.

Y mientras esto pasaba en la mansión Kaioh, los hermanos Michiru y Darien seguían buscando a la rubia hasta por debajo de las piedras, habían ido a todos los lugares que habían visitado, incluso fueron al hotel y Michiru estuvo a punto de golpear a la empleada que se había enamorado de su viento porque está hizo un comentario sobre como la aguamarina al parecer no podía mantener a su novia consigo, por suerte para la empleada Darien estaba cerca y pudo contener a Michiru antes de que pudiera matar a la pobre chica, que sabía bien que algo de culpa tenía.

Justo ahora estaban ambos en la camioneta del pelinegro pensando cuál sería su siguiente movimiento, pues no querían ir solo de un lado a otro sin un plan, pues eso solo sería una pérdida de tiempo y una clara ventaja para el negaverso.

- Darien hemos buscado por horas y parece como si a Haruka se la hubiera tragado la tierra. – no puedo creer que fui tan idiota como para perderla de nuevo ¿es que acaso no aprendo?

- tranquila, la encontraremos. – creo que serias más convincente si no pudiera ver tu cara de angustia hermano.

- guárdate tus inseguridades para ti ¿quieres? Tu rostro muestra lo que tu boca no quiere decir con una claridad pasmosa. – Haruka es lo más valioso que tengo y el solo imaginarla en los brazos de Beryl me enerva la sangre, no puedo creer lo idiota que fui.

- de acuerdo, pero déjame decirte que acabo de pensar en algo que tal vez pueda ayudarnos. – genial pensé que solo estabas aquí para torturarme con tus caras. – hemos recuperado nuestra memorias ¿no? - ¿en serio Darien? ¿Quieres hacer una recapitulación justo ahora? ¿Justo cuanto el amor de mi vida está en peligro?

- Darien eres mi hermano mayor, te respeto y te quiero mucho, pero justo ahora te juro que si no vas al grano voy a golpearte. – creo que mi rostro ha reafirmado mis palabras pues Darien ha afirmado fervientemente.

- estaba pensando que puedes utilizar tu espejo para poder encontrar a Haruka, creo que ahora no te resultara difícil el saber cómo utilizarlo. - ¡mi espejo! ¡Es verdad! ¿Cómo lo pude olvidar? La encontraremos.

- ¡tienes razón Darien! La buscare con mi espejo. – solo espero que aun permanezca en Kioto, no porque no quiera ir a buscarla, sino porque me muero por tenerla conmigo; saco mi espejo y me concentro en Haruka, en el amor de mi vida, pronto el espejo me muestra una imagen, es mi rubia. – es Haruka. – hablo para que Darien sepa lo que veo. – está en una especie de bosque. – de pronto la escena cambia. – Haruka está… está siendo llevada por la oscuridad. – no, eso solo puede significar que alguien del negaverso ya la ha encontrado pero la imagen no se detiene ahí. – aún hay más, es una chica, una chica de cabellera castaña y otra azul cobalto, están cerca de Haruka. - ¿Quiénes son? ¿Por qué están cerca de mi viento?

- bien, deja de pensar en esas chicas y concéntrate en Haruka, guíame Michiru. – Darien tiene razón, como siempre, tengo que concentrarme en Haruka, no me debo dejar llevar los celos, después de todo, ahora no sé en qué punto estamos.

- no respondí a lo dicho por mi hermano, solo me concentre en encontrar el lugar donde Haruka se encontraba, teníamos que llegar cuanto antes. – no voy a permitir que me arrebaten a Haruka. – sé que fue mi culpa pero la recuperare.

- sé que no quieres escuchar esto, pero tal vez Haruka no quiera verte o escucharte. - ¿en serio? ¿Ahora Darien? Ya sé que Haruka no querrá verme y lo aceptare pero estoy dispuesta a conquistarla de nuevo.

- lo tengo bastante claro. – no es como si pudiera olvidarlo. – pero ahora lo que me apremia es encontrarla. – ya una vez que este sana y salva pensare como recuperarla.

- tienes razón, lo siento. – no es que quiera restarle importancia a esto, pero solo quiero que este a salvo, no me importa si no quiere verme, pero que este a salvo.

Después de esa tensa conversión entre los hermanos Kaioh; Haruka ya había aceptado la oferta de Jadeite y estaba a punto de irse con el…

- bien, en ese caso pongamos en marcha. – respondió Jadeite con una sonrisa y estirando su mano hacia la rubia. – solo toma mi mano y estaremos en el lugar donde está tu alma gemela. – tenía que seguir con esa farsa hasta que la chica estuviera en sus manos.

- está bien. – respondió la rubia y se acercó al oji-azul para tomar su mano, pero antes de siquiera poder rosarla alguien más intervino.

- será mejor que no se te ocurra acompañarlo. – se escuchó una voz de entre la oscuridad que los arboles propiciaban.

- ¿Quién es? – cuestiono con molestia el rubio pues ahora que tenía la oportunidad de hacerse con la chica que tanto deseaba su reina alguien lo interrumpía.

- ¿no te parece muy bajo de tu parte engañar a una chica sin recuerdos? – hablo otra voz con un acento de Kioto bastante notorio.

- ¿engañarme? – cuestiono la rubia y retiro su mano alejándose unos pasos de Jadeite, pues con sus recuerdos aun hechos un caos no podía confiar ciegamente en alguien que se había aparecido de la nada, aunque esas voces no le inspiraban mucha confianza.

- no puedes confiar en cualquiera y menos en una persona que pertenece al grupo de los malos. – habían llegado a tiempo, por poco pero lo habían hecho, ahora solo tenía que ganarse la confianza de la rubia y llevarla a casa.

- ¿malos? ¿De qué están hablando? – no se estaba enterando de nada, su dolor comenzaba a aumentar y las imágenes comenzaban a pasar a mayor velocidad dentro de su cabeza.

- no les hagas caso, son ellas, ellas son las malas, quieren apartarte de tu alma gemela. – fácilmente pudo haberla noqueado y llevársela, pero ya había perdido un brazo y gracias a la reina lo recupero, no sabía el estado mental de la chica fácil podría volver a ser esa demente que por poco lo mata.

- no entiendo nada. – hablo mientras se sostenía la cabeza, sentía que está le iba a estallar.

- no tienes que entender nada, solo vámonos de una buena vez ¿no quieres ver a tu alma gemela? – el enfado lo había vencido y al ver la cara de miedo que puso la rubia sabía que había perdido su oportunidad.

- al final no puedes ocultar tu verdadera cara. – hablo la primer voz mostrándose ante ambos rubios; era una chica mucho más joven que ellos, como de dieciséis o diecisiete años, cabello azul cobalto y ojos verdes, iguales a los de Haruka.

- ara, ara después de todo que se puede esperar de alguien que sirve al negaverso. – soltó la segunda voz también mostrándose; era una chica que parecía de su edad, tal vez uno o dos años menos, castaña y de unos enigmáticos ojos rojos.

- ¿quiénes son ustedes malditas? – cuestiono el rubio con molestia, pues jamás había visto a esas chicas, en ninguna de sus vidas había visto a ninguna de ellas, pero ellas si parecían conocer quién era el realmente.

- ¿asustado? – cuestiono la peli-azul con ligera burla, pues sabía bien que era imposible que el lograra asociarla con alguien, pues está era la primera vez que se cruzaban, la única diferencia era que ella tenía a alguien que le había relatado la historia del milenio de plata y el negaverso.

- ustedes no son reencarnaciones, no son de nuestro mundo ¿Quiénes son? ¿Por qué demonios están aquí? – cuestiono Jadeite con molestia, pues si tenía razón, esas chicas solo se estaban metiendo donde las llamaban y él se encargaría de enseñarles su lugar.

- ara, pero si somos reencarnaciones. – respondió la castaña con una elegante pero a la vez fría sonrisa pues ese hombre no le inspiraba confianza y tenía el presentimiento que en cualquier momento la atacaría para poder llevarse a Haruka.

- Así es, nosotras si somos reencarnaciones y no permitiremos que te lleves a la chica. – respondió también la peli-azul con un tono de burla, pues trataba de provocar a Jadeite para que mostrara su maldad.

- ustedes son solo unas perras que han venido a arruinar muy planes para esa chica. – decía molesto, pues esas dos chicas solo se estaban burlando de él, uno de los cuatro generales.

- será mejor que cuides el cómo te diriges a nosotras, no estoy de humor para soportar tus insultos. – no le había gustado para nada que se imbécil les dijera perras y no por ella sino porque nadie se atrevía a insultar a su novia castaña en su presencia.

- miren par de putas, me divertiré primero con ustedes y después de me encargare de ella, ahora… - pero no pudo continuar pues una de las chicas le había dado una patada que lo había lanzado lejos de donde estaban.

- Zuru, toma a Haruka y vayan al auto, en seguía las alcanzo. – hablo la peli-azul, después de mandar a volar al rubio, pues como le había dicho, no estaba de humos para sus insultos.

- Suki ¿estás segura? – no quería dejar sola a su novia, sabía lo impulsiva que era y no quería que la lastimaran, pero también tenía claro que ahora su preocupación debía ser la rubia.

- sí, Zuru, solo por favor mantenla a salvo. – ahora que la había encontrado, no permitiría que nada le pasara, tenía que llevarla con sus padres, tenían que reencontrarse.

- lo hare Suki, pero por favor tú también cuídate. – pedía la castaña, pues si algo malo le pasaba a su novia, sabía que sería capaz de matar al que haya osado tocarla. – Haruka-san sígame por favor. – pidió extendiendo su mano hacia la rubia, quien la veía como si le hubiera salido un tercer ojo.

- ¿Quién me dice que ustedes no son como él? – cuestiono con desconfianza, pues había confiado en Jadeite muy rápido y ahora se venía a dar cuenta de que era el malo. - ¿Quién me asegura que ustedes no me quieren secuestrar? – tenía miedo, no conocía a nadie y por lo que vagamente recordaba no tenía a donde ir.

- está regresando. – susurro la peli-azul al ver como Jadeite se acercaba lentamente. – nosotras conocemos a tus padres, te llevaremos con ellos, por favor confían en nosotras. – tenía que sacarla de ahí, Zuru la mantendría a salvo, pero tenía que alejarla del alcance de Jadeite.

- ¿mis padres? - ¿ella tenía padres? No, ella siempre había estado sola, no tenía a nadie. – yo no tengo padres, soy huérfana, crecí en un orfanato en Italia. – esa era su historia, una simple huérfana que no tenía ni idea de cómo había llegado a Japón.

- si tiene padres Haruka-san y también una hermana. – decía la chica llamada Zuru con tranquilidad. – trate de poner sus recuerdos un poco en orden y recuerde, no está sola. – pedía la castaña con dulzura para que la rubia no se asustara.

- tus padres son Kain y Saeko Kuga. – hablo de nuevo la peli-azul en posición de pelea pues Jadeite ya estaba muy cerca. – recuérdalos, ellos añoran verte y están esperando por ti. – no quería tener que obligar a la rubia a irse con ellas pero si no reaccionaba no les iba a quedar de otra.

- Kain…Kuga… - hablaba la rubia. – Saeko… Kuga. – de pronto apretó más sus ojos y una imagen vino a ella, una donde estaba con dos personas, un hombre rubio de ojos azules y una mujer peli-cobalto de ojos verdes, justo como los de ella. – mis padres, tengo padres. – era un recuerdo, ella no estaba sola.

- así es, así que por favor, venga conmigo. – extendió su mano nuevamente y está vez la rubia si la tomo, al parecer se habían ganado su confianza.

- están muy equivocadas si piensan que permitiré que se la lleven, mi reina tiene planes para ella. – decía Jadeite nuevamente cerca de ellas.

- no permitiré que le pongas una mano encima, yo seré quien pelee contigo. – solo lo distraería lo suficiente como para que Zuru llevara a Haruka al coche, después solo lo segaría y escaparía.

- ¡ja! No me hagas reír, ¿Qué puede hacer una chiquilla como tú? – esa patada que le había dado solo había sido suerte, lo había tomado por sorpresa pero eso no se volvería a repetir.

- te sorprendería lo que está chiquilla puede hacer. – hablo la peli-azul con una sonrisa de suficiencia en el rostro, pues para ella era un ventaja que el supiera que poderes tenía. – tendrás que regresar con tu dueña con el culo entre las piernas. – tenía que ganar más tiempo, Zuru y Haruka ya se habían alejado pero aún no llegaban al coche.

- ¡silencio insolente! ¡Yo soy uno de los cuatro grandes generales del negaverso! Y prenderas a respetarme.nadie lo humillaría, ni en esa ni en ninguna otra vida, él era un general y le debían respeto.

- koi. – dijo Suki y con su mano le hizo una invitación para que la atacara.

- puta. – soltó Jadeite lanzándose al ataque sin mediar nada pues esa chica claramente se estaba burlando de él.

La chica esquivaba con gran maestría todo los ataques del rubio y debes en cuando contraatacaba pues no quería cansarse, tenían que ahorrar energía para salir de ahí, pues estaba segura que Zuru no se iría de ahí si ella no estaba en el coche; de pronto noto una especie de espejo flotando a su lado, al parecer sus amigas las estaba vigilando o tenían noticias para ellas, lanzo una patada y alejo Jadeite lo suficiente como para prestar atención al espejo.

- Yukino ¿Qué sucede? – Cuestiono la peli-azul – ¿más enemigos? – sabía que de haber más peligro, todas sus amigas ya estarían ahí.

- delincute. – grito una voz que conocía bastante bien del otro lado del espejo.

- es delincuente Sakura-chan. – corrigió una voz dulce. – hay un coche acercándose hacia donde ustedes están, son los hermanos Kaioh, saben dónde está Haruka-san, será mejor que salgan de ahí. – hablo la chica llamada Yukino de manera tranquila.

- bien, avisa a Zuru, que encienda el auto, solo terminare aquí y estaré ahí. – usaría sus poderes aunque no quisiera, pues no quería darle una ventaja el enemigo.

- de acuerdo. – respondió Yukino y el espejo aun lado de la peli-azul desapareció.

- ¿Qué sucede? ¿Te has vuelto loca que ya hablas sola? – esa chica era bueno, pero al parecer no tenía nada más que fuerza y él tenía poderes que justo ahora le daban una ventaja.

- lo siento, pero ya no tengo tiempo para estar jugando contigo, alguien viene y necesito sacar a Haruka de aquí cuanto antes. – respondió con seriedad pues no quería ver a los herederos Kaioh, pues para ella Michiru tenía la culpa de que Haruka desapareciera.

- no escaparas tan fácilmente perra. – esa chiquilla estaba muy equivocada si pensaba que se iría de ahí así como así, tenía que tomar a Haruka y llevársela a su reina.

- la peli-azul no respondió, estiro sus manos haciendo como tratando de tomar algo y de la nada se materializaron dos pistolas gris con azul. – lo siento, pero no tengo tiempo, tengo que terminar ya. – aun no era momento te ver a los Kaioh.

- ¿Qué demonios? – soltó Jadeite con asombro al ver lo que la chica podía hacer, nadie en el negaverso era capaz de materializar, lo que ellos hacían era traer sus armas del negaverso, es decir pasaban atraves de otra dimensión.

- oh ¿esto? No le prestes atención. – dijo la chica restándole importancia y al girar un poco su cabeza logro vislumbrar un poco de luz; ya estaban ahí, tenía que apresurarse. – carga cartucho de luz. – dijo al aire y las pistolas en sus manos se recargaron.

- no escaparas. – sentención el rubio y se lanzó sobre la peli-azul quien fue más rápida y alcanzo a disparar cegando con la luz de la bala al rubio dejándolo incapacitado para continuar con la pelea.

- tranquilo, la ceguera no es permanente solo durara unas horas. – hablo con burla y dispuesta irse cuando, escucho pasos y solo alcanzo a esconderse entre los árboles.

- ¡Haruka! ¡Haruka! – diablos, el espejo me trajo aquí, pero no logro ver a mi rubia por ningún lado. – ¡Haruka! – volví a gritar pero nada, camine un poco más y vi alguien tirado en el suelo tocándose la cara, todas las alarmas dentro de mí se encendieron y corrí así ahí, sin importarme nada.

- Michiru espera. – lo siento Darien, pero estoy segura que es Haruka.

- Haruka. – cuando estuve cerca la llame pero grande fue mi sorpresa al darme cuenta que esa persona no era mi rubia, era… - Jadeite ¿Qué le hiciste Haruka? ¿Dónde está? – cuestione molesta y tomándolo de la camisa.

- ¿Por qué no les preguntas a las perras con las que se fue? - ¿perras? ¿Serán las chicas que vi en mi espejo? ¿Ellas se llevaron a mi viento? No, no puede ser.

- será mejor que cuides tu boca Jadeite, no olvides que acabo de perdonar tu vida. – hablo una voz de entra la oscuridad que propiciaban los árboles, ni siquiera me di cuenta que había alguien más aquí, pero por lo que escuche, no es amiga de Jadeite, tal vez sea una de las chicas que tienen a mi viento.

- da la cara, devuélvanme a Haruka, ella es mía. – hable a la nada, con la esperanza de que esas chicas fueran nuestras aliadas.

- ¿tuya? No me hagas reír Michiru Kaioh, la has herido desde pequeñas y aun así ¿pretendes que sea tuya? no lo pienso permitir, ella se ira conmigo y de mi cuenta corre que no se vuelva a acercar a ti. – ¿Cómo? Esa chica me conoce, sabe quién soy, sabe lo que paso con Haruka y conmigo y lo que es peor, la va alejar de mí.

Continuara…