Capítulo 30.
- no tienen elección, acataran nuestras leyes les guste o no, es tu deber. – después de todo, habían sido los Kuga los que habían pedido esos dones.
Continuara…
- aceptar el pacto es a elección ¿no es así? – cuestiono la rubia, una cosa era convertirse casi en lobos y otra muy distinta era nuevamente someterse al destino.
- es verdad, solo deben de recordar que lo que se les concedió, se le puede arrebatar. – declaro el lobo con seriedad, no quería tener que hacer esto con las chicas, pero al aparecer no había otra opción, tenían que hacer el pacto.
- ja. – sonrió la rubia de manera irónica. – así que de eso se trata. – lo había entendido a la perfección, aunque por la cara de su hermana sabia que ella aun no entendía.
- ¿Qué significa eso? ¿Qué quieres decir nee-san? – odiaba que los demás comenzaran a decir palabras sin sentido y quedarse fuera de la conversación.
- se refiere a Hotaru. – declaro la rubia, pero al parecer eso aun no le decía nada a su hermana. – Natsuki, Hotaru viene del futuro, tiene mis genes y los de Michiru, eso quiere decir que yo acepte el pacto y estuve con Michiru, así nació mi hija. – lo que significaba que, si no aceptaba el acto, su hija no nacería en el futuro, por ende, desaparecería del presente, no sabía cómo había dejado Setsuna esa línea temporal pero no podía arriesgarse.
- maldito, lo sabias. – soltó la peli-azul con molestia.
- es mi deber aceptar y así mismo aceptara Hotaru, solo tiene dos semanas de nacida, así que para ella estará bien, pero tú no tienes por qué aceptar Natsuki. – no había nada por lo cual su hermana tuviera que aceptar todo esto, así que lo correcto era desligarla de todo.
- no creo que deba recordarles la ley de las manadas ¿o sí? – el pacto lo tenían que aceptar las tres.
- en pocas palabras tenemos que aceptar las tres o no sirve. – declaro Natsuki volteando a ver ligeramente a su castaña nuevamente.
- Natsuki, no… - no sabía que decir ¿Qué podía decir en una situación así? ¿gracias por dejar de lado tu felicidad? Maldición no se le ocurría nada.
- nee-san somos Kuga, nosotros nos apoyamos entre sí, además sé que después de ese pacto seguiré amando a Shizuru, nada va a cambiar eso. – no había manera de que algo así como les leyes de los lobos la obligaran a dejar de amar a Shizuru, eso jamás pasaría.
- Natsuki, entiendo que seas engreída hermana, pero esto va más allá. – no quería dar falsas esperanzas, pero ¿qué otra cosa podía hacer?
- nee-san, Shizuru y yo nos matamos, morimos en nuestros destinos como hime's y pese a todo pronóstico volvimos a la vida, nuestro amor es así de fuerte… justo como el tuyo y la chica de los Kaioh. – su amor con Shizuru estaba destinado a pasar, ella había nacido para la castaña, todo tenia un porque y esto no iba a hacer la excepción.
- hemos llegado, a partir de aquí, seguiremos solos, el perímetro que sus acompañantes deben de cuidar es el… - explico cuanto territorio deberían de cubrir las chicas, a qué hora comenzaría todo y la hora justo en la que terminarían y podían unirse a ellos.
- Shizuru, te prometo que pase lo que pase, siempre te amare, no importa lo que haga después de esto, solo quiero que sepas que te amo y que si yo… - tenía que callarse o diría algo de no podía.
- yo también te amo Natsuki, pero ¿Por qué suena como si te estuvieras despidiendo? Me estas asustando. – eso no le estaba gustando nada, una cosa era hacer un pacto con una manada de lobos de la cual no sabía absolutamente nada y otra muy distinta era que su Natsuki se despidiera de ella.
- jejejeje. – serio nerviosa rascando su nuca. – lo siento, me puse algo sentimental Zuru, no es nada grave, solo que voy a extrañarte mucho. – no podía dejar a Shizuru nerviosa mientras ella iba a… demonios, ni siquiera habían preguntado de que iba el maldito pacto.
- ara, yo también extrañare a Natsuki, solo por favor, vuelve a mi sana y salva ¿de acuerdo? – no se había tragado nada de eso, pero sabía que hacer más preguntas no serviría de nada, solo le quedaba confiar en su cachorra.
- lo hare, siempre volveré a ti mi amor, siempre. – declaro la oji-verde acercándose a su castaña y sellando sus palabras con un beso.
Después del beso de las chicas, las Kuga comenzaron a subir la montaña junto con el gran sabio, debían de llegar al lugar donde los lobos habían hecho un pequeño territorio para preparar el pacto, no se dijo más durante el trayecto, Haruka no tenía palabras para agradecer a su hermana y Natsuki no paraba de recordar todos los momentos que había vivido junto a Shizuru y repitiéndose una y otra vez, que se imprimaría de ella.
No supieron cuánto habían caminado, hasta que la voz del gran sabio o mejor dicho su pensamiento las saco de sus cavilaciones.
- hemos llegado, deben de comenzar a prepararse. – declaro el lobo con seriedad mientras emitía un aullido y otros lobos comenzaban a acercarse.
Al parecer lo lobos que comenzaban a acercarse eran parte de la manda del gran sabio, lo habían acompañado para protegerlos y asegurarse que la hembra que daría a luz estuviera segura, el gran sabio las presento con ellos y las dejo para que les ayudaran a prepararse para el ritual, habían llegado cerca de las ocho de la noche hasta el lugar donde se haría el ritual y aun no tenían ni idea de que era lo que iban a hacer, así que ahora que las habían dejado con una loba de la manada tal vez podrían sacar algo de información.
- ¿entonces no saben nada acerca del ritual cierto? – cuestiono de manera divertida la loba, pues le parecía gracioso que esas niñas hayan acudido ahí sin ni quiera saber lo que les esperaba.
- ¿Cómo lo…? – iba a cuestionar Natsuki, pero había sido interrumpida.
- ¿Cómo es que lo sé? Sencillo, no habíamos tenido a un Kuga digno en mas de un centenar de años, es bastante obvio que no saben nada. – su manada era la mas antigua de todas las que había y sabían que se debía en gran medida a la sangre mágica que compartían con los Kuga.
- si lo sabes ¿podrías decirnos por favor? ¿en que consiste el ritual? – cuestiono la rubia de manera tranquila.
- para eso estoy aquí, para orientarlas y hagan lo que se supone que tengan que hacer. – se veían muy fuertes y dignas sin duda, pero en realidad ¿lo serian?
- bien, somos toda oídos o toda mente no sé. – dijo Natsuki pues esa situación ya comenzaba a afectarle y no quería perder la paciencia.
- el ritual comenzara a las doce de la noche, por lo que tenemos cerca dos horas y media para prepararlas, así que comencemos; Kira es la madre de los cachorros con los que harán el pacto, cuando ella entre en labor, Haruka tú serás la primera, el primer cachorro que nazca será tuyo, debes de recibirlo sin nada que impida el contacto, tú debes de darle calor para posteriormente alimentarlo, trajeron algo para hacerlo ¿cierto?
- cuando dices que nada debe de impedir el contacto te refieres a ir desnuda de la cintura para arriba ¿cierto? – cuestiono la rubia, ignorando la pregunta de la loba, a esta pareció no importarle que no respondiera su pregunta y simplemente asintió. – tenía que ser, ahora respondiendo a tu pregunta si, trajimos algunas mamilas de Hotaru. – declaro la rubia, cuando menos eso si se lo había compartido el gran sabio.
- bien, eso servirá, una vez que el cachorro este alimentado deberás decir el juramento, lo repetiré una vez, así por favor, presten atención;
"Tsuki no kodomo-tachi, watashi no kyōdai... Watashi wa kyō anata no mae ni kite yakusoku o hatashimashita. Kuga no kachi ga sagattari, kyōdai o wasure tari kyōdai kankei ga kuzure tari suru hi ga kuru kamo shiremasenga, kyō wa sonohide wa arimasen. Kyō wa Kuga to ōkami no ma de sorera no chikai o kōshin suru hidesu. Kono Ni~Tsu, watashi wa anata no kokoro ga aisuru subete no tame ni futatabi issho ni tatakaimasu. Watashi no shōnin to shite kyō watashi wa Kuga Haruka ga kita no kyōdai to no kyōtei o kōshin shimasu."
- woow, eso ha sido genial. – comento la peli-azul, los Kuga siempre han gozado de una memoria extraordinaria por lo que no fue problema el que se prendieran esas palabras.
- ¿lo tienen? – cuestiono la loba que las instruía, su nombre era Alana, a lo que las chicas solo asintieron. – bien seguido de las palabras, harás un ligero corte en tu mano para que el cachorro lama tu sangre, cuando la herida este limpia el gran sabio se acercara y hará un pequeño corte en el cachorro y será tu turno de beber su sangre, con eso deberás nombrar el cachorro y el pacto habrá terminado y será el turno de Natsuki para después seguir con Hotaru. – explico Alana de manera tranquila, pero con seriedad, pues si esto salía bien, tal vez en dos años o menos habría otro ritual.
Alana les explico cómo sería el ritual para Hotaru ya que al solo tener dos semanas de nacida era imposible que dijera las palabras o pudiera sostener al cachorro cuando llegara al mundo, por lo que les explico que Haruka tendría que hablar por ella, coger al cachorro y nombrarlo también, el corte en ella y beber la sangre del cachorro si lo tenía que hacer la pequeña.
Las horas pasaron demasiado rápido, las chicas no habían perdido el tiempo y habían atacado con preguntas a Alana tratando de descifrar un poco más acerca de la cultura de los lobos, pero, sobre todo, investigar que tanto les afectaría a ellas el cambio; no sacaron nada concreto, pero al parecer lo de los sentidos de lobo era verdad, vista, olfato y audición se desarrollarían, su conducta cambiaria un poco y como habían dicho en un inicio se convertirían ligeramente en un lobo, cuando menos en su comportamiento.
- ha llegado la hora. – sentencio Alana conduciéndolas hacia el nido donde Kira daría a luz a la nueva generación de cachorros de la manada.
Llegaron al lugar designado para llevar acabo el pacto, todo estaba preparado, la luna estaba hermosa esa noche, por medio de los comunicadores que les había preparado Yukino se habían comunicado con Nao y Shizuru para un leve reporte de la situación; las chicas ya tenían el perímetro asegurado y todo estaba en orden hasta el momento, así que podían continuar sin ningún inconveniente.
- estamos hoy aquí después de tantos años para honrar el pacto ancestral con nuestros hermanos, los Kuga han mandado a tres representantes dignos de su linaje, Kira será la encargada de dar a luz a nuestros representantes. – termino de hablar el gran sabio y como si eso fuera un interruptor la loba que iba a dar a luz comenzó con su labor.
Haruka se acercó rápidamente con una pequeña frazada para limpiar al cachorro que estaba a punto de nacer; el cachorro que nació era de un pelaje blanco, de acuerdo con las palabras del gran sabio era el primer lobo albino nacido en más de cien años, Haruka había tomado al cachorro y lo había limpiado, era tan pequeño que no sabía cómo comportarse, como Alana le había dicho se colocó en el centro del circulo y recito las palabras aprendidas anteriormente, realizo el corte en su mano y lo acerco al cachorro que se encargó de limpiar la herida la cual desapareció, posteriormente el gran sabio se acercó y con una de sus garras hizo un ligero corte en el cachorro que la rubia se encargó de limpiar y así como su herida había desaparecido, así mismo desapareció la del cachorro y era el momento de nombrarlo.
- yo te nombro Horus, como el antiguo dios egipcio del viento. – declaro fuerte y claro, podría haber utilizado el nombre del viento japones, pero era largo y además no le gustaba ¿Quién llamaría a su cachorro "Shinatobe"?
Fue el turno de Natsuki, que paso sin más contratiempos, su cachorro era de un pelaje gris intenso, hermoso, ella decidió nombrar a su cachorro "Dhuran" como su child, terminado su turno fue el turno de Hotaru, que con la ayuda de Haruka, había casi concluido con el ritual, solo faltaba el nombre, el cachorro de Hotaru o mejor dicho cachorra era de pelaje negro, negro como la noche más oscura, cuando creciera sin duda seria imponente y solo había un nombre para ella.
- En nombre de mi hija Kuga Hotaru, yo Kuga Haruka te nombro Nix, como la antigua diosa griega de la noche. – concluyo la rubia y así dio por terminado el ritual.
Los cazadores habían traído una gran caza para celebrar la ocasión, el gran sabio les dio la indicación para que tanto Shizuru como Nao se unieran a ellos en la celebración; las chicas llegaron veinte minutos después y se llevaron una sorpresa al ver a las Kuga sin nada de la cintura para arriba.
- vaya, anótenme para el siguiente ritual. – hablo Nao al ver a las dos Kuga sin camisa ni sostén, era algo digno de ver y que jamás admitiría, ambas cachorras tenían el abdomen marcado y era algo que muchos matarían por ver.
- ara Nao-san está viendo de más, esto. – declaro la castaña tocando el abdomen de la peli-azul – me pertenece. – nadie más que ella tenía el derecho de ver y tocar ese abdomen.
- Shizuru. – siseo la oji-verde tomando la mano de la castaña y acercándola a ella, escondió su cara en su cuello olfateando su olor, reconociéndola como su compañera.
- alguien se ha imprimado. – declaro el gran sabio con alegría en la voz, pues de ante mano sabía que el amor de la cachorra menor de los Kuga no se iba a ir así nada más.
- lo sabias viejo zorro. – hablo la rubia viendo en dirección del gran sabio, quien solo hizo una mueca con su hocico simulando una sonrisa.
- ¿alguien me quiere decir que es lo que está pasando? – cuestiono Nao un poco frustrada por ver que al parecer algo estaba pasando y no entendía que.
- no está pasando nada Nao, todo está exactamente igual. – respondió la rubia con Hotaru, Horus y Nix en sus brazos, al parecer a los tres les gustaba estar en los brazos de la rubia por su calor.
- ¿Qué no pasa nada? Por favor cachorra mayor, si es más que obvio que la cachorra menor esta aún más idiota por Fujino y además ¿Por qué no se visten? – para ella que había convivido con Natsuki más de lo que le gustaría admitir era más que obvio que algo le pasaba con Fujino, parecía como si la peli-azul no se pudiera mantener alejada de la castaña.
- vamos, este día ni siquiera han podido darse siquiera un beso, los Kuga somos afectivos, solo que nos cuesta un poco abrirnos, Natsuki solo está demostrando lo mucho que extraño a Shizuru y sobre vestirnos, a lo cachorros parece gustarles que estemos así. – explicaba de manera divertida la rubia, pues le parecía bastante gracioso que la chica juraba odiar a su hermana al parecer era de las que más la conocía.
Nao no dijo más y simplemente se dispuso a comer como todos, ignorando el hecho de que estaban rodeadas de lobos que si se les antojaba ellas podían ser la cena y aun con sus poderes sentía que no serían rivales para ellos; después de compartir hasta las cuatro de la mañana, los lobos del norte se despidieron de las Kuga, jurando volver a reunirse cuando la siguiente línea Kuga estuviera lista para hacer el pacto, asumiendo así que habría más bebes, Natsuki y Haruka solo asintieron a lo dicho y concordaron con el encuentro; después de la despedida las chicas recogieron sus pertenencias y partieron a casa, era tiempo de volver, esa misión ya había terminado, pero eso no significaba que todo hubiera acabado, al contrario, acababa de comenzar.
Después de la caminata de rigor para llegar a la villa Kuga, las chicas habían llegado bastante cansadas y con mucho apetito, al parecer otro rasgo de que ahora eran parte lobo, por decirlo de alguna manera; las chicas fueron recibidas por las hime's y por supuesto por los señores Kuga que no tardaron en asaltar a sus hijas con preguntas, a lo que ellas simplemente contestaron que después de comer contestarían todas sus dudas; las cocineras de las familia no dudaron en hacer un banquete para sus ojou-samas, que con gran apetito no dudaron en devorar todo lo que llegaba la mesa.
Después de haber saciado su apetito, las Kuga llevaron a todos al salón, donde a grandes rasgos les informaron lo que sucedería con ellas, decidieron obviar el hecho de que les crecería un pene ya que no era algo que les diera orgullo contar, sobre todo frente a todas las chicas, además eso debían de discutirlo una vez todo estuviera arreglado con Michiru, sabían que no iban a poder ocultarlo por mucho tiempo una vez que apareciera, pero por el momento solo sería algo que discutirían con la familia, posteriormente se lo harían saber a todas, aunque obviamente sabían que fieles a su naturaleza Nao y Midori no pararían de reírse y hacer bromas sobre ellas y también sabían que no les quedaría de otra que aguantarlas; los señores Kuga sabían que había algo más pero al parecer las chicas no lo iban a compartir con ellos por el momento.
- mamá, ¿Michiru ha venido? – cuestiono la rubia con esperanza, ahora más que nunca tenía la certeza de que todo con Michiru se solucionaría.
- no Haruka, temo que aún no se recupere de… - y será mejor que guarde silencio, eso no le correspondía.
- ¿no se recupere de que mamá? – cuestiono la rubia ¿acaso Michiru se encontraba mal? ¿le había pasado algo?
- de nada cariño, no elegí bien mis palabras, quise decir que quizá aún no se libere de sus deberes. – debía corregirlo antes que su cachorra corriera a la villa de los Kaioh.
- nee-san, aún hay algo que debemos de discutir con nuestros padres y Shizuru. – hablo Natsuki tratando de rescatar a su madre de lo que sea en lo que se haya metido.
- no hablaremos de esto, cuando menos no hasta que Michiru también esté presente. – declaro la rubia con un poco de molestia en la voz, no había pasado desapercibido para ella que su madre ocultaba algo, pero era mejor dejarlo así por ahora.
Mientras tanto en la villa Kaioh, Michiru acababa de despertar totalmente desorientada, cuando el ritual había comenzado había sentido tal dolor que en verdad había preferido morir en ese momento, lo había soportado todo lo que había podido, de verdad que sí, se esforzó por quedarse consciente mientras soportaba el tremendo dolor que inundaba cada parte de su cuerpo, pero se había desmayado, no supo en qué momento, pero ahora despertaba en su habitación, sin tener siquiera el conocimiento de que había pasado; trato de levantarse de la cama, pero aun sentía mucho dolor, además de que una voz se lo impidió.
- será mejor que descanses un poco más. – hablo la mujer aun lado de la cama de la aguamarina, había decidido quedarse a cuidarla después del ritual para cerciorarse de que todo estuviera bien, la vio cuando abrió los ojos y espero a que hiciera el primer movimiento.
- Luna ¿Qué paso? ¿lo arruine? lo arruine ¿cierto? – se había desmayado, era obvio que lo había arruinado, eso no había salido bien, no pudo haber salido bien.
- no Michiru, no lo arruinaste, todo salió como tu querías. – declaro la pelinegra, con tranquilidad, la chica había resistido casi todo el ritual en pie y había sido casi al final cuando se había desmayado.
- ¿entonces? ¿salió? – cuestiono con incredulidad la aguamarina ¿era libre? Por fin, ahora podría ir con Haruka, podrían aclararlo todo, por fin era nuevamente la chica de la que se había enamorado.
- así es, salió, no fue una tarea fácil, pero lo hiciste muy bien, ahora solo tienes que descansar, tu cuerpo esta bastante adolorido. – dijo Luna mientras se levantaba de la silla en la que había estado sentada por mas horas de las que le gustaría admitir y se dirigía a la salida.
- quiero hablar con Haruka, Luna por favor ¿Cuántas horas han pasado desde la reunión? – cuestiono Michiru, con la esperanza de que aun pudiera pedirle a Haruka el ir para hablar.
- Michiru, casi han pasado veinticuatro horas, tu cuerpo en verdad necesita todo el descanso que puedas darle. – declaro la pelinegra, si bien habían pasado varias horas tratando de librar a Michiru de esa energía, la chica también había pasado su tano durmiendo.
- Kami, he dormido bastante, admito que, si me duele todo el cuerpo, pero necesito esto Luna, en verdad debo aclarar las cosas con Haruka, además me dijo que había algo de lo que debíamos hablar y era urgente. – eso lo recordaba a la perfección, no quería esperar mas tiempo, ya era libre ¿Por qué esperar?
- cuando menos espera hasta después de comer. – cedió la pelinegra, sabia de ante mano que era inútil el tratar de razonar esto, la aguamarina no desistiría. – toma. – dijo regresando sobre sus pasos y tendiéndole su celular.
El rostro de Michiru dibujo una sonrisa radiante hacia la pelinegra, tomo el teléfono y marco el numero conocido, Luna solo le hizo una indicación para avisarle que se iría, tenía que descansar ella también, dudaba que ese día se efectuara nuevamente la reunión, pero aun así debía reponer energías; mientras Luna salía de su cuarto, Michiru había marcado a la villa Kuga para hablar con Haruka y poder verla ese día, no había esperado tanto cuando respondieron.
- residencia de la familia Kuga, buenas tardes. – respondió una de las maid de la casa con educación.
- buenas tardes, con Kuga Haruka, por favor. – pidió la aguamarina con la misma educación y siguiendo el protocolo.
- ¿de parte de quien, disculpe? – cuestiono la maid, de manera tranquila.
- Kaioh Michiru. – respondió la aguamarina de igual manera y un tanto impaciente por hablar ya con su viento.
- un momento por favor. – hablo la maid, mientras se dirigía al salón donde estaban todos reunidos, tapo el micrófono del teléfono y se dirigió a Haruka. – Haruka-sama, la buscan, es la llamada que había estado esperando. – declaro con una sonrisa hacia su ojou-sama.
- Haruka tomo el teléfono, agradeciendo a la maid con una sonrisa, había solicitado que en el momento que hablara Michiru tenían que pasarle llamada fuera la hora que fuera y estuviera haciendo lo que estuviera haciendo. - ¿hola? – respondió con un poco preocupación.
- ¿Haruka? – cuestiono la aguamarina al otro lado de la línea con un poco de duda.
- Michiru. – hablo la rubia con alegría en la voz. – es bueno escucharte, mi madre… mi madre dijo que tenían que recuperarte de algo ¿estas bien? – cuestiono con preocupación en la voz.
- es una larga historia, pero ahora ya estoy bien; dijiste… dijiste que debíamos hablar así que… ¿Qué tal hoy? – Kami parecía una adolescente, tenia que centrarse y no desaprovechar la oportunidad.
- nada me alegraría más, pero… han pasado ciertas cosas. – dijo la rubia viendo en su regazo a sus tres cachorros, si tres porque ahora Hotaru también era un cachorro, su cachorro. – y justo ahora me es imposible salir de casa. – y era verdad, los cachorros no querían estar lejos de ella y eso era un problema, no sabía cómo iban a lidiar con el cambio que se avecinaba.
- Haruka… bueno… si tú no puedes salir… tal vez yo… yo pueda ir. – dijo con nervios, pues no quería recibir una negativa, no ahora, ya era libre, todo se debería poder solucionar.
- ¿en serio? ¿lo harías? ¿vendrías? – cuestiono la rubia atropelladamente, pues en verdad quería esta conversación, quería verla, lo ansiaba, ya no podía pasar un día más.
- si tú quieres… si tu así lo quieres puedo ir. – diablos, parecía que había vuelto a su adolescencia y nuevamente tenía quince años.
- sí, si Michiru, si quiero ¿a qué hora estaría estarías aquí? – ¿así? O podía ser más impaciente, por Kami tenía que controlarse, no era una adolescente hormonal, aunque si tenía en consideración el hecho de su próximo pene, tal vez si lo era.
- ¿te parece bien después de la comida? ¿a las cinco tal vez? – así podría comer, reponer energía y dejar descansar más a su cuerpo, quizá para esa hora ya estaría un poco mejor, sus poderes de regeneración acelerada deberían de ayudar.
- sería estupendo, te esperare a esa hora, procura… procura venir con tiempo de sobra, tardaremos más tiempo ahora, hay mucho que explicar. – declaro la rubia pues, aunque sabía que arreglarían sus diferencias, aun había la duda y porque no, el miedo también.
- estaré ahí sin falta. – declaro con voz firme, ya no había nada por lo que separarse, así que esa tarde iría a recuperarla. – espera por mí. – pidió con anhelo.
- siempre. – respondió la rubia terminando con la llamada con la esperanza de aclarar todo ese día.
- era Michiru. – declaro la rubia con una sonrisa bailando en los labios después de colgar con el amor de su vida.
- lo notamos cachorra mayor y yo que pensaba que la cachorra menor se ponía idiota con Fujino. – declaro Nao con una sonrisa burlesca en los labios, ahora tenía un deporte nuevo, molestar a ambas Kuga.
- Nao. – gruño Natsuki que aun no se despegaba de Shizuru y tenía a Dhuran en su regazo.
- ¿Qué? Yo solo estoy diciendo la verdad, además ¿Por qué rayos no se ponen una playera o camisa? – no que se negara a recrearse la vista con los abdómenes de las Kuga, pero tenía que aparentar.
- a los cachorros les gusta estar piel con piel, deben de acostumbrarse a nosotros. – hablo Haruka que aún tenía a Hotaru y los dos cachorros con ella, mientras portaba un sujetador deportivo junto con un pantalón tipo pants.
- bueno, cuando menos ahora trae sujetador, no que en la montaña. – declaro Nao haciendo cara de asco y frotándose los brazos. – juro que cuando logre dormir tendré pesadillas.
- ya basta. – solicito Saeko con voz seria. – será mejor que vayan a dormir. – sus hijas no tenían buena cara, mucho menos la tenían Shizuru y Nao, ni hablar de su nieta.
- pero mamá. – trato de rebatir la rubia pues no quería dormir y que se pasara la hora de ver a Michiru, perderse esa oportunidad de aclarar todo jamás se lo perdonaría.
- pero nada, a dormir todas ahora. – rugió Saeko, entendía los deseos de su hija, pero ahora tenían que descansar, al parecer aun había cosas que explicar y solo lo harían después de que Michiru supiera todo.
Nadie rebatió lo dicho por Saeko, después de todo ¿Quién estaría lo suficientemente loco como para rebatir con la matriarca Kuga? La respuesta era sencilla, nadie, ni siquiera su esposo se atrevía a rebatirle cuando entraba en ese modo, así que como lo había solicitado, todos se fueron a descansar, nadie había dormido esa noche por esperar a las chicas y estar alertas por lo que pudiera pasar.
Mientras en la casa Kuga todo mundo se tomaba su tiempo para una reparadora siesta, en otro lugar se gestaba algo diferente…
- tienes que infiltrarte. – ordenaba la mujer sentaba en una especie de trono, que más bien parecía una especia de formación rocosa, con forma de un asiento.
- pero reina Beryl. – trato de rebatir el hombre frente a ella, mientras permanecía con una rodilla en el suelo y con la cabeza baja.
- ¡no quiero escusas! Jedite ¿es que acaso no eres capaz de sentirlo? Algo se está gestando en la casa Kuga y necesito saber que es. – espetaba la reina con molestia e inquietud, pues no quería que sus planes se vieran trancados con nada, no ahora que tenia una buena mano a su favor.
- será como usted ordene mi reina. – declaro el rubio con su mirada fría puesta en la reina.
- no tolerare más errores, la reconstrucción de tu brazo nos costó bastante energía, así que requiero mas de tu parte Jedite ¿he sido clara? – se suponía que los cuatro generales del negaverso eran los más fuertes, pero parecía que alguien se había olvidado de decirle eso al hombre frente a ella.
- como el agua mi reina. – respondió para posteriormente retirarse de ahí, tenia que planear muy bien cómo se infiltraría en la villa Kuga, aunque si era sincero ya tenía unas cuantas ideas.
Eran poco mas de las tres de la tarde cuando Saeko creyó que era conveniente despertar a las chicas, sobre todo a Haruka, que tal vez querría darse una ducha antes de encontrarse con Michiru; con tranquilidad subió las escaleras y se dirigió hacia la habitación de su hija mayor, decidió no tocar para no perturbar el sueño de Hotaru y el de los pequeños cachorros; al entrar se topo con una imagen lo bastante tierna como para sacarle una sonrisa y posteriormente sacar unas fotos para el recuerdo, Haruka había hecho una especia de nido con las almohadas y las cobijas de la cama para los cuatro, la rubia se encontraba de lado mientras que los cachorros estaban lo suficientemente cerca para sentir su calor corporal y no despertar.
- Saeko se acerco con sigilo hacia la cama y con cuidado movió un poco el hombro de la rubia. – Haruka, Haruka despierta. – pidió con un tono de voz bajo para no despertar a su nieta.
- grrrr. – gruño la rubia pues, estaba bastante a gusto en su nido con los cachorros y sobre todo descansando.
- no te atrevas a gruñirme jovencita. – regaño la peli-azul con un tono de mando que de seguro envió escalofríos hasta Natsuki en su habitación.
- ¿Qué pasa mamá? – cuestiono mas consciente y tratando de olvidar el tono que uso su madre.
- son cerca de las tres treinta, deberías levantarte y darte una ducha para que bajes a comer antes de que Michiru llegue, anda yo me quedare con ellos. – si alguien le hubiera dicho que en solo dos semanas iba a pasar de estar sufriendo por su hija mayor desaparecida a encontrarla y tener una nieta lo hubiera echado a patadas.
- gracias mamá. – respondió la rubia y se dirigió hacia su baño para hacer lo dicho por su madre, quería verse bien para Michiru, aunque no sabía que haría con los cachorros, Hotaru podía estar con quien fuera de la familia y Nix estaría donde Hotaru, pero Horus, el no se conformaría.
Mientras la rubia se bañaba, Saeko aprovecho para vestir con sumo cuidado a su nieta, evitando despertarla pero dejándola presentable para que por fin conociera a su madre; cuando Haruka salió del baño Saeko le dijo que la esperaría abajo, por lo que salió de la habitación rumbo hacia la de su hija menor e hizo lo mismo que con Haruka; a las hime's prefirió dejarlas dormir un poco más, después de todo no era como si pudieran hacerlo durante la conversación de Haruka y aun estaba el detalle de esa información extra que no habían compartido con ellos así que un poco de tiempo a solas no les caería mal.
- vaya, no debiste despertar a Natsuki mamá. – hablo la rubia entrando al comedor con los cachorros en sus brazos.
- se que aun hay información que no han compartido con nosotros, así que decidí que es mejor estar todos mientras las hime's duermen. – si todo se iba a saber ese día, no quería sorpresas ni nada que pudiera perturbar la relativa paz que tenían en casa.
No se dijo más después de eso, Haruka y Natsuki aún no habían compartido toda la información con sus padres porque como la rubia lo había dicho era algo que atañía a Michiru también; todos comieron tranquilamente, Haruka alimento primero a Hotaru y a los cachorros, cuando su madre termino de comer cargo a la pelinegra para que su hija comiera con tranquilidad; después de la comida, la familia se sentó en la sala a charlar de cosas sin importancia, anécdotas de Haruka en Italia, ridículos de Natsuki en Fuka, los planes de Shizuru para las empresas que heredaría el próximo año y así sin darse había llegado la hora y el timbre no había tardado nada en sonar.
- Haruka-sama, la buscan. – informo una de las maid, acompañando a la recién llegada a la sala donde Saeko nada más escuchar el timbre había subido rápidamente las escaleras con la pequeña Hotaru en sus brazos.
- buenas tardes. – saludo la aguamarina con una ligera inclinación hacia la familia en la sala.
- buenas tardes. – respondieron todos, siendo Haruka quien se levantará para acercarse a la oji-azul.
- hola Michiru. – saludo la rubia, besando la mejilla de Michiru con delicadeza, haciendo que este se sonrojara. – te importaría acompañarme por favor, en el estudio hablaremos mas tranquilas. – y sin nadie que escuchara lo que fueran a hablar.
- hai. – respondió aun sonrojada. – con permiso. – se inclino nuevamente frente a los que aun estaban en la sala para después seguir la rubia.
La rubia la guio hacia el estudio sin decir ni una palabra durante el corto trayecto, al llegar le abrió la puerta y de manera caballerosa la invito a pasar a ella primero; una vez dentro la invito a ponerse cómoda en uno de los sofás que estaban dispuestos ahí, le ofreció algo de beber a lo que cortésmente se había negado, después de eso, el silencio se instauro entre ella y sabia que era momento de comenzar a explicarse.
- Haruka… - no sabia por donde debía comenzar, por disculparse por correrla nada mas recuperar sus recuerdos o por cómo se había comportado en la fiesta.
- esta bien Michiru, tomate tu tiempo, no hay prisa. – en realidad si que la había, pero no la iba a presionar, ya había pasado casi un día después del pacto, lo que significaba que les quedaba uno para que ocurriera el cambio.
- yo pensé que te protegía alejándote de mí, no pensé en ese momento que tu no tenias a nadie aquí, que estabas confundida por todo el mas de memorias que tenías, yo… yo solo quería… - el recordar el dolor en el rostro de Haruka ese día le había hecho comenzar a llorar, pero poco le importaba eso ahora, debía sacarlo todo.
- el que rompieras con nuestro noviazgo fue un duro golpe, no sabia que hacer o como actuar, todos los recuerdos se aglomeraban en mi mente, estaba dolida y furiosa por todo lo que pasaba y no era capaz de comprender. – si iban a sincerarse ella también debía poner de su parte.
- Sali a buscarte, te busque prácticamente desde que saliste de casa, pero… pero justo cuando por fin te había encontrado… Natsuki-san también lo había hecho. – las palabras de la peli-azul aun calaban hondo en ella.
- yo no recuerdo muy bien esa parte, sé que había alguien del negaverso conmigo queriendo que lo acompañase porque Natsuki me lo dijo, pero esa parte es algo que tengo confusa, ella me dijo lo que te había dicho, lo siento por eso. – las palabras de su hermana habían sido duras sabia de sobra que habían lastimado a la chica frente a ella.
- mm, mm. – respondió Michiru mientras negaba con la cabeza, sabía que, aunque las palabras habían sido duras, se las merecía. – quise venir a buscarte, venir a pedirte perdón, por todo, por haberte involucrado en esto, por arrebatarte tu vida, por lastimarte, por no haber sido lo que tu esperabas. – decía con lágrimas en los ojos.
- no tienes que pedirme perdón por eso Michiru, al contrario, yo debería agradecerte por haberme traído aquí, gracias a eso encontré a mi familia, encontré a donde pertenezco. – si Michiru no le hubiera insistido tanto tal vez el negaverso ya la tuviera con ellos o tal vez la hubieran matado sin saber siquiera el por qué.
Michiru siguió hablando, siendo totalmente honesta con la rubia y esta de igual manera le conto todo a su aguamarina, pidiéndole perdón por sus duras palabras durante la reunión, a lo que Michiru no le dio importancia contándole acerca de la nega fuerza en su interior, el ritual que se llevo a cabo para extraerla de su cuerpo y como había despertado toda adolorida en su cama, confirmando Luna, que ya no tenia eso en su interior; por su parte la rubia le conto sobre los lobos, el pacto que había hecho y sobre sus habilidades un tanto mas desarrolladas, pero aun faltaba algo.
- Haruka, yo… - quería decirle que volvieran, que la necesitaba y tenían que estar juntas, no había pasado desapercibido para ella como la miraba la rubia.
- aun hay algo mas que debes de saber Michiru. – declaro la rubia. – y tal vez te enfades conmigo nuevamente. – era una posibilidad, tenia dos semanas con su hija y ella no sabia nada. – espera un momento. – dijo mientras se ponía de pie y caminaba hacia la puerta e hizo un movimiento con la mano, recibió algo en los brazos, la puerta se cerro y regreso a su lugar.
- ¿Qué es eso? – cuestiono Michiru al ver un pequeño bulto en los brazos de la rubia.
- la rubia sonrió y destapo un poco a la pequeña en sus brazos para que Michiru la viera. – ella es Hotaru. – declaro son más, pues no había manera se suavizar esa noticia.
- ¿Hotaru? – cuestiono la aguamarina. – pero, eso es… no es posible que… ¿Qué es lo que has hecho? – estaba tan confundida, pero al mismo tan emocionada que nuevamente las lagrimas se hicieron presentes en ella.
- te lo explicare todo. – dijo la rubia viendo con diversión como la mujer frente a ella se debatía entre extenderle los brazos y quedarse en su sitio. - ¿quieres cargarla? – cuestiono con una sonrisa terminando con el sufrimiento de la aguamarina quien solo asintió a lo dicho.
- mas te vale que así sea. – dijo con molestia con la bebe en sus brazos confirmando así que era su hija, era su Hotaru, no había lugar a dudas ¿Cuánto tiempo había estado Haruka con ella sin decirle nada? ¿Por qué se lo había ocultado?
Haruka una vez que entrego a la niña a Michiru, ya no tomo asiento y comenzó a contarle a Michiru, como había llegado Hotaru con ella, desde que Setsuna había tocado su puerta, hasta los exámenes que le había hecho a la bebe para cerciorar que de verdad era suya y que estuviera sana.
- yo… siento no haberte dicho antes, pero… - ¿cómo le decía que no había confiado en ella? ¿Qué no se había fiado de decirle por temor a que hiciera algo malo?
- ¿era esto lo que ibas a decirme en la reunión? – cuestiono, pues mientras Haruka le relataba la llegada de Hotaru, había meditado que la rubia lo único que había hecho, era proteger a su hija, incluso de ella misma.
- sí, quería contarte sobre ella ayer. – pero con lo que había pasado, desconfió aún más y se arrepintió de haber pensado el contárselo.
- pero yo no te deje hacerlo por mi comportamiento, no tengo nada que reprocharte Haruka, hiciste lo que creíste correcto para protegerla y te lo agradezco, yo… con eso dentro no quiero ni imaginarme como hubiera reaccionado. – Haruka hizo lo que cualquier padre hubiera hecho por su hija y ella estaba feliz por eso.
- Michiru… yo… quiero que vuelvas conmigo… quiero continuar con el compromiso. – al verla entrar en la sala lo supo, se había imprimado de ella, por eso la urgencia de tenerla a solas, le hubiera encantado haber hecho lo mismo que Natsuki, enterrarse en el cuello de Michiru, degustar su olor y embriagarse de él.
- nada me haría mas feliz mi amor. – declaro Michiru con una sonrisa que no solo se veía reflejada en sus labios, sino también en sus ojos.
- en ese caso. – dijo la rubia, dirigiéndose al escritorio del estudio, donde abrió uno de los cajones y tomo una pequeña caja de terciopelo negro para luego regresar sobre sus pasos y estar nuevamente frente a Michiru. – aquí delante de nuestra hija, yo te pregunto ¿quieres casarte conmigo Michiru Kaioh? – cuestiono la rubia con una sonrisa.
- ¡si! ¡mil veces si! – grito emocionada la aguamarina, asustando en el proceso la pequeña Hotaru que comenzó a hacer pucheros por la interrupción de su sueño.
- permíteme. – dijo la rubia tomando el hermoso anillo, de oro blanco de su caja y colocándoselo a Michiru, el anillo era liso en su circunferencia para terminar en ambos extremos dibujados en forma de una cabeza de lobo donde descansaba una hermosa esmeralda cortada circularmente.
- jamás pensé que nuestra platica terminaría así. – admitió Michiru no pudiendo dejar de sonreír, su felicidad era tanta que creía no seria capaz de dejar esa sonrisa aun cuando le dolieran las mejillas.
- bueno, nos lo merecíamos mi amor. – declaro la rubia, tomando asiento en el mismo sofá que Michiru y ahora si hundiendo su rostro en el cuello de esta, grabando su olor, degustando su sabor y refrenando las ganas de morderle.
- unos golpes en la puerta del estudio sacaron a Haruka su ahora lugar favorito para responder. – adelante. – permitió la rubia sabiendo de sobra quienes eran.
- perdón por la intromisión, pero aun hay cosas que de las que debemos de hablar antes de las chicas bajen. – declaro Saeko de manera seria viendo a su hija mayo juntarse más hacia Michiru quien tenia a su nieta en brazos, su sueño hecho realidad, su hija mayor ya había formado una familia.
- tienes razón mamá. – respondió la rubia, pero antes de iniciar con la plática, les conto que Michiru y ella habían arreglado sus diferencias y que se le había propuesto, la aguamarina mostro su anillo con orgullo, para después recibir felicitaciones de la familia su compromiso. – bien, ahora si es momento de entrar en materia.
- el gran sabio, no solo nos dijo que nuestros sentidos se iban a desarrollar. – comenzó Natsuki. – sino que también tendríamos un importante cambio dos días después de haber realizado el pacto. – explicaba de manera tranquila, dirigiendo su mirada hacia su hermana quien asintió dando a entender que ella seguiría a partir de ahí.
- no lo quisimos compartir el día de ayer porque es un poco… intimo por decirlo de alguna manera. - ¿Quién diría que el general de los ejércitos de la luna se podía poner nervioso?
- Haruka, ve al grano. – sus hijas estabas raras de lo normal y esto estaba poniéndole los pelos de punta.
- nos crecerá un pene. – soltó sin más, las caras de todos salvo la de su hermana, eran un poema, así que antes de que su madre comenzara a despotricar se apresuró a explicarse. – el gran sabio nos dijo que al ser chicas a las que les gustan las chicas, nuestro cuerpo se tenia que adaptar a nuestra pareja para así poder continuar con la descendencia Kuga. – Haruka explico todas las palabras que les había dicho el gran sabio sobre el cambio para que su familia pudiera comprender.
- así que tenemos que irnos. – hablo Natsuki una vez que su hermana había terminado de hablar. – no podemos quedarnos y poner en peligro a todas las mujeres aquí. – aunque la única mujer que le preocupara fuera su castaña.
- Natsuki tiene razón, no podemos estar aquí cuando el cambio ocurra, el gran sabio fue muy específico, no vamos a poder controlarnos. – no quería separarse de Michiru y mucho menos de Hotaru, pero era lo que debían hacer.
Saeko rebatió lo que sus hijas querían hacer, pero con ayuda de Kain había logrado convencerla de que era lo mejor, Shizuru y Michiru querían acompañarlas, pero las Kuga se habían negado rotundamente a que eso ocurriera no sabían que serian capaces de hacer, por lo que era mejor poner distancia con ellas; una vez que Saeko sacio su curiosidad sobre los penes de sus hijas la conversación se desvío hacia otro tema que también debían tratar.
- el gran sabio también nos dijo que después del pacto nos imprimaríamos, es decir que nuestros genes escogerían a la mujer con la que al tener descendencia esta seguramente tendría el don. – soltó Natsuki, pues era algo que a su consideración también debían de compartirlo.
- Natsuki. – hablo Shizuru sintiendo como la sangre abandonaba su cuerpo, pues eso solo podía significar que Natsuki la dejaría, ahora tenían sentido sus palabras antes de despedirse en la montaña. – eso quiere decir que tu… tu ya no… - no sabia ni como plantear eso, no podía creer que había perdido al amor de su vida.
- Natsuki se imprimo nada mas apareciste Shizuru. – declaro Haruka pues sentía que si no le aclaraban a la castaña ese punto terminaría desmayándose o saliendo de ahí.
- lo mismo paso nee-san nada mas aparecer Michiru. – aunque lo de su hermana era trampa, ella ya sabia que se imprimaría de Michiru.
Saeko nuevamente ataco a sus hijas con preguntas sobre la imprimación, a lo que ellas respondieron lo mejor que pudieron, repitiendo las palabras del gran sabio y contando sus propias experiencias, cuando Saeko quedo conforme con las explicaciones la conversación tomo un giro hacia temas mas banales y no tan delicados, en eso estaban cuando Nao irrumpió en el estudio de manera intempestiva.
- ¿van a estar ahí mucho tiempo? – cuestiono la peli-rosa problemática, viendo a la aguamarina con la pequeña Hotaru en sus brazos.
- Nao. – regaño Mai dándole un golpe en la cabeza a Nao. – te dije que no debíamos interrumpir. – sabia que fuera lo que fuera que estuvieran hablando solo les concernía a ellos.
- tranquila Mai-chan, ya hemos terminado. – hablo Saeko con una sonrisa en sus labios, esas niñas jamás cambiarían.
- oh vaya, pero si tenemos a alguien nuevo. – hablo Midori entrando como pedro por su casa al estudio, justo como Nao. – mucho gusto Sugiura Midori. – se presento la peli-marrón con la aguamarina de manera educada, lo que era muy extraño en ella.
- Kaioh Michiru, mucho gusto. – respondió el saludo con educación la oji-azul.
Todas las hime's se reunieron en el estudio y a todas se les presento a Michiru, para después dar la noticia de Haruka y ella se habían comprometido, no que ya no lo estuvieran, pero ahora era mas formal con un anillo en su dedo o cuando menos así lo sentía la aguamarina; además aprovecharon para informar que tanto Haruka como Natsuki estarían fuera por dos o tres días atendiendo unos asuntos.
- ¿entonces se irán? – cuestiono Yukino, pues se le había hecho un poco sospechoso todo aquello, no entendía porque no se los habían informado antes.
- así es Yukino-chan, pero volveremos muy pronto. – declaro la rubia, pues no quería estar mucho tiempo lejos de su familia, de sus dos chicas.
- Horus y Dhuran nos acompañaran. – los cachorros no podían quedarse con nadie que no fueran ellas, a pesar de que eran capaces de distinguir los aromas, solo sentían confianza con ellas y no aceptaban alimento de nadie más.
- ¿no creen que nos estamos tomando todo esto muy tranquilos? – cuestiono Sakura, pues para ella, todas se estaban relajando y habían dejado de pensar que estaba en una guerra, por Kami el enemigo ya había ido a su casa, no era momento para irse de paseo, era momento de hacer un plan y estar siempre alertas, pero parecía que a ella era a la única a quien le importaba eso.
- no tiene caso angustiarse por algo que eventualmente va a pasar sin importar lo que hagamos. – respondió la rubia con tranquilidad.
- nee-san tiene razón, además esto es algo que no podemos retrasar, una vez que preparemos un equipaje y cenemos algo partiremos. – no querían arriesgarse a comenzar a sentir los primeros síntomas en casa.
- Michiru, me gustaría que te quedaras aquí. – de esa manera estaría más segura y Hotaru no notaria mucho su ausencia.
- hablare con mi padre hoy. – aunque muy seguramente la repuesta de su padre sería un rotundo no.
- te acompañare a hablar con él. – hablo Kain, sabia de sobra que su amigo le negaría el permiso a la aguamarina, por lo que no haría daño si el intervenía un poco.
- gracias papa. – agradeció la rubia con una sonrisa, que inmediatamente se borró, debido a que alguien había entrado en el estudio.
- perdón por la intrusión Kain-sama, pero… - no había terminado la frase cuando sintió como alguien la había tomado del cuello y ahora sentía un tremendo dolor en la espalda y su cabeza.
Todo había ocurrido en cámara lenta, cuando la maid entro Haruka había sentido un olor bastante familiar para ella, sintiendo todo su cuerpo tensarse por la amenaza volteo a ver a su hermana que estaba de igual manera, ambas se habían movido para proteger con sus cuerpos a Michiru, Hotaru y Shizuru; con otro vistazo entre ellas supieron lo que tenían que hacer.
- ¿Quién eres? – cuestiono la rubia con una voz bastante profunda y cargada de peligro.
- Haruka-sama… soy yo… - habla con un poco de dificultad, ya que la mano en su cuello no había aflojado su agarre.
- es mejor que respondas ¿Quién diablos eres? – esta vez había sido Natsuki quien había hablado con el mismo tono de voz que su hermana.
- Haruka, Natsuki ¿Qué demonios hacen? – cuestiono Saeko molesta por el comportamiento de sus hijas.
- ¡responde! – grito la rubia aun mas molestia. – te juro que si no respondes te matare aquí mismo. – amenazo la rubia, por mas que ella viera el terror en el rostro de la chica que tenia del cuello, su olor no podía engañarla.
- Haruka, será mejor que sueltes ahora mismo a Mariel. – rugió Saeko con molestia, pues ninguna de sus hijas le estaba haciendo caso.
Michiru y Shizuru intercambiaron miradas, algo no estaba bien, ellas habían visto como las chicas las habían protegido cuando esa chica había entrado, había sido solo por un segundo, pero podían jurar que las habían escuchado gruñir, eso sin contar que Hotaru estaba más que inquiera, compartieron una segunda miraba y decidieron intervenir.
- Haruka, cariño ¿Qué ocurre? – cuestiono Michiru con dulzura tratando de que su viento la escuchara.
- ara Natsuki, se está portando mal ¿Qué para mi amor? – Shizuru había optado por el método dulce como Michiru lo había hecho.
- ¡pasa que ambas se han vuelto locas! – grito Saeko aun mas molesta pues sus hijas ni siquiera habían volteado a verla, solo miraban a Mariel.
- Ha-Haruka-sama… soy… Mariel… - respondió la chica aun empotrada en la pared y sin poder respirar.
- miente. – siseo Natsuki, gruñendo aun mas fuerte hacia la chica.
- ¿Quién mierda eres? – volvió a cuestionar la rubia con mas molestia y mostrando sus dientes en clara señal de amenaza.
- soy… Ma-ri-el. – respondía como podía, pues la mano en su cuello apretaba cada vez más.
- te matare. – declaro Natsuki haciendo el intento de materializar sus armas, pero Haruka solo negó evitando que lo hiciera. – invadió nuestro territorio, debe morir.
- si no vas decirnos la verdad… no tiene caso que sigas con vida. – declaro Haruka, materializando la espada de Urano en su mano y acercándola al cuello de la chica.
- jajajajaja. – se carcajeo Mariel, con un tono de voz mas parecido al de un hombre. - ¿Qué fue lo que me delato? – cuestiono aun con la sonrisa bailando en sus labios.
Continuara…
Traducción de las palabras recitadas por Haruka:
Hijos de la luna, mis hermanos… vengo ante ustedes hoy a cumplir con la promesa hecha. Pudiera llegar el día en el que el valor de los Kuga decayera, en que olvidáramos a nuestros hermanos y se rompieran los lazos de nuestra hermandad, pero hoy no es ese día. Hoy es el día en que renovaremos esos votos, entre los Kuga y los lobos, en este día lucharemos nuevamente juntos por todo aquello que vuestro corazón ama, con la luna como mi testigo hoy yo Haruka Kuga renuevo el pacto con nuestros hermanos del norte.
