Hola, se que ha pasado bastante tiempo y que tal vez muchos de ustedes se han cansado de esperar esta actualización y lo lamento, de verdad, pero sinceramente la inspiración no había venido a mi y no me había visto capaz de continuar con la historia, cada que escribo una capitulo me gusta sentirlo, sentir la ira, el amor, la alegría de mis personajes, pero todo eso se había esfumado y por mas que escribía, todo se sentía vació, sinceramente no se que paso o que cambio, pero la inspiración ha vuelto, estoy de vuelta, con nuevas historias en mente y con la convicción de termina esta, créanme las cosas que se vienen no se las esperan, la historia dará un giro interesante que espero sea de su agrado; sin mas que agregar los dejo con el capitulo, esperen el siguiente sábado para el siguiente.
Capítulo 27.
- es necesario que hablemos, tengo algo muy importante que decirte. – interrumpió la rubia, pues no estaba para un drama por parte de la aguamarina.
Continuara…
- ¿y de quieres hablar? ¿De cómo me cambiaste por está…? – pero Haruka no iba a permitir que la aguamarina le dijera algo ofensivo a Shizuru, después de todo la castaña era familia, así que la interrumpió antes.
- mucho cuidado con cómo te diriges a ella. – sentencio la rubia con molestia, esa chica no era de la que se enamoró ¿Qué le había pasado?
- así que no lo niegas, estas con ella ¿Por qué? Sé que la última vez no me porte muy bien, pero pensé que… - trataba de explicar la aguamarina, pero la oji-verde no le permitió terminar de nuevo.
- Michiru, no sé qué es lo que te has inventado, ni me interesa corregirte, sinceramente ya no eres la chica de la me enamore, no sé qué es lo que te ha pasado, pero si quieres creer que estoy con Shizuru, adelante. – no podían estar así todo el tiempo, parecía que desde que llegaron a Kioto el destino se había empeñado en separarlas.
- dijiste que teníamos que hablar, que había algo importante que tenías que decirme. – hablo más tranquila la oji-azul, lo que la rubia le había dicho había calado hondo en ella.
- olvídalo Michiru, hablaremos cuando de verdad quieras hacerlo y estés segura de que confías en mí, porque justo ahora no sé qué pensar. – ella amaba a Michiru de eso estaba segura, pero no podía estar en una relación donde siempre hubiera desconfianza.
La aguamarina iba a rebatir lo que había dicho la rubia, pero su madre la llamaba y tenía que irse, después de todo su familia era la anfitriona y tenía que comportarse como tal, además, tal vez la rubia tenía algo de razón y debía pensar un poco en todo lo que estaba haciendo últimamente, parecía que todo lo que le decían le causaba molestia y más si se trataba de cierta rubia; se sumergió tanto en sus pensamientos que su madre tuvo que llamarla nuevamente.
- ahora voy mamá. – le respondió a su madre de manera cortes para después voltear nuevamente hacia la rubia y la castaña. – debo atender a algunos invitados, pero aun considero que debemos hablar, tienes razón en lo que dijiste así que hablamos cuando esto termine. – pidió Michiru mucho más tranquila, el tiempo que durara la reunión lo utilizaría para reflexionar en sus actos y estar mejor para demostrarle a Haruka que seguía siendo la misma.
- bien, si eso es lo que deseas puedo esperar hasta que esto acabe. – accedió la rubia, no sabía que era lo que Michiru iba a decirle o si ese tiempo en verdad le iba a servir para pensar en todo, pero no podía negarse, la amaba y ahora tenían una hija, lo que más deseaba era que estuvieran juntas.
Michiru agradeció que Haruka haya aceptado y se fue rumbo hacia donde la llamada su madre, dejando a la rubia y a la castaña solas, no era lo que deseaba, quería estar ahí, al lado de su amor y demostrarle a esa castaña que Haruka ya tenía a alguien, pero eso era justo lo que no debía hacer, no después de lo que la rubia le había dicho, debía contenerse, sus celos y sus arranques de ira no le traerían nada bueno.
- bien ¿ya hablaste con ella y lo arreglaron todo? – cuestionó la peli-azul menor con su tono habitual de voz.
- no, pensó que estaba con Shizuru, así que no hablamos nada. – respondió la rubia con fingida tranquilidad pues la verdad ahora no sabía hacia donde iba su relación con Michiru. – ahora si me disculpan necesito un momento a solas. – se disculpó y se fue hacia otro lugar de la villa donde no hubiera gente.
- ara Natsuki deberá a aprender a hacer un poco más sutil o puede seguir hiriendo sentimientos. – hablo Shizuru con un poco de molestia hacia su novia pues está seguía sin tener nada de tacto y había hecho sentir mal a la rubia.
- ¿Qué? Si yo no hice nada. – hablo la peli-azul defendiéndose de lo que su hermosa castaña le decía.
- Natsuki, era más que obvio el cómo se sentía tu hermana y a ti pareció darte igual e hiciste ese comentario que la hizo sentir mal. – dijo la castaña demostrándole a la oji-verde a su lado que en verdad se había equivocado.
- oh. – bueno, si se lo ponía así y reflexionaba un poco, si, la cara de su hermana no era de mucha felicidad que digamos, pero vamos ella que iba a saber. - ¿debo ir a disculparme? – cuestionó con un poco temor pues ya no sabía si lo que dijera su castaña lo utilizaría en su contra.
- no, por ahora así déjalo, es mejor dejarla sola. – comportarse de esa manera con la persona que más amas no es fácil, si lo sabría ella, pero entendía lo que Haruka quería hacer, debía hacer que Michiru entrara en razón, tal vez, si… si ella hablaba con chica tal vez lograría algo, pero siendo sinceros apenas si conocía a ambas y la verdad no creía ser de mucha ayuda. – vamos con tus padres para decirles donde está Haruka y no se preocupen.
Natsuki no dijo nada más, se notaba que su novia estaba muy pensativa y sabía que era por lo que estaba pasando con su hermana, no que se pusiera celosa ni nada, sabía que Shizuru estaba simplemente recordando todo lo que tuvieron que pasar ellas para estar juntas; siguió a su novia con sus padres y les dijeron lo que había pasado, obviamente Saeko estaba más que molesta y tanto Kain como Natsuki tuvieron que tranquilizarla pues para la matriarca de los Kuga lo que esa chica le estaba haciendo a su hija era intolerable, antes no se había puesto así porque pensaba que en verdad era una buena chica por lo que Haruka le había contado pero ahora se daba cuenta de lo contrario, esa chica no era buena para su hija.
Mientras los Kuga planeaban como deshacerse de Michiru, bueno solo Saeko, la aguamarina ya le había ayudado a su madre con lo que le había pedido y estaba libre, había buscado a Haruka con la mirada pero no lograba encontrarla, a la única que veía era la castaña que estaba con ella, ahora pegada de la hermana menor de su viento, tan sumergida estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta que alguien se había posicionado a su lado.
- ¿estas planeando un asesinato o algo así? – cuestionó Setsuna, pues ya había visto a su amiga, estaba muy ocupada siendo la anfitriona, pero ahora que tenía un rato libre solo se dedicaba a lanzar miradas de odio hacia Shizuru.
- puede ser. – contesto la aguamarina con una sonrisa. – hola Setsuna. – saludo a su amiga con un abrazo. - ¿sabes quién es? – todo lo que sabía era que había llegado con Haruka y no se había separado de su lado salvo ahora que no sabía dónde estaba su viento.
- su nombre es Shizuru Fujino, heredera de los Fujino. – respondió Setsuna con resignación pues ahí iba otra vez su amiga a ponerse celosa por algo que no debería.
- ¿los Kuga la trajeron como prospecto para esposa? – cuestionó, porque si era así tal vez tuviera las de perder pues la castaña no le había devuelto ningún insulto y se había comportado a la altura.
- Shizuru no es ningún prospecto de esposa, ella acompaña a los Kuga porque está comprometida… - pero la voz de Michiru no la dejo continuar su explicación.
- lo sabía, van a disolver mi compromiso con Haruka y la van a comprometer con ella, ya no me consideran un buen partido para su hija y todo porque… - de no ser porque Setsuna la había interrumpido ella hubiera seguido con su perorata.
- Michiru ¿te estas escuchando? – cuestionó la peli-verde incrédula por las palabras de su amiga. - ¿Qué no eres capaz ya de ver más haya? Por favor, observa bien a Shizuru. – pedía Setsuna con desesperación en la voz al ver lo que le estaba pasando a su amiga.
- Michiru observo bien y vio como los ojos de Shizuru brillaban al ver a la menor de las Kuga, fue testigo de los roses de sus manos y como la castaña buscaba cualquier pretexto para tocar a la peli-azul ¿Cómo fue tan ciega? – está comprometida con Natsuki ¿no es así? – cuestionó con una sonrisa irónica.
- así es, no sé qué te está pasando, pero tienes que hacer algo. – decía Setsuna con angustia, pues ahora estaba más convencida de haber llevado a Hotaru con Haruka. – tienes que encontrar una solución o vas a perderlo todo. – no podía decirle nada más, debía ser Michiru quien se diera cuenta y buscara ayuda.
- no sé qué es lo que me está pasando, siento que… siento como… ahh, es tan frustrante, siento que no tengo control de mis emociones, como si todo lo que sintiera se amplificara, pero de forma negativa, como si mi cabeza tergiversara todo para hacerlo ver mal. – no sabía en qué momento había comenzado todo, pero era bastante frustrante y lo peor de todo era que no se daba cuenta de lo que hacía, no hasta que Haruka le dijo eso y ahora Setsuna.
- es por eso que te digo que tienes que hacer algo Michiru, no puedes seguir así. – y en verdad no podía, sabía que Haruka la perdonaría, pero al final terminaría perdiendo todo, pero no podía hacer nada, si decía más, Chronos muy seguramente la mandaría a la puerta del tiempo y no la dejaría salir de ahí jamás, había sido muy claro cuando le dijo que ni una violación más.
- lo sé, tienes razón, pero no sé qué hacer, Setsuna estoy sintiendo tanto odio. – ahora que era plenamente consciente de todo lo que había hecho, sentía miedo y no sabía qué hacer.
- ¿Por qué no vas a ver a Luna? – cuestionó Serena acercándose, hacía tiempo que había visto a sus amigas hablando y mientras más veía más se preocupaba por como la energía de Michiru se distorsionaba.
- Luna, tienes razón Serena, iré a verla ahora mismo. – informo Michiru con alegría, tal vez ella podría ayudarla, ella siempre encontraba una manera.
- está en el dōjō esperando que todo comience. – le informo Serena alentando a la aguamarina para que se fuera.
- lo sabe. – hablo Setsuna viendo a su princesa con tranquilidad, mientras Michiru se alejaba de ellas rumbo al dōjō.
- siento una distorsión en la energía de Michiru desde hace unos días, pero creo que eso tiene más tiempo ahí, no sé, tal vez desde que Haruka se infectó. – hablaba Serena viendo a Setsuna indicándole con esas palabras que sí, sabía lo que Michiru tenía.
- si no se trata, esto no va a acabar bien. – decía Setsuna con angustia por todo lo que había visto en el futuro.
- tranquila, Luna sabrá que hacer, lo vamos a arreglar. – hablaba Serena con seguridad pues sabía bien lo que la peli-verde quería decir. – nada malo va a pasar, pero aun así no debiste ir, te arriesgaste demasiado, sé que fue por una buena causa, pero aun así… gracias por salvarla. – cambiaba de tema, no quería reprender a Setsuna por hacer algo que era beneficioso para sus amigas.
- a Chronos no le ha parecido eso. – no le gustaba llamarlo padre, sobre todo porque tenía bastantes años que no le veía y este casi nunca le hablaba. – no le ha hecho ni pizca de gracia lo que he hecho.
- por supuesto que no, fue muy arriesgado, has creado una línea temporal extra a la que tenemos, sé que has cubierto tus huellas y has borrado todo rastro del bebe, pero aun así fue muy arriesgado. – ahora con sus recuerdos de vuelta sabía todo, absolutamente todo y era capaz de sentir a sus sailors y todo lo que hacían.
Mientras Setsuna y Serena se ponían al día, Michiru ya estaba en el dōjō hablando con Luna sobre todo lo que le pasaba y como se había estado sintiendo, lo que sus emociones le habían hecho hacer y sobre cómo estás la sobrepasaban tanto que a veces no sabía qué hacer.
- tienes nega-fuerza en tu interior Michiru. – informaba Luna con seriedad, desde que sintió a Michiru entrar a la dōjō supo que algo no estaba bien con ella.
- ¿Qué? Eso no puede ser, yo no he tenido contacto con ella, no puedo estar infectada. – hablaba la aguamarina alterada por lo que le pelinegra le decía, no podía creer que ella tuviera eso en su interior.
- sí que puedes, si te preguntas como ha ocurrido, la respuesta es muy sencilla, ha ocurrido cuando Serena y yo estábamos atendiendo a Haruka, algo de esa energía debió de ingresar a tu cuerpo. – explicaba Luna con tranquilidad pues para ella no había otra explicación para lo que había ocurrido con Michiru.
- ¿es por eso que me he estado sintiendo así? ¿Por eso siento como si mi mente inventara cosas? - ¿por eso Haruka ha dicho que ya no soy la chica de la que se enamoró? Todo ha sido a causa de esa energía, había solución, sí que la había y ella se curaría, se tenía que curar, tenía que demostrarle a su viento que seguía siendo ella.
- sí, la nega-fuerza se adhiere a las personas que tienen sus emociones a flor de piel, justo como tu ese día, así se alimenta, todas tus inseguridades, tus miedos, tu ira; se ha estado alimentando de todo eso y se ha fortaleciendo. – explicaba Luna con tranquilidad, no quería angustiar a la oji-azul, sabía que podía curarla, pero no sería algo placentero.
- puedes arreglarlo ¿verdad Luna? – tenía que haber una solución. – no se va a quedar ahí ¿puedes sacarla? – ahora más que nunca tenía miedo y venía a su mente la mirada de decepción que tenía su viento cuando la celo debido a Shizuru.
- puedo hacerlo, pero será muy doloroso Michiru, esto no será nada comparado con lo de Haruka, está energía ha estado adherida a ti por mucho tiempo. – explicaba la peli-negra con preocupación, ya que no sabía que tanto dolor le causaría.
- no importa, sea lo que sea, lo hare. – haría todo con tal de no ver esa mirada en Haruka nunca más, haría todo con tal de volver a hacer quien era antes.
- Michiru, no me estas entendiendo, sé que será doloroso, pero no sé qué tanto, no sé si… - pero ya no pudo continuar con la explicación debido a que Michiru la había interrumpido.
- no importa. – interrumpió la aguamarina con determinación en la voz. – no me importa que tanto pueda doler, sé que puedo soportarlo, sé que lo hare, tengo que volver a ser yo Luna por favor. – mentiría si dijera que no sentía miedo, pero es algo que tenía que hacer, esa energía tenía que salir de ella y ella tenía que recuperar lo que había perdido.
- está bien, lo haremos, una vez que termine la reunión, preparare todo para hacerlo. – no tenía más argumentos para negarle a Michiru su petición, además a pesar de todo ella tenía que sacar esa energía de la chica o terminaría destruyéndola.
- no, no puedo esperar hasta entonces, tenemos que hacerlo ahora Luna, por favor, todo lo que tengo se está cayendo a pedazos porque no puedo controlar lo que me está pasando, por favor. – si esperaba hasta que terminara la reunión sería muy tarde, Haruka la buscaría también y se daría cuenta que aún no era la chica de la que se enamoró.
- Michiru ¿no entiendes? estarás muy vulnerable cuando el proceso comience, no podrás defenderte, si alguien atacara podrían matarte, no podemos hacerlo, se tiene que preparar la seguridad necesaria para hacer esto. – entendía la desesperación de la chica, pero simplemente no podía pasar eso por alto, si había un ataque ellas serían las más indefensas.
- entonces hablare con algunos guardias y los traeré aquí, pero por favor, tiene que ser ahora. – algo bueno tenía que tener ser la anfitriona de todo esto, traería a los guardias con alguna mentira, pero haría que el ritual se hiciera ya.
- no funciona así, tienen que ser sailors las que te protejan, deben de crear una barrera con su poder o de lo contrario lo que te ha estado poseyendo escapara, tenemos que contenerla y destruirla, no es sencillo Michiru, entiendo que quieras que esto acabe, pero lo correcto es esperar. – entendía muy bien por qué la aguamarina tenía tanta prisa por hacer el ritual después de todo quien querría tener algo oscuro y negativo dentro de ti y que además solo te hace sentir miserable.
- no sabía que más hacer o decir para convencer a Luna, el hecho de que le dijera que necesitaba de las otras sailors para crear una barrera la había desarmado completamente, no había más que hacer. – está bien, esperare.
Michiru salió resignada del dōjō después de no haber podido convencer a Luna de hacer el ritual en ese momento, lo peor de todo es que tenía que hablar con su viento aun con esa cosa dentro de ella, lo que en verdad la ponía nerviosa, porque tal vez su viento ahora si terminaría por dejarla si no podía mantener a raya esas emociones negativas; sin proponérselo unas lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, se sentía bastante abrumada por todo lo que estaba pasando y la posibilidad de perder a Haruka era lo que más la afectaba.
- yo hablare con Haruka. – hablo una persona que no había percibido cerca de ella.
- Michiru rápidamente le dio la espalda para que no pudiera ver sus lágrimas, aunque estaba completamente segura de que ya lo había hecho, las limpio y giro para verla. – ¿Por qué harías algo así? Después de cómo me comporte contigo. – estaba equivocada con respecto a la chica, lo sabía, pero ni siquiera se había disculpado ¿y ahora ella quería ayudarla?
- solo diré que se por lo que estás pasando y digamos que las Kuga, no son precisamente las personas más comprensivas y comunicativas que existen. – al final si había encontrado algo que hacer por ayudar a su cuñada y a la chica frente a ella.
- Michiru sonrió y soltó una pequeña carcajada al escuchar eso, asintiendo con la cabeza para darle la razón. – si tienes razón, antes Haruka escuchaba y era bastante tímida. – hablaba la oji-azul rememorando los tiempos vividos en Italia que, aunque no fueron muchos fueron muy significativos para ella.
- no me imagino a Haruka-san tímida, después de ver como se ha comportado estos días, pero he de confesar que las Kuga tímidas tienen su encanto, Natsuki es bastante tímida, aunque lo oculta con su fachada de rudeza. – le encantaba esa parte de su Natsuki, su timidez era una de las cosas que la hizo amarla, el cómo se sonroja cada que va a pedirle un beso o a decirle algo romántico es parte de su encanto.
- yo ni siquiera sé cómo imaginármela ahora. – desde que la rubia recupero sus recuerdos no sabía que esperar, la recordaba de pequeña, tímida y tierna, pero ahora… – y sinceramente no sé porque estoy diciéndote eso, ni siquiera nos hemos presentado. – hasta ahora recordaba que ni siquiera se habían presentado como se debía.
- ara, ara tienes razón. – la aguamarina tenía razón, ni siquiera se habían presentado como se debía, pero eso tenía fácil arreglo. – Fujino Shizuru, mucho gusto. – la familia Kuga no apoyaba para nada la relación de esa chica con su primogénita, así que no le caería mal una aliada en la familia.
- Kaioh Michiru, el gusto es mío. – la chica sin duda era agradable y para nada era lo que había pensado, sin duda era una chica criada en Kioto y de buena familia, se notaba.
- Shizuru aquí estas. – su hermana se había ido a sabrá dios donde y le había pedido que la dejara sola y sus padres o mejor dicho su madre estaba pensando la mejor manera de matar a la chica que conversaba justo ahora con su castaña.
- ara Natsuki me ama tanto ¿que unos minutos sin mí son insoportables? – amaba que su peli-azul fuera así, tierna, aun después del tiempo juntas seguía sonrojándose.
- solo con esas palabras ya la tenía sonrojada y abriendo la boca como si fuera un pez fuera del agua y así se sentía. – yo… yo solo… Haruka-neesan… - y ahí estaba, sin saber que decir.
- Haruka ¿está bien? – no lo pudo evitar, se iba a mantener al margen, en verdad lo iba hacer, pero al escuchar su nombre las palabras salieron sin su permiso.
- no creo que eso sea… - la chica no le agradaba, podía acceder a todo lo que su hermana le dijera, pero no terminaba de agradarle, más, sin embargo, su castaña no le permitió terminar lo que iba a decir.
- ¡Natsuki! más vale que no termines esa oración – reprendió, no podía creer que su peli-azul tierna pudiera guardar tanto rencor contra la persona que iba a ser su cuñada.
- Shizuru-san no se… - entendía la molestia que la hermana de su viento sentía para con ella y no quería ocasionar una disputa entre ella y su novia, no era justo, la castaña solo quería ayudarla.
- no Michiru, ella no tiene por qué hablarte así, lo que está pasando no fue ni es culpa tuya, además Haruka-san se lo pidió y aun así ella… - de verdad a veces su cachorra era imposible y ahora se atrevía a interrumpirla.
- ¿desde cuándo son tan amigas? ¿Por qué la defiendes tanto Shizuru? Ella le ha hecho mucho daño a Haruka-neesan. – no lo podía creer, se suponía que SU novia debía de estar de su lado, pero al aparecer ella no estaba enterada de eso.
- Natsuki, lo único que has hecho desde que la conoces es tratar de alejarla de tu hermana, entiende que eso no lo vas a lograr y no, no somos amigas, cuando menos no aun, pero tal vez podríamos serlo. – estaba molesta, muy molesta con su novia, tanto que hoy Natsuki dormiría en el sofá.
- Shizuru-san, por favor no haga esto, no tiene que defenderme, entiendo que… - le agradecía mucho a Shizuru que la defendiera, pero en verdad no quería que ocurriera una pelea entre ellas, agradecía que alguien llegara a interrumpir todo.
- chicas, aquí están. – había estado buscándolas por todas partes, primero a su hija mayor después a su hija menor y su nuera y, por si fuera poco, a la que se suponía también era su nuera. - ¿Por qué están aquí?
- Saeko-san ¿podríamos hablar a solas con usted un momento? – su suegra era una mujer muy comprensiva cuando no planeaba como asesinar a su nuera… bueno su otra nuera.
- Shizuru cariño ¿pasa algo? – que su nuera le pidiera hablar a solas después de llegar y ver que claramente estaba teniendo una discusión con su hija menor no auguraba nada bueno.
- no pasa nada mamá, es solo que Shizuru ahora está del lado del enemigo. – ya estaba, lo había soltado tal como se le había venido a la mente, nunca se podía quedar callada.
- ¡Natsuki! ¿Cómo puedes decir eso de Michiru-san? - ¿en serio? ¿del lado del enemigo? Desde cuando Michiru-san se había convertido en el enemigo por Kami, ahora Haruka y ella tenían una hija, estaba más que claro el futuro de su relación y al parecer su novia no se enteraba.
- Natsuki vete de aquí. – una cosa era que la chica hiriera a una de sus hijas y otra muy distinta era considerarla su enemiga, sin duda debía tener una plática con su hija menor.
- pero… - trato de rebatir, no era justo que su madre la echara de ahí solo por eso.
- vete ahora, después hablaremos. – su nuera estaba muy seria y se notaba que lo que tenía que decir era importante y no tenía tiempo para lidiar con su hija rebelde.
La peli-azul menor se fue refunfuñando maldiciones por lo que acababa de pasar, pues sabia de ante mano que estaba en problemas no solo con su madre sino también con novia y muy seguramente con su hermana también.
- muy bien, Natsuki ya no está, ahora cariño, dime ¿qué es lo que sucede?– intuía o mejor dicho sabía que lo que fuera a decirle Shizuru tenía que ver con la chica a su lado.
- creo que lo mejor es que yo me retire. – no creía correcto permanecer ahí cuando la castaña le dijera a su suegra lo que fuera a decirle.
- no Michiru, quédate por favor, lo que tengo que hablar con Saeko-san es sobre ti. – la única que podía poner orden en la familia Kuga y hacer que las Kuga menores escucharan era Saeko, así que tenía que convencerla a ella primero.
- así que tenía razón, lo que quieres decirme tiene que ver con Michiru-chan. – conocía a Michiru desde que nació y si era sincera con ella misma sabia de sobra que la chica no era mala y debía admitir que desde pequeña la aguamarina siempre había protegido a su hija mayor.
- sí, por favor Saeko-san, escuche a Michiru-san, sé que todo apunta a que ella ha hecho cosas malas, pero todo tiene un porque, de verdad. – si Saeko-san les daba la oportunidad de explicarse, ella podría hablar con Haruka.
- bien, no veo ningún motivo para negarme a escuchar lo que tienen que decir, pero deberá ser después de la reunión, ya vamos a empezar, por eso he venido a buscarlas, nos esperan. – todos estaban reunidos y no estaban muy contentos con esperar, al parecer demasiado ansiosos por decidir el destino de todo.
Continuara…
