Capítulo 24.
- no es necesario que responda. – hablo la rubia nuevamente y a ver la sonrisa de la chica agrego. – porque desde hoy Hitomi ya no trabaja para familia Kuga, toma tus cosas y vete, ya no formas parte de la seguridad de esta casa. – termino la rubia con seriedad y sin dejar lugar a dudas.
Continuara…
- tú no puedes hacer eso. – respondió Hitomi con cierta burla, pensando que su señor detendría a la rubia. - el único que puede despedirme en Kain-sama. – retaba la chica, no estaba dispuesta a dejarse vencer por la rubia.
- claro que puedo, es más ya lo hice. – respondía la rubia con tranquilidad. – Mariel, por favor, quieres llamar a Ryohei y pedirle que tenga lista la renuncia de Hitomi y su liquidación por favor. – sino imponía su autoridad desde ahora nadie la tomaría en serio, ella era la futura heredera y tenía que hacérselos saber.
- hai, Haruka-sama. – respondió la maid, lo sentía por la chica, pero debía aprender cuál era su lugar. – ¿desea algo más? – cuestiono con amabilidad la maid.
- oh es verdad, ¿podrías ver quien está al teléfono y que es lo que desea? – la maid solo asintió y se retiró para cumplir con lo que le habían solicitado.
- no puede hacerme esto, tengo años trabajando para la familia Kuga. - ¿era en seria? ¿Nadie diría nada? Esa recién-llegada ¿podía hacer lo que quisiera?
- no me importa el tiempo que tengas trabajando para mi familia, yo no tengo pensado trabajar con alguien que no respeta a sus superiores y piensa que puede burlarse de ellos. – respondía la rubia, ella había estado trabajando en un lugar donde todos se trataban como iguales, no había conflictos de superioridad y le daba la impresión de que ese ambiente también lo querían recrear sus padres, pero sino ponía limites nadie la respetaría.
El silencio se instauro en la mesa, después de que a heredera de los Kuga mencionara acerca de despedir a la chica, Kain no había intervenido y no lo haría, así como tampoco Saeko su hija mayor había estado tanto tiempo fuera que nadie en la casa la tomaría en serio, era necesario que comenzara a mostrar su autoridad y se hiciera notar, Kain no estaba muy de acuerdo con despedir a la chica pero como había dicho su hija, ella era la siguiente en la línea sucesoria y si no tenía confianza en sus subordinados no podía trabajar con confianza; las chicas comenzaron a hablar entre ellas y a continuar con la comida, como si no hubiera pasado nada, hasta Haruka comenzó también a hacerlo hasta que Hitomi volvió a hablar.
- no puedes hacerme esto. – repitió la chica, nadie había dicho nada más, ni siquiera su señor había intercedido por ella y al verlos tan relajados y olvidándose que estaba ahí deicidio hablar nuevamente.
- ¿sigues aquí? – fue la pregunta de la rubia. – tan puedo que ya lo hice, entiende, ya no trabajas aquí, has es favor de salir. – pidió de manera diplomática, ya no quería discutir con la chica y dar más de que hablar.
- ¿Por qué no me sacas tú? – reto la chica de manera desafiante, después de todo que sabría una chica recién llegada de las costumbres y artes en Japón, esa chica no sería su líder y les demostraría a todos que no tenía madera para el cargo que se le otorgaría.
- ¡¿acaso estás loca?! ¡Es mi hermana, a quien estas pidiendo esa estupidez! – salto la peli-azul menor con molestia por lo que la chica había pedido. – ella no tiene por qué ensuciarse las manos contigo, cualquiera de los de seguridad te sacaran. – hablo más tranquila, pues Shizuru había puesto una mano sobre su brazo para tranquilizarla.
- ¿así es como quieres hacer esto? – cuestionó Haruka con seriedad, entendía lo que la chica estaba haciendo, quería dejarla aún más en ridículo, sabía que si llamaba a los de seguridad se vería como una cobarde y ahí perdería toda la confianza que pudieran comenzar a sentir por ella.
- ¿Qué tienes miedo? Tranquila no tengo pensado ser "TAN" ruda contigo. – decía con burla Hitomi, humillarla a la futura heredera de los Kuga frente a su familia, amigas y personal, así cuando menos se iría con la frente en alto.
- ¡eres una…! – Natsuki estaba a punto de explotar y matar a Hitomi ahí mismo ahorrándole a su hermana el esfuerzo pero Shizuru pudo parar a tiempo.
- Natsuki, esto es algo que tú hermana tiene que arreglar, te voy a pedir que te quedes tranquila. – hablo de manera seria la castaña después de todo, a ella le había pasado algo similar en su familia, solo que quien había dudado de ella era un miembro de su familia.
- bien, hagámoslo. – respondió la rubia, no trataba de ignorar a su hermana y su cuñada, simplemente estaba pensando cómo hacer esto sin mostrar todo su poder, reafirmar su autoridad y dejar a la chica de una pieza. – pero vayamos a fuera. – tenía que ser a vista de los demás empleados, si ya iba a hacer esto lo haría como se debía, así mataba dos pájaros de un tiro como había pensado.
Hitomi no dijo nada y comenzó a caminar hacia la salida, directo al jardín donde sabía que se juntaban todos lo de seguridad a fumar, jugar cartas o a simplemente a hablar de cosas sin importancia, hasta ahí llevo a la familia Kuga, si iba a humillar a la chica, lo haría de una manera que jamás olvidaría; cuando la seguridad vio caminar a sus señores en su dirección dejaron todo lo que estaban haciendo y se pusieron firmes, Kain solo hizo un movimiento con su mano para indicarles que no era necesario, está vez era algo distinto lo que los llevaba hasta ahí; estaba orgulloso por las decisiones de su hija, no se había amedrentado ante nada de lo que le había dicho Hitomi, había mantenido la calma y ahí estaba el resultado, podía mostrarles a todos el poder que poseía y así ganar su confianza, su casa, la casa Kuga, era como una manada y por ahora él era el alfa, pero llegado el momento ese lugar le correspondería a Haruka, pero tenía que demostrar ser digna del puesto.
- te vas arrepentir de despedirme. – hablo Hitomi con molestia para que sus compañeros escucharan lo que la rubia había hecho con ella.
- lo dudo, jamás me retracto de las decisiones que tomo. – respondió con sequedad, mostrar cualquier otra emoción seria signo de debilidad antes todos.
Los cuchicheos no se hicieron esperar, los guardias comenzaron a especular, unos decían que Haruka no tendría oportunidad ya que aunque no lo aparentaba Hitomi era una de las guardias más fuertes en la mansión, otros hablaban sobre el enfrentamiento de la rubia contra Serena y Darien, algunos coincidían con los guardias de la mansión Kaioh y se habló de esa pelea, una donde una rubia que parecía más bien un chico le había dado una paliza al heredero de los Kaioh y a su prometida, alguien que ni siquiera tenía control sobre sus poderes y ese alguien era nada más y nada menos que su futura líder.
- piensas comenzar o solo te quedaras ahí viéndome todo el día. – retaba Hitomi con burla, sabía que la chica no se atrevería, justo estaba pasando lo que ella quería.
Haruka no se movió de su lugar y no respondió a las provocaciones de Hitomi, simplemente hizo un movimiento con su mano y privo del oxígeno a la chica dejándola inconsciente bajo la mirada atónita de todos los ahí presentes que no sabían que era lo que había pasado.
- bien, esto termino más rápido de lo que había pensado. – hablo Haruka quitándole importancia al asunto. – tranquilos, estará bien, solo le robe oxígeno, no era mi intención lastimarla, se recuperara pronto, así que porque no la llevan a su casa. – dijo con seriedad y como si el decir "le robe el oxígeno" fuera de lo más norma.
Dos de los guardias se acercaron a la inconsciente Hitomi y la tomaron la llevarla a casa como había pedido la heredera Kuga y mientras lo hacían no pudieron evitar el comentar que lo que los guardias de la mansión Kaioh les habían dicho era verdad, su futura líder era bastante poderosa y además amable ya que cualquiera en su lugar le hubiera puesto una paliza a Hitomi por su impertinencia.
- lamento haber arruinado el desayuno. – hablo la rubia con pena y bajando la mirada. – y padre lamento haber despedido a alguien sin consultarlo antes contigo, no era mi deber, lo siento. – ahora que ya toda la adrenalina había salido de su sistema volvía a hacer la chica tímida y reservada que era.
- no tienes que disculparte por el desayuno cachorra mayor, ha sido genial ver cómo le dabas su merecido a esa imbécil – decía la peli-roja Nao con una sonrisa por demás diabólica.
- y por lo del despido no te preocupes, después de todo está pronto será tu responsabilidad, así que tienes derecho de escoger con quien trabajas y con quién no. – hablaba Kain con una sonrisa pues su pequeña estaba de vuelta.
- Haruka-sama. – llamo Mariel llegando a donde estaban todos. – he hablado con Ryohei como me lo ha pedido y la persona en el teléfono era de parte de la familia Kaioh al parecer están preocupados por su paradero, ellos piensan que está desaparecida. – termino de hablar la chica no sabiendo si había hecho bien.
- no es justo que estén preocupados cuando yo estoy perfectamente sana y salva. – decía la rubia viendo a su padre.
- lo que no es justo, es que esa chica haya terminado contigo, te haya echado de su casa y te haya expuesto a todos los peligros de haya afuera cuando tú estabas más vulnerable. – decía la peli-azul menor con molestia pues sabía que su hermana estaba pensando en decirles a los Kaioh que estaba bien.
- ella también estaba vulnerable Natsuki, no sabía lo que me decía, no era ella y además pensaba que con eso me estaba protegiendo. – explicaba la rubia con tranquilidad pues sabía de lo impulsiva que podía ser su hermana y eso que solo tenía unas horas de conocerla.
- pero ella no me importa, tu si, solo quiero que este bien. – resolvía la peli-azul menor bajando la mirada pues aún le costaba decir sus sentimientos en voz alta.
- Natsuki ¿recuerdas cómo te sentiste cuando te jugué la broma con Shizuru? – cuestiono la rubia, pues quería hacer entender a su hermana, no quería que ella y el amor de su vida no se llevaran bien, pues ambas serian parte de su familia.
- sí, lo recuerdo. – fue la escueta respuesta de la peli-azul, pues si era sincera consigo misma, no le había gustado para nada la sensación de que dos de las personas más importantes para ella no se levaran bien.
- bien pues, Natsuki eso que sentiste cuando insinué que Shizuru no me caía bien, es exactamente lo mismo que siento yo cuando tú hablas sobre Michiru. – no era su intención hacer sentir mal a su hermana pequeña, pero parecía que está no se percataba de cómo se sentía ella bien.
- no es lo mismo, Shizuru jamás me haría daño, ella no me lastimaría como Michiru ha hecho contigo. – no quería tener aquella discusión con su hermana cuando apenas la habían recuperado pero al parecer no había otra opción.
- ¿nunca has lastimado a alguien que quieres sin siquiera proponértelo? – cuestiono la rubia con dejo de tristeza en la voz pues ella sí que recordaba haberlo hecho, además de que ahora con esta pequeña diputa entre su hermana y ella podía darse cuenta que lo cabezota en verdad venía de familia.
- esa pregunta la había descolocado un poco, pero… a quien quería engañar, claro que lo había hecho, la castaña a su lado era testigo de ello, bastaba con girar un poco la vista y verla para recordar todas las veces que había herido sus sentimientos en su afán por protegerla. – sí, si lo he hecho, más veces de las que me gustaría admitir. – respondió mientras presionaba ligeramente la mano de su novia.
- yo también lo he hecho Natsuki, todos hemos cometido este tipo de errores, así que por favor te pido que no juzgues a Michiru por algo que tú también has hecho. – no era su intensión sonar tan ruda con su hermana, pero tenía que hacerle ver, que Michiru significaba tanto para ella como lo hacía Shizuru en su caso.
Después de esa pequeña riña se había instaurado un tortuoso silencio que nadie se atrevía a romper debido a las posibles reacciones tanto de Haruka como de Natsuki, no sabían cuál de las dos tenía peor carácter, aunque al verlas eran claramente distintas se parecían demasiado en muchos aspectos; así que por ahora lo mejor era callar aunque no fuera tan agradable; Kain por su parte no estaba dispuesto a ver como sus hijas peleaban entre sí, pero la mano de su esposa lo disuadió de hacer cualquier intervención.
- Haruka-sama. – al final había sido la valiente de Mariel quien había roto ese incomodo silencio. – la llamada con el personal de los Kaioh aun continua activa ¿Qué es lo que desea que les diga? – cuestiono de manera tranquila, no que lo estuviera pero había que aparentar, ese era su trabajo.
- podrías por favor decirles que estoy bien, estoy en casa con mi familia, por fin, y que por el momento no deseo recibir a nadie. – lo que más deseaba era que Michiru fuera a buscarla, pero consideraba que aún era demasiado pronto para eso, podría estarla defendiendo de su hermana, si pero el escozor que le causo la herida hecha por las palabra de Michiru aun continuaba.
- como ordene Haruka-sama. – respondió Mariel con una inclinación y se retiró a hacer lo que se le había indicado.
- Haruka-san pensé que querrías ver a Michiru-san lo antes posible. – decía la pequeña Yukino, quien después de ver como la rubia defendía a su prometida pensó que lo primero que haría sería salir corriendo por ella.
- y así es, es lo que más deseo, pero… la verdad es que aun duele. – confeso con un dejo de tristeza tocando su pecho. – sé que no fue ella, que su fue su vida pasada, pero aun así mi corazón no entiende y se empeña en mantener la herida abierta, la amo, pero creo que aún no puedo verla. – no le causaba ningún conflicto sincerarse enfrente de esas chicas, pues sentía confianza con ellas, las sentía como parte de su familia, así que no le importaba mucho lo que pudiera decir con ellas presentes.
- es normal hija, algo así no se supera de la noche a la mañana, tal vez tu mente ya ha asimilado que no fue Michiru, pero el corazón es un poco más difícil de convencer. – decía Kain con compresión al ver a su hija un poco confundida y dolida por lo que estaba pasando.
- tal vez tengas razón padre, pero… ¿y si lo que dijo fue verdad? ¿Y si ya no me ama? ¿Qué tal que… - pero su hermana ya no la dejo seguir diciendo tonterías.
- eso es absurdo. – interrumpió la peli-azul menor pues no quería ver a su hermana así de frágil de nuevo, ella era la heredera de los Kuga y los Kuga eran lobos feroces no ovejas indefensas. – te ama, más de lo que puedas imaginas, y se te preguntas como lo sé, es fácil, pude ver su rostro cuando le dije que te llevaría conmigo y no permitiría que estuviera junto a ti. – respondió con simpleza, no había sido su mejor decisión pero ya estaba hecho.
- Natsuki ¿de verdad hiciste eso? – cuestiono la castaña con incredulidad por las palabras de su novia, ya que no se podía ni imaginar lo que la chica estaba sintiendo al saber que la alejarían del amor de su vida.
- estaba molesta, así que no lo pensé muy bien. – respondió con sinceridad, pues no había ninguna excusa que pudiera usar para defenderse y ahora que lo pensaba tal vez si había lastimado mucho a la chica de los Kaioh con su declaración.
- tu sí que sabes hacer las bien ¿no es así cachorra? – hablo Nao con un dejo de burla en su voz por las tonterías que era capaz de hacer su amiga.
- ¿¡quieres callarte Nao!? – grito la oji-verde menor con molestia por las palabras de su amiga.
- Natsuki, no puedo creer que hayas hecho algo así, no sabes el dolor que le pudiste causar a esa chica. – decía la castaña poniéndose por un momento en los zapatos de la aguamarina.
- lo hecho, hecho está, el pasado no se puede borrar, ahora lo único que nos queda es vivir con sus consecuencias. – decía Haruka con comprensión, tal vez su hermana a su modo le había causado la misma herida que Michiru a ella y estaba segura de haber estado en su lugar hubiera hecho exactamente lo mismo.
- nee-sama, yo… - no sabía ni que era lo que diría y agradecía a su hermana por haberla interrumpido pues muy seguramente acabaría diciendo alguna estupidez que empeorara las cosas.
- tranquila, no estoy molesta, creo que de haber estado en tu lugar hubiera hecho lo mismo. – dijo la rubia con una sonrisa para tranquilizar a su hermana, no tenía caso seguir discutiendo y el trabajo de las hermanas mayores era arreglar el estropicio de las menores así que…
- ara, ara Natsuki sí que tiene mucha suerte. – hablo Shizuru con una sonrisa, pues le parecía un gesto muy amable por parte de su cuñada, aunque ella aun sentía un poco de pena por la chica.
- ahora ¿Qué dicen si entramos y seguimos disfrutando del desayuno? Muero de hambre. - declaro la rubia con una sonrisa para aligerar todo lo que había pasado consiguiéndolo en seguida.
- ves cachorra, así es como se le quita hierro al asunto. – decía Nao con burla a su amiga. – no como tú y tus patéticos balbuceos. – termino de decir la peli-roja con una sonrisa de lado.
- ahora si la hiciste araña. – respondió Natsuki para después salir corriendo por su peli-roja amiga quien nunca perdía la oportunidad de molestarla.
Natsuki comenzó a perseguir a Nao y está nada tonta había salido disparada a esconderse, como todos sabían que esto iba para largo decidieron dejarlas ser y entrar a desayunar porque no solo Haruka moría de hambre, nadie había probado casi bocado y lo cierto es que ya les comenzaba a pasar factura; se sentaron en la mesa donde se les sirvió la comida caliente nuevamente y se dispusieron a desayunar en familia.
Por otro lado, en la villa Kaioh las cosas no estaban tan bien…
- ¿entonces está con los Kuga? – cuestiono Hideki con paciencia, pues no estaba entendiendo nada debido a la histeria de Michiru.
- hai Hideki-sama. – respondió con seguridad la persona que había tomado el mensaje de Haruka de voz de Mariel.
- ¿Cuál fue exactamente el mensaje? – volvió a cuestionar con tranquilidad.
- Haruka Kuga-sama está en casa, con su familia, donde pertenece, se encuentra bien, pero por el momento no desea ver a nadie. – repetía el mensaje nuevamente, no que le molestara, pero si Michiru-sama lo hubiera dejado dar el mensaje hace tiempo que hubieran entendido.
- eso quiere decir ¿Qué no quiere verme? – cuestiono Michiru con tristeza en la voz, pues ella tenía la esperanza de hablar con Haruka y arreglar las cosas una vez que recuperara la memoria.
- Michiru, el no sabría responderte eso, solo repite el mensaje que le fue entregado, por lo el momento no desea ver a nadie, imagino que eso te incluye hija, lo siento. – decía Hideki con tranquilidad con la esperanza de que su hija no se alterara más.
- ¿y cómo se supone que conseguiré que me perdone si no lo puedo ver? – decía Michiru elevando la voz, pues al parecer nadie comprendía como era que se sentía.
- hermana, tienes que entender, Haruka acaba de recuperar sus recuerdos, su familia, es normal que ahora quiera estar con ellos, recuperar tiempo perdido. – trataba de razonar Darien, pues para él era bastante lógico que la chica quisiera estar solo con su familia por unos días después de tantos años.
- iré a la villa Kuga, estoy segura que si Haruka sabe que estoy ahí, querrá verme. – aseguraba la aguamarina aunque si era sincera consigo misma no estaba tan segura de eso último.
- no, no iras. – decía Serena que se había mantenido al margen de todo, apreciaba a Michiru pero esta vez no tenía razón. – opino igual que Darien, es necesario darle su espacio a Haruka por el momento. – no le gustaba imponerse de esa manera, pero si nadie de su familia la podía retener ella tenía que hacerlo.
- no puedes prohibirme que vaya a ver a mi prometida. – se defendía la aguamarina con molestia en la voz, pues Serena sería muy su princesa pero en su relación no se metería.
- ex prometida ¿lo olvidas? Michiru, no es un buen momento, Darien tiene razón, debes esperar a que todo se calme un poco, Haruka acaba de recuperar a su familia. – entendía a Michiru, claro que lo hacía, ella casi pierde a Darien en una de sus vidas, pero ahora tenía que hacer lo correcto, no lo que sus sentimientos dictaban.
- entiendo eso y sé que… es mi ex prometida porque yo lo ocasione, pero es por eso que quiero arreglarlo, tengo que arreglarlo. – ya no tenía argumentos, no tenía como rebatir a está Serena que imponía con su sola presencia.
- aun así no iras haya. – resolvía Serena. – es una orden Michiru, te quedaras aquí, en la villa Kaioh hasta que se celebre la reunión de clanes. – decía Serena con firmeza para no dejar lugar a dudas, ella era la princesa de la luna y actuaría como tal.
- Michiru no sabía cómo responder a eso, su princesa había hablado y no era sabio contradecirla viendo el símbolo de la luna en su frente. – hai, Serena-hime. – respondía, pues no le quedaba más remedio que acatar lo que su princesa le había dicho.
- Hideki. – hablo la rubia dirigiéndose al patriarca de los Kaioh.
- a sus órdenes Serena-hime. – respondía este haciendo una ligera reverencia pues le símbolo de la luna aún seguía en la frente de su princesa.
- ¿Cuándo es que vendrán los otros clanes? – cuestiono, pues recordaba que la reunión ya había sido programada.
- la reunión ya había sido programada, pero con los acontecimientos recientes decidí cancelarla. – él había sido secuestrado, su hija y nuera infectadas por la nega fuerza y si seguía enumerando todo lo que les había pasado no terminaría.
- claro, es lo normal. – decía Serena comprendiendo el punto de su suegro. - ¿Cuándo cree que podría programarla de nuevo? – cuestiono, no quería arruinarles a todos sus planes pero era imperioso que se reunieran los clanes.
- ahora mismo comenzare a hacer las invitaciones correspondientes. – decía Hideki con una sonrisa, pues a pesar de ser la princesa de luna y hacer valer su autoridad seguía siendo su pequeña nuera problemática. – el próximo fin de semana los tendrá a todos aquí. – finalizaba pues tenía que considerar a los que se encontraban fuera de Japón y los asuntos que tuvieran que dejar arreglados antes de presentarse.
- perfecto, eso será suficiente. – dijo Serena para posteriormente dirigirse a su habitación para descansar un poco, el tener que usar su energía para imponerse aún le costaba algo de trabajo.
Mientras en la villa Kaioh pasaban por ese tenso momento, en la villa Kuga todo estaba más que tranquilo, habían terminado de desayunar en paz ya hora estaban en la sala conversando, Haruka había insistido en que las hime`s le contaran su historia y después de que todas se presentaran como era debido a que nadie lo había hecho, comenzaron a relatarle la historia a la heredera de los Kuga, la rubia por su parte puso toda su atención a lo que las chicas le decían ya que eso lo podía utilizar en su beneficio en su futura guerra, después de todo ellas habían logrado burlar al destino, sin ninguna perdida.
- creo que lo mejor por ahora es que nadie sepa de ustedes. – hablo la rubia viendo a las hime`s. – con esto no quiero decir que se queden aquí encerradas sino que oculten sus poderes. – explicaba de manera tranquila.
- que el enemigo no conozca todas tus cartas es una estrategia muy buena hija. – felicitaba Kain con una sonrisa, poco a poco su hija iba volviendo.
- entonces nosotras… - comenzaba a decir Mai pero fue interrumpida por uno de los guardias, "otro" pensó la peli-naranja.
- Kain-sama, han traído esto de la mansión de los Kaioh. – hablo el hombre haciendo una inclinación a su señor y entregando un sobre blanco con el nombre de la familia Kuga al frente.
- gracias Shiro, puedes regresar. – despidió el patriarca Kuga.
- ¿Qué es eso padre? – cuestiono la pequeña Kuga con su ceño fruncido, pues era raro recibir cartas en esos tiempos, solo los grandes clanes enviaban cartas para solicitar algo.
- esto es la invitación para que el clan Kuga acuda a la reunión de los grandes clanes de Kioto. – explicaba Kain con rostro serio, pues pensaba que tendría más tiempo para disfrutar de su familia pero al parecer el destino tenía otros planes. – quiere decir que… - pero la rubia no lo dejo terminar.
- quiere decir que veré a Michiru más pronto de lo que creí. – respondió la rubia mientras se levantaba de su lugar y le solicitaba la carta a su padre.
Continuara...
